MYLA POV
Por fin ya estoy fuera de ese apartamento. Ahora estoy a salvo con Alexie y Liz. Ya hemos almorzado los tres juntos.
- Oh Myla, no te imaginas lo feliz que me hace tenerte aquí.
- Y tú no te imaginas la falta que me hacías.
- ¡Ey! Me voy a poner celoso - replica Alexie.
- A ti también te extrañé. No seas llorón - le digo en tono de burla y recibo un abrazo.
- Lo sé pequeña. Bueno chicas las dejo a solas un rato. Supongo que tendrán mucho de qué hablar así que salgo sobrando. Le envié un texto a Khris para ir a correr un rato y luego al gym. Así que se me portan bien - luego se dirige a la puerta y se marcha. Liz y yo nos miramos unos segundos.
- Vale, ya. Suelta la sopa que sé que tienes mucho que contar y preguntar - me suelta Liz impaciente.
- ¡Ja! Creo que debería de empezar por agradecerte en el lío en que me metiste, ¿no crees? - suelta una sonora carcajada.
- ¡Ay Myla! Tienes que admitir que en el fondo no estás enojada con nosotros, sino más bien agradecida.
- ¿Y qué te hace pensar que te puedo agradecer el hecho de que me dejarás abandonada con un desconocido?
- El hecho de que no me llamaste ni una sola vez con un ataque de pánico o para raclamarme como una histérica. Vamos, no lo niegues. Ambos lo pasaron bien juntos. Si no lo hubieran pasado bien no se hubieran despedido tan tiernamente hace un rato, ¿o me equivoco?
- Pues no sé con qué palabra se puede describir.
- ¿Ah sí? - Está intrigada.
- Fue de lo más extraño todo. Tu amigo es bipolar.
- ¿Bipolar? ¿Acaso estás loca? Es un hombre tierno y de lo más normal. Es una excelente persona. Muy buen tipo - ésta vez soy yo quién explota en una carcajada.
- ¡Por Dios, Liz! Cómo se nota que no estamos hablando de la misma persona. A ese hombre le falta un tornillo. En un momento es de lo más caballeroso y al siguiente es todo un bruto y un salvaje.
- ¿Salvaje? Ahórrate los rodeos y ve al grano. ¿Por qué es un salvaje?
- Mira mis muñecas. Liz, faltó muy poco para que me quitara los pantys. ¡Ese hombre es un maníaco sexual!
- ¡Oh mi Dios, que excitante! - se ríe como una loca - Pero a ti te encantó, ¿no? Estás de lo más tranquila, no entraste en pánico.
- ¿Y crees que no? - me subo las mangas de mi abrigo y me bajo un poco los vaqueros para enseñarle mis muslos.
- ¡Oh cariño! De verdad lo siento. No pensé que.... es que se te ve tan tranquila. Hacía mucho que no tenías una crisis - dice con arrepentimiento.
- No te preocupes Liz. Se que lo que quieres es que supere toda esta mierda de una maldita vez y te lo agradezco. Y realmente quiero hacerlo, pero me va a costar. Y el hecho de que me veas tranquila es porque lo estoy - me mira confundida.
- ¿Pero entonces que pasó, que te hizo Khris para que te pusieras así?
- Bueno desde que me recogió en el aeropuerto fue todo un caballero, me llevó a desayunar y luego al mall. Pero a la misma vez fue un cabrón prepotente y arrogante. Y no es para más. Seguramente no tiene que esforzarse para conseguir a cualquier mujer.
- Pero tu eres hermosa. Ninguna de esas otras mujeres se pueden comparar contigo. Saldrían perdiendo. No tienes comparación con ninguna de esas mujeres con las que ha salido.
- Pero el puede conseguir a quien quiera. Es todo un espécimen.
- ¡Myla D'Clairo Morisette! ¿Acaso estás admitiendo que te atrae un hombre?
- Por supuesto, no soy lesbiana - le digo en tono burlón. Quiero picarla y lo consigo.
- ¡No seas tonta! Sabes perfectamente a lo que me refiero.
- Atraer no es la palabra que usaría, se queda muy corta.
- ¿Y cómo puedes explicarlo?
