Otro años más pasó.
Ángel ya tenía dieciocho años, sus vampiros aún no venían por ella, sin embargo su fe en ellos no había decaído ni un poco.
No hubo realmente nada que Ángel rescatara como verdaderamente positivo del año transcurrido. Había dejado de contestarle a Eleazar y en un principio el cazador lo vio como un cambio, pero en los meses siguientes supo que ella no le hablaba a nadie en absoluto.
El cazador oía su nombre y maldecía, ni el ni su familia ni nadie sabía qué hacer con ella y Markkus se seguía negando a matarla y esto enfurecía más a los hermanos Leppala.
Eleazar ordenó que volviera al grupo de muchachas que entrenaban con Elena y para sorpresa de todos, ella empezó a entrenar como todos los demás y era bastante buena con la espada. Era como si hubiera estado entrenando durante años.
Elena la odiaba a muerte desde el día en que rompió el crucifijo que le había regalado su padre. Ángel seguía sin hablarle a nadie, ni siquiera al lobo que la acompañaba siempre.
Mientras ella estaba en los entrenamientos o en las clases, el lobo que la seguía se ocupaba de diferentes labores ordenadas por alguno de los cazadores.
Desde hace algunos meses estas labores eran generalmente de guardia. En los últimos meses se había empezado a rumorear nuevamente de inexplicables muertes en las ciudades próximas a la fortaleza y durante las últimas semanas se habían encontrando cadáveres muy cerca de allí.
Los lobos recorrían día y noche los alrededores, sin importarle a Eleazar si ellos comían o dormían. El solo ordenaba y ellos obedecían. Entre ellos se ponían de acuerdo y algunos hacían guardia y recorrían mientras otros cazaban en el bosque y los demás descansaban unas horas pero Isael no tenía esa suerte. Debía vigilar todo el día a ángel y cuando no la vigilaba estaba apostado fuera de la oficina de Eleazar o recorría durante la noche el interior de la fortaleza, llevaba varios días sin dormir más que solo unos minutos.
Ángel se sentaba en el patio de los lobos cerca de una celda que había allí e Isael aprovechaba para dormir un poco todos los días. Los lobos que había allí le advertían si venía alguien y ella alertaba a Isael. Ángel veía lo agotado que estaba y sabía que no duraría mucho más en pie si no dormía como debía. En esos breves momentos en que dormía llamaba una y otra vez a una mujer llamada Alma, fuera quien fuera siempre ocupaba la mente de Isael mientras dormía. Posiblemente como le ocurría a ella con Enoc, soñaba con ellos siempre y estaba segura que también los llamaba mientras dormía.
Al atardecer de un helado día jueves hubo gran alboroto en el patio principal. Los que estaban en ese pequeño patio se asomaron enseguida a ver que sucedía. Los recién llegados, León, Jesús y cuatro lobos; Teao, Hottu, Angaroo y Ennu hablaban con Eleazar dándole un reporte de su misión. Al ver a estos lobos Ángel se detuvo enseguida y empezó a temer lo peor, sabía que ellos debían odiarla incluso más que a los mismos cazadores, pues ella era la responsable de su exilio, Por su culpa llevaban varios años sin ver a su familia. En ese momento pensó que quizás habían atrapado a los vampiros y por eso ellos no habían llegado a rescatarla, pero ellos habían llegado solos y Eleazar al hablar con ellos estaba muy molesto al igual que los cazadores. Ángel pensó para si misma que no los habían atrapado y por eso estaban tan molestos. Se pregunto cual sería el castigo de los lobos por fallar pero trato no pensar en ello pues sería otro cargo más de conciencia.
Isael moría de ganas por ir a saludar a los recién llegados, pero al Estar los cazadores presentes no podía ir al encuentro con su familia, al ver palidecer el rostro de Ángel le pregunto que le pasaba pero ella no le contestó. Se puso a llorar y se devolvió hacia el patio de los lobos como ella lo llamaba. El lobo la tomo del brazo y le pregunto nuevamente que le pasaba. Ella llorando le dijo que si le contaba él la odiaría. Isael no entendía de que hablaba, y a pesar de pedirle varias veces que le explicara que le sucedía ella se negó.
Cuando Lucian los vio fue hacia ellos y le pregunto al lobo si no iba a saludar a sus primos. Ángel lo quedo mirando sorprendida pues no sabía que el joven lobo tuviera algún parentesco con los lobos que habían estado en Alba.
