capítulo doce | caleb
tormentos del pasado
El lago se encontraba desierto pero, sorprendentemente igual que hace cinco años atrás. Con su hermosa y mágica cascada de agua cristalina, rodeada por una muy abundante vegetación. Parecía un lugar sacado de un cuento de hadas.
Caminé hasta un árbol y me senté en el suelo, apoyando mi espalda en el tronco de este y observé mis alrededores en busca de la loba que me había citado a este lugar. Tras unos veinte minutos esperando, de los árboles divisé su esbelta figura femenina dirigirse hacia donde yo estoy.
A medida que se acerca su olor llega a mis fosas nasales. El aroma delicioso e inconfundible de Samantha.
— Hola... —susurra al llegar a donde me encuentro. Me mira fijamente como pidiendo permiso y yo me muevo haciendole un lugar junto a mi.
— Hola —un silencio incomodo llena el ambiente—. ¿De que quieres hablar? —fui directo.
— Ayer tuve una charla con tu hermana —hace una pequeña pausa para verme a los ojos y luego sentarse delante de mi—, es una chica muy dulce, me alegra saber que Nick tiene a alguien tan puro y agradable a su lado. Lo necesita.
— ¿Tuvo un pasado duro? —pregunto interesado. Quiero saber con quien estará mi hermana.
— Muy duro, como todos aquí. No creo tener el derecho de contártelo, creo que él te lo contara cuando se sienta listo. Pero... Cada tatuaje en su piel, esta tapando una gran cicatriz. No lo digo metafóricamente. He visto y tocado cada cicatriz —al decirlo aparto su mirada de la mía y sus mejillas se sonrojaron.
— ¿Te acostaste con él? —lo dije muy brusco, pero no pude evitarlo. Las palabras salieron de mi boca sin dudarlo y con mucha amargura, mientras un gruñido cargado de celos e ira luchaba por salir de mi garganta.
— No es de tu incumbencia.
— Si lo es.
— No, no eres nada mio como para darte esa clase de información.
— ¡Soy tu mate!
— ¡Te rechace!
— Lo hiciste pero, yo jamás acepté tal rechazo. Y te recuerdo que al no aceptarlo, aún queda algo del vínculo de mates entre nosotros. Por ende aún sigo siendo tu mate.
— Si. Yo... Estuve con él —suspiró rendida.
Mi mirada quedó perdida detrás de ella, admirando la cascada. Una parte de mi esperaba que lo negara No esperaba que dijera que era virgen, claro que no, es el siglo veintiuno y tanto las mujeres humanas como las licantropas gamaron micha libertad en su sexualidad. Pero al menos no creí que uno de los hombres que han tocado su cuerpo, sea uno que veré el resto de mis días haciendo feliz a mi hermana.
>> Pero dejé de hacerlo hace mucho. Desde que te conocí, para ser exactos... —luego sus ojos se oscurecieron—. Pero al parecer tú estuviste muy ocupado.
— Te equívocas.
Una carcajada seca y sin gracia broto de su garganta:— Caleb, no sirve de nada mentir. Esa rubia, Savannah, ha estado fastidiándome desde hace cuatro días, además se presentó como futura Luna de tú manada.
— No lo será. Ese puesto es tuyo y siempre será así y no toco a una mujer desde hace mas de cinco años —parece analizar mis palabras y al cabo de unos minutos las acepta, por lo qie rápidamente busco cambiar de tema— ¿Que me cuentas de ti? De tu pasado.
— ¿Por que quieres saber de mi pasado?
— Eres mía, quiero conocerte.
— No soy tuya y no quiero conocerte y tampoco que me conozcas. Y quiero que te mantengas alejado de mi —dijo firme.
— Hoy en la mañana no querías que me alejara...
— No quiero contarte mi pasado. No es importante —siguió evadiendo el tema, pero yo no iba a darme por vencido.
— Lo es para mi —insistí. Ella me observó por unos minutos para luego rodar los ojos con fastidio y comenzar a hablar.
