Capítulo 7

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Sirius Orión Black, un mago de pura sangre, hijo primogénito de Lord Orión Black y su prima Wulburga Black, nacido para ser  Lord Black, preparado para cumplir aquel deber, criado con la idealización sobre la primicia de la sangre.

Criado para no mostrar sus emociones e/y sentimientos, por que nadie debía verte vulnerable y muchos menos saber tu debilidad.

Pero el nunca fue bueno en seguir aquellas reglas, siempre fue más un alma libre, que quería volar en lo más alto de los cielos, fue el primero en su familia en quedar en Gryffindor, pero el jamás alegó su sangre, su poder como primogénito, por que pesar de todo, el sabia su destinó que conllevaba ser un Black.

Y ahora, agradecía, para su disgusto, a su madre sobre la clase de etiqueta, a su padre sobre política y más.

Sus ojos grises miraba como el Rey Viserys, tenía una calurosa discusión con su hija, la cual entre lágrimas trataba de explicar las cosas, la Reina estaba con aquel vestido verde, horrendo, miraba y escuchaba todo en silencio.

Sirius entro en la mente de la peliblanca y vio sus recuerdos, era sólo una niña de dieciocho años, qué estuvo presa del miedo, miedo por tener un hijo de un hombre que juro lealtad y renunció a formar una familia, pero también miedo, miedo a que su padre le quitara el título de Heredera y princesa, pero al fin de cuentas era una niña.

El era más niño cuando se fue de su casa, era más lino cuando su madre lo torturó cuando llegó a casa después de su primer año, solo por quedar en Gryffindor y no en Slytherin, pero a pasar de eso su madre jamás le quito su derecho de nacimiento.

— ¡Tenía miedo! —grito Rheanyra a su padre el cual la miraba molesto.

— ¿Miedo? — Sirius dijo con voz fría, todos lo miraron — Miedo a que te quiten tu posición de princesa, de heredera, todos tus lujos y privilegios, y seguir siendo la hija dorada y perfecta de tu padre, seguir siendo la niña mimada y malcriada — sus ojos grises la miraban fríamente, Sirius podía sentir su magia fluyando en la habitación, y sabían que los damas lo podían sentir, peor na sabían lo que era.

— Era una niña, no sabía que hacer, tenía miedo — Rheanyra se defendió con el mismo argumento de hace unos minutos atrás.

Sirius soltó una risa irónica, y la volvió a mirar con frialdad.

— Una niña qué fue muy idiota en métase con un hombre que juro leatal a la corona, tuvo un bebé que no tenía la culpa de nada, pero esa niña estaba más preocupada por su corona y título de princesa, una niña qué rechazo a un bebé inocente, una niña qué condenó a ese bebé a vivir un infierno — Sirius solto todo aquello, con seriedad y frialdad.

Rheanyra no sabía que decir o que pensar, una parte de ella siempre lloró por aquel bebé y la otra parte se convencía de que era lo correcto.

— Dejaste a uno y aceptaste a otro — dijo el Black para irse de ahí, dejando un gran silencio tenso.

—No sabía que hacer — soltó un susurro Rheanyra viendo por donde se fue el hombre — Oh a quien darcelo.

—Me lo hubieras dado a mi — dijo una voz entrando a la habitación.

Hürrem Cole sonrió cuando vio el pánico en el rostro de  la princesa dragón.

Hürrem Cole sonrió cuando vio el pánico en el rostro de  la princesa dragón

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 𝐄𝐋 𝐃𝐎𝐋𝐎𝐑 𝐃𝐄 𝐔𝐍𝐀 𝑴𝑬𝑵𝑻𝑰𝑹𝑨Where stories live. Discover now