Luz tras la oscuridad

By AnaBelleNd

7.9K 543 11

Aquella terrible noche en que Cedric murió, una parte de Zoe también lo hizo, dejándola sumida en la más prof... More

La oscuridad
La promesa
Hogwarts, de nuevo.
La torre de astronomía
La chica de los ojos tristes
El Ejército de Dumbledore
El Escuadrón Inquisitorial
Odio
El galeón
Dame un motivo
Gracias
T.I.M.O.s , fuegos artificiales y chimeneas.
El Ministerio.
Vacaciones.
La carta
El club de las Eminencias, una nariz rota y un día muy largo

Demasiadas cosas en la cabeza

431 31 2
By AnaBelleNd

Las semanas pasaban y las cosas, no podían ir mejor. Gracias a la ayuda de Malfoy, Umbrige no había descubierto aún al E.D., lo que hacía que cada día que pasaba, la vieja cara de sapo tuviera peor humor.
Había comenzado a hacer una serie de evaluaciones a cada uno de los profesores durante sus clases, incomodando a la gran mayoría. Les interrumpía constantemente con esa tosecilla suya que ponía nervioso a todo el mundo.
Curiosamente, la gran mayoría de sus evaluaciones, coincidían en clases en las que estaba Potter, que siempre acababa haciendo algún comentario inoportuno, ganándose así, más días de castigo.
Lo peor de esas semanas para Zoe, era escuchar lo que Harry había dicho para ganarse los castigos de Umbridge. La mayoría de las veces hacían referencia a Voldemort o, los que más le dolían, a Cedrid.
En realidad no le dolía lo que Harry decía, si no que la vieja harpía se burlara de él, y le dejara por embustero delante de todo el mundo.
Una tarde, después de haber oído por boca de medio colegio, la discusión pública de Potter vs Umbrige, Zoe no pudo aguantarlo más, y sin saber cómo había pasado, se dio cuenta de que caminaba llorando como alma en pena por los pasillos.
Se fue directa al sitio donde más le gustaba ir en esos momentos. La Torre de Astronomía era solitaria y silenciosa al estar tan alejada del bullicio de Hogwarts. Allí podía estar tranquila y las vistas eran fabulosas.
Después de llorar y desahogarse todo lo que necesitaba, se quedó pensando en él. En Cedric. En cada momento, cada palabra, cada mirada cómplice, cada sonrisa, incluso cada pelea que habían compartido.
Unos pasos subiendo las escaleras la sacaron de sus pensamientos.

- Sabía que te encontraría aquí preciosa. Supuse que ya te habías enterado de la ultima discusión de Potter y que no te habría gustado. ¿Cómo estás?

Desde hacía semanas, Draco Malfoy se había convertido en un buen amigo para Zoe. Mantenían largas charlas cada vez que tenían ocasión. El rubio, había demostrado ser una persona muy divertida, bromeaba con ella, la consolaba cuando ella lo necesitaba. Hablaban de cualquier cosa.
Sin darse cuenta, se habían convertido el uno en el otro, en el mayor apoyo que tenían en el mundo. Simplemente se necesitaban.

- Estoy bien Draco. No te preocupes. Solo necesitaba desahogarme un poco.

- Puff. - suspiró Draco de alivio mientras se sentaba a su lado.- Menos mal. Creí que tendría que estar horas escuchando sollozos de niña y secando lagrimitas. - le dijo con una sonrisa.

- Mira que eres bobo Malfoy. - respondió Zoe tambien riendo.

- Si consigo que sonrias, sere bobo a todas horas.

Después de una sonrisa, Zoe apoyó su cabeza en el hombro de él y así, permanecieron en silencio unos minutos. Ninguno dijo nada, era algo que les gustaba, no tenían que llenar el silencio con palabras absurdas para no sentirse incomodos cuando estaban juntos. Sólo miraban el anochecer. Era precioso desde allí.

- ¿Puedo preguntarte algo Draco? - dijo Zoe después de unos minutos.

- Claro preciosa.

