Honda DN-01

By NatiiSuperWi

1.1K 195 47

Escuchaba el rugido de su moto cada noche. La maravillosa máquina soltaba un aullido que se comparaba con una... More

Capítulo 1. Callejera
Capítulo 2. De vuelta a las ruedas
Capítulo 3. ¡Acelera!
Capítulo 4. Recordando y luchando
Capítulo 5. Algo que me pertenecía
Capítulo 6. Friday night
Capítulo 7. Transiciones
Capítulo 8. No estoy sola
Capítulo 9. La nueva tormenta
Capítulo 10. Everywhere
Capítulo 11. Nuevo artista pt.1
Capítulo 11. Nuevo artista pt.2
Capítulo 12. Get along
Capítulo 13. Coincidencias
Capítulo 14. Entrando en crisis.
Capítulo 16. Ahogándose
Capítulo 17. Buscando
👻ESPECIAL HALLOWEEN🎃
Remember It
Capítulo 18. Dying
Capítulo 19. Tiempo-fuera
Capítulo 20. Face to face

Capítulo 15. Cayendo

56 10 8
By NatiiSuperWi


Caminaba siguiéndola a paso lento por la vereda solitaria justo en medio de la noche. Hacía un jodido frío estilo polar antártico y yo sólo andaba con un delgado sweater de lana con pequeños orificios entre costura y costura, el viento se calaba entremedio y me agarraba una tormenta de escalofríos. Ni hablar de la chica que iba caminado en zigzag a unos metros frente a mí, no había sido lo suficientemente rápido cómo para detenerla antes de que saliera de su casa tal cual íbamos vestidos, así que ella llevaba una ancha sudadera negra con capucha, al menos algo le abrigaría.

- ¿Dónde estaaa~? ¿Suga, la ves en alguna parte?

Detuvo sus erráticos pasos y se volvió hacia mí actuando como una niña pequeña. Sus mejillas y su nariz estaban rojizas por el viento helado que soplaba a esas horas, temblaba levemente y sus ojos estaban brillantes.

- No creo, HaNi, ¿qué tal si nos devolvemos a tu casa? - Negó rotundamente frunciendo sus labios, al detenerme más cerca noté que estaban algo morados.- Tus padres ya deben haber llegado.- insistí con cansancio.

- ¡Quiero más cerveza! - golpeó el suelo con uno de sus pies. Era el colmo, parecía estar haciendo rabietas.

- Oye, estás a punto de entrar en hipotermia y yo no estoy muy lejos, así que será mejor que volvamos.- hablé mientras masajeaba mi frente. La cabeza había dejado de dolerme, sí, pero eso fue antes de sentir cinco grados bajo cero.

- ¡Ah, ya sé! - De pronto me tomó de la mano, se dio vuelta y salió corriendo conmigo a rastras.- ¡Sígueme! - me dijo como si tuviera opción.

Me estaba tomando enserio el tema del ejercicio, llevábamos apenas tres cuadras y mis pulmones ya estaban sintiéndose apretados entre mis costillas. Ella seguía corriendo a grandes zancadas con una sonrisa dibujada en su rostro, como si no le importase el hecho de casi estar muriendo de frío, o que el viento helado quemase sus mejillas e hiciera llorar sus ojos, ella parecía sentirse bien.

Seis cuadras más arriba, gracias a Dios, hizo que nos detuviéramos frente a una pequeñísima casa de dos pisos que tenía las luces apagadas, como era obvio. Respiré hondo, haciéndome daño en la garganta por el frío y llegando a creer que tenía algún tipo de fisura en una de mis costillas.

- No te quedes ahí, Suga. - Le había dado llamarme por mi apodo - Vamos a entrar.

Me hizo señas mientras extrañamente revisaba algunas piedras y algunas macetas que estaban tiradas por el jardín. Se me hizo raro y miré hacia todos lados esperando que nadie estuviese viendo lo mismo que yo, vergüenza ajena. Al cabo de un minuto gritó un ¡Ha! bastante ruidoso y se acercó a la puerta. Por unos segundos creí que se trataba de un allanamiento, pero de esa forma, ella no sabría que la llave estaba tirada por ahí ¿no?... ¿No?

- Aaah - suspiró entrando - aquí está mejor.

Entre detrás de ella aun temiendo por si nos encontrábamos con alguien dispuesto a pegarnos un tiro, pero me relajé cuando examiné los alrededores y me crucé con una foto de ella y Tony sobre una pequeña chimenea en la sala de estar.

Así que aquí es donde estamos...

- Ven, encenderé esta cosa, así que pronto estará más caliente. - rebuscó unos botones a un lado de la chimenea y pronto la cosa se encendió como si fuera fuego real. La tecnología...

- Así que... ¿este era el lugar donde querías venir?

Ella asintió dejando unas cobijas en el suelo frente a la acogedora chimenea en el centro de la sala, hacia la derecha había una pequeña mesa de madera y por un pasillo, al fondo, estaba lo que supuse que era la cocina. Además, habían dos puertas, una de ellas estaba abierta y parecía ser un dormitorio grande. Una casa pequeña, pero bastante cómoda.

Me acerqué y me senté frente al fuego falso y crucé mis piernas al estilo indio. HaNi seguía dando vueltas entre la sala y la cocina, hasta que volvió con una botella de cerveza en la mano. Sólo quise darme con una piedra en la cabeza por lo terca que llegaba a ser.

- Listo, por fin. - se sentó a mi lado de una manera desalmada y sin perder tiempo destapó la botella y se tomó un gran sorbo. No sabía cuál era el afán de joderse de frío con esa cosa amarga.

- Te vas a enfermar si sigues tomando. - recriminé.

- Esto me calma un poco. Aunque sea más borroso, siento que todo está lejos, así puedo ordenar mis pensamientos. - explicó con calma, asintiendo para ella misma.

- Es una extraña manera de organizarte, pero supongo que te funciona a veces. - murmuré mirando como las llamas falsas bailaban frente a mí. Mis huesos estaban entrando en calor y eso hacía que me doliesen a ratos.

- Una vez Tony me contó que cuando se sentía ahogado se sentada aquí a beber toda la noche. - Habló con voz suave.- Técnicamente no le encuentro lo diferente a beber en un bar o sentado en cualquier otra parte, pero parece más cálido. - Bebió otro sorbo y pegó un tiritón mientras tragaba. - Su vida no fue de lo más feliz, después de todo.

- Si tienes algo que decir, sólo dilo.- Sentía que quería desahogarse. Al otro día quizás no recordaría lo que me dijera, así que no había nada que perder, la escucharía de cualquier modo.

