Monochrome [MikaYuu/Owari No...

By NanaCassal

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Mikaela sabe que la vida no es ningún cuento de hadas. Así como él no es un valiente caballero envuelto en ar... More

Prólogo
Capítulo I: En muy muy lejano
Capítulo II: Había una vez... tú
Capítulo IV: Pergaminos
Capítulo V: El primer caballero
Capítulo VI: Sonrisa de infante
Capítulo VII: Vals de invierno
Capítulo VIII: La heredera olvidada
Capítulo IX: Espejos rotos
Capítulo X: Luna de miel
Capítulo XI: Jazz & Blues
Capítulo XII: Dragón azul
Capítulo XIII: La reina roja
Capítulo XIV: Flores en trio
Capítulo XV: La melancolía de la princesa
Capítulo XVI: Príncipe encantador
Capítulo XVII: Batalla a muerte
Capítulo XVIII: Felices por siempre
Epílogo

Capítulo III: El castillo que les rodea

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By NanaCassal


Disclaimer: Todos los derechos de Owari no Seraph (Seraph of the End) pertenecen a , y a Daisuke Furuya.

Advertencia: AU ǀ Yaoi (Boy's Love) ǀ OoC ǀ Uso de sufijos honoríficos ǀ Contenido sexual.

Pairing: MikaYuu (Mikaela x Yūichirō).

N/A: Ya se me estaba pasando el publicar el capítulo. Por suerte recordé a tiempo :3

¡Muchas gracias por todo su apoyo!

...

.

ǀ Monochrome ǀ

.

Con un brillo de lujuria centelleando en sus pupilas, la princesa lo acorraló.

No necesitó siquiera alzar su vestido para que él se sintiera emocionado. Solo bastó con su sonrisa, con su mirada que le incitaba a ir más allá de lo desconocido; agregado a eso el hecho de lo embriagante que le resultaba su perfume, veneno para sus neuronas que le hizo perder todo raciocinio para solo dejarse llevar.

Ella se le restregó una, dos, tres veces; tomó la mano del joven y la llevó a su mejilla para que por fin pudiera sentir la textura de esa piel bronceada. Pronto el instinto le dominó. Bajó la mano del rostro hacia el cuello siguiendo un camino hasta el pecho y su cintura. Sus dedos se afianzaron en la curvatura de la anatomía de la chica para después atraerla hacia sí.

Sus bocas se encontraban demasiado cerca, sus alientos se entremezclaban y fácilmente podían perderse en la mirada del otro. El momento no podía ser más perfecto. Y como cualquier momento de esa índole, sería coronado por lo alto.

Un beso, el ansiado beso que había soñado desde que la vio por primera vez.

Se acercó apenas unos milímetros más a ella, importándole poco si invadía su espacio personal; nimiedades como esa pasaron a segundo plano, ahora solo eran ella y él, él y ella, y el próximo contacto de labios que esperaba su acompañante disfrutara tanto como él.

Y fue cuando sucedió.

Ella retrocedió.

Ella le miró con burla.

Ella se echó a reír.

Debido a la impresión, la soltó.

La joven carcajeaba con ganas con la burla impregnada en su angelical risa, muy apenas controlando la respiración. Él, en cambio, se sentía sin aliento por lo imprevisto de aquella acción. ¿Qué se suponía había sido eso? ¿Cómo habían terminado así?

Se sentía humillado.

Intento cuestionarla pero con ella sin recobrar la compostura fue imposible que respondiera algo. Al final, pasados los minutos que le supieron a días, los labios de la princesa volvieron a abrirse sin todavía perder su sonrisa.

Todo había sido un juego.

.
Capítulo III

El castillo que les rodea
.

Al igual que todos los días de esa semana, ese viernes también se encontraban en casa de Yoichi. No había nada de malo en ello, de hecho el ambiente tan familiar que inundaba la residencia Saotome les encantaba a todos, mas el tedioso trabajo de Física les estaba costando más de lo que alguno pudo prever en un principio.

