Entre notas [EN EMISION]

By BoxyRawr

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Taehyung es un joven tranquilo, amante de la música clásica cuya única afición es su futura profesión: Tocar... More

Bienvenida y disclamers
Capítulo 1 - El primer verso
Capítulo 2 - Acordes disonantes
Capítulo 3- Pizzicato
Capítulo 4: Balada triste
Capítulo 5- Outro
Capítulo 6 -Clavijero
Capítulo 7- Nessun dorma
Capítulo 8 - O Fortuna
Capítulo 9 - Reina de la noche
Capítulo 10 - La cabalgata de las valkirias
Capítulo 11- Heroes y villanos
Capítulo 13 - O Sole Mio
Capítulo 14 - La marcha Radetzky
Capítulo 15 - Hopelessly devoted to you
Capítulo 16 - Miedo
Capítulo 17 - El caballero de la rosa
Capítulo 18- Coraline
Capítulo 19- Fri(END)s
Capítulo 20 - Puente
Capítulo 21- Canon D (I)
Capítulo 22- Canon D (II)
Capítulo 23- Ritmo ternario
Capítulo 24- Romeo
Capítulo 25 - Julieta
Capítulo 26- Singing in the rain

Capítulo 12 - Distorsión

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By BoxyRawr

Cuando el despertador de Jungkook sonó aquella mañana, lo ocurrido con Taehyung fue lo primero que pasó por su mente, arrepintiéndose de la conversación que habían tenido. En primer lugar, porque no quería pelearse con él cuando decidió escribirle, y, en segundo lugar, porque había dicho más de lo que querría.

Con aquella confesión, le había dado munición a su enemigo para utilizar en su contra. ¿De verdad que le había dicho que quería abrazarle y consolarle? ¿De verdad que había reconocido que no quería odiarle? Pero no podía evitar preocuparse por él, lo ocurrido con Bogum era serio, y sentía la imperiosa necesidad de mantener a salvo a su príncipe. Su estúpido príncipe. Su malvado príncipe. Pero suyo, y de nadie más.

Mirando fijamente el techo de su dormitorio, se permitió unos minutos para reflexionar sobre cuales eran sus opciones. Andar como si fuese el guardaespaldas de su archienemigo no tenía ningún sentido, e ir a acusar a Bogum sin pruebas era una verdadera estupidez. Ni siquiera sabía si Taehyung sentía algo por él, o si estaría dispuesto a reconocer públicamente lo que había ocurrido.

Viendo lo lejos que había llevado su mentira para evitar enfrentarse con él, podía ser lo suficientemente estúpido como para negarlo todo solo para evitar una confrontación con su agresor. Pero en ese momento, Jungkook se puso en su lugar y una oleada de culpa le invadió. Era habitual entre las víctimas de agresión sentir que ellas eran las culpables y que, si hubiesen actuado diferente, nada habría ocurrido. Y releyendo los mensajes que había intercambiado con Taehyung, parecía que ese era su caso.

Por desgracia, ni siquiera era la primera vez que Bogum hacía daño a alguien que le importaba. Varias personas de su curso habían caído en sus redes, ignorantes de los juegos sucios que seguía el chico. Y movido por la frustración (y aunque nunca fuese a reconocerlo, por su amor por su "odiado" príncipe), tuvo una idea para darle a Bogum su merecido.

Pero eso tendría que ser luego. Con tanto pensar, se había hecho tarde y solo tenía 10 minutos para ducharse, vestirse y salir de casa. Por suerte, era un experto en lidiar con aquellos días en los que se le pegaban las sábanas, y en 9 minutos y 50 segundos estaba cerrando la puerta de su apartamento. En unos instantes, el ascensor llegó y, frotándose la cara para intentar despertarse un poco más, entró dentro de él. Educadamente, saludó con una reverencia de cabeza a la anciana que había ya en su interior, y balbuceó un "buenos días, señora" dejándose caer con el hombro sobre una de las paredes.

— Ay, bonito, qué cansado se te ve. ¿Has estado estudiando mucho? —dijo la señora.

— Algo así, señora—respondió Jungkook, mirando hacia ella con una sonrisa.

— Tienes cara de buen chico—dijo la señora, devolviéndole la sonrisa—No como mi vecino de abajo, ese gamberro...

Sin prestar mucha atención, Jungkook siguió sonriendo educadamente, asintiendo con la cabeza. Pero la mujer parecía animada a hablar, y continuó con su discurso.

— Verás, hijo, yo es que vivo en el 9º E, y mi vecino de abajo está horas y horas tocando esa horrible guitarra eléctrica. ¡Tuve que quejarme a la comunidad de vecinos! Les pedí que prohibiesen que hiciese ese ruido, pero al final solo se lo han prohibido algunas horas... ¿te lo puedes creer?