- Verás es que, no sé cómo hacerte esta pregunta sin ofenderte.

- La respuesta es no. -la voz del chico se había vuelto seria y más fría. Sólo era un susurro.

- Aún no te he preguntado nada.

- Zoe, desde que somos amigos, sabía que algún día me lo ibas a preguntar. No quería que llegara el momento, pero era inevitable. Y la respuesta es no. Mi padre no tuvo nada que ver con la muerte de tu hermano.

Incorporándose de nuevo, Zoe miraba a Draco con sorpresa y miedo. No quería perderle, era demasiado importante en su vida y sabía, que si seguía por ese camino, le iba a alejar de ella.
Agachó la mirada y con voz temblorosa le dijo:

- Lo siento. Pero necesito muchas respuestas que no tengo. No quiero perderte Draco pero...

- Puedes preguntarme lo que quieras. No me voy a enfadar contigo. Si yo estuviera en tu lugar también querría respuestas. Lo que no sé es, qué crees que puedo contarte yo que no sepa todo el mundo.

- ¿Tú no sabes nada de lo que pasó?

- Yo no estube allí. Lo que ocurrió ya te lo habrá contado Potter.

- Él no me ha contado nada. Me dijo que lo haría cuando yo le preguntara, pero no me siento con fuerzas de tener esa conversación con él. Contigo es distinto. Siento que puedo confiar en ti. Y que me darás más fuerzas para escuchar lo que no sé si quiero saber.

Draco miraba a su avergonzada amiga, agradeciendo la confianza que albergaba en él. Sabía que cualquier cosa que ella le preguntara la respondería con total sinceridad. Pero también sabía que, despues de aquella conversación, no habría vuelta atrás y todo cambiaría entre ellos.

- Preguntame lo que quieras saber.

- ¿Tu padre estuvo allí? ¿Lo vio todo?

- Estuvo allí, pero cuando él llegó, Cedric ya estaba... muerto. - la última palabra la pronunció en un susurro. Sabía cuánto le iba a doler a ella esa conversación, y el solo pensarlo, le hacía sufrir tambien a él.
Quiso ahorrarle el sufrimiento de tener que buscar las preguntas y decidió contarle lo que sabía.

- Fue Colagusano quien lo hizo. El campeonato estaba amañado para que Potter ganara. Cedric no debería haber llegado allí. Para Él solo era una molestia que no le servía. Por eso mandó que lo mataran.

Zoe lloraba escuchando las duras palabras de su amigo. Pero no dijo nada. Draco tampoco lo hizo. Dejó que ella se desahogara.
Unos minutos después, con los ojos aun llenos de lágrimas, ella le preguntó.

- ¿Tú eres como ellos? ¿Tú también le hubieras echo eso si Él te lo hubiera pedido?

Esa pregunta a Draco le dolió en el alma. Que ella pudiera pensar algo así de él le mataba, pero al fín y al cabo, todos lo pensaban.

- Zoe, escuchame bien ¿de acuerdo? Yo, no soy cómo ellos. Odio todo lo que representan. Le odio a Él. Odio a mi familia por ser lo que son. Odio el Draco Malfoy que debo ser para todos. Jamás le haría daño a nadie de ese modo. Tú, mejor que nadie, sabes que no soy así y me duele que ni tan siquiera lo pienses.

- Lo siento. - le dijo abrazandole.- Es sólo que cuando pienso en lo que le pasó... Hasta llegué a odiar a Harry, y él no tuvo la culpa.

Acariciando el rubio pelo de Zoe, Draco intentaba consolarla.

- Ya preciosa. No llores más por favor. No tienes que pedirme disculpas. Es normal que dudes. Al fín y al cabo soy un Malfoy, me han entrenado toda la vida para ser uno de ellos. No te disculpes.

Uno en brazos del otro permanecieron durante un tiempo. Un tiempo en el que, sin saberlo, se consolaban mutuamente.
Sin apartarse de su cuello, Zoe le hizo una pregunta que, desde hacía tiempo, rondaba su cabeza.

