El Contrato | WooGyu

Par Kim-Inspirit

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•SINOPSIS• "Cuando Nam Woo Hyun le ofrece un empleo muy singular, Kim Sung Kyu no puede negarse porque necesi... Plus

Capítulo 1 - Nuevo e inusual empleo
Capítulo 2 - Incómodo e inesperado viaje
Capítulo 3 - Desastroso y sorpresivo descubrimiento
Capítulo 4 - Imaginario y decepcionante pensamiento
Capítulo 5 - Fantasioso y fastidioso comienzo
Capítulo 6 - Molesta y deprimente discordia
Capítulo 8 - Silencioso y desesperante malestar
Capítulo 9 - Inevitable y sincera aceptación
Capítulo 10 - Despiadada y única razón
Capítulo 11 - Hiriente e indiferente comportamiento
Capítulo 12 - Incrédula y súbita petición
Capítulo 13 - Maravillosa y atribulada noticia
Capítulo 14 - Trascendente y confusa solución
Capítulo 15 - Fulminantes e impetuosas palabras
Capítulo 16 - Hermosa y necesaria declaración
Capítulo 17 - Desafiante e imprevista decisión
Capítulo 18 - Esperado y soñado enlace
Capítulo 19 - Profunda y anhelada entrega
Capítulo 20 - Boyante y apasionado reencuentro
Capítulo 21 - Ufana e impredecible situación
Capítulo 22 - Lacerante e insospechado diagnóstico
Capítulo 23 - Vacíos y dolorosos recuerdos
Capítulo 24 - Frustrante y triste esperanza
Capítulo 25 - Firme y propicia entereza
Capítulo 26 - Inestable y comprensible sensación
Capítulo 27 - Inconfundible y entrañable sentimiento
Capítulo 28 - Confiable y certero empleado
Capítulo 29 - Casual e imprevisible idea
Capítulo 30 - Inimaginable y pasmosa verdad
Capítulo 31 - Existente e incomprensiva turbación
Capítulo 32 - Creciente y satisfactoria fraternidad
Capítulo 33 - Descuidada y equivocada circunstancia
Capítulo 34 - Diferencial e indiscutible aprobación
Capítulo 35 - Ingenioso y adecuado plan
Capítulo 36 - Peculiares y blancas mentiras
Capítulo 37 - Entretenida y reveladora fiesta de cumpleaños
Capítulo 38 - Suspicaz y pertinente conminación
Capítulo 39 - Extraviada y vehemente compensación
Capítulo 40 - Indirecta y palpable pesadumbre
Capítulo 41 - Susceptible y afectiva relación
Capítulo 42 - Ignorada y dudosa confidencia
Capítulo 43 - Consensual y escéptico hallazgo
Capítulo 44 - Inequívoco y resentido secreto.
Capítulo Final - Llana y sosegada conclusión.
Epílogo

Capítulo 7 - Impensado e irracional contacto

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Par Kim-Inspirit

Woo Hyun había querido ir tras Sung Kyu y regresarlo a la habitación arrastrándole contra su voluntad de haber sido necesario, pero estaba consciente de que eran una pareja 'muy feliz' ante los ojos de sus padres, y algo como aquello iba a merecer mucho más que una simple explicación.
     Por eso el joven empresario dejó que se fuera, teniendo además que tragarse su coraje. «¿Desde cuándo Sung Kyu se había vuelto tan altanero?», se preguntó, pero también se dijo a sí mismo que no iba a permitir otro acto tan grosero como ese en el futuro.
     Bueno, no es como si pensara que ese compromiso falso durara mucho tiempo, no obstante, si permitía que Sung Kyu lo tratara de esa manera, ¿entonces cómo se iba a comportar después?
     Woo Hyun frunció el ceño y tomó de nuevo el libro que había estado hojeando. Pasó varias páginas despacio, y luego decidió aventarlo a un lado, cerrando los ojos y acomodándose mejor sobre el colchón para intentar dormir, aunque, enseguida de que cerró los ojos, la imagen de la mirada cristalina que tenía Sung Kyu minutos atrás mientras discutían, de pronto se incrustó en su mente.
     Nam se mordió los labios y entreabrió los ojos, dejando su mirada perderse en la nada mientras pensaba en aquella figuración. Le habían calado un poco las palabras del muchacho, y sabía que tenían algo de verdad. Aun así, Woo Hyun no se podía atribuir haber nacido en una familia con dinero y que Sung Kyu no hubiera tenido esa fortuna.
     Sin embargo, una extraña sensación de culpa comenzó a crecer en su pecho y no estaba seguro si era por todas las veces que lo trató fría y descortésmente, o por las lágrimas que, con certeza, Sung Kyu había intentado retener por su pelea antes de salir de la casa casi corriendo.
     Woo Hyun se revolvió el cabello, frustrado, y de nuevo se acomodó sobre la cama, suspirando profundo y cerrando los ojos para pretender dormir, tratando a toda costa de sacar la imagen del triste rostro y los ojos vidriosos de su prometido falso de sus pensamientos.