Ya ninguno estaba con ánimos de continuar. Shinoa hace rato que comenzó a entretenerse molestando a Kimizuki con su muy aparente cuestionable sexualidad mientras Yoichi intentaba defender al chico de anteojos, cabe mencionar que eso solo logró incrementar la burla de la menor de los Hīragi; por su parte Yuu reía de las reacciones de Shihō a la vez que también soltaba uno que otro comentario al respecto el cual el otro muchacho contrarrestaba con un «idiota».

Mitsuba suspiró por enésima vez en todo el rato. Si todo era normal y todos actuaban normalmente, ¿entonces por qué ella no lograba sentirse cómoda con la atmósfera? No era como si alguien hubiese hecho un comentario al respecto o hiciese algo diferente en cuanto al trato, incluso el mismo Yuu no parecía afectado por la situación; él hablaba tal cual, hacía comentarios impulsivos como siempre y también se dirigía a ella como si nada hubiese pasado.

Suponía que Yuu buscaba que nada cambiara y las cosas siguieran como tal: ellos cinco como el inseparable grupo de amigos que habían sido hasta ahora, sin nada oculto de por medio. A sabiendas de su personalidad -podía presumir que lo conocía bastante bien- era normal que Yūichirō quisiera mantener la estabilidad que como amigos siempre tuvieron. Aunque ellos hubiesen terminado como pareja, eso no podía afectar la amistad que unía a todos... Al menos eso fue lo que le dijo el mismo Yuu cuando la dejó.

«Siempre seremos amigos».

En verdad que era un tipo sumamente idiota, no obstante muy noble a la vez. Mitsuba admitía que esa era una de las tantas razones por las cuales se había enamorado de Yūichirō Ichinose.

-... Y solo debes aceptarlo y salir del closet, ¿verdad, Mi-chan?

La aludida salió de su trance y giró el rostro hacia donde Shinoa la cual le miraba con una sonrisa esperando a que la secundara.

Si Yuu podía hacerlo, ¿por qué ella no?

-¡Pero claro! Además siempre quise tener un mejor-amigo-gay, Kimizuki. -Sangū también debía poner de su parte para que todo volviera a ser como en antaño y eso era justo lo que ahora intentaba.

Kimizuki solo resopló y se dejó caer en el respaldo del sofá. Todos rieron ante esa acción tan infantil, ni siquiera Yoichi pudo evitar que se le escapara una risa.

Habiéndose dispersado cualquier rastro de aquella conversación, Saotome se dirigió a Yuu quien todavía intentaba normalizar su respiración.

-Por cierto, Yuu-kun, ¿solucionaste tu problema con Mikaela Bathory? -Ante la mención de ese nombre, Mitsuba prestó total atención -. No lo he visto tras de ti desde hace varios días.

-Algo así. -Yuu sonrió por alguna broma que al parecer solo él entendía -. Hice algo para por fin sacármelo de encima y dio buenos resultados.

-Me sorprende que hayas podido idear algo. -Aprovechó Kimizuki para desquitarse.

Mitsuba continuó escuchando la conversación sin perder detalle alguno. ¿Qué problema tendría Yuu con Mikaela? ¿Acaso tendría qué ver respecto a aquella vez en que ella se le declaró?

-Hey, Yuu, ¿qué problema tienes con Mikaela? -No podía quedarse con la intriga. Quizá, solo quizá, el estúpido plan de Shinoa dio resultados.

Tal vez Kimizuki o Yoichi se enteraron de que ella se le había declarado a Bathory. Como no pudieron dejarlo pasar, y como los buenos amigos que son, le contaron a Yuu acerca de lo que habían oído; Yuu había reaccionado tal y como Hīragi previó así que cegado por los celos fue a reclamarle a Mikaela y eso había ocasionado la riña entre ambos. Sí era así todavía tenía esperanza, ¡Yuu seguía sintiendo algo por ella!

Sin embargo, el moreno solo se encogió de hombros.

-Solo le dio por joderme. Cosas de niños ricos, supongo.

Eso terminó por destrozar cualquier mísera ilusión que todavía conservara. Usando toda su fuerza de voluntad se tragó las ganas de gritarle a Yuu que era un idiota sin corazón después de todo las cosas estaban demasiado bien como para arruinarlas. Así que todo siguió tal cual, los ahí presentes ignorando el mar de emociones que ahora era Mitsuba, mas cuando esta sintió el dulce agarre de Shinoa en su hombro supo que no estaba sola, que su amiga sabía cómo se sentía y que a pesar de aparentar que todo estaba bien le brindaba su apoyo.