- Te obligará a ser como ellos ¿Verdad?

Tras un largo suspiro, él le respondió.

- Sí. Algun día lo hará.

Sin romper su abrazo, se separaron lentamente y mirándole a los ojos, ella le hizo otra pregunta.

- ¿ Y que pasará cuando lo haga?

- Espero que tu amigo Potter acabe antes con Él. Si no, pues tendré que hacer lo que e hecho siempre. Fingir ser un Malfoy.

-----------------------------

Días después, todos acudían como meros espectadores, a un espectáculo lamentable.
La profesora Trelawney estaba siendo expulsada de Hogwarts por Umbrige. Al parecer, la Suma Inquisidora, no creía que la profesora estuviera capacitada para impartir clases de adivinación. Macgonagall intentaba consolarla mientras la cara de sapo se regodeaba, delante de todo el colegio, de lo que estaba haciendo con comentarios absurdos. A más de uno de los presentes les faltaba muy poco para coger sus varitas y enseñarle algo de educación cuando, Albus Dumbledore, apareció en el patio y la puso en su lugar.
La profesora de adivinación no impartiría más clases, pero al menos se quedaba en la escuela.

Después del suceso, los ánimos estaban por los suelos.
Ya todos habían visto de lo que era capaz la nueva profesora.
Ese mismo día anunció que entrevistaría a algunos alumnos al azar para descartar sospechas de conductas inapropiadas.

Durante las siguientes semanas, muchos alumnos fueron llamados al despacho de la profesora, curiosamente ninguno de Slytherin.

En el Gran Comedor, uno de esos días, durante la cena, se respiraba nerviosismo. Algunos de los que habían sido interrogados, parecían tranquilos aunque tensos, otros estaban visiblemente nerviosos, preocupados por si sus entrevistas con Umbridge tendrían consecuencias. Los que aún no habían sido llamados, sinplemente, estaban aterrados, deseando con todas sus fuerzas que no los interrogaran a ellos. Al parecer, todos tenían algún secreto que no querían que ella descubriera.

- Tenemos que reunir al E.D. lo antes posible. Hay que decidir entre todos qué le diremos en caso de que nos llame. Todos diremos lo mismo para que no sospeche. -Dijo Harry a Ron y Hermione que miraban preocupados a sus compañeros.

- Tienes razón Harry. Debes cambiar la moneda y avisar a todos. Esta noche sería lo mejor. Así no tendrá tiempo de llamar a nadie más.

- Sí Hermione, será lo mejor.

------------------------

Cuando esa noche, Zoe llegó a la puerta de la Sala de los Menesteres, estaba muy preocupada y nerviosa. El aviso de la reunión había sido tan precipitado que no pudo avisar a Draco. Lo había buscado por todo el castillo y no consiguió encontrarlo.
Al entrar todos estaban allí ya.

- Siento llegar tarde chicos. Pero tuve que despistar a Goyle, me a costado lo mio, no se me despegaba. - Mintió.

- No te preocupes Zoe - respondió Hermione un tanto molesta- no eres la última en llegar, Cho aún no ha llegado.

- Bueno empezaremos sin ella, la pondremos al día cuando llegue.

Mientras Harry les contaba a todos la excusa que habían planeado decir a Umbridge, Hermione alejó a Zoe del grupo.

- ¿De verdad estabas despistando a Goyle? ¿O estabas con Malfoy?

- No estaba con Malfoy. Aunque le estaba buscando. Y no le encontré.

- Sabes que no estoy de acuerdo con que él sepa cuando nos reunimos. No me fío de él.

- Pues gracias a que él lo sabe aún no nos han descubierto. - Dijo Zoe que empezaba a estar un poco molesta por la actitud de su amiga.

- Por ahora. Sólo espero que no te equivoques.

---------------------------

Draco no sabía qué estaba pasando. Todos los miembros del Escuadrón Inquisitorial estaban en el despacho de la Suma Inquisidora porque ésta les había llamado.

Mientras esperaban a que la profesora llegara, Draco se temía lo peor.

