Mar siendo Mar no se rindió y continuó viendo una por una las muñecas mientras que con los chicos la mirábamos, esperando a que termine. La pobre era un manojo de nervios, deseando con desesperación ser llave como nosotros.
Entonces se detuvo, nos miró y volvió a negar.
—No hay llave. No hay llave, no hay llave— repitió.
—¿No eres llave?— le pregunté para fastidiarla.
—¿No?— me preguntó preocupada —Chicos, no no puede ser. No puede ser que no sea llave— negó, la miramos, sin saber qué decirle —¡Yo soy una Teen! Yo soy una Teen Angel... yo... tengo que tener llave, chicos— dijo, con desesperación —¡Lleca ni pegó el estirón y ya es llave, entendés! Yo estuve ahí con el tema, yo estuve cara a cara con el tema— suspiró y nos miró —Yo resolví lo de mi viejo, por ejemplo.
Me causaba un poco de gracia verla así, pero mejor no mostrárselo para no hacerla sentir peor.
—Bueno, Mar, no sabemos cómo funciona esto. No sabemos— le dije, encogiéndome de hombros.
—Sí, Valentina tiene razón, es un misterio.
—Sí.
Todos me dieron la razón. De pronto, Mar jadeó, y nos miró con los ojos bien abiertos.
—Ya sé— murmuró.
—¿Qué?
—Chicos, me la afanaron. Me la afana- no, enserio, Escúchenme, ¡me la afanó Juan Cruz! ¡Me la afanó tu viejo, Valentina!— me señaló.
Ah, no, ella había enloquecido.
—Porque... seguramente mi llave tenía algo... muy especial, como un poder sobrenatural— siguió ella, segura de lo que nos decía —Que las de ustedes no tienen, entonces ya está, me la afanó por eso. Listo chicos, ya está— aplaudió.
Jazmín y yo intercambiamos una mirada, evitando echarnos a reír.
—O Terremoto— siguió —Terremoto, que se olvidó de ponerla ahí, la perdió. Lo voy a matar.
Mar se lanzó hacia la puerta, pero fuimos veloces y pudimos frenarla antes de que salga y vaya a hacer una escena. ¡Terremoto claramente no le dirá nada sobre las llaves!
—Pará, pará, pará, pará.
—No, Mar.
—Para un poco.
Tacho cerró la puerta con firmeza.
—Escuchame, escuchame una cosa— el teñido dijo con tranquilidad —La llave uno no la encuentra, la llave te encuentra a vos— le explicó.
—Ah, sos cerrajero ahora, Tacho. ¡Pero- por favor! ¡Mirá a Rama!— ella lo señaló —Rama la encontró cuando devolvió un collar, a ver.
—Re re relicario era, Mar— Rama corrigió.
—Sí.
—Relicario— repitió.
—Sí, era una estupidez— Mar respondió.
Rama la miró, ofendido —No es una estupi- no, no perdón- No era- no fue una estupidez, mi tema, eh.
—Bueno, disculpame, no era una estupidez, pero... comparalo con lo mío que es encontrar un padre, o sea, no— negó —¿Y Thiago? ¿Thiago qué?
Me reí —Sí, él la encontró en un helado, pero-
—¿Chicos, no se dan cuenta?
—Mar, estás siendo muy dramática me parece.
—¿Perdón? ¡No! No es justo, yo-
—¡Paren, che!— exclamó Jazmín.
Tenía razón; nos estábamos yendo del tema.
Suspiré —Mar, Basta. Escúchame una cosa— pedí.
—No tengo llave— murmuró ella.
—Ey— llame su atención —No te apures, tranquila.
—Sí, sí, eh... ¿nos preocupamos por el concurso?
Todos miramos a Tacho. ¿Concurso?
—¡La bestia pop! ¡La bestia pop!— respondió él.
—Ah.
—Eso.
—Sí.
Tacho se encogió de hombros. ¿Quién tenía cabeza para la bestia pop ahora? Claramente, solo Tacho. Igual, no nos podíamos permitir perder ante MAN.
**********
Mientras Mar se fue a hacer quien sabe qué, Rama, Tacho, Jazmín y yo nos metimos al aula para poder hablar sobre el concurso y lo que haríamos pues no teníamos idea. Algo se nos ocurriría luego, siempre era así, improvisado.
Valeria entró en medio de la charla y me sentí algo incómoda porque ambas parejitas estaban juntitas mientras yo estaba sentada, revisando la galería de fotos en mi teléfono. Por alguna razón, los chicos y las chicas se habían tomando muchas fotos con mi celular y yo me preguntaba en qué momento.
—Eh... vos tenés la última chance— Vale le habló a Rama, llamando mi atención.
—¿Qué?— Rama le preguntó.
—En el concurso, ¿no? Digo.... si los vamos a hacer boleta. ¿Está?
