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By BACTERIA_1

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Hangun, Sung, y docenas de su cartel contratado entraron en el hotel. Sobresaltado, Yeha empujó hacia abajo sus talones, pero la inercia lo venció, y se inclinó hacia adelante. Hangun lo atrapó con destreza y tiró de él hacia sus brazos.

"Yeha. ¿Cómo es qué estás aquí?"

Recorrió con la mirada el cuerpo de Yeha. Era peor de lo que había visto en el vídeo. El dolor era punzante. Era como si todas las heridas que habían en el cuerpo de Yeha hubieran sido trasladadas al suyo.

Todavía podía oler el aroma de Yeha en medio de toda esa situación. El aroma de Yeha, que había conquistado los cielos, atravesó ferozmente a Hangun. Había pasado tanto tiempo desde que había olido su aroma. Hangun sintió que estaba a punto de desmayarse. Hmph, hmph. Deseaba su aroma.

Después de llegar a Chengdu, no podía detectar el olor de Yeha por mucho que forzara sus sentidos. Había todo tipo de olores nauseabundos por todas partes. Pero ahora que podía oler el aroma de Yeha, ahora por fin podía respirar.

Hangun sostuvo a Yeha y acarició su cabello. Por ahora, tenía que sacar a Yeha de aquí. Curarlo, lavarlo, pedirle perdón por el tiempo que había pasado solo, darle de comer algo sabroso, arroparlo y acostarlo. Había mucho que hacer.

"¿Escapaste?"

"Ugh..."

"Buen chico, buen chico".

Yeha estaba rígido como una tabla mientras Hangun le palmeaba la espalda. Realmente es 'Choi Hangun'. Su voz y su cara, aunque extrañamente diferente de cuando llevaba la máscara roja. Era inconfundiblemente Choi Hangun.

"Siento haber llegado tan tarde".

Yeha no escuchó ni una palabra de lo que Hangun estaba diciendo. Su corazón latía con fuerza, más rápido que cuando estaba colgado de la barandilla de la terraza. Las yemas de sus dedos se crisparon. El nudo en su garganta amenazaba con saltar fuera de su boca. Respiraba entrecortadamente.

Yeha estaba a punto de apartar a Hangun con sus manos temblorosas pero alguien agarró bruscamente el hombro de Yeha.

"Hey! This omega is mine!"

Era el anciano del ascensor. Era gordo y había seguido a Yeha todo el camino. Era lo suficientemente descarado como para reclamarlo como suyo. Yeha intentó darse la vuelta, pero Hangun no se lo permitió. Tirando de la cabeza de Yeha hacia él y enterrándola en su pecho, Hangun sacó algo pesado de su bolsillo.

¡BANG!

Un sonido atronador resonó en los oídos de Yeha. Sonaba como si algo estuviera cayendo. La gente que entraba y salía del hotel comenzó a gritar. No pasó mucho tiempo antes de que las plantas de sus pies estuvieran húmedas. Era un líquido caliente y pegajoso que calentaba rápidamente el frío mármol.

'Choi Hangun los matará a todos'.

La voz de Máscara Negra retumbó sobre la coronilla de su cabeza. Yeha bajó los ojos y miró a sus pies. Un charco supurante manchaba el suelo.

¡Kyaaa! Alguien soltó un grito desgarrador. Probablemente la anciana del ascensor. ¡BANG! Sonó otro disparo.

'Eso es lo que pasa cuando estás cerca de Choi Hangun'.

El suelo se volvió un poco más viscoso bajo sus pies. Al hacerlo, la luz se desvaneció de los ojos de Yeha. Estaban empañados, nublados y turbios.

"¿Quién más sabe que eres un Omega?"

Hangun susurró en el oído de Yeha. El suave roce de su mano en su pelo lo hacía sentir bien, por no hablar del olor que asaltaba sus fosas nasales. La piel contra la suya, la temperatura, todo era perfecto. Y era igual de horrible. Le daban ganas de morir.

"¿Vas... a matarlos...?"

Los labios de Yeha se separaron en una fina línea. Fue casi un susurro, pero Hangun lo entendió.

"Si es necesario".

No dudó. Hizo que el corazón de Yeha se detuviera. Todos a su alrededor se movían con frenesí, pero Yeha estaba quieto como una piedra. Atrapado en las sombras creadas por Hangun, ni siquiera podía gritar.

Las plantas de sus pies se hundían en el suelo, incapaces de moverse. Puede sentir que va a ahogarse en el charco de sangre que ahora se ha convertido en una ola pálida.

"Vamos".

Hangun levantó al tembloroso Yeha y lo abrazó. No, trató de abrazarlo.

"¿A dónde?"

Habrían estado en camino a Corea del Sur, a la casa de Hangun, si no hubiera sido por un visitante inesperado. Era Taesung. Hangun miró fijamente a Taesung con ojos tranquilos y oscuros.