- Era... algo parecido a un huérfano. Su madre falleció hace algunos años luego de una enfermedad muy bruta, y la ausencia de su padre hizo que él se criara como un huérfano. - Volvió a beber y se quedó mirando la botella.- Desde que la señora Myeong se fue a él le costó levantarse, cayó en una depresión muy fuerte y se encerró en su mundo. Fue una época muy oscura tanto para él como para mí, yo también sentí dolor, sobre todo al verlo a él sufriendo, pero de seguro no fue ni la mitad de lo que él pasó.

- Es difícil dejar a los padres ir.- murmuré perdido en las llamas.

- Ni que lo digas, lo salvé de muchos suicidios, sobredosis, cortadas, accidentes; fue ahí cuando comprendí que no era algo que se sobrellevara tan rápido y a la ligera. Era algo más grave.

- ¿Pasaste todo con él?- todo eso me sonó bastante fuerte.

- Nos conocemos desde niños, y siempre estuvimos juntos. Cuando supe que su padre golpeaba a la señora Myeong quise buscarlo y matarlo, pero, lamentablemente no me dejaron - reí suavemente pues se veía bastante frustrada contándome - en fin, me hice cargo de Tony, lo acogía en mi casa para que no estuviera solo y también cuidaba de su madre en cuánto podía mientras estaba en el hospital.

Se detuvo un momento dejando la botella vacía a un lado y encogió sus piernas hacia su pecho, abrazándolas con sus brazos y apoyando su mentón sobre ellas.

- A veces pienso que soy una persona demasiado débil en comparación con él, o con cualquiera de mis amigos.- la miré con el ceño fruncido sin entender del todo. Ella miraba levemente hacia arriba a un punto fijo frente a nosotros. - Tengo a mis padres, a todos mis hermanos, incluso mis abuelos siguen con nosotros, no me falta nada. Las peleas nunca se pasan de tono, tenemos vacaciones familiares felices, pasamos las festividades juntos, no puedo pedir más... Pero ellos... - sorbió su nariz - mis amigos siempre han tenido vidas complicadas. - Miró hacia sus manos.- Geun Suk no sabe qué hacer con su vida desde que sus papás se fueron a vivir al extranjero dejándolo con sus hermanos pequeños, Soyu acaba de mudarse a un departamento porque no soportaba estar bajo la autoridad de su madre y su padre, SunHi intenta ganar todo el dinero que su mamá no puede porque su padre no tuvo los cojones de reconocerla como su hija y decidió llevar una vida feliz con su estúpida otra familia, Jungkook se lo pasa sólo todos los meses porque sus papás están muy ocupados con su súper trabajo de negocios como para ponerle atención a su único hijo, y Tony - sollozó, luego recuperando todo el aire que había dejado ir al hablar tan rápido - Tony tuvo una vida de mierda por culpa de ese hombre. - Dejó caer un par de lágrimas cerrando sus ojos y estremeciéndose - No soy ni un tercio de fuerte de lo que son todos ellos.- murmuró con la voz rota.

- No es eso lo que he escuchado...

- Ya sé a qué te refieres.- bufó.- La gran Jung HaNi, luchadora de las calles, campeona femenina en improvisación, guardiana de lo propio, mano derecha del líder... - enumeró con desprecio.- Todos ellos no saben que en realidad actúo como una matona para proteger lo que me rodea, pero en realidad... no lo soy.

- Creí que no eras una matona.- murmuré con una sonrisa. Me miró con el ceño fruncido.- Tú me lo dijiste.

- El punto es... que no soy tan fuerte como las mismas calles gritan. No puedo proteger a mis amigos tanto como yo quiero, trato de ser fuerte para ellos pero no puedo porque siempre hay algo que me tirará hacia el suelo...como la muerte de Tony.- murmuró al final.- Es una clara señal de que mis amigos no están a salvo conmigo. No soy tan fuerte...

- Lo eres...- dije en voz baja - Lo eres aunque te estés rompiendo poco a poco frente a mí, lo eres a pesar de que estés llorando de manera silenciosa por miedo a que te escuche, lo eres aunque te ahogues en un vaso de alcohol para acallar tus miedos, y lo seguirás siendo, HaNi. - Ella me miraba con sus oscuros ojos muy abiertos, sorprendida de que yo dejara salir esas palabras. - Seguirás siendo muy fuerte, HaNi, porque ellos te van a necesitar ahora y siempre, - hablé serio - no te verán caer porque tienes que ser fuerte para ellos, siempre se resguardan en ti porque confían en que no los dejarás solos.

- YoonGi...

- Así que puedes llorar todo lo que quieras aquí, pero mañana y el resto de los días deberás preocuparte por ellos ¿entiendes? - no dejaba de verla a los ojos.- A pesar de eso, - suspiré cansado - de que tengas que estar para tus amigos y para tu familia, no dejes de cuidar de ti misma...

- A ver si puedo...

- Deberás - hablé de manera autoritaria - tienes que hacerlo. Pero si no lo haces, yo cuidaré de ti. - cerré los ojos agotado. No podía creer que eso haya salido de mis labios...

¿Qué pasa conmigo?

- YoonGi - volvió a susurrar atónita, sentía sus fuertes ojos escaneando mi rostro y yo tenía miedo de abrir los míos - YoonGi - habló más fuerte de manera desesperada - no me siento bien. - sonó alarmada, bastante alarmada, tanto que abrí los ojos asustado buscándola a mi lado pero no estaba.

Me puse de pie aturdido y seguí la luz que provenía de la habitación que antes mantenía la puerta cerrada. La encontré ahí arrodillada frente a la taza del baño inclinada hacia dentro. Sollozaba, se estremecía y se retorcía; preocupante pero también obvio. Me acerqué a ella y tomé su cabello medio morado amarrándoselo con una de sus propias pulseras de plástico que traía siempre en las muñecas, no hice una obra maestra con su cabello pero era para que no se ensuciara con... ya saben...

- Aah - suspiré mientras me agachaba junto a ella - ¿a quién se le ocurre tomar tanta cerveza con este frío, eh?

- Cállate.- espetó justo antes de que otra convulsión apareciera y la hiciera callarse, irónico.

- No estás en posición de hacerme callar.- murmuré con gracia. Acerqué mi mano a su espalda y comencé a hacer círculos en ella de manera suave, sentía como sus costillas hacían una fuerza involuntaria y se exprimían de una manera dolorosa. - Este no era precisamente mi plan de pasar una noche de sábado...

- Na-die te invitó, Min.

- No te preocupes - sonreí burlón - es mejor que estar con mis tíos.

