"Como conocí al idiota"[Edita...

By ivett2003

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Se que suelen decir que del odio al amor solo hay un paso. La verdad es que yo no lo creo Si odias a una pers... More

*Sinopsis*
⚠Atención⚠
Tráiler - Como conocí al idiota
1- De pequeños...
2- La universidad
3- "No me intimidas"
4- Primer dia de clases
5- Reencuentro
6- La playa perfecta
7- De vuelta de la escapada
8- El chico encapuchado
9- Estaría muerta si no fuese por ti
10- Celos...¿Por qué?
12- Viaje inesperado a Madrid 2/2
13- Enfermedad.
14- "Tiene la manstruacion"
15- Un error
16- Demasiadas risas
17- Incendio
18- Intimidades...
19- ¿Quedar como amigos?
20- La fraternidad
21- Recuerdos del pasado
22- La hora de la verdad
23- La hora de la verdad (2/2)
24- Beso inapropiado
25- Sentimientos encontrados
26- "Tenemos que hablar"
26- "¡No somos nada!"
28- "¿Y mi beso?"
28- "Mi primera vez con mi amor de infancia"
30- El gran día
31- El gran día (II)
32- ¿Segura?
33- No puede ser...
2da temporada (leerlo por favor)
34- Un tiempo...
35- "No siento lo que sentia"
36- "¿Piensas dejarme asi?"
37- ¿Piensas dejarme así? (II)
38- ¿Quieres juego de esposas?
38- "La niña no está..."
40 - "Me tienes para todo lo que haga falta"
41- ''¿Que miërda te a pasado? ''
42- ¿Quiere que me maten so desgraciado?
IMPORTANTE
43- Perderemos al chico...
44- Siempre fue infiel...
45- Dijiste amor...
46- Te quiero..
47- Ra-rayan ya viene...
Epílogo
@Agradecimientos

11- Viaje inesperado a Madrid 1/2

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By ivett2003


—Que lindos que son... —escucho la voz de Nadia de fondo.

Mis ojos comienzan a abrirse y me doy cuenta de que unos brazos musculosos me rodean.

Veo borroso e intento aclarar la vista, pestañeo unas cuantas veces, se encuentran Nadia y Damian mirándonos fijamente mientras yo y...oh no Rayan dormimos completamente juntos.

Se me aclaran los pensamientos y me deshago de los brazos de Rayan.

—Yo no quería, el... —fue lo único que pude decir, o que más bien mi cabeza recapacitó. En ese momento Rayan comienza a abrir los ojos al darse cuenta de que no estoy tumbada con el.

Me giro para salir por la puerta pero me encuentro con el espejo de la habitación, no tengo rastro de ojeras y aunque estoy un poco despeinada no se nota casi, el color rojo se nota cantidad en mis mejillas.

—Tranquila chica no pasa nada, solo habéis tenido sexo en la habitación de la universidad. —puntualiza Damian.

—¿Que? ¡No! ¡No hemos tenido ningún tipo de relación, solo que quiso dormir conmigo, ya que vosotros no estabais! —aclaro.

Rayan se frota los ojos y se sienta en la borde de la cama en calzoncillos. Damian abre la boca exageradamente y Nadia se sorprende.

—¿Eso es verdad? —pregunta— imposible... —a punto de caérsele la cara.

—Em...si... —murmura Rayan, la primera vez que lo veo inseguro de sí mismo.

Damian se levanta de la cama de Nadia dónde estaba sentado. Se frota la cara con exasperación.

¿Y a este que mosca le ha picado?

—¿Emm...Pasa algo? —pregunto de lo más confundida. Nadia y Damian me miran con cara rara.

—Bueno chicos creo que tenéis que iros a vuestras habitaciones debo explicarle algo a Kayla. —explica Nadia.

Damian asiente y coje a Rayan por el brazo bruscamente.

—¡Hey, hey, hey compañero, te relajas! —exclama Rayan medio dormido zafándose del agarre de Damian, cosa que lo consigue con facilidad.

Salen de la habitación con mucha prisa cosa que no entiendo.

Nadia se sienta en su cama y yo en la mía y tira de su pelo verde hoy de un color más fuerte que nunca, seguro que recién teñido.

—Haber como te lo explico. —respira hondo— Rayan en su puta vida a querido tener relaciones serias, para ser exactos. No es posible que haya dormido contigo esta noche y que no se te alla tirado. —explica de lo más estresada. Que fina pienso.

—Bueno mejor tarde que nunca ¿No? —contesto intentando quitar hierro al asunto, ya que me incomoda mucho hablar de las relaciones que tiene Rayan.

