Estaba demasiado asustada.
De repente, estaban todos confesándose. Diciendo que eran hombres lobo, zorros, coyotes y banshees. ¿En qué clase de club de maniáticos me metí?
— ¿Y tú qué eres? —Le pregunté a Stiles. Maldije al escuchar mi voz temblorosa. Si algo aprendí de mis eternas noches de series policíacas es que no debes mostrarle miedo a tu enemigo.
—Por un tiempo, estuve poseído por un espíritu diabólico —lo dijo con tanta simpleza que pensé que estaba siendo sarcástico, pero los semblantes serios de los demás me decían que era verdad.
— ¿Qué eres ahora? —Liam se cruzó de brazos.
Stiles palideció unos segundos pero respondió.
—Estoy... mejor.
— ¿Esas son para mí? —Ambos observamos unas cadenas en la mesa y, al menos yo, me asusté.
—No, son para mí —habló Malia y sus ojos se volvieron azules brillantes, alcé las cejas con sorpresa y miedo.
— ¿C-cómo hiciste eso? —Me atreví a preguntar.
—Aprenderás —respondió Scott—. Al igual que tú, Liam.
—Pero... ¿Q-qué se supone que hago yo aquí? No tengo nada que ver con este... este... ¡club de maniáticos! —Grité y corrí hacia la puerta pero Kira se interpuso frente a mí, al instante solté un gruñido del cual me asusté mucho, soné igual a un perro rabioso.
Tapé mi boca avergonzada. ¿Qué acaba de pasar?
—Creemos que... —Scott comenzó a hablar—. Sólo tienen que pasar la luna llena.
— ¿Me ven cara de mujer lobo o algo? —Dije ya alto irritada por la situación, me tenían encerrada en contra de mi voluntad, no es justo.
Noté como los cuatro amigos se miraban entre sí dándome a entender que era verdad lo que decía.
—Tienen que estar bromeando —murmuré mientras negaba con la cabeza.
Realmente les faltaba algo en la cabeza.
—La luna ya salió —Liam les informó enojado aunque pude escucharlo algo de lejos por más que yo estuviera detrás de él.
—Y estás empezando a sentir algo, ¿no?
Como dijo Scott, mi cabeza estaba dando vueltas, o al menos eso sentía yo. Comencé a sudar de repente y automáticamente me asusté. Luego los gritos de Liam se hicieron tan claros en mis oídos que parecía estar gritándome justo en mi oído.
— ¡Son unos lunáticos! —Escuché a Liam, cerré los ojos con fuerza—. No sé cómo hiciste eso, pero no me importa.
Dijo refiriéndose a Malia, pero a mi si me importaba. Aunque no podía hablar, me sentía sorda y tan oyente a la misma vez.
— ¡Me voy ahora mismo! —Los gritos de Liam cada vez eran más fuertes haciéndome largar un leve quejido—. ¡Si alguien trata de detenerme, juro por Dios, que voy...!
En ese instante, un sonido agudo inundó mis oídos, largué un quejido más fuerte que el anterior, noté que Liam gritó también. Lo observé y realmente me asusté, creo que estaba mucho peor que yo.
— ¿Qué pasa? —Preguntó Scott con preocupación.
— ¿No lo escuchan?
— ¡Se hace cada vez más fuerte! —Grité mientras los sonidos inundaban mis oídos y a la vez tapaba mis orejas con las manos.
— ¿Le contaste alguien sobre esto? —Escuché a Lydia por lo lejos.
—A mi amigo Mason.
—Y el invitó a todo el mundo.
Me aferré al piso ya que comenzaba a sentir una extraña furia dentro de mí. Miré mis manos y habían unas garras.
—Ay qué diablos... —susurré para mi misma.
— ¡El piso! ¡Sáquenlos de aquí!
— ¡Al cobertizo!
Fui tomada de la cintura por Kira llevándome a quién sabe dónde.
