Behind the glass

By IAmNotValerie

192K 17.5K 1.4K

Karma Brown es una humana de 19 años. En su vida, los hombres lobos siempre están a su alrededor, casi todos... More

Aviso
Capítulo 1
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Aviso
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Especial II
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Hey
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 44
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Epílogo
Bonus
Bonus
Nota

Capítulo 2

8.8K 667 40
By IAmNotValerie


Capitulo dos

Lo único que me permitió resistir el impulso de salir corriendo de este lugar rodeado de muerte fue el sentido del deber. Deber de proteger a mi familia. A penas podía recordar cómo la enorme mansión era, y sumergida en el caos, apenas podía recordar unas pocas habitaciones del primer piso. Deseando que fuera suficiente como para no terminar extraviándome, comencé a rondar entre los hombres lobos buscando a alguno de mi familia. Intentaba no mirar el suelo, pues este estaba cubierto en sangre en varias zonas, irónicamente al pesar general y las manchas rojizas, todo lo demás en el lugar me pareció igual de impecable que en mis recuerdos. La infraestructura no sufrió daño alguno. Continué mi búsqueda por más de diez minutos sin dar con nadie que siquiera me resultase conocido. Ninguno de los rostros lo podía recordar. Y al final con la primera persona que di no fue Thomas, sino Diego.

Mi hermano menor se encontraba hablando con una chica de una edad similar. Por sus expresiones, me pude dar cuenta que al menos era lo suficiente sensato como para no estar haciendo uno de sus ligues en una situación tan complicada. Ambos parecían estar desesperados, pero la chica lo estaba aún más. Me alegré al saber que al menos mis dos hermanos estaban bien. Me acerqué a Diego lo más rápido que mis pies me permitieron –con cuidado de no tropezar con nadie- y lo abracé apenas estuvo a mi alcance. Él, un poco sorprendido por encontrarse envuelto entre dos brazos, demoró unos segundos en reconocerme y posteriormente en responder. Lo examiné de arriba hacia abajo, intentando buscar algún tipo de herida o posible daño. Pero no había nada de eso, por suerte.

--¿Qué haces aquí, Karma? – El chico preguntó, aferrándose todavía a mi cuerpo. Sacudí la cabeza, diciendo que le explicaría todo luego, cuando tuviéramos suficiente tiempo. El muchacho me miró durante unos segundos antes de asentir levemente y volverse hacia la chica con la que había estado hablando hace solo unos segundos. Pero al buscar su presencia, ella ya no se encontraba ahí. Y no había rastro de donde pudo haber ido – Ella era Gema – Reconocí su nombre como una de las compañeras de clases –Y posible novia- de mi hermano – Estaba buscando a su familia junto a mí, ¿Has visto a mamá y papá? ¿Y a Thomas?

-- Vamos a buscar a Thomas, mamá y David – Dije, cogiéndolo por la mano, aunque él se soltó rápidamente de mi agarre argumentando que no era un bebe y no debía tratarlo como uno. Lo que yo sabía perfectamente. Pero siempre me había sentido protectora respecto a mis hermanos menores. De cualquier forma, decidí que lo mejor sería evitar una discusión y mientras él se encontrar junto a mí o a mi vista, todo estaría bien – Thomas está bien. Él me ha llamado para que viniera aquí pero no lo he encontrado todavía.

-- ¿Te ha contado lo que ha sucedido aquí? – Diego preguntó, con el ceño fruncido. Estaba buscando entre las personas al igual que muchos otros chicos o adultos, desesperados por encontrar a sus padres, amigos o hijos para asegurarse de que estuvieran bien. A veces veía niños pequeños corriendo de un lugar a otro, destapando los rostros de los muertos que ya habían sido tapados con una sábana para comprobar su identidad. También los veía muchas veces, como se alejaban de los cuerpos sin vida con el alivio expresado en su rostro. Aunque no en todos los casos fue así.