     —Joven Woo Hyun, su madre me pidió que les avisara que la cena ya está lista —escuchó de pronto tras la puerta, se incorporó de la cama y se estiró un poco mientras se ponía de pie, bostezando calmadamente.
     —Gracias —contestó, frunciendo el entrecejo cuando miró la hora en su reloj de pulso y se dio cuenta de que pasaron casi tres horas desde que Sung Kyu se había ido. El muchacho no daba señales de haber regresado. Sus demás cosas permanecían intactas en el sillón.
     Así que, para Woo Hyun no fue imposible que el enojo invadiera de nuevo su cuerpo. Empuñó las manos a cada lado de sus caderas y salió de la habitación casi echando humo por los oídos.
     Si había sentido algo de pena por Sung Kyu, ésta se había borrado sin remedio de su cabeza.

     Sung Kyu apresuró el paso hasta la casa de Woo Hyun, pero en ningún momento se dio cuenta de que su novio falso lo esperaba frente a la entrada hasta que sintió la mano de su jefe aferrarse a su brazo con algo de brusquedad. La puerta estaba cerrada, y Nam aprovechó para jalarlo hasta el jardín delantero para que nadie escuchara su conversación.
     —¿Dónde estabas? —le preguntó entre dientes, y Sung Kyu pudo ver el enojo en sus ojos.
     —Le dije antes de salir que iba a ir a la biblioteca —apuntó el muchacho con aparente calma.
     —¡¿Y no crees que es mucho tiempo para estar en la biblioteca?! ¡Mi madre ha preguntado por ti y me reclamó el no haberte llevado!
     —¡Nadie le dijo que no me llevara! —Woo Hyun hizo puño sus manos y abrió más los ojos—. Se supone que tenemos que fingir que somos novios, y lo único que usted hace es ignorarme, reclamarme, regañarme... y yo...
     Sung Kyu guardó silencio de pronto y mordió su labio inferior al mismo tiempo que aguantaba las ganas de que las lágrimas abandonaran sus ojos. Woo Hyun lo miró, enfadado, y luego se cruzó de brazos.
     —¿Y tú qué? ¿Vas a renunciar? —cuestionó con un tinte de ironía. Sung Kyu lo miró a los ojos por un momento, pero no tardó demasiado en agachar la mirada y cerrar sus párpados—. Me has dejado muy claro que necesitas el trabajo, Sung Kyu, y no creo que encuentres a alguien que te pague lo mismo que yo por algo tan sencillo.
     —No es tan sencillo —replicó de pronto, provocando que Woo Hyun frunciera más el ceño. Sung Kyu levantó otra vez la mirada y observó a su jefe con suficiencia—. Tiene que entender que, si trabajo para usted, es porque quiero terminar la universidad, pero también necesito hacer mis cosas, e ir a la biblioteca es una de ellas. Si tuviera lo necesario aquí no tendría por qué salir. Comprenda que mi situación es muy diferente a la suya. Pero —el joven suspiró despacio—, lo siento. Trataré de que mis necesidades no afecten mi trabajo con usted —mencionó al final, cabizbajo.
     Sung Kyu caminó hasta la puerta y Woo Hyun se quedó estático por unos segundos hasta que lo siguió. Ambos se detuvieron frente a la entrada, y el joven de pequeños ojos le dedicó una triste sonrisa a su jefe, extendiéndole la mano para que la tomara y entraran juntos.
     Kim ya sabía la rutina, pero Nam dudó un poco antes de entrelazar sus dedos con los suyos, y el más joven no pudo evitar suspirar con decepción, pensando que su jefe aún estaba muy molesto con él.

