Daron, un ángel para Nathalia...

jane_n_johnmest द्वारा

1.8M 151K 16.4K

LIBRO COMPLETO✓ Una joven normal, con una vida normal. Abandonada por su madre, pero amada y protegida por su... अधिक

Sinopsis
Para ti, querido lector
Book tráiler
Epígrafe
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 9
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 21
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 28
Capítulo 42
¿Qué te ha parecido la historia?
¿Qué sigue después de esto?
Capítulo 46
Capítulo 47
Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 20
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Extras
Capítulo 48 [+18]
Capítulo 49

Capítulo 12

40.2K 3.1K 424
jane_n_johnmest द्वारा

NATHALIA

Lavo mi rostro y echo un vistazo a mi reflejo en el espejo, un par de ojos tan diferentes en color, me escrutan con sospecha. Escucho a algunas chicas murmurar en los cubículos del baño y me esmero en prestar atención a lo que dicen, no soy chismosa, pero sus palabras me interesan.

—¿Viste a los dos chicos nuevos? —pregunta una de ellas.

—¡Claro que sí! —chilla la otra, en respuesta.

—Son en exceso, demasiados guapos, ¿de dónde serán? Jamás los había visto por aquí.

—Daría mi alma al Diablo, por una noche con cualquiera de los dos —encojo mi nariz en un gesto de asco.

Sus voces agudas y fingidas me llegan a provocar náuseas.

Escucho el grito de Vid a las afueras del baño una vez más y me apresuro en salir. Nos encontramos caminando por los pasillos, quienes caminan por ahí me observan como si nunca en sus vidas me hubieran visto antes y algunos genios se ríen como si yo fuera un payaso; que gente tan patética. Me percato que, por prestarle atención a los estúpidos murmuradores, me he quedado atrás. Corro detrás de Vid para alcanzarlo, mi estado físico es terrible, no puedo correr más de dos metros sin que me dé un sofoco extremo.

—Oye, caminas muy rápido —Me quejo en cuanto lo alcanzo.

—Deberías hacer más ejercicio —sonríe.

—El gimnasio no es lo mío —hago una mueca.

No puedo ser capaz de visualizarme en uno. Verme trabajar mi cuerpo para que esté en las mejores condiciones; simplemente no va conmigo.

—¿Por qué caminas como si tuvieras diarrea? —Se ríe.

—No necesariamente tienes que ir al gimnasio —dice tornando los ojos en blanco—. Segundo, tú eres la que camina como si tuviera baba en los pies.

Ahora soy yo la que revolea los ojos.

—¿Acaso crees que me pondré a hacer ejercicio en casa?

¿Es que no me conoce lo suficiente como para saber que eso no es en lo absoluto algo que yo haría?

Se cubre el rostro con la mano y lo miro con los ojos achicados.

No soy gorda, tampoco demasiado flaca, estoy entre el común y con una muy mala resistencia física.

—Vid, sabes perfectamente que, aunque me pagaras todo el dinero del mundo, jamás haría ejercicio.

Suelta una carcajada llamando la atención de algunos a nuestro alrededor y después se detiene ante la puerta de salida de la universidad, me observa y entonces abre su boca en medio de las risas.

—No hablo de ese tipo de ejercicio, Nathalia, hablo de sexo —explica con obviedad—. Caliente, intenso, duro. De ese que puede durar toda la noche.

Mi boca se abre ligeramente por la indignación.

—¿Cuál es tu afán de que abra mis piernas? —cuestiono—. Un amigo no se pasaría todo el tiempo restregándole a su amiga su decisión de mantenerse su cavidad vaginal cerrada, al contrario.

Me ignora y vuelve a caminar.

Lo sigo detrás, entretanto bajamos los anchos escalones.

Él todavía sigue sonriendo.

—Chienne —dice deteniéndose al final de estos—. Eso es lo que hace un verdadero amigo y por eso siempre te lo estoy diciendo —Se acerca a mí y me toma de los hombros—. Relájate y ábrete al mundo de los penes —extiende sus brazos como si me mostrara algo con demasiado entusiasmo —. Pareces una adolescente esperando al amor de su vida, o peor aún, una monja esperando a que el espíritu santo venga y germine dentro de ti.

—Eres grosero —Hago una mueca y Vid continúa su camino hacia el otro extremo del campus, en donde se encuentra el casino de la universidad y la cafetería.