Taesung parecía inocente, una máscara de calma forzada cubriendo su rostro. Era como si hubiera previsto la llegada de Hangun y no se hubiera inmutado por ello. Permaneció inmóvil, con una mano en el bolsillo y el ceño fruncido. No desvió ni por un instante su mirada hacia los dos cuerpos inertes que reposaban en el suelo.

"¿Ibas a venir hasta aquí y te irías sin verme?"

Preguntó Taesung, con un tono inusualmente suave y peligroso. Hangun guardó un silencio gélido.

"Todavía no me he despedido de Kang Yeha. Sería una pena que te lo llevaras así".

Murmuró Taesung con una voz cargada de burla. Avanzó con determinación hacia Hangun y Yeha. Sus relucientes zapatos patinaban sobre el charco rojo de sangre.

"Nos hemos entretenido un poco mientras no estabas".

Taesung habló soltando una risa siniestra. Extendió su mano hacia Yeha con un gesto casual. El destino de su movimiento era la nuca del esbelto cuello, donde se había formado un moretón oscuro.

Pero Hangun no lo permitiría. Apuntó su arma aún humeante directamente hacia Taesung. Este último rio con un tono agudo y desafiante.

"¿Me vas a disparar?"

"..."

"¿A quién? ¿A mi? ¿Aquí? ¿Con toda esta audiencia observando?"

Los dedos de Taesung señalaban alternativamente hacia sí mismo y su entorno, desafiando a Hangun con una calma casi sobrenatural. Los miraba como si fueran una especie de amenaza. Pocas personas podrían mantener tal compostura frente al cañón de un arma.

Hangun permaneció en silencio, un silencio que ocultaba un torrente de emociones tumultuosas. Todos en el lugar lo sabían, porque era difícil respirar con la intimidación única del Alfa pesando sobre sus hombros y sus cabezas.

Pero Taesung se mantuvo imperturbable, continuando su monólogo como si fuera una obra teatral.

"¿Crees que por algo así valdría la pena el titular de que el presidente del Grupo Hanho, Choi Hangun, disparó y mató al vicepresidente del Grupo Hanho, Choi Taesung?" Preguntó con sarcasmo.

"..."

"Loco imbécil. Pensabas que esta arma me iba a asustar".

¡BANG!

Con un estampido corto y ominoso, la voz de Taesung se extinguió. Los hombros de Yeha se tensaron con sorpresa. La gran mano de Hangun se envolvió alrededor de su espalda como un escudo, intentando protegerlo, pero no sirvió de mucho.

La bala se alojó en la rodilla izquierda de Taesung.

"¡Argh!"

Taesung soltó un gemido mientras se agarraba la rodilla herida. Todo el mundo dejó de respirar. Incluyendo al normalmente estoico Sung.

"¡Presidente!"

Sung se interpuso entre Hangun, que aún no había bajado su arma. Fue un gesto valiente, pero uno que probablemente le costaría la vida. Hangun podría matar a Taesung. En ese momento, Hangun era una bestia disfrazada de cordura, una fuerza poderosa y cruel dispuesta a todo, aunque eso significara meterse en graves problemas.

Con una ceja levantada, Hangun apartó su arma con un gesto brusco, indicando claramente: Fuera de mi camino. Pero Sung sacudió la cabeza con determinación. Taesung tenía razón. Si Hangun mataba a Taesung allí, se convertiría en un asesino consumado, un monstruo que había eliminado a su propio hermano. El heredero del Grupo Hanho mancharía su nombre para siempre. Eso no podía suceder. No debía.

"Espera un minuto".

Hangun interrumpió su avance, besando brevemente la mejilla de Yeha antes de apartarse, dejando a Sung en un estado de alerta.

"Sung. No seas arrogante".

Advirtió Hangun. Sung no lo detuvo. Se dio cuenta de que aunque Hangun le hiciera un agujero en la frente, aún así ejecutaría a Taesung. Sung bajó la mirada con desesperación. ¿Qué demonios estaba tramando Hangun ahora? ¿Por qué buscaría ensuciar el legado del Grupo Hanho con más sangre? No podía entenderlo.

Hangun continuó avanzando, pisoteando el charco de sangre. No pasó mucho tiempo antes de que estuviera de pie frente a Taesung, quien lo miraba con los ojos inyectados en sangre desde el suelo.

"Hijo de puta. ¿Estás loco? ¡Cómo te atreves! ¡¡Piensas que mi padre se quedará de brazos cruzados!!"

"..."

"¡Qué están haciendo! ¡Dispárales a todos, mátenlos!"

Pero Taesung gritó en vano a los hombres de negro que estaban al fondo, quienes ya se habían acobardado. Se habían dado cuenta de que las personas detrás de Hangun eran parte de un cartel, una fuerza mucho más peligrosa que cualquier empresa de seguridad privada.