—Ya pero, si es así es porque no tendrá buenas intenciones. —me explica.

—¿A qué te refieres? —pregunto un poco asustada.

—Me refiero a que Rayan es un chaval dañino, siempre tiene que ir por el mundo haciendo daño y no es bueno para ti. —asegura y me pone una mano en mi pierna. Me recordó a mi madre diciéndome lo que debía hacer siempre.

—Siento decírtelo así pero, en realidad tu no tienes que decir que es bueno para mi y que no... —murmuro un poco avergonzada de ser tan bruta.

—Mira, Rayan no salió conmigo pero sí que tuvimos unos meses que estuvimos enrollándonos y teniendo sexo, y mire de cambiarlo e intentarlo volver una persona menos dañina pero me fue imposible, él no entraba en razón, no quería tener relaciones no quería nunca ni formar una familia ni casarse ni tener una relación seria nada y así fue. Los primeros días de la universidad fueron los peores aun seguíamos con ese rollo pero al final no se pudo hacer nada —me explica con calma.

Ahora entiendo el beso del primer día...

¿Como puede ser que no haya tenido relaciones conmigo?

—Bueno yo...me lo pensaré... —asegure.

Nadia me miró con miedo y me dirigí al armario para sacar la nueva ropa que me iba a poner.

Nadia ya estaba vestida pero aún así se cambiaba también.

—¿Ahora dónde vas? —pregunto a Nadia al ver que se pone un vestido de color verde.

Ríe entre dientes.

—¡De excursión con mi nuevo novio Damian! —grita contenta.

—¡Que bien tía! —exclamo contenta.

Me cojo ropa nueva y mi bolsa de ducha.

—¡Bueno pasarlo bien! —exclamo antes de salir por la puerta.

—Gracias igualmente ¿Pero hoy no tocaba clase? —me acuerdo.

—¡No pasa nada tía esto es la universidad, puedes faltar tantas veces que quieras! —exclama.

Rio un poco y cierro la puerta detrás de mí.

Me dirijo al lavabo de la planta.

Cuando llego allí me desnudo en uno de los lavabos cerrado para asegurarme de que nadie me ve.

Entro en la ducha.

Al salir me he quitado un peso de enzima. Respiro hondo.

Me visto tranquilamente y me seco el pelo castaño claro.

Ya vestida salgo del lavabo de la planta.

—Cambio de planes nos vamos, ahora. —aparece Rayan en la esquina del pasillo.

—¿Que? ¿Por qué? —pregunto.

—Porque si no no nos dará tiempo. —asegura.

—¿Pero dónde vamos? —pregunto, aun tengo el pelo un poco mojado.

No me contesta, me ignora completamente hasta que giramos por el pasillo.

—Hey, Rayan o me contestas o no voy. —lo chantajeo.

—Está bien pero cuando lleguemos al coche. —asegura.

—Vale pero primero tengo que ir a mi habitación a dejar esto. —le explico mientras levanto la bolsa de la ducha.

Asiente y me acompaña a mi habitación.

Abro la puerta y entro. Rayan entra detrás mío. Dejo la bolsa de ducha en el armario y me pongo un poco de brillo en los labios, cojo el bolso en el que siempre llevo las cosas que puedo necesitar.

Cuando me dirijo a la puerta Rayan no me deja pasar.

Carcajeo.

Al ver que no hace nada reacciono.

—¿Me dejas pasar? —pregunto.

—Creo que te dejas algo. —murmura con su voz dura y cara seria mientras mira mi cama.

Le sigo la vista y veo las llaves de la habitación. Asiento pidiéndole disculpas y salimos los dos.

—¿Y por qué no me lo puedes decir hasta que lleguemos al coche? —le pregunto intrigada.

—Aquí hay mucho cotilla y no me apetece meterles un puñetazo uno a uno. —me explica con dureza. Asiento.

Bajamos las escaleras y salimos de la universidad después de decirle adiós a Mía.

—El coche está a dos manzanas. —asegura un poco más expresivo.

—No te se ve muy contento a ser verdad... —murmuro.

Me mira fijamente y sus ojos parece que me penetren.

Aparto la mirada. Está demasiado serio. Más de lo actual, algo raro.

Cuando vemos el coche y quedan unos pasos para alcanzarlo Rayan frena en seco.

Y me doy cuenta de que su móvil le vibra. Lo coje, y seguimos caminando.

—Si ya vamos para allá...Vale, adiós —dice con un tono más serio que el de antes.

