♡꙳⭑
-Me encanta, pedazo de fotón. -Se la envíe a Caro con una sonrisa en la cara mientras que el malagueño buscaba la película. Después de enviársela le escribí un mensaje.
"Caro, después te cuento todo vale mi amor? Estoy con Juanito, SOLO somos amigos, no flipes. "
Su respuesta vino al segundo, se nota que me estaba esperando.
"Escuchame sois súper monos, vais a acabar juntos 100%. Recuerda, siempre con protección y estaré esperándote mañana para que me cuentes todo."
"Que si, lo que tú digas. Mañana en casa te digo."
"¿En casa? No, tú no vas a ver la peli y te vas a ir a tu casa, te lo digo por experiencia ;). Buenas noches amore <3"
"Whatever Caro, adiós hija <33"
Me salí de su chat apagando mi móvil y dejándolo en la mesa de enfrente, una vez se puso la película, nos tapamos con la manta gris que estaba por ahí.
-¿Se oye bien? -Preguntó el moreno con el mando de la televisión en la mano.
-Si, si... Perfecto. -Dije entre bostezos, este se rio y dejó el mando. El moreno observó mi gesto y rio suavemente.
-No vas a durar poco.
-Sh... -Le hice un ademán con la mano para que hiciera silencio y me sonrió, empezando la película.
***
No pasó ni una hora cuando ya estaba medio dormida, me encontraba fatal, super cansada, sentía que no podía resistirme mucho más. Juan estaba ensimismado en la película cual niño pequeño así que no se dio cuenta de este pequeño detalle.
-Juanito... ¿Puedo? -Pregunté con voz adormilada mientras me rascaba un ojo, señalando sus piernas. En ese momento no pensaba cordialmente ya que el sueño era un impedimento, estaba agotada físicamente, lo único que quería era estirarme, cerrar los ojos y quedarme dormida.
-Claro, claro, no te preocupes. ¿Estás cansada eh? Se nota que no te quedas hasta tarde despierta. -Bromeó y se acomodó en el sofá, sentándose y apoyando sus piernas en la mesa para que me pudiera recostar sobre él. Me reí ante su comentario, ya que era cierto que nunca me acostaba tarde ya que siempre tenía que madrugar.
-Gracias de verdad. -Solté un bostezo y el moreno imitó mi acción. Agarré el cojín de mi lado y lo coloqué encima de sus piernas, en su regazo. Cuando me recosté, estiré las piernas y cerré los ojos delicadamente.
Muy a mi pesar, poco a poco me iba quedando dormida. No pude resistirme a no sonreír cuando sentí la mano de Juan paseándose suavemente por mis pelos desordenados, dejando leves caricias para que consiguiera dormirme, justamente como mi madre lo hacia cuando era una niña. Se sentía muy relajante y perfecto.
Así que más pronto que tarde no pude más y caí en los brazos de Morfeo.
--NARRA JUAN--
Se quedó dormida, no sé cómo tuve el valor de peinarle el pelo mientras estaba en mis piernas. No lo podía negar, era muy pero que muy guapa, una chica muy atractiva a mi parecer.
Cuando dormía tenía una respiración muy calmada, he de decir que el ver la película quedó en segundo plano ya que no era lo mismo comentarla con ella que verla solo, así que apagué la televisión.
Lentamente me moví para salir de ahí intentando no molestarla mientras descansaba, no sin antes contarle, mediante audio y susurrando al CDC, grupo el cual tenía con mis amigos del instituto (Darío, Rafa, Guille, Andrés, Marcos, Evon...), que no podía jugar ahora mismo porque estaba ocupado, ya que los demás estaban jugando al Call Of Duty y me preguntaron que si me podía unir ya que eran vacaciones y no era muy tarde, a pesar de que ya fueran cerca de las 2 y media de la madrugada.
Aparte, todavía, aunque tengo la suficiente confianza como para contarle todo a mis amigos, sentía que era muy precipitado. Aunque a Andrés y a Guille sí que les he llegado a mencionar el encontronazo en el tren, ya que ellos son mis mejores amigos supongo.
