Luz tras la oscuridad

By AnaBelleNd

7.9K 543 11

Aquella terrible noche en que Cedric murió, una parte de Zoe también lo hizo, dejándola sumida en la más prof... More

La oscuridad
La promesa
Hogwarts, de nuevo.
La torre de astronomía
La chica de los ojos tristes
El Ejército de Dumbledore
El Escuadrón Inquisitorial
Odio
El galeón
Dame un motivo
Gracias
Demasiadas cosas en la cabeza
T.I.M.O.s , fuegos artificiales y chimeneas.
El Ministerio.
Vacaciones.
El club de las Eminencias, una nariz rota y un día muy largo

La carta

450 41 6
By AnaBelleNd

Cuando Zoe abrió la puerta de su dormitorio, cerró los ojos e inspiró ese olor tan familiar. Todo estaba tal como lo recordaba, a excepción de el material escolar del nuevo curso, ya preparado para su regreso a Hogwarts.

Había sido un verano increíble. Había exprimido al máximo cada minuto en aquel lugar. Los amigos de Viktor la aceptaron inmediatamente en su pequeña familia. Pero lo cierto es que ya tenía ganas de volver a casa. Estaba agotada después del viaje y sólo podía pensar en las ganas que tenía de cambiarse de ropa y tumbarse en su cama a leer un poco.

Pero antes de eso, debía escribir a Viktor para decirle que había llegado bien y que ya le echaba de menos. No podía recordar la cantidad de veces que se había reído con él ese verano. Con él y con Alek, el mejor amigo de Viktor. Eran practicamente inseparables el uno del otro. Por eso le extraño que Alek no hubiera acudido a Hogwarts para el Campeonato de los Tres Magos acompañando a Viktor.

- No pude ir. Me hubiera gustado mucho pero mi familia no pasaba por un buen momento entonces. Mi padre murió poco antes y mi madre no estaba en su mejor época que digamos. Casi la perdemos a ella tambien.

- Alek, lo siento. Yo, no pretendia ser entrometida. Debiste pasarlo muy mal.

- Bueno, es agua pasada. Aun duele. Pero lo he asumido. Además, pronto se pasará. Hay que ser positivo.

- Sí. Se a que te refieres. A mi aun todavía me afecta lo de mi hermano. Pero al menos ya no siento dolor cuando pienso en él. Siento felicidad por todo lo que vivimos juntos. Por lo fantástico que era.

Después de esa breve conversación, se hicieron muy amigos. Cada tarde quedaban en la playa para verse. Charlaban de cosas sin importancia. Se apoyaban el uno al otro cuando tenían un mal día. O simplemente leían algún libro. Tener esa relación con Alek le gustaba. Le recordaba al tiempo que había pasado en la Torre de Astronomía con Draco. Pero no era lo mismo. Aunque Alek se convirtió rápido en su confidente y le adoraba, no era él. En el fondo, e interiormente se odiaba por ello, deseaba que Alek fuera Draco.

Viktor le decía que tenía a Alek a sus pies, y ella le respondía riendo. En el fondo, sabía que su amigo tenía razón, pero no podía permitir que Alek se acercara más de lo que lo hacía. Sólo quería tenerlo como amigo, y tenía miedo de prederlo si ella lo rechazaba.

- Él a ti no te gusta, ni un poquito ¿a que no? -le preguntó un día Viktor.

- No es que no me guste. Es muy guapo, y me divierto mucho con él. Pero no me interesa como algo más ¿sabes?. Me gusta lo que tenemos ahora.

- Te entiendo. Además de que tú ya tienes al oxigenado.

- Ya estamos otra vez. Entre Draco y yo no hay nada. Ni lo habrá. después de todo lo que le dije no creo que quiera ni oir mi nombre.

- ¿Y tú? ni siquiera le has escrito para pedirle perdón. Te has dado por vencida antes de tiempo. Y veo tus ojos cuando hablas de él. Te tiene loca pequeñaja. Y lo sabes. Pero eres igual de orgullosa que tu hermano. -dijo Viktor con tono frustrado.

