Simón sostuvo mi mano y me llevó al jardín, pero por la puerta trasera mientras yo lo observaba un poco curiosa. Nos detuvimos en el carromato y él, sin perder la sonrisa, me mostró lo lindo que este había arreglado uno de mis lugares favoritos.
—Vaya...— murmuré.
Habían flores moradas y fotos colgadas. Me gustó muchísimo, sobre todo las fotos, porque eran más momentos que podía guardar y no solo tener en la memoria. En fin, todo estaba muy lindo.
—¿Lo hiciste para mí?— pregunté.
Qué pregunta más tonta, Valentina.
Simón asintió —Sí, para vos. Tuve ayuda, así que.. nada, supongo que tengo que darles crédito a Mar, Jazmín, Valeria y Caridad.
Solté una pequeña risita. ¡Claro que lo ayudaron!
—Me encanta— admití —Es una despedida bonita.
Él arqueó una ceja —¿Despedida?
—Sí, ¿qué no lo hicieron por eso? ¿porque me voy mañana a casa?
Él negó —No.
—Oh.
Me detuve a mirar a mi alrededor. Honestamente, había pensado que lo hicieron como despedida ya que regresan mis papás y me voy a casa. Supuse e imaginaba que las chicas no lo sabían entonces ya que no se los había dicho. Claro.
—Supongo que... no te alegrará tanto saber que lo hice para vos sin ser una despedida.
Lo miré y negué —No, me encanta, enserio, ¿pero, por qué lo hiciste? Digo.. ¿es por algo en especial?
Simón se detuvo a pensar, nervioso. Vi cómo él se daba ánimos y tomaba aire para después sostener mis manos entre las suyas temblorosas.
—Tengo que ser honesto con vos.
No dije nada, solo lo miré atenta.
—Necesito arriesgar una vez más y saber si... si yo todavía tengo una oportunidad con vos. Necesito- necesito saber si.. hay alguna forma de arreglar lo que arruiné y no está todo perdido entre nosotros. Sea lo que decidas, lo entenderé.
Sus ojos miraron los míos con intensidad. Sentí el corazón latiéndome con fuerza mientras pensaba, mientras debatía conmigo misma. Mi mente y mi corazón trataban de ponerse de acuerdo, pero era difícil. Tenía miedo a ser lastimada otra vez, pero también tenía miedo de rechazarlo y luego darme cuenta de que había elegido mal.
Su voz volvió a escucharse.
—Antes de que tomes tu decisión, mirá esto.
Lo miré con curiosidad mientras tomaba una foto entre sus manos y luego me la entregaba.
—Esto fue lo que me hizo arriesgar hoy.
Era una foto mía de hace bastantes años cuando a mis papás se les había ocurrido recorrer Europa y nos quedamos en Francia por más días. La foto la había tomado una señora, cerca de la Torre Eiffel. Sin embargo, ¿qué tenía que ver en todo esto?
Lo miré —No comprendo.
—Claro— rió —¿Vos ves al niño que está atrás? El que tiene la campera verde— señaló —Justo.. este que está aquí.
Miré la foto y asentí —Sí.
—Ese niño, soy yo— reveló.
Aquella revelación, me dejó sorprendida. Lo miré.
—¿Enserio?
—Sí— asintió —Soy yo.
Volví a mirar la foto y sonreí inevitablemente. Era bastante raro. Sin embargo, lo más raro de toda la situación, no era eso, era la foto en sí.
—¿Qué pasa?— preguntó —¿No me creés?
Negué —No, no es eso, es solo que... ¿como es que conseguiste la fotos?
—Bueno... digamos que las chicas revisaron en tus cosas y encontraron tu álbum de fotos— confesó y llevó una mano a su nuca —¿Te molesta eso?
—No, no, pero...
—¿Pero qué?
Lo miré —Esta foto está en mi álbum familiar que dejé en casa— le informé —Es imposible que haya estado en el álbum de fotos que yo traje.
¿Cómo había aparecido aquí?
—Es extraño, ¿no?— Simón preguntó.
Asentí. Era muy extraño. Lo sentí como una señal.