- Idiota.- murmuró antes de seguir en lo suyo. Vaya, de qué le servía que su hermano fuese un maestro en la cocina si ella desperdiciaba lo que él preparaba de esa manera.

- Igualmente.- sonreí.

- Eres muy idiota...- sollozó.

Volvió a dejar caer de manera silenciosa esas lágrimas rebeldes mientras seguía vomitando la cena y todas esas botellas de (la muy fría) cerveza. No volvimos a hablar ni a discutir, me mantuve a su lado acariciando su espalda y sus hombros, en cualquier otro momento y con cualquier otra persona estaría asqueado, ya había pasado situaciones similares con Hoseok y Jimin, yo debía mantenerme sobrio para que esos intentos de personas no cometieran alguna estupidez, o se ahogaran con su vomito... Sin embargo, creo que al ver y conocer la persona que era la chica a mi lado esa noche, me contuve de asquearme, o algo me contuvo, después de todo me había comprometido a cuidar de ella por el tiempo que fuera.


Pasados los minutos, cesó de su infortunado trabajo y se irguió sobre sí con el rostro cansado, lágrimas surcando sus mejillas y bajo sus ojos unas ojeras arruinando su cara, su respiración continuaba errática y pesada. Debía admitirlo, se veía horrible, pero no se lo diría, obvio.

- ¿Te sientes mejor? - Pregunté suave, atento a sus movimientos - ¿Quieres agua?- asintió.

Me puse de pie y salí hacia la cocina. Pasé un rato buscando un mísero vaso para echarle agua, revisé todos los estantes y alacenas hasta que vi uno a un lado del lavaplatos. Fui idiota...todo por no prender las luces. Cuando volví, me encontré con la puerta cerrada pero las luces encendidas dentro, y se escuchaba el agua correr.

- ¿HaNi? ¿Estás bien?

La puerta se abrió de pronto y ella salió con la cara goteando, al igual que su cabello ahora suelto, y su sudadera. Empapada...así estaba la señorita...

- Y ahora qué hiciste.- me controlé de gritarle y hacerle saltar los tímpanos, apretando fuerte mis ojos. Era un completo desastre.

- Quiero cerveza...- murmuró.

- Ah no. Nada más de esa mierda. - Hablé fuerte.

- ¡Pero yo quiero cerveza!

- ¡Acabas de vomitar hasta tu alma!

- ¡Más cerveza!

- ¡No!

- ¡Cerveza!

- ¡HaNi!

- ¡Suga!

Una larga tarde, una larga noche, una laarga madrugada, joder.


*


Como increíblemente no podía seguir durmiendo, me había levantado del incómodo sofá de dos cuerpos (ni siquiera tres) y había decidido invadir la cocina para comer algo. Sí, había dormido en la sala porque la borracha de HaNi dormía en el dormitorio principal y no, no me iba a acostar con ella como para que se despertara y quisiera matarme al verme a su lado, no me arriesgaría.

Había encontrado unos huevos y algo de tocino dentro del refrigerador, así que huevos revueltos con tocino era la mejor opción para desayunar. Y qué más daba, me estaba muriendo de hambre, ya poco me importaba qué comer, mientras estuviera en buen estado, o si la casa en la que me encontraba no era mía, ya había pasado toda la noche y gran parte de la madrugada peleando con esa chica, evitando que bebiera más y que POR FAVOR se fuera a dormir... Me merecía un desayuno decente.

Ya llevaba una hora despierto, y disfrutaba de mi casero desayuno que estaba jodidamente delicioso, o quizás era el hambre, quien sabe; cuando escuché un estruendoso portazo proveniente de la única habitación del primer piso. La paz posiblemente se había acabado para mí...

- ¡Ah! - La escuché quejarse - ¿YoonGi? ¿Dónde estás?

- Aquí~. - canturreé. Estaba algo feliz pese a todo. Estómago lleno, corazón contento. Ni siquiera el dolor de huesos ni de músculos no me dejarían disfrutar de la resaca de Jung HaNi.

- Me dolió.- murmuró cuando llegó, sobándose la cabeza con una mano. Cabello revuelto, ojeras, ojos hinchados. - Pensé que te habías ido.- yo negué.

- ¿Por qué fue el portazo? - pregunté mientras me preparaba otro pan.

- Casi me caigo.- murmuró mirando hacia el suelo con lo que parecía vergüenza.

- ¿Cómo? - sorbí mi esquisto café increíblemente cargado.

- Choqué con la puerta.- tuve que tragarme las ganas de reír a carcajadas porque no sabía de lo que ella era capaz de hacer contra mí hasta entonces; tragarme la risa y tragarme mi pan para no morir asfixiado.

- Chocaste...- pregunté sin aguantar esa sonrisa que se dibujó en mi cara. Ella asintió.- con la puerta...

- ¿Dejarías de burlarte? Ya estoy lo suficientemente avergonzada con el hecho de prácticamente haberte secuestrado hasta aquí anoche.- soltó mirándome con el ceño fruncido.

- Aah, con que te acordaste. Entonces no estabas tan ebria.- sonreí burlonamente.- Si estás tan avergonzada deberías darme algo a cambio.

- No.- respondió de inmediato. Fruncí el ceño.

- Todavía no te pido nada.

- No estoy lo suficientemente avergonzada como para devolverte el favor así que nop.- me sonrió.

- Así que Jung HaNi no es de las que devuelven favores - siseé - interesante. Pero haré una lista de ellos para que después me los devuelvas uno a uno.

- Ajá.- rodó los ojos.

- Hablo en serio.

- Lo que digas. Tengo hambre. - se acercó y se sentó en la silla frente a mí, tomando un pedazo de pan y queriendo untarlo en el sartén con huevos revueltos y tocino.

- Hey hey.- La detuve.- Estos los hice yo.

- ¿Y? Dame, no seas egoísta.- se soltó de mi mano y de nuevo intentó acercarse al sartén en medio de la mesa.

- Que no, son míos. - Tomé el sartén y lo alejé lo más que pude de su manos.- Me esforcé en hacerlos como para que tú vengas y los comas.

- Estás siendo infantil, YoonGi. Ya dame. - se puso de pie y rodeó la mesa intentando llegar hasta la comida.

- ¡No! ¿¡Por qué tendría que darte de mis huevos!?

- ¡Porque sí! ¡Tengo resaca y un hambre endemoniada, comparte conmigo! - me había puesto de pie sin soltar el famoso sartén y habíamos empezado a dar vueltas por toda la cocina, yo huyendo de ella y ella persiguiéndome. Si creía que iba a compartir mi esfuerzo estaba bastante equivocada.