- ¿Puedo confesarte algo? Tengo miedo. Tengo miedo de volver a verle y que me mire como lo hacía antes. No quiero volver a ver ese odio en su mirada. Pero no le culparía. Y le echo de menos. A veces desearía que Alek fuera él. Poder estar con él así. como antes. Y esos pensamientos me hacen sentir mal, porque Alek no se lo merece.

- ¿Qué te ha dicho él sobre el huroncito?

- No le llames así. No he hablado con él de Draco. No me siento tan cómoda con él como para hablar de eso. Puedo hablar de cualquier cosa, menos de Draco.

Draco Malfoy había ocupado prácticamente todos sus pensamientos durante el verano. ¿Qué le pasaba? Alomejor Viktor tenía razón y para ella, se había convertido en algo más, pero ¿de qué le servía?. Había sido injusta con él, y le había hecho daño a propósito. Era algo que jamás se podría perdonar. Inconscientemente, miró la cicatriz en su mano izquierda. Aquella cicatriz, pensó que le recordaría que las personas no siempre son buenas, y así era. Ella había sido una persona horrible.

Cuando se acercó a la cama para ponerse cómoda, se percató por primera vez desde que llegara de un sobre encima de su almohada. No recordaba haber dejado eso allí cuando se fue.

Cogió el sobre entre sus manos y se obligó a respirar cuando vió de quién era.

Mientras temblaba, la abrió y comenzó a leerla.

Hola preciosa:
Mientras me alejo del colegio como si fuera un fugitivo, no dejo de culparme por no haberme despedido de ti.
Vuelvo a casa antes de tiempo porque Él me ha hecho llamar. Sinceramente me temo lo peor. Debería estar asutado por lo que pase cuando llegue, pero solo puedo pensar en ti. En todo lo que me gustaría haberte dicho.
Ni siquiera te voy a enviar esta carta. Sólo la escribo porque en mi perturbada mente es como si hablara contigo. Cierro los ojos y me imagino que estás aquí, sentada a mi lado con tu cabeza apoyada en mi hombro. Casi puedo oler tu pelo.
Quiero que sepas que te echo de menos. Tu sonrisa. Tus ojos. Nuestras conversaciones.
Aun no entiendo muy bien qué pasó. Por mi parte creo que simplemente estaba en el momento y lugar equivocados. Traté de avisarte, pero me fue imposible. Si hay algo que jamás olvidaré es la mirada que vi en tus ojos aquella noche. Me dolió mil veces más que todas las palabras envenenadas que me regalaste en la Torre de Astronomía días después.
No pienses ni por un momento que todo esto son reproches. No lo son. Todo lo que estoy escribiendo aquí es, sencillamente, lo que me haces sentir.
A pesar de todo lo que ha pasado, me gustaría que supieras cuánto significas para mi. Te has vuelto una parte esencial de mi vida. Te necesito cerca, porque me gusta quién soy cuando tú estás a mi lado.
Mi futuro ahora mismo es incierto preciosa, no sé qué va a pasar, pero si sé que nada me va a impedir luchar para volver a tenerte en mi vida. Para tener lo que teníamos.
Te echo de menos preciosa.

Mientras Zoe leía la carta que Draco le había enviado, no pudo evitar derramar algunas lágrimas. Él no le guardaba rencor, la apreciaba.

Tras esas lineas, se pudo apreciar un cambio de tinta y también en el trazo de la letra. La carta pasaba de tener una escritura fina y elegante, propia de Draco, a una letra descuidada y apenas legible. Era suya, sin duda. Pero algo en él había cambiado para hacer que escribiera deprisa y al parecer, nervioso.

