Entre notas [EN EMISION]

BoxyRawr tarafından

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Taehyung es un joven tranquilo, amante de la música clásica cuya única afición es su futura profesión: Tocar... Daha Fazla

Bienvenida y disclamers
Capítulo 1 - El primer verso
Capítulo 2 - Acordes disonantes
Capítulo 3- Pizzicato
Capítulo 4: Balada triste
Capítulo 5- Outro
Capítulo 6 -Clavijero
Capítulo 7- Nessun dorma
Capítulo 8 - O Fortuna
Capítulo 9 - Reina de la noche
Capítulo 10 - La cabalgata de las valkirias
Capítulo 11- Heroes y villanos
Capítulo 12 - Distorsión
Capítulo 13 - O Sole Mio
Capítulo 14 - La marcha Radetzky
Capítulo 15 - Hopelessly devoted to you
Capítulo 16 - Miedo
Capítulo 18- Coraline
Capítulo 19- Fri(END)s
Capítulo 20 - Puente
Capítulo 21- Canon D (I)
Capítulo 22- Canon D (II)
Capítulo 23- Ritmo ternario
Capítulo 24- Romeo
Capítulo 25 - Julieta
Capítulo 26- Singing in the rain

Capítulo 17 - El caballero de la rosa

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BoxyRawr tarafından

De todas las maneras de despertarse un domingo, Jungkook no podía imaginarse una opción peor que con el timbre de su casa sonando con insistencia a las 8 de la mañana. Aun completamente desorientado, se levantó de la cama y fue arrastrando los pies por el suelo, dispuesto a arrancarle la cabeza a la persona que se estaba atreviendo a molestarle. ¿Pero quién demonios en su sano juicio llama a la puerta de otra persona un domingo por la mañana? O, mejor dicho, ¿quién demonios en su sano juicio está despierto a las 8 de la mañana de un domingo si puede evitarlo?

Con los ojos aun intentando acostumbrarse a la luz y con cara de pocos amigos, el chico abrió la puerta despacio para echarle una mirada asesina a la persona al otro lado de la puerta.

— ¡Hola! ¿Puedo pasar? He traído muffins y café recién hecho de la cafetería de enfrente— dijo Taehyung con voz cantarina, sin esperar una respuesta por parte de Jungkook antes de entrar en casa.

— Pasa, pasa...— murmuró Jungkook de mal humor, cerrando la puerta.

— ¿Te he despertado? Lo siento, he estado toda la noche despierto y me he tomado un par de bebidas energéticas. Llevo esperando para venir desde hace...— dijo Taehyung apresuradamente, mirando su reloj de pulsera— ¡Uh, 3 horas! ¡Qué rápido pasa el tiempo!

— Dios mío, Taehyung, respira, te vas a ahogar— dijo Jungkook con una pequeña risa, encontrando más y más divertido el momento por cada instante que pasaba.

Él, recién levantado y desorientado, aun no teniendo muy claro que estaba pasando. Taehyung, ojeroso y despeinado, vestido con una sudadera del conservatorio y unos pantalones que claramente eran de pijama, y en mitad de un subidón de cafeína, hablando a la velocidad del sonido.

Pensándolo mejor, quizá despertarse tan temprano un domingo no era tan malo si era porque la versión humana de un ratón hiperactivo le había traído el desayuno. Podría haber sido peor. Al menos había usado su poca capacidad de raciocinio para ponerse unos pantalones de deporte y una camiseta ancha antes de abrir la puerta en lugar de abrirle en ropa interior, que era como normalmente dormía.

— A ver, cuéntame qué te trae por aquí— dijo Jungkook, invitando a Taehyung a sentarse en el sofá y sentándose a su lado.

— ¿Te acuerdas de que ayer me pasaste la lista de música actual que te pedí? Pues bien, he pasado toda la noche analizándola y quiero que me expliques algunas cosas— dijo Taehyung, dándole un bocado a uno de los muffins a continuación.

— ¿Qué necesitas que te explique? — preguntó Jungkook, ni siquiera entendiendo a qué se refería.

— Verás, el caso es que sigo intentando encontrar el por qué esa música gusta a tanta gente. Muchas de ellas siguen la misma progresión armónica de cuatro acordes con apenas unas pequeñas variaciones en la parte melódica— respondió Taehyung con la boca llena.

— Bueno...sí, es cierto— dijo Jungkook.