Al escuchar aquello, Jungkook se giró hacia ella con cara de sorpresa, reprimiendo las ganas de gritar. ¿Había sido aquella mujer la que le había reportado a la comunidad de vecinos? Con horror, recorrió mentalmente todas y cada una de las veces que Taehyung había negado haberlo hecho, su arranque de furia en el que le había empujado la noche que se enteró, y el dulce rostro del chico aterrorizado, suplicando que le creyese.

Al llegar el ascensor a la planta baja, sintió la necesidad de correr por las calles para llegar al conservatorio y huir de aquel cubículo. Taehyung había dicho la verdad. No le había traicionado, y él había dejado que sus traumas pasados tiñesen su pensamiento. Puede que Jimin y Taehyung hubiesen cometido el error de ocultarle el problema por una razón absurda, pero su disculpa finalmente sí había sido sincera, y él lo había tirado todo por la borda por escuchar a los fantasmas de su pasado.

Jungkook esperaba encontrar a Taehyung en la puerta del conservatorio, fumando como se había convertido en costumbre desde hacía semanas, pero cuando llegó él no estaba allí. Frenéticamente, buscó con la mirada a alguien que pudiese ayudarle a encontrarle, hasta que vio a una chica que iba a clase con él. Corriendo, se acercó a ella con la desesperación escrita en la cara, asustando a la chica.

— ¡Taehyung! —exclamó Jungkook sin aire.

— ¿Qué? ¡Yo no me llamo Taehyung! —dijo la chica, dando un paso atrás.

— ¡No! Quiero decir, que dónde está Kim Taehyung—aclaró Jungkook.

— Ah, debe estar en una sala de ensayo. Creo que su clase práctica se ha cancelado, así que se habrá ido allí.

— ¡Gracias! ¡Te debo una! —gritó el chico, saliendo corriendo a continuación.

— ¡Prefiero ayudarte gratis! Madre mía, que chico tan raro...—musitó la chica mientras le veía alejarse.

Debido a que todavía no habían empezado las clases, el pasillo de las salas de ensayo independiente estaba prácticamente desierto. Afinando el oído, Jungkook buscó el sonido de una flauta travesera para intentar encontrar a Taehyung. Sin embargo, lo que escuchó hizo que toda su atención se desviase hacia una melodía de violín, la misma que había escuchado cada día mientras preparaba la cena durante meses, la misma que le conmovía por los recuerdos que traía a su memoria. La misma que, debido a la nueva norma que había implementado la comunidad de vecinos, no había vuelto a escuchar. "Les larmes de Jacqueline" de Offenbach.

Y al dar un paso al frente, fue cuando vio al intérprete que había estado buscando durante meses, con los ojos cerrados perdido en la música. Kim Taehyung.

— Guau, Tae, eso ha sido increíble—dijo una voz dentro del estudio.

— Gracias, la verdad es que últimamente la he estado practicando más que de costumbre —respondió Taehyung —¿Quieres tocar ahora tú un poco?

— Déjame que me recupere, me tiembla todo el cuerpo de la emoción.

— Tú lo que quieres es una excusa para no practicar, Hyungsik —respondió Taehyung, riéndose.

— Por cierto, "el guitarritas" no te deja en paz últimamente, ¿eh?

— Ya lo sé, es un completo imbécil—respondió Taehyung.

— Es que encima ni siquiera ocultas que le odias con todas tus ganas —se rio el otro chico a carcajadas.

— Tengo que reconocer que parte es culpa mía, quizá le he hecho pensar algo que no era... y claro, ahora es imposible librarme de él .

Antes de ser descubierto, Jungkook dio unos pasos atrás, sintiendo mil cosas a la vez. Por un lado, alegría por haber encontrado a la persona que había soñado con encontrar desde que le escuchó por primera vez. Por otro lado, emoción al escuchar la pieza nuevamente. Pero hubo una sensación aún más fuerte que se hizo con él: Dolor por saber que eso era lo que Taehyung pensaba de él.

Por mucho que se hubiese esforzado por olvidar sus sentimientos por él, nunca pudo enterrar cómo su corazón latía al verle, no digamos cuando le tenía a menos de un metro de distancia. Incluso, había llegado a pensar que era recíproco. Pero aparentemente, solo lo había imaginado.

Y como gestionar el dolor era demasiado abrumador para él, hizo lo que cualquier persona haría. O bueno, más bien lo que cualquier persona con una pobre gestión de sus emociones haría. Canalizarlo en forma de enfado por haber descubierto una nueva mentira de Taehyung, algo más que le había ocultado, aun sabiendo que quería conocer al misterioso violinista. Así que pensó en que una broma pesada era la mejor forma de saldar sus cuentas con él.

