Déjame Amarte © [UME #2]

Bởi AliciaLowell

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SINOPSIS 2ª Temporada de la #TrilogíaUnMaravillosoError Dolida, rota, así es cómo me siento. Su traición me e... Xem Thêm

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 29
Tres NO Son Multitud
Fiona ©

Capítulo 28

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Bởi AliciaLowell

[Sawyer en multimedia, Alex Pettyfer]

POV SAWYER

Abro los ojos, al oír los estruendos del despertador, y sonrío al ver a Megan, que está dormida de espaldas a mí. Me incorporo un poco y le acaricio el brazo mientras le doy besos en el cuello para despertarla. En nada sale nuestro vuelo y salimos de esta maldita ciudad. Bajo la mano hasta cubrir uno de sus pechos con ella.

—Es hora de levantarse —susurro en su oído.

—¿Hum? —dice intentando abrir los ojos.

Suspiro y le doy la vuelta tumbándola bocarriba.

—Nena, sé que estás cansada, pero tenemos que ir preparándonos.

—Vale —murmura soñolienta con los ojos cerrados y vuelve a darme la espalda.

Aparto las sábanas y le doy un azote en el trasero. Da un bote en la cama, se incorpora rápidamente y se gira hacia mí para darme una hostia.

Abro los ojos como platos y me llevo una mano a la mejilla, que me está ardiendo. ¿Ya no le gusta que haga eso? Por su mirada diría que no. Sus ojos azules me miran con frialdad y me da la espalda para bajarse de la cama y caminar hasta el cuarto de baño. Hoy no creo que nos duchemos juntos.

—Joder —resoplo cuando da un portazo.

Me restriego la cara con las manos y entrecierro los ojos para ver qué hora es. No podemos retrasarnos o perderemos el avión. Mierda no veo los números.

Todo va de mal en peor. ¿Se estará cansando Megan de mí? Parece que no me soporta y como siga con esos humos acabaré sin soportarla yo a ella. Joder, la quiero, pero tengo demasiados problemas y que esté de morros todo el día sin decirme por qué me tiene un poco hasta los huevos. Entiendo que esté estresada, ¡pero es que parece que me odia a muerte!

¡Pues se acabó!

Me bajo de la cama y camino hasta el cuarto de baño. Se le acabó la tontería. Cuando entro está de espaldas a mí en la ducha, enjabonándose el cuerpo. Cojo aire y rezo porque no me la corte nada más entrar. El grito que suelta es bastante divertido y me mira con los ojos muy, pero que muy abiertos mientras comienzo a enjabonarme yo también.

—¿Qué haces? –me pregunta.

—Ducharme.

—¿Y tiene que ser cuando lo estoy haciendo yo? —gruñe.

La miro de reojo arqueando las cejas y asiento.

—Genial —murmura apartando la mirada.

Con un brazo se tapa el pecho y con otro el vientre y entre el vapor y la mierda de cosa que tengo en los ojos veo que parece incómoda.

—Deja de mirarme, por favor.

—¿Por? —Frunzo el ceño.

Creo que la cara que estás poniendo, mi vida, no me gusta nada.

—¡Porque no! —exclama.

Me giro hacia ella y la atraigo hasta mí para ponerla bajo el chorro de agua, que se lleva el jabón de su cuerpecito.

—No me mires —vuelve a decir incómoda.

—Jamás dejaré de mirarte, Megan. Mientras quepa la más mínima posibilidad de que pierda el privilegio de hacer mi mirada dejará de esta fija en ti —digo muy seriamente. No sé cómo puede estar pidiéndome que deje de mirarla.

—Estoy muy fea, por favor, no me mires más —dice intentando alejarse de mí.

Frunzo el ceño y tenso la mandíbula. ¡¿Qué-coño-está-diciendo?! Hasta yo puedo ver que está preciosa.

—Eres preciosa y perfecta, deja de meterte mierda tu sola en esa cabecita que tienes.

—¡Es cierto! —exclama—. ¡Mira que hinchada estoy y mira qué cara tengo! ¡No, mejor no me mires, que estoy demasiado horrible! —Sus manos me tapan la cara para que no pueda mirarla, pero las aparto para besarle los nudillos.

—No estás horrible.

Ella niega con la cabeza y se aparta de mí para salir de la ducha.



Aeropuerto JFK de Nueva York

Mientras esperamos en la zona de embarque no sabemos muy bien qué hacer para entretenernos. Tienen que estar a punto de avisarnos para que subamos al avión, pero mientras tanto yo miro a Megan de reojo que se ha quedado dormida con la cabeza apoyada en mi hombro. Suzanne está leyendo una revista que parece tenerla bastante distraída. Desde que está con nosotros el carácter de Megan se ha estabilizado lo suficiente como para que no parezca una chica bipolar llorando y gritándome furiosa cada dos por tres.

Nathan no deja de mandarme mensajes, pero prefiero no hablar con él —sobre todo porque para hablar con alguien por mensaje necesito a alguien que pueda leerme los mensajes que recibo y escribir los que quiero mandar—. Que me prohibiera terminantemente viajar a Nueva York me tocó las pelotas. No es mi padre, no elige qué puedo o no hacer. Decía que no tenía nada que hacer con Megan, que la había fastidiado y que me hiciera cargo de mis actos. Al parecer se equivocaba el muy imbécil.

