Humo blanco, gritos, sollozos, una luz intensa, más gritos.... ¿Lo había soñado? ¿Lo había imaginado?
—Valentina, Valentina.
Escuchaba a Thiago llamarme con desesperación y parecía estar llorando. Tardé en abrir los ojos pues me sentía mareada y muy confundida. ¿Qué pasó y por qué me había desmayado?
Parpadeé para acostumbrar mi vista a la luz y sentí como Thiago me aferraba a él mientras lloraba. Me percaté de que no era el único que lloraba y giré un poco la cabeza solo para ver que se trataba de Cielo.
—¿Thiago?— murmuré —¿Qué-qué pasó?
Thiago sostuvo mi rostro entre sus manos y me dió una mirada de alivio —¿Estás bien? ¿Te duele algo, te lastimaste?
—¿Qué pasó?— repetí.
Lo último que recordaba era haber visto a Nico con Cielo, besándose. ¿Dónde estaba Nico? ¿Por qué se encontraba llorando Cielo?
—No sé— Thiago respondió —Nico- él se fue.
Me senté, llevando una mano a mi sien —¿Qué? ¿A dónde se fue? No entiendo nada, Thiago.
—No sé, te juro que no sé.
Escuché a Cielo sollozar mientras miraba el reloj y me preocupé más. Había sucedido algo y tenía mis sospechas en Juan Cruz.
—Cielo, Cielo.
Monito, Cristóbal y Luca entraron al cuarto y Cielo los miró, tratando de secar sus lágrimas porque no quería asustar a los pequeños.
—Algo pasó, Cielo— Cristóbal comentó.
Cielo asintió —Mejor bajemos, ¿sí?
Los pequeños asintieron y se acercaron a Luca, sin percatarse de la falta de Nico, para salir del cuarto. Cielo suspiró y los siguió. Yo me levanté con ayuda de mi hermano y tomé sus manos cuando vi que la expresión de llevaba era de horror.
—¿Me estaré volviendo loco?— murmuró asustado.
Negué —No, Thiago, solo- mejor bajemos, ¿sí?
Él simplemente asintió. Entrelacé nuestro brazos y salimos de la habitación juntos para bajar a la sala, donde el resto de chicos estaba. No me solté jamás, me mantuve aferrada de su brazo.
—¿Ustedes también?— nos preguntó Tacho.
Asentí.
—Estoy muy mareada— comentó Vale con la mano en su cabeza.
—Sí, yo también— Rama comentó.
—Bueno, por eso necesitan hidratarse, vamos— les dijo Feli, con una bandeja en las manos.
—No, no, pará, tengo mucho frío— Jazmín habló y nos miró —Tengo frió, ¿ustedes?
El ambiente en la casa se había puesto tenso y frío, Jazmín tenía razón.
—¿Cielo, qué pasó?— Alelí se acercó a ella.
Hubo un corto silencio antes de que Cielo negara y cerrara los ojos, tratando de controlar las lágrimas.
—No sé— respondió —No sé lo que pasó.
—Yo-yo lo último que me acuerdo es que estaba en- en el aula y terminé en el altillo— Thiago murmuró.
—Yo igual— dijo Luca —Yo estaba en la cocina, era de día— comentó, con la mirada perdida —Aparecí tirado en el pasillo y... y era de noche.
—¿A alguien más le pasó algo así?
—Algo nos hicieron— comenté con seguridad.
—Tengo miedo, Rama— Alelí lo abrazó.
—¿Qué pasa?— Monito preguntó también asustado.
Pobrecitos, no entendían nada.
—Tranquilos— Feli estiró su mano —Vengan, aquí, vengan, tranquilos.
—¿Y mi papá?— preguntó Cris, mirando a Cielo, lo cual causó otro silencio —¿Dónde está mi papá?
Nadie respondió.
—¿Qué pasó con Nico?— preguntó Mar al no tener respuestas.
Cielo negó —No les voy a mentir, chicos. No sé qué pasó, pero Nico no está.
La mirada de todos, fue de confusión.
—¿Qué?
—¿Cómo?
—¿Qué?
—¿Cómo que no está?
—Pero Cielo, ¿a dónde fue?
—No sé— Cielo negó otra vez —No sé. Pero no está.
Todos se miraron entre ellos. Sentí como Thiago se limpiaba el rostro y acaricié su brazo para tratar de reconfortarlo. Apoyé la cabeza en su brazo y negué, pensando en Nico, en todo lo que había pasado y el motivo por el cual había pasado. ¿Qué quería tener Juan Cruz de nosotros? No lo entendía.
No era ajena a las miradas que nos daban a los dos, sobre todo ahora que sabían la verdad. Estaba muy segura de que tenían miles de dudas, pero con Nico desaparecido, y lo que acababa de pasar, sentía que era mejor hablarlo después, hasta que mejore todo, hasta que se calmen las cosas.
