ABYSSO: La ciudad amurallada...

By Animalito-de-la-luz

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Abysso es una ciudad aislada, decadente y consumida por la violencia. Con una sociedad dividida injustamente... More

GUÍA OMEGAVERSE
PRÓLOGO
CAPÍTULO 1 "DESCALZOS"
CAPÍTULO 2 "CONSECUENCIAS"
CAPÍTULO 3 "COMO UN CACHORRO"
CAPÍTULO 4 "LIMBO"
CAPÍTULO 6 "GULA"
CAPÍTULO 7 "AVARICIA Y PRODIGALIDAD"
CAPÍTULO 8 "LAZO CONSAGRADO"
CAPÍTULO 9 "EL QUINTO CIRCULO"
CAPÍTULO 10 "HEREJÍA"
CAPÍTULO 11 "EL PEOR ALFA"
CAPÍTULO 12 "FLOR DE LOTO"
CAPÍTULO 13 "DULCE CRIATURA"
CAPÍTULO 14 "MARCADO"
CAPÍTULO 15 "VIOLENCIA"
CAPÍTULO 16 "LAVANDA Y JAZMINES"
CAPÍTULO 17 "CELO" (PRIMERA PARTE)
CAPÍTULO 18 "CELO" (SEGUNDA PARTE)
CAPÍTULO 19 "ÉXTASIS"
CAPÍTULO 20 "ARRULLO"
CAPÍTULO 21 "CIRCULO DE SANGRE (PRIMERA PARTE)"
CAPÍTULO 22 "CIRCULO DE SANGRE (SEGUNDA PARTE)"
CAPÍTULO 23 "SOMBRAS DOLIENTES"
CAPÍTULO 24 "FLORES EN INVIERNO"
CAPÍTULO 25 "VÍNCULOS INVISIBLES" (PRIMERA PARTE)
CAPÍTULO 26 "VÍNCULOS INVISIBLES" (SEGUNDA PARTE)
CAPÍTULO 27 "EL ORFANATO"
CAPÍTULO 28 "MADERA AMARGA"
CAPÍTULO 29 "ALIANZA ETERNA" (PRIMERA PARTE)
CAPÍTULO 30 "ALIANZA ETERNA" (SEGUNDA PARTE)
CAPÍTULO 31 "EL NOVENO CÍRCULO: INFIERNO DE HIELO" (PRIMERA PARTE)
CAPÍTULO 32 "EL NOVENO CÍRCULO: INFIERNO DE HIELO" (SEGUNDA PARTE)
CAPÍTULO 33 "EL NOVENO CÍRCULO: INFIERNO DE HIELO" (TERCERA PARTE)
CAPÍTULO 34 "REVANCHA"
CAPÍTULO 35 "EL HEDOR DE LA SANGRE"
CAPÍTULO 36 "EL HEDOR DEL MIEDO"
MENSAJE DE LA AUTORA
CAPÍTULO FINAL "DESTERRADO"
ANDRAS: En el corazón del Infierno

CAPÍTULO 5 "LUJURIA"

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By Animalito-de-la-luz

"Porque todo lo que hay en el mundo, la pasión de la carne, la pasión de los ojos, y la arrogancia de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo"

Juan 1:2-16

.......................................

Tuvo que cerrar los ojos. Aunque deseaba poder tener la capacidad de sostenerle la mirada a aquel alfa odioso y arrogante. No pudo. Sus ojos se cerraron de forma inconsciente cuando sintió la nariz de Harry hurgando entre sus cabellos. Estaba respirando su olor. Nunca en sus 24 años de vida había tenido a un alfa tan cerca. Jamás de esa manera. Jamás con el torso desnudo y sudado por el ejercicio.

El aire empezaba a faltarle.

Sentía su aliento caliente contra la piel de su cuello y la sensación hacía que todos los vellos de su piel se erizaran. Sus piernas estaban temblando y ya ni siquiera luchaba por zafarse del agarre de sus manos tras la espalda.

El agarre del alfa era fuerte y posesivo, aun así Louis no se sentía sometido de una forma brusca o de mala manera ¿no era acaso algo irónico? Lo era. Estaba siendo acorralado contra su voluntad y aun así el tacto sobre su piel era suave, delicado y él sentía su cuerpo cada vez más lánguido. Nunca se había visto sometido a ningún alfa antes, al menos uno que no fuera su padre. En aquel momento Louis se sentía completamente dócil y una parte de él odiaba eso.