Parte de mi misma quería tranquilizarse pero la otra estaba completamente fuera de control. Quería arañar todo lo que veía, Liam quien estaba delante de mí, oh yo solo quería arrancarle la cabeza. Lo peor, es que realmente quería hacerlo, mis manos trataban de lastimarlo pero los brazos de Kira me tenían bien agarrada.
Caminamos un largo camino hasta el cobertizo. Al llegar, traté de respirar profundo y tranquilizarme. Comencé a respirar repetidas veces hasta que logré calmarme un poco.
—Tranquila, está todo bien —Kira acariciaba mi espalda mientras me miraba fijamente a los ojos, lucía algo sorprendida—. Siéntate aquí.
Hice lo que me dijo y me senté al lado de una columna dentro del cobertizo. Kira sacó unas cadenas y me enredó en ella. La miré asustada pero no me opuse.
—Es por precaución, no te alarmes, en cuanto estés más tranquila te las sacaré. Lo prometo.
Kira me sonrió inspirando confianza, no sé por qué pero confié en ella y asentí.
Observé la situación de Scott y Liam, este último estaba totalmente fuera de control. Debo admitir que pensé que mataría a Scott si no fuera por Kira quien le golpeó la cabeza con un remo. El rubio quedó inconsciente en el piso.
— ¿No lo maté, verdad?
—No, solo está inconsciente —oí respirar tranquilamente a Kira.
Y como arte de magia, mi cuerpo volvió a acelerarse y sentí mi cara cambiar. De repente, estaba gruñendo y salpicando saliva. Mis dientes ardían como mil demonios, parecían que estaban creciendo tan rápido como lo hacen en días.
Comencé a asustarme, las miradas de Scott y Kira no hacían que me calmara para nada.
Miré mis manos, y ahí estaban otra vez, las malditas garras. Levanté la mirada hacia los dos jóvenes, y parecía que mi vista se había puesto en tonos color rojo, es decir, así veía todo el panorama.
Quería morder algo, masticar y desgarrar. Sólo pensaba en lo placentero que sería eso.
—Lo siento —escuché a Kira y rápidamente la miré, pero lo único que pude ver fue la punta del remo dirigiéndose a mi cabeza y luego sólo negro.
●●●
Un dolor punzante comencé a sentir al abrir mis ojos.
Estaba algo pérdida y confundida con los hechos, pero rápidamente se hicieron presentes en mi cabeza. Kira me había dado un palazo en la cabeza, literalmente.
Abrí mis ojos y me encontré con Kira tecleando desesperadamente su celular. Observé el lugar y la ventana que estaba allí estaba rota por completo. Y además, Scott y Liam ya no estaban aquí.
Kira al verme consiente corrió hacia mí y me miró con una cara llena de culpa.
—Yo... lamentó mucho haberte golpeado con el remo —dice nerviosa—. Te veías muy rabiosa y no parabas de decir que nos desgarrarías.
Eso cambió la cosa, pues no recuerdo haber dicho eso y la verdad es que estoy segura que Kira no está mintiendo.
—Descuida —bufé—. Creo que hubiese hecho lo mismo, aunque más amablemente —gruñí y abrí los ojos sorprendida. Kira retrocedió un poco al escuchar mi gruñido—. Perdón, aún no lo controlo del todo.
Kira asintió relajada. Hubo un momento de silencio y yo sólo miraba a Kira, pues aún seguía enredada en cadenas.
—Mm, ¿Kira?
— ¿Sí? —Aún tenía la mirada perdida en algún punto fijo.
— ¿Podrías...? —Señalé las cadenas y ella me miró.
—Oh, si, lo siento. Casi lo olvido —me sacó las cadenas y ambas nos paramos.
Me sentía un poco rara, no sé qué estaba pasando y eso me ponía nerviosa.
— ¿Puedes explicarme qué carajos pasa conmigo? —Le pregunté a Kira.
Ella respiró profundo y asintió.
