» Capítulo 44 «
Atrápame si puedes. Parte ll
Blaze Waller había sido declarado persona no grata en la agencia, su presencia era cuestionada por todos. Lo bueno es que no te echaron. Dijo Nael.
— Me sacaron del caso más importante Lópson.
— Si te sirve de consuelo, no hemos obtenido nada a parte de lo que ya sabes. Aunque... Guardó silencio
— ¡¿Que?!
Blaze desde que sabía todo el asunto de Alexz había cambiado. Ahora era poco paciente y más agresivo.
— Hay un testigo.
— ¿Quien?
— Owen Johnson, el padre de Alexz.
— Un momento... Se quedó pensando Blaze — ¿Benford lo sabe? Nael negó — El dio conmigo, así que creí que lo querrías saber primero.
Blaze asintió — Tengo que hablar con él.
Se disponían a salir cuando el celular de Blaze sonó — Te espero en el auto. Espetó Nael.
Él dudo en contestar, pero al final aceptó la llamada — ¿Quién habla?
Alexz estaba del otro lado de la línea. Tenía miedo, Blaze significaba mucho para ella y lo había mantenido al margen para no dañarlo. Pero lo necesitaba, ya no tenía ni a Deyken ni a Clay para que la consolarán y se sentía sola. En realidad, lo echaba de menos. Saber que estaba allí, pero al mismo tiempo le dolía.
— Hola. Susurró con voz diminuta.
La cabeza de Blaze dio vueltas, esa voz se repitió por lo menos diez veces en su mente y su sangre hirvió, sus nudillos se tornaron blancos mientras agarraba el celular con fuerza, Alexz podía escuchar su pausada respiración del otro lado de la línea — ¿Blaze?
Por un momento él quiso colgar, su voz lo destruía emocionalmente — Háblame, sé que estás ahí.
— ¿Dónde estás? Escupió
Su tono de voz la alarmó, no sabía que pensar — Cariño, eso no importa. Estoy bien.
— Para ti nada importa ¿Verdad Alexz?
Ella percibió el resentimiento que embargaba su voz, y es que había pasado tanto tiempo de no saber el uno del otro que era difícil adivinar porque le hablaba así. — Tú me importas. Confesó ella.
Él resoplo — Te importo tanto que hacías el amor conmigo mientras te revolcabas con otros hombres. ¿Sabes qué es eso? ¿Lo sabes Alexz? ¡Eres una puta! Escupió con desdén.
Las palabras de Blaze calaron en su interior estrujando su corazón provocando que su pecho doliera — Blaze. Espetó entre lágrimas — Por favor. Rogó.
— ¡Sabias lo que pensaba al respecto y aun así seguiste engañándome!
— Lo siento. Lo siento. No me odies. Pidió con la voz en un hilo.
Sus reproches no se detenían, la odiaría por siempre ¿cómo viviría sin él?, Blaze era lo único que conocía después de haber perdido a su madre. Ella había sido solitaria antes de conocerlo y lo seguiría siendo si él se iba de su vida.
— No eres la chica de la que me enamoré. Y sí, te odio por haberme arrebatado a mi Alexz.
Lo había perdido, a su policía... Lo había perdido. Ni siquiera valía la pena explicarle, él tenía razón ella había jugado con él, era una puta.
— Siento haberlo arruinado. Dijo en un último susurro y colgó.
Blaze sintió impotencia, necesitaba una maldita explicación. Pero no por teléfono, quería poder verla a los ojos y que le dijera que lo había engañado. Después de todo, quería creer que había una explicación.
Sin darle cabida a la tristeza tomo una bocanada de aire esperando que el nudo que tenía en su garganta desapareciera.
— Pensé que te había llamado Obama. Se burló Nael cuando Blaze entró al auto.
— No estoy para bromas ahora. Espetó irritado.
— Ni que hubieras hablado con Alexz. Blaze lo fulminó con la mirada — Silencio. Ok. Entiendo.
.....
Ya era hora de que Demon se incorporara a sus actividades habituales. En la empresa tuvo que decir que había tomado unas vacaciones; nadie objeto nada. Después de todo era el jefe.
Revisó las próximas obras, avaló nuevos proyectos, verificó pólizas y permisos. Todo marchaba relativamente bien.
— ¿Señor? Espetó su secretaria ingresando a la oficina.
— ¿Que sucede Grace?
Ella camino hasta el escritorio y le sonrió — Rachel O'donald. Demon negó, esa mujer era imposible — Grace, ya sabes que decirle.
La secretaria soltó un cansado suspiro — Esta vez pregunta por su hermano. Él asintió — Dile que no ha regresado, y que no sabes cuándo lo hará.
Ella se encamino para salir de la oficina — Grace. Sus miradas se encontraron — ¿Te apetece un café?