La niña miró a Lucian y este la miró con desprecio por primera vez desde que se conocieran, Isael se extraño por esto pues Lucian siempre había sido el primero en defender a Ángel cuando algún lobo hablaba mal de ella, e incluso él le había estado enseñando a pelear las veces que ella había estado en el calabozo. Isael quiso saber que pasaba pero el jefe de los lobos no contestó a su pregunta, le dijo que llevara a Ángel a su cuarto y luego fuera con su familia, ya se enteraría de ciertas cosas.
Ángel no fue capaz de ocultar más sus lágrimas, Se fue caminando rápidamente tratando de no llorar como su corazón quería. Al lobo no le quedó más que dejar a sus primos e ir con Ángel. Apenas entró en su cuarto, Ángel quiso cerrar la puerta de un golpe pero Isael la detuvo. Entró al cuarto con ella y quedó sorprendido al ver el reducido espacio, era la primera vez que entraba al cuarto de Ángel, si así se le podía llamar a aquel lugar. Le apuntó con la cabeza hacia la puerta mal trecha que había al otro lado de la habitación, supuso que estaba el cuarto donde se bañaba, le dijo que se lavara el rostro y luego se acostara, hablarían al día siguiente y todo seguiría como siempre entre ellos. Ángel negaba con la cabeza y trataba de calmarse para no seguir llorando pero era imposible, sabía que él la odiaría, y ninguno de los lobos volvería a dirigirle la palabra cuando Teao y sus hermanos les contaran a todos lo que había pasado en Alba.
Ángel tomó el desgastado y delgado camisón de la silla al lado de su cama y entro al cuarto de baño. Llenó de agua el lavatorio para lavarse la cara mientras se resignaba a lo que pasaría al día siguiente, empezó a llorar sin contenerse más, estaría realmente sola en aquel lugar sin los lobos y no tenía idea de cuando saldría de allí. Isael abrió la puerta para marcharse en el mismo momento que oyó el desconsolado llanto de Ángel, al cerrar la puerta su llanto se hizo peor, pensó en ir a hablar con ella, pero se dijo que tal vez ella necesitaba llorar para quitar algo de la pena que sentía. El lobo no imaginaba porque no iba a querer volver a hablar con ella o estar cerca de ella. Suspiró frustrado y miró distraídamente a su alrededor con más atención, se dio cuenta en ese instante del horrible lugar en el que Ángel dormía desde el día que llegó a la fortaleza. Al mirar el lugar entendió porque le daba lo mismo estar en el calabozo, estando encerrada en la prisión al menos tenía más espacio y una ventana por donde entraba aire fresco. Fue a abrirle la cama y se dio cuenta que no había cama alguna, solo un largo y ancho muro con nada más que una frazada que parecía más una tela de cebolla que ropa de abrigo. El lobo cerro los ojos y tragó el nudo en su garganta al darse cuenta de la vida que Ángel tenía en aquel lugar. Vivía peor que ellos y ciertamente era tratada peor que ellos, por primera vez el lobo vio que su vida no era tan mala comparada a la de ella. El lugar en el que Ángel dormía era pequeño, oscuro y helado, ahora entendía porque Ángel siempre tenía tanto frío y buscaba el calor del sol. Puso la mano sobre la frazada y estaba muy helada, negó con la cabeza y se acostó para calentarle un poco el lugar en el que dormía. Como pueden tenerla viviendo así se dijo el lobo.
Se acomodó mientras esperaba que Ángel desahogara su pena llorando hasta que quisiera. Cuando estuviera más calmada hablaría con ella. Cerró los ojos y pensó en su amada Alma, se preguntó que estaría haciendo su esposa en esos momentos. pensó que quizás estaría compartiendo con otros lobos alrededor de una fogata o estaría mirando las estrellas mientras pensaba en él, o estaría acostada extrañándolo y recordando cada noche que pasaron juntos. Alma era el amor de su vida, soñaba con el día en que la volvería a ver.