Como el autoproclamado ángel guardián de Sangū, Shinoa pronto ideó un plan para sacarla del apuro. Cambiar el tema era lo adecuado en el momento.

-Pero miren la hora -exclamó Hīragi viendo el reloj en su muñeca -. Supongo debo irme ya.

-A ver, a ver, el trabajo todavía no está terminado -reclamó Yuu.

-Lo sé.

-¿Y entonces?

-Ya casi es hora de que vaya al hospital, ya sabes, por lo de mi servicio social.

-No entiendo por qué lo haces ahora si todavía tenemos hasta el próximo año -opinó Yūichirō con los brazos cruzados sobre el pecho en una pose demasiado digna para tratarse e él.

Ni Mitsuba pudo evitar rodar los ojos.

-El próximo año estaré ocupada con el asunto de la universidad. Además no soy una vaga como tú, Yuu.

-Nadie es tan vago como Yuu -apoyó Kimizuki.

-Ahora resulta que todos son muy responsables y que todos hacen su servicio social -gritó el moreno.

-Yo también lo estoy haciendo ya. -Por primera vez en un lago rato, Yoichi volvió a tomar la palabra -. Kimizuki-kun me invitó a hacerlo con él... Digo, el servicio. -Al darse cuenta del doble sentido, se rascó la nuca un tanto nervioso -. Archivamos el papeleo en la empresa donde trabaja su padre.

-¿Y tú, Mitsuba? -cuestionó Yuu.

Como hacia bastante no lo hacía, Yuu la miró a los ojos. En ese instante fue cuando recordó otro de los tantos motivos por los que cayó rendida a sus pies casi a primera vista; sus ojos verdes, sus bonitos ojos verdes, tan grandes y expresivos. No pudo evitar ser egoísta y pedir que nadie aparte de ella se fijara en esos ojos.

Si todo entre ellos iba bien, la relación avanzaba de maravilla y estaban en su mejor momento, ¿qué demonios le sucedió a Yuu como para que la terminara de un día para otro?

Dejó de lado todas aquellas cavilaciones y se concentró en contestar la interrogante.

-Estoy ayudando a mi hermana con algunas cosas desde hace un mes. Así que sí, también ya estoy haciendo mi servicio.

Al verse acorralado, Yuu solo refunfuñó varias cosas en voz tan baja que nadie fue capaz de distinguir qué maldiciones soltaba y para quién iban dirigidas.

-Todos son unos exagerados por tomárselo tan en serio -resopló al final, todavía irritado.

-En lugar de dejar todo para última hora como siempre lo haces, también deberías iniciarlo -objetó Shinoa de forma burlona; el chico volvió a rodar los ojos -. Sabes, hay vacantes en el hospital Hyakuya, igual puedes pedirle a Kimizuki que te ayude a entrar en la empresa donde trabaja su papá...

-Ni hablar -soltó Shihō rápidamente.

-... O podrías decirle a Mi-chan que te haga espacio en la oficina de su hermana.

Mitsuba dio un respingo, eso definitivamente no se lo esperaba. Miró a donde Yuu esperando su reacción, el menor indicio de que aceptara la opción en donde ella se veía involucrada. El muchacho se mantuvo callado varios minutos que se le hicieron eternos, realmente parecía estar meditando cuál era la mejor opción. De manera disimulada, Sangū cruzó los dedos, deseando con todas sus fuerzas que la eligiera, que volviera a preferirla.

Los labios de Yuu se entreabrieron solo para decir:

-¿Lo del hospital es difícil? No suena como una mala opción.

Aflojó los músculos y bajó el rostro ocultándolo con su flequillo. De nueva cuenta su corazón volvió a romperse en miles de trozos los cuales Ichinose se empeñaba en pisotear; otro golpe así ya no iba a aguantarlo, otro puñetazo hacia sus sentimientos y mandaría al caño toda esa palabrería acerca de la amistad.

