SOLO TÚ

By NikyMoli

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TERCERA PARTE DE LA SERIE "Los Hamilton" Un corazón roto no es la razón para una destrucción nuclear, mucho m... More

Sinopsis
Nota
Capitulo 1
Capitulo 2
capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capítulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
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Capitulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capitulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capitulo 22
Capítulo 23
Capítulo 25

Capítulo 24

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By NikyMoli


Rees:

Tomé el vaso lleno de Whisky y me lo empine hasta dejarlo solo con unos cubitos de hielo que tintinearon al momento de bajarlo. Ahogarme en alcohol no era la mejor opción de superar un corazón roto pero vaya si no ayudaba a sacar todo mi enojo que no sacaba estando sobrio.

Hace unas horas, cuando me tomé el primer trago, Kyle me preguntó si estaba bien. Le respondí que estaba perfecto, mejor que nunca. Sí me preguntara ahora que tenemos una botella en nuestro organismo, de seguro le digo que mi corazón está llorando sangre.

—Esta mierda duele —le dije a Kyle pegándome en el corazón.

Aun no estaba al nivel de estupidez, pero si al nivel de preguntar todo lo que este imbécil junto a mi podía decirme. Sabía que conocía a Renny de tiempo atrás, nunca pregunte de donde, pero era hora que hablara.

— ¿Qué quieres saber? —preguntó sirviendo dos tragos más.

—Todo, quiero saber todo.

Kyle suspiro antes de empezar a hablar, todo parecía un sueño como si me mostraran las imágenes en mi cabeza. Kyle conoció a Renny a los nueve años, estudiaban juntos. Deje que me contara como se hicieron mejores amigos, de como él estuvo para ella cuando todo se vino abajo. No menciono a la élite en toda la narración, no me menciono a mí, ni a mis padres. Contó historias graciosas de ellos.

De cómo Renny le gustaba imitar a su profesora de matemática y como le gustaba la literatura inglesa desde muy pequeña.

No fue hasta que terminamos el cuarto vaso que dijo...

—Le gustabas desde pequeños, siempre llegaba a contar tus historias de súper héroes. Recuerdo tan bien como contaba que se sentaban en un columpio en el patio mientras tú imitabas a Capitán América o a Thor. También supe el momento en que las motocicletas cambiaron tu vida, fue el mismo momento en el que yo me involucre en ese mundo también, todo porque la acompañaba a verte correr. Nunca imagine que mi uno de mis mejor amigos tiempo después fueras a ser tú, lo sabía todo de ti. Estúpidamente marica como suena, tú me metiste a este mundo.

Mi corazón se contrajo de pensarlo, no la recordaba a ellas en las carreras, no sabía que iba a verme, no sabía que sentía cosas por mí en ese entonces. Yo era un niño intentando llamar la atención de cualquiera. Me encantaba al igual que Holly ser el centro, nunca fijándonos de lo que pasaba a nuestro alrededor. La abuela realmente se había cagado en nosotros.

—Después que sus padres murieran todo se vino abajo para ella, estaba muy deprimida, obsesionada con ver fotografías el accidente, vídeos, noticias... era estúpido ya que la mandaba a un sufrimiento monumental cada vez que abría algún link. La casa de acogida no ayudo mucho, ella se revelo, probo muchas drogas, se hizo sus tatuajes, se aclaró el cabello...

Kyle negó con la cabeza como si yo pudiera comprender todo. Renny era tan diferente a como era antes, tatuada, delgada, con el cabello diferente, una actitud más alocada. Toda ella era un ser distinto. Cerré los ojos intentando recordar a la niña que se vestía como Holly, hablaba como la élite y llamaba mi atención manteniéndose al margen de todo. Me encantaba que no llamara la atención en ningún sentido, me encantaba que fuera pura y tranquila. Diferente a mi hermana, más sumisa.