Su nerviosismo fue palpable — ¿Cómo lo desea señor?
Él sonrió y negó — Me refiero a un café tu y yo.
Su rostro se tiño de rojo, había actuado como estúpida, pero es que Dominic a veces resultaba ser intimidante con la mirada. Ella deseaba aceptar, pero no podía ni pronunciar palabra así que solo movió la cabeza de arriba a abajo en respuesta.
— Bien, en una hora salimos. Espeto volviendo a sus documentos.
Ella salió de inmediato sin poder creerlo, y es que Dominic no estaba acostumbrado a salir con personas de su mismo círculo social. Sus gustos incluían cosas que una mujer de clase no aceptaría.
Necesitaba volver a su ritmo, porque ya estaba al borde de la locura. — ¿Sí? Grace levantó el teléfono.
— Nos vemos en el estacionamiento.
Dominic salió antes y espero en su auto. Cinco minutos después vio la silueta de Grace salir del ascensor. Era una rubia hermosa, llevaba tres años trabajando para él y apenas notaba lo bella que era.
— Te ves tensa. Le dijo Dominic
— Un poco. Confeso. — Es extraño estar aquí en su auto.
Él sonrió — Tranquila, no es como si te fuera a asesinar o algo así. Ella rió.
Fueron a un restaurante alejado, bastante elegante tomaron algo más que un café — No puedo creer que seas soltera. Exclamó.
— Que puedo decir, no me interesa lo formal. Sonrió.
— Quien lo pensaría. Grace ángel una mujer que odia los compromisos. Ella rió.
— Tal cual. Enarco una ceja.
— Y si te dijera que me gustaría pasar un rato agradable.
Grace se ruborizó al sentir la mano de su jefe acariciarle un muslo por debajo de la mesa — ¡Oh Dios!
Él ensancho su sonrisa y bebió un poco de su limonada — Hace calor. Espetó al tiempo que el pie de Grace trepo por su entrepierna hasta sentir su abultada erección. — Mucho calor.
Cinco minutos después estaban en el cuarto de un hotel — ¿Estás seguro? Cuestionó ella mirándolo fijamente. Él la escaneó y se mordió el labio inferior inconscientemente — Olvida que soy tu jefe. Pidió con la voz cargada de deseo.
Sin la intención de pasar por románticos Dominic se deshizo de su saco, la agarro por la cintura y se tumbó sobre ella alzando su falta — No sabes cuánto te deseo. Confesó Grace.
Él capturó sus labios con fiereza estirándolos, saboreándolos — y yo a ti. Siseo liberando su dura erección. Rebusco en el bolsillo se su pantalón un preservativo, rasgo el envoltorio metalizado y deslizo la goma en su miembro. Grace esperaba ansiosa, él toco su centro mojado y se introdujo en ella.
No le dio tiempo de adaptarse a tenerlo dentro y la embistió con fuerza una y otra vez disfrutando de su húmeda y excitada estrechez. Cerró los ojos imaginando que quien estaba estremeciéndose bajo su poder era Alexz. Contuvo el impulso de pronunciar su nombre y se concentró en la rubia que gemía pidiendo más
— Eres... Fantástico. Dijo Grace entre jadeos embriagándose con su escultural y bronceado cuerpo.
Dominic abrió su blusa arrancando los botones y desabrochó el sostén con urgencia para succionar sus pechos. Necesitaba olvidarla, tenía que borrar sus malditos recuerdos o lo volverían loco. Con su pulso acelerado, su piel sudorosa y más excitado que nunca; levanto a Grace de la cama dejándola agarrarse de su cadera para hundirse en ella con fuerza.
La respiración de ambos era agitada, Grace apenas y podía sostenerse mientras Dominic removía su miembro hinchado dentro de ella. Las uñas de ella se incrustaron en su espalda cuando su cuerpo colapso en un orgasmo — ¡Dominic!
Él tardo unos segundos más en alcanzar el clímax, y cuando lo logro se sintió extasiado — wow. Exclamó ella aún a horcajadas de él.
Dominic beso la comisura de sus labios y la deposito en la cama — Tendremos que ir de compras. Rió al recordar la camisa sin botones.
— Puedo irme solo con sostén. Bromeó ella.
— Ni de chiste. Espetó terminándose de quitar toda la ropa. Grace solo lo admiraba en silencio — Ya regreso. Dijo encaminándose a la ducha, aunque deseaba que aquel encuentro durara más tenía compromisos y a Madie esperando en casa. Con los pies descalzos piso la baldosa fría y dejo que el agua recorriera su cuerpo, por un instante la imagen de Alexz fue tan real que lo hizo estremecer al verla írsele encima con intenciones de lastimarlo — ¡No! grito deslizándose y cayendo de lleno en el suelo.