—¿Boleta?
—Sí.
—¿Sabés cómo me gustaría que me hagas boleta?
Okay, no necesitaba escuchar eso.
—¡Grande, Ramita!— Tacho exclamó.
Jazmín, Valeria y yo lo miramos.
—¡Tronco, sos terrible!— Vale regañó a Rama —No me gusta que... que hables de eso enfrente de.... de los chicos.
—Mi amor, ¿qué dijo la psicóloga? ¡Cuando más lo hablemos, mejor! Además, estamos entre amigos... no pasa nada.
—Bueno, sí, pero no me gusta que nadie escuchara eso, ¿entendés?
—Eh con Rama somos muy amigos y nos contamos todo— Tacho intervino.
Valeria miró a Tacho y luego a Rama —¿Todo qué?
—No, no, no, todo todo todo no te cuento, Tacho— Rama aclaró, algo nervioso —Además, yo le-le pido algunos consejos a él, le..... a ver— se detuvo —Jaz, Valen, ¿qué opinan? ¿Nos ven listos para...?
Yo solo me encogí de hombros en respuesta. A ver, no era la más indicaba para aconsejarles sobre eso, jamás lo había hecho, así que se lo dejaba a Jazmín que era un poco más experta.
—Yo creo que deberían animarse— Jazmín les dijo, con una sonrisa —Es divino.
—Bueno, eh, bueno, basta— Vale se puso de pie, se veía incómoda —¡No es para una discusión pública eso!— negó —Falta que lo lleven para un programa de televisión.
—¡Bueno!
—¡Bueno, ey, Vale!
Ella negó y salió del aula. Nosotros reímos y yo me imaginé cómo sería eso; llevar nuestros problemas directo a un programa de televisión. O mejor, a un talk show...
**********
Aplausos tras aplausos provenientes del público se escuchaban. En medio de un set, una presentadora que sonreía a las cámaras. Llamémosla... Sabrina.
—Muchas gracias, muchas gracias— Sabrina habló con una sonrisa —Cómo la vida misma... el caso de hoy; mi novio y mi hermano están peleados por mi culpa.
Aparecí en medio del set, sobre una silla y con una luz enfocándome. Ay, no, ¿no podía ser de Jazmín, Mar o de alguien más?
—¿Cómo estás, Valentina?
Parpadeé —¿Yo? Bien, bien, pero... a ver, ellos solo están un poco distanciados, eh. No están peleados- mucho menos por mi culpa.
—¿Segura?
—Sí, obvio.
—¿Entonces no le ocultaste la verdad a tu novio?
Carraspeé —Ay, pero si me preguntas así... sí, no le conté la verdad a mi novio.
El público me abucheó.
—¿Fue por falta de confianza, o por falta de amor?
—¡No!
—¿No amás a tu novio?
—¡No! Digo, ¡sí! No fue por falta de amor. A ver, la verdad me parece cualquiera que me echen toda la culpa porque Thiago tampoco habló y-
—¿Entonces es culpa de tu hermano? ¿Es eso? ¿Es Thiago el responsable de todo?
—¿Qué? ¡No! Yo no estoy- no me parece que- Aquí nadie es culpable de nada, ¿de acuerdo?
Una persona se puso de pie y los reflectores, todos, cayeron en él —¿Vos estás segura?
Ah, pero aquí me querían quemar todos.
—¡Sebastián!— chillé —¡Pero si tú estás de mi lado!
—Y, sí, bombón, un poco de tu lado estoy. Pero vos tenés que asumir las consecuencias de tus actos, ya está, no hay más.
Otra persona se levantó —Sos desconfiada, ya está.
—No, no, Nacho, tu siéntate— señalé.
—¡Histérica también!— añadió Tefi.
El público hizo el típico "uhhh" y yo solo pensaba y pensaba en cómo todo había caído en mí.
Sabrina soltó una risita —Al parecer todos piensan igual, Valentina. ¿Vos qué pensás?
Froté mi rostro con frustración —Odio esto.
**********
—¿Valentina? ¡Valentina!
—¡Ey!
—¡Odio esto!— exclamé.
—¿Qué?
—¿Eh?
—¿Qué te pasa?
—¿Estás bien?
Parpadeé y miré a todo mi alrededor, fue entonces, que me di cuenta de que no estaba en ningún show ya que todo había estado en mi mente. No había ni una Sabrina, ni un público abucheándome.
—¿Valentina?
Miré a Mar —¿Qué?
—¿Qué te pasa?— Jazmín preguntó.
—Nada, nada— me reí.
—Bueno, vamos al cuarto que Tacho y Rama están esperándonos— indicó Mar —Dale, vamos.
