-Hija, suenas un poco triste, ¿Estás bien? Preguntó papá al teléfono un poco preocupado.
-No papá como crees, estoy cansada, la Universidad no es fácil.
-No hija no lo es pero yo se que podrás, eres valiente y te admiro, has superado muchas cosas y gracias al cielo ese payaso no ha aparecido.
-Gracias papá, juntos hemos superado mucho, por favor ni lo menciones.
-Esta bien, bueno suerte mi Emily, no dudes en llamar si, te quiero.
-Yo también te quiero papá, cuídate y dale saludos a Megan de mi parte.
-Así será, Chao.
-Chao papá.
Era hermoso poder hablar con papá, me puse a llorar porque de verdad que lo extrañaba mucho, estaba en un abismo profundo de soledad y no soportaba ni estar de pie, quizás no era esa chica fuerte que papá creía que era...
Sara era la más cercana a mi, era de mi grupo de compañeros de clase, quizás no éramos las super amigas pero era agradable y siempre trataba de hablar conmigo aunque era en extremo tímida, ese día hablábamos suavemente acerca de una película que habíamos visto, el profesor estaba concentrado escribiendo cosas en el pizarrón, los chicos de atrás se reían y luego uno de ellos me llamó:
-¡Hey! Emilia, ¿Emilia Watson verdad?
-Si ese es mi nombre, ¿Sucede algo?
-Eras tú, como no me di cuenta, dijo Daniel, uno de mis compañeros que tenía fama de "Payaso de la clase"
-¿Que quieres?
-Tú eres esa niña a la que el payaso molestaba, termino en la cárcel y cuando salió curiosamente desapareció.
Mi corazón comenzó a agitarse, ¿Que demonios insinuaba ese estúpido chico?
-No sé de que hablas déjame en paz.
-Pero si es verdad, dijo Trevor otro chico amigo de Daniel, tú eres esa chica, la que le teme a los payasos.
-Hey Emilia ¿Que le hiciste al payaso? ¿Lo mataste?
-Chicos ya dejenla en paz, dijo Sara mientras que yo estaba apunto de un colapso nervioso.
-¿Que pasa Emilia? ¿Te comió la lengua el payaso?
-¡Bastaaaaaaaaaa! ¡Déjenme en paz estúpidos niñitos! ¡Yo no lo maté! ¡Yo no hice nada! Grite furiosa haciendo que todos me miraran y sobre todo el profesor, los estúpidos chicos seguían riendo.
-¿Algo más por añadir joven?
-Disculpe mucho profesor, es que ellos me estaban molestando y yo...
-Lo siento joven, pero si no me dejara dar mi clase le ruego que salga del salón inmediatamente.
-Pero profesor...
-Dije inmediatamente y ustedes también jóvenes, ¡Salgan ahora mismo!
Los chicos no se opusieron y salieron de prisa, yo salí tras ellos y me fui por otro lado, estaba apunto de llorar, estaba asustada y nerviosa, ahora todos sabrían la historia que yo trataba de olvidar, esto era injusto.
Me quedé un momento recostada en la pared, estaba realmente furiosa cuando de pronto alguien me puso la mano en el hombro, si era alguno de esos chicos estaba segura de que iba a darle un puñetazo en la nariz o a quien fuera, me di la vuelta y para mi sorpresa era un chico al que no había visto antes, era muy atractivo, a pesar de mi enojo no pude evitar no ver sus preciosos ojos marrones y su singular sonrisa, aún así quería golpearlo porque ni de chiste quería que nadie se me acercara.
-Hola ¿Estás bien?
-Si, por favor déjame sola.
-Lo lamento mucho, lamento lo que te pasó, esos chicos se pasaron esta vez.
-Si, son unos infelices, pero no quiero hablar de eso, necesito irme a mi cuarto.
-¿Te acompaño?
-No gracias, ¿Acaso te saliste de la clase para hablar conmigo? ¿O como supiste lo que me pasó?
-Yo estaba sentado cerca de ti y si me salí porque pensé que necesitabas ayuda, lamento mucho lo que te pasó con el payaso.
-Escucha, no te entrometas, no quiero hablar de eso, estoy furiosa debo irme.
-Entiendo, pero si necesitas un día hablar con alguien aquí estaré, soy Albert mucho gusto.
-Gracias Albert, con permiso.
Me fui tan pronto como podía, por lo visto más personas sabían de mi secreto, ojalá nadie insinuara también que soy un asesina, esp sería terrible y por lo visto la noticia del payaso se sabía en todo el país.
Regresé a mi habitación y me puse a llorar, gritaba con mi almohada en la cara para que nadie me escuchara, tenía ganas de matar a esos chicos también...
