Diario de una aprendiz

By paulina-ignacia

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sinopsis
capitulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capitulo 9
DICCIONARIO DE BDSM
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21

Capítulo 14

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By paulina-ignacia

Definitivamente no sabía como reaccionar. Se supone que soy sumisa y siquiera puedo hablar, solo cuando Ji me ordene.

Pero ahora, necesitaba hablar.

-De casualidad, ¿Sabes que no debes hablarle a la sumisa de otro? Lleva un anillo. –dijo Ji.

-Lo sé. –comentó Lion. –También soy amo. Y me extrañaba verla sola. Me preocupe un poco.

-Puedes irte. Ya estoy aquí.

¡Santo cielo! ¿Cómo es que ahora no puedo hablar? Antes, nadie me silenciaba.

-Amo Ji... Dragón, permiso para hablar... -dije recordando un texto que había leído.

Alce la vista sin la mínima intención de hacerlo enojar más de lo que estaba. No sabía, al menos nada de cómo actuar en una situación así.

-Puedes hablar. –oí.

-Amo, él es un amigo. –la mirada de Ji se intensificó más y me mató. Fuego le salían... -Amigo, su nombre es Lion. ¿Recuerda que hablé de él hace un tiempo atrás? –paso levemente su mirada por Lion y nuevamente volvió a mirarme.

-¿Lion? –asentí lentamente mientras que con mi mirada trataba de decirle que se calmara. –Ya veo tu preocupación. –de la nada una sonrisa le salió. –Gracias Lion. –el nombrado frunció su entrecejo, hasta yo me extrañé. –Pero, ya estoy aquí.

-No pasa nada. –él solo me vio y se retiro. Ji se sentó y me entregó un vaso.

-¿Estas loco? –dije.

-No hables hasta que te lo ordene. –rodeo su brazo detrás de mi espalda y la dejó ahí, bebía de su vaso sin mirarme.

De momento solo miraba a mí alrededor sin fijarme en nada, miraba pero no veía. Escuchaba pero no oía. Toda mi atención y todos mis sentidos estaban atentos a Ji, sabía de antemano que de verdad estaba enojado, al menos, creo que quedó en ridículo por haberse enojado, o quizá no.

Mi mirada estaba perdida, sabía que al pensar hacía caras y muecas...

-Bebe de tu trago. –Ji alzo mi vaso pero no me miró, al menos no me miraba. Estaba actuando como yo.

-¿Amo? –alzo sus cejas en señal que estaba atento. Pero fruncí mi entrecejo. -¿Amo...? –volví a decir, no quería una respuesta no verbal.

-¿Si? –dijo cerrando los ojos.

-¿Sería capaz de follarme aquí? –con esa pregunta conseguí que me viera. –Es un amo y necesita sacar su enojo. –pase saliva.

-No estoy enojado. –mencionó pero su vista no estaba en mí. Hablaba evitando mirarme.

-¿Amo? –me miró. –Por favor... -tomé aire, disfrutaba verlo... -¿Desea besarme? –apretó sus labios y ese gesto me gustó.

Se dedicó a observarme y sonrió.

-¿Quieres que te folle frente a todos? –negué. -¿Neón?

-No. Aquí... solo nosotros. –y su expresión hizo que me excitara completamente. Mi entrepierna, ¡Santo cielo! Había perdido el control de mi cuerpo por completo. Sabía que estaba excitada, sabía y quería que Ji me follara ahí mismo.

Si estoy con él en un lugar así no me importaría nada. Siquiera que otros se dedicaran a verme mientras él me esta follando. Mis ojos y mi cuerpo estarían completamente en él.

-Confío en ti, amo.

-No aquí Ann. –tomó mi mano y me halo, me arrastró a la salida y justo el ascensor tenías las puertas abiertas. Entramos y...

-Mi abrigo... -dije y las puertas se cerraron, miré a Ji y él de inmediato me acorraló contra la pared y pegó su cuerpo al mío. Me besó de manera intensa metiendo su lengua, atrapando con sus labios los míos.

Fue un beso que me hizo sentir una pequeña electricidad que llegó hasta mi entrepierna.

Sentí su miembro, lo refregó en mí y me gustó.

-No puedo dejar que otros te vean. –tenía mi rostro en sus manos y me hablaba muy de cerca, podía sentir su aliento. Incluso su mirada desesperada, una mirada de suplica.

¿Qué quiere decirme?