Mis ojos se posaron en los suyos y pude notar que estos brillaban al verme. Lo de la foto me tenía un poco confundida, pero más confundida me tenía a mí, todo lo que sentía.
Tomé un poco de aire mientras las palabras salían temblorosas de mis labios.
—¿Me amas?
Su respuesta llegó casi enseguida.
—Más que a nadie ni a nada en el mundo. Vos sos- sos la única que consigue acelerar mi corazón y, al mismo tiempo, detenerlo cada vez que me mirás y cada vez que me sonreís— suspiró —Sos la única a quién puedo confiarle todo y sos la única capaz de hacerme sonreír todo el día. Y... estoy dispuesto a esperar todo el tiempo que sea necesario por vos.. porque... yo quiero que me ames de la forma en la yo- en la que yo te amo a vos, Valentina. Sos todo, todo lo que quiero y necesito. Mi corazón es tuyo. No hay nadie más, solo vos.
Antes de que pueda seguir, mis labios encuentran rápidamente los suyos en un beso. No necesitaba palabras. Él me ama. Lo sentí en sus palabras, lo siento en sus manos temblorosas alrededor de mi cintura y en sus labios. Él me ama.
Cuando nos separamos, unimos nuestras frentes.
—¿Supongo que la respuesta es sí?— bromeé.
—Un rotundo sí.
Reímos.
—Te amo— repitió.
—Te amo.
—No puedo creer que esto esté pasando— dijo, su voz alegre —Estaba tan asustado con perderte y.... me sentía un idiota por lo que hice, porque pensé- pensé que ya había perdido lo único que me hacia sentir vivo y bien conmigo mismo.
Sonreí —Ya está, todo olvidado. Lo único... ¿sí me prometes cuidar de mi corazón?
—Lo juro.
Mi sonrisa creció y él unió su boca a la mía. Vaya, cómo había extrañado sus besos.
De algún modo, sentía que éramos una mezcla un poco perfecta, como.. cuando algo parece caótico, pero de repente, un beso y todo encajaba. Éramos dorado, éramos nosotros.
Alguna vez creí que el amor sería blanco y negro, pero es dorado.
**********
Caminamos por los pasillos de la casa besándonos entre risas. Se sentía correcto. Con él me sentía de maravilla, plena y muy feliz. ¿No era así el amor? ¿Por qué no darle una segunda oportunidad a él, que me había demostrado que sí me amaba aún? Quería arriesgarme. Necesitaba hacerlo porque el destino era tan incierto que prefería vivir mi vida, sin miedos, ni tapujos. Ya no más. Merecía darme otra oportunidad en el amor.
Me separé y reí al ver sus ojos cerrados esperando toro beso de mi parte.
—Bueno, mi amor, suficientes besos.
Simón se quejó —Dale, mi amor, besame más. Me perdí de tus besos por bastante tiempo ya.
—Me pregunto culpa de que fue— lo fastidié, algo que hizo que se quejara —¿Mmm?
Enrollé mis brazos en su cuello apoyándome en la pared con una sonrisa gigante en el rostro.
—Dale, besame— insistió con un puchero.
—Mmm, lo voy a pensar.
—Bueno, un beso más, ¿sí?
—No lo sé...
—Daaaleee, mi amor.
Solté una risita —Está bien, está bien.
Simón no esperó más y unió su boca a la mía.
—¿Qué hacemos?— preguntó una voz.
Simón y yo giramos —No molestes, Nico.
Iba a unir mis labios con los de Simón, cuando me percaté de lo que estaba pasando. Jadeé y llevé las manos a mi boca con sorpresa al ver frente a mí al hombre que había desaparecido un tiempo atrás y que todos extrañábamos.
—¡Nico!
Me lancé a abrazarlo con fuerza igual que Simón y no pude evitar reír mientras me daba vueltas en el aire. Me percaté entonces de que estaban parte de todos los chicos detrás de él, igual de sonrientes y contentos que yo. Todos se acercaron y nos dimos juntos un abrazo grupal.
—¡SOY FELIIIIIIZ!— exclamó Nico.
Todos reímos. No podía creer que él había vuelto.
—Sepan una cosa— habló él mirándonos —No hay nada más lindo que la familia unida... Se los juro.