Sara llegó más tarde, yo ya me sentía mejor pero que bueno que se había preocupado, necesitaba hablar con alguien y ella era lo más cercano a una amiga.
-Que mal Emily, esos chicos son unos patanes no les hagas caso.
-¿Nadie dijo algo después que salimos?
-Si, unos chicos hablaron de lo del payaso, ¿Que fue lo que pasó Emily? ¿Por que te dijeron que habías matado al payaso?
-Sara, te contaré lo que pasó, pero yo no maté a nadie ¿Esta claro?
-No te creo capaz de eso, dime, ¿Que pasó?
-Fue hace mucho, yo desde siempre le he tenido miedo a los payasos, es por una broma que mi hermano me hizo hace años, yo tenía 6 años y...
Le conté todo lo que me había pasado, Sara se veía asustada.
-Que horrible, viviste una pesadilla, a mi nunca me gustaron los payasos pero de verdad viviste algo horrible, debes estar mejor ahora que ese payaso a desaparecido, no creo que tú lo hayas matado.
-No para nada, ahora entiendes lo mal que me pusieron esos chicos, nadie que no halla vivido eso conmigo puede juzgarme y mucho menos tomarlo como broma.
-Tienes razón, nadie puede, fue algo tan horrible, eres más fuerte que eso.
-Gracias Sara.
-Es en serio, no dejes que unos tontos chicos que ni saben nada destrocen tu fortaleza.
-Es verdad, me siento mejor, que bueno ha sido hablar contigo.
-Aquí tienes a una amiga, dijo Sara sonriendo y no pude evitar abrazarla, en estos momentos difíciles moría por un abrazo y palabras de aliento.
-Sabes un chico se salió del salón para hablar conmigo, eso fue muy dulce, quería ayudarme pero lo traté muy mal.
-Si que dulce, pero no era el mejor momento para hablar.
-Si lo veo mañana le daré las gracias.
-Uhhh creo que te gustó.
-No, bueno era muy lindo.
-Si, te gustó mucho, bueno Emily nos vemos mañana y que sigas mejor.
-Gracias Sara, sin duda gracias a ti lo estaré.
-De nada amiga, hasta mañana.
-Hasta mañana.
Cuando Sara se fue, no pude dejar de pensar en ese chico Albert, de verdad había sido un hermoso detalle querer saber como estaba yo, que vergüenza haberlo tratado tan mal, aunque no sólo eso me mataba, también el hecho de pensar que todos en la clase iban a verme raro, no debí haber gritado así...
Al día siguiente ni quería ir a la clase, pero lo bueno es que era una clase diferente y la mayoría de mis compañeros de la clase de ayer no estaban en esta, pero Daniel y Trevor si... Menuda desgracia...
Al entrar al salón rápidamente las miradas fueron como balas dirigidas a mi, escuchaba murmullos y me veían como a una loca, unas chicas también se reían, me senté rápidamente para no verlas pero era inevitable no escuchar los murmullos, esto era horrible, y para empeorar las cosas Daniel y Trevor entraban al salón y se dirigieron rápidamente a mi.
-Hey Emilia, por tu culpa ayer nos echaron del salón.
-Y a mi también por su culpa.
-Tú empezaste con tus tonterías, eres tan infantil, ¿Quién le temeria a un payaso?
-Si Emilia ¿Acaso todavía tienes tres años?
-¡Me llamo Emily idiotas!
-¡Huy! Calmate o nos sacaran de nuevo del salón.
-Ya paren de molestarla, los únicos infantiles aquí son ustedes, ningún hombre se mete con una dama y mucho menos la molesta, dijo Albert mientras me defendía.
-¿Y tú quién eres? Preguntó Daniel
-Alguien que te pateara el trasero si vuelves a molestar a esta señorita.
-Da igual, vámonos Trevor.
-Si váyanse.
-Gracias Albert y de verdad perdona que ayer te trate muy mal es que yo...
-Tranquila Emily, te dije que cuando necesitarás a alguien, aquí estaría, dijo Albert guiñando el ojo y se fue a los asientos de atrás, él de verdad era increíble y me había hecho sonreír a pesar del amargo momento.
Al salir de la clase ya no lo vi, tampoco en mi otra clase, regresé a mi habitación con ganas de volver a verlo, y justo cuando me acercaba a mi cuarto había un globo rojo atado al picaporte de la puerta y tenía una nota, una horrible sensación me cubrió por completo, era una pesadilla que se estaba haciendo realidad de nuevo, desate el globo y abrí la nota y decía lo siguiente:
"Me alegra que estés sufriendo estúpida mocosa, esto aún no ha terminado"
Rompí la nota y me encerre en mi habitación.
¡Dios mío! ¡No de nuevo!