-Ann, quizá tú estés preparada para esto pero yo no. No puedo dejar que los demás te vean y que te deseen. –decía todo eso manteniendo mi rostro entre sus manos. Su cuerpo estaba pegado al mío, me sentía tan bien ahí.

Siempre quise estar así con Ji Yong, quizá cuando estábamos en la universidad me aprovechaba de mis días de periodo para abrazarlo y obviamente para que me abrazara de vuelta, y me gustaba.

Me gusta estar así, me gusta que me envuelva entre sus brazos.

-¿Entonces? –pregunté.

-Necesito más tiempo. –eso me dio miedo. ¿Tiempo?

¿Dirá la palabra de seguridad?

Me sujeté de sus brazos al oír eso, y él de inmediato supo lo que pensaba.

-No me iré, solo que no puedo estar aquí contigo. No con ellos alrededor deseándote. –y lo entendí completamente.

Seguramente Ji siente lo mismo que yo. Tal vez, con otra intensidad.

Mi corazón se volvió loco, ¿Siente lo mismo que yo? ¡Santo cielo! Voy a morir justo en este momento.

-Ji... -dije completamente emocionada y sonriendo...

-Pero no puedo evitar las ganas de querer follarte Annie. –claro.

Solo asentí.

El ascensor nos llevó hasta los estacionamientos y allí caminamos hasta el Lamborghini. Siquiera yo podía caminar, me sentía débil, pero no con el sentido de la palabra, sino que débil sexualmente.

Cada paso que daba era una bomba de tiempo. Yo también quería follar.

-No puedo aguantar. –dije de una vez, incluso me solté de la mano de Ji diciendo eso.

El sector de los estacionamientos permanecía un poco oscuro. Era un buen sector, y obviamente un lugar vigilado. Solo que esta vez desearía que no fuera tan vigilado.

¡Estábamos follando en la parte trasera del Lamborghini! Ji me sujetaba, mientras que mi cuerpo era azotado contra el auto.

Creo que se nos esta haciendo costumbre esto. Ya hemos follado aquí mismo, pero la otras veces era en el capot... ¿Qué clase de chica me he convertido?

-Dios... -jadee.

Por el lugar gemir no era una buena opción.

Me incomodó un auto que salió de su respectivo estacionamiento... pero lo perdí de vista cuando Ji me besó y entrelazó su mano con la mía.

Era un beso tremendamente apasionado, lleno de ternura, dedicación y protección.

-Me gusta ver tu cara después de follarte.

-¿Disfrutas ver la distorsión de mi cara? –sonrió.

-Amo tus mejillas sonrojadas...

¿Amo?

¿Dijo amo?

-Y tus ojos soñolientos.

-Precisamente no estamos en una habitación ni en una cama para tener este tipo de conversación.

-Al menos podemos estarlo unos minutos, sabes que no me gusta darte una follada carnal...

-¿Te estás oyendo? –fruncí mi entrecejo para no estallar en carcajada. -¿Desde cuando que una follada no es carnal? O... ¿Me follabas el alma? –mi humor estaba saliendo a flote...

Y con Ji dentro de mí aun.

-Me refería a que no suelo salir después de que te vengas. Siempre me quedo y reposo sobre ti, mientras... nos, acariciamos o hablamos. –eso lo dijo con un poco de dificultad.

-Pues, no estoy muy cómoda que digamos. Pero adelante, si quieres mimos podemos quedarnos más tiempo acá. Así... -eso sonó sarcástico, pero sé que para Ji no lo fue. A veces, mi tono sarcástico suena más a ironía. –Podemos llegar directo a tu cuarto de juegos. –dije después de unos segundos. Ji se veía un poco distraído.

Salió de mí y con toda la delicadeza, cuidó de mí. Me miró de pies a cabeza tratando de ver algo malo, y me refería a protección.

-No tengo nada. –dije viéndolo. Me parecía curioso que no dijera nada, al menos di la idea de volver a follar a su manera en el cuarto de juegos... ¿Por qué no me dice nada? -¿Ji?

-Sube. –caminó por el lado del copiloto y abrió la puerta, dejó que me acomodara y cerró la puerta. –Ponte el cinturón.

-Si, papá. –puse mis ojos en blanco. Me sentía nerviosa. -¿Ji Yong? –lo miré y me miró. –Nada... -estaba desconcentrado, su cara lucía de esa manera.

¿Estará todo bien en esa cabeza? Ahora soy yo la que quiere follar, y ¿Si hago que me folle dentro del auto? ¿Será mucho por una noche? ¡Claro que no! Una vez me folló y llegamos a 8 orgasmos, ¡Ocho! ¿Acaso eso es poco?