— Y algunas canciones tienen vocalistas que cantan muy bien, pero otros...Otros apenas cantan una octava en toda la canción. ¿Por qué esas canciones son famosas? Son muy simples, ¿no?

— Hyung, pero es que lo has hecho mal— dijo Jungkook, dándole un sorbo a su café.

— ¿Cómo escucha alguien música mal? — respondió Taehyung, levantando una ceja con extrañeza.

— Pues sobre analizándolo todo en lugar de sentir— dijo Jungkook, dándole un toque juguetón en la punta de la nariz— Sé que te encanta la música de manera técnica, y eso es genial. Pero la música también nos hace sentir emociones.

— Si, bueno, es verdad que las armonías de acordes...

— ¡Deja los acordes, las armonías y todo eso! — exclamó Jungkook, riéndose— Parece mentira que tenga que decirte esto, Taehyung... ¡Te has perdido la parte más bonita de la música!

Jungkook agarró su móvil de la mesa de centro y puso la lista de reproducción en los altavoces del salón. Con cuidado, le quitó a Taehyung el desayuno de las manos y le agarró de ellas en su lugar.

— Hagamos una prueba. Cierra los ojos y solo escucha la letra de la canción— le pidió Jungkook.

Obedientemente, Taehyung cerró los ojos con el estómago encogido, no sabía si por el hambre o por la emoción de sentir las manos de Jungkook enlazadas con las suyas. Tras un par de compases de base musical, la letra empezó a sonar en una melodiosa voz femenina.

Speak to me, read my mind / Háblame, léeme la mente

Fill your mouth with flesh and wine / Llena tu boca con carne y vino.

And I'll be yours,just give me time / Y seré tuya, solo dame tiempo.

Give me time / Dame tiempo.

Cause you have everything I could ever want /Porque tienes todo lo que podría querer.

You have everything I could ever want /Tienes todo lo que podría querer.

You speak to my soul like you've known it before /Hablas con mi alma como si la hubieses conocido antes.

And I can't stop / Y no puedo parar.

Lord, I can't stop myself / Señor, no puedo pararme a mí misma.

[...]

I'm losing sleep over you / Estoy perdiendo sueño por ti

And I don't know what I've got myself into/ Y no sé en qué me he metido

You just have something that I need/ Tienes algo que necesito

I can't put my finger on it / No puedo poner un dedo en ello (No entiendo por qué)

You can put yours on me /Tú puedes poner tus dedos en mí.

Mientras Taehyung escuchaba la canción, Jungkook se permitió perderse en la visión que tenía delante de su dulce príncipe de cuento descubriendo algo tan básico como los poderosos mensajes que la música podía transmitir. En los gestos de su cara, podía ver cómo la letra de la canción iba calando poco a poco en él, y aquello le parecía tan absolutamente adorable, que tuvo que usar toda su fuerza de voluntad para no volver a besar aquellos labios en forma de puchero.

— ¿Qué cuenta la canción? — preguntó Jungkook al terminar.

— Bueno, es una chica que...— dijo Taehyung, abriendo los ojos. Encontrarse de pronto tan cerca a Jungkook hizo que todo el aire desapareciera de sus pulmones, quedando momentáneamente sin palabras— Es una chica que...desea mucho a otra persona.

— Muy bien— respondió Jungkook con voz ronca, también sobrepasado por la cercanía de Taehyung— ¿Y la música crees que transmitía ese mensaje?

— S...si— titubeó Taehyung, alejándose ligeramente del otro— La música transmitía intimidad y sensualidad.

— Y, ¿qué te ha hecho sentir a ti?

"Deseo. Me ha hecho sentir deseo, porque es palabra por palabra lo que siento por ti", pensó Taehyung. Pero, pensando que aquello no estaba permitido, pensó en otra cosa para poder responder.

— Me ha hecho sentir muy soltero— respondió Taehyung, haciendo que Jungkook se riese.

— Ya somos dos— dijo Jungkook, devolviéndole una sonrisa.

"Si algún día estamos juntos, espero que te haga sentir exactamente así", pensó Jungkook antes de continuar con la lección.

════ ∘◦❁◦∘ ════

Las vacaciones de Navidad se terminaron, y hubo que volver a la rutina. Sin embargo, desde el cambio de perspectiva que Taehyung había experimentado, muchas cosas cambiaron dentro de él. Por supuesto, seguía siendo el mismo perfeccionista de siempre, practicando con su violín día y noche, y trabajando duro por conseguir dinero para sobrevivir. Sin embargo, también había otros detalles que sorprendieron a la gente que le rodeaba.

