–Me vale un carajo que nos miren. –Espetó James.
–¿Y eso por qué? Amas la atención. –Lo miré.
–Sí, ¡pero no cuando hay tipos que te están violando con la mirada! –Me gruñó. Me fijé a los alrededores. Era cierto, algunos me miraban y recién me había percatado.
Caminamos riendo de lo que las chicas babeaban y llegamos al jardín, donde nos sentamos a reír y conversar. Noté que tres chicos de Slytherin se acercaban a nosotros.
–___... –Me llamó uno de ellos. Era rubio de ojos verdes.
–¿¡Y tú qué coño quieres con mi prima!? –Se levantó James.
–¡No te atrevas a tocarla! –Gruñó Sirius, levantándose también.
–¿Qué es lo que quieres, serpiente? –Dijo Remus, junto a los demás.
–¡Hey! –Los miré mal- Yo puedo manejar esto –Gruñí e hice que los merodeadores se fueran unos pasos más atrás- ¿Te conozco, rubio? –Lo miré, arqueando una ceja. El rubio negó.
–Soy Terence Nott, sangre pura –Sonrió de lado.
–___ Stue. –Dije, algo fastidiada por su frase "sangre pura". Esa fue la razón por la que Sirius dejó su casa.
–Me preguntaba si querías ir al baile conmigo, antes de que algún impuro o traidor te invite –Me miró, con una sonrisa y un aire de superioridad.- Ven, te mostraré que algunas compañías son mejores que otras, tus impuros amigos no lo entenderán.
Pude sentir las hormonas de los merodeadores, hervían de rabia. Sonreí tiernamente y el rubio extendió su mano, para que la tome.
Extendí mi mano, miré a los merodeadores, quienes me miraban atónitos y con el ceño fruncido. Tomé su mano, delicadamente.
Lo miré con malicia y lo jalé, tirándolo al piso. Coloqué un pie sobre su espalda, mientras aún jalaba su brazo para que le doliera. El rubio comenzó a gemir de dolor.
–Escúchame, maldito rubio oxigenado –Me acerqué un poco a él, para que me escuchara claramente- No quiero volver a escucharte decir cosas como esas, y menos que te atrevas a ofender a mis amigos en mi presencia, a menos que quieras una patada en el jodido culo plano que tienes. ¿¡Me has oído!? –Grité esa última frase.
–S..sí –Dijo con lo que le quedaba de fuerza. Lo solté, y me fui con mis amigos. El rubio se paró de golpe y me miró atónito.
–¡Y no vuelvas a acercarte a nosotros! –Le grité, cuando empezó a correr, junto a los otros dos.
–Creí que le ibas a decir que sí y nos dejarías por las serpientes... –Comentó mi primo, con la boca abierta.
–Eso jamás. –Lo miré- Maldito rubio oxigenado, como si un imbécil de culo plano como él tuviera alguna oportunidad conmigo –Reí sarcástica.- Jamás me van a separar de mis queridos idiotas.
–Esa es nuestra Fiera. –Sonrió Sirius, rodeando mi cuello con su brazo.
Luego del incidente del rubio idiota, el tiempo pasó volando, y, en las fiestas James y yo regresamos a casa, y nos llevamos a Sirius a regañadientes, porque no quería incomodar. Pfff ¡como si incomodara!
–¡Feliz navidad! –Exclamamos todos a media noche, en casa. Abrimos los regalos y cenamos juntos, y bla, bla, bla.
Luego de eso, mis tíos tuvieron que regresar al trabajo en el ministerio, y nosotros tres nos fuimos a dormir. Admito que yo simplemente me movía de un lado a otro en mi cama, no conseguía dormir.
Bufé y decidí levantarme.
Me abrigué y salí al balcón, observé la hermosa noche mientras copos de nieve caían por todas partes. Una tos me sacó de mi mundo. Volteé y miré a Sirius, con una mano atrás de él.
–¿No puedes dormir? –Preguntó. Negué, con un suspiro.- Somos dos. Ehh... ¿Puedo preguntarte algo? –Me miró.
–Claro, Canuto. –Sonreí, arqueando una ceja.
–Me gusta más cuando me llamas Sirius. –Sonrió- Los demás me dicen Canuto y no tiene nada muy especial... –Suspiró.
–Ve al grano, Black. –Miré las calles llenas de nieve.
–Bien –Suspiró y lo miré.- ¿Quieres ir al baile conmigo? –Quitó su mano de su espalda y noté que tenía una rosa en ella, sonreí.
–Me encantaría ir al baile contigo –Sonreí y tomé la rosa. No aguanté y lo abracé. Al sentir sus brazos a mí alrededor, sentí esa corriente de nuevo. ¿Qué me estaba pasando con Sirius?