Su parte animal, sin embargo, su omega, podría ronronear de gusto con aquella cercanía.

—Si no te alejas yo... yo voy... —se removió un poco en su lugar. Pasó la lengua por sus labios sintiéndolos secos. Sus palabras salían apenas, en medio de pequeños jadeos ahogados que luchaba por retener a toda costa. Le dolía el cuerpo de una forma inexplicable. Su piel ardía en cada lugar en el que el alfa estaba tocando. Deseaba tener la fuerza de empujarlo a un lado, pero no podía ni aunque lo intentara.

—¿Vas a qué? ¿A gritar? Anda, quiero verte intentándolo —Harry inspiró mas fuerte entre su cabello y gruñó con molestia al sentir aquel aroma a primavera apenas perceptible. Odiaba no entender porque el aroma era tan tenue, porque parecía escondido ¿Quién se atrevería a esconder algo tan maravilloso como el dulce olor de un omega?

—Voy a desprenderte la cabeza del cuello en cuanto me sueltes Eso es lo que haré —sus palabras salieron como un susurro en medio de gruñidos. Intentó sonar creíble, aun cuando su voz salía temblorosa—, yo voy a...

—Nada. Tú no vas a hacer nada, porque no puedes hacer nada. Solo eres un pequeño cachorrito pulgoso intentando parecer un lobo. Pero no te preocupes tu secreto está a salvo conmigo, omega.

Harry se apartó de golpe luego de pronunciar esas palabras. Recorrió al omega de arriba abajo con la mirada por última vez y salió del gimnasio sin decir una sola palabra más. Louis ni siquiera se atrevió a separarse de inmediato del muro que lo mantenía de pie. Sus piernas parecían no poder sostenerlo. Su estomago estaba contraído y estaba empezando a sentir nauseas.

Zayn entró al lugar para encontrarse a su mejor amigo con el rostro enrojecido. Un par de gotas de sudor resbalaban por su frente. Estaba inclinado hacia adelante con ambas manos apoyadas en sus rodillas e intentaba respirar apenas en medio de maldiciones.

—¿Qué pasa? —preguntó con los ojos muy abiertos—. Acabo de toparme con tu amigo en el pasillo y no se veía nada feliz ¿Qué fue lo que le hiciste? —dos botellas de agua descansaban en sus manos y una expresión de desconcierto pintaba su rostro. Louis bufó arrebatándole una de las botellas de la mano, apenas lo tuvo cerca. Se tomó toda el agua hasta casi atragantarse y lanzó el recipiente vacío estrellándolo contra la pared.

—¿Qué pasa? —sus fosas nasales estaban dilatadas. Soltaba resoplidos como una bestia rabiosa—. Pasa que ese imbécil tiene que largarse inmediatamente, Zayn ¡Eso es lo que pasa!

Pasó por un lado de Zayn sacándolo de su camino de un empujón con su hombro. Pateó la puerta y salió maldiciendo con los pasos de su amigo siguiéndolo de cerca.

.............................................

—¿Y ese quien era? —el pequeño omega rubio que se encontraba de pie bajo el marco de la puerta, clavó sus ojos grises en Goliat. Caminó airoso contoneando sus caderas con descaro y se plantó frente al alfa que descansaba en aquel enorme sillón cubierto en pieles marrón. Su ceño fruncido dejaba saber que no se encontraba contento. Nunca estaba contento cuando se trataba de compartir al que consideraba su alfa.

Sabía bien que no lo era. Aquel hombre no le pertenecía, pero ¿Cómo le explicaba eso a su corazón? ¿Cómo dejaba de sentir que aquel alfa había nacido para ser suyo? ¿Cómo dejaba de anhelar una mordida de Goliat en su cuello?

Luca tenía una única certeza. Su alma le pertenecía a ese hombre desde el momento en el que lo había mirado por primera vez.

Nunca compartirían un lazo a pesar de eso.

—¿Cuántas veces te he dicho que no me gusta que me cuestionen? —Goliat ni siquiera le dirigía una mirada, se entretenía pasando perezosamente las hojas de una vieja y gastada revista. Sus uñas escarlata resaltando en el descolorido papel. No había algo que enfureciera mas al pequeño omega, que sentirse ignorado.