Shinoa también se sorprendió por la elección de Yūichirō. Se suponía que Yuu elegiría la opción de trabajar al lado de Mitsuba, que por la convivencia lo suyo volviera darse para que así su amiga dejara de estar triste. A veces, solo a veces Yuu era impredecible.

-Es muy fácil, Yuu, hasta tú podrías hacerlo -comenzó Shinoa, hablando en su tono habitual para no levantar ninguna sospecha -. Solo debes escoger a un interno e ir a visitarlo constantemente.

-¿Para evitar que quiera suicidarse o algo parecido?

-Más bien para hacerle sus días más llevaderos -corrigió la chica -. Un hospital es siempre un lugar muy deprimente y lo es todavía más cuando se especializa en atender a enfermos con cáncer. Son personas que necesitan que se les inyecten ánimos todos los días y nosotros los voluntarios estamos ahí para eso.

-¡Eso suena bien! Lo de los ánimos, quiero decir.

El buen corazón de Yuu era algo que pocos se creían debido a su personalidad un tanto explosiva y temperamental, mas sus más allegados sabían que el moreno era una persona bastante amable con los demás. Por algo habían terminado siendo amigos de, según palabras de Kimizuki, un cabezota como Yūichirō.

-Entonces ven conmigo hoy mismo al hospital. Al doctor Narumi le encantará saber que se unen más voluntarios.

-¿Y el trabajo? -resaltó Yoichi.

-El idiota todavía no termina de traducirnos el artículo -señaló Shihō.

-Pues ustedes podrán terminar de hacer todo eso -declaró Shinoa de lo más relajada -. De cualquier forma saldrá mejor sin Yuu.

Los chasqueos de lengua y los reclamos no se hicieron esperar. De cualquier forma, por alguna extraña razón, Shinoa era para ellos una especie de líder y dijera lo que dijera, por más loco que fuese, su palabra era ley.

...

-... En el momento en que se vio reflejado en sus verdes ojos, supo que su vida ya no era suya. Su alma ahora le pertenecía a ella.

Cerró la libreta y volvió a enfocar la mirada en la niña que se encontraba a su lado. Akane sonrió un poco, todavía conmovida por el bello relato que Mikaela le había compartido. Hubiera deseado poder incorporarse en la cama para al menos darle un abrazo sin embargo su débil estado se lo impedía, además cuando momentos antes intentó hacerlo el mismo Mikaela la había reprendido y arropado de nueva cuenta en la cama.

-Esa historia me gustó -mencionó con la emoción todavía brillando en sus ojos.

-Me alegra saberlo. La escribí especialmente para ti.

-¿En serio? -cuestionó la niña, incrédula -. Yo pensaba que la habías escrito para tu novia o la chica que te gusta.

El joven Bathory no pudo evitar soltar una suave risa, no sabía si por la gracia que le causó el comentario o porque Akane había acertado en su suposición, al menos en parte de esta.

-No, lo escribí para ti porque sé que te gustan los cuentos románticos -continuó con su mentira. El tema de su inspiración no era algo que quería tocar por el momento.

-¿Puedo preguntarte algo y me prometes que me contestarás con la verdad y nada más que la verdad, Mika? -Akane alzó su dedo meñique; Mika le miró con una ceja alzada, sin comprender lo qué significaba aquella acción-. Prométeme que me dirás la verdad o si no tragarás mil agujas.

A pesar de que se imaginaba lo que la pequeña iba a cuestionar, no pudo negarse, nunca podía hacerlo cuando se trataba de la niña y mucho menos ahora que lucía aún más deteriorada. Así que alzó su dedo y lo entrelazó con el otro, cerrando el tácito trato. De cualquier forma quería a Akane y confiaba en ella, aparte de eso también necesitaba desahogarse un poco.

Al ver que siguió con su juego, la niña sonrió ampliamente; por un efímero instante a Mika le pareció que era la misma criatura de aspecto tan vivo que conoció cuando comenzó con su servicio social.

-Bien, ahora que lo has prometido y que puede pasarte algo muy malo si no lo cumples, te preguntaré -tomó aire, una acción que a Mika le pareció graciosa -: ¿estás enamorado?

