Narra Rayan:
—Kayla tiene un cuerpo débil, últimamente tiene mucho estrés y necesita estar tranquila. Como hemos podido observar su anemia a mejorado. Ya a despertado y pide un poco de tranquilidad por unos minutos antes de las visitas. —explica él doctor. Me froto el puente de la nariz y respiro hondo.
Todo esto es culpa mia.
Sí Rayan, es tú culpa.
Me siento en la silla que tengo detrás, ya que me encuentro en la sala de espera.
Creo que esta vez mis armas de conquista no servirán para nada.
No creo que Kayla me perdone después de la idiotez que acabo de hacer.
No sé porque intento olvidarme de ella, no sé porque intento deshacerme de estos sentimientos que están y estarán para siempre merodeando.
Intento olvidarme de ella, pero creo que cuando quieres a una persona no puedes elegir si dejar de quererla. Y lo único que hago es hacerle daño haciendo estas cosas.
Me estiro del pelo con fuerza. La madre de Kayla sigue hablando con la recepcionista intentando convencerla para poder pasar a ver a su hija.
Sí, ya nos hemos reencontrado. Pero de la peor manera. Ya que su madre a tenido las ganas inmensas de abofetearme. Las dos son iguales. Y por eso me cae en gracia.
Christie se acerca a mi. Tiene una lágrima en el rostro y se parece tanto a Kayla. Rápidamente abro mis brazos para poder abrazarla. Ella me abraza mientras llora en mi hombro. Por parte me siento culpable de que esté así.
La risa se plasma en mi rostro al recordar cómo nos hemos conocido.
*Flasback*
—No Kayla otra vez no... —la cogí en brazos ya que se iba a caer de morros al suelo.
Le cogí el rostro delicadamente y me acerqué a este. Intenté acercarme a sus labios pero rápidamente me aparté.
No puedo hacerle esto. La estoy dañado.
Una lágrima broto por mi rostro, cayendo así en el rostro de Kayla.
Sus lágrimas estaban presentes en el y se veía muy bella mientras medio dormía.
Quien me diría a mi; Rayan llorando por una chica.
La levanté cogiéndola en brazos.
—Em... ¡Hey tú! —escuche la voz de pito de la chica detrás mío, me giro— No hemos acabado. —dijo con una sonrisa sensual. Apoyándose en la columna del lavabo, intentando ser ¿sexy?
Resoplo— ¡Vete al caño! —grite saliendo del lavabo. La cara de Michi se descompuso y rápidamente entró en uno de los lavabos. La odiaba y me odiaba a mi mismo por haber hecho esto, si no hubiese aparecido...
Es tú culpa Rayan, con un simple "no quiero nada", nada de esto hubiese pasado.
Choqué con alguien. Haciéndome así retroceder un poco.
—Tú... ¿Que le has hecho a mi hija, miserable? —pregunto la madre de Kayla amenazante.
Oh no.
No había gran cambio en ella desde la última vez que la vi.
—Yo, soy... Rayan— rápidamente me apresure a hablar.
Respiré hondo.
—Me da igual quien seas estúpido, como vea que le has puesto una mano a mi... ¿Rayan? —preguntó confundida. Rápidamente su ceño fruncido se relajó. Y me miro fijamente intentando descifrar algo en mi.
Los brazos se me empezaron a cansar.
—Si soy yo, Kayla se a desmayado al ver... una cucaracha... y... hay que llevarla al médico— excusé, Christie me dio una sonrisa de lado algo triste y asintió.
¿Una cucaracha? ¿Enserio?
Me avergüenzas...
Creo que no sé trago lo de la cucaracha, pero ahora eso no importaba.
Su madre me indico donde estaba el coche y caminamos en silencio.
Decidí ponerme atrás con Kayla ya que no la pensaba dejar sola ahí.
Christie abrió la puerta de conductor y entró.
Tumbé a Kayla en la parte detrás posando su rostro en mi regazo.
Cerré la puerta y el coche rugió.
Me quedé mirando el rostro pálido de Kayla por unos minutos. Disfrutando así lo que no he disfrutado nunca. Y lo que pronto dejaré de ver. Supongo que Kayla no se tomará muy bien todo esto.