     En la casa, la madre de Woo Hyun los esperaba con una tranquilizadora sonrisa en los labios cuando se dio cuenta de que su hijo había salido para ir a buscar a su prometido y, una vez que los vio entrar, se abalanzó sobre Sung Kyu y le dio un gran abrazo.
     —Cariño, ¿por qué tardaste tanto?
     —Lo siento, mamá —se disculpó, apenado.
     —Estaba preocupada.
     —Lo sé, también Woo Hyun se preocupó y por eso fue a buscarme —le hizo saber el muchacho, sonriéndole con ternura.
     Ella correspondió a su gesto y luego palmeó el hombro de su hijo suavemente. Los tomó a ambos de la mano y los llevó hasta la mesa del comedor. Les indicó que se sentaran y después se encargó de ordenar que sirvieran la cena.
     Al final, acercó a la mesa el pastel que había horneado ella misma horas antes, le puso una larga vela en el centro y la encendió, antes de pedirle a Woo Hyun que la soplara. Abrazó a su hijo con mucho amor y lo besó varias veces en las mejillas, pero después enarcó una ceja cuando notó que Sung Kyu no se acercaba a felicitarlo.
     —¿Por qué no lo abrazas, Sung Kyu? —inquirió la mujer con un tono divertido.
     —B-bueno... Es que...
     —¿No me digas que te da pena? ¡Pero si duermen juntos! No te detengas por mí, anda, dale un beso.

     —Buenas noches —le dijo Woo Hyun a Sung Kyu antes de acercarse a la cama para deslizarse bajo las sabanas y acomodarse para dormir.
     —Buenas noches —respondió Sung Kyu, tomando su pijama y dirigiéndose al baño para ducharse. Se metió bajo el chorro del agua caliente y le fue inevitable no pensar en la inesperada acción de su jefe minutos antes.

     —... anda, dale un beso —le escuchó pedir a la madre de Woo Hyun. Sung Kyu abrió los ojos con sorpresa y sintió que su corazón saldría disparado en cualquier momento fuera de su pecho. Sonrió nervioso, pero se acercó poco a poco a su jefe, mirándolo a los ojos en el proceso.
     El joven tragó saliva, y vio dibujarse una socarrona sonrisa en el apuesto rostro de Woo Hyun, así que no pudo evitar sonrojarse, y de pronto su jefe lo tomó de la nuca y terminó con el poco espacio que había entre ellos.

     Sung Kyu no pudo evitar que su corazón volviera a latir sin control al recordar ese fugaz contacto. Se llevó dos dedos a los labios para acariciarlos con suavidad y suspiró profundo, sintiendo sus mejillas calentarse.
     Fue el primer beso de Sung Kyu, y jamás en su existencia se habría imaginado que sería de esa manera. Porque alguna vez soñó con besar al que sería su gran amor de toda la vida, y estaba desilusionado. Woo Hyun no era para nada su tipo.
     Nunca se podría fijar en una persona tan superficial, arrogante, déspota, insensible, grosera, altanera... Su jefe era todo eso y aún se quedaba corto con los adjetivos. Estaba seguro que Woo Hyun nunca encontraría pareja si seguía comportándose así con la gente. Sung Kyu jamás le encontraría el atractivo a su jefe, aunque tuviera el rostro más hermoso que hubiera visto hasta ese momento.
     La apariencia no lo era todo.
     Sin embargo, confiaba en que sólo era su encanto físico lo que lo hacía estremecer; lo que hacía que sus piernas flaquearan; lo que impulsaba a su corazón a bombear su sangre con más rapidez; lo que hacía sus mejillas arder y su voz entrecortarse. Era sólo una simple atracción física, y era tal vez por eso que también le había gustado ese beso.
     Sung Kyu suspiró, aceptando sin duda esa posibilidad. Aunque unos días atrás no sabía exactamente de qué se trataba. Había estado algo confundido, pero tal parecía que en ese momento lo tenía bastante claro.
     Salió del baño y observó que su jefe ya se había dormido. Se dirigió al sillón, acomodándose en su almohada y bajo sus cobertores, cerrando los ojos para dejarse llevar por Morfeo.