—¿Vas a mirarme siquiera? ¿O estás esperando que me vaya para poder revolcarte con uno más? ¿Sabes qué? ¡A la mierda! Voy a largarme, eso es lo que haré. Voy a tomar mis cosas y voy a salir por esa maldita puerta, porque de todas forma tú y yo nunca...

—¡BASTA, MALDITA SEA! —el estruendoso grito hizo que el omega se encogiera sobre si mismo. Apretó los ojos y llevó las manos a sus oídos y los cubrió poco menos que aterrorizado. No era una sorpresa que los omegas se sintieran temerosos frente a un alfa enojado. Luca nunca le había tenido miedo a Goliat. Pero él nunca le había gritado de esa manera.

Apenas abrió los ojos sintió la vista nublada por las lágrimas. Un par de sollozos se le escaparon sin querer y vaya que Luca odiaba llorar, pero aquello había sido demasiado. Obligó a sus piernas temblorosas a moverse lejos de aquel alfa que lo miraba con ojos sombríos y sin expresión. Dio la vuelta sintiendo como trastabillaba. La poca dignidad que le quedaba había sido pisoteada.

Había dado quizá un par de pasos, cuando sintió esas fuertes pisadas acercándose a él. Conocía incluso el sonido de su caminar. Se quedó completamente inmóvil cuando sintió aquellos brazos rodeándolo con fuerza.

Goliat lo obligó a girarse, incluso cuando intentó resistirse. Lo tomó del mentón levantando su rostro. Algunas lágrimas habían escapado de sus ojos y sintió la necesidad de desviar la mirada. Se sentía realmente ridículo llorando frente a un alfa al que seguramente no le interesaba una mierda. Que equivocado estaba

—Mírame —exigió. Su orden fue acatada de inmediato. El pequeño omega temblaba entre sus brazos. Se sentía más pequeño de lo que jamás se había sentido ante aquel hombre de más de dos metros—. Sabes que siempre vas a ser mi favorito —pronunció en un muy mal intento de consuelo.

Ser el favorito entre varios no era un consuelo. Jamás lo sería. Luca quería ser el único, quería poder presumir una marca en su cuello. Quería un lazo que lo uniera a ese hombre para siempre. Ser el preferido no significaba nada para él. Sonrió con tristeza sintiéndose incapaz de decir una sola palabra. No había nada que lo hiciera dejar de sentirse miserable. Intentaba ignorarlo, pero cada cariño dolía como si fuera un rasguño sangrante en su piel.

Goliat se inclinó, deslizando lentamente las manos por su espalda hasta llegar a la curva de su trasero. Apretó la carne con firmeza y lo impulsó hacia arriba para que pudiera enredar las piernas alrededor de sus caderas. Al omega no le quedó más remedio que aferrarse a él, porque era lo único que tenía. Lo único que quería.

Luca fue cargado hasta que ambos llegaron al borde del sillón y Goliat se dejó caer de espaldas. Permaneció en silencio, sentado con Luca a horcadas encima de él. Acercó su nariz al cuello del omega e inhaló profundo. Olía a miel y manzana y ese era con seguridad su olor favorito entre todos aquellos chicos con los que en algún momento había compartido la cama. Giró su rostro intentando encontrar los labios del pequeño rubio, pero este se alejó de inmediato haciendo una mueca.

—Ni pienses que vas a besarme luego de haber besado a ese perro callejero —la pequeña mano del omega se posó en el pecho del alfa debajo de él impidiéndole acercarse. Goliat ladeo una sonrisa burlona. A veces no sabía que haría sin ese omega quejoso y altanero.

—Sabes bien que yo jamás beso a alguien que no seas tú —aclaró con seguridad. Luca sonrió complacido, porque lo único que necesitaba era escucharlo de su boca nuevamente. Sabía que decía la verdad.

....................................

—¡Le he dicho que el jefe está ocupado! ¡No puede entrar ahí!

Un par de gritos se escucharon en el pasillo, seguidos de una letanía de maldiciones. La puerta se estrelló en la pared con un ruido estrepitoso y un omega furioso irrumpió en la habitación sin ser invitado.

Louis no había dado ni dos pasos dentro de aquella enorme oficina cuando la quijada se le fue al piso por la sorpresa. Frente a él un pequeño y delicado omega rubio era salvajemente follado en medio de gruñidos animales y una sinfonía de gemidos de satisfacción.