-¿Qué tanto piensas? –lo oí decir. –Haces muecas y luchas con tu yo interior. ¿Qué ocurre?

-A ti, ¿Qué te ocurre? –desvié el tema. -¿Me oíste?

-Quieres ir al cuarto de juegos... ¿Por qué? –me encogí de hombros. –Quieres follar.

-Me gusta follar contigo Ji Yong. No sé porqué ahora tengo esa necesidad de tenerte siempre.

-¿No sabes porqué? –alzó sus cejas... miró al frente y apretó sus labios.

¿Acaso soy una estúpida? "tengo la necesidad de tenerte siempre".

¿Acaso si soy estúpida?

¿Lo soy?

¡Por supuesto que sí! Le he dicho que lo necesito conmigo, ¡Siempre!

Negué, ¿Qué tan tonta puedo ser al lado de Ji Yong? Tan tonta que le digo que lo necesito. Necesito follar con él... y siempre.

-Deja de hacer eso Ann... -lo miré de reojo. –No des tantas vueltas. Lo has dicho sin pensar.

-Deja de meterte en mi mente, por favor. -¡Siempre se mete donde no lo llaman!

-Basta Annie...

-Basta tú, Ji. –es así, se mete en mi mente y quiere que lo deje... ¿Cómo puedo dejar de pensar en él si esta siempre en mi mente? ¿Cómo?

-Haces muecas y esas cosas, es imposible no reconocer esos gestos cuando estas enojada contigo y más por algo que has dicho.

-Pues, prácticamente no he dicho nada y no lo repitas.

-Me necesitas, necesitas follarme y siempre, ¿Eso has dicho? –me miró y sonrió.

¿Por qué ahora luce tan, pero tan jodidamente sexy? ¿Por qué?

-¿Podrías dejar de mirarme con esa cara?

-No tengo otra.

-Me ves como si quisieras follarme. –cerré los ojos. No solo es eso.

-¿Puedes leer mi mente? –pregunté viéndolo.

Por suerte las calles no estaban con autos y podíamos vernos sin cometer delito o accidente.

–Si.

-¿Qué estoy diciendo? -Quiero que seas mío, no solo follarte, ni que me folles como sumisa... quiero que seamos el uno del otro.

-Detente... -frunció su entrecejo.

-¿Qué?

-Estas confundiéndome.

-¿Por qué? –ahora mi voz sonaba desesperada... apretaba mis piernas como una loca. –Quiero que me folles como un salvaje Ji Yong. Estoy jodidamente excitada y me gusta que entres en mí, me gusta tu pene, duro y... rayos, detén el auto. -suspiró y se estacionó a un costado de la calle. –Quiero abrirme tanto para que llegues lo más dentro de mí. –lo miré.

Estoy jodida... ¿Verdad?

-Si me dices que me abra para ti yo lo haría... haría cualquier cosa que me digas. -era mi perdición, y realmente lo sabía. Sabía que estaba dando todo de mí, incluso, tal vez, no dando todo, pero ¡Por dios! Estoy desesperada por él.

Y realmente hablo de manera sexual.

Entonces, creo que vi la luz... sus ojos brillaban de una manera nunca antes vista. O bueno, nunca lo había visto mirarme de esa manera tan depravada, perversa... sus ojos estaban aun más oscuros de lo que realmente puedo recordar.

Lamí mis labios al ver los suyos... ¿En qué estará pensando?

Sus manos apretaban el manubrio, podía ver que ejercía fuerza ahí...

-¿Harías cualquier cosa que te pida? –preguntó evitando mi mirada. Su rostro lucía sin emoción, pero sabía de algún modo que tenía un desorden en su mente por lo que acababa de decirle.

-Si, cualquier cosa. –oí cuando pasó saliva.

-¿Recuerdas tu primera vez? –fruncí mis ojos... ¿Por qué preguntaría eso? -¿Primer oral? –mi respiración se aceleró, definitivamente, ¿Por qué preguntaría eso ahora? –Házmelo... -libero su pene, estaba erecto y húmedo... sus venas se veían.

Mi entrepierna enloquecía, y yo también.

-Sé que no fue una buena experiencia. Tú y él estaban en un auto, ¿No? –sabía lo que intentaba decirme. Sabía que Ji se sentía frustrado en cierto modo por lo que le había contado cuando le hice por primera vez sexo oral. Pero, él no es Dante.