Así que, ignorando el sonido de la sirena que anunciaba el comienzo de las clases, se escondió detrás de una columna para esperar la ocasión de ejecutar su innecesaria, absurda y desproporcional venganza, como venía siendo habitual ya en él. Unos instantes después, los dos amigos salieron de la sala para dirigirse a las máquinas de bebidas para comprar algo, tan entretenidos con la conversación que ignoraron al intruso que se colaba en la sala de ensayo y salía corriendo unos instantes después.

— Oye Taehyung —dijo Hyungsik tras unos momentos en silencio, cuando se habían alejado de la sala de ensayo —Sé que bromeamos mucho con "el guitarritas", pero Bogum es peligroso. Por favor, ten cuidado.

— Sí, lo cierto es que... ayer me hizo sentir muy incómodo. Tuve mucha suerte, porque un chico de primero pasaba por ahí y me salvó.

— Déjame adivinar, Jeon Jungkook.

— ¡Si! ¿Cómo lo sabes?

— Por favor, vuestra rivalidad es conocida por todos—dijo Hyungsik, poniendo los ojos en blanco—Y ya sabes el dicho, "los que se pelean, se desean".

— Hyungsik, eres un infantil—respondió Taehyung mientras volvían a la sala donde estaban ensayando.

— Llámame lo que quieras, pero sabes que tengo razón. Por cierto, primero Bogum y ahora ese chico... ¿qué tienes, que atraes a todos los guitarristas?

Al ver a su amigo bromeando, le dio un golpe con el codo a modo de reprimenda. Pero pronto su sonrisa se borró, mirando frenéticamente de un lado al otro. El violín. Su violín. Estaba seguro de haberlo dejado allí mismo, pero ya no estaba.

Al ver su angustia, Hyungsik intentó tranquilizarlo, ayudándole a buscarlo por toda la habitación sin ningún éxito. Cuantos más minutos pasaban, mayor era la angustia de Taehyung. Ambos bajaron a preguntar a la conserjería del centro por si alguien lo había recogido y lo había llevado allí pensando que estaba perdido, pero no hubo éxito.

Al mismo tiempo que la sirena que anunciaba el comienzo de la siguiente clase sonaba, Jungkook volvió a entrar por la verja de la entrada del conservatorio. Con pasos firmes y una sonrisa estúpida de satisfacción en la boca, se dirigió a la puerta del edificio para asistir a su siguiente clase, pero entonces fue cuando oyó la respiración entrecortada de alguien sollozando, y al mirar, Taehyung estaba ahí solo, encogido sobre sí mismo en un banco algo apartado de la entrada.

Y podía sonar estúpido, pero en aquel momento, Jungkook se asustó. A pesar de haberle hecho llorar en otras ocasiones y a pesar de haberle disgustado en múltiples ocasiones con sus desprecios, nunca le había visto así de roto. Los chillidos de histeria rebotaban en las paredes del edificio, solo algo camuflados por sus brazos rodeándose a sí mismo.

— Eh, hyung, ¿qué te ocurre? — dijo Jungkook, sentándose a su lado.

— Jungkook, no puedo lidiar contigo ahora mismo, márchate —gimió como un animal herido Taehyung.

— ¿Bogum te ha hecho algo más? ¿Algo le ha pasado a tu familia? ¿Están Jimin y Hoseok bien? —preguntó el menor, ignorando su petición. No podía dejarle solo así, le dolía en el corazón.

— Mi abuela ...estoy perdido...mi sueño...arruinado...no puedo... volver —balbuceó Taehyung, más para si mismo que como respuesta a la persona que le acompañaba.

— Frena, frena, y explícame qué ocurre, ¿está bien? —intervino el menor, rodeándole con un brazo y acariciándole el hombro con cariño para calmarle.

Cuando Jungkook robó el violín de Taehyung, solo esperaba que el otro se asustase un poco y se sintiese algo molesto. Al fin y al cabo, era un niño rico que podía permitirse comprarse un nuevo instrumento aquella misma tarde. Ni mucho menos esperaba encontrarle en aquel estado. En su ignorancia, Jungkook ni se planteó que aquello lo hubiese provocado él. Poco a poco, Taehyung se tranquilizó lo suficiente para poder hablar, y fue entonces cuando, entonces sí, aquella burbuja en la que vivía Jungkook estalló, haciéndole sentir cómo caía al vacío.