- Es que no puedo. Vamos, sabes que es un hombre estúpidamente atractivo y muy varonil. Está para chuparse los dedos - con ella puedo hablar con total confianza y sin tapujos.
- Sí, es cierto. Está como quiere el condenado - dice con una sonrisa malvada.
- Realmente me atrae y eso es lo que me preocupa. Le tengo miedo, Liz. Es un hombre muy intenso y seguro de sí mismo. Y sé que puede llegar a conseguir lo que quiera de mí sólo con insistir un poco más. En cambio yo, se puede decir que soy una mojigata. No sabría ni cómo complacer a un hombre.
- Eso es algo que simplemente se aprende. Además existe la pornografia educativa - estallamos en risas.
- Claramente se ve que es un hombre con mucha experiencia. En cambio yo, la única que tengo es una película de terror. Mi experiencia es nula. Él sabe cómo conseguir a una mujer. Yo en cambio no sabría ni como empezar a seducir a un hombre y menos a uno tan intenso como él, que seguramente sabe exactamente lo que quiere de una mujer.
- ¿Y a qué te refieres con lo de intenso? - suspiro y le hago un resumen de lo que sucedió.
- Bueno te lo diré en resumen. Desde que lo vi en el aeropuerto me impactó. Esperaba a un viejo calvo, gordo y cascarrabias. Como me dijiste que era el cliente más importante de Alexie, jamás supuse que era alguien tan joven. Jamás esperé lo que realmente vi frente a mi y él se dio cuenta del efecto que tuvo en mí ya que me puse muy nerviosa y lo aprovechó para tratar de seducirme. Al ver que era un arrogante entendí que sólo quería buscar un polvo y me puse a la defensiva. Siempre fue muy caballero, o al menos intentó serlo. Me abría las puertas, etcétera. Pero siempre salía con un comentario de doble sentido que me hacían enfurecer. Esperó muy paciente por mí en el mall. Cuando llegamos a su apartamento me preparó algo de cenar mientras yo me duchaba. Me examinó con mucho detalle. Me preguntó por mis tatuajes.
- ¿Se lo contaste?
- No. No tengo por qué. En fin, comimos y al terminar de comer, de un segundo a otro sin poder darme cuenta, ya estaba sentada a horcajadas sobre su enorme erección con mis manos sujetas por la espalda y jadeando como una perra en celo.
- ¡La puta madre! ¿Acaso estás jodiendome? - niego con la cabeza - ¿Qué pasó después? - creo que está en shock.
- Nada. Su teléfono sonó. Nos sacó del momento y me fui huyendo a la habitación y me encerre en el baño. Las palabras del maldito Jacob volvieron a mi cabeza y lo demás ya te lo puedes imaginar.
- Oh Myla. ¿Todavía no has dejado ese hábito de bañarte cada dos por tres?
- No he podido, Liz. Todavía me afecta. Recordar sus palabras me hizo sentir sucia. Pero lo peor de todo esto es que disfruté cada segundo. Disfruté que me besara, que me tocara y que fuera un bruto y salvaje. Creo que sólo me resistía por el miedo y por lo inexperta que soy. Aunque estoy segura de que si ese teléfono no hubiera sonado... la verdad creo que hubiera conseguido lo que quería. Ya estaba fuera de mis cinco sentidos. Es muy confuso. Le temo pero al mismo tiempo me hace sentir protegida.
- Myla, no tienes de que avergonzarte. Estar con un verdadero hombre, en todo el sentido de la palabra, es una experiencia maravillosa. No sientas vergüenza. ¿Qué pasó luego?
- Bueno, pues, estaba tan ocupada en la ducha mutilándome que no me di cuenta que Khris llamaba a la puerta hasta que estuvo frente a mí. Entró, se acercó, se dio cuenta de mi estado y de que había estado llorando. Me consoló. Me cuidó. Se sintió tan bien. Se preocupó cuando vio mis marcas y las curó. Luego se tumbó en la cama conmigo hasta que despertamos esta madrugada.
- ¿Te preguntó por tus marcas?
- Por supuesto. Pero evadí el tema. Sabes que no hablo de esto con nadie. Sólo contigo aparte de mi familia.