Asentí. Me puse de pie y caminé detrás de ellas, en mis pensamientos aún. Ahora, un talk show mío la verdad que no daba, pero... ¿Cómo sería uno de las chicas... uno de Mar?
**********
Aplausos y más aplausos. Esta vez, yo no estaba en medio del set, estaba entre todo el público, con Jaz junto a mí.
—El caso de hoy— Sabrina una vez más habló ante las cámaras con una sonrisa —Estoy enamorada de dos mejores amigos. Ella— señaló a una persona, y esa persona era Mar —Y sus dos amigos. O sea, dos amigos se pelearon por mi culpa— se rió —¿Qué tal Marianella?
Mar asintió —Bárbaro.
—Contame, ¿estás enamorada de los dos?
—Bueno, si me lo preguntás así, viste, con el motor frío, eh... sí, puede ser.
Todo el público soltó un "uhhh".
—¿Sentís por Thiago lo mismo que por Sebastián?
—Pare- parecido, parecido.
El público se rió. Entonces, alguien levantó una de sus manos entre todo el público y los reflectores la iluminaron. Claro, tenía que ser Tefi.
—Por ahí levantan la mano— Sabrina señaló hacia Tefi —¿Señorita?
Tefi se paró —Yo sí la conozco— sonrió —¡Siempre fue buscona!
Nuevamente, el público hizo sonidos de sorpresa y Mar miró a su hermana con indignación.
—¡Histérica!— continuó Tefi —Calienta pava y feliz porque dos amigos peleen por ella. Turra, en frasco chico, ¿no?— se echó a reír.
Uy.
—Ella es la llave para todos los quilombos.
—Sí ahí estuviste bien, soy una llave. Todavía no la encontré, pero soy llave— la mirada de Mar pasó a Jazmín y a mí —Escúchenme un cosa, ¿ustedes no dirán nada? ¿No me van a defender?
Uy.
—Mmm, que feo, Marianella, jugar así con el amor. ¡Arruinaste una amistad!— Sabrina exclamó.
—¡No! No no, no, yo-yo no arruiné nada, eh. Yo no arruiné nada. No.
Sin poder evitarlo, me eché a reír. Todos se giraron para verme y yo me encogí de hombros. Bueno, era mejor un talk show sobre Mar que sobre mí.
**********
MIENTRAS TANTO, EN LA SALA...
Hilda había abofeteado a Barto y quería seguir con los golpes, pero Feli la tenía agarrada del brazo, no quería dejarla ir.
—¡Suélteme! ¡Suélteme que lo mato!— Hilda gritó.
Feli, entre jalones, pudo conseguir apretar el botón que encendía el intercomunicador que estaba en la sala y que daba a varias habitaciones.
—¡Cielitis! ¡Ayúdeme!
—¡Asesino! ¡Miserable!— Hilda insultó a Barto.
—¡Esta mujer quiere matar a Bartolomé!
—¡Purrete, purrete!— Barto exclamó asustado.
A la mansión, entraron Berta y los pequeños.
—¡Te voy a sacar los ojos!— Hilda seguía.
La mujer estaba furiosa con Bartolomé, el hombre que había hecho desaparecer a su hijo.
—¿Berta, podés dejar en paz a ese hombre?— dijo Cielo, a través del micrófono —Por favor.
Berta frunció el ceño ofendida —¡Pero si yo no hice nada todavía!
Alelí jaló la silla de ruedas de Barto, sonriente y los chicos la siguieron —¡Vamos a pasearlo!
Todos los pequeños gritaron con emoción.
—¡No! ¡No!— Feli exclamó, reteniendo a Hilda. No quería que la mujer se acercara a Barto.
—¡Soltame!
—¡Por favor!
—¡Felicitas tiene la culpa!— gritó Berta.
—¡No!— Feli exclamó —¡Aquí la culpa la tiene esta mujer que quiere mutilar a los chiquis!
—¡Purrete! ¡Purrete! ¡Purrete!
Mientras los pequeños hacían girar a Bartolomé en su silla de ruedas, el pobre hombre lucía aterrado y tembloroso.
—¡¿Quieren un correctivo?!— exclamó Feli.
Todos se detuvieron y la miraron. Barto comenzó a aplaudir, emocionado de escucharla decir eso, pero era el único.
—¡Purrete! ¡Purrete! ¡Purrete!
—¡Este miserable hizo desaparecer a mi hijo!
—¡Su hijo está vivo y no es ningún santo!
—Ese no es mi hijo— Hilda respondió.
Feli elevó las manos —¡Póngase de acuerdo, mujer!
—¿Se callan?— pidió Cielo —¡Dejaron el micrófono abierto, por favor! ¡Córtenla!
**********
Aplausos.
—¡Y seguimos con; dos amigos se pelearon por mi culpan!— exclamó Sabrina.
—Perdón ¿no era estoy enamorado de dos mejores amigos?— Mar preguntó.