-- No. Pero habrá tiempo para eso luego – Contesté. Si estoy segura de algo sobre Diego, es que en las situaciones difíciles puede sacar a la luz temas muy poco importantes o relevantes. Pero, generalmente, cuando la familia enfrentaba alguna disputa sus comentarios siempre bien recibidos como una ayuda en mejorar el ambiente y humor de los presentes. Pero en estos momentos, nada de lo que fuera capaz de decir fuera del contexto de encontrar a nuestra familia podría hacer que me sintiera mejor. Si hubiera tenido un poco más de valor en mi cuerpo y mi hermano no se encontrara junto a mí, también me hubiera acercado a los cadáveres. Sería una mentira negar que muchos de los niños de no más de diez años tuvieran mucha más valentía y coraje en sus pequeños cuerpos que yo. Y realmente, me alegraba mucho por ellos. Diego es bastante sensible, nunca había estado presente en ninguna muerte o cerca de cadáver. Cuando nuestra familia tenía que asistir a algún funeral, siempre encontraba una excusa para permanecer en casa. Nunca me había contado sus razones por las cuales evita estar cerca de muerte, pero me parecía suficiente que estuviera caminando en una casa llena de ese olor tan terrorífico para los seres humanos. Solo alguien realmente enfermo podría estar en un lugar así sin sentir ganas de salir corriendo y perderse del mundo por el tiempo necesario para olvidar las imágenes que una mente es capaz de atrapar.

La siguiente persona que nosotros encontramos fue a Thomas. Como la chica con la que hablé cuando llegué me había dicho, él estaba ayudando a sacar heridos. Se encontraba tan concentrado en su propia mente que no notó nuestra presencia hasta que nos encontramos justo frente a su nariz. Al levantar la vista, primero vio a Diego –No lo podía culpar, todo el mundo podía ver que llama la atención más que mí, en especial cuando tiñe su cabello de colores llamativos- Y luego fueron hacia mí. Se vio muy aliviado mientras nos pedía que no nos moviéramos de ese lugar mientras corría a dejar al herido en el exterior de la casa para luego volver a reunirse con nosotros.

--Tenemos que encontrar a mamá y papá – Dijo este a penas se reunió con nosotros de nuevo. Su cabello estaba desordenado y una gota de sudor corría por su mejilla. No pude saber si estaba provocada por encontrarse estresado haber estado cargando personas durante quien sabe cuánto tiempo. Diego y yo nos limitamos a asentir, sin querer decir nada. Preguntar si se encontraba bien sería algo mucho más que estúpido ya que la respuesta era obvia. Porque, al menos hablando físicamente, no tenía un solo rasguño.

Encontramos a mi madre con David en el segundo piso de la casa, completamente ilesos –Sólo que un poco conmocionados, por lo que me dijeron- Mi madre había estado intentando encontrar a mis hermanos y que yo me encontrara ahí también, fue una completa sorpresa. Incluso David no se molestó en ocultarlo. Me alegré de verlo, porque a pesar de que no somos parientes, le había tomado un extremo cariño y llegado a considerar casi como un padre. Casi. Porque es el padre de mis hermanos, pero no mío.

--Vamos a casa – Dije a mi madre, acariciando su mejilla con ternura. Los cuatros se veían terrible, con el cabello alborotado y una mirada de confusión que nunca había visto antes en sus rostros. Desee haber estado con ellos aquella noche para al menos haber protegido a alguno de mis hermanos – Ustedes ya han tenido suficiente adrenalina por un día.

-- No podemos. Hay que esperar que los heridos sean atendidos, las bajas contadas y que alguien de alto rango nos indique que podemos marcharnos– David dijo mirando hacia el suelo, arrastrando sus palabras como si fueran un manual cuya edición estuviera prohibida y su repetición fuese una obligación. Pero en el fondo era capaz de comprender lo que estaba diciendo. Haber estado toda mi vida alrededor de los hombres lobos me había permitido comprender muchas de sus reglas o tradiciones, a pesar de no encontrarme de acuerdo con la mayoría. David y mis hermanos, al igual que Alexander y el resto de los hombres lobos sienten una extrema lealtad hacia su líder, el alpha y todas las cosas que él intenta hacer para mejorar la calidad de vida de las personas que viven en su territorio. A pesar de que mi madre podría marcharse conmigo a casa solo por el hecho de ser humana, estaba segura que preferiría acompañar a su marido mientras toda la pesadilla terminara. No valía siquiera la pena preguntarle si estaba dispuesta a ir a casa conmigo.