Te espero el jueves, a las 11 de la noche en Cabeza de Puerco, en Hogsmade.
Sé que no es un sitio muy agradable, pero  gracias a eso es tranquilo y nunca hay demasiada gente. Puedes llegar directamente alli por la Red Flu. Necesito hablar contigo o me volveré loco.
P.D. Como puedes ver, al final si que envio la carta. Sólo espero que puedas perdonarme por todo y vengas a la cita del jueves.
Siempre contigo, aunque no puedas verme.
Draco

Cuando terminó de leer, y después de unos minutos de confusión, Zoe se levantó a toda prisa y cogió la pluma y el pergamino que iba a usar para escribir a Viktor. Ahora si que la había hecho buena. Él la necesitaba, y ella no había leido su carta. Mientras ella disfrutaba del verano en Bulgaria, seguramente, él habría estado pensando cosas horribles. Como por ejemplo que ella no le perdonaba y por eso no había acudido a su cita y no le había respondido a la carta. Se le partía el corazón sólo de pensar en lo triste y decepcionado que estaría al ver que ella no aparecía.

Draco lo siento.
Acabo de llegar de Bulgaria donde he pasado todo el verano. No recibí tu carta allí, sino en mi casa, y cuando llegó yo ya me había marchado.
Te suplico por favor que me perdones. Yo tambien necesito verte y hablar de todo lo que pasó y que a los dos nos atormenta.
Si te parece bien podemos vernos esta noche en el mismo lugar donde tu propusiste. Iré de todos modos, Lograré escaparme. Sólo espero que no me guardes rencor y podamos vernos.
Siempre a tu lado, aunque nos separen continentes.
Zoe

La rubia le dio la carta a su lechuza deseando con toda su alma que al final todo se pudiera arreglar entre ellos. Ella tambien le necesitaba y le echaba de menos.

Se preparó para salir de su casa sin hacer ruido para que su padre no pudiera oirla. A las once menos diez minutos, bajó al salón con todo el sigilo que pudo, se metió en la chimenea y lanzando a sus pies polvos Flu, dijo:

- Cabeza de Puerco, Hogsmade.

Sintió un pequeño tirón en su ombligo y cuando volvió a abrir los ojos se encontraba en el oscuro y polvoriento bar en que se había citado con su amigo.

Sólo había estado en ese sitio una vez en su vida, y si esa tarde en que se creó el Ejército de Dumbledore, el lugar le pareció deprimente, de noche era aun peor. El camarero, estaba secando vasos casi opacos por el uso, con un paño que alguna vez fue blanco. Estaba exáctamente igual que la última vez que lo vio. Ni siquiera se giró a mirarla, asi que Zoe se sentó en la mesa más alejada que pudo de la puerta, pero con total visibilidad de todo el local. Arropada por las sombras, pudo observar con mayor detenimiento el sitio y a la poca gente que había en él. Draco tenía razón, era un lugar discreto. Además de ella, había tres personas más. Un hombre que parecía bastante mayor, con una barba bastante poblada y descuidada, ropas viejas y sucias, y un vaso con un liquido del color de la miel, dormía profundamente acostado en el respaldo de su silla, con la cabeza hacia atrás, mienras balbuceaba cosas sin sentido. En otra mesa, cerca de la puerta, otros dos hombres bebían cerveza de mantequilla sin decirse ni una palabra. Uno de ellos, el que parecía más joven, leía un libro desgastado, en su portada, el título estaba escrito con runas. El otro, miraba su vaso.

A los pocos minutos de estar allí, notó movimiento a su derecha.

- Hola preciosa.

- ¡Draco! ¿Por dónde has entrado? Estaba mirando a la puerta todo el tiempo y yo no...

- Estaba aquí antes de que tu aparecieras. Deberías aprender a observar bien todo lo que hay a tu alrededor. Me alegro de verte.

Zoe se levantó de golpe de su silla y se lanzó a los brazos de su amigo de un salto, lo que provocó que este lanzara una sonora carcajada.

- Preciosa, no puedo respirar.