Sabrina sonrió —No, querida. La televisión aquí es dinámica y las pruebas son contundentes.
—Uhhh.
—¿El público te devuelve lo que no querés ver?
Mar soltó una risa fingida —¡No, por favor! A mí el público me ama— mandó un beso.
El público se echó a reír.
Mar nos miró con seriedad —No... pasa que acá me están tirando solamente tierra. Pero si llamas a dos amigas mías, se van a dar cuenta que yo soy buena persona.
—¿Amigas? ¿Amigas tuyas?
Con Jazmín miramos a todos, en busca de esas dos amigas de Mar.
—Valentina, Jazmín, ustedes son mis amigas.
Los reflectores cayeron sobre nosotras.
—Ah, claro— me puse de pie— Lo que pasa es que, bueno, soy la hermana de uno, así que no puedo ni quiero hablar, lo siento.
—¿Rivalidad entre amigas?
—¡Uhhh!— el público exclamó.
Jalé a Jazmín para que se levante —Vas tú.
—Bueno— Jazmín se encogió de hombros.
La rubia se acercó a Mar.
—Yo soy Jazmín Romero, tengo dieciséis años, me gusta cantar... bailar, estoy vestida por 47 street— sonrió —Eh, bueno, nada, eso, que me gusta bailar cantar y mis medidas son ciento cincuenta-
Tacho se puso de pie —Bueh, bueh, bueh, bueh, no tenés por qué dar las medidas— señaló —Y si vas a dar las medidas, decilas bien, ¿o no?
El público de echó a reír, yo incluida.
—¡Son esas mis medidas! ¡Ciento cincuenta tengo! Sí, sin push up, sí.
—Jazmín, Jazmín— Mar llamó.
—¿Qué?
—Tenés que hablar de mí— le recordó.
—Ah, ¿de vos?
—Sí.
—Ah— Jazmín negó y regresó a su lugar —Sí no no es mala mina. Es... media vueltera, es histérica...
Reí —Lo que pasa es que no se quiere quedar sin el pan y sin la torta.
—Uhhh.
—Amiga, te queremos— Jazmín y yo le dijimos.
—¿Están hablando bien de mí?
—¡Sí!
—Sí, también es un poco insegura— Rama añadió.
El público se burló.
—¿Perdón...? ¿Insegura? ¡Callate vos, Rama! ¿Qué hablás de mi si no me conocés?
—Mar cómo no te voy a conocer, nosotros salimos.
—No perdonás a uno, chiquita— Sabrina comentó.
Todo el público se echó a reír.
—El público va a pensar que sos un poco rapidita.
Emilia, la mamá de Sebastián, se paró —¡Esa chica no es rápida! ¡Es urgente!
—Uhhh.
—¡Ah!— Mar se paró de su silla con rapidez —Pero que graciosas que somos en televisión— le dió una mala mirada —¡Queremos hacer comedia!— habló, señalando a Emilia —¡Pero callate vos, ridícula!
—Cuídese, señora— Emilia le dijo a Sabrina —¡Ella es hija de un boxeador!
—No, no, no sabemos si es mi papá todavía.
—¿Qué, niega a su propio padre también?
—No, bueno, basta, cortame, cortame— Mar negó, mirando a todas las cámaras —¿En cuál estoy? Ey, cortá, basta, basta.
**********
—¡Basta!— exclamó Mar.
Jazmín, Rama, Tacho y yo la miramos —Uy...
—Basta— repitió ella —Dejen de hablar de mí, esto no es un talk show.
Me reí —Estamos charlando nada más.
—Sí, sí, sobre tus indecisiones... y-
—Basta, Tacho.
—Eh, Mar, Mar, somos tus amigos nosotros.
—No, acá los amigos son de palo— respondió Mar, negando —Y basta, esto no es un talk show.
De pronto, me quedé paralizada y varias imágenes comenzaron a aparecer en mi mente.
Tefi y Luca sonrientes.... ella alejándose de él, con una sonrisa pícara, hacia la calle... ella tirada, en medio de la calle, muerta.
—Tefi— murmuró Mar.
—Tuve una... visión— Jazmín confesó.
Tragué saliva —Yo... yo también.
—Yo también.
—Sí, yo también.
Mar llevó una mano a su pecho. Rama se levantó y los tres lo miramos.
—Tacho, vamos.
—¡Vamos!— el rubio saltó.
Con las chicas íbamos a seguirlos, pero Tacho giró.
—¡Quédense acá!— nos ordenó.
Ambos chicos se fueron y las tres nos quedamos en la habitación pensando en Tefi y lo que vimos aquí todos. Mar se veía angustiada por su hermana y no culpaba su reacción ya que si fuese Thiago... ahora, ¿en donde se había metido mi hermano?