-- Entonces supongo que yo también me quedaré – Respondí, encogiéndome de hombros. Era increíble, pasaría probablemente horas alrededor de un lugar del cual había decidido alejarme hace años, cuando era todavía una niña – Pero los dejaré solos. Tengo que ir a buscar a Alex... una chica me dijo que estaba fuera.

-- Pero, cariño... -- Mi madre comenzó a protestar sujetando mi muñeca. La mano de David fue hacia su brazo, dejando ahí una caricia íntima. Los ojos de mi madre fueron al rostro de su compañero que negaba con la cabeza, indicando que me dejara ir. La vi dudar durante unos segundos y luego un suspiro resignado surgió desde lo más profundo de su ser y su agarre progresivamente se hizo más ligero, hasta que me pude zafar por completo de este – Ten cuidado, por favor.

-- Tranquila. Siempre lo tengo.


++++++++++++++


Encontré a Alexander sentado con la espalda en un árbol en el exterior de la casa, a unos metros de donde otras personas con uniformes de médicos habían comenzado a hacerse cargo de los heridos. Probablemente, como sólo un aficionado a la medicina, habían rechazado su oferta de ayuda y le habían pedido que guardara distancia. Pero conociendo a Alex, debieron haber sabido que solo se alejaría un poco y comenzaría a observar lo que los médicos estuvieran haciendo con los heridos. Su rostro estaba intentando disimular una clara angustia, pero sus ojos delataban todo lo que él estuviese sintiendo.

Me acerqué a él silenciosamente, sin querer acabar con su concentración o sacarlo de su mente de forma repentina. Si necesitaba pensar, yo no era nadie para forzarlo a concentrarse en el mundo real. Lo único que se me ocurrió hacer fue sentarme en el suelo y gatear hasta donde él se encontraba, ubicándome a su lado derecho en completo silencio. Él notó mi presencia, pero pasó minutos sin hablarme. Cuando comenzaba a aburrirme de estar ahí, sin hacer nada y casi sin mover ninguno de mis músculos, puse mi cabeza sobre su hombro mientras pasaba uno de mis brazos por su espalda, rodeando sus hombros. Cuando decidió por fin hablar, su voz sonó quebradiza.

--¿Cómo alguien es capaz de hacer tanto daño a personas inocentes? – Preguntó, de pronto apretando sus manos hechas puños – Casi la mitad de los heridos que saqué de ahí eran niños, que siendo los más débiles también resultaron ser los más afectados – Soltó todo el aire que contenía por la nariz -- ¿Qué es lo que haces aquí, Karma? Pensé que estarías revolcándote con el chico de la cita para esta hora.

-- Thomas me ha llamado mientras estábamos cenando. Me pidió que viniera ya que no podía encontrar a nadie y... realmente no me dijo demasiado. Pero fue suficiente como para hacerme venir corriendo – Expliqué, decidida a ignorar por completo su último comentario -- Le dije a Mark que tenía una emergencia familiar y me llevó a mi casa inmediatamente. Luego, tomé prestado el coche de David y vine hacia aquí – Mantuve mis ojos fijos en el bosque, donde no podía ser testigo del desastre que estaba ocurriendo a solo unos metros de mí. Había tenido suficiente con lo que ya había visto en el interior de la casa. Lo único que en este horrible lugar podría proporcionarme un poco de paz sería el bosque, oscuro por la falta del sol, y aunque pareciera no haber nada en él, al poner un poco de atención se lograba observar los animales de vida nocturna, completamente ajenos a lo que había pasado justo al medio de su medio ambiente. Casi desee ser uno de ellos – Por suerte, todos se encuentran bien, ¿Qué hay de tu familia...?