—Nunca fue a Estados Unidos como todo mundo supuso en Londres, sus abuelos no la quisieron porque les recordaba a su madre, además no podían mantenerla. Lucy, una de las practicantes —en ese entonces— la llevo con sus padres y los convenció de la adopción. Renny encontró un hogar y volvió a ser ella por unos años hasta que volvió a los problemas. No sé qué la hizo regresar a la locura de estar en la fraternidad y de trabajar en bares. Le iba muy bien en la Biblioteca de Londres ¿Sabías que ella ama leer? Como sea...

Me quede viendo a Kyle hablar de una chica a la que le gustaba leer como a mí, a la que disfrutaba de un buen café. Lo escuche hablar de fantasías y unicornios, cosas que jamás existirían si no las veía con mis propios ojos. Renny era desconocida para mí.

—Renny no volvió a ser la misma hasta que te volvió a ver. Tenía años de no cantar y ese día, aunque sea borracha, se subió y canto. Tenía mucho de no reír, de no vivir su vida... tú le detuviste el tiempo para que no pensara en lo que había perdido, le diste vida, le diste amor. Le diste lo único que ella necesitaba.

Sentí como las lágrimas se acumulaban en mis ojos, sentí como todo en mi interior se quebraba.

— ¿Qué le di? —preguntando ya sabiendo la respuesta.

—Tu ser. Le diste quien eras para recuperar lo que había perdido. Tú y ella se complementan como si fueran la misma esencia.

¿Se recuerdan como les dije que guardaría la cordura en todo este momento? Bueno, para este momento ya no existía nada de cordura ni de razón. Estaba perdido.

Quisiera decir que cuatro horas después estaba en el mejor estado, pero cuando Kyle me paso dejando al apartamento de Louis y Holly, yo estaba en nivel inservible tres. Tenía la botella en la mano y estaba sentado en las gradas para subir al apartamento esperando a Louis. Este camino en mi dirección negando con la cabeza.

— ¿Qué diablos? —preguntó viendo a Kyle, claro que no iba a preguntarme a mí.

—Descubrió lo de Renny siendo Rene Scott —los ojos de Louis se abrieron como dos platos enormes. Este se dio media vuelta para verme y pude ver que él tío no tenía ni idea de lo que estaba pasando.

— ¿Rene Scott? ¿Cómo Rene, Rene hija de...?

—Sí, Sí... ella. La misma Rene que jugaba muñecas con Holly —dije empinando la botella en la boca.

— ¡Vaya mierda! Esto si esta jodido Rees, te das cuenta de lo mierda que es todo esto, no es como...

—No sigas, por favor. Yo... solo... no puedo.

Louis tomó mi mano ayudándome a ponerme de pie. Vi como asentaba unas flores en el asfalto para sostenerme mejor. Solté una carcajada señalando las flores y llamándolo chico cursi ¿Quién diablos lleva flores en un día cualquiera?

—Créeme que tú vas a tener que darle las flores a Holly cuando te vea entrar así en el día de nuestro sexto mes de casados.

Me pare en seco viendo a Kyle alejarse con mi motocicleta. Quise gritarle que regresara, que me iría con él a la casa de sus padres pero era demasiado tarde.

—No voy a entrar. Mi hermana va a patear mi culo por arruinar su noche... no puede solo... ¡Me va a matar!

— ¿Quieres hablar antes de entrar? —preguntó como él buen amigo que era.

Asentí con la cabeza ya que era exactamente lo que necesitaba. Le conté todo, desde la conexión el día del hospital, desde como la busque en las carreras, de cómo iba solo para verla a pesar que no podía correr, nuestro primer beso antes del accidente, nuestro segundo primer beso para su boda y el primer beso que le di sabiendo que podía ser mía.

Con Louis las cosas simplemente fluían de manera natural, nada era incomodo, nada estaba de más. Las cosas simplemente eran como eran.

— ¿Recuerdas cuando Holly te enseño la foto de mi trasero en el hospital?

— ¿El día que saliste corriendo de tras de Renny?