Lamí mis labios y me acerqué a él. Incluso, no sé cómo me hallé de rodillas en el asiento y mi mano derecha acariciando su pene.

-Tú no eres él Ji Yong, eres mucho mejor, y te juro que haría todo lo que me pidieras porque sé que contigo nada podría pasarme. Sé que sabrás cuidarme y velar por mi seguridad. Eres mi amo... -me acerqué lo suficiente que lo besé.

No podía continuar sin antes besarlo, sentir y saber que todo estaba bien, mi lengua se movía y acariciaba la de él tal como mi mano masajeaba su erección. Oía los gruñidos de Ji en su garganta, yo me estaba excitando mucho más.

Cerré mis ojos apenas sentir el calor que emanaba su piel. De hecho, el aroma y textura era diferente... mi lengua jugueteaba, mi entrepierna vibraba, ¿Qué tan excitada estoy? Lo suficiente como para meterme todo el talle de Ji en mi boca.

-Ann... -gruñía de excitación... sus piernas se movían como si le hubiera provocado un pequeño golpe de electricidad. Su cuerpo se contraía cuando mi lengua recorría sus venas y su cabeza.

Solo podía oír el ruido de mi saliva y como mi mano izquierda jugueteaba en la base. Era un ruido similar al del Pleasure dome.

Recordar esos ruidos y esas personas me excitaba mucho más, hasta que sentí la mano de Ji sujetando mi cabeza. Me detuve de golpe aun manteniendo su pene dentro de mi boca, incluso, oí mi propia saliva cuando trague.

-Quiero venirme en tu boca... -dijo. –Quiero que atrapes mi esencia Annie, pero también quiero sujetarte desde aquí. Prometo no empujar... pero quiero sujetarte. –cerré los ojos y respiré. –Me detendré cuando me lo pidas.

Las promesas que Ji hace las cumple... eso lo sé.

Lentamente comencé a mover mi cabeza de arriba abajo, Ji Yong empujaba sus caderas hacía arriba y la punta chocaba con mi garganta.

Que ruido más aterrador, pero que fascinante se siente...

Sabía que Ji Yong luchaba con su fuerza para no sujetar más de la cuenta mi cabeza, y de verdad, le agradezco que lo haga. No podría soportar que hiciera lo mismo que Dante. Estaba concentrada en hacerle el oral, quizá de una manera diferente, o como realmente les gusta a los hombres.

No sé cuanto tiempo estuve hasta que Ji Yong aprieta con fuerza mi cabeza. Ambas manos las siento sujetándome...

-¡Mierda, Ann! –gruñe y su semen llena mi boca, su liquido tibio lo trago sin una pizca de asco. Insisto, con Ji Yong haría lo que fuera.

Cuando levante mi cabeza, limpie el borde de mi boca y note que Ji estaba con los ojos cerrados. Respirando con dificultad y tratando de nivelar su respiración. Tiene la cabeza apoyada en la cabecera del asiento.

Supongo que ha sido bueno.

¿O no?

Me acomodo en el asiento tratando de asimilar lo que ha pasado desde que salimos del estacionamiento del Pleasure dome, y de lo que hemos estado diciendo. De lo que he dicho y de lo que Ji quiso decirme. Supongo que, llegaremos a su casa y follaremos en cualquier superficie o simplemente, no vayamos a la cama solo a dormir, y también sé que existe la posibilidad de dormir separados.

-¿Iras a dejarme a mi apartamento? –pregunté para opacar el silencio incomodo que quedó.

Sus ojos me miran preocupados, ya niveló su respiración y trata de ver algo en mí.

-Iremos a mi casa Annie... -aprieto mis labios y asiento mirando al frente. Aun tengo el sabor de su semen en mi boca, creo que estoy saboreándolo. -¿Estas... bien? –me pregunta. No sé porque lo miré de repente y amé su expresión de preocupación, su cara lo demuestra. Su mirada, sus ojos...

-Lo estoy. –sonreí y apoye mi cabeza en el respaldo viéndolo, di un suspiro y cerré los ojos. –Estoy bien. –sentí su mirada, sentí cómo me observaba y pude darme cuenta que quería decir algo más. -¿Cómo estuvo? –solté manteniendo los ojos cerrados.

-Perfecto. –abrí mis ojos para observar y analizar su respuesta. Tenía sus manos en el manubrio. Se veía un poco perdido. Miré su entrepierna y su pene estaba dentro de su pantalón, no estaba erecto, pero mantenía un poco de volumen, lo sé por que se ve el bulto.