Las empresas de seguridad privada pueden volar alto y poderoso, pero su propósito es proteger, y el propósito de los carteles es matar. Así que es mejor no meterse con ellos. Los carteles estaban acostumbrados a matar, y si los desafiabas, ponías en riesgo no solo tu vida, sino la de tu familia. Ni siquiera el dinero que Taesung ofrecía podría comprar su lealtad cuando se trataba de la seguridad de sus seres queridos.

Los hombres dejaron caer sus armas al suelo y levantaron las manos en señal de rendición, ignorando los improperios de Taesung.

Hangun, con una sonrisa irónica en la cara, se agachó lentamente. Luego, en un susurro apenas audible, pronunció dos palabras que helaron el corazón de Taesung.

"Eres tan estúpido".

"¿...Qué?"

Balbuceó Taesung, atónito.

"Si mato a todos los idiotas que están aquí. ¿Quién sabrá que fui yo quien mató a mi hermano o si simplemente lo hizo algún desquiciado que pasaba por aquí?"

"Tú... tú... vas a matar a todos aquí..." Tartamudeó Taesung, su rostro palideciendo de terror.

Qué tartamudeo de palabras tan desagradables en serio. Hangun resopló con desdén.

"Tenías a Kang Yeha encerrado en un hotel construido por la sociedad oscura, así que, sí, da igual. Sin CCTV, sin Smith. Fue el lugar perfecto para secuestrarlo. Pero ¿eso te beneficia solo a ti?"

"..."

"Chengdu, un lugar donde manda la sociedad oscura. Un tiroteo aquí, ¿no es eso algo tan común como la lluvia en verano?"

Taesung, con la cabeza gacha, parecía un completo idiota. Había ignorado los detalles y ahora se daba cuenta de su error. Entoces... Hangun realmente estaba planeando exterminar a todos allí, incluyéndolo a él. Incluso ya había ideado cómo camuflarlo todo

Hangun resopló una pequeña risa. Era una burla evidente.

"Eres un completo imbécil hermano. Ni siquiera entiendes la situación. Y me repugna cada vez que intentas desviar la atención con tus patéticas excusas de esa manera tan mediocre".

"..."

"Pero hablando de eso. ¿Cómo te atreviste a poner tus sucias manos sobre Kang Yeha? ¿Incluso estabas tratando de cuidar a mi hijo?"

Entrecerrando los ojos, Hangun sacudió la cabeza con incredulidad, como si fuera imposible. Apuntó a la frente de Taesung con la boca roja de su pistola. Taesung jadeó, tragó saliva y cerró los ojos con fuerza.

Pero no sonó ningún disparo. Se hizo un breve silencio. Hangun reflexionó un momento y se retiró. Taesung respiró aliviado pero fue un alivio apresurado.

Hangun se acercó a Sung. O, para ser más exactos, hacia uno de los hombres del cartel que estaba a su lado. Hangun extendió la mano hacia él y las oscuras cejas del miembro del cártel se alzaron en comprensión. Con un gesto, le entregó un arma mucho más grande y pesada que una pistola.

Hangun la examinó suavemente unas cuantas veces y sonrió satisfecho. Después, volvió a acercarse a Taesung lo que provocó que su rostro se tornata pálido de terror. Se levantó y arrastró hasta los pies de Hangun, pero Hangun ni siquiera le dio la oportunidad para suplicar por su vida.

¡Tadadada!

Una serie de disparos cortos sonaron, las ráfagas afiladas de disparos destrozaron a Taesung desde los tobillos hasta los muslos. AARGHH... Taesung dejó escapar un grito extraño.

¡Tadadada! ¡Tadadada! ¡Tadadada!

En esta ocasión, las balas penetraron a lo largo de la columna vertebral y en la nuca de Taesung, causando que su cuerpo se sacudiera y se crispase antes de desplomarse sin fuerzas. Fue una muerte impactante, pero a la vez desoladora. ¿Quién habría imaginado que el vicepresidente de Hanho perecería de forma tan insignificante? Su muerte carecía de dignidad, y fue un final brutal para alguien que alguna vez fue poderoso e influyente.

Mientras tanto, el arma de Hangun continuaba disparando sin cesar. Los disparos resonaban en el aire: ¡Tadadada! A pesar de estar muerto, los ojos de Taesung permanecían abiertos, recibiendo docenas de balas. La sangre se acumulaba en sus ojos, dándole una apariencia similar a la de un pez muerto. Y superpuesto a él, Yeha.

El cuerpo de Yeha se estremeció y se contorsionó en el charco de sangre a sus pies.

'Eventualmente, te matará a ti también'.

'Va a romperte el cuello'.