Un mechón rebelde se le posó en la cara ya que las ventanillas del coche estaban abiertas. Se lo aparté lentamente mientras disfrutaba del delicado tacto de su rostro. Me encantaba toda ella. Era tan perfecta.
Te estas pasando de cursi...
—¿Te gusta verdad? —la voz de Christie interrumpió mis pensamientos.
La pregunta me tomó por sorpresa. Y no sabía si admitirlo.
Pero creo que entre su madre y yo no saldrá nada de todo esto.
—Algo así —dije aun mirando a Kayla. Sus ojos cerrados descansaban plácidamente en sus pómulos. Pareciendo así, blancanieves.
*Fin del Flasback*
Christie sorbe la nariz y se aparta un poco.
—Esa cucaracha se estaba montando a otra cucaracha. Porque si no es así, no le veo sentido. —dice apartándose del todo.
Río. Sabía que no se lo creía pero prefería pensar que lo que vio es una cucaracha que no a un Rayan teniendo sexo con una zorra.
—No tienes de qué preocuparte, Kayla está bien. —la intento calmar.
Ella niega con la cabeza y se sienta en una de las sillas.
—No es eso lo que me hace llorar si no... —solloza— Quería que Kayla tuviese su mejor cumpleaños son dieciocho los que cumple y los dos sabemos que en ese lavabo no vio una cucaracha. Tengo la culpa de que ahora no quiera estar con nadie más que ella. Si yo no me hubiese parado a hablar no habría pasado esto. —dice Christie entre sollozos.
Vale, no estaba hiriendo a una persona sino a dos personas que me importan. Christie siempre a sido una segunda madre para mi.
—No es tú culpa Christie, ten lo claro. Si alguien tiene la culpa soy yo. —me culpabilizo para así intentar tapar aquel agujero en el pecho. Pero sigue ahí.
Un doctor con bata blanca se acerca a nosotros. La madre de Kayla se levanta rápidamente.
—Ya pueden pasar pero, mejor uno por uno —aconseja. Asentimos. Le doy una sonrisa recta a Christie y esta camina, bueno más bien corre hacia la sala de donde salía el doctor.
Me tapo la cara con la manos intentando despertar de esta pesadilla pero rápidamente me doy cuenta de que el doctor sigue delante mio.
—¿Tú eres Rayan? —pregunta el doctor algo serio. Asiento sin entender.
—Antes de despertar Kayla decía tú nombre seguidas veces —me explica el doctor, el corazón se me para— Y no te imagines cosas raras. Ella gritaba con desesperación y muchas de la veces lloraba mientras decía tú nombre. ¿Le has hecho algo muchacho? —las palabras no salen de mi boca. Y me siento realmente mal. Me paso las manos por la cara otra vez.
—Em... Yo, N-no he hecho nada doctor —me trabo un poco. Es la primera vez que me trabo.
El doctor asiente y se va dejándome con la incertidumbre.
Estoy unos quince minutos dándole vueltas a lo que me acaban de decir. Hasta que Christie aparece.
—Ya puedes pasar. Por favor tratala bien —murmura.
Asiento y me levanto del sitio.
Camino a mi paso lento hacia la sala.
Doy tres toques rápidos en la puerta. Creo que es la primera vez que pico a la puerta, siempre suelo entrar sin picar.
Nadie contesta así que decido pasar.
Kayla está sentada en la camilla y mira hacia la ventana, tiene unas leves ojeras y no está tan pálida como hace unos minutos. Eso me alivia.
Me acerco hasta la cama donde se encuentra. No a echo el menor esfuerzo por mirarme, sigue con su mirada en la ventana.
—Lo siento... —me perdono. Creo que es lo primero que debía de hacer— Siento haberte fastidiado tu día, siento haberte hecho sentir mal, y sobre todo siento haber tenido...—trago duro— Eso con otra chica. —digo en un susurro.
Apoyo mi mano en la de Kayla, pero esta la aparta. Miro hacia otro lado.