- Sí, lo sé. Continúa.
- Cuando despertamos, se disculpó por haberme besado y le expliqué que no fue su culpa y le pedí que por favor hiciéramos de cuenta que nada había pasado. Se puso furioso. Alzo la voz y me restrego en la cara que él sabía perfectamente que yo quería llegar a la cama con él y la verdad no sé si tenía la razón. Se puso como un lunático cuando le di una bofetada.
- ¡¿Qué hiciste qué?!Estás loca!
- ¡Me dijo que no me hiciera la estúpida con él el muy capullo! Me dio rabia. Después de abofetearlo, me estrelló contra la pared y me besó como un animal. Entré en pánico porque ya no podía respirar. Lo empujé y le hale del cabello, pero es un hombre enorme y no se movió ni un centímetro. Me dio terror y lo mordí. Me estrelló en la cama. Se me sentó a horcajadas y pensé que iba a terminar lo que empezó la noche anterior, pero no lo hizo. Dijo que me iba a dejar con las ganas, que quería ver cuánto tiempo iba a tardar en suplicarle que me hiciera suya el muy cabrón - ella se carcajea - Lo que no me gusta de esto es que creo que tiene razón.
- ¿De veras?
- Pues creo que sí. Nunca antes me sentí de esta manera. Nunca antes me habían besado con esa posesión. Aunque aparte de Jacob sólo tuve un intento muy fallido de noviazgo con Allan. Le tengo miedo porque se ve que es un hombre intenso, agresivo y muy pasional en la cama. Yo no tengo ni siquiera una referencia. Pero a pesar de todo eso, en ningún momento me sentí amenazada realmente o me pasó por la cabeza que me fuera a forzar. Lo que más me preocupa es que dijo que le gusto y que iba a hacer lo que hiciera falta para conseguir que estuviera con él. Que ni siquiera le importaba si tenía novio o no, y le creo. Me da pánico no saber de qué es capaz. Parece un maníaco. Se disculpó antes de que llegaran por mí y me pidió que cenara con él, pero no me atrevo.
- ¿Por qué? Ninguno tiene pareja. Estoy segura que él sería incapaz de hacerte daño. Y no creo tampoco que te forzaria a que llevaras las cosas más lejos si tú no querías.
- No lo sé. Sabes que soy muy insegura. En el fondo esto es lo que he deseado hace mucho, pero a la misma vez es a lo más que temo. No sé qué hacer.
- Sólo piénsalo. Date una oportunidad. Khris ha estado con varias mujeres no te voy a mentir. Pero no ha pasado de un rato nada más. Nunca se ha quedado a dormir con ninguna y nunca había metido a una mujer a su casa, a excepción de su madre y Miranda, su ama de llaves. Y yo por supuesto. Han sido sólo para quitarse la necesidad sexual, nada más. Le ha confesado a Alexie que quiere encontrar a una mujer con quien pueda tener una relación seria. Y sé que no encontrará mejor mujer que tú.
- No creo que yo sea la indicada, no cuando sepa la verdad. Además, todavía cargo mucha mierda conmigo.
- Pues déjala ya.
- Si fuera tan fácil.
- No me puedo ni siquiera imaginar que tan pesada puede ser toda tu mierda o cuán dolorosa ha sido, pero sino la dejas atrás es Jacob quién gana al final. ¿Es eso lo que quieres?
- ¡Sabes que no!
- ¿Entonces?
- Ay Liz. Ojalá supiera que hacer con mi vida.
- Por qué no te lo piensas, lo de su propuesta. Tómate tu tiempo para pensarlo. Sal con él. Déjale saber tus límites. Si al final no te agrada o no te convence, pues lo dejas y haz de cuenta que nada pasó.
- Tengo miedo a enamorarme en el intento, a que me haga daño, a sufrir. Ese hombre me encanta, lo admito. Pero su posesividad me aterra. ¿Y si sólo me quiere para llevarme a la cama? Ayer en el mall apareció una rubia oxigenada, sin ofender - y sé que no se ofende porque es rubia natural - preguntándole si yo era una de las tantas. Se llamaba Camille.