-- Lo mismo – Respondió el chico – Nadie salió herido, ¿Alguien te ha dicho que es lo que ha pasado aquí? – Negué con la cabeza – Bueno, nosotros nos encontrábamos esperando que el Alpha hiciera su entrada. Cuando por fin lo hizo, todo el mundo se quedó en silencio para poder escuchar lo que él tuviera que decir. Yo me encontraba bastante atrás, al igual que tu familia. Pero de pronto, se escuchó un rugido de guerra y antes de que alguno fuera consciente de lo que sucedía, una centena de lobos entraron al lugar, actuando como completos maniáticos sin importarles su propia vida mientras llevaran otra con ellos. Los más rápidos, pudimos cambiar a nuestros lobos a tiempo, pero la mayoría estaba tan asustados que no pudieron hacer nada. Una docena de ellos fueron tras el alpha y... lo despedazaron. Ninguno fue lo suficientemente rápido para detenerlo. El beta sufrió el mismo destino. Los padres de Alpha John nos dijeron que tendríamos que esperar un poco antes de poder marcharnos. Y eso es exactamente lo que en este momento estoy esperando, porque lo único que realmente deseo es correr a mi casa y encerrarme en mi habitación por todo lo que queda de mi maldita vida.

-- Tú positividad y optimismo realmente se me contagian – Murmuré irónica. No quería ni imaginar lo horrible que fue presenciar el ataque si el simple hecho de sentir la desesperación y miedo actual para mí fue suficiente como para ponerme cerca de vomitar -- ¿Quién ahora será el líder de la manada? ¿Alpha John tenía hijos? ¿Y el beta?

-- Ellos no tenían siquiera pareja. Y si te lo preguntas, tampoco hermanos. No tengo una mínima idea de lo que pasará porque sabes que sus padres no pueden hacerse cargo por mucho tiempo. Ya conoces las reglas – Las conocía. En ellas se decía claramente que los puestos de importancia no pueden ser transmitidos de vuelta a alguien que ya los poseyó, como es el caso de los padres de John, porque los padres del antiguo beta habían muertos hace años. Las reglas dictaban que el título, en primer lugar, debería ser transmitido a su hijo o hija. En segundo, el Beta pasaría a usar el puesto de Alpha. No conocía más reglas acerca de los puestos de importancia en el mundo de los hombres lobos. David me había explicado algunas cosas cuando era joven, pero la mayoría ya se habían desvanecido de mi mente ya que no eran especialmente de mi interés.

-- Estoy segura que se recuperarán de esta – Contesté. Para ser un ser humano, mi conocimiento acerca de ellos era bastante avanzado, me consideraba lo suficientemente informada como para asegurar que son chicos trabajadores y fuertes, nunca había visto a alguno hacer un labor común enfadado o aburrido. De hecho, las pocas veces que había estado con hombres lobos haciendo algún labor, todos parecían estar disfrutando. Incluso había visto a Alex una vez patrullando los límites de su territorio y a pesar de que muy raramente me habla sobre hombre lobos y lo que él hace dentro del paquete, también estoy segura que lo disfruta. Siempre me pareció muy realizado con su vida – Siempre lo hacen.

-- Esta noche he asesinado, Karma. Sé que ellos me hubieran matado a mí también si es que hubieran tenido la oportunidad y también que se llevaron muchas vidas de personas inocentes, atacaban a quien estuviera más cerca, a los que vieran más vulnerables... -- Suspiró mirando las estrellas sobre nosotros – Y de verdad siento que lo correcto sería al menos sentir un poco de culpa, pero lo que realmente me tiene mal es que he tomado más de una vida esta noche y no siento remordimiento... no siento nada. Necesito que la culpabilidad llegue a mí para saber que soy yo. Que no he cambiado.

-- Mírame – Susurré. Los ojos de Max bajaron hasta conectarse con los míos. Por un momento me dejó de parecer un chico que estaba cerca de cumplir 20 años y me volvió a parecer un chico, como en el momento que lo conocí: Perdido, confundido, triste y desconfiado – ¿Confías en mí? – Me dio un leve asentimiento con su cabeza – Entonces tienes que creerme cuando te digo que eres exactamente la misma persona de siempre. Sí, asesinaste. Pero eran personas malas que no merecían estar aquí de cualquier forma, y probablemente con acabar con sus vidas has salvado otras.

-- Yo... -- Humedeció sus labios antes de comenzar a hablar – Creo que hay que entrar. Todos lo están haciendo...