- Hubieras seguido durmiendo, yo estaba muy bien hasta que llegaste, ¡eres odiosa!

- ¡Vuelve aquí a decírmelo y de paso dame de tus huevos!

- ¡Entiende que no te daré nada!

- ¡YoonGi! - espetó enojada caminado desde la entrada de la cocina. La lucha había llegado hasta la sala y yo estaba con el sartén rodeado por mi brazo izquierdo y mi mano derecha delante de mí como si se tratara de uno de mis viejos partidos de baloncesto, irónico que esos años de juego me sirvieran para este tipo de cosas.

- Deja de insistir, odiosa. Cocina tu propia comida.

- ¡No soy odiosa! - gritó deteniéndose a un metro de mí.

- Si lo eres y mucho.

- ¡Cállate!

- ¡Muy odiosa!- había encontrado la manera de picarla y era diciéndole eso, en parte no era mentira, porque vamos, sí que lo era, y era muy divertido verla molesta.

- ¡Dame comida!

- ¡Eh! ¡Aléjate, estás muy cerca! - estaba tan cerca de mí que al intentar retroceder mi espalda había chocado con la falsa chimenea tecnológica.

- ¡Dame!

- ¡Aléjate de mis huevos, Jung HaNi!

- ¡¡Dame!! ¡¡YoonGi!!

- ¡Ah!

- ¡Joder!

- Dolió.

- Tan duro.

- ¡¿Y USTEDES QUÉ CREEN QUE ESTÁN HACIENDO, PAR DE PERVERTIDOS?!

Ambos volteamos desde el suelo encontrándonos a Hoseok que estaba entrando por la puerta de la casa con una mano en los ojos haciendo una extraña mueca. Entre tanta lucha por el dichoso huevo revuelto con tocino, HaNi se acercó y había tomado el sartén y comenzamos inmediatamente a tironear de él hasta que tropecé con la mullida alfombra cayendo de espaldas y tirando a HaNi conmigo. Ella cayó sobre mí, y ni hablar del huevo con tocino, estaba esparcido por toda la alfombra y parte mi ropa. Nuestras piernas estaban entrelazadas, HaNi respiraba en mi cuello y mi mano había quedado sobre su espalda, así que... sí... la imagen que se llevó Hoseok fue bastante sugerente.

- ¿Hobi? - Habló ella en el momento en que nos habíamos recuperado de la caída, se bajó de mí y se sentó a un lado mientras se sacudía la ropa y el cabello.- ¿Cómo entraste?

- Eso no es lo importante - caminó hasta nosotros con las manos en sus caderas como esperando alguna explicación...- ¿¡Qué se supone que hacían!? - y eso pidió.

- Hoseok, no es lo que parece...- hablé suavemente, poniéndome de pie para sacudir los restos de desayuno de mi ropa.

- ¡Eso es exactamente lo que dicen cuando quieren explicar suciedades como las de ustedes dos!

- Hoseok, ya cálmate.

- Y tú, señorita, ¡te callas inmediatamente!

- ¡No me des órdenes a mí! - se levantó enojada del suelo encarando a su primo.- Quieres una explicación y eso pienso hacer.

- ¿Ah sí? ¿Cómo explican esas insinuantes frases que escuché desde el jardín? - Él estaba perdiendo la cabeza, nuevamente.- Hyung, está bien que seamos mejores amigos y nos conozcamos hace años, ¡pero es mi prima, por Dios!- rodeé los ojos.

- Hoseok, exageras.

- ¡Entonces explíquenme de una vez qué mierdas hacían!


*


- Oooh, jajajaja - reía a carcajadas - Así que fue eso. - y seguía riendo con esa risa chillona e hipada hasta faltarle el aire, algo me decía que iba a estar así por un rato.

- Eres un estúpido, Hoseok, te alteras por todo.- murmuró HaNi untando un pedazo de pan en el sartén con huevos revueltos que me había obligado a hacerle. Podría haberme negado con un rotundo NO, pero ya no quería más guerra, no más por favor.

- Jaja, pues dime que pensarías si me encuentras en la misma posición con alguna de tus amigas...- se detuvo cuando ella lo miró con una ceja alzada, estudiándolo con la mirada. Se había encerrado él solito.- Pues lo mismo que yo, que estaban a punto de... a punto de..- tartamudeó nervioso- e-estaban... ¡Joder, HaNi! ¡Ya deja de mirarme así! - yo sonreí por el gran trabajo que su prima hacía para ponerlo contra la espada y la pared haciendo que él se removiera incómodo en la silla, aunque solito se había metido entre los dientes del lobo.

- Esa chica... puede ser...- estaba disfrutando jodidamente del momento, además de que lo vi tragar saliva dificultosamente antes de que ella terminara su frase- ¿Soyu?

- N-no... No cambies el tema...

- No cambio nada, tú lo tocaste de hecho.

- Es verdad.- piqué yo emocionado por la distracción.

- ¡YAH! - gritó muy fuerte, haciéndome saltar los oídos.- De todas maneras por qué estaban aquí ustedes, yo los vi anoche en la casa de mis tíos.

- Mierda, Hoseok, me dejaste sordo, bruto. - me quejé.

- ¿Cómo supiste que estábamos aquí?

- YoonGi me dijo.- HaNi me miró pidiendo una explicación.

- Me llamó gritando esta mañana mucho antes de que despertaras, ya sabes, se pone muy gritón cuando está desesperado.- Expliqué mientras sorbía de mi ahora frío café, ella asintió para luego volver a comer.

- Oigan, ¡yo no soy gritón!

- Lo estás siendo ahora.

- ¿Quieren explicarme por qué vinieron aquí o no?

- ¿No te explicó YoonGi?

- Explicarme qué...- dijo serio.

- Nada nada, sólo necesitaba asegurarme de algo.

¿No podías esperar a hoy? ¿Tenía que ser anoche?

- Sip.

- Ah. Extraño...

- Estuvimos conversando algunas cosas así que...- murmuró ella deteniéndose al final.

- ¿Está todo bien? ¿Te sientes mejor hoy? - preguntó su primo nuevamente preocupado.

- Sí, sí, estoy bien. - aseguró ella frenéticamente. Luego sus ojos se dirigieron a mí a través de sus pestañas al mantener su cabeza agachada.

- Sólo hablamos un poco, eso es todo.- dije compartiendo su mirada con la mía.

- Me alegra que haya sido así.- sonrió dulce. - Hubieras visto el show que hizo Jay al ver que no estabas, ¡estaba hecho una fiera esta mañana!

- ¿Mi hermano? - preguntó ella extrañada cambiando su vista hacia él.