Felizmente, ninguno hizo preguntas al respecto, se dedicaron solamente a mirarnos.
**********
Las chicas y yo nos metimos al cuarto y yo saqué el teléfono para intentar hablar con Simón. Le quería pedir que regrese para poder conversar ya que solo se había ido y sentía que le debía una explicación a más detalle. Me aliviaba saber que por lo menos se había ido antes de los desmayos.
Una timbrada, dos timbradas y nada. Lo llamé una vez más y pasó lo mismo. ¿Por qué no contestaba? ¿Estaba enojado conmigo?
—No entiendo— Jazmín comentó desde su cama y con la mirada perdida —¿Qué pasó con Nico?
—No sé— murmuré —No sé.
Me percaté de que Mar estaba tratando de hacer lo mismo que yo; llamar a Sebastián. Luego de que el pobre se entere de que Mar lo había engañado, era difícil que respondiera.
Miré mi teléfono con preocupación y llamé una vez más a Simón. A la tercera timbrada, respondió.
—¡Simón— exclamé, aliviada —Mi amor, yo-
—¿No te das cuenta que no quiero hablar con vos?
Se le escuchaba furioso.
—¿Qué? ¿Por qué me hablas así?
—¡Si no te contesto es por algo! ¡No quiero hablar!
Fruncí mi ceño —¿Podemos hablar? No sé qué pas-
—¡No!
—Te estás comportando como un tarado, Simón, y no entiendo por qué me hablas así.
—Sí, soy un tarado por pensar que confiabas en mí cuando no era así— bufó.
Parpadeé —Pero... no es así, yo no-
—¡Quiero estar solo!
Y así, sin más, colgó. ¿Enserio se había enojado por no haberle contado que Thiago era mi hermano? Si no lo hice no fue por un tema de confianza, fue por tonta, por no saber cómo hacerlo.
Intenté llamarlo una vez más. Tenía que explicarle, tenía que decirle que lo amaba y confiaba en él. Me dolía estar peleada con Simón, así que arreglaría lo que había hecho, tenía que hacerlo.
—Por favor, dejame que te explique, Sebastián. Yo- yo te puedo explicar, enserio, Seb-
—Ahora no, Mar. Cielo quiere hablar con todos.
Mar miró a Feli —¡Que espere Cielo!
—¡Mar!— Feli la regañó.
Mar la ignoró y siguió intentando hablar con Sebas. Feli negó, pero no le dijo nada más, solo se acercó a consolar a Jazmín ya que no dejaba de llorar.
—¡Jazmín!
Thiago entró al cuarto y se acercó a la rubia.
—Jazmín, decime que viste en tu visión— ordenó.
—Thiago, dejala tranquila ahora— Feli pidió.
—¡Decimelo, Jazmín!— gritó Thiago.
Lo jalé del brazo —¡Basta, Thiago!
—¡No sé, Thiago, no sé!— Jazmín exclamó —No sé, era-era.. raro todo. Era como que... vos gritabas de Nico desesperado y de repente un fogonazo, y-y yo sabía que no tenía que hablar, yo se lo dije.
Cubrió su rostro y comenzó a llorar. Tacho entró al cuarto, empujó a Thiago y luego levantó a Feli para sacarla de la cama y alejarla de Jazmín.
—¡Tacho!— Feli exclamó.
Tacho la ignoró y se sentó al lado de Jazmín con el rostro lleno de preocupación.
—Escuchame, vos no tenés la culpa, bonita— habló para hacerla sentir mejor —Mirame— pidió.
—De verdad, Sebastián, por favor dejame que yo te explique, que yo-
Thiago le quitó el teléfono a Mar —¡Vos no le tenés que explicar nada a ese enfermo!
—¡¿Qué hacés?!— Mar recuperó su teléfono.
—¿Qué hacér, Mar? ¿Qué le explicás?
—¿Qué te pasa, idiota? Estoy hablado, andate vos a otro lado— Mar le dijo a Thiago.
Ambos comenzaron a discutir. Llevé ambas manos con una mueca a mi sien y las froté ya que sentía el dolor de cabeza asomarse.
Rama, Luca y Cielo entraron a la habitación.
—¡Seguro que Luca miente!— Tacho saltó.
—¡Para un poco, Tacho!— grité.
—Chicos, por favor, cálmense— pidió Cielo.
—¡Fuiste vos!— Tacho señaló a Luca —¡Vos trajiste esos regalitos, por eso que estabas tan raro!
—¡Tacho, no no, te juro yo no me acuerdo nada!
Tacho tenía un punto, Luca había estado raro y era todo muy sospechoso.
—A ver, Luca, ¿entregaste a Nico o no?— pregunté.
—¡No!— Luca respondió, luego titubeó —No sé.