Ángel salió del cuarto de baño y miró enseguida el farol sobre la mesa. Le extrañó que Isael lo hubiera dejado allí. Miró su cama y se dio cuenta que el lobo estaba profundamente dormido en su cama. Se acercó y le habló un par de veces pero él no despertó, miró el suelo al lado del muro y negó con la cabeza, pues ni loca dormiría en el suelo. Si su cama era helada, el suelo debía estar congelado, y había una rata que todas las noches se paseaba por el cuarto. Hablo de nuevo a Isael y lo empezó a remecer con ambas manos para que despertara. El lobo empezó a murmurar dormido y se corrió hacia la pared. Ángel frunció el ceño pues no era eso lo que había pretendido. Siguió hablándole hasta que se convenció que él no despertaría. Isael llevaba varios días sin dormir como debía, estaba más que agotado. Suspiró derrotada y meneo la cabeza. Se acostó al lado del lobo y rogó que nadie entrara al cuarto, no quería ni imaginar lo que pasaría si un cazador los veía acostados en la misma cama.
Ángel cerró los ojos y se acomodó para dormir, inmediatamente vino a su mente el rostro de Enoc. Se preguntó que estaría haciendo en esos momentos. Estaría cerca de la fortaleza, o en Alba, estaría pensando en ella, seguiría queriendo que fuera su esposa. Recordó aquel inocente beso que le dio en la celda y sonrió, se dijo que cuando lo volviera a ver definitivamente iba a pedir mucho más que un beso, ya no era una niñita, sabía lo que era desear a alguien, lo había descubierto pensando en él mientras estaba encerrada en una de las mazmorras.
Sin darse cuenta, Isael y Ángel se quedaron dormidos pensando en aquellos que amaban y querían ver de nuevo.
Ángel se abrazó a Enoc y le dijo que lo amaba, Isael escuchó a Alma diciéndole cuanto lo quería y la acerco más a él para besarla, aquello fue solo el inicio, ambos se dejaron consumir por la pasión y sus anhelos, Isael besaba a su esposa y le susurraba una y otra vez cuanto la amaba, Ángel oía las palabras de Enoc y no cabía en si de felicidad, al fin estaba a su lado.
Un fuerte golpe despertó a Ángel, abrió los ojos y se vio en su cuarto en Alba por unos instantes, la voz de alguien la volvió a la realidad y se dio cuenta que estaba en su cuarto en la fortaleza, sintió a alguien acostado a su lado y trato de alejarse enseguida. Unos fuertes brazos la mantuvieron en su lugar y en un rápido movimiento quedó debajo de quien estaba con ella. Intentó quitárselo de encima inmediatamente.
La puerta se abrió hasta atrás golpeándose contra la mesa.
Lucian y Hottu entraron y gritaron a Isael apenas vieron lo que estaba pasando. El lobo abrió los ojos y por un instante vio a su hermosa Alma envuelta en sus brazos, luego vio a Ángel y no entendió nada. Lucian y Hottu lo volvieron a gritar y el lobo recién reparo en ellos. Miró nuevamente a Ángel y se dio cuenta de lo que pasaba. El lobo recordó claramente sus sueños y rogó que solo hubieran sido eso, sueños y nada más.
Ángel estaba en silencio arrinconada contra la muralla apretando fuertemente las frazadas contra su pecho, la mirada de horror en su rostro hizo palidecer a Isael y a los lobos a la entrada del cuarto. Isael se alejó de ella y vio su camisa en el suelo, no tenía idea en que momento se la había quitado, se trago una maldición y se dijo que nada había pasado entre ellos miro a los lobos y agacho la cabeza, pasó entre ellos y salio del cuarto sin haber dicho una sola palabra. cuando el aire frió golpeo su pecho se detuvo para ponerse la camisa y tratar de pensar con claridad, en el momento de arreglar su camisa se dio cuenta del pantalón desabrochado, no paso nada se volvió a repetir pero ya no estaba tan seguro de ello. Quiso llorar de solo pensar en haber engañado a su esposa. No le interesaba ninguna otra mujer aparte de su Alma y rogaba por el día que volviera a estar a su lado.
Lucian y Hottu seguían a la entrada del cuarto mirando a Ángel sin saber si dejarla sola o interrogarla para averiguar que había pasado con el Isael. Rogaban que nada hubiera pasado y que nadie se enterara que el lobo se había quedado allí, si un cazador lo llegaba a saber Isael iba a morir y Ángel iba a recibir un buen castigo.
Ángel levanto los miro a ambos y les dijo que salieran de allí. casi no podía contener las lágrimas, había engañado a Enoc con Isael, su vampiro jamás se lo perdonaría. Cuando Ángel empezó a llorar y a repetir una y otra vez que había estado con Enoc no con otro hombre, los lobos salieron de allí para ir a pedirle explicaciones a Isael.