- ¡Sí! Llamaba a tu teléfono, que no respondías, hasta que nos dimos cuenta de que estaba en la cocina. Y Jungkook dijo algo sobre una mochila y que necesitaba pasártela porque Jay la había...- parloteó rápidamente como un loro entrenado, y hubiera seguido de no ser por...

- ¿Jay encontró la mochila de Tony? - sí, interrumpido por HaNi.

- Eh, si, o algo así dijeron, no escuché muy bien.

- ¿Dónde están mis padres?- Algo estaba mal...

- Están viendo lo de la funeraria para Tony.- murmuró Hoseok.

- Muy bien, hay que irnos.- dijo después de un suspiro de manera calmada. Sea lo que sea que estaba pasando, lo estaba controlando muy bien.



Jung HaNi

Nos bajamos del Cadillac de Hoseok siendo recibidos por el frío viento que opacaba completamente al sol que ya estaba en su máxima altura, ya eran pasado de las doce. Esperé a que Hoseok abriera la puerta con sus llaves y entramos todos a mi casa.

Estaba todo en orden, esperaba encontrarme con gritos, llantos, golpes, de todo, pero no... Hyorin estaba apoyada en la encimera que separaba la sala de la cocina mientras tarareaba una canción hasta que me vio y sonrió dulcemente.

- Hola.- saludó acercándose.- ¿Cómo estás? ¿Tienes hambre? - yo negué.

- Acabo de comer ¿Dónde está Jungkook?

- Está en el cuarto de Yoogeun jugando con él, podrías llevarle algo, no quiso comer mucho esta mañana. - habló con preocupación.

- ¿No quiso? - pregunté siguiéndola hasta la cocina.

- No.- comenzó a dejar algunas frutas picadas en un plato para luego ir al refrigerador y sacar el jugo.

- Ah.

- Si quieres te voy a dejar, hyung.

- No te preocupes, puedo caminar. - volví mi vista hasta la sala y vi a YoonGi sacando su abrigo del perchero de la entrada. - Es mejor que te quedes.

- Gracias por todo.- le dijo Hoseok.

- No hay problema. - Me buscó con la mirada.- Llamen si necesitan algo.- Con todo lo que había pasado me había olvidado de que él tenía casa, familia, y planes que cumplir, sin embargo se quedó toda la tarde y toda la noche hasta la mañana preocupándose por todos, por mí.

"...yo cuidaré de ti."

- Gracias...por todo.- dije antes de que saliera por la puerta haciendo que se detuviera. Se dio la vuelta para mirarme y sonrió muy levemente.

- Nos vemos pronto.- y salió.

- Llévale un poco de fruta picada y jugo de naranja, - dijo Hyorin tocando mi hombro para llamar mi atención - más le vale que no quede nada en el plato cuando bajen o se las verán conmigo. No pelé todo esto para nada, ¿escuchaste?

- Ajá, ahora me doy cuenta de que sí eres mi hermana. - tomé la bandeja que me ofrecía y comencé a caminar hacia las escaleras luego de Hoseok.

- ¡Claro que lo soy! - la oí gritar.


*


- ¡Y Iron Man vuelve a salvar a la ciudad del gigante dinosaurio prehistórico!

- ¡Woo! ¡Iron Man es lo mejor!

- Ahora hay que averiguar qué planea el malvado doctor Osito.

- ¡Oh no! - Yoogeun puso expresión impactada- ¡Él es muy malo!

- Lamento interrumpir su instructiva clase de defensa a la ciudadanía. - sonreí al verlos jugar juntos, tan inmersos en su mundo que ni siquiera habían notado mi llegaba al cuarto.

- ¡Noona! - gritó Yoogeun saltando hacía mí. Menos mal había dejado el plato y el vaso en la cómoda de mi hermanito o si no ya hubiésemos estado salpicados de frutas y de jugo, y yo no quería más comida sobre mí.

- ¿Se estaban divirtiendo? - pregunté mientras lo abrazaba entre mis brazos.

- ¡Sí! Iron Man ahora es mi héroe favorito ¡es el mejor de todos, HaNi! - celebró sonriendo grandemente.

- Oh, no lo dudaría ni un segundo. - Sonreí.- ¿Qué tal tú, Kookie? - me dirigí a mi amigo mientras me sentaba en el suelo frente a él con Yoogeun aún en brazos.

- Bien, estaba siendo divertido.- sonrió levemente jugando distraídamente con el Iron Man de juguete entre sus manos.

- ¿Dormiste bien?

- Sí.- respondió cortante.

- ¿Seguro? - insistí. Él sólo me miró en silencio.


- Pasaron una buena noche aquí.- pregunté subiendo las escaleras.

- Jungkook durmió en mi cuarto, hicimos una cama improvisada. - explicó Hoseok innecesariamente.

- No fue eso lo que pregunté.- dije deteniéndome frente al cuarto de mi hermanito. Soltó un suspiro pesado.

-Tuvo pesadillas toda la noche, más de una vez se levantó de un salto luego de haber sollozado entre sueños, es... preocupante. Está asustado.


- Yoogeun, bebé, ¿por qué no vas con Hoseok a jugar en la consola antes de almorzar?

- ¡Sí! Quiero un juego de Iron Man.- chilló corriendo fuera de su propio cuarto.

Jungkook no volvió a levantar la mirada, pero logré ver unas marcadas ojeras bajo sus ojos cansados.

- Vamos a mi cuarto.


*


- Cómete todo eso.- volví a decirle al ver que miraba con desprecio el plato de frutas a medias.

- Ya entendí eso las primeras cinco veces, noona.- resopló mordiendo sin ganas un pedazo de manzana.

- Entonces come de una vez.

- Eso hago. A veces eres peor que mi madre.- Murmuró.

- Pon cuidado con lo que dices, Jungkook.- suspiró.

- Está bien, lo siento. - sorbió algo de jugo del vaso, escondiendo sus ojos bajo el flequillo de su cabello.

- No...- suspiré - Escucha, Kookie, yo lo siento.- me levanté de la silla de escritorio en donde estaba sentada y me acerqué para sentarme junto a él en el suelo.- Es sólo que me preocupo por ti.

- No debes hacerlo.- me miró a los ojos. - Estoy bien, solo debo descansar.

- Lamento haberme ido anoche, debí quedarme para cuidarte.

- Tienes otras cosas de las que preocuparte, está bien.

- Lo siento.- susurré ante su insistencia. Él me mostró una sonrisa leve con algo de nostalgia mientras negaba.