Levanté una ceja recordando ese momento. Cuando le pregunté si tenía novio y contesto un no, me deje llevar por todo alcanzando su mano, tocándola por primera vez —según yo. Estaba parada cerca de la cama, viéndome fijamente con esos ojos enormes.

—Ese día le ofrecí tener sexo en una camilla de hospital, fue la primera cachetada real que me dio una mujer —dije tocándome la mejilla recordando el golpe de Renny.

— ¿Por eso saliste de tras de ella?

Me mordí el labio recordando como Renny inspiro hondo, sus pupilas se dilataron y pude ver el deseo, las ganas que tenía de montarse encima de mí en esa puta camilla de hospital. No sabía que era virgen, no sabía que ya me pertenecía desde ese entonces. Fue cuando la primera mentira aterrizo en nuestras vidas.

— ¿Le pregunté si ya la conocía? sus ojos, su cabello, su aroma... todo en ella era un deja vu. Solo no sabía a donde es que me llevaba. En ese momento me obsesione con tenerla.

—Ella respondió que no, no me conocía.

Ahora que lo pienso ¿Sera que alguna vez me fue sincera?

—Rees, ella perdió a sus padres en un trágico accidente cuando tenía ocho años. Debe de tener traumas y resentimientos. No puedes culparla por eso, por no decirte la verdad, no puedes enojarte eternamente con ella.

Cerré los ojos al recordar las imágenes de ese avión en medio del océano hecho una mierda. Papá nos contó que los cuerpos estaban completamente destruidos que había sido mejor quemarlos. Recordé los detalles del funeral y el entierro, de cómo Renny buscaba siempre mi cariño, mi protección como si fuera su...

—Ella me creía su héroe...

Caer en la realidad que el amor de tu vida, tu complemento estuvo en tu vida mucho antes de lo que creías, caer en la realidad que pudiste protegerla de tanta mierda que tuvo encima, darte cuenta que la amabas desde ese entonces era un golpe fuerte. Uno que rompió con cada tejido de mi piel y músculos.

Grité de dolor. Grite de frustración.

—La amo Lou, la amo ¿Esta bien? La amo como si mi vida dependiera de ella, la amo como si no hubiera pasado ni futuro. Solo el presente que es lo único que vale en esta vida.

Comencé a llorar, ignorando el hecho que estábamos a media calle. Varias personas pasaban frente a nosotros con sus sacos largos y sus bolsos Prada. Todos ellos viviendo sus vidas normales mientras la mía se venía abajo.

—Vamos adentro. Te preparare un té. También necesitas comer algo.

Tomé el brazo de mi mejor amigo deteniéndolo. Lo abrace como los hermanos lo hacían y susurre a su oído.

—No le digas aun a Holly quien es, guárdame un poco más el secreto en lo que encuentro que hacer, no soportaría que la juzgara, no ahora. Esto tiene que tener una salida, tiene que tenerla.

Entramos al apartamento somatando la puerta. Holly pego un brinco viéndome con los ojos muy abiertos. Quería decir que podía caminar a la perfección, que no estaba estúpidamente bolo. La verdad era que estaba como echo una mierda, si no fuera porque Louis me estaba sosteniendo, quizá estaría en la perdición total.

— ¡Sisi! —grité viendo a mi hermana cruzarse de brazos.

— ¡Me jodes la puta vida! —gritó muy molesta. Claro que iba a enojarse conmigo y probablemente mañana me tiraría mierda todo el día, pero por ahora estaba observándola perder el control. Le cague su cena ¿Y qué? Ella se cagaba en mi vida cada vez que llamaba a Renny mortal. Ya iba siendo hora que lo superara.

—Es un honor, Sisi, joderte la vida es mi maldito placer —dije caminando a la cocina. Tomé un vaso el cual se resbalo de mis manos. Por algún milagro este no se rompió pero Holly estaba encima de mí pegando de gritos.

Me gustaría decir que logre mantener mi línea, que no le demostré a mi hermana que estaba mal. Pero al momento de tomarme el último trago de la botella, comencé a llorar de nuevo.