Pero esa no era la pregunta más importante aquí y sabía que los chicos pensaban lo mismo. ¿Por qué vimos eso? ¿Para evitarlo? ¡Tenía muchas dudas, pocas repuestas!
**********
MIENTRAS TANTO, EN LA SALA...
Los chicos se habían llevado a Barto para pasearlo, para jugar con él y mientras tanto Feli los buscaba. En la sala se habían quedado Hilda y Berta, pero se les había unido Dora. Las tres mujeres estaban con las orejas pegadas al intercomunicador, oyendo las cosas que pasaban en la cocina con León, Cielo, los papás y una licenciada.
—Acá lo importante es no restar, ¿sí?— les dijo la licenciada —Acá la clave está en seguir sumando. Salís ganando porque tenés cuatro padres.
—¿Y eso es salir ganando?— León cuestionó —Me cuesta pedirles permiso para habilitar el boliche- imaginate cuatro.
—Bueno, pero..... ¿por qué no aprovechás y pedís plata a los cuatro para ir al boliche?— Marcelo le sugirió, semi bromeando —¿No te parece?
—Marcelo, no estamos para chistes, eh.
—¡Bueno!
—Y una pregunta, ¿por qué Nico no está?— habló Mercedes —Él debería estar acá, ¿no?
—Sí, pero... está de viaje— mintió Cielo.
—Bueno, cuando él vuelva hablaremos con él, ¿sí? Ahora lo importante es resolver este problema, en la privacidad del seno familiar.
Las tres mujeres que estaban al pendiente de todo, asintieron.
—Totalmente de acuerdo— Berta comentó.
—Para mí, le falta disciplina a ese chico— Hilda les comentó, negando con la cabeza.
—No, bueno, tampoco demasiada. Porque después la... la juntan toda dentro y es grande. ¡Se les brota, se les brota y después se ponen a secuestrar gente!
Dora había dicho eso mirando fijamente a Hilda, y ella claro que lo captó.
Hilda arqueó su ceja —Claro, mejor darle libertar y que termine abrazado a la botella— atacó.
Berta jadeó. Ambas mujeres giraron a verla y Dora señaló a la madre de Nico con el dedo.
—Bueno se me escapó pero en realidad no importa porque el chico ya dejó el vicio— Berta señaló.
—Esas cosas se archivan en familia— aclaró Dora.
—Ay, bueno, bueno, ¿qué parecemos nosotras, eh? Tres viejas chusmas de pueblo— comentó Berta.
—¡No te voy a permitir... lo de pueblo!— Dora dijo.
Hilda la miró ofendida —¿Qué pasa con el pueblo?
Dora no supo que responderle. Berta encendió una vez más el intercomunicador para seguir oyendo la conversión que transcurría en la cocina.
—A mí, lo que propone la licenciada, me parece lo correcto, me parece bien— comentó Cielo —¿Pero, ustedes qué piensan?
—¡Que los padres son dos pascuales!
—¡Berta!— exclamó Cielo.
—¡Más respeto que es la voz de la experiencia!— le respondió Dora.
—¿Vos me estás diciendo vieja?— Berta cuestionó.
—Nooo, te parece.
—¿Se pueden callar, por favor?— Cielo pidió, con poca calma — ¡Que sea la última vez!
Las mujeres no respondieron, Cielo suspiró y no se le escuchó más.
**********
El programa había empezado y todos estábamos ya listos para salir. Tacho y Rama pudieron evitar que Tefi salga lastimada y llegaron al programa listos y ansiosos por empezar a cantar.
En medio del set, pidieron a tres integrantes de las bandas que tocarían en el programa.
—¡Hoy se definen las cuatro bandas finalistas de la bestia pop!— exclamó el conductor y el público nos aplaudió —Por eso, vamos a charlar con algunos de los integrantes de las bandas, ¡que vienen a jugarse el todo por el todo!
El público aplaudió más fuerte.
—Por eso tenemos a Melody, Sebastián y Simón de MAN— aplausos —John, Peter y Juan de Seranate. ¡Tacho, Mar y Valentina de Teen Angels!
Tacho nos levantó a Mar y a mí en cada brazo, algo que causó el alboroto del público. Pudimos oír uno que otro grito por parte de Dora, que había llegado junto con Terremoto para apoyar a Mar.
—Bueno, vamos a comenzar con las preguntas— el conductor empezó —Primeramente, me gustaría a mí hacerle una pregunta a Melody— la miró, sabía que le preguntaría —Porque hay algo que nos tiene intrigados.. y es sobre las fotos que te sacaste en la revista que todos vimos.
—Ey, no, no, no hace falta— Mar intervino —A ella no le gusta contestar esas preguntas porque.. es de perfil bajo, como yo, ¿no?
El público rió.