- Por cierto...- habló, estiró su brazo hasta mi cama para tomar algo que estaba arriba y acercármelo - será mejor que guardes esto.- Me mostró una mochila negra muy mal cuidada, con raspones, manchas, una correa despegada, un cierre malo y un bolsillo rasgado, la mochila de Tony.- Estará mejor en tus manos que en las de Jay.

- Él... ¿vio lo que había dentro? - pregunté con algo miedo sosteniéndola sobre mis piernas estiradas. Si Jay se enteraba de que dentro de ella había droga MUY ilícita, pondría algo más que el grito en el cielo.

- No, sólo me la pasó creyendo que era mía.- suspiré con alivio.- Aunque estaba alterado porque te vio salir con YoonGi ayer.

- ¿Qué? ¿Nos vio salir? - abrí los ojos con sorpresa. Él asintió.

- Venía llegando cuando ustedes dieron la vuelta en una esquina, o algo así dijo.- explicó tocando su mentón con una mano buscando una mejor respuesta.

- ¿Por eso se alteró? Que extraño...

- Es un hermano mayor muy preocupado.- rió.- Pero está bien así, cuidará de ti muy bien, noona.

- Me altera que todos quieran preocuparse por mí, es realmente molesto.- bufé agarrando un trozo de naranja para comerlo.

- Es lo que los hermanos hacen. O... bueno, eso creo.- tartamudeó.- No tengo hermanos como para confirmarlo. - murmuró con la cabeza gacha.

- De qué estás hablando, tonto. Yo soy como tú hermana mayor.- hablé masticando con algo de indignación.

- Sólo por unos meses.- sonrió grande mostrando sus dientes de conejo.- Pero sí, es como si lo fueras. Gracias.- soltó aire haciendo una pausa.- Me gustaría que hubieras llegado antes a mí vida, noona.

- ¿Eh? - pregunté mordiendo algo de manzana.

- Creo que algo así hubiese querido decirte Tony si es que hubiera tenido más tiempo.- susurró pensativo.

- Jungkook...

- Sé que se conocen desde muy pequeños, pero un poco de tiempo más no es malo para nadie.- siguió hablando, dejé de morder la fruta y bajé mi cabeza, los ojos me estaban escociendo de nuevo y no quería llorar, no lo tenía permitido. - Así que yo te lo diré por él - levantó su vista hasta mí - HaNi, ojalá hubieras llegado antes.

Esa última frase llegó a mí como un arma de doble filo. Tony sí me había dicho lo importante que era para él que yo hubiera crecido a su lado, constantemente, incluso antes de que todo lo del accidente pasara, y siempre fue fortalecedor que me lo dijera. Pero ese maldito día anterior, había preferido mi orgullo por sobre el cariño a mis amigos y no había llegado a tiempo como para pedirle perdón por todo, por todas las mierdas que había causado en su vida, por causar ese accidente de tráfico que le provocó la muerte y que me hizo perderlo. Perdí un amigo y estuve muy cerca de perder a otro en las mismas condiciones, todo por una pelea estúpida, todo por mí orgullo, todo por mí. Había sido muy tarde...

Debí haber salido corriendo de mi casa esa vez, ara detenerlos y pedirles perdón...

- Quizás si nunca hubiera conocido a Tony...él estaría vivo ahora, Kookie, lo siento.- hablé con dificultad al tragar por mi garganta.

- Si nunca lo hubieras conocido, él estaría muerto hace años, así que no digas esas cosas, HaNi.- discutió con un tono severo que nunca le había escuchado.- Sé que lo salvaste y él te salvó en varias ocasiones también, así que nunca más te arrepientas de su amistad.

- Él estaría vivo, y tú estarías sano sin una muñeca rota, Jungkook, no niegues lo inevitable. - debatí señalándolo.

- Deja de partirte la cabeza y date cuenta de que no puedes controlar asuntos como estos, noona.- murmuró.- He estado luchando con todos esos sueños en los que él sale vivo de su auto y yo soy el que muere porque quizás así debía ser, pero trato de ser fuerte porque tú fuiste la que me dijiste que no pensara en esas cosas. Ya todo está hecho, yo estoy vivo y el murió.- sollozó fuerte haciendo que me preocupara.- Él murió en el mismo lugar donde yo estaba, a mi lado, en su auto, donde los dos estábamos y nada pudo salvarlo.

- Ok, debes calmarte.- murmuré con dolor. Ver a un chico llorar nunca fue algo que pudiese controlar, todo lo contrario, me descolocaba, estrujaba mi corazón a tal punto de respirar ásperamente, sobre todo si era alguien cercano. - Ven aquí.- lo tomé de la mano sana con fuerza y tiré de él hacia arriba para ponernos de pie.

- Lo sien-to, noona, pero si-sigo pensando en por qué no morí yo también a-ahí, debí haberlo hecho. - hice que nos sentáramos en mi cama y lo atraje fuerte hasta mí para poder abrazarlo.

- No, escucha, tú estás aquí conmigo porque debes estarlo, no era tu minuto, Kookie.- enterró su rostro en mi hombro y tomó mis brazos con fuerza sin dejar de hipar por el llanto.- Tú debías quedarte conmigo, no podías dejarme tú también.- hablé por sobre sus sollozos con la voz quebrada. Verlo así me hacía sentir la peor persona del mundo, se rompía pedazo a pedazo frente a mí y yo no podía hacer nada más que sobar su espalda con dulzura y susurrarle lo mucho que lo quería.


El rato pasó y Jungkook se había quedado dormido en mi cama. Yo estaba sentada con la espalda apegada a la pared y él apoyaba su cabeza en uno de mis brazos. Cuando logró calmarse, decidí poner una película divertida en la televisión de mi cuarto, así nos distraíamos un poco. No pasaron ni veinte minutos de película cuando su cabeza cayó sin delicadeza alguna a mi costado. Lo acomodé, dificultosamente, de tal forma que él quedara recostado a lo largo de la cama y así poder taparlo con una frazada muy acogedora. Mi atención por toda esa hora estuvo totalmente dirigida hacia el chico, cuidando de que sus sueños no fueran peligrosos o algo por el estilo. Hoseok había dicho que la noche anterior no gozó de buen sueño por las pesadillas que expresaba con sollozos y lágrimas mudas, así que ahí estaría yo ahora para cuidarlo y que tuviera un descanso real.

- ¿Cómo sigue? - preguntó alguien susurrando desde la puerta de mi pieza.

- Jay.- saludé.- Creo que ahora si está descansando.

- Eso es bueno.- volvió a susurrar acercándose a mi cama.- Haces un buen trabajo.

- Gracias, supongo.- acerqué mi mano a la cabeza de Jungkook y acaricié su cabello tranquilizándome cuando las facciones de su rostro parecieron relajarse.