La primera vez que llevó unos pantalones vaqueros al conservatorio, se hizo el silencio cuando entró en su clase. Cuando un compañero de cuarto año le escuchó ensayando con el violín una canción de un popular grupo de rock y se lo contó a sus amigos, nadie le creyó hasta que no les enseñó un vídeo como prueba. Y por supuesto, Hoseok y Jimin no podían estar más orgullosos de él cada vez que su madre le llamaba y él colgaba la llamada.

Durante aquellas semanas, sus hermanos ya habían contactado con él en diversas ocasiones en secreto, y él les había asegurado que estaba perfectamente, pero no quería saber nada de su madre en un tiempo. Y para su sorpresa, ellos no solo le aplaudieron, sino que también se sintieron motivados para empezar a poner límites con ella en la medida en la que podían.

Además, Taehyung descubrió con sorpresa que aquella primera experiencia tocando en el parque las canciones del libro que le había regalado Jungkook no había sido casualidad: Desde que había empezado a interpretarlas, su recaudación había aumentado considerablemente. Aunque él prefiriese las piezas clásicas, había descubierto que aquella música infernal que aborrecía en realidad no estaba tan mal (y cuando le dijo eso mismo a Jimin, casi hace que se desmaye).

Y en aquel cambio de opinión, Jungkook había tenido mucho que ver. Desde aquella mañana en la que el chico literalmente le enseñó a disfrutar de la música con el corazón y no con el cerebro, habían instaurado una nueva costumbre entre ellos: Compartir un par de horas juntos mientras cenaban en las que Jungkook le descubría canciones para ayudar a Taehyung a abrir su mente. Y sin duda, poder pasar tiempo a solas era un placer para ambos, aunque nunca lo fuesen a reconocer en voz alta.

Varias semanas habían pasado, y poco a poco Taehyung fue cambiando no solo por fuera, sino también por dentro. Empezando a comprender el mundo que le rodeaba, poco a poco fue experimentando más y más en aquel viaje de exploración para descubrir quién era en realidad.

Un día apareció en casa de Jungkook con una sonrisa radiante y las orejas de un brillante color rojo tras haberse hecho pendientes. Otro día, apareció con la raya de los ojos pintada. Con cada cambio, sus amigos le aplaudían por haberse atrevido a hacer algo que quería probar sin dejar que los dictados de su madre le afectasen, y aquello le hacía sentir inmensamente bien.

Y Jungkook, para qué iba a mentir, se sentía fascinado con cada prueba que Taehyung hacía. ¿Cómo podía su sonrisa brillar más que antes? ¿Cómo podía su risa ser más contagiosa, sus ojos más luminosos y su personalidad más atractiva? Si ya le había resultado irresistible desde el primer minuto que le vio, ahora parecía casi una broma macabra del destino aquellas emociones que el chico provocaba en él.

Pero cada vez que le decía a Yoongi que aquel mismo día se declararía, su amigo le decía lo mismo: "Dale tiempo, Jungkook. Está descubriendo quién es. Cuando sea el momento adecuado, lo sabrás". Y el miedo a dar un paso en falso y perder a Taehyung para siempre le hacía suspirar con frustración y volver a guardar su valentía para otro momento, sin entender completamente por qué su mejor amigo le insistía en que lo mejor era esperar.

Hasta aquella noche.

A pesar de que era sábado por la noche, Jungkook había decidido quedarse en casa. Aunque los anteriores fines de semana Taehyung y él habían hecho planes juntos, aquella mañana el violinista le dijo que mejor se veían al día siguiente, y el hecho de no tener la oportunidad de estar con su príncipe le hacía estar demasiado desganado para pensar en ningún otro plan. Estaba atento a la trama de la película que estaba viendo, cuando su teléfono empezó a sonar, y observó extrañado que quien le llamaba era Jimin.

— Ey, Jimin, ¿qué tal? — dijo el chico.

— Por favor, dime que Taehyung está contigo ahora mismo— dijo Jimin con voz visiblemente alterada.

— No, me dijo que había quedado, pero no me quiso decir con quién ni dónde iba.

— Madre mía, madre mía...

— ¿Qué ocurre?

— Un compañero de clase ha subido una foto a sus redes sociales y sale Taehyung. En el Dark Moon.

— ¿Cómo va a estar ahí, Jimin? Será alguien que se le parezca, de ninguna manera Taehyung iría a un bar manejado por la mafia.