¿Que ya vamos dónde?

Comienzo a asustarme.

Entramos en el coche y respira hondo.

Mete la llave en el contacto y la gira.

—Nadia y Damian han llamado a mi familia porque dicen que he conocido a una chica, tú, mi familia se ha ilusionado mucho y quieren que vallamos, el caso es que hasta que no te conozcan no pararán de llamarme, pero tú sígueme el rollo. —me explica de golpe y porrazo.

Asiento. Lo que me espera.

Ahora entiendo porque me lo quería decir en el coche, ya que si estaba dentro no podía cambiar de idea a menos que me tirase con el coche en marcha cosa que no iba hacer.

—¿Y qué haremos allí? —pregunto después de un rato ya en marcha.

—Bueno supongo que nos quedaremos a cenar pero como esta un poco lejos, Madrid o iremos a un hotel o en la misma casa dormiremos. —explica con calma, ahora si que me tiraría con el coche en marcha.

—¿Dormir?¿En Madrid? —pregunto exasperada.

—Si pero lo más seguro es que iremos a un hotel no te preocupes... —murmura con calma.

—Pero si no he cogido casi nada de ropa, ni dinero, solo tengo una camiseta que siempre llevo de recambio por si acaso. —explico de lo más nerviosa.

—Bah, no pasa nada, ya compraremos algo. Y no te preocupes por el dinero—contesta con simpleza y activa la música del coche para no seguir la conversación tan agotadora que teníamos.

—¿A ti esto te gusta verdad? —pregunto.

—¿El qué? —pregunta mirando fijamente a la carretera.

—¿Esto de verme chillar y sufrir? —le pregunto.

Me mira y ríe, le salen esos hoyuelos, se me contagia la risa.

—Bueno ahora duerme, dentro de unas horas ya estaremos allí... —me propone casi exige.

Asiento y apoyo mi cabeza en la ventana de coche.

La música que suele poner está puesta pero muy floja casi ni se escucha, cosa que me extraña.

Espero que Rayan haya dormido bien porque nos queda un largo viaje por delante...

(...)

—Kayla, ya hemos llegado... —susurra Rayan en mi oído.

Me quejo porque me quita el cinturón.

—¿Ya? —murmuro con cansancio.

Abro los ojos poco a poco y la luz del sol me llega directa a la cara. Salgo del coche, y me estiro, tengo adolorido el trasero de tanto estar sentada, hace un poco de frío.

—Tengo un poco de hambre. —aclaro la vista y me encuentro delante de una gasolinera.

—Por eso hemos parado aquí, aún queda una hora y media de viaje pero son las tres. —me explica, Asiento. Entramos en la sección de restaurante y nos sentamos en una mesa de interior, hay poca gente y huele a churros.

Una camarera de media edad se acerca a nosotros.

—¿Que desean? —pregunta.

—Un café con leche, por favor... —murmuro aún un poco dormida.

—A mi ponme una coca cola light. —exige.

La camarera asiente y se dirige a la pequeña cocina del restaurante.

—Bueno, explicame un poco sobre tu familia... —intento asimilar, que soy para ellos.

—Bueno no hay mucho que contar...—murmura nervioso.

Está claro que le intimida bastante hablar de su familia.

Le comienza a sonar de nuevo el móvil y Rayan lo coje mientras resopla.

Se levanta y me hace un gesto con la mano, se dirige hacia la puerta, tiene las espaldas tensas y me imagino que debe estar más nervioso que yo o más.

La camarera trae lo que hemos pedido y se va.

Me voy tomando el café mientras miro como Rayan habla por teléfono con el ceño fruncido.

Mueve los labios muy rápido y está desesperado por lo que parece.

Respira hondo, tiene la mandíbula apretada, y cuelga.

Entra y se dirige hacia mi.

—¿Todo bien? —pregunto al verlo así.

—Si... —murmura no muy convencido.

Abre la Coca-Cola de mal gusto y comienza a beber.

Me acabo el café con leche.

—Bueno vamos tirando que nos quedan unas horas por delante. —me explica mientras se levanta.

Da el último sorbo a su Coca-Cola y se levanta de la mesa con migo.

Salimos de la gasolinera y nos dirigimos al coche, ya dentro mete la llave en el contacto.

—¿Rayan estas bien? —le pregunto poniéndole mi mano en su pierna, al ver su mandíbula aún tensa.

Me mira fijamente, se abalanza hacia mi y me planta un caluroso beso.