Mika no se rió como antes lo hacía cuando su pequeña amiga le cuestionaba aquello, tampoco pudo simplemente pasar del tema y cambiarlo como siempre. Fue ahí cuando supo que de verdad algo había cambiado, que ya no era lo mismo. Que a él, al igual que al protagonista del cuento que contó minutos atrás, le habían robado el alma, o más bien la había entregado por voluntad propia.

-¿Por qué me lo preguntas? ¿Por el cuento?

Akane negó con la cabeza.

-Es porque te ves diferente. Tienes cara de enamorado.

-¿Y cómo es mi supuesta cara de enamorado? -Ante eso no pudo evitar reír.

Eso fue gracioso. Él no estaba enamorado, no podía estarlo, mucho menos de un imbécil como lo era Yūichirō Ichinose.

Lo admitía, necesitaba a Yuu. Le inspiraba, le atraía, le gustaba, le excitaba, le provocaba infinidad de sentimientos... mas no amor, todo menos amor. Además para estar enamorado necesitaba conocerlo mejor y muy apenas habían cruzado un par de palabras sin que el moreno quisiera molerlo a golpes; no sabía nada de él a excepción de detalles irrelevantes como lo eran su nombre, su edad, su grado y su grupo de amigos; podía presumir de saberse la contextura del cuerpo de Yuu tal vez mejor que nadie pero tampoco era como si él se hubiera mostrado por propia voluntad. A grandes rasgos, todo eso llevaba a la misma conclusión: Mika no estaba enamorado; podría tener un flechazo por él, sí, pero hasta ahí. Jamás enamorado porque no creía en el amor.

El amor no existía ni existiría, al menos no para él. Sus padres se lo habían enseñado, las personas a su alrededor se lo confirmaron. No necesitaba estar enamorado, nunca había estado enamorado, no iba a enamorarse. No ahora, no de él, no de Yuu-chan.

-¿Ves? Pones esa cara de tonto cuando piensas en ella; también sueltas muchos suspiros, te brillan los ojos y sonríes de forma tonta sin razón alguna. Así que estás enamorado, acéptalo.

Ahora fue el turno de Mika de negar con la cabeza.

-No es nada de eso. ¿Acaso no puedo estar feliz solo porque sí?

-Pero dime, ¿cómo es ella? -ignorándolo de forma tajante, Akane insistió con el interrogatorio -. ¿Cómo se llama? ¿Va a tu escuela? ¿Es bonita? ¿Es como siempre describes a la princesa en todos los cuentos?

Mika no supo si carcajear de todo aquello o echarse en el respaldo de la silla para lamentarse de que una niña de nueve años estuviera tan al pendiente de su vida amorosa. Al final, para no darle tanta importancia al asunto y poder satisfacer la curiosidad de Akane, decidió contestar de una vez por todas.

-Bueno, sí va a mi escuela y es un grado menor que yo. Es como describo a las protagonistas de mis historias aunque... hay un detalle.

-¿Y cuál es? -cuestionó con genuina curiosidad -. No me digas que tu princesa ya tiene un príncipe.

-No, no es eso. -Mika le frenó antes de que ideara alguna suposición alocada -. El detalle es que no es precisamente una princesa...

-¿No es una princesa?

-Se trata de un chico -confesó Mika con algo de nerviosismo, no sabía cómo podía tomarse Akane esa declaración.

Para su sorpresa, la boca de la chica solo formó una curiosa «o» para después volver a mirarlo. La sonrisa no tardó en volver a aparecer en su pueril rostro.

-Eso no importa. Una princesa es una princesa así sea un hombre.

Mika revolvió su cabello castaño a la vez que también sonreía de forma suave. No cabía duda que la inocencia de un niño era algo invaluable.

-Supongo tienes razón.

-Pero sígueme contando de ella... digo, de él -exigió la pequeña -. No me dijiste si es guapo, porque lo es, ¿verdad? Sabes, deberías presentármelo un día de estos...

De ahí en más no pudo hacer que su lengua parara, aunque eso estaba bien. Por un momento hizo que Akane también se desconectara de su realidad.

...