— Alguien me ha robado el violín de mi abuela. Sin él, no puedo trabajar, no puedo continuar con mis clases... Y voy a tener que volver a Daegu. Mi sueño está arruinado, completamente arruinado...—dijo entre hipidos Taehyung, sin ni siquiera mirarle.

— ¿Violín? ¿Pero tú no tocabas la flauta travesera? —preguntó Jungkook, con un toque de ironía en sus palabras.

— ¿La flauta travesera? ¿De qué hablas?

— Me dijiste que eso era lo que tocabas—respondió el chico, inflando su pecho con el orgullo de quien tiene la razón.


— Solo te dije eso para que no descubrieses que vivía cerca de ti, pensé que lo sabías ya, todo el mundo sabe que toco el violín. Pero ahora eso da igual. Debería volver a casa para hacer las maletas. Sin mi instrumento, no puedo sobrevivir aquí.

— Bueno, entiendo que ese violín tenía valor sentimental para ti, pero tampoco hagas tanto drama. Eres rico, solo cómprate otro y ya está.

Con los ojos inyectados en sangre, Taehyung se giró hacia él, enfurecido. De un zarpazo, retiró el brazo de Jungkook de su alrededor, empujándole ligeramente para alejarle de él. Sorprendido, Jungkook se alejó de él, pero permaneció sentado a su lado.

— ¡No sé de dónde te has sacado que soy rico, pero soy mas bien todo lo opuesto, Jungkook! ¡Doy clases de violín y toco en la calle para poder sobrevivir! ¡Maldita sea, el año pasado terminé ingresado una semana con neumonía, porque tuve que tocar en la calle a varios grados bajo cero, en mitad de la peor ola de frío que había visto Seoul en 25 años! Sin el violín, no puedo seguir costeándome mis estudios y vivir aquí.

— Pero... Si tus padres tienen una empresa...Y vistes ropa de marca...—dijo Jungkook confundido.

— ¿Pero qué dices de una empresa? ¡Mis padres tienen una tienda de reparación de ropa y calzado en un pueblo recóndito cerca de Daegu, y compro ropa de segunda mano y la reparo para poder llevarla! ¡Y la maldita tienda apenas cubre gastos, todos los meses tengo que mandarles dinero para que mis hermanos no pasen el hambre que pasaba yo de niño!

— ...pero una persona pobre no podría costearse estudiar violín y entrar en el conservatorio...—intentó rebatirle Jungkook, sin entender lo que estaba ocurriendo.

— Mi abuela era violinista, pero mi abuelo la obligó a dejarlo para que fuese ama de casa. Fue ella la que me enseño a tocar, y viendo mi pasión por la música, me regaló su violín, su bien más preciado, para que yo cumpliese mi sueño ya que ella no pudo. Nadie me apoya en esto, solo me apoyaba ella, y murió el año pasado sin verme conseguirlo. Y ahora, ya no podrá ocurrir nunca, porque no solo he perdido su tesoro, sino que he perdido también mi modo de sustento. Mi madre solo quiere que abandone, que vuelva a Daegu para arreglarme un matrimonio con alguna chica, y que me encargue de la tienda. Y ahora, no me quedará más remedio que hacerlo.

Al escuchar todo aquello, algo dentro del corazón de Jungkook se rompió. Había estado tan ocupado creándose una idea de Taehyung que poder odiar, que no se había molestado en conocer al hombre por el que decía estar sintiendo algo próximo al amor .

Todas las horas que Taehyung pasaba fuera de casa, las miradas de extrañeza que le lanzaba cada vez que le llamaba niño rico, las advertencias de Jimin de que la situación familiar de Taehyung era mucho peor de lo que él creía. Todo empezó a cobrar sentido.

Y lo que antes era hambre de venganza, ira y sentimiento de superioridad, se convirtió en un instante en una incapacitante culpa. Si a eso le unía lo que había averiguado aquella misma mañana sobre su error al asumir que Taehyung le había reportado a la comunidad de vecinos, le hizo consciente de que, en aquella pelea, solo había un malo, y ese era él. La había cagado. La había cagado, pero bien.

Mirando hacia atrás, recordó todas las veces que Yoongi y Seokjin le habían dicho que no debía dejarse llevar por sus traumas pasados, que le diese el beneficio de la duda a Taehyung y que no dejase que sus emociones nublasen su buen juicio. Pero ahí estaba, tiritando por la ansiedad de saber que había dañado a la persona a la que en realidad querría proteger de cualquier mal.

— Vamos a casa —dijo Jungkook, tendiéndole una mano temblorosa a Taehyung.

— No, voy a esperar a...

— Por favor—susurró Jungkook con voz suplicante.