Tardó unos segundos en reaccionar y dar la vuelta sobre sus pasos con expresión escandalizada. Sus mejillas tan rojas como la sangre. Decir que estaba avergonzado era minimizar la situación. Salió de inmediato sintiendo que se ahogaba en su estupor. Había sido bastante estúpido de su parte, no haberle hecho caso a aquel hombre que se había quedado afuera y que ahora lo miraba con burla.

Estúpido beta.

Tuvo que esperar afuera por aproximadamente media hora. Dos o tres veces consideró la idea de irse y dejar de ponerse en vergüenza de esa manera. No lo hizo. Ya estaba ahí y no iba a irse sin decirle a ese alfa insolente, que necesitaba a Harry fuera de las criptas lo más pronto posible.

Unos minutos más de espera y la puerta se abrió. Goliat apareció tras la puerta sonriendo de oreja a oreja como siempre, saludó a Louis con un asentimiento. Las mejillas del omega aun estaban rojas solo de recordar lo que acababa de presenciar. Quería que la tierra lo tragara.

—Lamento la demora, querido Louis. Tú sabes que estas cosas no pueden apresurarse ¿verdad? —la pregunta dejó a Louis con la boca abierta, sabía con seguridad a que se refería y de solo imaginarlo, el color rojo de sus mejillas se volvió escandaloso y visible.

No, Louis nunca había estado íntimamente con otra persona, nunca había sentido el nudo de un alfa creciendo dentro de él. Pero eso no evitó que imaginarlo hiciera su piel arder.

—No me interesan tus intimidades ¿Bien? He venido por asuntos mas importantes —ladeó su cadera y colocó las manos descansando en su cintura. Goliat lo escaneó de pies a cabeza sin borrar su sonrisa.

—Pues es una verdadera lástima que no te interese conocerme más íntimamente ¿sabes? Tú y yo podríamos pasarla muy bien.

—¡Concéntrate en lo que es importante! ¿Quieres? ¡Dios!

—Perfecto ¿Qué es eso tan importante que has venido a decirme? —Louis se quedó callado por un momento. No podía fingirse a si mismo diciendo que ese alfa no lo intimidaba, porque ¡Joder! Claro que lo hacía, tenía que mirar hacia arriba para poder verlo a los ojos y eso lo hacía rabiar.

—Quiero a ese alfa fuera de las criptas de inmediato —su exigencia salió segura de sus labios. Ese chico no le caía bien, era odioso y creído y se sentía conocedor de la verdad y no, no conocía ni una mierda de lo que era Louis, no podía hablar de él con tanta libertad, asegurando que era un omega y todas esas mierdas. Louis no lo quería en las criptas y tenía que irse rápido.

—¿Cuál alfa? —la pregunta sobraba. Goliat sabía a quien se refería Louis, pero ver al pequeño muchacho enojado era en sus palabras, demasiado adorable como para dejar pasar la oportunidad. Louis probablemente arrancaría la cabeza de cualquier persona que lo considerara adorable.

—¿Es una broma? El tipo ese, Harry. Lo quiero fuera. Después de todo mi padre es el dueño mayoritario de ese maldito lugar, así que...

—¡Exacto! Es tu padre el dueño de las criptas, y no tú. Te sugiero entonces que dejes de estarme jodiendo con lo mismo porque Mark ya está enterado de esto y está de acuerdo en que Harry entre al circuito cuando esté listo.

—¿Has ido a ver a mi padre para hablarle de los peleadores? ¡Ese es mi maldito trabajo! Soy yo quien decide quienes se quedan y quienes se van —la manos de Louis se movían exageradamente, cosa que sucedía mayormente cuando estaba molesto y en aquel momento realmente lo estaba.

El trabajo de Louis y de Zayn en las criptas, consistía en observar a los peleadores, analizar sus movimientos. No solo para estar pendientes de el manejo y desarrollo de cada una de las peleas. Louis identificaba a los mejores peleadores. Apostar por ellos era lo que enriquecía cada vez más a su padre.

—Mi visita con tu padre no tiene nada que ver contigo. Somos hombres de negocios, muchacho. Cosas que seguramente no entenderías.

Louis hizo una mueca de desagrado. Ninguna cosa buena podía salir de un negocio entre Goliat y Mark. Ambos eran movidos únicamente por la ambición y no dudaban en pasar por encima de quien fuera necesario. Estaba a punto de abrir la boca para quejarse nuevamente, cuando cierto omega rubio interrumpió colgándose del brazo de Goliat.