Un hombre es libre de llorar la perdida del corazón, un hombre es débil cuando son cuestiones del amor. Por lo que no dude en sacar la mierda que me invadía la conciencia. Mi mundo estaba colgando de hilos y no iba a dejar de sufrir el momento hasta que estos se terminaran de romper.

Dicen que el corazón habla cuando está roto. Dicen que el corazón te aniquila cuando te metes con él. Yo intente cuidarlo, intente reservarlo. Renny tomó todo lo que cuide durante años y lo destruyo en horas.

Si me preguntan si esto valió la pena... la respuesta es sí. Que te rompan el corazón vale más que cualquier cosa. Te recuerda que aun estas vivo.






Holly:

Me cruce de brazos negando con la cabeza ¿Cómo se le ocurre? Nunca pensé verlo de esta manera y estaba desesperada por esa maldita actitud. ¡Maldición era una mortal! Y no solo eso, con tatuajes y monta motocicleta. ¡Dios pero que le pasa! Volví a ver a mi hermano tirado en medio de la cocina del departamento una botella en la mano, lágrimas en sus ojos y la maldita desesperación porque una chica ¡que no es de élite! Le preste atención. ¡Por favor! Es Rees Race, no necesita esta mierda, seamos sinceros.

Camine al comedor un poco decepcionado por cómo había terminado nuestra noche del sexto mes de casados. Le prepare una de sus cenas favoritas, le compre su vino favorito, incluso fui por su postre favorito. Pero que imbécil. Cuando regreso de la universidad, traía a mi hermano en calidad de bulto, completamente borracho, llorando y con esa actitud que tiene tirado en la cocina.

Por el bien de mi hermano, llame a mis padres para que vinieran a traerlo mañana en la mañana, Louis tenía un día muy largo en el laboratorio y yo tenía que ir a hacer mi examen en Guildhall. Finalmente las cosas estaban saliendo a la perfección, estaban como anillo al dedo para los dos.

Sople las velas que puse para dar un ambiente romántico, estaba desilusionada. Era la maldita primera vez que me esmeraba tanto para esto y viene el imbécil de mi hermano llorando ¡Por una mortal! Es que no me lo creo.

—Lo he intentado todo —decía con su voz rota en un mar de lágrimas —. No me quiere, no logro penetrar esa maldita burbuja.

— ¿Desde cuándo Rees Race se da por vencido? Tu no dejas de luchar, te pones tus mejores pantalones, o en este caso los menos formales que tengas, y sales por ella. Dedícale algo que nadie le diera antes.

—Le he dado cariño, eso nadie se lo ha dado después de que sus padres murieran en ese accidente aéreo. Nadie —la voz se volvió a romper y algo en mí también lo hizo ¿No tenía padres? Eso explica cómo es tan amargada, como es que es tan cerrada.

Yo no sé qué haría sin mis padres. Un poco más curiosa, me acerque a donde estaba mi amor, mi bebe, mi hermano. Lo vi detenidamente, estaba destrozado por alguna razón y quería estar para él como él siempre estuvo para mí, aunque no esté de acuerdo en que él este de ese modo, menos por la tan Renny.

— ¿Qué paso? —pregunté quitándole la botella de las manos y dándole un trago yo. El líquido bajo por mi garganta quemando todo a su paso. Jagger, con razón esta tan borracho.

—Sus padres... murieron en un puto avión que se calló en el atlántico hace 10 años, ella solo tenía ocho años, era... una niña y se quedó sin nada —otro sollozo salió de su garganta —. Sus... abuelos no podían mantenerla por lo que paro en un lugar de acogida. Fue adoptada pero... ¡Dios!

Mi hermano se rompió a llorar y por más que no quisiera entenderlo, por más que quisiera odiar a la chica, eso era muy trágico. De tenerlo todo a perder completamente tu vida. La entendía porque aunque no perdí a mi familia me había perdido a mí misma, no me encontraba en una lluvia de estrellas. Quería gritar y salir corriendo cuando sentía que no podía más. Adam en un pasado se llevó mi ser, se llevó quien era.