Y Taehyung vio algo en sus ojos que hizo que automáticamente se levantase para seguirle. Su parte racional le decía que no debía confiar en él, pero su corazón no podía decirle que no a aquellos ojos brillantes que le miraban fijamente.

Sus pasos eran pesados y lentos, como si cargase una enorme piedra a su espalda que le impedía moverse, pero Jungkook no le forzó a acelerar el paso ni dijo absolutamente nada. El menor esperó hasta que Taehyung abrió la puerta de su apartamento y caminó junto a él hasta que estuvo sentado en su sofá. Solo entonces volvió a hablar.

— Dejo la puerta abierta, ahora vuelvo—dijo en un susurró Jungkook acariciando levemente la cara de Taehyung con el dorso de su mano antes de salir de nuevo a las escaleras.

Desconcertado, pero sin energías para pensar, Taehyung simplemente se quedó ahí, mirando fijamente la pared de su salón, pensando en que pronto tendría que abandonar el que había sido su hogar durante los últimos dos años y medio, a los únicos amigos de verdad que había tenido en su vida y su sueño de convertirse en un músico profesional.

Pero entonces, pasó algo que no esperaba. Por el rabillo del ojo vio la funda de su violín en el suelo, deslizándose hacia él, y a Jungkook arrodillándose a su lado, agachándose hasta que su frente tocó el suelo. Sin pensarlo, Taehyung se arrojó al suelo, agarrando la funda del violín y abriéndola frenéticamente para comprobar que el instrumento estaba ahí, bien amarrado y en perfecto estado.

Sin prestarle atención al chico a su lado, se llevó la funda con el instrumento al pecho, meciéndose con ella como si fuese su bebé, volviendo a llorar de la alegría de haberse reencontrado con él. Estaba tan abrumado por sus sentimientos, que tardó unos instantes en darse cuenta de que no era el único que estaba llorando. Como un mantra, Jungkook estaba suplicando algo entre sollozos.

— Perdóname, Taehyung, perdóname por todo, perdóname... —repetía una y otra vez Jungkook, sin moverse de donde estaba.

— Levántate—dijo Taehyung con voz autoritaria.

Pero Jungkook negó con la cabeza y continuó con su plegaria de súplicas, pidiendo perdón una y otra vez. Molesto, Taehyung volvió a hablar, esta vez en voz más alta.

— Levántate ahora mismo, y explícame esto —volvió a decir Taehyung, sentándose de nuevo en el sofá, furioso.

Jungkook se sentó sobre sus pies en el suelo, aún sin ser capaz de mirar a Taehyung a la cara, temblando visiblemente entre lágrimas. Sabía que no merecía ni perdón ni misericordia después de lo mal que había tratado a Taehyung durante semanas y mucho menos después de quitarle su violín, pero debía intentarlo.

— Te juro que iba a devolvértelo, solo quería vengarme porque me ocultaste que tú eras el violinista al que adoraba escuchar tocar. Pretendía ser solo una broma pesada, pensaba devolvértelo por la tarde, creí que era un instrumento cualquiera, y que al ser rico solo sería una molestia para ti, si lo hubiese sabido...

— ¡Estás loco! — dijo entre dientes con incredulidad Taehyung.

— Perdón por todo, Taehyung, yo... También hoy he averiguado que tampoco fuiste tú quien me reportó a la comunidad de vecinos, y solo lo asumí...

— ¡Pues claro que no fui yo, ya te lo dije! Me duele cómo pudiste desconfiar de mi tan fácilmente, no me diste ni siquiera la posibilidad de explicarme.

— Pero...tú me habías mentido... y ocultado cosas...—dijo Jungkook con un puchero mirando al suelo, más como un intento de explicarle las cosas que reclamándole nada.

— ¡Y te expliqué por qué! —dijo Taehyung, volviendo a echarse a llorar— Me explicaste que tenías un problema con las mentiras por un problema personal y te pedí sinceramente perdón por ello. Pero tú antes no eras así, el Jungkook que creía conocer nunca hubiese hecho algo así.

— No puedes culparme por intentar mostrar mi mejor faceta delante del chico que me gustaba...-susurró Jungkook con un puchero en los labios.

En la cabeza de Jungkook, se preguntó en ese instante por qué había dicho que le gustaba en pasado, cuando seguía sintiendo lo mismo que la primera vez que le vio. Sin embargo, no sacó el valor de corregirse a sí mismo. Ya no tenía ninguna importancia, puesto que de ninguna manera Taehyung le volvería a ver con los mismos ojos después de lo que había hecho, por mucho que lo intentase. Además, después de escuchar lo que pensaba sobre él mientras hablaba con su amigo, sabía que no tenía ninguna esperanza. Lo que Jungkook no sabía, es que al escuchar aquello una grieta más se abrió en el corazón de Taehyung.