Una vez me puse de pie, levanté suavemente a Mia y la lleve como una princesa hasta mi habitación, intentando no despertarla. Lo que hizo que me pusiera nervioso fue el hecho de que mientras dormía, colocó su mano derecha en mi torso, dejando leves caricias con su dedo pulgar, lo cual me resultó raro de que lo hiciera alguien dormido pero no le di mucha importancia ya que estaba más ensimismado en no chocarme y en tranquilizarme por los gestos de la castaña. Aunque tampoco voy a negar que sus movimientos provocaron que mi corazón latiera un poco más rápido de lo normal.
Al dejarla en la cama, se hizo bolita para sentirse más cómoda, la tapé con las sábanas y la colcha. No evité verla durmiendo, siempre me ha encantado observar a la gente durmiendo y prometo que no soy un puto loco. Es que me fascina la tranquilidad que uno puede llegar a tener mientras descansa, además, la relajación que tiene me la transmite.
Antes de irme a dormir, no pude evitar acercarme a ella y susurrarle "Buenas noches". Durante unos instantes dudé si sería buena idea darle un beso en la mejilla. Finalmente lo hice, saqué el valor y lo hice, aunque debo decir que para mí, ese gesto duró un poco más que los normales ya que quería sentir su suave piel contra mis labios.
Lo sé, podría estar jugando con mi corazón ya que nos acabamos de conocer, pero sinceramente tenía esa corazonada y mi instinto me decía que era de fiar y que era muy buena chavala.
No quería que me pasara como con Masi, aunque en verdad nuestra relación se fue al traste por una "tontería". En fin, cada uno habíamos vuelto a resolver nuestras vidas, ella ahora está saliendo con Zazza, un youtuber italiano que decía estar enamorado de ella incluso antes de dejarlo.
En resumen, tuvimos que romper ya que en cuarentena, ella tenía un piso en Málaga y yo estaba en Madrid. Sé que no tenía ningún sentido ya que si lo hubiéramos querido, podríamos haber aprovechado y arreglarlo, pero no mucho antes empezamos a pelear por tonterías, por ejemplo, que yo siempre dejaba la toalla del lado que no era, que ella al limpiar me desordenaba el setup... Si, ese tipo de tonterías, por lo cual se nos quitaron las ganas. Fue como una pelota que cada vez se hacía más y más grande aunque fuera poco a poco.
Dijimos que seguiríamos siendo amigos y que no habría malos rollos, después de haber solucionado los problemas. Que en verdad habíamos roto por la distancia, he de confesar que al principio, como toda ruptura, lo pasé bastante mal. Pensar que ya no estaría a mi lado y que nunca volvería a ser lo mismo hizo que estuviera todas las noches durante más de un mes llorando por ella.
Ya obviamente, casi dos años después, está superado, me he dado cuenta que puedes seguir adelante siempre y que también las personas y la vida cambia. Lo tenía que saber más que nadie, ya que la relación con la chica que estaba durmiendo en mi cama, no sería una excepción.
--NARRA MIA--
Una luz leve entraba por una ventana que, casualmente, no estaba en el lado donde me entraba el sol diariamente. Abrí los ojos despacio ya que no estaba acostumbrada a esa luminosidad.
"Qué raro, no estoy en mi casa" pensé, después recordé que en efecto, no me encontraba en mi casa, sino que estaba en la de Juan, sonreí inconscientemente.
Un momento, ¿No me quedé dormida en el sofá? ¿Dónde está Juan? Me empecé a preguntarme muchísimo y demasiado, decidí que ya era momento de levantarme y dejar estas tonterías antes de que sobrepensar me comiera la cabeza.
Me senté en la cama y salí de ella, al menos, lo intenté. Ya que, all pisar el suelo, me di cuenta de que no era sólido, sino que estaba blandito, gracias a pisar algo de una forma extraña, me caí de bruces al suelo. Para mi sorpresa, caí encima del pecho de... ¿Juan? El malagueño soltó un quejido de dolor, ya que se había despertado gracias a la caída.
Abrió los ojos y se sorprendió al verme en esa posición. Rápidamente me sonrojé y me senté en el frío suelo y le observé. Estaba recostado encima de una manta negra en el suelo, debajo de su cabeza había una almohada blanca, tapado con otra manta, esta vez de color gris y sus gafas de vista estaban colocadas en su funda que yacía encima de la mesilla de noche.
Tenía los pelos bastante desordenados y lucía cansado, todo esto gracias a dormir en el suelo.