Para ese entonces Isael caminaba de un lado a otro en la cabaña de sus primos mientras le pedían explicaciones. No sabían que pasaba pero por la expresión de Isael tenía que ser grave. Lucian y Hottu llegaron unos minutos después y al ver que Isael aún no decía nada decidieron hablar por él.
Teao y Angaroo lo miraron con incredulidad y rabia al saber lo que había ocurrido. Miraban a su primo y se contenían para no ir y golpearlo. Lucian y Hottu le preguntaron, le gritaron que como había podido equivocarse de esa manera y con una cazadora. Y peor aún, con Ángel, que era un problema para los cazadores y más encima la futura esposa de Thomas.
Isael caminaba de un lado a otro y se agarraba la cabeza a dos manos pues estaba seguro que había pasado de todo con Ángel, no dejaba de preguntarse pasaría si se enteraban los cazadores o peor aún si Angel resultaba embarazada. Esto último aterró al joven lobo y al ver su desesperación sus primos dejaron de atormentarlo. Trataron de hacer que se calmara pero él no podía. Que pasaría si Ángel tenía un hijo que no fuera de Thomas sino de un lobo. Eleazar lo asesinaría y los castigaría a todos por su culpa, y a Ángel, solo Dios sabía que pasaría con ella. Cerraba los ojos y pensaba en como debía estar ella, sola en aquella fría habitación llorando y tratando de entender al igual que él como había sido posible lo que pasó. Isael miró a sus primos y les dijo que él los tenía a ellos, pero Ángel no tenía a nadie y debía estar muy mal en esos momentos. Lucian pensó en ir a hablar con ella pero en ese momento uno de los lobos que hacía guardia llegó hasta la cabaña a buscarlos por orden de Eleazar. Isael se extrañó de que los mandara a llamar a esa hora de la noche, pero Lucían y los demás le dijeron que ya eran más de las seis de la mañana, había pasado toda la noche en la cama con Ángel.
El lobo cerró los ojos y palideció aún más.
Sacha entró a tropiezos cuando oyó a Lucian y empezó a oler ruidosamente cerca de Isael. Se quedó con la boca abierta mirando al lobo y la situación no mejoró mucho cuando fueron llegando más lobos. Unos lo miraban y sonreían, otros negaban con la cabeza pero lo felicitaban por la osadía, otros tantos lo insultaban por su falta de criterio. La verdad sea dicha, no había un solo lobo de los que había allí que no lo envidiara, no por que hubiera estado con Ángel, sino por haber estado con una mujer. Eleazar les había prohibido cualquier tipo de relación con las mujeres del pueblo y los alrededores y había amenazado a los dueños de los prostíbulos de la cuidad y los pueblos vecinos para que se aseguraran que ninguna de sus mujeres diera sus servicios a algún lobo. El cazador disfrutaba de su poder sobre ellos y de cómo ellos obedecían todos sus mandatos con tal de asegurar la vida de sus familias que vivían en las colonias siendo esclavos de los cazadores.
Hottu mandó a su primo a bañarse y cambiarse ropa pero Sacha no lo permitió. Eleazar los quería a todos en fortaleza enseguida. Mientras iban camino a la fortaleza, uno de los lobos le preguntó a Hottu en un tono de voz más alto de lo que pretendía, que iba a pasar si Ángel tenía un hijo de Isael. Todo el grupo se detuvo abruptamente y miraron a Isael con bastante rabia, pues por culpa de su irresponsabilidad los podría perjudicar a todos. Lucian los calló con una sola orden, les dijo que no era el lugar ni el momento para hablar de aquello. Más tarde lo discutirían.
El nerviosismo de los lobos era evidente aún para los cazadores, algo se relajaron al oír para que los quería el cazador, claramente él no tenía la más mínima idea de lo que había pasado. No hubo uno solo que no diera las gracias por ello sin embargo lo que les dijo tiró por tierra los planes de Lucian, ya no podría ir a ver a Ángel para saber como estaba y hablar con ella.