—Sawyer —murmura Megan.

—Dime, nena —susurro acariciándole la mejilla.

—Quiero irme a casa —gimotea.

Le paso el brazo por los hombros y la pego a mi pecho.

—Dentro de nada vamos a salir de aquí, tranquila.

Suzanne nos mira preocupada cuando Megan comienza a llorar diciendo que quiere salir YA.

—¿Pasa algo, hija?

Megan se separa de mi pecho para sentarse recta y mirar a su madre.

—Qué soy muy mala novia eso es lo que pasa —solloza haciendo que algunas personas nos miren.

—Nena, tú no eres...

—Sí, sí lo soy, Sawyer. Estoy todo el tiempo gritándote sin razón alguna.

Suzanne me mira en busca de alguna respuesta para el extraño comportamiento de su hija y me encojo de hombros.

—Voy a por algo de comer.

—¿Quieres que vaya yo? ¿Te traigo un café y algún pastelito, hija?

A Megan le entra una arcada y niega con la cabeza llevándose una mano a la frente. Qué manía le ha cogido al café de repente.

—No, mejor voy yo.

—¿Te acompaño? —le pregunto sujetándole la mano.

Niega con la cabeza, se levanta y se aleja.

Suspiro. Eso es lo único que puedo hacer: suspirar. Esta no es mi Megan, es una Megan que está consumiendo a la mía. ¡Lo peor es no saber el maldito por qué!

—¿Qué le pasa? —me pregunta su madre.

—No lo sé, lleva así un tiempo.

—¿Llora mucho?

Me encojo de hombros.

—Sobretodo grita —digo—. Últimamente se enfada o se pone triste por cualquier cosa. Está muy rara.

—¿Vomita o algo? —Pregunta—. Sawyer, si mi niña está teniendo algún tipo de trastorno quiero saberlo.

—Sí, a veces. Creo que debería llevarla a un psicólogo —suspiro afligido—. Dice que se ve gorda, que tiene la barriga hinchada, y que le dan asco comidas que le encantaban.

≫No sé qué le habrá hecho pensar esas cosas.

La expresión de Suzanne cambia haciéndome imposible descifrar sus pensamientos.

—¿Desde cuándo pasa?

—Desde hace una semana más o menos. Empezó a los pocos días de salir del hospital.

—¿Hospital? ¿Cómo que hospital? —pregunta con muy mala cara. Otra que se enfada...

Intento buscar las palabras más suaves para explicarle lo que pasó, pero en estos momentos no las encuentro.

—Le di con la puerta en las narices —suelto de golpe—. Estábamos discutiendo. Fue una discusión bastante fuerte y corté con ella. El caso es que cuando fui a cerrar la puerta de la suite le di en la nariz. Cerré de un portazo.

La mandíbula de Suzanne llega al suelo y sinceramente creo que voy a empezar a dejar de gustarle como novio para su hija. Desde luego no dejo de cagarla una y otra vez.

—Pero ya está bien.

Desvío la mirada cuando veo que Megan se acerca a nosotros un batido de chocolate que se acaba y tira a una papelera antes de llegar a nosotros. Ella se sienta a mi lado relamiéndose los labios y nos mira a los dos.

—¿Qué pasa? —pregunta como si nada.

—Cariño ¿cómo no le has contado que has estado en el hospital?

Se encoje de hombros sin darle importancia al asunto.

—Tampoco fue para tanto —dice y de repente se gira hacia mí—. ¡Anda! Se me olvidó mirar el papel que me dio el médico. ¿Te acuerdas de dónde lo puse?

—Te lo guardaste en el bolsillo del pantalón cuando salimos del hospital. Luego lo leemos en casa, ¿vale?

Asiente.

—¿Un papel? —pregunta Suzanne frunciendo el ceño.

—Sí —responde Megan inquieta en su asiento—, el médico tenía prisa y lo único que dijo fue que era algo bueno y enhorabuena. Era un médico muy raro.

Muy borde es lo que era. ¡Anda que pensar que la agredí adrede! Será capullo...

—≪Pasajeros del vuelo Nueva York destino Miami, acudan a las puertas de embarque≫ —dice una mujer por megafonía.

—¡Por fin! —suspira Megan y se levanta rápidamente.

Cuando miro a su madre ésta me está fulminando con la mirada. Al parecer he hecho algo y no sé muy bien qué coño acabo de hacer ahora.

Megan se aleja de nosotros con su maleta mientras nos llama lentos.

—Sawyer, ¿eso que ha dicho mi hija es cierto? —me pregunta Suzanne cuando nos levantamos.

—Sí, ¿por?

—Tú y yo vamos a hablar muy seriamente en Miami —dice mirándome con severidad—. ¡Y leed el maldito papel!

No creo que sea para tanto no leer un papel. En fin, sólo es un papel.



Hola!! El cap. bien? Ya se van a Miami!!!!!!!!!! Bueno, creo que al pobre Saw le va a dar algo con losw cambios de humor de Megan. ¿Y qué me decís de Suzanne? ¿Por qué se ha puesto así con Sawyer?

Intentaré subir el próximo cap. hoy.

Comentad y votad

Besos y ciao (jamás podré despedirme sin decirlo jajaja)

Alicia Lowell

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