Por supuesto, el mayor estaba furioso por lo que Jungkook había hecho, pero en aquella disculpa vio la oportunidad de terminar con aquella absurda rivalidad, y no iba a desperdiciarla. Tenía la certeza de que sus posibilidades de tener algo más que una amistad con Jungkook eran cercanas a cero ya. Pero el chico se había mostrado más que arrepentido por todo lo que había hecho, y quería tenerle en su vida a pesar de todo.

— ¿Sabes qué, Jungkook? —dijo Taehyung, secando sus lágrimas en la manga de su jersey—Te perdono. Lo único que me importa es que vuelvo a tener mi violín y que mi vida no está arruinada. Y sinceramente, estoy cansado de pelearme constantemente contigo.

— Yo...yo también—balbuceó Jungkook, mirándole con los ojos vidriosos— ¿De verdad que me perdonas?

— Que sí...—dijo Taehyung, poniendo los ojos en blanco— Y ahora levántate de ahí, me duelen las rodillas solo de verte. Empecemos de nuevo, ¿está bien?

Como un cachorro, Jungkook se levantó del suelo y se abalanzó sobre él para abrazarle, dejando en shock a Taehyung. Pero superada la sorpresa inicial, el mayor le correspondió riéndose entre lágrimas, cerrando los ojos y dejándose fundir con aquel calor que había echado tanto en falta.

— Gracias, Taehyung, gracias... Eres maravilloso...—musitó Jungkook entre lágrimas, estrechando su abrazo — Eres mejor persona y músico de lo que yo jamás seré.

— ¡No digas eso! —le interrumpió Taehyung con un toque de indignación, soltándose del abrazo y agarrando sus mejillas para forzarle a mirarle a los ojos—Odio la música que haces, pero sé ver el talento cuando lo veo. Eres un gran músico, y eres genial en todo lo que haces. Ojalá ser como tú. Yo soy tímido, no sé socializar y lo único que sé hacer es tocar el violín.

— ¡Ni se te ocurra hablar mal de ti mismo! —respondió Jungkook, con un puchero, aún con su cara atrapada entre las manos de Taehyung— Eres divertido, y un gran amigo de tus amigos. Y no tiene absolutamente nada de malo ser tímido o selectivo. Es genial que sepas lo que quieres y te conozcas tan bien a ti mismo.

Incómodo por los repentinos elogios, Taehyung soltó la cara de Jungkook y se recolocó en su sofá para mirar al frente, evitando la mirada del otro. Jungkook, sintiendo un zumbido en su interior que le invitaba a agarrar aquel rostro perfecto para besar sus labios en forma de corazón, decidió levantarse del sofá, dispuesto a marcharse.

— Bueno, "el guitarritas" te va a dejar ya en paz, me alegro de haber podido arreglar las cosas contigo— dijo Jungkook, recordando el apodo que el amigo de Taehyung había usado en el conservatorio.

— ¿Qué tiene que ver Bogum en esto? ¿Te ha hecho algo? —preguntó Taehyung, preocupado por si Jungkook había tenido que pagar las consecuencias de haberle defenderle.

— No, si quiera me he cruzado con él. ¿Por qué lo preguntas? —preguntó Jungkook, no comprendiendo lo que Taehyung decía.

— Acabas de decir que Bogum me iba a dejar en paz.

— ¿" El guitarritas" es Bogum? Te he escuchado antes hablando con tu amigo, y como toco la guitarra y te molesta, pensé que... —reconoció Jungkook, mirando al suelo.

— Y, una vez más, sacaste la conclusión que no era por no preguntar—dijo Taehyung, cruzándose de brazos—Le llamamos así porque suele invitar a la gente a su casa con la excusa de enseñarles sus guitarras, pero solo quiere aislarles y presionarles para tener sexo con ellos.

— Ese tipo es un asco—dijo Jungkook.

— Efectivamente, por eso nunca he querido tener nada con él a pesar de lo insistente que es. Es repugnante—reconoció Taehyung, esperando que Jungkook entendiese el mensaje oculto tras sus palabras. Ni tenía interés en él, ni nunca lo tendría.

Tras una breve despedida, Jungkook se fue del apartamento de Taehyung, quien agradeció tener un momento para que aquella tensión romántica que sentía en su interior hacia él se disipase. Sin embargo, apenas habían pasado unos minutos, cuando el timbre de su apartamento volvió a sonar, y allí estaba el chico de nuevo. A pesar del miedo que mostraban sus ojos, sus labios se forzaban a sonreír, sosteniendo entre sus manos un plato.