—Podemos irnos ya cari... oh, hola —una enorme sonrisa y la mano del omega fue extendida hacia Louis a manera de saludo, quien no alcanzó a intentar tomarla siquiera, pues el alfa le dio a Luca un no muy fuerte manotazo. Quizá no compartía un lazo con él, y tampoco había una mordida suya en su cuello, pero se volvía completamente posesivo sobre todo cuando acababan de compartir un momento de intimidad como el de hacía unos momentos.

—Nosotros nos vamos —habló el alfa viendo el ligero puchero en el bonito rostro del omega de ojos grises. Se dirigió a Louis despidiéndose de él con un ligero asentimiento —y Louis...espero que empieces a llevarte mejor con ese muchacho. Vas a tener que verlo bastante seguido a partir de ahora.

Llevarse bien con él no era exactamente lo que Louis tenía en mente.

........................................

Caminó a paso apresurado por los túneles de aquel lugar que tanto había llegado a odiar en sus días de infancia. Mark lo había obligado a entrenar desde los 7 años de edad y algunos de sus peores días los había vivido en las criptas. El olor a sangre era algo a lo que nunca iba a llegar a acostumbrarse. El las criptas se respiraba el miedo y el dolor de todos aquellos peleadores que no serian capaces de pasar siquiera a la segunda ronda de peleas. Algunos incluso terminaban perdiendo la vida en una de sus peleas de exhibición.

Sus botas resonaban en el piso de concreto, su mano empuñaba el mango de uno de sus cuchillos aun oculto en su funda colgada de la cinturilla de su pantalón. Parecía estar listo siempre para defenderse y es que así era. Louis nunca se sentía seguro cuando estaba en las criptas y esta vez había decidido dejar a sus lobos en casa. No estaba seguro que hubiese sido una buena idea, aunque después de todo, él era hijo del jefe. Pocos eran los que se atrevían a acercarse.

Ni siquiera lo pensó mucho cuando estuvo afuera de aquella habitación. Empujó la puerta que para su suerte se encontraba abierta e irrumpió por segunda vez en el día, en un lugar sin haber sido invitado. No avanzó más de un par de pasos antes de darse cuenta de su grave error. Su segundo grave error.

Harry se encontraba frente a él completamente desnudo. Sus rizos lacios y mojados enmarcando su cara. Gotas de agua resbalando por su torso y... Louis se obligó a dar la vuelta antes de mirar sitios que no debería estar mirando.

—¡Dios! —medio gritó llevándose las manos a la cara. No importó si ya se encontraba de espaldas. Sentía la necesidad de esconder su rostro luego de haberse puesto en vergüenza por segunda vez en el mismo día.

Escuchó la risa ronca del alfa a sus espaldas ¿Estaba burlándose de él? Las ganas de darse la vuelta y encararlo estaban latentes. No sería la mejor idea seguramente.

—¿Por qué a todo el mundo se le ha ocurrido hoy dejar las malditas puertas abiertas? —vociferó aun de espaldas. Las manos temblorosas aun frente a su rostro.

—Porque hay algo que se llama respeto ¿lo conoces? Uno no entra como un vendaval a donde se le da la gana —los gruñidos bajos del omega tenían a Harry luchando por contener una carcajada—. Ya puedes voltear, por cierto.

Louis quitó las manos de su rostro y abrió los ojos. Giró sobre sus talones para encontrarse a Harry igualmente mojado y casi igualmente desnudo. Un ajustado bóxer negro era lo único que cubría su piel pálida. Su torso y brazos llenos de tatuajes, en definitiva lucían más con su piel mojada. Había un tatuaje más en su pierna izquierda. El omega sacudió la cabeza y desvió la mirada. Había estado observándolo por más tiempo del que debería.

—¿No puedes vestirte al menos? —preguntó intentando no miras mas abajo del cuello del alfa. Era difícil pero Louis podía hacerlo. Claro que podía. La sonrisa arrogante de Harry era amplia y complacida. Sabía perfectamente el efecto que estaba causando en aquel omega. Porque era un omega. Harry estaba seguro de eso.

—¿Te molesta que me ponga cómodo en mi propia habitación? Hace mucho calor aquí ¿no lo crees? ¿No te sientes algo... acalorado?