Le sonreímos y volvimos a unirnos en un abrazo y las sonrisas nunca faltaron. Había regresado y ya no había más sin Nico.
**********
Cielo y Nico se quedaron charlando en la sala y les quisimos dar un poco de espacio, así que con Vale, Mar y Jazmín nos metimos al cuarto para hablar y claramente ellas no tardaron en preguntar que me había dicho y todo eso.
Nos tumbamos en el piso y procedí a confirmarles que, efectivamente, habíamos regresado.
—¡Ay, amiga, cuñada, me pone feliz que volvieron!
—Sí, gata, ya era hora, che.
—¡Sí!— Jazmín sostuvo mi mano —Ya era hora. Se tenían que dejar de joder un poco.
Suspiré —Gracias por ser parte de eso— les sonreí, ellas correspondieron el gesto —Supongo que... yo necesitaba un empujón para poder decidirme.
—Para eso estamos las amigas— comentó Mar.
—Mejores amigas— aclaró Jazmín.
—Mejores amigas y cuñadas.
Reí.
—Queremos detalles— Valeria pidió —¿Cómo fue? ¿Qué te dijo?
Reí —Bueno, en la noche hacemos otra ronda y les cuento todo, ¿sí? Además... sirve que me ayudan a hacer mis maletas.
Las chicas fruncieron el ceño —¿Maletas?
—¿Por qué?
Sonreí de lado —Mis papás regresan mañana. Yo.. tengo que volver a casa, chicas.
Todas borraron sus sonrisas y se sentaron. Hice lo mismo, mirándolas con una pequeña sonrisa en el rostro. Pude ver cómo negaban en desacuerdo con aquella noticia.
—No, pero- ¿por qué tenés que volver?
—¿Tan pronto?
—Acá hay espacio de sobra, podés quedarte aún y.. no sé, Nico puede hablar con tus viejos y- ¿por qué tenés que irte?
—Eso, ¿por qué tenés qué irte?
—No me gusta nada eso.
Reí —Lo sé, a mí tampoco, pero no puedo vivir sin mis papás, no está bien. Esta no es mi casa, pese a que... pese a que yo la sienta como una.
Ellas pusieron expresiones de tristeza en su rostro mientras se acercaban a abrazarme. Volví a reír al ver lo dramáticas que eran.
—Chicas... no es como si me fuera a otro país. Solo regreso a casa, pero me seguirán viendo en el cole. Bueno, para eso, tienen que ir al cole, nada de que van a faltar, eh. Es importante el estudio.
Mar suspiró —¿Ahora quien nos hará ir al cole?
—¿Quién nos ayudará con la tarea?
—¿Quién nos hará estudiar para los exámenes?
—Nico— respondí.
—No, propongo que hablemos con tus viejos— me habló Mar, con una mueca —¿Quién se suma?
Jazmín levantó la mano —Yo.
—Y yo— Valeria se sumó.
—Listo, está decidido. Thiago y los demás también seguro que se suman, eh. ¡Yo organizo todo y listo!
Solté una carcajada —¡Chicas! Las amo, pero voy a volver a casa. Igual no se preocupen que tendré mi pijamada semanas con ustedes— bromeé.
Las tres pusieron muecas en sus rostros.
—Bueno— aplaudí y me puse de pie —¡Basta, aquí nadie se pone triste aún que todavía sigo aquí, eh! Dale, chicas— les sonreí —¡Sonrían y párense!
La puerta se abrió de pronto y por ella entró Cielo. Traía una sonrisa gigante en el rostro.
—¡Me voy a casar!— exclamó.
Las tres nos acercamos a ella y soltamos gritos de emoción mientras la abrazábamos.
—Ay, estoy nerviosa, chicas.
—¿Por qué?
—Yo te dije que iba a volver, Cielo.
—Sí, ya sé, pero ahora me tienen que ayudar, para estar más linda— miró su vestido —¡No me puedo casar así! Mirá lo que le hice a mi vestido.
Jazmín rió —¡Ay, Cielo, estás linda!
Asentí —Hey, Cielo, estás divina, no jodas.
Justo en ese momento, Nico entró al cuarto.