Apenas Akane se quedó dormida, Mika tomó su cuaderno y lo guardó entre sus cosas; arropó a la pequeña y después de besar su frente salió de la habitación, procurando no hacer ruido alguno para no despertarla. Con el maletín en mano, dirigió sus pasos hacia la salida. Debía darse prisa, todavía tenía varios apuntes que pasar en limpio y algunas tareas que tontamente se dejó acumular. Rápidamente llegó a la recepción para anotar su hora de salida; firmó y apuntó la hora que marcaba el reloj justo en ese momento.

Estaba por irse cuando escuchó el sonido de pasos acercarse. Al ver al doctor Narumi se dispuso a acercarse para saludarlo, mas al distinguir cierta cabellera morada esta actuó como repelente y lo alejó directo a la salida. Ya podría intercambiar palabras con el medico después.

-Es bueno tener a más gente en el lugar. Puedes comenzar cuando quieras. -Alcanzó a oír la voz del doctor.

-¿Puedo desde mañana?

-¿Desde mañana? Me sorprende verte tan dedicado tomando en cuenta lo flojo que eres.

-Cállate, Shinoa. -Al reconocer aquella voz por sobre la de Hīragi, sus pasos se detuvieron.

No podía ser que ahora cuando más quería, él viniera hacia él.

-Como ya seleccionaste a tu persona puedes comenzar desde mañana mismo, no hay problema. -Volvió a hablar el doctor Narumi -. Bienvenido al programa, Yūichirō.

Jodido destino.

El moreno estrechó la mano del doctor y dio media vuelta, dirigiéndose a la salida; Shinoa imitó su acción, sin embargo segundos después sintió que Yuu se quedó estático en su lugar por lo cual ella también se vio obligada a detenerse. Observó como el ceño del chico se fruncía y apretaba los puños así que dirigió la vista hacia el punto que su amigo miraba tan fijo. Para también su sorpresa, ahí, parado en el marco de la entrada, se encontraba Mikaela Bathory.

Al sentir que Yuu estaba por lanzarse hacia donde el muchacho rubio, Shinoa lo agarró del brazo.

-Estamos en el hospital, milagrosamente el doctor Narumi te acaba de aceptar. No lo arruines.

-No pensaba hacerlo.

Contrario a veces anteriores, Yuu se relajó y, después de un largo suspiro, decidió ignorar la presencia del otro. Paso de largo por la salida sin siquiera detenerse o dedicarle alguna mirada a Mikaela. Shinoa le siguió, extrañamente sintiéndose demasiado incómoda con la atmosfera que se había formado entre los dos muchachos.

Mika permaneció de pie sin mover ni un solo músculo. Por alguna razón esa actitud le enojó tanto como aquel ademán de beso que al final no llegó a nada. Joder, ¿quién mierda se creía Yūichirō Ichinose para pasar así sobre él? Ni por el hecho de ser su inspiración permitiría que lo humillara de esa manera.

Ignorando todo lo que había planeado con anterioridad, salió disparado del hospital y se encaminó a paso apresurado hasta alcanzar a aquel par. Para su suerte no habían llegado demasiado lejos.

A pesar de estar atenta a la conversación que mantenía con Yuu, Shinoa notó casi al instante cuando Mika estaba pisándoles los talones. Detuvo su andar sin importarle las posteriores quejas que su amigo podría hacerle.

-¿Shinoa?-Yuu se detuvo solo para llamarla.

-Mika viene... -No alcanzó a decir nada más ya que el joven Bathory se había plantado frente a ellos.

Al verlo, Yuu rodó los ojos. Estaba por seguir avanzando cuando Mikaela lo sostuvo por el brazo en un agarre con más fuerza de la que parecía tener; jaló del cuerpo de Yuu hasta adentrarse más en el parque y, una vez que encontró un punto sin gente concurriéndolo, lo lanzó contra un árbol. A pesar de que debió dolerle, Ichinose no se quejó.

-¡Yuu!

Shinoa estaba por ir a ayudarlo, sin embargo con un gesto de mano Yuu detuvo cualquier acción. Sus ojos verdes se enfocaron en Mikaela.

-¿Y ahora qué quieres? Creía haber dejado claro todo la última vez.

-Pues ahora yo te dejaré las cosas claras a ti -sentenció Mika. Con su cuerpo apresó el del contrario, impidiéndole cualquier movimiento -. Ya sé qué es lo que tanto quiero de ti.