—Es cerrada ¿No es así? —dije tomando su mano.

—Es impenetrable Hol, cada vez que creo estar más cerca de ella, algo la aleja. Se cierra por completo y no me deja ayudarla.

Lou se colocó a mi lado atrayéndome a él, le quito la botella a Rees dándole un trago igual al mío solo que más largo. Los dos necesitábamos un poco de alcohol al escuchar esta platica, realmente nunca vimos a mi hermano tan mal como ahora.

—Sigo pensando lo mismo, tú no dejas de luchar cuando encuentras a la mujer ideal. Al contrario, luchas más fuerte. Así es el plan de vida.

— ¡Maldito pan de vida! —dijo somatando la nevera que estaba detrás de él —. La quiero y por ella estoy exponiendo todo, estoy dejando todo. Sé que a ustedes no les gusta por ser mortal o lo que quieran, pero ella me complementa a pesar de ese temperamento de mierda.

—Mi madre es mortal, Rees, claro que a mí no me molesta. Además, ya te mostré la carta de papá, deberías haber entendido sus palabras en ese entonces.

¡La carta! Esa de la que tanto me hablo y nunca me enseño. Dijo que a su debido tiempo y que no estaba listo para compartir las palabras de su padre. No conmigo pero si con Rees ¡Pero qué le pasa! Me cruce de brazos dándole una mala mirada. Ese momento en el que te das cuenta que tu gemelo conoce más a tu suegro que tú. ¡Genial!

—Quizá ya va siendo hora de mostrártela, nunca pensé que fueras tan clasista, bebe —dijo Louis besando mi mejilla.

— ¡No soy clasista! —grite para defenderme.

—Comete una sarta de mierda, Sisi, los dos lo éramos, influencia de la abuela, no te preocupes —dijo Rees cerrando un poco los ojos.

Quería gritar otra vez por todo mi enojo acumulado, no lo hice. Una parte de mí entendía la situación, otra más fuerte pensaba en todo lo que mi hermano había arruinado hoy. De seguro mañana nos despertamos a las cinco y media para ver el amanecer. Seamos sinceros, no lo hacemos todos los días porque no somos personas tan madrugadoras, solo lo dejamos para aniversarios y fechas especiales. Él era mi arma especial y aunque todos los días junto a él eran especiales, quería que hoy fuera inolvidable.

—Rees, te ruego que no le hables de esa manera a mi mujer, sabes que te queremos, pero más respeto no caería mal.

—Lo siento —dijo mi hermano sobándose la cara —. Voy a mi habitación, necesito dormir, siento mucho lo de la cena, Sisi. Pero la pasta estaba rica —me regalo una sonrisa antes de desaparecer en la habitación que teníamos para él. Ya me estaba empezando a arrepentir de habérsela dado. ¡Maldición!

Mis padres le dieron un apartamento exclusivo a él, uno en la misma zona que la mía, pero de igual manera quisimos incluirlo en nuestras vidas. Dios, que horror. Tomé mi cara en las manos dejando que un par de lágrimas salieran finalmente.

—No llores amor, aún tenemos toda la noche —dijo Louis abrazándome tirados en el piso —. Es la mejor sorpresa que me han dado en mi vida, todo estaba hermoso ¿Vamos a comer?

—Rees se comió uno de los platos —dije con un puchero.

—Ya preparo uno nuevo, aún hay pasta y ensalada. Todo está bien. Ve y prende las velas una vez más. No pelees con él, te necesita ahora.

Louis se levantó preparando un plato más de pasta y calentando el mío. Los llevo a la mesa justo cuando terminaba de montar la mesa. Al menos algo estaba rescatado de esta noche. Me senté en el lugar frente a él, como siempre lo hacíamos. Cenamos, hablamos y reímos. Seguramente Rees no sentiría nada, absolutamente nada.

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