-¿Juan? -Pregunté con duda. Sin pensar acerqué mi mano temblorosa a su frente y le retiré el poco flequillo que caía sobre su frente fría. No me podía imaginar que se hubiera dormido en el suelo. ¿Es tonto o que? No lo entendía y no lo entiendo.
-Buenos días para ti también. -Habló con voz ronca, me puso los pelos de punta. Nunca imaginé escuchar su voz de esa forma en vivo y en directo.
-¿Qué haces durmiendo en el suelo?
-No quería incomodarte durmiendo a tu lado. Además, como estabas cansa', pensé que sería mejor que descanses en un colchón antes que en el suelo o en otro sitio. -Morí de ternura en aquel instante, pero tampoco evité no sentirme mal por su estado y que todo fuese mi culpa.
-Pero qué hablas, obviamente no me hubiera importado dormir contigo. Es más, si pusiéramos una barrera de almohadas entre los dos cabríamos perfectamente y ninguno tendría que dormir en el suelo. -Me levanté del suelo mientras que Juan se estiraba acostado, bostezó un par de veces y se levantó gracias a la ayuda que le proporcioné al estirar mi brazo.
-Ya no importa, pero lo sabremos para la próxima. -Me guiñó un ojo y se dirigió a su armario a buscar que se pondría en ese día. Me salí de la habitación para darle privacidad y me fui al baño a alistarme.
Un momento... ¿Para la próxima? ¿Quiere decir que quiere que me quede a dormir otra vez? ¿Le gusto? No Mia, tranquilízate que hasta ese punto no hemos llegado, es más, nos acabamos de conocer, relajación.
Cuando entré en el habitáculo, al verme en el espejo me di cuenta de que tenía una cara de echa polvo que no me la quitaba nadie, hice mis necesidades y me eché agua en la cara, despertándome un poco más. Menos mal que fui sin maquillar, porque sino hubiera sido todo un jaleo para quitarme los restos del supuesto maquillaje.
Salí del baño y me dirigí al cuarto a hacer la cama, para mi sorpresa, Juan la estaba haciendo solo.
-Juan, déjame ayudar anda. Entra en el baño y la hago yo.
-Me niego rotundamente, eres mi invitada coño, no te voy a estar ordenando a hacer cosas cual esclava abe'. -Terminó de colocar la colcha y salió de la habitación, yéndose a donde anteriormente me encontraba yo. Dejándome allí pensando en cómo podía ser tan... ¿Juan?
Mientras que él estaba en el cuarto de baño, decidí sorprenderle haciéndole unas famosas tostadas con aceite y azúcar, un desayuno andaluz. Le haría el café, pero no sé cómo le gusta así que me lo hice para mí.
Un sonido procedente de mi móvil hizo que me distrajera de mi tarea, eran varios mensajes de mis padres y de Carolina. Me dispuse a contestarles rápidamente diciéndoles que me había quedado dormida en el sofá de Juan, que llegaría a casa dentro de un rato ya que estábamos desayunando juntos.
Mi madre me escribió bromeando que esperaba que no hubiéramos hecho cosas indebidas, me reí y le contesté que obviamente no. Bloqueé el móvil y lo dejé a un lado de la encimera, lista para seguir calentando las tostadas.
Cuando volvió, tras unos minutos yo ya estaba con su plato listo y me estaba preparando las mías, las cuales tendrían lo mismo.
-No te puto creo. ¿Enserio Mimi? -Sonrió al ver su plato colocado enfrente del taburete de la isla, le correspondí el gesto sonriéndole también. -Muchas gracias de verdad, te lo recompensaré.
-No seas tonto Juan, lo he hecho porque he querido, no te sientas presionado. Ahora sí, he hecho café pero no sabía cómo te gusta.
-Pues mira, es básicamente café con leche, básico. Mitad de café y mitad de leche, tres cucharadas de azúcar y pa' dentro. -Me lo explicaba mientras lo hacía. Junté mis tostadas con el aceite y le eché azúcar. -Por cierto, no te he dicho buenos días creo.
-En realidad, si lo has hecho. -Dije, como él se encontraba detrás mía gracias a que no se había sentado donde se hallaba su plato todavía, giré sobre mi eje y rodeé su espalda con mis brazos, siendo un abrazo mañanero.