—Entonces vamos a hacerle una pregunta a Mar— sugirió el conductor— Mar, ¿tenés novio?
Mar se quedó callada. Decidí salvarla y le quité con rapidez el micrófono al conductor.
—Como ya lo mencionó, es de perfil bajo— recordé —No responde ese tipo de preguntas.
—Entonces hablemos con vos, Valentina— me dijo con una sonrisa el conductor —¿Qué relación tenés con Simón de MAN? ¿Son novios?
Ah, pero qué chusma que es este hombre.
—¿Qué es esto? ¿Un talk show?— me quejé.
—Esto es televisión, querida, ustedes se deben a su público, ¿no es cierto?
El público aplaudió ante eso.
—¡Muchacho, muchacho!— Dora gritó entre todos, llamando al conductor —¡Acá está el papá de Mar!
—Mamá, mamá— Terremoto negó.
—A ver, a ver, a ver, seguime, seguime.
El camarógrafo siguió al conductor. Mar negó algo apenada por la reacción de Dora.
—No, no, no, no, no— Terremoto trató.
—¡Sí, este es!— Dora señaló a su hijo.
—Esto me interesa. A ver, sí, señora— el conductor acercó su micrófono hacia Dora.
—Que la cámara lo tome, eh.
—No.
—¡Este es Terremoto Aguirre, el famoso boxeador! ¿Se acuerdan?— Dora preguntó.
—Callate, mamá, no, yo-
—Bueno, es el papá de mi nieta.
Me reí. Mar y Terremoto trataban de que no siga y eso a Dora le importaba muy poco.
—Cantemos, cantemos, cantemos— Mar pidió.
El conductor se apiadó de ella y aceptó.
—A cantar, entonces. Comenzamos con la primera banda del día de hoy, con ustedes... ¡Serenate!
El público aplaudió, en medio del set quedaron los chicos de Serenate para su presentación. Todos los vimos desde un lado del escenario hasta que acabó su presentación y les aplaudimos junto con todo el público.
—¿La rompieron, no?— preguntó el conductor.
Todo el público gritó que sí.
—¡Aplausos para Serenate!
De pronto, me percaté de que se escucharon como sonidos de besos. Y no fui la única.
—Eh... tengo un problema con el audio, chicos.
—¡Basta, tronco!
¿Valeria?
—Pero Vale, si te gusta.
—¡Pero- no, no, no, Rama! ¡Aflojá la mano!— ella exclamó —Sos calentón, eh.
Oh, por Dios.
—¿Estoy escuchando bien? ¿Es Vale de MAN? ¿Y.. Rama de Teen?— el conductor preguntó.
Ambas bandas comenzamos a negar.
—¡No!
—No, nada, nada.
—No.
—Pero todo el mundo dice que estamos listos para dar ese paso— se le escuchó hablar a Rama —¿Por qué no podemos?
—¡Bueno, a mí me importa un pito lo que dice todo el mundo!— Valeria respondió —No quiero que los demás hablen de lo nuestro, de eso.
—¿Pero qué hacen, chicos?— una voz preguntó.
No se escuchó nada más. Todos nos miramos, eran unos tontos Rama y Vale por hablar de eso.
—Eh... no, no hablábamos de sexo— escuchamos a Rama decir —Hablábamos de otra cosa.
—No aclares, Rama, no aclares que es peor. Eh.... ya bajo, eh, sí, ya bajo— Vale comentó.
El público se echó a reír.
—¿Habrá que esperar?— preguntó el conductor.
Nadie respondió.
—Este... ¡Un aplauso para la bestia pop!
Solo ante eso el público aplaudió. Vi a Vale llegar y todos se dieron cuenta de su presencia, incluido el conductor chusma.
—¡Ahí está, un aplauso para Valery!
El público aplaudió, Valeria se acercó avergonzada.
—¡Valery, vení para acá, vení para acá! Yo te quiero hacer una pregunta, este...
Valeria le quitó el micrófono —Sí, yo no lo hice con mi novio ni con nadie. ¡¿Está claro eso?!
El público se echó a reír. Sebastián se acercó a ella, jalándola para que no siga haciendo más show.
—No queríamos saber tanto, ¿no? Bueno, pasemos con Mel. A ver, Melody, vení para acá— Melody no dudó en obedecer —Te voy a hacer una pregunta a vos, eh... con todo esto de las fotos... el revuelo que armaste... ¿es tan así realmente?
—Fueron unas fotitos nada más— respondió.
—¿Y tu papá, el embajador? ¿Qué onda?— siguió y añadió —¿Qué opina?
Melody entreabrió la boca para responder, pero la interrumpió otra voz.
—¡Un momento!— Alice exclamó y Melody la miró con horror —Un momento.
Alice se acercó ante la mirada de sorpresa de todos para quitarle el micrófono al conductor. Esto iba a ponerse feo, yo lo sabía.