Preferiría que dijera algo a que se mantuviera callada. Ignorandome.
—Háblame por favor —me estaba volviendo loco.
Suspira y baja la mirada a sus manos. Una lágrima le cae por él rostro.
—Lo que no entiendo... —murmura por primera vez— es porque yo no puedo besar a Brook y tú si, tener sexo con chicas —dice con voz neutral. Me mira con los ojos inyectados de sangre.
—Estoy cansada de decir que me alejó de ti cuando no es verdad... tienes algo con alguna me enfado, digo que me alejo pero luego vuelvo a caer. Creo que me quedaré aquí. En Francia. —dice dejándome shockeado. No puede ser verdad, no ahora.
—No Kayla. Yo... Yo... —intento decir lo que siento pero las palabras no salen.
—¿Tú que Rayan? No me digas otra vez que lo sientes porque... —la interrumpo.
—Tu me gustas. —confieso. No me creo que lo haya dicho en voz alta. Me cuesta aceptarlo. Y parpadeo varias veces para asimilarlo.
—¿Que cambia que digas eso? —pregunta, esa pregunta me desconcierta— Seguirás siendo él mismo de siempre; un idiota. —dice mirándome bastante dolida.
—Seguiré siendo un idiota pero me gustaras. Si lo que te estas refiriendo es llegar a salir... —murmuro y pienso antes de decir nada. No quiero decir nada que la hiera y luego me arrepienta— no creo que sea buena idea. —murmuro pensando las cosas.
—Rayan, no me facilitas las cosas. No sé si el médico te lo a comentado o tú no has prestado mucha atención pero... Últimamente me estoy desmayando demasiado y eso va mal para mi salud. —dice ignorando mi teoría. Suspira hondo.
—Entiendo... Que propones —la intento animar. Se lo que dirá y no quiero ni pensarlo.
—No sé... O me mudo a Francia de nuevo o... —lo deja en el aire.
Se que me he comportado como un completo idiota. Y quiero cambiar, por Kayla. No me creo que valla a decir esto. Cojo aire.
—Kayla, lo podemos intentar. —digo poniéndole la mano encima de la suya. Mi piel se eriza al sentir su tacto. Kayla levanta la mirada con un brillo en sus ojos que no había visto nunca.
Abre los ojos como platos.
—¿Enserio? —pregunta con una sonrisa en el rostro
Creo que a vuelto la Kayla que me gusta. Se que le cuesta creerse lo porque ya que yo no me lo acabo de creer.
—Sí, nada de besos con otros —bromeo. Solo de pensar que los labios de Kayla tocan los de otra persona ya me vuelvo loco.
—Nada de sexo con chicas. —dice Kayla bastante avergonzada. Creo que nunca antes había sido tan expresiva.
—Excepción tuya... —la miro con una sonrisa pervertida y está ríe tímidamente. Se ruboriza y me parece muy ¿tierno? Vale esta chica me a cambiado... Me da un golpe en el hombro. Se que no es una chica fácil y es lo que más me gusta. Difícil.
—Nada de mentiras... —dice por último. Creo que esto será muy nuevo para mi. Sé que es algo completamente distinto de lo que pensaba hace un mes pero, la gente cambia ¿no?
Kayla baja la mirada, rápidamente cojo su rostro delicadamente con mis dedos y beso sus labios. Tiene un sabor salado. Y creo que es de sus lágrimas. Un beso con ansias, y algo de posesión. Me encanta.
Mis manos cogen su rostro delicadamente, mandando así descargas eléctricas por todo el cuerpo. Nuestras lenguas hacen una batalla entre ellas y sus manos se encuentran en mi cuello. Me separo un poco.
—¿Me gustas te lo he dicho antes? —pregunto de nuevo. Esta ríe y vuelve a sellar nuestros labios.
Tengo que hacerla sentir como se merece, bien. Aunque con migo sea un poco difícil. Pero cambiaré para ella.
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• ¿Os esperabas esto?
• ¿Que habríais echo si fueseis Kayla? ¿Lo habríais perdonado?
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• ¿Que creéis que pasará después de esto?