Mejor será ignorarlo para que cambie el maldito tema.

—¿Vamos al casino?

—¿No es obvio? Almorzaremos ahí, quiero que conozcas al chico del que te hablé —contesta girando su mirada hacia mí.

—Vid... —Me detengo.

—¿Sí? —también se detiene volteando a verme.

—Apenas son las una y sabes que el casino abre a las dos.

Mis cejas se levantan al ver su cara de confusión absoluta.

—¿Estás bien? —pregunto.

—Siento como si hubiera estado en un trance... —dice casi en un susurro.

—Pues te comportaste muy raro cuando viste a ese chico...—hago una pausa cuando recuerdo el sueño—. El de cabello rubio...

—Creo que ando medio perdido hoy —entierra una mano en su cabello—. No sé qué me pasa.

—Yo sé que te pasa —levanto las cejas—. Eres una perra loca, eso te pasa y la calentura ya ha freído tu cerebro.

Se ríe ante mi comentario y yo hago lo mismo. En cosa de segundos se aparece un chico a nuestro lado. Vid y yo pegamos un salto.

—Hola, Johnvid —saluda el muchacho con una sonrisa.

Es el mismo que me mostró cuando estábamos en los casilleros esta mañana. El del cabello negro azabache.

—Hola, Lyron. Te presento a Nathalia —dice señalándome—. Nat, te presento a Lyron.

—Un gusto —digo observando con desconfianza, la sonrisa que por unos segundos me parece lo más macabro que he visto hoy.

—El gusto es mío —dice él y me toma la mano para depositar un beso cálido en ella.

Tiene un aspecto que me produce escalofríos de tan solo verlo. Es parecido al chico de la Revit Roamer, y su estatura es una cabeza menos que la del rubio. Su cabello es de un castaño muy oscuro, que llega a parecer negro y lo lleva peinado hacia atrás. Sus ojos son de un azul bastante claro y su mirada parece esconder algo. Su piel parece bronceada por el mismo Dios. Su sonrisa luce una perfecta dentadura y el estilo de su ropa es similar al del otro. Sinceramente, concuerdo con Johnvid, tiene unos ojos que te mueres. Es demasiado atractivo.

—¿A dónde iban? —pregunta.

—Sabes... me perdí un poco en el tiempo —contesta Vid—. Te había dicho para que almorzáramos juntos, pero Nathalia me recordó que el casino lo abren a las dos. Lo había olvidado por completo.

—¿Te parece si les invito un café en lo que esperamos? —ofrece—. La cafetería está abierta.

Estoy a punto de abrir mi boca para rechazar su invitación, pero Vid responde por los dos, sin darme oportunidad de nada.

—Claro.

Ruedo los ojos.

Ambos empiezan a caminar hacia la cafetería, olvidándose por completo de mi presencia, y yo indignada por el comportamiento de Johnvid, me quedo en mi lugar observando cómo se van alejando de a poco. El chico, Lyron, se detiene y se da la vuelta para mirarme, mientras Vid sigue caminando.

«—¿No vienes, Nathalia?»

Toda expresión de mi rostro desaparece, no veo que sus labios articulen palabra alguna y tampoco escucho que me grite nada, sin embargo, su voz ha resonado en mi cabeza como si fuera mi propia conciencia. La piel bajo mi ropa se eriza y aprieto los ojos tratando de aclararme la vista, para observarlo mejor. Está simplemente sonriendo y me hace una seña con la mano para que los alcance. Sacudo mi cabeza para alejar los malos pensamientos.

—Definitivamente, me estoy volviendo loca —murmuro.

Al llegar a la cafetería, inmediatamente notamos la multitud que se encuentra haciendo fila. La enorme cola de personas alcanza hasta la puerta y no puedo evitar resoplar, porque somos los últimos. Odio las filas.

—¿Qué van a tomar? —pregunta.

—Un capuchino —responde mi amigo.

Es mi turno y sus ojos me escrutan esperando una respuesta.

—Un chocolate caliente con leche, por favor.

Me sonríe.

Camina hacia el mostrador sin esperar y lo observo sorprendida, la gente que espera le reclama por haberse colado, pero él los ignora por completo.

—¿Qué está haciendo? —interrogo.

—No tengo la menor idea, me sentaré, ¿vienes?