—¡Soy la esposa del embajador y esa chica miente! No es hija nuestra— reveló.
El público jadeó.
—¿Esto es verdad?
Melody no sabía dónde esconderse. Me sentía mal por ella, pero ya no podía seguir con su mentira, y era hora de que hable con la verdad.
El teléfono de Alice sonó y ella respondió.
—¡No, Robert! ¡No, me cansé!
—¿El padre?— el conductor preguntó, interesado y se acercó —Saquémoslo al aire.
—¡No, no es el padre! Robert, cortá, por favor— la mirada de Alice pasó hacia Melody —¡Melody, decí la verdad!
Vale se metió —Loco, corten. ¿Qué importa si es la hija de la mucama o de la cogotuda esta? ¡Ya está!
—Bueno, bueno— el conductor quiso calmarla.
—Estás hundiendo a tu hija— Tefi le recriminó a la supuesta mamá, acercándose a Melody.
—¡No es mi hija!— Alice repitió, desesperada.
El público jadeó otra vez.
—¡No es la hija!— exclamó Dora.
—¿Pero es o no es la hija de la mucama?— Tacho a mi lado preguntó en voz baja.
Mar y yo intercambiamos una mirada.
—Bueno, a ver, por favor, a ver si nos ordenamos— pidió el conductor —Hablen de a uno.
—No, no, pará, pará— Simón intervino —Paremos un poco, esto es un concurso de música, no un talk show.
—¡Es que esta mocosa hizo pública una mentira! Y quiero que se retracte. ¡Decí la verdad, Melody!
—¿Pero tanto lío por unas fotos? ¿Qué más querés? Tenés una hija divina, basta.
—¡Es que no es mi hija, entendelo!— Alice repitió.
—¿Ves? Ese es típico de los padres de hoy— Nacho habló —Pero típico, eh.
—Pará, Nacho— Simón le pidió —No metamos más gente en este barro.
—Pero vos hacete cargo de tu viejo y listo.
Simón no respondió, yo miré mal al cachetón.
—Flaco, flaco, enfocame acá, ¿sí?— Nacho pidió al camarógrafo, todos lo miraron —Eso es lo que nos pasa a los chicos de hoy en día— comenzó a hablar con notoria decepción en la voz —Nuestros padres nos mienten, nos niegan y nos abandonan— habló con enojo —¡Son unos turros como mi viejo! ¡Sí, el doctor Pérez Alzamendi es bígamo!
El público lo miró con sorpresa.
—Como escuchan, Adolfo Pérez Alzamendi, juez de la nación, tiene dos familias— él continuó —Ahora, dígame una cosa— se cruzó de brazos —¿Eso no es un delito, su señoría?
No sabía si era el mejor lugar para decir todo eso y esperaba que luego no se arrepienta. Aunque igual su papá un poco se merecía todo esto.
—Pero yo no soy como mi papá. Yo no niego ni mi sangre ni mis lazos— continuó —Allí en la tribuna, está mi hermana— señaló —Enfóquela, enfóquela, señor director. Mostrate, Lu, mostrate.
Caridad, que estaba al lado de la hermana, negó ya que claramente no daba hacer un show de esto. No ahora, no después.
—Nachito, aflojá con el ventilador.
—Y ella es Caridad. Enfóquenla también, ella es mi novia— les informó —Y mi papá la niega porque es pajeruana, bruta y sin gracia pero... bueno, algo de todo eso tiene. Pero yo la amo— miró a Caridad, le sonrió —¡Paisa, yo te amo a vos! ¡Lu! Mostrate. Es, es la de pelo negro— señaló a su hermana —La que esta al lado, de pelito largo, mirá, ¡ey!
Caridad negó, se levantó y jaló a su hermana.
—¡No! ¡Pero, Lu! ¡Escuchame, no te vayas! ¡Que no te de vergüenza! ¡Ni vos ni yo tenemos la culpa por tener el padre que nos tocó, Lu!
—¡Flor de sinvergüenza!— Dora exclamó, desde su lugar —¡Yo lo conozco bien, porque es el que metió injustamente a mi probre hijo en la cárcel!
Nacho bufó —¡Pero por favor, su hijo de pobrecito, no tien nada, eh! ¡Su hijo me rompió la mandíbula, me fajó!
—Ey, ¿qué te metés con mi familia, flaco?— Mar lo miró mal.
—¡Ay!— Dora exclamó.
—Ah, mirá— Terremoto murmuró, sorprendido.
—¡Nos dijo familia!
Dora y Terremoto sonrieron.
—Mar, please, abrí los ojos— Nacho le habló —Ese tipo que te reconoció, mañana se chupa y se olvida de vos.
—¡Pero por favor!— Dora saltó.