     Sung Kyu despertó a la mañana siguiente y miró sobre la cama de su jefe, abriendo un poco más los ojos cuando no lo vio sobre ella. Aunque no le sorprendió el hecho de que se hubiera levantado antes que él.
     Kim se arregló y bajó a desayunar. Sus suegros falsos le dieron los buenos días y entonces sí se admiró de no ver a Woo Hyun sentado a la mesa, desayunando.
     Por un momento pensó en preguntarle a la madre de su jefe si sabía algo al respecto, pero se detuvo en el último momento al pensar en que eso sería algo que debería saber él muy bien, ya que eran pareja. Así que sólo se limitó a comer de su plato, observando a los padres de Woo Hyun hacer lo mismo mientras platicaban alegremente entre ellos.
     El día pasó rápido en la universidad, y se despidió de su mejor amigo Dong Woo en la salida del edificio al terminar las clases. Sung Kyu caminó hasta la parada del transporte público y, como el día anterior, se mantuvo esperando a su jefe en la misma esquina por varios minutos, hasta que el hombre apareció al final de la calle en su auto. El muchacho suspiró profundamente y abordó el vehículo cuando se detuvo frente a él.
     —Tengo que ir de nuevo a la biblioteca —le hizo saber a su jefe mientras avanzaban hacia la casa. Sung Kyu se sentía nervioso; no quería que Woo Hyun se molestara de nuevo con él.
     —Ya no será necesario —contestó el hombre, y el muchacho se sorprendió en demasía. Su corazón comenzó a latir más rápido por la afirmación de Nam y por unos instantes la idea de su inminente despido pasó por su mente.
     ¿Ya no lo necesitaba? ¿Acaso les diría ya a sus padres lo del compromiso falso?
     Sung Kyu se puso aún más nervioso. No quería ser despedido tan pronto. Al menos no hasta que las mensualidades de la universidad estuvieran cubiertas. Y se mordió el labio inferior pensando en varias cosas, en diferentes posibilidades de lo que sucedería con él después de ese día.
     Woo Hyun estacionó el auto y ambos bajaron. Caminaron hasta la puerta y su jefe le sostuvo la mano con fuerza antes de meter su llave para abrir la entrada. Sung Kyu se estremeció, y pensó en retomar su papel de 'dulce prometido' antes de aparecer frente a los padres de su novio falso, como lo había estado haciendo.
     —Mis padres no están, fueron a visitar a unos amigos.
     Sung Kyu no supo si aquello debería tranquilizarlo, y enseguida pensó en el hecho de que Woo Hyun le había sujetado la mano sin razón. Quiso retirarla en ese momento, pero el hombre se aferró más al agarre y lo jaló hasta su habitación escaleras arriba. Su jefe abrió la puerta, y el muchacho no podía pensar con claridad mientras sentía que su corazón le retumbaba en los oídos.
     —Ahí tienes, ya no será necesario que tengas que salir de la casa —señaló el mayor, soltándole la mano, y Kim se quedó sin habla cuando miró un librero y un escritorio al lado del sillón donde dormía, repletos de libros, una laptop, impresora, y todas esas cosas que Sung Kyu estaba seguro que había visto sólo en un local de artículos para oficina.
     —¿Q-qué? ¿Para qué...?
     —Todo es tuyo. Ya no tienes ninguna excusa para irte como lo hiciste ayer —señaló el empresario con tono autoritario. Sung Kyu se giró sobre sus talones y de nuevo quedó enmudecido cuando vio a Woo Hyun a pocos centímetros de él. Dio un paso hacia atrás, y desvió la mirada cuando sintió su rostro enrojecer—. Mientras trabajes para mí, tienes que hacer todo lo que yo te diga. Ir a donde yo te lo pida, decir lo que yo quiera que digas. Pero... —Nam hizo una pausa y respiró hondo—, si necesitas algo, cualquier cosa, sólo dímelo y yo la conseguiré para ti —un nudo en la garganta de Sung Kyu le cortó la respiración. Miró de nuevo a su jefe y entreabrió los labios—. Pensé en hacer un contrato por escrito, pero confío en tu responsabilidad y en que me ayudarás con esto hasta que tenga que decírselo a mis padres. Así que, espero que hasta ese entonces, hagas bien tu trabajo —sentenció Woo Hyun.
     Sung Kyu seguía con la lengua adormecida; era tan inverosímil que su jefe hubiera tenido consideración por él. Anteriormente lo había tratado con tal desprecio que había pensado que en realidad lo odiaba. Sin embargo, en ese preciso momento, no le importó que su jefe hiciera todo eso a cambio de su total obediencia.
     Porque lo haría, sin dudarlo siquiera.
     Tal vez, después de todo, ambos saldrían beneficiados de esa extraña situación.

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