— ¡Hola! Yo... He pensado que, si vamos a empezar de cero otra vez, sería mejor hacerlo con una ofrenda de paz. Te he traído...te he traído mandús caseros. Me dijiste que te gustaban, ¿verdad?

— ¡Si! Me encantan—dijo Taehyung, correspondiendo su sonrisa. El gesto era adorable.

— ¡Bien! So..solo venía a traerte eso. Nos...nos vemos en otro momento—dijo tartamudeando Jungkook, dándose la vuelta.

— ¡Espera! Aún están calientes, y es la hora del almuerzo. ¿Quieres que los compartamos y luego nos vamos al conservatorio de nuevo? —dijo Taehyung, en voz ligeramente más alta de lo que hubiese querido.

— ¡Si! —exclamó Jungkook, apenas pudiendo disimular su entusiasmo—Bueno, si quieres. No quería forzarte a compartirlos conmigo. Solo quería traértelos, no...

— ¿Quieres callarte ya y entrar antes de que se enfríen? —respondió Taehyung riéndose.

Jungkook le miró asustado como un conejito delante de los faros de un camión, pero rápidamente retrocedió y entró en el apartamento de Taehyung. El anfitrión le ofreció una cerveza, pero finalmente ambos optaron por dos refrescos, y se sentaron alrededor de la mesa baja que Taehyung tenía frente al televisor.

— Tae, me gustaría contarte algo... Siento que yo sé mucho sobre tu vida, pero yo nunca te he hablado de la mía.

— Si quieres contármelo, soy todo oídos, pero no tienes por qué hacerlo si no quieres—respondió Taehyung con la boca llena.

— Quiero que lo sepas. Quiero ayudarte a conocerme mejor —dijo Jungkook con seguridad.

— En ese caso, te escucho—dijo Taehyung, dejando los palillos sobre el plato y mirándole para darle toda su atención.

— Si soy tan radical con el tema de las mentiras, es por algo que pasó con mi hermana mayor. Era 6 años más que yo, y la adoraba, era mi mejor amiga.

— ¿En pasado?

— Sí— respondió Jungkook, asintiendo con la cabeza con pesadumbre—Se quedó embarazada por accidente, y en una revisión de rutina del embarazo, encontraron que tenía cáncer. En realidad, fue un milagro que se lo encontrasen, si no hubiese sido por el bebé no lo hubiese sabido hasta mucho después. Era perfectamente tratable, pero suponía perder al bebé, y nunca podría tener otro. Ella era muy joven, apenas tenía 20 años, pero decidió que quería tener al bebé de todas maneras. Así que, para intentar evitarle sufrimiento a todos, lo ocultó. Nos engañó durante meses, hasta que fue imposible ocultar que se estaba muriendo. Falleció cuando mi sobrino tenía 3 años.

— Jungkook, eso...es terrible—dijo Taehyung, agarrando la mano de Jungkook sobre la mesa.

— Así que, desde entonces, exijo extrema sinceridad en todos. Puede que sea absurdo, quizá a veces es mejor una mentira piadosa, y soy consciente de que a veces me tomo demasiado en serio incluso las pequeñas mentirijillas del día a día. Pero...

— No te justifiques, Jungkoook, lo entiendo perfectamente. Me comprometo a contarte toda la verdad a partir de ahora. Lo único que te pido es que, si se me ha olvidado contarte algo, me preguntes y me des la oportunidad de aclarar las cosas, ¿vale?

— Está bien.

════ ∘◦❁◦∘ ════

Mientras caminaba de puntillas por la calle, escondiéndose detrás de cada seto y columna que encontraba a su paso, Jimin sentía remordimientos por lo que estaba haciendo. Sabía que estaba mal perseguir a Hoseok y espiarle como si fuese un agente secreto a punto de vender una fórmula secreta a un laboratorio químico en un país remoto. Pero, por otro lado, sentía que el chico no le había dado otra opción.

Podía intentar justificar sus acciones diciéndose a sí mismo que estaba preocupado por él, ya que les había dicho a Taehyung y a él que tenía que ir al médico. Pero lo cierto es que sabía perfectamente que había sido solo una excusa de Hoseok, y que en realidad estaba simplemente ocultando algo. Y no soportaba sentir que estaba en las sombras, saber que una persona que le importaba tanto estaba ocultándole algo y volviendo a poner distancia con él.