—Al principio, creímos que eras una mujer lobo —abrí mis ojos como platos—. Si, lo sé, impactante. Pero no es momento de sorprenderse ahora, lo que decía, es que pensábamos que eras una mujer lobo, como Liam, y como sabes, los lobos se vuelven locos en la luna llena, al menos eso dicen las películas... supongo que habrás visto alguna, ¿verdad?
Asentí levemente. Aún no creía que esto estaba sucediendo.
—Bueno, queríamos evitar un incidente si es que era verdad.
— ¿Cómo supieron que yo era una mujer lobo?
—Todo fue una rápida suposición —suspiró, comenzamos a caminar hacia la casa de Lydia—. Desde que escuchaste a Malia decir eso y atrapar la pelota de lacrosse, era eso o tenías un muy buen sentido de oído.
Asentí nuevamente, no lo había pensado.
—Y por último, definitivamente no eres un lobo.
Bien. Ahora estoy más que confundida.
— ¿A qué te refieres?
—Me refiero a que los ojos de un hombre lobo son amarillos, eso si están en una manda —me explicó—. Azules si eres un lobo sin manada, es decir, que prácticamente estás solo, y rojos, de alfa.
—Pensé que eran sólo cuentos de ficción para niños —negué con la cabeza—. ¿Entonces como es que Malia tiene los ojos azules y está en su manada? ¿Lydia es banshee porque la mordieron o hay alguna clase de pacto para serlo? Oh, ¿cómo te convertiste en una zorra? Ay, perdón, digo en un kisunei...
—Kitsune —corrigió—. Creo que otro día te lo explicaré, ahora tenemos que encontrar a Lydia.
Asentí y paré en seco asustando a Kira.
—Ay no me digas que estás teniendo otro ataque.
—Mi celular —comencé a tocar cada bolsillo pero no lo encontraba, Kira suspiró de relajamiento.
—Probablemente lo hayas dejado en el Jeep de Stiles —Kira tomó mi mano y me arrastró más rápido hacia la casa de Lydia donde había una fiesta, si es que mis oídos no me fallaban—. Camina, camina, camina.
Luego de unos largos minutos buscando a Lydia, la encontramos en una habitación al final del pasillo. Una habitación bastante blanca y pulcra.
Lydia se encontraba parada mirando un punto fijo en la pared. Fruncí el ceño, ¿qué estaba haciendo? Parecía hipnotizada.
—Lydia, ¿estás bien? —Preguntó Kira adentrándose lentamente a la habitación, yo iba detrás de ella—. ¿Qué estás escuchando?
Ambas esperábamos la respuesta y segundos después Lydia habló—: La llave.
¿Llave? ¿Qué llave? ¿Dónde había una llave en la pared? Oh, debe ser una contraseña si la está escuchando, me golpeé internamente.
—La llave para romper el código.
Fruncí el ceño nuevamente.
—Mi computadora, tráiganla. Está abajo en la cocina.
—Yo voy por ella.
Corrí escaleras abajo hacia la cocina y busqué la computadora. Arriba de ella habían unos cuantos vasos rojos con cerveza. Tiré los vasos en el fregadero, tomé la laptop y me largué. Pero cuando giré, choque con un chico más alto que yo.
—Lo lamento —dijo el rubio riéndose. Se notaba que había tomado de más.
—Lárgate —lo miré a los ojos enojada y él se asustó, pues yo también, en el reflejo de sus ojos pude ver dos destellos verdes que supuse que eran míos. Ahora todo coincide con la historia de Kira.
Aún así corrí hacia la habitación y le dejé la laptop a Lydia, está la abrió y comenzó a teclear un montón de cosas sin coherencia. A lo último, muchos números y letras aparecieron en la pantalla y a lo último pedía una contraseña. Ahora todo estaba más relacionado.
Lydia escribió lentamente la contraseña dándome a ver perfectamente cuál era.
¿Alison? ¿Quién era Alison?