Si Harry pensaba que Louis no estaba pillando la doble intención de sus palabras... estaba malditamente en lo cierto. El omega lo miraba con expresión confundida y si, hacía calor. Lastima que no hubiese ventanas.

—Como sea —Louis agitó su mano en un gesto que intentaba restarle importancia al asunto. Dio un paso atrás cuando Harry dio un par de pasos adelante. Era pura acción y reacción—. He venido a decirte, que aunque no estoy de acuerdo en que te quedes, no es mi decisión hacer que te vayas, así que solo quiero advertirte que...

Harry estaba nuevamente demasiado cerca y Louis no era inmune a su denso y cálido aroma de alfa recién bañado. Su olor era más fuerte si es que era posible. Necesitaba un par de metros de distancia si no quería empezar a escupir palabras de forma incoherente.

—¿Vienes a advertirme cosas? Eso me parece perfecto, pero no te quedes ahí parado, pasa y ponte cómodo —Louis frunció el ceño mirándolo de mala gana. Estaba burlándose de él nuevamente y por Dios que Louis deseaba borrarle aquella sonrisa con hoyuelos de un fuerte guantazo. Harry tomó una pequeña toalla y empezó a deslizarla por su torso lentamente. Si, Louis realmente se sentía acalorado—. Que haya descubierto tu sucio secreto, no significa que esté interesado en ti, cachorrito.

—¡No soy un omega, alfa estúpido! —el olor a jazmines de Louis, poco a poco se empezaba a incrementar. Eso jamás sucedía por mas enojado que estuviera, pero había algo en ese alfa que lo hacía perder la cabeza. Lo enfurecía su actitud arrogante. Esas ganas de demostrarle con cada palabra que era mejor, que Louis era solamente un omega y él un todo poderoso alfa. Louis no podía escapar de su naturaleza, pero 24 años de su vida habían pasado y nadie se había atrevido a cuestionarlo jamás. Harry no sería el primero—. Concéntrate en hacer tu maldito trabajo, porque si después de tantas condescendencias resulta que no sirves para nada, me va alegrar mucho poderme carcajear en tu cara de imbécil.

No esperó una respuesta, no era necesaria. Dio la vuelta y de inmediato sintió los pasos pesados del alfa acercándose a él. Se detuvo sin saber el motivo. Sus pies como pegados al piso sin permitirle avanzar. Harry no lo tocó esta vez, no lo detuvo y tampoco lo acorraló contra la pared. Aun así sentía la cercanía. Estaba medio desnudo justo detrás de él, con su respiración pesada acercándose a su cuello.

Estaba tan cerca que un escalofrío lo recorrió de pies a cabeza. Su aliento húmedo a centímetros de su piel. Lo escuchó respirar profundo. Estaba llenándose de su aroma una vez más. Lo sentía jadear, quejándose por lo bajo como un animal herido y Louis no entendía cual era el motivo de su molestia. Harry por fin terminó olfateando su cuello, detrás de su oreja, su cabello, con el rostro tan cerca que Louis podía sentir el roce suave de su nariz en la piel.

No se alejó, no podía moverse. Estaba inclinando la cabeza sin darse cuenta dándole mas espacio.

Reaccionó cuando sintió la lejanía, el vacío, los pasos del alfa alejándose de él. Sus piernas recuperaron la capacidad de moverse. Salió de ese lugar lo más rápido que le fue posible.

...................................

Su pecho aun dolía. El corazón le martilleaba acelerado, sus manos temblaban y se sentía extraño. Nunca había tenido una sensación como esa, una abrumadora soledad que quemaba en la piel y calaba en los huesos.

"Que haya descubierto tu secreto no significa que esté interesado en ti"

Esas palabras no dejaban de repetirse en su mente. No le afectaba en absoluto que aquel alfa al que apenas había visto un par de veces, no estuviese interesado en él, pero le había recordado algo que él ya sabía y había intentado ignorar por años.

Iba a terminar sus días tan solo como se sentía. No era un alfa y tampoco se sentía omega. No quería un lazo y tampoco una mordida en su cuello. No creía ser capaz de someterse a un alfa, pero tampoco estaba seguro de querer pasar su vida sintiéndose así de miserable.