Las semanas durante las cuales Hoseok estaba tan susceptible con él, y posteriormente el tiempo en el que estuvieron sin hablarse, se sintieron como una tortura para él, y no podía soportar volver a vivir aquello otra vez. Por mucho que tuviese dudas sobre qué hacer, sabía que estaba enamorado de Hoseok y de Yoongi. Ambos le hacían sentir cosas únicas, ambos ponían su mundo boca abajo con solo una mirada, y no ser capaz de decidir qué hacer estaba matándole poco a poco.

Por fin, Hoseok se paró frente a un bloque de apartamentos y llamó al telefonillo. Pronto, una voz respondió algo que Jimin no pudo escuchar, y en el rostro de su amigo se dibujó una gran sonrisa, empezando a caminar de un lado a otro con nerviosismo. Apenas un par de minutos después, se abrió la puerta del edificio, y Jimin se sorprendió al ver que era Yoongi quien salía de él.

Sin embargo, la sorpresa fue aún mayor cuando vio cómo ambos chicos se miraban entre ellos y se abrazaban el uno al otro, dándose un apasionado beso . Congelado en el sitio, Jimin vio cómo ambos se separaban por fin y se dedicaban una sonrisa cómplice, agarrándose de la mano antes de empezar a caminar por la calle.

— ¡No me lo puedo creer! —gritó Jimin, haciendo que ambos chicos se diesen la vuelta y le mirasen boquiabiertos —¿En serio? ¿Estáis liados entre vosotros?

— ¡Espera, Jimin, te lo puedo explicar...! —empezó a decir Hoseok, soltándose de la mano de Yoongi y caminando con largas zancadas hacia él.

— ¡No necesito ninguna maldita explicación, puedo ver con mis propios ojos lo que está pasando!

Hoseok intentó correr hacia su amigo, pero Yoongi corrió tras él y le detuvo, sosteniéndole de la muñeca para detener sus pasos.

— Jimin, no tienes absolutamente ningún derecho a enfadarte—dijo Yoongi con voz serena.

— ¿Cómo que no? ¡Me habéis traicionado! ¡Los dos! —gritó de nuevo Jimin.

— Hazme el favor de bajar el tono de voz, a mis vecinos no les importa una mierda mi vida privada—respondió Yoongi molesto, pero sin perder la calma —Fuiste tú quien decidió tomarse un tiempo para pensar, y eso está genial. Pero nuestras vidas no se detienen porque tú tuvieses dudas.

Jimin abrió la boca para protestar, pero aquellas palabras le calaron profundamente por la verdad que encerraban tras ellas. Por mucho que le doliese aquello, lo que Yoongi estaba diciendo tenía sentido. Como bien había dicho el propio Yoongi unas semanas antes, no eran novios, y no tenía derecho a reclamarles nada a ninguno de los dos. Seguro que Yoongi también se había sentido herido al saber que la persona a la que estaba conociendo con esperanzas de algo más se había acostado con su mejor amigo y ahora tenía dudas sobre si quería continuar con su relación. Así que, reprimiendo las lágrimas que amenazaban con desbordar sus ojos, respondió.

— Tienes razón, Yoongi—dijo con voz calmada—Estoy dolido, pero no tengo ningún derecho.

— Escucha, Jimin, solo estamos quedando de forma super informal por ahora, no es que seamos pareja—respondió Yoongi — De hecho, yo estoy quedando con otra gente también, y Hoseok puede hacerlo si quiere.

— Yo...sé que no tengo por qué disculparme, pero quiero hacerlo —dijo Hoseok, mirando a Yoongi para explicarle el porqué de sus palabras—De verdad que no quería hacer nada a tus espaldas, Jimin, pero surgió así y no sabía cómo decírtelo. Tenía miedo de cómo te lo fueses a tomar. No quería hacerte daño ni perderte.

— Ninguno de los dos quería—reconoció Yoongi— Decidí darte espacio porque creo que lo necesitabas, pero te he echado de menos, la verdad.

— Bueno, entonces...disfrutad de vuestra cita, o como queráis llamarlo—dijo Jimin con un hilo de voz, acercándose a darle un beso en la mejilla a ambos—Sin rencores, no estoy enfadado, ¿está bien? Pero tengo que procesar esto.

Ambos chicos asintieron con la cabeza mientras le veían alejarse por donde había venido. Pero con una sola mirada, ambos supieron que no querían que Jimin se fuese, no porque se sintiesen culpables, sino porque ambos deseaban pasar tiempo con él. Así que, al mismo tiempo, salieron corriendo tras él y le rodearon cada uno con un brazo.

— Vamos a ir a ver un concierto en directo al bar del amigo de Yoongi—dijo Hobi, acercándose a Jimin y dándole un corto beso en los labios.

— Y tú, enano, te vienes con nosotros—continuó Yoongi, dándole también un beso en los labios.

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