Nunca es tarde para llegar a tiempo, aunque el reloj indique lo contrario.
Nunca será tarde para ese café prometido, para ese abrazo escondido, para un te amo que desde tiempo se te ha adherido.
Nunca será tarde para esa charla, para ese amigo, par...
- Sí, estoy seguro. Creo que ya es tiempo de dejar la puerta medio abierta, apagar la luz y salir despacito casi sin hacer ruido para dejarlo todo como está. Tengo el deseo de prepararme un café y sentarme a leer un libro que hable sobre la existencia humana y me hable de Dios, porque quiero entender el sentido... ¿Entiendes? Quiero que me haga sentir bien y tranquilo que todo esto tiene una explicación... Me merezco la respuesta.
- Y... ¿Por qué dejar la puerta medio abierta y no cerrarla?
- Porque regresar al pasado es sentir el amor que tienes por la vida y que tienes esperanza de volver a ver ese amanecer que te hizo sentir vivo. El pasado es amor, es como decirle a Dios que amas la existencia extrañando.
- Entonces ¿Volverás al pasado? No lo dejarás.
- No puedo volver al pasado, pero puedo frecuentarlo en mi memoria, y olvidar el pasado es dejar de ser humano. Aunque, lo más sensato es que deje de frecuentar a todos mis fantasmas tan seguido, que permita que ellos me coman el tiempo, se trata de extrañar, no de quedarte atrapado. Así que pienso dejarlos ahí sentados en su cómodo sofá mientras yo decido entrar y salir de ese lugar y volver a dejar la puerta medio abierta.
- Y... ¿Qué harás si esos fantasmas quieren hablarte?
- Pues, sonreír, pedirle a Dios que les de ternura, mucho amor, dulzura en su sitio, pues creo que el pasado es una escena que se repite incontables veces y que lo único que le hace falta es mi esencia. En el presente me duele no estar con quien amo, me duele estar sin la gente que aprecio y me duele no tener vivos a los seres que amo. Si cierro la puerta, cómo podría acercarme a mi madre...
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