—¡Te voy a dar cachetón, eh, te voy a dar!— señaló Terremoto.
—No, Maurito, vos quedate tranquilo— Dora pidió, luego giró a ver a Nacho —¡Mirá, el problema de la bebida que tiene mi hijo... es algo que se arregla en privado!
Mar se dió un golpe en la frente.
—¡Nosotros acá estábamos hablando de la hija del embajador!— Dora exclamó.
—¡Pero no es mi hija!— Alice repitió.
—Esto es un quemo, gorda— Tefi le dijo a Melody.
Melody asintió. Vimos como se acercó al conductor con firmeza y le quitaba el micrófono.
—Sí, es verdad— asintió, mirándonos a todos —Yo soy la hija de la mucama de Alice— el público solo jadeó —Pero no es solo eso— pausó brevemente, y luego continuó —Soy la hija de la mucama.... y del embajador de Dubai.
—¡¿Qué?!— Alice exclamó.
El conductor se acercó a ella, sorprendido antes la declaración que acababa de dar.
—Bueno, eh.... problema resuelto. Nos vamos a un corte y a la vuelta canta MAN— miró a Melody, un poco dudoso —¿Cantan?
—Sí. ¿A eso vinimos, no?
El público aplaudió.
—¡La bestia pop!
Mandaron a corte. Alice se veía bastante mal y eso no parecía importarle a Melody. ¿Por qué no decía toda la verdad de una sola vez? No la entendía, era muy extraño que no quisiera hablar y ya.
Cuando regresamos del corte MAN cantó y obtuvo una buena devolución del jurado. Tefi se quedó en medio del set con el conductor.
—Final feliz para MAN— el conductor habló y giró hacia Tefi —Estuvo buena la devolucion del jurado ¿no, Tefi?
—Sí— Tefi asintió, contenta.
—Te voy a hacer una pregunta. ¿Qué onda con tus compañeros? ¿Viven?
Tefi se rió —¡Sí! Sí, sobrevivieron al talk show. Así que sory, chicos. ¡Mil disculpas por MAN, enserio! ¡Vótennos!— pidió.
El público aplaudió.
—¡Pero nena!— exclamó Dora —Ahora le toca a mi nieta— señaló.
—No, no, no, no, no que no se meta Dora, ya está— pidió Mar.
—¡Pero- abuela!— Dora corrigió —¿Sabe que pasa, joven?— le habló al conductor —Que el papá acá le quiere dar una palabra de aliento— lo señaló —Así agiliza el trámite.
—La vas a hacer pasar vergüenza, mamá.
—¡Pero ella no siente vergüenza con vos! ¿No?
—Eh... ¿cantamos?— sugirió Tacho.
—¡No, pero escuchame, nene! ¡A mi nadie me deja con el acta en la mano, eh!
—¡Basta, mamá!— Terremoto saltó.
—Uhhh— soltó el público.
—Bueno— Mar intervino —¿Cantamos? Cantamos.
—A ver si pueden— comentó el conductor.
Le quité el micrófono —Claro que podemos.
—El tema.
—El tema te está diciendo.
—¡Ah!— sonreí —¿Vamos con a ver si pueden?
El público aplaudió.
—Teen Angels sube al escenario. El momento de la música de la bestia pop. ¡A ver si pueden!
Los chicos y yo nos subimos a cantar el tema cómo pudimos después de todo lo que había pasado. Era una presentación importante, así que hicimos todo lo que pudimos.
Cuando terminamos, el público nos aplaudió y nos dieron una buena devolución, felizmente.
—¡Y así pasó Teen Angels! Y ahora, es el momento que ustedes decidan desde casa— el conductor nos miró y luego miró a las cámaras —¡Por eso... están abiertas las líneas para que ustedes puedan votar!
Dora se levantó —¿A qué número llamo?
—¿La señora quire seguir con el talk show?
Me acerqué, corriendo —No, no, no, no, nadie dice nada más.
Suficiente talk show por hoy.
—Pero... miren qué todavía quedan unos minutos.
Ay, pero qué pesado.
—¡Yo, yo, acá, sí!— una señora levantó la mano.
Todos giramos a verla. ¿Quién era?
—Bueno, seguimos entonces— el conductor habló, interesado, y se acercó a ella —¿Qué tal, señora?— sonrió —¿Quiere decir algo? ¿Cómo es su nombre?
—Eh... soy la señora... eh... Juana Vacca.
—¿Y la señora Vacca va a tirar una bomba?
La señora pausó un segundo —Yo solo quiero decir que... que soy la madre biologica de Estefanía. Eh... Tefi, de Tefi de MAN.
¿Qué?
Tefi borró la sonrisa de su rostro y miró a la mujer sin ninguna expresión, estaba como paralizada.
¿Cómo que es la mamá?