— ¿Y crees que alguien como Taehyung iba a saber eso? ¡Es Taehyung! — chilló Jimin al otro lado del teléfono— ¡Estoy seguro de que es él! Te mando la foto para que la veas.

Con la llamada todavía activa, Jungkook vio aparecer un mensaje de Jimin en su teléfono, y al abrirlo, vio la imagen adjunta. En ella, podía ver a un chico de tercer año del itinerario de moderno, y detrás de él a alguien que, efectivamente, era Taehyung sin lugar a dudas.

— ¿Es él o no es él? — dijo Jimin al otro lado del teléfono.

— Mierda— maldijo en voz alta Jungkook.

— ¡Efectivamente! Hay que sacarle de allí, Jungkook. Y yo no puedo ir porque mis padres se han ido de viaje y no tengo coche. Te lo suplico, por favor, ayúdale...

— Voy ahora mismo con la moto. Te aviso en cuanto le ponga a salvo. No te preocupes, Jimin.

Sin esperar una respuesta, Jungkook colgó y se vistió a toda velocidad para salir de casa. A pesar de que estaba intentando mantener la calma, un millón de pensamientos se agolpaban en su mente. Con frecuencia salían noticias de tragedias ocurridas en ese bar, y la sola perspectiva de que hiciesen daño a Taehyung hacía que la ansiedad le trepase por la garganta.

Al llegar a la puerta del bar, respiró hondo un par de veces y puso su mejor pose de hombre rudo para conseguir entrar. Sin embargo, el portero le detuvo con cara de pocos amigos.

— ¿Dónde te crees que vas? — preguntó el hombre con una sonrisa irónica.

— Me están esperando dentro— respondió Jungkook con seguridad.

— Una pena que no hayas llegado antes, ya no entra nadie más.

— Venga, hombre, por favor...

— Date la vuelta y vete por donde has venido— respondió el hombre.

Jungkook dejó escapar un resoplido de frustración, intentando pensar en qué hacer. Taehyung estaba dentro, y en aquel momento era como un polluelo recién salido del huevo, indefenso ante un mundo cruel mientras solo estaba intentando desentrañar sus secretos. Con pasos lentos, se alejó de la puerta del bar y cerró los ojos. Tenía que salvarle, como fuese.

Y entonces, tuvo una idea.

El edificio donde estaba el bar estaba aislado del resto de edificios por unos estrechos callejones, perfectos para la compraventa de sustancias y objetos fuera de la legalidad, pero también ideales para su plan. Al pasar por delante de uno de ellos, entró rápidamente y apoyó la espalda contra la pared, afinando el oído. En un par de ocasiones, escuchó la música hacerse más alta y desaparecer unos instantes después con un sonido metálico seco. La puerta del local abriéndose y cerrándose. Mentalmente, cronometró el tiempo que permanecía abierta para calcular el momento perfecto para colarse, y por fin ultimó su plan maestro. Aguantando la respiración, esperó a que la puerta volviera a abrirse, y cuando lo hizo, contó hasta 3 y salió corriendo con el tiempo justo de colarse por la rendija que quedaba abierta esquivando al portero.

Al entrar, Jungkook salió corriendo hacia la sala central y esquivó a toda la gente que pudo para perder de vista al enorme armario que le perseguía, y tras agacharse entre la multitud, respiró aliviado al darse cuenta de que le había perdido de vista. Ahora solo quedaba la parte más complicada: Encontrar a Taehyung.

La sala estaba poco iluminada y llena de gente, impidiendo moverse con comodidad. Deambulando, llegó a unas escaleras que llevaban a un segundo nivel del local, y decidió subir para buscar desde arriba. Y afinando la vista, por fin le vio. Y solo necesitó mirar su cara un instante para saber que algo estaba pasando. Bajando los escalones de dos en dos, volvió a la pista y se abrió paso hasta el lugar donde estaba, justo a tiempo para ver a Taehyung dirigirse a uno de los hombres que estaban a su lado.

— Ya te he dicho que no estoy interesado, por favor, déjame en paz— dijo Taehyung con los ojos entrecerrados, visiblemente borracho.

— Venga, guapo, si lo estás deseando...— dijo el hombre, rodeando su cintura con el brazo.

— Te he dicho que no quiero...— murmuró Taehyung, dando un traspiés en un intento de alejarse del hombre.

