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En cuántas miradas he buscado la tuya pero nunca doy con la misma, y cuando parece que la encuentro, resulta ser que sólo es un espejismo visto en medio de mi desierto.
Te haz vuelto intangible para mí, te haz vuelto el deseo que hace arder mi cuerpo, te haz vuelto como el espejo que no refleja mi rostro, que no le importa que no amanece.
Yo siento que el tiempo se detuvo, que no avanzó desde el día en que decidí guardar tu esencia en el cofre del pasado; yo quedé atrapado de lo inexplicable de ti y ahora mi vida gira en torno de todo aquello que no vuelve.
Que penosa vida, hay errores que no se corrigen; hay personas que al romperse no vuelven a ser reparadas, nada vuelve a su sitio cuando el viento sopla decisivo.
Todo pierde sentido amada mía, todo sin ti se convierte en vida fría.
Uno siempre vuelve a los lugares donde fue feliz, pero mi condena querida, es no volver a pisar tus tierras hasta que la muerte reinicie y me dé la oportunidad de volver a buscarte, ya no tan torpe, ya no tan joven, ya no tan ciego.