- ¿Pasaste la noche en casa de Tony? - preguntó mi hermano de pronto en voz baja.

- Sí.

- ¿Con YoonGi? - alcé la vista a la vez levantando una ceja.

- ¿Andas de curioso?

- Sólo quiero saber con quién pasó la noche mi hermanita menor. - explicó sentándose a los pies de la cama.

- No pasó nada si es a lo que quieres llegar.- respondí cortante.

- Así que sí te fuiste con él...- suspiró.

- Lamento deshonrarte, hermano.- bufé con fastidio, parecía que no le hizo gracia.

- No es eso, HaNi. Me preocupa con quién andas, es todo.

- Yo no ando con nadie, Jay.- contradije remarcando cada palabra.- ¿Desde cuándo te preocupas por los amigos que escojo?

- Desde que uno de los míos se metió en tu vida y...

- Ya para.- lo interrumpí.- No me gusta que hablemos de él...

- Zico fue una mala elección, HaNi.- insistió ignorando mi mirada de enojo.- Por eso me preocupo por los chicos que llamas amigos.

- Te dije que no me gusta tocar el tema. - Hablé más fuerte, aunque siempre atenta de no despertar a Jungkook.- Si todo esto es por YoonGi, deja de hacerlo.

- No lo conoces a penas.

- Tú tampoco.- le corté.- De todas formas él fue el que me siguió anoche para evitar que hiciera una estupidez, así que deberías agradecer que estuviera aquí.

- ¿Fue así? - dudó mirándome seriamente.

- Claro que sí. Y si no confiara en él lo más probable es que yo misma me hubiese encargado de él. - Aseguré.- YoonGi estuvo toda la tarde de ayer con nosotros asegurándose de que estuviéramos en nuestros cabales. - murmuré recordando todos los hechos del día anterior.- A donde yo mirara él se encontraba de pie a un lado, al frente o en cualquier parte, atento a lo que hacíamos.- terminé susurrando.

Decirlo desde mi propia boca sonaba más amargo que decirlo en mi cabeza. YoonGi realmente parecía buena persona y recién venía dándome cuenta. Llevábamos un tiempo haciendo música juntos, sí, pero sólo nos limitábamos a eso, editar pistas, agregarles letra, hacer que algunos raperos del estacionamiento las grabaran y luego trabajar para el producto final. Él era una buena persona, y lo más confuso era que él sí me había prometido cuidarme, no fue una invención de mi mente borracha, porque lo recordaba con claridad, recordaba cómo su voz grave y algo rasposa me había jurado algo que no creí que ocurriría. ¿Qué alguien más cuidara de mí? Siempre se me hizo molesto y extraño, no quería que nadie anduviera siguiéndome o controlándome, ni mis propios padres lo hacían ¿por qué alguien externo más debería hacerlo?

Hasta ese momento del día no le había tomado el peso a su promesa, en primer lugar porque creí que era una alucinación, y en segundo porque simplemente pensé que no lo haría, o sea, parece una persona muy vaga y poco preocupada, era más bien el tipo de chico que hace lo que se le place y no le daba explicaciones a nadie, no tenía por qué ocuparse de mí, ¿verdad?

- Ya es hora de almorzar, deberías despertar a Jungkook y bajar. - asentí por inercia aun metida en mis pensamientos.

¿De verdad él lo haría?

"Si te doy esta botella me fuerzas a quedarme y cuidarte..."

¿Lo haría?

"...así mismo me obligas a hacerlo otras veces de aquí en adelante."

¿Sería capaz?

"No te vayas a arrepentir, Jung, no hay vuelta atrás"

¿Por qué?

"- Puedo cuidarme sola."

"- ... cuántas veces he escuchado eso de ti. HaNi, me has demostrado que no es así desde nuestro primer encuentro así que acepta las consecuencias."

Suena más amargo que en mi propia cabeza.

Es tan extraño...






*Final oculto*

3.35 a.m

- Voy llegando, ya deja de llamar.- hablé con el teléfono pegado a mi oído, cortando inmediatamente.

La temperatura era tan baja en ese momento que sentía que mis dedos se romperían en cualquier momento o que mi nariz se caería de mi cara. La luna como siempre se encontraba clavada en el cielo rodeada de estrellas y alguna que otra nube blanca flotando, el viento frío se encargaba de intentar hacer llorar mis ojos.

Caminé entre esos callejones por segunda vez esa semana en aquel barrio industrial abandonado, porque sí, todo lo que estuviese de ese lado de la ciudad estaba sin ocupación. Mi misión parecía bastante sencilla: encontrarme con ese tal Draco, al que conocía de vista, entregarle la famosa bolsa con drogas, volver a caminar entre esas calles, llegar hasta mi moto, y volver a casa. Otra vez, simple, sencillo, fácil de recordar. Pero cómo dije, sólo lo parecía. Me encontraría con el líder de esa problemática pandilla para hacer la entrega, sí, pero no sabía que pasaría luego. Él estaba al tanto de la muerte de Tony, fue lo que me dijo al contactarse conmigo esa noche, sin embargo no estaba dispuesto a dejar pasar la entrega que correspondía, así que tendría que hacerla yo.

Obviamente nadie sabía que yo no estaba durmiendo plácidamente en mi tibia cama. Nunca, NUNCA, me hubieran dejado salir de casa a esas horas y menos para repartir drogas, ni en mil años. Así que opté por hacerme la dormida y esperar a que todo el mundo estuviera en sus sueños. Luego de eso me levanté con cuidado de no pisar a Jungkook, que estaba durmiendo en el suelo a un lado de mi cama, y me escabullí hasta el primer piso con mis botines en una mano y en la otra el casco y las llaves de Holy. Después de ponerme los zapatos, arrastré la moto hasta la calle sin encender el motor y cuando ya me había alejado unos metros me monté encima, me puse el casco y di arranqué enfrentando la neblina que se hacía presente frente a mí.

Y ahí estaba ahora, lejos de mi hogar y de Holy en medio del frío esperando por saldar una deuda de Tony, aunque siendo franca, prefería hacerlo, prefería pagar los compromisos por él que echarme al bajo Seúl encima, no era una opción, para nada.

Toqué la gran puerta de metal de lo que parecía que era un antiguo taller mecánico por las yantas de camión tiradas a fuera, algunas llaves, carburadores, cajas de cambio, tuercas, entre otras cosas. Alguien del otro lado de la compuerta abrió la pequeña puerta adherida a la más grande y asomó su cabeza.

- Pero si es la secretaria de Myeong. - saludó.