—¡Oye amigo, vuelve a hacer la maldita fila! —Le grita un chico, pero él hace oídos sordos.

Me quedo de pie observando hacia su dirección, mientras discute algo con el chico que prepara las bebidas calientes. El chico niega varias veces con la cabeza, hasta que se encoge de hombros y parece no quedarle más remedio que asentir.

Camino hacia la mesa en donde Johnvid se ha sentado y tomo asiento a su lado, con una extraña sensación de angustia. Mis ojos comienzan a mirar el lugar, tengo el presentimiento de que alguien está mirándome. Recorro cada rincón de la cafetería buscando al par de ojos que seguramente están escrutándome con ímpetu. Paso la mirada por cada mesa del lugar y no logro encontrar a nadie. Hasta que en un rincón lo veo, entre todos los estudiantes. Un escalofrío recorre mi cuerpo desde la nunca hasta la cabeza, producto de eso me estremezco levemente y la piel se me eriza nuevamente.

El corazón se me acelera de una manera inexplicable, él se percata de que lo estoy observando también y me sonríe a lo lejos. Pareciera que todo lo que hace es con intención. Quito inmediatamente la mirada y me giro hacia Johnvid.

—¿Qué te pasa? —escucho la voz de Lyron.

Levanto la cabeza para mirarlo y niego.

¿Cuándo ha vuelto tan rápido?

—¿Segura? —pregunta, mientras sus ojos buscan a alguien en el lugar.

—Sí —contesto.

—Logré que el chico me diera las bebidas —habla mientras menea sus cejas—. Pagaré después.

—¿Cómo lo consigues? —pregunta Vid, interesado.

—Dime, ¿quién se resiste a esta belleza? —responde y cuestiona entretanto se señala así mismo.

—Buena respuesta —dice mi amigo.

Deja las bebidas sobre la mesa y toma asiento. Le entrega el vaso de capuchino a Johnvid, luego desliza el mío y cuando voy a tomarlo, sus dedos rozan con los míos. La mano me tiembla involuntariamente y una sonrisa nerviosa se planta en mis labios cuando sus ojos se encuentran con los míos.

—Lo siento... —Me disculpo.

—Hola, Nathalia.

Una voz ronca habla a un costado de mí, llevo la mirada hacia un lado y ahí está él.

¡Ay, no puede ser!

¿Cómo diablos ha llegado hasta aquí sin que me diera cuenta?

—Hola.

—¿No me presentas? —cuestiona mirando con una sonrisa a Johnvid y al otro chico.

Trago saliva y observo los gestos de molestia que yacen tanto en el rostro de mi amigo como en el de Lyron.

¿Les molesta la presencia de este sujeto?

¿Por qué?

Esas preguntas invaden mi mente apresuradamente, haciéndome muda ante ellos. Me aclaro la voz cuando me doy cuenta de que me he quedado callada, todo para evitar que me tiemble al hablar.

—Johnvid te presento a... —hago una pausa.

No sé su maldito nombre. Entonces al momento en que pienso eso, mi mente recuerda aquel sueño como si hubiera sido algo que viví en carne propia. Recuerdo su presentación ante mí, diciendo su nombre, pero claro, yo no voy a cometer una estupidez presentándolo con el mismo, porque solo ha sido un sueño. Ese no podría ser su nombre real. Imposible.

—Daron —termina de completar mi oración al ver que me quedo pensativa.

Levanto los ojos hasta la altura de los suyos.

¿He escuchado mal? Pero su rostro me hace percibir lo contrario. Trago saliva, tratando de sopesar la horrible impresión que se aloja en mis pensamientos y corazón.

—Daron... —Las palabras apenas salen de mi boca como un simple farfullo—. Te presento a Johnvid y a Lyron —digo, mirando a las dos personas que se hallan sentadas en la mesa junto a mí.

Esto es una extraña coincidencia, sus nombres se parecen.

—Mucho gusto —dice Daron con una sonrisa tan agraciada y a la vez demoníaca—. Tenemos nombres similares —añade sin dejar de mirar a Lyron y como si pudiera leer mis pensamientos.

Ni Johnvid, ni Lyron se molestan en expresar nada. Ni siquiera un murmullo o un simple gesto de cortesía. Lo que me parece extraño, porque es como si lo odiaran profundamente, como si el rencor los dominara cuando lo observan o lo escuchan hablar, pero a Daron no le ocasiona nada el actuar de los dos desconocidos; le es indiferente lo que ellos digan, o como ellos lo miren. Al menos eso me deja interpreta sus expresiones faciales.