—Muy bueno, doce, muy bueno, no jodas— negó y me reí —¿No quiere escupir el piso también?
Reí —No.
—¡Parece un varón!— me regaño.
Mar se rió y se acercó a él para abrazarlo.
—¿Qué pasa con la seis? Está muy mimosa usted— besó su mejilla —¿Todo bien? Escucheme una cosa siete— miró a Jazmín —¿Cómo... anduvo todo este tiempo?
Jazmín sonreí —Bien, muy bien.
—Bien, ¿no? Sí, ¿con muchos luchadores? Sí, sí, sí porque yo vi abrazando a varios luchadores— dijo, haciendo gestos —Digamos, entre ellos...
—Ya fue eso, Nico, ya está es otra etapa. Yo quiero saber dónde estuviste todo este tiempo.
Nico nos miró —Yo estuve... no, chicas, no, no, no, los hombres, qué se yo...— se detuvo y negó —¡No! No, no, no puedo contarles eso porque es algo que ustedes ya lo van a conocer cuando... el día q- mal estuviste vos siete, eh— señaló a Jazmín.
Jazmín frunció el ceño —¿Por qué?
—Muy mal con humillarte, te dejaste humillar por Tacho, eso estuvo pésimo.
—Bueno...
¿Entonces Nico sabía todo?
—Ahora, estuviste muy bien, cuando él te puso los límites porque el hombre siempre tiene que pone-
Todas negamos.
—No, Nico, Nico no podés decir eso— Cielo le dijo.
Él le sonrió —Es un chiste, yo con vos no lo hago y no, con vos no lo hago, te lo juro por Dios.
Las chicas y yo reímos.
—Bueno, ¿todo bien?— nos preguntó.
Todas asentimos.
—Sí.
—Bien, bien.
—Sí, todo bien.
—Muy bien.
—Bueno, vaya ahora a ponerle los límites al Ángel Rojo.. que es Tacho, obviamente que ya sabés que es- es él mismo, ¿o seguís con el tema de que no lo reconocés?
Jazmín bufó —¿Vos también Nico? No, yo no te lo puedo creer.
La rubia era la única que no quería aceptar que los dos eran la misma persona.
—¡Yo no puedo creer que vos también pienses que Tacho es el Ángel Rojo! No— miró a Vale —Vale, o no que Tacho no es el Ángel Rojo.
—Eh... no sé, yo vi al Angelito, ¿no? ¡No- no jodas, Jaz!— miró a Nico —Dale, gato, ¿dónde estuviste?
Nico, que estaba caminando observando todo solo paró en respuesta y frunció el ceño.
—Perdón, perdón, ¿gato? ¿Hay algún animal aquí, nuevo, que no yo sepa?— miró a Vale —¿Usted me está diciendo gato a mi con un vestido una vez que yo la veo linda?
Valeria sonrió con timidez.
—Te felicito— él beso la mano de Vale.
—Gracias, Nico.
—Ahora, no la felicito con el tema de peloteo, mm. ¿Poquito rápido, no? Como para entregar...
Jazmín, Mar y yo reímos. Valeria carraspeó.
—¿Vos- vos sabés de eso?
—Sí sí, sé todo y la verdad que no no no estoy muy contento con el tema, a mí me hubiera gustado un- no sé, que fuera a los... treinta y ocho años quizá o no sé— Nico se encogió de hombros —Pero bueno, bueno, se dió y sobre todo, el... el tema del traje de Hitman como le quedaba al ocho, ¿no?— se rió.
Todas reímos un poco confundidas. Nico continuó.
—Che, y... este... digamos, ¿estuvo todo bien ahí, te sentiste bien?
Vale asintió —Sí, sí, el ocho me cuido mucho. Sí sí, además te cuento, nada, estuvo el peloteo-
—No no no no— Nico detuvo —No quiero detalles, no, no.
Me reí —Bueno, Nico, no es para tanto, eh.