Eleazar antes de darles las órdenes para el día, les prohibió a los lobos volver a dirigirle la palabra a la muchacha, o tener algún gesto de buena fe con ella, les dijo que cambiarían de táctica para hacerla una cazadora. Si ni él ni su gente habían podido quebrantar el espíritu de Ángel, tal vez los lobos lo harían, o mejor dicho, la empujarían a querer ser una cazadora, la idea de Markkus de hacerla acercarse a los lobos parecía haber funcionado pues ella se veía bastante cómoda entre ellos, mucho más que con un cazador cerca, si todo salía según lo planeado, el repentino rechazo de los lobos la confundiría y la pondría vulnerable. Jacinta y Trinidad serían las encargadas de acercarse a ella y ganarse su confianza. Cuando esto pasara Ángel confiaría en ellas y les contaría cosas que hasta ese momento probablemente no le había contado a nadie. Y con el tiempo si todo salía según lo planeado Thomas entraría en juego y trataría de ganarse el rebelde corazón de la muchacha. Ese era el final que Markkus quería. Sabía que su nieto no era ni fuerte ni digno de gobernar, y probablemente esto no cambiaría si se casaba con cualquier mujer, pero si tenía a una mujer con carácter y determinación a su lado, quizás llegaría a ser recordado al igual que su padre y su abuelo. Además de tener con Ángel una basta descendencia de cazadores con sangre Nórdica.
Por supuesto los cazadores no daban detalles de todas sus decisiones a los lobos, sin embargo ellos se enteraban igual de las cosas. Los cazadores estaban convencidos de que los desarrollados sentidos de estos hombres, se manifestaban en su totalidad solo cuando estaban transformados en animal. No tenían idea que sus sentidos eran igual de agudos sin importar si estaban en su forma animal o humana. Ellos por supuesto jamás se los dirían, esta era una ventaja que tenían sobre ellos y le habían sacado provecho desde siempre. Sabían todo acerca de los planes de los cazadores y todo lo que tenía que ver con la ascendencia de Ángel.
Cualquier cosa que el cazador les ocultara ellos ya lo sabían.
A pesar de ser Markkus un anciano aún su voz se hacía valer y sus órdenes se cumplían sin ser cuestionadas ni siquiera por su hijo Eleazar, a pesar que era el actual líder de todos los cazadores alrededor del mundo. Lucian maldecía a Eleazar con cada palabra que el cazador decía, sin importar cuantas atrocidades hubiera cometido Ángel lo más piadoso y misericordioso para unos fieles siervos de Dios sería terminar con la vida de la muchacha y no seguir manteniéndola en el infierno en el que estaba. el cazador también les dijo a los lobos que no podían ser amables con ella o tener gestos de simpatía, y como leyendo los pensamientos de Lucian les dijo que podían hacer de su vida un infierno si tenían la oportunidad, Eleazar no tuvo necesidad de amenazarlos, ellos sabían que tendrían que hacer lo que él les ordenaba o de lo contrario sus familias pagarían por su rebeldía.
El cazador les dijo también, que estaba seguro de que este rechazo de ellos aceleraría más las cosas y muy pronto habría una cazadora con un corazón tan dolido, amargo y lleno de odio que sería de temer por todos. Algunos lobos se miraron entre ellos y otros miraron hacia el suelo pensando en las nuevas calamidades que le esperaban a Ángel. Lucian a pesar de la advertencia de Eleazar trato de ir a verla pero no le fue posible. No dejaba de pensar en lo mal que estaba cuando él se fue y como estaría con el pasar de las horas.
Durante toda la mañana los lobos que circulaban por la fortaleza estuvieron pendientes de ella pero no salió del cuarto a ninguna hora del día.
En la tarde solo llegó a la cocina y tomo un vaso de fruta cocida y un pan, ni siquiera miro hacia afuera, nadie la vio, ni vio a nadie ella tampoco. Se devolvió a su pieza y no volvió a salir en los siguientes dos días. Su dormitorio era tan helado que ella siempre estaba muy helada, la única luz que había en aquel lugar era gracias a dos faroles que iluminaban el cuarto, y si no fuera por esto, no se vería absolutamente nada.
La luz del sol solo iluminaba un par de horas en la mañana y nada más. Aquella pieza era en realidad uno de los dos sótanos que tenía la cocina. Uno de ellos había sido desocupado para ella y se habían instalado algunos muebles y se había habilitado una escalera que había fuera de este cuarto y daba a un pequeño patio en la superficie donde ella lavaba su ropa y tenía su baño. Durante la noche quedaba con candado, el lobo que la debía vigilar lo quitaba todas las mañanas antes de golpearle la puerta para despertarla.