— No te preocupes, nene, que te voy a hacer querer...— respondió el hombre, acercándose más a él y hundiendo su cara en el cuello del chico.

— ¡Te ha dicho que no quiere! — gritó Jungkook, dándole un puñetazo en la cara al hombre.

— ¿Pero qué carajos haces, pedazo de imbécil? — siseó el hombre, limpiando la sangre que salía de su boca.

— ¿Ju...Jungkook? — preguntó Taehyung, desconcertado.

Sin mediar palabra, el chico agarró a Taehyung por el brazo y le arrastró hacia la puerta. Sin embargo, y como era de esperar, el hombre fue tras ellos y le dio un golpe tras las rodillas a Jungkook, haciéndole caer al suelo.

— ¡No sabes con quién te has metido, pedazo de mierda! — gritó el hombre, dándole una patada en el vientre a Jungkook.

— ¡Para pedazo de mierda, tú! — gritó Taehyung, tirándole del pelo al hombre con fuerza y haciendo que éste cayese de espaldas al suelo, y dándole a continuación una patada en la entrepierna con todas sus fuerzas.

— ¡Tae! — gritó Jungkook, poniéndose de pie como podía— ¡Corre!

Agarrando a Taehyung de la mano, Jungkook arrastró los pasos del chico hacia una puerta lateral lo más rápido que podía mientras intentaba ignorar el dolor que estaba sintiendo en los lugares en los que había recibido los golpes. Al conseguir llegar a la calle, se subieron a la moto y Jungkook arrancó a toda velocidad para desaparecer mientras ignoraban los gritos de los hombres que les perseguían.

Jungkook tomó la precaución de girar a izquierda y derecha aleatoriamente durante unos minutos para asegurarse de que no podían seguir su rastro, y por fin encontró un lugar tranquilo donde poder parar.

— ¡Taehyung! ¿pero qué narices hacías ahí? ¿Estás loco? — gritó Jungkook.

— Yo no...

— ¿En serio? ¿Meterte en el Darkmoon, conocido por ser un nido de criminales, te ha parecido un planazo de sábado?

— Fue...fue idea de Jung-yi— murmuró Taehyung en voz baja.

— Me da igual de quien demonios fue la idea. ¿Por eso no nos dijiste dónde ibas a Jimin y a mí? — dijo furioso Jungkook.

— Jung-yi...dijo que conocía a gente...que no se lo dijese a nadie... Yo no sabía que...— balbuceó Taehyung.

— ¡La mafia! ¡Es un local de la mafia!

— ¡Que no lo sabía! ¡Deja de gritarme, ya! — respondió Taehyung, empezando a sollozar desesperadamente.

Al verle así, Jungkook tiró de su brazo para aproximarle a él y le abrazó con fuerza, sintiéndole temblar entre sus brazos. Con cariño, acarició su cabeza para intentar calmarle, sintiéndose culpable por haber estallado así con él.

— Lo siento, Taehyung...pero estaba muy preocupado por ti. Ese sitio no es seguro— susurró Jungkook al escuchar cómo el llanto de Taehyung se reducía.

— ¿Ves? Si es que tenía razón mi madre, debería de llamarla y...

— Eh, eh, eh...— dijo Jungkook, soltándose del abrazo para mirarle a los ojos— Eso no es cierto. Liberarte de las imposiciones de tu madre no fue un error. Existe un punto intermedio entre vivir con unos grilletes que te impiden crecer como persona y actuar irresponsablemente.

— Yo solo quería que dejaras de verme como a un aburrido y estirado— respondió Taehyung, todavía llorando— Quería que te gustase mi nuevo yo, que me vieses como alguien interesante y valiente...

— Taehyung... Me gusta cómo eres, en cualquiera de tus versiones, no necesitas demostrarme nada— dijo Jungkook, tratando de evitar que una sonrisa apareciese en su boca— Además, ya pienso que eres valiente e interesante, además de otras muchas cosas más. Yo solo quiero que seas tú mismo y que descubras quién eres. Pero por favor, no te pongas en peligro así. No soportaría que te pasase algo.

Asintiendo con la cabeza, Taehyung volvió a refugiarse entre los brazos de Jungkook. Lo cierto era que se había arrepentido de ir a aquel lugar desde el mismo instante en el que había puesto un pie allí. En cuanto entraron, su acompañante desapareció y se había quedado solo, teniendo que soportar que aquel hombre le tocase sin su consentimiento. A las náuseas por el alcohol se le unieron otras por la perspectiva de qué le hubiese podido pasar si no hubiese sido por la aparición milagrosa de Jungkook.

