Sirius Orión Black, un mago de pura sangre, hijo primogénito de Lord Orión Black y su prima Wulburga Black, nacido para ser Lord Black, preparado para cumplir aquel deber, criado con la idealización sobre la primicia de la sangre.
Criado para no mostrar sus emociones e/y sentimientos, por que nadie debía verte vulnerable y muchos menos saber tu debilidad.
Pero el nunca fue bueno en seguir aquellas reglas, siempre fue más un alma libre, que quería volar en lo más alto de los cielos, fue el primero en su familia en quedar en Gryffindor, pero el jamás alegó su sangre, su poder como primogénito, por que pesar de todo, el sabia su destinó que conllevaba ser un Black.
Y ahora, agradecía, para su disgusto, a su madre sobre la clase de etiqueta, a su padre sobre política y más.
Sus ojos grises miraba como el Rey Viserys, tenía una calurosa discusión con su hija, la cual entre lágrimas trataba de explicar las cosas, la Reina estaba con aquel vestido verde, horrendo, miraba y escuchaba todo en silencio.
Sirius entro en la mente de la peliblanca y vio sus recuerdos, era sólo una niña de dieciocho años, qué estuvo presa del miedo, miedo por tener un hijo de un hombre que juro lealtad y renunció a formar una familia, pero también miedo, miedo a que su padre le quitara el título de Heredera y princesa, pero al fin de cuentas era una niña.
El era más niño cuando se fue de su casa, era más lino cuando su madre lo torturó cuando llegó a casa después de su primer año, solo por quedar en Gryffindor y no en Slytherin, pero a pasar de eso su madre jamás le quito su derecho de nacimiento.
— ¡Tenía miedo! —grito Rheanyra a su padre el cual la miraba molesto.
— ¿Miedo? — Sirius dijo con voz fría, todos lo miraron — Miedo a que te quiten tu posición de princesa, de heredera, todos tus lujos y privilegios, y seguir siendo la hija dorada y perfecta de tu padre, seguir siendo la niña mimada y malcriada — sus ojos grises la miraban fríamente, Sirius podía sentir su magia fluyando en la habitación, y sabían que los damas lo podían sentir, peor na sabían lo que era.
— Era una niña, no sabía que hacer, tenía miedo — Rheanyra se defendió con el mismo argumento de hace unos minutos atrás.
Sirius soltó una risa irónica, y la volvió a mirar con frialdad.
— Una niña qué fue muy idiota en métase con un hombre que juro leatal a la corona, tuvo un bebé que no tenía la culpa de nada, pero esa niña estaba más preocupada por su corona y título de princesa, una niña qué rechazo a un bebé inocente, una niña qué condenó a ese bebé a vivir un infierno — Sirius solto todo aquello, con seriedad y frialdad.
Rheanyra no sabía que decir o que pensar, una parte de ella siempre lloró por aquel bebé y la otra parte se convencía de que era lo correcto.
— Dejaste a uno y aceptaste a otro — dijo el Black para irse de ahí, dejando un gran silencio tenso.
—No sabía que hacer — soltó un susurro Rheanyra viendo por donde se fue el hombre — Oh a quien darcelo.
—Me lo hubieras dado a mi — dijo una voz entrando a la habitación.
Hürrem Cole sonrió cuando vio el pánico en el rostro de la princesa dragón.
Harry de encontraba caminado por los grandes pasillos de la fortaleza roja, ignorando las miradas y susurros de los sirvientes y doncellas, su mente estaba muy ocupada para pensar en aquellos susurros y miradas.
El ojiverde no sabía donde iba, solo caminaba, con sus manos acomodo un poco la camisa blanca qué lleva puesta, combinado con un pantalón negro y botas, su cabello estaba igual de desordenado, sobre sus hombros llevaba la capa de invisilidad, pero realizo un hechizo para que parezca una capa normal.
El debería de estar aun en reposo, pero ya se estaba aburriendo de estar todo el día en aquella enorme habitación.
— ¡Harry! — una voz llamo al azabache el cual dio la vuelta.
— Aegon — saluda Harry con una pequeña sonrisa mirando a su tío — ¿ Como estas? — le dice una vez que el mayor llego a su lado.
— Estoy bien, sobrino — le dice Aegon con una sonrisa — ¿No deberías estar en reposo? — dijo en un tono preocupado.
— Me aburrí — respondió Harry mientras alzaba los hombros — Y me escape de los meastres — cuenta, pero sin mencionar la capa.
Aegon soltó una risa divertida ante lo dicho por su descubierto sobrino.
— ¿Quieres venir conmigo y mis hermanos a uno de los jardines del castillo? — le pregunto.
— No lo se — Harry comenzó a decir — no quiero ser una molestia — dijo el.
Harry tuvo algunos recuerdos cuando vivía con los Dursley's, siempre lo llaban, moustro, fenómeno, un estorbo, y con esos recuerdos si inseguridad volvió.
Aegon que estuvo mirándolo, puedo notar la inseguridad en el ojiverde, sonrió con sinceridad y cariño.
— Jamás serias una molesta para mi o mis hermanos — le aguro el Targaryen, mientras lo abraba por los hombros.
Harry le sonrió y se dejó guiar por su Tío, mientras hablan calidente, sobre cualquier cosa que se les ocurría, o el ojiverde respondía una qué otra pregunta del mayor, que le hacía sobre la magia.
Alicent Hightower se encontraba en su habitación, su mente estaba hecho un desastre, hace unas horas atrás, hubo una gran disputa entre Hürrem Cole y Rheanyra, una de ellas gritando y la otra tratando de no llorar mientras gritaba también, todo aquello le dio un dolor de cabeza inexplicable.
Ella también era una niña cuando se caso con el Rey, ella bien era una niña cuando tuvo a su primer hijo, tenía miedo, si, abandono a su hijo, jamás, por que sus hijos son lo único bueno de este matrimonio arreglado.
Pero como ella no tenía sangre real o era descendiente de un dragón, no podía opinar, ella era hija de una casa noble con ninguna pisca de sangre real en ella, por que ella es una reina por título, no por sangre.
Su ojos avellanas, estaban mirando por la ventana, hacia el jardín un bello y hermoso jardín, donde sus tres hijos mayores estaban junto a Harry, ellos se encontraban riendo, mientras que su hija solo sonreía calidamente.
Sintió como unos brazos la rodeadaban calidamente sobre su cintura, se asustaría, pero el aroma que aquella peronsa dependía, dejó caer su cabeza sobre el hombro de él, mientras que el apoyaba su barbilla en el hombro de ella.
— No dejes que todo esto la atarmente mi Reina — dijo Criston Cole, mientras dejaba besos húmedos sobre su hombro hacia su cuello.
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Nadie se lo vio venir verdad?
La ropa de Harry