La puerta del despacho se abrió y Umbridge apareció con una gran sonrisa. Eso le puso aún más nervioso. Esa mujer no sonreía si no tenía un motivo y ese motivo solía ser el sufrimiento de alguien.

- Queridos, siento el retraso. Hoy tenemos una invitada especial.

---------------------

- Vale. ¿Todos tenéis claro lo que tenemos que decir?

- Harry ya lo has repetido una docena de veces. Nos ha quedado más que claro.

- Ginny, sólo quiero asegurarme. Si algo se nos escapa tendriamos prob...

¡Bum!

- ¿Qué ha sido eso? Parecía como...

¡Bum!

- El ruido viene de detrás de la puerta

¡Bum!

- ¡Por Merlin! ¡Apartaos de la pared!

- ¡Bombarda máxima!

Y la pared se derrumbó tras una tremenda explosión.

Cuando todos se recuperaron del efecto, vieron a Umbridge a través del agujero que ella misma habia abierto, sonriendo por su victoria. Les había descubierto. Pero ¿Cómo?. Y mientras todos se hacían mentalmente la misma pregunta, la respuesta llegó de la mano de Draco Malfoy.

El rubio sujetaba del brazo a Cho Chang.

Zoe, simplemente, no podía creerlo. Cho los había delatado. Y Draco. Él le había sacado la información. Pero no tenía sentido. Nada tenía sentido. Cho sería incapaz de delatarlos. Y Draco podría haberlo hecho sin ayuda de Cho, lo sabía todo. Pero entonces ¿Qué estaba pasando?

Lo único que Zoe sabía en ese momento, era cómo se sentía alguien cuando lo traicionaban. Cuando, quien creías que era tu mejor amigo y tu único apoyo, te vendía.

----------------------------

Dolor. Decepción. ¿Odio? Eso era lo que Draco veía en los ojos de Zoe.

Cuando Umbridge les llamó a su despacho, sabía que algo no iba bien. Cuando vio aparecer a Cho Chang, sus peores sospechas se hicieron realidad. Les había descubierto. Era demasiado tarde para avisar a Zoe.

En el momento en que se derrumbó la puerta de la Sala de los Menesteres, sólo pudo mirar a Zoe. Quería pedirle perdón con la mirada por no haber podido avisarles. Pero lo que vio le asustó. Incluso cuando él se burlaba de ella, jamás vio esa mirada en sus ojos.

Poco a poco, comenzó a sentir, cómo el mundo que los dos compartían, se derrumbaba como aquella pared que tenía en frente, de la que sólo quedaban polvo y escombros.

----------------------

Eran tantos los castigados, que la nueva directora de Hogwarts, los había reunido en el Gran Comedor. Dos horas diarias durante dos semanas, escribiendo la misma frase con esa pluma horrible. A Zoe le había tocado escribir "Debo ser obediente" y cada vez que la herida en su mano izquierda se hacía más profunda, se daba más cuenta de que si lo hubiera sido no estaría allí. Si no se hubiera acercado a él, no estaría allí.

Cada vez que tenía ocasión, Hermione le recordaba lo estúpida que había sido por confiar en Malfoy. Y ni siquiera era necesario, se había dado cuenta ella solita y era algo que jamás olvidaría.

Ya todos se habían enterado de donde conseguía Zoe la información de las guardias, y muchos incluso pensaban que ella había ayudado a Cho a delatarles. ¡Qué estúpidos!

Por suerte quienes de verdad le importaban no lo pensaban. Se habían disgustado un poco por ser tan ingenua, pero seguían siendo sus amigos.

Cuando todos salían de su tercer castigo, vieron cómo Cho intentaba acercarse a Harry que, tras una mirada de odio se alejó de ella, al igual que el resto, sin dirigirle una palabra.

Zoe se despidió de todos y se dirigió a la Torre de Astronomía. Quería pensar en todo lo que había pasado. Quería estar sola.

Mientras se frotaba su dolorida mano, no escuchó los pasos que se acercaban a ella.

- ¿Te duele mucho?