— Fui feliz durante 74 años en Inglaterra, bueno, al menos la mayoría del tiempo —murmuró con un deje de rencor—. Mi manada era muy organizada pero no era muy justa. Noche Oscura detesta a los rogues, mi familia o las personas que alguna vez se hicieron llamar mi familia eran seres despreciables. Para ellos la opinión ajena era mas importante que la que se tenían ellos de si mismos.
>> Era la hija mayor de Dimitri y Rebecca Crawford. Por ende tenia que ser la hija perfecta. Guerrera, responsable, astuta e inteligente —enumeró con sus dedos—. Mi mate debía ser un fuerte guerrero, pero jamás un alfa —me miró fijamente por unos segundos antes de continuar—. Yo no podía abandonar la manada. Cometí una gran traición, pero debido a la familia de la que venia y a la amistad que tenia con la del alfa, Noche Oscura me dio dos opciones: morir o ser un rogue. La mayor deshonra es ser un rogue. Para ellos es preferible la muerte. De las pocas veces que un miembro ha sido castigado a esa gravedad, la mayoría prefiere la muerte.
>> Yo no. Yo... elegí vivir como rogue. Cuando el resto de los Crawford se enteraron de mi decisión, no se alegraron de que yo viviría. Gritaron y se lamentaron. Ellos preferían mi muerte a tener una hija rogue. El día de mi expulsión, mi familia me miraba con repulsión, odio y asco. No hubieron miradas de pena por parte de nadie, toda la manada nos veían con asco a mi y a mi familia, me había convertido en la vergüenza de los Crawford.
— ¿Qué fue lo que hiciste?
— No creo estar preparada para decirlo, pero maté a alguien de mi manada, Caleb. No te diré a quien y te agradecería que no preguntaras a esa manada la razón de mi expulsión y tampoco que insistas.
— Puedes confiar en mi Sam.
— Losé, pero aún no estoy preparada. Me cuesta confiar en ti, en todos en realidad.
— ¿Me estas dando una oportunidad acaso? —bromeé.
— Tomalo como desees. Eres un buen hombre Caleb, no voy a negarlo. Pero no te conozco, y hasta que no lo haga, no voy a confiarte mi pasado.
◇◇◇
Para cuando la noche cayó yo ya había vuelto a las tierras de la manada, y no lograba sacar las palabras de Samantha de mi cabeza.
Mate a alguien de mi manada.
No creí que fuera desterrada por algo tan grave. Soy consiente de que sus manos no están limpias, ella es una rogue, tuvo que matar para sobrevivir. Pero estando en una manada y además, matar a un integrante de la misma es... es algo muy grave. Lo que me pregunto es ¿Por que? ¿Cuál es la razón que la llevo a hacer tal acto?
Nadie mata porque si, sin razón alguna, ni los cazadores. Debe haber una razón, debieron haberle echo algo o manipulado de alguna forma. Ella no se ve de la clase de persona que mata a un inocente... Claro, no mato a un inocente, ella mato a alguien que le estaba haciendo algún mal.
— ¿En que tanto piensas? —la voz de Megan llega a mis oídos cuando entra a mi habitación.
— En algo que me dijo Samantha...
— ¿Puedo saberlo? —mi ceño se frunce, no se si debería contárselo, era un tema delicado.
— No creo que sea correcto pero... ¿Que sabes de Noche Oscura?
— No mucho. Pero son una manada que ha pasado por muchas situaciones complicadas, desde ataques internos, hasta asesinatos de alfas o betas. Y muchos de estos tambien fueron internos.
— ¿Asesinatos internos? ¿A su propio alfa?
— Si. Al parecer, algunos miembros de la manada se rebelaban y acababan matando a los superiores. Sólo hubo un caso en el que un beta mato a su alfa, sólo. Era un beta, pero dicen que fue castigado con la muerte.
— ¿Era hombre? —si era hombre entonces no pudo ser Sam.
— No lo se. Pasó hace muchos años. ¿Por que querías saberlo?
— Curiosidad.