La voz de Máscara Negra descendió como una niebla sobre un mundo de sangre. Yeha proyectó su propio reflejo en el cuerpo de Taesung, que ahora era carne molida. Él no quería, simplemente sucedió.

Hangun terminó de disparar, agotando las balas de su arma. Devolvió el arma vacía y Sung le tendió un pañuelo. Hangun lo cogió y se limpió la sangre de la mano con el rostro sin expresión alguna.

"Todos los que trabajan aquí son miembros de Triad. Maten a todos menos a los civiles y a los niños. Ya conseguí el permiso de la seguridad pública china. Aquí está la lista".

Sacó la lista de su smartwatch y la hojeó. Docenas de caras se alineaban. Entre ellos estaba la pareja de ancianos que había sido asesinada antes por la pistola de Hangun. Eran proxenetas en el comercio sexual infantil.

Los miembros del cartel que llevaban las listas en sus pistolas se rieron y sus labios se curvaron en largas sonrisas. Con un chasquido, sus armas cargadas, entraron corriendo en el hotel como niños en un parque de atracciones, con sus pasos manchados de sangre oscura.

Los gritos, los disparos y el ruido de las cosas que se rompían y se hacían añicos se mezclaban en ecos.

'No puedes vencerlo'.

'Te arrancaría miembro por miembro y te colgaría como un adorno'.

Yeha seguía rígido. No podía escapar de la voz de Máscara Negra. Hangun se acercó a Yeha. Este es 'Choi Hangun' que acaba de matar a Taesung. El mismo 'Choi Hangun' que mandó aniquilar a docenas de personas en este hotel, y luego lo mataría brutalmente.

Yeha dio un paso atrás vacilante. No había lágrimas en sus ojos porque estaba aterrorizado. No quería morir. No tenía mucho deseo o remordimiento, pero no quería morir de esta manera. Además, esa bestia feroz, 'Choi Hangun', sin duda no sería fácil de matar.

Hangun rápidamente alcanzó a Yeha con sus largas piernas. Extendió la mano y ahuecó la mejilla de Yeha en un cariñoso abrazo.

"Yeha, se acabó".

A pesar de la presencia de Hangun, la mirada de Yeha seguía pegada a Taesung. Sus cinco sentidos estaban hiper-sensibilizados. La mano de Hangun se sentía tan caliente como hierro listo para marcar. Era un dolor aplastante. Un olor espeso y sanguinolento llegó a sus pulmones. Su estómago parecía rebotar en su garganta. Yeha se estremeció y se liberó del agarre de Hangun.

"¿Kang Yeha?"

Hangun finalmente se dio cuenta del retorcido estado de Yeha.

"Ugh, ugh..."

Yeha estaba temblando gravemente. Sus dientes chasqueaban y sus hombros temblaban. Tenía la estúpida idea de que podría derrumbarse en cualquier momento. La misma extraña inquietud que había sentido cuando había visto el video de Yeha siendo golpeado se extendía desde sus talones hasta su espina dorsal.

Hangun agarró impacientemente ambos antebrazos de Yeha.

"Kang Yeha, mírame".

"Heh... No... No..."

"¡Kang Yeha!"

"¡Hmph!"

Sobresaltado por el estruendoso grito de Hangun, Yeha cayó al duro y húmedo suelo, pero aún a la sombra de Hangun. Cubriéndose los oídos con sus manos ensangrentadas, Yeha soltó un grito aterrorizado como un animal joven al que le hubieran cortado los tobillos en una trampa.

"¡Aaah, Ngh, Argh...!"

"...Yeha"

"¡No! ¡Aléjate de mí! ¡No! ¡Aaah...!"

Yeha se retorcía y forcejeaba, como si tratara de alejarse de alguna parte. Sus piernas se agitaban, su cabeza se movía, y la parte superior de su cuerpo se balanceaba de lado a lado. Parecía un niño haciendo una rabieta. Hangun miró a Yeha con cara perpleja. Supuso que era porque su cuerpo estaba mal. Tal vez era el viento frío.

El cuerpo de Yeha se retorció como si tuviera un ataque y aspiró con fuerza. Su visión se nubló. Sólo Hangun estaba claro.

'Cuando estás cerca de Choi Hangun'.

'Eventualmente, suceden estas cosas'.

Los ojos de Yeha se desviaron hacia atrás al escuchar las últimas palabras de Máscara Negra, penetrándolo como una afilada rejilla. Un abismo de oscuridad lo envolvió por completo.





Y ɑsí teɾɱiɳɑɱσs σtɾσ tσɱσ. Aɧσɾɑ tσcɑ νeɾ lɑ eνσlʋciσ́ɳ pɾσɱetiɗɑ ɗel peɾsσɳɑje ɗe Hɑɳɠʋɳ pσɾ Yeɧɑ (ʠʋe ʠʋeɗσ́ ɾσtσ T-T). 





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