Draco era un hombre grande y fornido, su cabeza estaba rapada y tenía dibujado un largo tatuaje desde su nuca hasta su brazo izquierdo, pasando por su cuello y hombros. Tenía bigote, la ceja derecha cortada por una fea cicatriz y el ojo del mismo lado era celeste claro, lo que me dejaba entrever que no tenía visibilidad en él. En ese momento solamente vestía una musculosa muy ceñida a su cuerpo, lo que revelaba desgraciadamente su ostentoso vientre sobresaliente, gordo y deforme, unos pantalones de chándal negros y botines del mismo color estilo militar.

- Por favor pasa, quiero que hablemos por un rato.- volvió a hablar mostrando sus torcidos dientes al final con una sonrisa ridícula.

- Tienes idea de la hora que es, ¿verdad? - lo hice a un lado de la puerta y me abrí paso hacia el taller mirando hacia todos lados. Estábamos solos.

- Claro, claro, las señoritas deben ir a la cama temprano ¿no? Lamento importunarla. - dijo con una sonrisita estúpida en su rostro mientras caminaba frente a mí guiándome hasta una mesa en el centro del lugar.

Había sólo una luz que alumbraba levemente el centro en donde estaba la mesa olvidando los alrededores; autos desarmados, viejas grúas levanta motores, monta-cargas, repuestos oxidados y estantes que mantenían las puertas abiertas con herramientas esparcidas son algunas de las cosas que lograba ver pese a la deficiente iluminación.

- Se breve.- bufé cruzándome de brazos.

- Primero...- señaló mi mochila ubicándose al otro lado de la mesa - entrégamelas. Estoy seguro de que Tony te entrenó bien.

- No hay nada que entrenar.- descolgué la mochila de mis hombros, la abrí sacando sus preciadas basuras sin necesidad de mirar dentro y las dejé sobre la mesa.- Yo no era su aprendiz o algo parecido.

- Pero henos aquí. - Tomó las bolsas y las puso frente a sus ojos examinándolas - El negocio dejará de funcionar, ¿no? Con la partida del chico no habrá nadie dispuesto a tomar su lugar, ¿o me equivoco? - bajó las bolsas y me miró detenidamente.

- No lo haces.- contesté rápidamente.

- Es una pena - negó volviendo a mirar las drogas - el negocio estaba creciendo tanto.

- Es la única entrega que haré. Tony no tenía más que esto, así que no volveré a pisar este lugar.

- Oh, pero pequeña, podemos hacer grandes cosas juntos. - Caminó hacia mí rodeando la mesa - Sé que tienes buenos contactos porque muchos de los de aquí te conocen y están muuy seguros de que nos ayudarás a seguir con esto. - Se paseó frente a mí balanceando las drogas en mi cara - Sabemos que puedes conseguirnos más, pequeña.- caminó por detrás y susurró en mi oído. - Jung HaNi.

- Estoy al tanto...- de un manotazo hice que se despegara de mí mientras me volví para caminar hasta la puerta de salida - pero no estoy dispuesta a negociar. Así que, no quiero pagos ni ofertas.

- Tienes algo que me interesa.- me detuvo parándose frente mí presumiendo de su enorme cuerpo en contra del mío.- Algo de lo que Tony siempre hizo gala.

- ¿De qué hablas? - pregunté entrecerrando los ojos.

- Fenciclidina...- murmuró. Pasó una de sus repulsivas manos desde mi antebrazo hasta mi mentón, delineando el contorno de mi cuerpo.- Sabes de qué hablo, pareces inteligente.

- ¿Por qué debería saber de eso? - volví a curiosear retrocediendo un paso para alejarme de su perturbador tacto.

- Oh, pequeña, no te me hagas la desentendida. Tony tenía una mano derecha y estoy seguro de que eres tú.- aseguró con una sonrisa ladina.- Una linda mano derecha, por lo demás.- murmuró mirando descaradamente mi cuerpo de arriba abajo.

- ¿La quieres? - Levantó una ceja.- La fenciclidina.- aclaré rodando los ojos.

- Me gustaría negociar.

- Si la compras, será la última vez que me verás. No planeo quedarme con el trabajo.

- No me parece eso.- comentó pensativo tomando su mentón y mirando hacia arria.- Me quedaría sin entradas, dulzura.

- Busca en otro lado, de seguro aparecerá algo.- caminé por su lado decidida a irme de ahí antes de que algo más sucediera. Mi estómago se revolvió con fuerza cuando él volvió a hablar haciendo que me parase como una estaca en el suelo.

Un mal presentimiento.

- Quizás a tu familia le interesará saber que vendes drogas.- dijo fuerte con tono desinteresado.

¿Qué?

- Yo no vendo drogas.- respondí dispuesta a no dejarme envolver en su juego.

- ¿Qué haces aquí entonces? - rió con burla.

- Pagando la deuda de mi amigo, y ya he terminado, así que no tengo nada más que darte.- aseguré con seguridad dándome vuelta para encararlo.

- Lamento decirte que acabas de iniciar en esto, pequeña. - Me sonrió.- No hay vuelta. Traerás lo que te pida o vete despidiendo de tu linda familia.

Cuando el miedo de perder lo que más quieres, te invade...

- Cuando te vuelva a llamar responderás...

Es el momento de elegir entre luchar...

- Y traerás tu lindo cuerpecito hasta aquí.

O dar tu brazo a torcer...

- Ya lo sabes, HaNi.

Para no dañarlos.

- Nos vemos, dulzura.- sonrió grande.

Mi señal de salida.


______________________

Holiiiiiiiiiiiii, he llegao'

Lo siento por demorar, ya saben, cosas de escritoras. Pero no se enojen, estaré actualizando seguido desde ahora y no volveré a dejar esto porque ya me he emocionado bastante. Espero que lo hayan sufrido tanto como yo al escribirlo :'c Pobre HaNi, pobre Jungkook, pobres todos </3

Nos leemos pronto, denle mucho amor. Beshos

Natii Wí

Continue Reading

You'll Also Like

222K 4.6K 47
"You brush past me in the hallway And you don't think I can see ya, do ya? I've been watchin' you for ages And I spend my time tryin' not to feel it"...
167K 5.8K 42
❝ if I knew that i'd end up with you then I would've been pretended we were together. ❞ She stares at me, all the air in my lungs stuck in my throat...
470K 31.7K 47
♮Idol au ♮"I don't think I can do it." "Of course you can, I believe in you. Don't worry, okay? I'll be right here backstage fo...
620K 18.7K 75
Hiraeth - A homesickness for a home to which you cannot return, a home which maybe never was; the nostalgia, the yearning, the grief for the lost pla...