(Siete meses después...)
Agarro la mano de Cuatro nerviosa, dándole un apretón, y él traza círculos con su pulgar en mi palma para tranquilizarme.
- Sólo tienes que tomarles las Pruebas de Aptitud a unos chiquillos, Elsie, no tienes de qué preocuparte.
- Lo sé - suspiro dándole un abrazo fuera del complejo de Erudición - De todos los osados tenía que tocarme a mi. Esto me da tantos recuerdos...
- Bloquéalos. Sé fuerte, en menos de lo que piensas estarás conmigo de vuelta en Osadía - me promete besando mi frente, y yo lo acerco a mi para besar sus labios antes de que se vaya.
Él sonríe, y me señala las puertas de cristal. Haciendo una mueca, me despido con la mano y entro en la sala, donde rápidamente una chica de azul (que por cierto, estaba en mi clase del colegio) me acompaña hasta una habitación vacía. Ella me explica brevemente cómo debo tomar la prueba, aunque con mi antiguo conocimiento erudito no me hace falta, y me deja unos minutos, hasta que el primer chico de dieciséis entra en la sala.
- Peter, ¿ no ? - pregunto mirándolo de reojo y preparando los instrumentos. Un nudo crece en mi estómago. Es él, el hermano de Enn.
- Ajá - asiente observándome mientras se sienta en la silla de metal acolchada.
- Toma esto. De un trago - le tiendo el sérum, y él se lo bebe sin rechistar. Desde luego, no está hecho para Erudición. Ellos hubieran preguntado infinidad de cosas sobre él, hubieran desconfiado.
- ¿ Ya está ?
- Sí. Cierra los ojos, respira hondo. Entrarás en una simulación. Reaccionarás solo, no estés nervioso - le sonrío amablemente y tecleo en la pantalla para iniciar la Prueba.
- No lo estoy - miente devolviéndome la sonrisa, y niego con la cabeza. Tampoco Verdad, su facción original.
Pasan treinta segundos, treinta segundos exactos y él despierta.
- ¿ Y bien ? - pregunta mordiéndose el labio.
- Osadía, 100 % - respondo sorprendida, y lo observo marcharse con una sonrisa satisfecha.
No dudó en coger el cuchillo, y nada más el perro apareció para atacar a una niña, lo mató.
Yo no hice eso en mi prueba, mi resultado no fue mi nueva facción, pero si lo hubiera sido, creo que no hubiera reaccionado con tanta rapidez como él.
Pasan muchos adolescentes más, y en realidad, es divertido tratar de adivinar a que facción pertenecerán.
Acabo a la hora de comer, y salgo del complejo. Busco a Cuatro con la mirada, pero no lo encuentro. Supongo que habrá vuelto a Osadía.
Sé que Cuatro me prometió contarme su verdadero nombre, pero al ver que le costaba tanto y que al parecer le traía malos recuerdos, le dije que no importaba. Me da igual su pasado, no necesito saber quien era, sino conformarme con quien es ahora.
Espero al tren, y me subo de una zancada. Ya no me supone ningún esfuerzo, no como antes.
Otra persona se sube en el último momento, y doy un brinco del susto, y él se echa a reír.
- Lo siento, iniciada, ¿ te he asustado ? - pregunta con tono burlón.
Frunzo el ceño cruzándome de brazos.
- Bueno, tus apariciones no es que sean muy normales. Y ya no soy tu iniciada. Soy una líder, como tú.
Él se encoge de hombros con una sonrisa, y suspirando, me siento junto a él.
Últimamente, nuestra amistad está decayendo. Hace unos meses, cuando acabé mi iniciación, todo era casi como cuando estábamos en Erudición. Inseparables.
Ahora, algo ha cambiado, no sé porque. Intuyo que tiene que ver con Cuatro, porque Eric y yo solo pasamos tiempo juntos cuando él no está.
Es estúpido que por el simple hecho de que mi novio no le caiga bien se haya alejado de mi.
- ¿ Has hecho las pruebas ? ¿ Algo interesante ?
- Nada en particular - me encojo de hombros - creo que tendremos a dos iniciados veraces.
- Los odio - masculla irritado- no son capaces de cerrar la bocaza que tienen.
- Estoy segura de que todas las facciones tienen algo que objetar acerca de la nuestra- argumento y él resopla.
- Bueno, al menos este año solo tendré que aparecer por allí un par de veces en cada etapa. En cambio, tú tendrás que estar con ellos todos los días.
- Lo dices como si me molestara. ¿ No recuerdas que yo decidí ser instructora ?
- Lamentarás tu decisión - predice divertido poniéndose en pie y abriendo las puertas del vagón.
- Ya veremos - sonrío desafiándolo, inspiro, y salto.