Tras un par de minutos, Jungkook volvió a separarse y, con un quejido, se sentó en un banco cercano para llamar por teléfono a Jimin. A pesar de no tener puesto el manos libres, Taehyung escuchó la voz de su mejor amigo diciendo que al día siguiente tendría que recibir su ira después del susto que le había dado, pero el violinista le conocía lo suficientemente bien como para saber que, al igual que Jungkook, su enfado procedía de su preocupación, y que probablemente para el día siguiente estaría más calmado.

Una vez Taehyung estuvo más tranquilo, ambos volvieron a subirse a la moto para volver a su casa. Por el camino, Taehyung apoyó su rostro contra la espalda de Jungkook y rodeó su cintura con los brazos, sintiendo cómo su olor le calmaba casi inmediatamente mientras la suave brisa le acariciaba la cara. Y al haber bebido más de la cuenta, aquella relajación se tradujo en que el chico se quedó dormido por el camino.

Al detener la moto en la puerta del edificio, Jungkook sonrió al escuchar la respiración pausada de Taehyung detrás de él. Y, a pesar del cansancio y el sueño que el bajón de adrenalina le había dado, se quedó inmóvil simplemente sintiendo las manos de Taehyung rodeando su cintura con suavidad. Pasaron varios minutos antes de que Taehyung se removiese al darse cuenta de que estaban parados en la puerta.

— ¡Perdón, me quedé dormido! ¿Hace mucho que llegamos? — preguntó Taehyung con un bostezo.

— Acabo de aparcar. Ahora vámonos a casa. Realmente necesitamos descansar— dijo Jungkook, bajándose de la moto con un quejido y acariciándose el vientre con la mano.

— ¡Es verdad, ese animal te ha pegado una patada! ¿Estás bien, quieres ir al hospital? — exclamó Taehyung, levantando su camiseta. Al otro lado, una marca violeta empezaba a formarse.

— Es menos de lo que parece, es solo que el golpe es muy escandaloso — dijo Jungkook.

— ¿Pero y si tienes una hemorragia interna? ¡No te puedes morir por mi culpa, por favor! —dijo Taehyung, empezando a llorar.

— Estaré bien, de verdad —dijo Jungkook con una sonrisa por lo adorable que le parecía la preocupación del otro— Ahora, a dormir. Te acompaño a tu apartamento.

— ¡Me quedo en tu apartamento para cuidarte! Como tú cuando me puse enfermo— dijo Taehyung, enderezándose para aparentar seriedad mientras que se secaba las lágrimas con una manga.

— Está bien, está bien...

Jungkook era perfectamente consciente de que Taehyung estaba en aquel momento mucho más necesitado de cuidados que él, pero no tuvo el valor de contradecirle. La sola preocupación que tenía por él y sus buenas intenciones le parecían suficientes para derretirse de pura ternura. Guiando sus pasos, llegaron a la puerta de su apartamento, y Jungkook ayudó al chico a tumbarse en la cama. No le dio tiempo siquiera de buscarle una ropa más cómoda antes de que Taehyung estuviese roncando como un pequeño y adorable cerdito, sacándole una risa a Jungkook. Embelesado, se sentó junto a él para mirarle por unos instantes.

— Te encanta meterte en problemas, ¿eh, hyung? Pero no te preocupes, siempre cuidaré de ti, aunque tú no quieras— susurró en su oído, dejando un beso en su mejilla.

En ese momento, Taehyung se revolvió en sueños, sobresaltando a Jungkook. Sin dudar, el chico se levantó de un salto y salió por la puerta para dormir en el sofá. Al día siguiente, Taehyung recordaría en medio de su resaca las dulces palabras que Jungkook le había dicho. Pero, asumiendo que aquello era imposible, creería que solo había sido un sueño.

════ ∘◦❁◦∘ ════

¡Espero que os haya gustado el capítulo! El pobre Taehyung está muy perdido en la vida, menos mal que tiene unos amigos (y un casi-novio) que cuidan de él y le protegen para que pueda seguir explorando su identidad.

Poco a poco, estos dos van estando más y más cerca... ¿Cuándo será el momento de que estalle todo y por fin puedan estar juntos? (Pronto, la respuesta es pronto jejejeje)

Un abrazo enorme, leeré y contestaré a vuestros comentarios, como siempre ❤️. No sabéis lo muchísimo que me gustan.

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