-Pues buenos días otra vez. -Me correspondió el gesto sin pensar, en una fracción de segundo tenía mis hombros rodeados por sus grandes brazos. Tuve que separarme yo ya que ninguno quería apartarse del otro, dejándome bastante confundida. -Gracias otra vez por el desayuno, de verdad no hacía falta.
-No seas tontito, no hace falta que me des las gracias Juanito, ya te lo he dicho, lo hice porque quise, además era lo mínimo que podía hacer, me ha parecido muy mal que durmieras en el suelo... -Lucía cansado, seguramente volvería a la cama una vez me fuese. Me quedaría más tranquila si lo hiciera.
-No te preocupes, estoy bien... Un poco cansado pero nada del otro mundo.
-Juanito, tienes que dormir más y lo sabes. -No me gustaba tener que estar diciéndole las cosas cuando ya las sabía, pero me tocaba hacerlo. Me dirigí a sentarme detrás de la isla, apoyada en un taburete.
-Lo sé Mimi, pero entiéndeme... Quiero decir, en parte mi trabajo es este, me lo paso bien y todo lo que pasa que acabo muertísimo.
-Entiendo que sea tu trabajo pero también hay veces que te tienes que tomar un respiro, no es sano. Seguro que tu gente lo entiende... -Me miraba mientras le daba un sorbo a su café apoyado en la encimera de enfrente mía, ya que se había terminado las tostadas.
-Lo sé pero bueno... Ya veré qué hago, puede que a lo mejor ahora cierre un poco los ojos en el sofá, quién sabe.
-Me quedaría más tranquila si lo hicieras, la verdad. -Lo que estaba diciendo era verdad, sus fracciones lucían cansadas y la verdad es que yo me sentía un poco mal por ser parte de la causa del por qué lucía así.
Tras unos minutos en un silencio cómodo degustando nuestro desayuno, terminamos y me iba a poner a fregar pero este me empujó levemente hacia un lado.
-¿Qué haces? -Preguntó dudoso al verme en el fregadero lista para enmendar mi tarea.
-Creo que es bastante obvio, fregar lo que hemos usado. -Hablé mientras ahora le empujaba yo, con mi cadera, para que me dejara, por lo visto Juan tenía guantes de goma para fregar, me hizo gracia ya que nunca me lo imaginaría y me los puse.
-Eh, quieta parada. Tú no vas a fregar nada, encima que estás en mi casa coño.
-Juanito, lo voy a hacer de todas formas. Como te veo con ganas, ¿qué tal si yo lavo y tú secas y guardas donde sea? Así trabajamos los dos y recoges tú que yo no sé dónde van las cosas. -Me miró dubitativo durante unos instantes y después respondió.
-Está bien, pero que sea la última vez que pasa esto. A la próxima no te dejaré fregar. -Me señaló con el dedo divertidamente y no evité soltar una leve carcajada.
Nos pusimos manos a la obra, yo lavaba los platos y vasos y él los iba secando y colocando a la par que cantaba una agradable canción la cual para mis oídos se identificó como "Repartiendo leña" de su querido Andrés. Básicamente, nos pusimos a cantarla para divertirnos un poco.
Cuando terminé me quité los incómodos guantes de goma y los puse en su sitio, un pequeño rincón debajo de las tuberías del fregadero, en un pequeño mueble blanco, choqué 5 con Juan y nos reímos.
-Somos un gran equipo, la señora Mia Jabón y el señor Juan Trapo. -Habló el malagueño, volví a soltar un par de carcajadas haciendo que él imitase mi gesto. Simplemente Juanito y su tan común y característico humor.
♡꙳⭑
¡𝑨𝑳𝑶 𝑷𝑹𝑬𝑺𝑰𝑫𝑬𝑵𝑻𝑬𝑺!
¡Por fin otro capítulo! He de decir que me siento un poco mal por aparecer y desaparecer de la plataforma, pero es que los estudios y el instituto en general no me deja en paz. El estrés y todas las tareas junto a los exámenes, se me complica. Espero de verdad que una vez me den las vacaciones tenga tiempo libre porque echaba de menos escribir.
Muchísimas gracias a todas las lectoras que sigáis estando aquí a pesar de eso, y gracias por las lecturas, votos y en general el amor que le estáis dando a la historia. ILY
¡𝑨𝒀𝑷𝑺𝑺!♡