-No me interesa saberlo.

-Te lo diré quieras o no. -Sin descuidar el agarre con el que mantenía a Yuu, Bathory le dio una rápida mirada a Shinoa -. Quiero privacidad así que pídele que se vaya, o si así prefieres puedo soltar todo lo que tengo qué decir frente a tu amiga.

Yuu miró a Shinoa. A pesar de la situación, la chica se sorprendió de que Yūichirō no luciera vulnerable; sus ojos seguían siendo fieros a pesar de la clara desventaja en la que se encontraba.

-Te veo mañana.

-Pero... -intentó objetar más un grito del moreno la hizo guardar silencio.

-Dije que te veo mañana. -Después de pronunciar aquellas palabras de forma tan ruda, le sonrió -. Saldré bien de esta, te lo prometo.

A pesar de su desconfianza, Shinoa se alejó de a poco, después de todo no era como si pudiese hacer algo para ayudar a Yuu.

Una vez alejada de todo el alboroto, soltó un sonoro suspiro. Ahora que tenía la cabeza un tanto más fría pudo pensar con mayor claridad. La forma más factible de ayudar a Yuu sin que ninguno de los dos saliera perjudicado era llamar a alguien que sí pudiese hacerle frente a Mikaela. Decirle a alguien. ¿Yoichi? No; aunque fuese un buen mediador, en esta situación no sabría qué hacer e inclusive podría poner más nervioso a Yuu. ¿Kimizuki? Menos; aunque su relación con Ichinose no pareciera ser la mejor, si la situación lo ameritaba, él vendría directo a ayudar a Yuu a golpear a Mika lo que podría acarrear posteriores represalias de Bathory para con ellos. ¿Mitsuba? Ni hablar; la chica debía mantenerse al margen de cualquier asunto que involucrara a Yūichirō.

Habiendo agotado todas las opciones, tomó su celular y marcó el número de la única persona que podría ayudar a Yuu.

...

-Bien, no tengo mucho tiempo así que dime lo que tengas qué decir, Mika.

Algo bueno había salido de todo el asunto. Ya lo llamaba Mika, solo Mika. Su nombre nunca antes se había escuchado tan bien como con la voz de Ichinose.

-Seré breve.

Cuando en un rápido movimiento lo tomó por el cuello de la camisa, Yūichirō ni siquiera se inmutó. Para Bathory volvían a estar demasiado cerca, como aquella vez en las duchas del instituto, pero esta vez Mikaela estaba decidido a darle un desenlace diferente.

Sin previo aviso, junto sus labios con los de Yuu.

De inmediato sintió como el moreno se tensaba. Intentó iniciar un beso mas sentía los labios del otro demasiado rígidos como para dar comienzo a tal acción. Aprovechando la conmoción, pasó sus manos de la prenda hacia sus mejillas y las sostuvo con suma suavidad, más de la que el mismo Yūichirō se merecía. Segundos después, Ichinose reaccionó. Comenzó a moverse para poder separarse mas Bathory estaba decidido a no soltarlo por nada en el mundo.

Mika delineó los labios del contrario como una forma de pedir acceso hacia su cavidad; sin embargo, ante la negativa de su acompañante, decidió morderlo con fuerza. Debido a la sorpresa que le provocó esa acción, Yuu abrió la boca, momento que Mikaela aprovechó para aventurarse en terreno desconocido.

Todo en Yuu era fuego. Su cuerpo desprendía calidez, su piel era tibia y su boca era como tocar con la punta de la lengua el mismo infierno. Continuó acariciando los labios de Ichinose con los suyos, con su lengua delineando cada rincón de la cavidad del contrario disfrutando lo más posible del contacto de saliva entre ambos. Tuvo que usar toda su fuerza de voluntad para no soltar ni un solo gemido ni arrancarle la ropa a Yūichirō.

Durante toda esa acción Yuu permaneció con los ojos bien abiertos. Harto de la situación, mordió la lengua de Mikaela para después empujarlo lejos de él.