- Esa no es más que una zorra oportunista. Khris le hizo el favor de acostarse con ella y al siguiente día pensó que la presentaría como su novia ante la sociedad. Hizo un espectáculo espantoso cuando Khris le dijo que sólo había sido un polvo y que uno muy malo - suelta una risotada.
- Ay no. Entonces que llegará a decir de mí que no tengo ni experiencia.
- Myla no pienses en eso. Si se da la oportunidad, sólo disfruta del momento al máximo - la miro espantada - ¡Y no me mires así! No tienes una idea de lo que te estás perdiendo. El sexo es una verdadera maravilla. No pensarás estar toda la vida en celibato, ¿no? Si es así, mejor vete a un convento porque cerca de Khris el celibato no es una opción.
- ¿Qué? ¿Un convento? Por supuesto que no. Y sí, me lo puedo imaginar. Si con sólo besarme y tocarme me tenía jadeando y con mis pantys a punto de caer al suelo - le confieso con vergüenza.
- No te avergüences. El sexo en cualquier faceta es espectacular, tierno o rudo, rápido o lento. Ya averiguaras cuál es tu preferido. Anda, hazme caso y date una oportunidad. Tómalo con calma. Si él de verdad está interesado en tí, será paciente. Si no es paciente y te presiona, pues lo mandas a la mierda. Dile que sí a su propuesta, aunque después te arrepientas. De todos modos te vas a arrepentir toda la vida si le dices que no y te quedarás imaginando lo que pudo haber sido.
- Tal vez tengas razón. Me lo pensaré. Gracias.
- Me alegro. Después de todo nuestro plan funcionó.
- ¿De qué hablas?
- No te preocupes. Alexie y yo nos entendemos.
Me lo imaginaba. Sabía que estos dos cabrones tenían algo que ver. Estos capullos cómplices. Ya veré como cobrarmela. El resto de la tarde nos la pasamos hablando de vanalidades. Acomodé mi equipaje y me instalé en mi nueva habitación. Está hermosa, Liz conoce mis gustos muy bien. El día pasó muy rápido y ya se hacía de noche. Conversé con mis padres y hermanos. Al llegar la noche me duché por segunda vez y me fui directo a la cama. Agradezco al cielo de poder tener un baño propio en mi habitación. Inmediatamente me acuesto en la cama recibo un mensaje de texto. Me quedo helada al ver de quién es... Khris. ¿Cómo demonios tiene mi número o más bien, cómo diablos es que su número está grabado? Abro el mensaje.
"Espero que de verdad consideres mi invitación para cenar. De verdad lo deseo".
"Te dije que lo pensaría. No me presiones. ¿Me puedes explicar cómo demonios obtuviste mi número o mejor aún, cómo grabaste el tuyo?"
"¡Esa boca! Tendré que enseñarle modales. Vi una oportunidad y la aproveché sin miramientos".
"Es de mala educación hurgar en teléfonos ajenos. ¿Acaso lo sabías? "
"Lo sé, y me disculpo. Por favor no te enfades. Eres muy hermosa para tener cara de enojo. Te deseo dulces sueños y que sueñes conmigo preciosa".
Ese estúpido comentario me hace sonreír.
"Disculpas aceptadas. Dulces sueños tu también y que más da... sueña conmigo".
"Si supieras lo que puedo llegar a soñar contigo, me dejarías dormir en tu cama, abrazados toda la noche".
No me puedo creer el texto que acabo leer.
"Ook... creo que ya es suficiente. Buenas noches".
"Tú queriéndote hacer la dura y yo queriéndote hacer sólo mía.... Buenas noches.
P. S. Piensa que estoy ahí contigo abrazándote y besándote.... Besos K".
Oh, Dios. No tengo nada que contestar a este último mensaje. Así que dejo el teléfono en la mesa de noche y trato de dormir. Cierro los ojos y siento sus manos sobre mi cuerpo, tocándome y besándome con posesión. Es una sensación indescriptible. Joder, ¡me siento húmeda! ¡Ya basta cerebro, a dormir!
Me sorprendo a mi misma extrañándole al no tenerlo aquí a mi lado.