Se llevó ambas manos a la cara y cerró los ojos, — ¿Que me estás haciendo? Susurró al tiempo que recibía ráfagas de insultos con la voz de ella. Él nerviosismo lo atacó, se tapó los oídos intentando reducir el sonido, pero era imposible... Estaba dentro de él.
— ¡Eres un hijo de puta! ¡Jamás me encontrarás! ¡Te mataré Demon! ¡Nunca podría amar a alguien como tú! Los insultos no se detenían, eran cada vez más fuertes, y cuando quiso levantarse su equilibrio le falló y volvió a caer. — ¡Basta! Ordenó al sentir la fuerte jaqueca que palpitaba en su cabeza mareándolo.
— ¿Dominic? !¿Dominic?! Llamaba sin parar Grace del otro lado, su preocupación la alteró que no paraba de tocar la puerta inquietando aún más a Dominic Él gateó hasta el lavabo para poder aferrarse, se puso de pie y su rostro pálido se reflejó en el espejo. Las lágrimas se agolparon en sus ojos nublando su visión, estiro su brazo para sujetar la manija de la puerta y cuando volvió a mirar al espejo la cara de Alexz apareció como en una maldita película de terror; su reacción fue soltarse empujando su cuerpo hacia atrás — ¡Dominic! Fue lo último que escuchó.
Cuando abrió los ojos Grace seguía a su lado, ya estaba vestido y se encontraba reposando en la cama — ¿Que paso? Preguntó sintiendo un terrible dolor en la cabeza.
— Te caíste y te golpeaste muy fuerte la cabeza. Al parecer te mareaste.
Él asintió confuso, — Gracias. Dijo el sinceramente.
— ¿Puedo hacerte una pregunta?
— Se va a repetir, dalo por hecho. Grace soltó una carcajada — Gracioso. ¿Qué te paso aquí? Señaló la parte donde tenía la cicatriz de bala.
— Un accidente, nada importante. Ella sonrió — Entonces me decías... ¿Cuándo se va a repetir?
— Más pronto de lo que te imaginas.
Después de eso ambos regresaron a sus vidas con la certeza de que volverían a verse fuera de la oficina. Demon se encerró en su habitación rebobinando una y otra vez lo que había sucedido en el hotel ¿estaría perdiendo la cordura? Rebuscó la foto de Alexz y simplemente no la encontró... Su irá apareció, pero necesitaba calmarse, y solo ella lograba generar ese efecto en él.
— ¿Con Grace? ¿En serio? Exclamó Clay.
— No sé porque te sorprende, ya sabes como soy.
— Si, bueno, pero no estás con nadie de tu medio. Tú entiendes.
— Lo sé, pero me estoy volviendo loco Clay. La necesito. Esta ansiedad me va a matar.
— No entiendo, ¿Para qué? Si ni siquiera la tocas, sólo la tienes como trofeo.
— Disfruto tenerla de trofeo.
— Eres un hijo de puta
— No lo dirías si estuvieras frente a mí.
Clay rió — Es posible. Admitió.
— Ella es importante para mí ¿entiendes?, quizás sea imposible de creer, pero es la verdad.
Clay guardo silencio ¿Cómo podría considerarla importante y tratarla como una mierda? Entonces se preguntó ¿Cómo era el amor en el mundo de Demon? — Necesito que me cuentes para poder entender.
Un suspiro traspasó la línea — Hubo un tiempo en el que tu aun no existías en la organización. Era duro, y Owen me debía demasiado por lo que me tenía harto así que personalmente le di lo que se merecía.
— Vaya, lo conoces desde hace mucho.
— Años. La cosa no paro allí, ese día mientras lo golpeaba una foto se le cayó.
— ¿Es esa foto? La que conservas como un tesoro.
— Si, desde entonces me hechizo Clay. La busqué quería saber si aquella chica existía y lo era, era tan real como tú y yo.
La risa de Clay traspaso la línea — ¿De qué mierda te ríes? Escupió Demon.
— Nada, solo que es extraño escucharte hablar así. Pero continúa.
— Bien. La seguí por mucho tiempo, cada paso que ella daba yo ya sabía cuál era. Y aunque Alexz me odie simplemente ambos estamos destinados. Es mía, mi esposa.
— ¡Que locura!, entonces ¿Porque la tratas así? Ni siquiera te has acostado con ella desde entonces.
— La próxima vez que me acueste con ella será porque ella me lo pida, por ahora disfruto verla con otros hombres, aunque el primero haya sido yo. Si tan solo la vieras, es una fiera. Alucinas cuando estás en su piel. ¿Porque crees que la exigían los clientes?
Toda la noche Clay rebobino esa conversación y aunque sabía que no era correcto sintió curiosidad ¿Cómo sería poseer a Alexz por una noche?
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Espero que les haya gustado el mini-maratón.
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