-¿Ji? –me miró. -¿Lo dices porque estuvo bien o solo para hacerme sentir bien? –era la primera vez que lo veía morderse el labio, pero lo hacía porque estaba intentando mantener su atención en mí, ¿Qué le estará pasando?

¿Qué estará pensando?

-Estuvo perfecto.

-No mientas... -lo dije porque mantenía su actitud de perdido.

-Annie yo... -cerró los ojos. El motor del auto no estaba encendido y Ji puso sus manos en sus piernas. Me asusté por lo que venía. –Estoy, he quedado...

-¿Asqueado?

-Me has dejado en post sesión. Estoy cayendo... -suspiró y mantuvo sus ojos cerrados.

¡Oh por dios!

*****

No podía ocultar mi sonrisa. Sonreí todo el camino hasta la casa de mi abuela, hoy era su cumpleaños. Y, como buena abuela invitó a Ji Yong, él conducía el Dodge mientras que yo era la DJ y copiloto.

Pero mi sonrisa... no podía dejar de sonreír.

Dejar a Ji en post sesión me hizo sentir victoriosa. ¿Cuántas veces él había echo lo mismo conmigo? Sabía lo que era esa sensación, sabía que cuando te vienes tus ojos se cansan y tu cuerpo de relaja a una intensidad que solo quieres dormir o descansar por unos segundos.

Y Ji lo hizo. Descansó cerca de quince minutos y luego nos fuimos a su casa. Obviamente, me folló en la mesa redonda que estaba a un costado de la casa, como forma de venganza hacía mí y por burlarme sarcásticamente durante el trayecto, me dejó a mí en caída.

Y despertamos abrazados esta mañana, desnudos y envueltos en las sábanas. Compartimos la ducha, cocinamos juntos pancakes y desayunamos anímicamente.

Cerca del medio día partimos desde su casa tomando todas mis cosas y dejándolas en el Dodge.

-¡Abuela! –chillé al verla... obviamente Ángela odia que le digan abuela. De echo ver su cara de desagrado al oír eso, hizo que sus brazos abiertos cayeran a sus costados. Reí cuando llegué a su lado. –No te enojes por eso.

-Jódete niña... -me saludó. -¡Koji!

-¡Abueeelaaaaa! –dijo Ji en un tono burlón y sonriendo. -¿Sabes que me llamo Ji Yong, verdad? –y nuevamente los brazos de Ángela cayeron a sus costados.

-Lo sabe... -dije. –Pero su alzhéimer... -negué. -¿Va progresando abuela?

-Suerte y gracias a Dios, no tengo ninguna enfermedad, y no es un día para que un par de mocosos como ustedes me molesten. Vayan dentro y dejen los regalos en la mesa del fondo junto a los demás.

Partió dentro de su casa dejándonos con los regalos en las manos y riendo como estúpidos. El humor de Ángela es excelente, solo que cuando le decimos "abuela", se esfuma, ¿Y qué decir? Todos sus nietos estarán aquí.

El Bullyng en la familia Lewin es el pan de cada día, entre todos nos hacemos el mismo nivel de Bullyng, y además es colectivo.

Por suerte soy la última nieta, hay una mayor Andrea, de ahí siguen cuatro idiotas, Nicholas, Robert, Chris y Edward, y por último, yo.

Ángela tuvo tres hijos, Richard, Thomas y Amber Lewin. El tío Richard es padre de Andrea y Robert. El tío Thomas es padre de Nicholas, Chris y Edward, y por ultimo Amber, mi madre. No sé porque fui hija única.

Nuestra abuela, pienso que es la única que comparte gustos musicales. Deja que nosotros manejemos su equipo de música a nuestro antojo. Lo sé porque, a todos nos gusta casi el mismo estilo musical.

Lo digo por The Rolling Stone, Nirvana, Kiss, Phill Collins, Abba y un sin fin de artistas más de aquella época. Incluso, Frank Sinatra, es uno de mis cantantes favoritos.

Pero ahora, Phill Collins llega a mis oídos. Al menos, toda la familia esta reunida en el patio. Es un día soleado. Aunque, en Londres, el sol no calienta absolutamente nada, pero al menos, hay un poco y el cielo esta despejado.

Algunos está cerca de la asadera, y otros conversando cerca de la mesa.

-Buenas tardes... -saludo cordialmente.

-¡Ji Yong! ¿Cómo estás?

-¡Hey! ¿Cómo va la escuela?