Nuestras lenguas hacen la combinación perfecta, y encajan a la perfección. Los cosquilleos y escalofríos comienzan a subir por la clavícula, nos separamos por falta de respiración. Se me queda mirando con esos ojos azules y esa mirada intimidante.

Me toca la mejilla con la palma de su mano y me vuelve a besar. Me inclino un poco más a él, hasta llegar a ponerme encima. Me coje de la cintura mientras nos besamos. Envuelvo mis brazos a su cuello. Gimo.

¿Que? ¡NO! ¿Porque gimo?

Me separó de él apresuradamente y salgo de encima de él.

Salgo del coche tropezadamente y entro en la gasolinera entro al lavabo.

Joder, es comunitario...

Me lavo la cara y miro el reflejo en el espejo. Ni rastro de ojeras de, tengo la cara más roja que un tomate, pero aún tengo el sabor a menta de Rayan.

¿Como me puedo dejar engañar por este mujeriego?

¿Por qué Kayla, porqué?

Sin darme cuenta las lágrimas comienzan a salir y no puedo hacerlas parar, entro en un lavabo y me encierro en uno de los que hay.

Alguien abre la puerta del lavabo.

—¿Kayla? —la voz de Rayan retumba.

Intento hacer el mínimo ruido para que no me escuche.

En ese momento estornudo.

Joder, siempre igual en el momento más oportuno.

—Kayla, abre la puerta. —exige no demasiado fuerte.

—¿Porque debería hacerlo? —pregunto. Las lágrimas saltan.

—¿Estas llorando? —pregunta confuso.

—Si, no, no se...dejame... —murmuro insegura.

—Kayla...Abre la puerta por favor. —súplica.

—Esque yo... —me echo a llorar, me levanto abro la puerta y me enganchó al cuello de Rayan, mientras sollozo.

—Sshh... —me relaja mientras lo abrazo.

Es bastante acogedor ya que no habla.

—¿Tú no sabes consolar verdad? —pregunto riéndome un poco mientras me aparto un poco de él.

—¿Tanto se nota? —pregunta con cara de bromista.

Reímos, y le salen esos hoyuelos preciosos.

—Creo que tenemos unas horas por delante. —murmuro, salgo del lavabo dejándolo solo.

Me dirijo a una máquina de comida rápida y cojo unas ruffles y unos filipinos de nata.

Salgo de la gasolinera y Rayan está apoyado en el capó de su Ford.

Me río al ver su cara mientras toma el sol, el día había cambiado por completo desde la última vez que paramos.

Al escuchar mis pasos acercándose a él se levanta de donde estaba tumbado.

—¿Ya has acabado de comprar tus cosas? —pregunta con retintín.

—Pues esas cosas como no las comiences a tratar bien desde ya, no habrá par ti.

Cambia la cara al segundo.

Asiente sonriendo, y entramos en el coche.

Abro las Ruffles y cojo un puñado.

—¡Ostia Ruffles! —exclama.

Río, al ver la carita de perro mojado que me pone mientras pone las manos para que le de.

Le ofrezco la bolsa y cojea un puñado.

—¡Hey, tantas no, deja unas pocas! —grito sin querer mientras sigo con la bolsa debajo de su mano.

En ese momento me da un pico y me quedo paralizada, un beso corto.

Cuando me doy cuenta se está comiendo las patatas tranquilamente.

Se había aprovechado.

Me doy medio vuelta y miro a través de la ventana.

Rayan mete la llave en el contacto y arranca.

Activa la música no demasiado fuerte y sigue su camino.

—¿Y ahora que te pasa? —pregunta casi gritando como si la culpa fuese mía.

Lo ignoro y sigo mirando a través de la ventana.

—Te has rallado porque he cogido un puñado de patatas ¿Enserio? —pregunta después de unos minutos.

—Kayla, porque no dejas de comportarte como una niña...

Lo interrumpo por primera vez.

—Rayan, esto no está bien, me utilizas como un pañuelo, no tienes porque besarme si no sientes nada. No tienes porque que llevarme a ningún sitio si no sientes nada, y más importante aún no tienes que hacer que te importo, cuando no sientes nada... —murmuro sin ni siquiera mirarlo, sigo mirando a través de la ventana.

Y noto que la mano de Rayan se pone encima de mi pierna en la que tengo mi mano apoyada.

Lo miro.

Pero tiene la mirada fija en la carretera.

No se molesta en hacer ningún gesto significativo, que me ayude a saber lo que siente en este preciso momento.

Aparto la mirada de él, me apoyo en la ventana y cierro los ojos.

—Si que siento algo... —escucho que murmura cuando cierro los ojos y caigo dormida.

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