Él me miró —Ah, no es para tanto claro— suspiró, acercándose a mí —Estoy orgulloso de usted doce, que no hizo nada— besó mi mano —Estuvo bien al contarle la verdad a los chicos con el diez, eh. Yo... bueno, nada, yo...— de pronto, me abrazó —Todos vamos a cuidarte, nada va a pasarte, nada, ¿sí? No pasará nada acá ni en el fu-
Se detuvo y yo lo miré divertida y confundida.
—¿Gracias?
Nico asintió —Igual, no se preocupe que hablaré a solas con el...— miró a Cielo —¿Qué número es él?
—¿Quién?
—Él, él, el chico este de ojos claros, no tanto como los míos, claro— parpadeó —¿Qué número es?
Cielo se rió —¿Simón?
—Ese, ese mismo.
—Y, no sé, él vendría a ser el... ¿dieciocho?
—Bueno, dieciocho, hablaré con el dieciocho que- nada, hizo cualquiera, yo- lo mato, lo voy a matar.
Comenzó a caminar a la puerta decidido.
—¡No!— gritamos todas.
—¡Lastimó a la nena, lo voy a matar!
Me quejé —Basta, Nico. Ya lo perdoné. Sufrió y yo decidí perdonarlo, ya está.
—¿Y eso le parece bien, doce?
—¿Sí?
—Bueno, igual, nada de nada hasta los cuarenta y cinco, ¿estamos?
—¿Eh?
—Nico, Nico, ¿sabés qué Valentina tiene poderes?
—Sí, yo sé todo— respondió él —Ahora, usarlos es sinónimo de responsabilidad, eh.
Puse los ojos en blanco —Lo sé, lo sé.
Cielo rió —Nicolás, nos tenemos que casar.
—Sí, nos tenemos que casar, sí.
—Ah, no, pero a mí no me dijo nada— Mar habló, quejándose.
Nico la miró —Sí, no, no tengo nada para decirle... solamente estoy enojado por un par de cosas que.. nada, que usted hizo y que usted sabrá por qué las hizo, ¿no?
Mar arqueó una ceja —¿Qué?
—Por ejemplo, usted es llave, ¿no?
Ella asintió —Obvio.
—Y se llevó biología. ¿A usted le parece que siendo llave usted tiene que estar eligiendo duran- cuánto tiempo estuvimos con la novelita entre Sebastián y Thiago? ¿Cuánto tiempo que uno que otro...?
Mar se hizo la desentendida —¿Cuánto tiempo?
—Eligió, la felicito— le sonrió —La felicito por... el compromiso. Ahora, hasta el casamiento nada de- de... eso, digamos.
—¿Nada de qué? ¿De sexo?— preguntó Cielo.
Él la miró —No lo nombres, no lo nombres porque les das ideas y... no quiero que ni siquiera se sepan que existe— señaló a Mar y a mí —Son unas nenas, son unas nenas, apenas usan corpiño.
Reímos. ¡Nico era peor que mi papá!
—Bueno, mi amor— Cielo suspiró —¡Dale que nos tenemos que casar!
—Sí, nos tenemos que casar— suspiró Nico; luego, sonrió —Bueno, es que estoy feliz, estoy...— él hizo unos pasos de baile —Ay mirá como se mueve este cuerpo— hizo otro paso.
Volvimos a reír. Nico era todo un caso. En verdad extrañábamos aquella alegría y su espontaneidad.
—Me voy, hablo con los chicos y nos casamos.
Cielo sonrió —¡Dale!
Nico la besó y salió de cuarto. La rubia suspiró un poco, bueno, bastante soñadora.
—Che, y ahora que estoy pensando...— hablo Mar, mirándonos —¿Nosotras no pensamos hacer.. una despedida de solteras, nada? A vos.
Cielo se señaló —¿A mí?
Las tres asentimos.
—A vos.
—Sí.
—No, chicas— Cielo negó.
Jazmín, Mar, Valeria y yo sonreímos cómplices. A nosotras, nadie nos paraba. Teníamos que hacerle algo a los futuros esposos porque se lo merecían y nos daba motivos para celebrar que Nico volvió al Hogar Mágico después de tanto tiempo.
Ahora, ¿cómo nos organizábamos?
**********
¡Finalmente volvió Nico! 🥳🥳🥳
Y volvieron Valen y Simón 🫣
¿Opiniones?