La elegante voz de Draco Malfoy la sacó del trance en el que estaba. Asustada, se giró para ponerse frente a él.

- ¿Qué? - respondió con un titubeo.

- La mano. ¿Te duele mucho? - Le dijo acercándose a ella- Deja que te la cure.

- ¡No te acerques a mi! No te atrevas a tocarme.

- Zoe, ¿que pasa?

- ¿Que qué pasa? Y todavía lo preguntas. Eres un maldito traidor Malfoy y no te quiero cerca. No te quiero en mi vida. - Ya no controlaba su voz. Ni sus lágrimas.

- Zoe, preciosa, tranquilizate ¿vale?. Mira no se que es lo que crees que he hecho pero yo no...

- No quiero oir tus excusas ni tus mentiras nunca más. Confie en ti Malfoy, y me has mentido. Todo este tiempo esperando para darme la puñalada por la espalda. Pensé que eras distinto. Pero eres igual que ellos. Eres tal y como todos piensan que eres. Un mentiroso y manipulador. Esta herida que quieres curar me recordará siempre, que no puedo confiar en la gente. Que no todo el mundo es bueno. Que a pesar de lo que yo piense, tambien existe gente malvada. ¿Sabes qué? Me alegro de haberme dado cuenta ahora. Asi por lo menos estaré bien lejos de ti cuando decidas convertirte en un asqueroso mortifago como tus padres. Eres despreciable. Eres todo lo que odio y esta herida me lo recordara siempre.

Y diciendo esto último, pasó por el lado del chico y se alejó de él sin mirar atrás, con todo el orgullo del que fue capaz.

Quizás, si por un segundo, se hubiera girado, habría visto como el frío Draco Malfoy se derrumbaba por sus palabras. Cómo lloraba como nunca lo había echo. Podría incluso haber visto su cara en el mismo momento en que su corazón se partía en pedazos.

Pero no lo hizo. No miró atrás. Siguió corriendo hasta la Torre de Ravenclaw. Dejando correr las lágrimas que la asfixiaban.

Atravesó la sala común y se dirigió a su habitación. Pocos minutos después Luna entró detrás. No dijo ni una palabra. Simplemente se sento junto a su amiga y esperó a que ella decidiera hablar. Como hacía siempre.

A veces, a los pocos minutos, empezaba a hablar como una loca. Otras, sólo balbuceaba cosas ininteligibles. Muy pocas, no decía nada, sólo lloraba y lloraba hasta que se dormia. Y Luna siempre estaba ahi, a su lado.

Esta, fue de las pocas veces que habló tranquila.

- He visto a Dra.. Malfoy. Y he soltado todo lo que pensaba. Todo el daño que me había hecho. Y me he quedado bastante a gusto. Es sólo que duele. Y supongo que tengo tantas cosas por las que llorar que necesito desahogarme.

- ¿Seguro que sólo es por eso? ¿No quieres que hablemos?

- Seguro sólo son demasiadas cosas en la cabeza. Ve a dormir si quieres. Estaré bien.

- Está bien pero no dudes en despertarme ¿vale?.

- Lo tendré en cuenta.

Continue Reading

You'll Also Like

196K 16.7K 35
|𝐀𝐑𝐓𝐈𝐒𝐓𝐒 𝐋𝐎𝐕𝐄| «El amor es el arte de crear por la sensación misma, sin esperar nada a cambio,más allá del placer mismo del acto creativo...
73.1K 6.1K 18
"No, claro que no, es obvio que no me gusta Bradley, el es mi enemigo y... Maldito idiota, sal de mi mente, haces que mi corazón se acelere." Max es...
474K 9.8K 7
𝙃𝙤𝙪𝙨𝙚 𝙊𝙛 𝘽𝙡𝙖𝙘𝙠 || 𝐒𝐚𝐠𝐚 𝐇𝐚𝐫𝐫𝐲 𝐏𝐨𝐭𝐭𝐞𝐫 "Ser una Black digna de su apellido" Madelyn siempre tuvo esos pensamientos al saber q...