—Ya puedes pagar las bebidas —El chico del mostrador interrumpe la tensión que hay.

Lyron se levanta de su silla sin decir nada y me parece percibir que su rostro hierve en cólera. Sus ojos y sus duras facciones no pueden ocultar que la presencia de Daron parece irritarlo. Miro directamente el rostro del de cabellos rubios y observo con detalle cada una de sus facciones. Permanece de pie con las manos en los bolsillos, sus ojos y su rostro siguen a Lyron con cautela; realmente tiene unos ojos hermosos e intimidantes al mismo tiempo, su barbilla partida lo hace ser más atractivo ante mis ojos.

Es un deleite completo para mis pupilas.

Nadie como él ha provocado estos tipos de pensamiento y admiración absurda, a excepción de Lyron que parece provenir de la misma atmósfera celestial.

—¿También quieres un café? —Lyron se dirige a él con ironía.

—No, gracias —responde sin expresión alguna.

—¿Nathalia, podemos hablar? —Sus ojos me escrutan.

Los de Johnvid y Lyron me miran del mismo modo que los suyos.

—¿Conmigo? —Su presencia me pone como niña de doce años y me avergüenzo de mí misma.

¿Dónde ha quedado mi carácter? Me siento más pudibunda de lo que quiero mostrar.

—Lo siento —Me disculpo—. Claro que conmigo, has dicho mi nombre —Me río nerviosamente.

—Sí, contigo —Sus dientes se asoman sobre sus delgados labios.

—Yo... —digo dirigiéndome hacia mis acompañantes, pero Johnvid me mira fastidiado.

—Anda —musita entre dientes.

Empujo levemente la silla hacia atrás para ponerme de pie tomando mi mochila que se encuentra en el suelo, miro a Johnvid con el ceño fruncido por el cambio repentino de su humor. Daron se hace a un lado, abriéndome paso para que pueda caminar delante de él y cuando doy el primer paso, Lyron hace que me detenga.

—Tu chocolate, Nathalia —Daron no me da tiempo a tomarlo y lo hace por mí.

Puedo jurar que se lo arrebata de las manos con mala gana.

—Nos vemos —digo

—Nos vemos a la salida —Vid no se molesta en verme a la cara, cuando le dirijo la palabra.

¿Qué sucede con él? Ni siquiera una persona con cambios de humor repentinos es capaz de cambiar como lo hace. Daron camina a mi lado rumbo hacia la salida, se encarga de abrir la puerta para mí, como todo un caballero. ¿Cuándo en la vida un chico se ha molestado en tener un gesto así conmigo?

Cuando ambos estamos fuera del bullicioso recinto y sin tener la cortesía de preguntarme, el sujeto arroja mi chocolate caliente al basurero que yace junto a la puerta. Me quedo boquiabierta y lo suficientemente indignada con su acto.

—¡Oye! —exclamo—. ¡Mi chocolate! ¿Por qué hiciste eso? —inquiero molesta.

—Ese chocolate no es bueno —responde con despreocupación—. Si viene de Lyron no es nada bueno. No podemos fiarnos, deberías dejar de pensar que es guapo —murmura con cierta molestia, volviendo su vista a la cafetería—. Vámonos de aquí.

Su mano sujeta levemente mi brazo para arrastrarme con él.

—¿Tú como sabes que era malo? —Me zafo y me detengo—. Tampoco pienso que él sea guapo —miento.

Estoy más que indignada por mi chocolate, ni siquiera alcance a probarlo. Soy capaz de ver la poca paciencia que parece tener en su rostro, porque me escruta sin un atisbo de ella.

—Nada que venga de Lyron es bueno —recalca—. Y no me mientas, pude ver tu admiración hacia él. No me hagas ponerme como tu amigo, cuando fui por ti.

Luego se acerca y me toma de la mano para tirar de ella sin importarle mis quejas.

—¡Oye! —profiero—. ¿Qué rayos sucede contigo? —protesto—. ¡¿Quién demonios te crees?! —pero no se inmuta y continúa a pasos apresurados, arrastrándome consigo.