- Draco, lo siento mucho. Todo lo que pasó, y lo que te dige, fue horrible. De verdad que ni siquiera lo pensaba, ni lo pienso, pero es que estaba dolida. Y tú ni siquiera habías tenido nada que ver. Aun así nos ayudaste a escapar y te estaré agradecida siempre Draco. Lo siento, lo siento, lo siento. -Mientras decía eso, Zoe empezó a llorar, y volvió a abrazar al rubio.

- Ey. Tranquila. Todo está bien ¿vale?. No te disculpes. Tú sólo pensaste lo que cualquiera hubiera pensado. No llores más, por favor. -decía Draco mientras acariciaba el pelo de su amiga e intentaba tranquilizarla.- Vámonos de aquí. Estamos llamando demasiado la atención.

Zoe se dejó guiar hasta la calle. Fuera caminaron cogidos de la mano, hasta llegar a un pequeño grupo de arboles y se sentaron entre ellos para evitar ser vistos. Mientras la chica ya se había tranquilizado y había dejado de llorar.

- ¿No quieres que te vean conmigo Draco? - preguntó un tanto dolida.

- No es eso. Al contrario. No quiero que te vean conmigo, podría perjudicarte. Las cosas han cambiado mucho mientras estabas fuera.

- ¿Te refieres a Él? -preguntó Zoe asustada- ¿te ha hecho algo? ¿Estás bien?

Con media sonrisa en sus labios, Draco respondió:

-Estoy bien, no te preocupes. - al ver la cara de preocupación de su amiga, él añadió.- Te lo prometo.

Tras un suspiro y una última mirada para asegurarse que el chico no mentía, Zoe apoyó su cabeza en el hombro de Draco y cerró los ojos. Cuánto había extrañado eso.

Por su parte, el le dió un ligero beso en la cabeza mientras inhalaba el olor de su pelo,ese olor con el que soñaba.

Pasaron lo que parecieron horas callados, no necesitaban hablar, ya no. Lo único que necesitaban y habían necesitado durante semanas, era estar así, el uno apoyado en el otro, sabiendo que se tenían al lado, sabiendo cuánto se necesitaban.

-Fue la pequeña Weasley ¿a que si? - dijo el rubio rompiendo el silencio- Fue ella quien te dijo que yo os ayudé.

- Sí. Aunque he de confesarte que toda la situación era un tanto extraña. Ella tampoco lograba entenderlo hasta que me lo contó y le explique lo que pasaba. Gracias por todo Draco, de no haber sido por tí no lo habríamos conseguido. Aunque teniendo en cuenta lo que pasó después, hubiera preferido quedarme allí contigo. - dijo Zoe con pena en la voz.

- Imagino que fue horrible. He oido lo que pasó.

- Fue espantoso. Hay momentos que ni siquiera puedo recordar de lo asustada que estaba.

-Zoe, tengo que pedirte algo. -dijo Draco cambiando radicalmente de tema.

- Lo que quieras. Soy toda oidos.

- En este curso que empieza, van a ocurrir cosas. Cosas de las que la mayoría de las veces me culparán a mi. No puedo decirte qué. Pero necesito que confíes en mi y que oigas lo que oigas, jamás creas nada hasta hablar conmigo. Quiero seguir viéndote, igual que antes. Y sabes que podrás preguntarme lo que quieras saber, y te responderé con la verdad siempre que yo crea que no corres peligro al saberla. ¿De acuerdo? ¿Entiendes lo que digo?

- Sí. Claro que lo entiendo. Pero ¿qué cosas van a ocurrir? Me estás asustando Draco.

- Aún no puedo contarte nada. Por ahora, cuanto menos sepas mejor. Pero debes estar tranquila, mientras viva haré todo lo necesario y más para que a ti no te pase nada ¿vale?

- Está bien. Pero me preocupo por ti. Yo tampoco quiero que te pase nada.

- Yo estaré bien mientras tú lo estés. - le dijo regalándole una sonrisa.

Inconscientemente, Zoe miró la cicatriz de su mano. Algo que al rubio no le pasó desapercibido.

- ¿Te duele? - le preguntó mientras acariciaba aquella frase.