Cerró la puerta de su habitación, se sentó en su cama y sacó sus zapatos. Lanzó a un lado el cinturón con sus cuchillos y se quitó el pantalón que quedó hecho un bulto de tala en el suelo. Se sacó la camiseta y se tumbó sobre sus mantas sintiendo los ojos llorosos. Odiaba mucho todo lo que le rodeaba y se odiaba mucho a si mismo también. Cerró los ojos deseando quedarse dormido.

Un par de ojos verdes aparecieron de inmediato.

Maldijo por lo bajo, porque lo ultimo que quería era tener que recordarlo. Se había dedicado a humillarlo a un par de días de haberlo conocido y ahora sabía que iba a tener que aguantarlo por quien sabe cuanto tiempo mas. Respiró profundo intentando calmarse.

La imagen de aquel alfa completamente desnudo y con el cabello mojado, asaltó sus pensamientos haciéndolo jadear.

—No... no puede ser —susurró bajito al sentir todo aquel calor recorriendo su cuerpo de firma súbita. Su aroma incrementándose con cada segundo que pasaba. Sus manos sudadas y temblando.

No podía ser su celo, acababa de pasar hacía tan solo unos cuantos días ¿pero por qué se sentía de esa manera?

Su piel ardía y el aire de la habitación empezaba a ser insuficiente. Su pecho subía y bajaba en medio de respiraciones erráticas. Subió la mano para apartar su cabello húmedo por el sudor de la cara y su brazo rozó sin querer uno de sus pezones extremadamente sensibles. Ni siquiera fue consciente del fuerte jadeo que dejó salir de su boca, que ya empezaba a salivar.

—¿Qué me pasa? —preguntó pasa si mismo sintiéndose enfermo y febril. Sus piernas temblorosas y sus manos hechas puños.

La imagen de ese alfa no se borraba de su mente, su cuerpo fuerte y fibroso, su espalda amplia y esculpida. Su abdomen firme y marcado.

Estaba excitado y jamás lo había estado en su vida.

Nunca fuera de su celo había experimentado una sensación parecida. Los supresores no se lo permitían. No solamente eliminaban su olor, borraban de él cualquier deseo hacia otra persona, y no, no deseaba a ese alfa, pero... ¿Por qué?

Decir que estaba aterrado era decir muy poco. No sabía que hacer y se sentía ridículo por eso. Había pasado tantos celos retorciéndose en medio de intensos dolores, que pensar en aliviar su deseo, jamás había sido una opción para él.

Esta vez la sensación era diferente. Quería tocarse para aliviar su ansiedad y se sentía sucio y asqueroso por eso.

"No quiero que mi hijo sea como una maldita puta necesitada"

¿Cuántas veces había escuchado a su padre diciéndole aquello? Mas de las que podía recordar sin sentir ganas de llorar.

Jadeaba intentando respirar, intentando controlarse. Sus pensamientos no se lo permitían. Aquel aroma a lluvia y madera, llegó a su mente como un recuerdo que golpeó justo en su entrepierna. Se sentía mareado, borracho, adolorido.

Bajó las manos hasta sus muslos y empezó a pasarlas lentamente. Se sentía inexperto y estúpido, muy estúpido por no saber como hacerlo. Una de sus manos subió nuevamente a su pecho, deslizándola desde su vientre plano hasta uno de sus sensibles pezones. Gimió despacio por la sensación. El flujo de su sangre cada vez mas acelerado y concentrándose en su entrepierna.

La tela de su bóxer hacia que le ardiera la piel. Necesitaba quitarlo pero no se atrevía. Podría estallar en llanto de pura frustración.

"No serás una maldita zorra deseando ser follada"

La mano derecha que aun descansaba dando ligeras caricias a la parte superior de su muslo, se deslizó hasta rozar su miembro por encima de la tela. Gimió agudo y audible. Ansioso, necesitado.

Se atrevió a deslizar su mano por debajo de la tela del bóxer y sentir la piel tirante y la dureza en su miembro hizo que su boca se secara. Sus pulmones dolían por el esfuerzo de las aceleradas respiraciones. Su pequeña mano acarició lento.

No solo se escuchaban gemidos en aquella habitación.

También había sollozos.

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Hola amores míos ¿Cómo están? Espero que muy bien y que hayan disfrutado en capítulo. Querían leer a Louis pajeándose ¿verdad? ¡Guarros! Esas cositas serán mas adelante 7u7

Gracias por el apoyo y recuerden que espero sus mensajitos de amor.

All the love... Ceci♥

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