-- Entonces vamos – Me levanté de un salto. Le tendí mi mano a Alex a pesar de saber que podía levantarse sin problemas. Me alegré cuando la recibió, aunque no la usó de apoyo mientras se levantaba de un fluido movimiento. Mientras caminábamos hacia la casa central, pasé mi brazo por su cintura mientras el pasó el suyo por mis hombros, haciendo que quedáramos sumidos en un cálido abrazo. Deseaba que mi acto lo hiciera sentir al menos acompañado, porque dudaba tener el suficiente poder como para hacerlo sentir mejor sólo por algo tan pequeño. No me atreví a preguntarle si estaba bien que lo abrazara en la situación que estaba enfrentando por miedo a que me rechazara, ya que me sentiría muy avergonzada si me pidiera que me aleje de él.

Al entrar en el salón esta vez todo parecía mucho más organizado. Habían sacado a todos los heridos al exterior donde todavía los médicos estaban atendiéndolos, el suelo ya no estaba cubierto de sangre, casi todas las personas ya habían encontrado a sus seres queridos... vivos o muertos. El ambiente todavía era denso y triste. Yo no conocía a ningún muerto o herido, pero estaba segura que el resto de mi familia y mi mejor amigo si lo hacían. Y podía empatizar con lo que estaban sintiendo ellos. El silencio en el interior era absoluto, estaba segura que muchos serían capaces de escucha un grano de arroz caer al suelo en cualquier habitación de la enorme mansión.

Habíamos entrado justo a tiempo, pues la familia del alpha y beta se encontraban en el centro de la sala. Con Alexander nos ubicamos en una orilla de la habitación, a pesar de no ser exactamente lo que se puede llamar baja, me costaba ver por todos los chicos de más de uno ochenta de pie justo frente a mí. No me molesté demasiado siquiera en intentar hacerlo. Al menos Alexander era lo suficientemente alto como para observar sin mayores problemas. Lo único que fui capaz de obtener de la información fue a través de la voz del padre del antiguo alpha, que hablaba con un tono extraño como si estuviera a punto de llorar y... no dudaba que si lo estuviera.

Le pidieron a todo el mundo que se retirara a sus hogares a descansar, que el día siguiente se rendiría homenaje a todos los fallecidos en la batalla y que posteriormente se informaría o discutiría sobe lo que deberán hacer respecto a la nueva administración de la manada.

--¿Podría Alexander Williams quedarse unos minutos a hablar con nosotros? – Preguntó la mujer, con una voz tan dulce como el chocolate. Los ojos de una gran parte de los presentes fueron a mi amigo, incluido los míos. Él se limitó a asentir y luego se alejó de mi poniendo un beso en mi frente para despedirse, acercándose a los padres del líder fallecido confundido y abrumado.

Y yo me marché a mi hogar.


Holaaaa! ¿Cómo están?:3 bueno, he decidido comenzar a publicar la historia antes de lo que tenía planeado xD así que aquí se acaba el próximamente.

Espero que disfrutaran del capítulo. Mañana en la tarde les traeré el tercero (sino antes):33 no se olviden de dejarme conocer su opiniones sobre la historia, realmente me interesa mucho saber que les parece y me gustaria que me contaran como creen que va a evolucionar la historia

Este capítulo va para:

brendamgc

EyilmarMartinez

Pricolaya

-ESPOSA-DE-PATCH-

IvaGame0510

shadowlight2909

MikashimoLove33

lourdrodr

vanecaceda

Que han sido las primeras personas en dejarme saber de su apoyo con esta historia *-* muchas gracias, en serio <3

Los ama...

-Valerie

PD: No se olviden que mañana traigo otro cap:33

Continue Reading

You'll Also Like

141K 9.5K 89
Kenzo Parker se niega a creer que Jade, la hermana de su mejor amigo, sea su mate y destinada. Piensa que la Diosa Luna le está jugando una broma y n...
501K 79.6K 146
Este libro es la quinta y ultima parte de la saga de Alfa King.
35.5K 3.1K 51
Andrea Stilinski hermana mayor de Stiles, se ve arrastrada al mundo Sobrenatural después de estar años alejada de este.... Puede este amor consumido...
53.6K 4.6K 29
Phoebe es una pequeña Omega. Aislada en las montañas, acostumbrada a esconderse de sus problemas, acostumbrada al desprecio que se siente ser quien e...