- Físicamente no. Pero cada vez que la veo siento cada palabra que te dije como si fuera una daga en el pecho. - le respondió la chica sin atreverse a levantar la mirada.

- Deja de culparte. No fuiste la única que pensó así. Es una de las consecuencias de ser yo, todos piensan lo peor antes de preguntar. Además, tú tenías razón, no soy precisamente una buena persona como para que la gente albergue algún tipo de duda sobre mi comportamiento. Al contrario, dudan de mí cuando hago cosas buenas. - dijo el rubio con pena en su voz.

- ¿Sabes una de las cosas que sí recuerdo de la noche del Ministerio?. Recuerdo a tu padre y tu tía acorralándonos, recuerdo sus miradas, su voz, todo. Y si de algo estoy segura en esta vida es, de que son unas personas horribles. Es cierto que te pareces mucho a tu padre, pero sólo por fuera, Draco. Jamás he visto en tus ojos lo que vi en los suyos. Ni siquiera durante todos los años en los que me hacías la vida imposible. Tú no eres mala persona. Y no voy a permitir que lo pienses siquiera. No eres como ellos. Y por mucho que tengas que comportarte como un Malfoy, lo siento, pero jamás lo serás.

- Puede que se deba a mi parte Black. - dijo el chico con media sonrisa.- Aunque pensándolo mejor, creo que no. Mi tía es una Black.

- Sí, es cierto. Pero el padrino de Harry también lo era. Y él era buena persona. Y tengo entendido que tu tía Andrómeda también lo es. Los magos no son buenos o malos por naturaleza, son sus actos los que los hacen de una manera u otra. Y tus actos me dicen que eres buena persona. Y según Ginny, tengo un don para ver a las personas.´

- Pues espero que tengas razón y esta vez no te equivoques. Porque tengo todas las papeletas para decepcionar a todo el mundo.

- Deja de pensar así sobre ti mismo. Vales mucho. Y aunque me cueste toda la vida, conseguiré que lo reconozcas.

- Eso si no sales corriendo antes. - respondió riendo.- ¿Quieres que te cure la mano? Sé un hechizo para hacer desaparecer las cicatrices.

- ¿Qué? ¿Estás loco? Las cicatrices son sexys Draco Malfoy, no quieras arrebatármela. -dijo riendo y provocando una carcajada a su amigo.- Te lo agradezco, pero prefiero que siga donde está. Me sigue recordando que la gente no siempre es buena. Que incluso yo misma puedo convertirme en alguien horrible. Eso me hace estar alerta y calmarme cuando lo necesito.

- Está bien. Pero si alguna vez te cansas de verla, no dudes en pedirme que te la quite.

- Lo tendré presente el resto de mi vida.

- Te he echado de menos preciosa.

- Y yo a ti también dragón.

Continue Reading

You'll Also Like

104K 12.8K 31
Itadori descubre una debilidad del rey de las maldiciones. Su esposa Natsumi Pero para eso debería entender la historia de ambos que se remonta en la...
205K 13.6K 50
"No te vayas, hay muchas pero no hay de tú talla"
62.4K 3.7K 22
𝘋𝘪𝘤𝘦𝘯 𝘲𝘶𝘦 𝘭𝘢 𝘱𝘳𝘪𝘮𝘦𝘳𝘢 𝘪𝘮𝘱𝘳𝘦𝘴𝘪ó𝘯 𝘦𝘴 𝘭𝘢 𝘮á𝘴 𝘪𝘮𝘱𝘰𝘳𝘵𝘢𝘯𝘵𝘦, 𝘗𝘦𝘳𝘴𝘰𝘯𝘢𝘭𝘮𝘦𝘯𝘵𝘦, 𝘦𝘯 𝘦𝘴𝘦 𝘮𝘰𝘮𝘦𝘯𝘵𝘰...
103K 11.4K 32
En el pueblo donde usualmente llovía y había mucho aburrimiento, llega Isabela y Addaly a ponerle más acción a todo lo aburrido ;)