Mika se rió ante aquel gesto y con el dedo pulgar se limpió cualquier rastro que ese beso pudiera haber dejado. Yuu hizo lo mismo con la diferencia de que él usó la manga del saco del uniforme. Mikaela se sorprendió de haber observado sangre en la comisura de los labios del moreno, supuso que debió tratarse de cuando lo mordió para poder iniciar el contacto; admitía que no estaba en sus planes ser tan brusco.

-¿Qué se supone que fue eso? -preguntó Yūichirō, aturdido, todavía limpiándose los labios.

-No iba a quedarme con las ganas -contestó Mikaela con simpleza -. Y es mi forma de decirte que acepto.

-¿Aceptas, qué?

-Experimentar contigo.

Yuu abrió los ojos lo más que pudo.

Mika lo sabía, solo había dicho eso para provocarlo y de alguna forma alejarlo de él. Y casi lo lograba. De no ser por las inmensas ganas que le tenía al chico se habría dado por vencido. Por ello haría que Ichinose cumpliera su palabra.

-Era en joda, sabes.

Se acercó a donde él, ahora procurando mantener una distancia prudente para respetar su espacio personal, algo raro tomando en cuenta el beso que le había robado segundos antes.

-Lo sé. Pero hay algo que tú debes saber también, Yuu-chan. -adquirió un porte serio, ese que según sus compañeros de clase llegaba incluso a ser aterrador -: Nadie se burla de mí.

Yuu no pareció amedrentarse ni nada por el estilo; afiló la mirada y también la posó sobre Mikaela el cual únicamente se cruzó de brazos. Tomando en cuenta la situación, Bathory ya se estaba preparando mentalmente para recibir un puñetazo por parte del moreno.

-¡Yuu!

Una tercera voz se hizo escuchar, una voz que hizo que el semblante del aludido cambiara a uno que Mika no supo identificar.

Oyó el sonido de un par de pasos acercarse así que se giró en dirección a donde provenían. La figura de un hombre se iba acercando de a poco, a cada paso volviéndose más y más nítida. Alto, de cabello y ojos oscuros... Mika recordaba haberlo visto. Escarbó en su mente hasta dar con aquella imagen; ahora lo recordaba, se trataba del mismo hombre que acompañaba a Yuu el día en que se reencontraron en el gimnasio.

-¿Qué haces aquí, Guren? -bramó Yūichirō. Su rostro denotando enfado, su mirada expresando todo lo contrario.

Shinoa estaba varios metros detrás del tal Guren. A Mika no le fue difícil adivinar que Hīragi había metido las narices donde no debía y que, a pesar de que el mismo Yuu le había pedido que se fuera, terminó ayudándolo. Aunque Bathory seguía sin comprender en qué beneficiaba a Yuu la presencia de ese hombre.

-Mira que realmente te gusta meterte en problemas -se quejó Guren en un tono aburrido. Se pasó una mano por el cabello, desordenándolo en el proceso -. ¿Cuándo será el día en que me permitas estar tranquilo? Volví a perder una reunión importante.

-Como si eso te importara. -Yuu resopló.

-Me importa, después de todo tengo responsabilidades. Yo no soy un mocoso como tú.

-Deja de decirme así. Mejor que nadie sabes que no lo soy.

-Lo eres, por ello mereces una represalia. -Eso lo mencionó en tono de burla, con un doble sentido que nadie más aparte de Yuu y él podían captar.

-¿Y me vas a castigar por ello? -preguntó el de ojos verdes, siguiéndole el juego.

Como aquella vez en el gimnasio, Mika notó algo en las orbes de Yuu; como si no estuviera tan molesto, como si aquellas conversaciones tuviesen otro significado implícito. Y ahora que podía observar a ese hombre más de cerca, sabía que con él pasaba exactamente lo mismo.

Y a pesar de lo que acababa de acontecer minutos antes entre Yuu-chan y él, se sintió dpe más en la escena.

...

Próximo Capítulo: Pergaminos.

...

¡Hola!

Lamento la demora, pero la universidad me ha absorbido bastante; y es mi deber informarles que a partir de ahora quizá tarde todavía más en publicar. Los estudios y mi estado anímico de los últimos días me han quitado inspiración.

Sea como sea, gracias por comentar y por pinchar la maravillosa estrella~ ¡Les mando un fuerte abrazo a todos!

Ellie...

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