Al estar lo suficientemente lejos de la cafetería, se detiene y me libera de su agarre. Me preparo para encararlo, porque: ¿quién diablos se cree? ¿Por qué dice esas cosas de una persona que acaba de conocer? Para poder expresarse así de Lyron tendría que conocerlo muy bien, y a juzgar por las miradas que ambos se dieron en la cafetería asumo que así es. Además, ¿a qué se refería con ponerse como Johnvid?

—Tienes que alejarte de Lyron, Nathalia —suelta así sin más explicaciones o argumentos—. Por tu bien, aléjate.

Una mordaz risa sin paciencia resuena a través de mi garganta.

—¿De qué demonios hablas, amigo? Sé más claro. No veo porque debería hacer caso de tus sugerencias. Más cuando solo eres un extraño para mí.

—No es una buena persona —Ahora es él quien me mira con el gesto fruncido—. Y no soy tu amigo.

Sacudo la cabeza en negativa y con una sonrisa burlesca en mi rostro. Estoy aturdida y no logro comprender. ¿Por qué me habla como si tuviera derecho de decir con quien debo o no relacionarme?

—¿Te crees mi padre o qué?

Se echa a reír.

—No es tu padre lo que quiero y pienso ser.

Mis ojos lo contemplan desorientados.

—¿Por qué hablas de ese modo de Lyron? ¿Lo conoces de algún lado? —Me mira como si dudara en darme una respuesta, pero finalmente responde.

—Sí y lo hago muy bien.

—¿De dónde?

—Eso no es relevante. Solo aléjate de él. Te evitarás muchos problemas si me haces caso.

—¿Qué te hizo? —insisto—. ¿Por qué me tratas con tanta familiaridad?

Mis ojos no se despegan de los suyos y se mueven desesperados en busca de respuestas de su parte. Su mandíbula se tensa bajo su dorada piel y se limpia la suciedad invisible de la comisura izquierda de su labio. Estoy agotando su paciencia, lo sé, pero él también agota la mía.

—No te lo repetiré —farfulla con autoridad—. Si no obedeces, luego no te quejes —Se da media vuelta, dejándome con las dudas en la cabeza y las palabras en la boca.

—¡Oye! —Le grito, pero me ignora—. ¡¿Por qué debo alejarme?! —vuelvo a gritar en medio del campus, pero no se inmuta.

La gente me mira como si fuera un fenómeno y otros se ríen.

Mis hombros suben y bajan al mismo tiempo que se me escapa un suspiro. Siento la ira fluir por mi torrente sanguíneo. Permanezco de pie observando su cuerpo alejarse, fuera del alcance de mi visión, hasta que lo pierdo de vista por completo. Saco mi celular del bolsillo de mi pantalón y observo la hora en el reloj; el maldito receso ha terminado, ¿tan rápido? Oigo mis tripas crujir y maldigo por lo bajo.

Me toca literatura y es la clase más larga del día. Me preocupa desmayarme por no haber comido nada.

Camino hacia mi casillero para intercambiar los libros y cuadernos, Daron se aparece en mis pensamientos. Me está volviendo loca con tanto misterio. No lo conozco, no sé nada sobre él, sin embargo, él parece saber mucho de mí y no entiendo cómo o por qué. Me habla como si me conociera a la perfección y apenas lo he visto hoy, apenas hemos entablado una conversación, una que no tiene absoluto sentido para mí.

¿Quién rayos es él?

¿Será que la historia que Aileen me contó es cierta?

Mi corazón palpita con fuerza y no puedo controlar lo mucho que eso me asusta.

━━━━━━━━━━━━ ⸸ ━━━━━━━━━━━━

Por favor, apóyame en redes sociales también♥

पढ़ना जारी रखें

आपको ये भी पसंदे आएँगी

8.2K 407 25
¿Cómo se conocieron? La pregunta por excelencia que se hace a todas las parejas. Y la respuesta suele ser una historia de amor burbujeante, de ser go...
1.2M 198K 200
《 Transmigré a la antigüedad para ganar dinero y criar a mi cachorro 》 Cuando despertó después de transmigrar, descubrió que se había convertido en l...
3.3K 324 22
Harriet Bishop. Una chica mimada que lo ah tenido todo en la vida, unas veces muy amable, otras veces muy mala. Todo un personaje que oculta su dolor...
1.3K 116 2
En una casa con trece integrantes los desacuerdos son cosas de todos los días, pero hay ocasiones en que esas disputas se convierten en verdaderas ba...