-¿Aun soportando a la mocosa? –por supuesto. Olvidaba completamente que todos estima mucho a Ji, pero, ¿Y mi saludo?

¿Qué hay de mí?

-¡Annie! ¿Cómo estás? ¡Oh por dios! Que guapa luces, pero mira esos kilos menos... -chillo. Todos me ven como si se tratara de un alienígena.

-Las cacatúas están en ese sector. –me apunta Edward con su dedo.

Miro donde apunta su dedo y las demás están en la cocina, ¿Por qué debemos estar en la cocina?

-¿Una cerveza? -pensé que sería para mí esta pregunta, pero veo al costado y Ji asiente de manera sonriente.

-Gracias Rob... -responde y me abandona. Veo como se acerca a mi familia y los saluda afectuosamente. Apretones de manos y abrazos con golpes en la espalda.

Debería escribir sobre ese comportamiento tan cavernícola.

Me encojo de hombros, ya todos me han visto y sé que desde hace mucho tiempo que la familia no se ha vuelto a ver. Los hombres me ignoran y decido tomar "mi lugar" en la cocina.

Una vez escucho las risillas de mis tías y de mi madre, saludo con una sonrisa. Las esposas de mis tíos son afectuosas, no así las mujeres de mi familia, Ángela, Andrea y Amber son esquivas a los saludos afectuosos, al menos, solo uno basta.

-Pero mira como has crecido.

-Que delgada luces.

-Y guapa... -sí, ellas definitivamente respondieron.

Me uno a ellas y el aquelarre comienza contra el club de Toby. Al menos, es una injusticia. Nosotras solo somos cinco, y ellos una multitud.

-¿Qué sucede? –le pregunto a mi madre cuando revisa una y otra vez el teléfono.

-Nada... -responde tratando de evitar mi mirada.

-¿Lennox vendrá? –salta mi abuela viéndonos. Mi cabeza y mi cuerpo quedan en dirección hacía Amber... ¿De qué me perdí?

-Mamá... -dice ella en respuesta. Oh no señora, conozco esa expresión. Hago lo mismo.

-¿Vendrá mi papá? –pregunto como si fuera una niña de cinco años.

Se supone que ellos se habían separado y no hubo nada de comunicación entre ellos. Siquiera yo tengo comunicación con el coronel Lennox, al menos, no como desearía.

De momento la risa afuera se detiene y se escucha un leve silencio incomodo. ¿Qué habrá sucedido?

Para variar, soy la ultima en asomar la cabeza y ver que Silver Lennox hace presencia, ¡Que guapo está! Me siento como una mocosa al ver la reacción de Amber al verlo. Sus ojos verdes quedan pegados a los marrones de mi papá.

No puedo dejar de ilusionarme, ¡Viene con un ramo de flores y una bolsa de regalo! Por dios... aprieto mis labios ante la escena.

Si estuviera enamorada reconocería que Amber aun sigue loca por Silver, pero como aun no sé que mierda me pasa, pienso que mis padres aun mantienen ese fuego, que levemente esta en chispa.

Sé que mi papá no suele usar camisas, pero si poleras y chaqueta. Y los jeans le quedan de maravilla. Estoy embobada y feliz viéndolos.

-Lennox... -dice Amber, siempre le dice así, y todos le dicen así.

-Buenas tardes. –saluda mi papá con cordialidad. –Ángela, feliz cumpleaños... -se acerca a ella y le entrega la bolsa de regalo que sostenía en su mano derecha. Amablemente mi abuela la recibe y le agradece con beso y abrazo. Luego él se acerca a Amber... -Hola... -¡Oh por dios!

Jamás he visto así a ninguno. Es la primera vez que los veo actuar tan estúpidamente y sobretodo, como si fueran unos adolescentes.

-Hola... -le responde Amber, que puedo notar que esta embobada... así como yo, cuando veo a Ji. Un momento, ¿Mamá sigue enamorada de mi papá, no?

-Te traje estas rosas... tus favoritas.

El detalle, después de 23 años me doy cuenta que Silver Lennox es un hombre detallista. Ahora que recuerdo, nuestra antigua casa siempre estaba llena de rosas. Pensaba que era ella quién las compraba, pero ahora, me doy cuenta que fue él quién se las regalaba.

Miro al suelo, me siento emocionada, el silencio reina y todos ven la escena. Incluso, me había olvidad que Ji estaba presente en el lugar, lo busco con la mirada y precisamente, esta ahí, observándome. 

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