—¿Cómo no sé?— Rama preguntó.
—¡Fuiste vos!
Tacho saltó furioso y se dirigió a Luca para pegarle.
—¡No, Tacho!
Tacho ignoró a todos y le lanzó un puñetazo a Luca, tumbándolo a la cama de Tefi para seguir peleando. Nos acercamos a separarlos y poder evitar que pase otro desastre. Todo era un caos. Nuevamente.
—¡BASTAAA!
Ante el grito de Cielo, nos quedamos detuvimos. La miramos atónitos y un poco asustados.
—¡Se acabó, ahora vienen todos a hablar conmigo!
Comenzó a caminar hacia la puerta con firmeza. Se detuvo sólo para mirar a Feli.
—¡Feli traé el café!— ordenó.
Todos intercambiamos una mirada y no podíamos hacer más que obedecer. Uno por uno salimos y la seguimos hacia el aula, donde todos nos sentamos, esperando a que hable. Cielo se apoyó en la puerta.
—Yo sé que están mal, chicos— comenzó a hablar, nadie respondió —Todos estamos mal— empezó a caminar frente a nosotros —Acaba de pasar algo... horrible, que todavía no terminamos de entender, pero ya vamos a tener respuestas— se inclinó, con determinación, hacia Tacho —Y no se consiguen a las trompadas.
El rubio suspiró, pero no dijo nada, solo asintió. Él sabía que Cielo tenía razón aunque no lo admitiera.
Cielo nos miró, a todos —¿No se dan cuenta que lo único que quiere esa gente es vernos así?— señaló. La miramos —Mal, destruidos, peleados.
—¿Qué querés, que bailemos?— Mar preguntó.
—¿Y por qué no?
Thiago bufó —Dejate de joder, Cielo.
—No, no es así, Thiago— Cielo se acercó a él, tomó sus manos para levantarlo del piso —La vida sigue, continúa, así que hay que pararse, ir para adelante. Mañana tienen concurso, La Bestia Pop, así que-
—¿Cielo, me estás cargando?— Jazmín preguntó y miró a Cielo —Desapareció Nico, ¿entendés eso?
Todos nos levantamos.
—No te estoy cargando. Hay que seguir con la vida mientras lo buscamos. Mañana, van a ir al colegio, van a ir al concurso, tienen que ensayar chicos sino lo van a perder. Feli, andá a buscar agua.
—Cielo, Cielo, me parece que no da que bailemos— Rama comentó.
—¡Sí que da! Vamos a ensayar.
Cielo giró hacia la radio y la encendió.
—No, no. Tacho, apagá la música, apagá la música.
Tacho obedeció a Mar.
—Pero-
—¿Qué te pasa?— Mar miró a Cielo —No queremos bailar, queremos a Nico nada más.
—Nico no está— Cielo contestó, con dureza —Y eso no se puede resolver— pausó brevemente —Así que se olvidan de eso y siguen con sus vidas.
—¿Olvidarnos?
—¿Cómo vas a decir eso, Cielo?— Cari preguntó.
—Vos estás muy mal, Cielo. ¿No te importa nada?
—Era el amor de tu vida— Jazmín le recordó.
—Te convertiste en un hielo— Mar comentó y negó decepcionada —¿Quién sos?
Cielo miró a todos, asintió y se fue. Nadie dijo algo más, todo era silencio. Honestamente, sentí que la habían tratado con mucha dureza. Si bien Cielo no había demostrado mucho dolor, eso no significaba que no lo tenía y que no le importaba Nico. Ella no iba a derrumbarse frente a ellos porque era todo lo que quedaba, era todo lo que los chicos tenían y no podía caerse también.
En el aula quedamos Jazmín, Tacho, Jazmín, Mar, Thiago y yo. Decidí hablar cuando me di cuenta de que nadie se animaba a hacerlo.
—Cielo está mal, chicos— empecé y todos giraron a verme —Y creo que fueron muy duros con ella.
—¿Vos escuchaste todo lo que dijo?— me cuestionó Jazmín —Quiere que nos olvidemos de Nico.
Negué —Ella no quiso decir eso. Miren, entiendo y estoy segura de que les duele lo que pasó, créanme, me duele hasta mí porque quiero mucho a Nico, yo siento que... que es familia, pero no son los únicos, ¿de acuerdo?— tragué el nudo en mi garganta —La que también lo está pasando mal es Cielo, aunque- aunque ella no quiera demostrarlo.
—No parecía eso— comentó Mar.
—Porque Cielo no quiere demostrarlo. ¿Se piensan que no le duele? Ella lo ama, es el amor de su vida, claro que le duele. ¿Por qué mejor no nos ponemos en su lugar y pensamos un poquito? Si Cielo cae, lo hacemos todos, chicos.
Nadie respondió.
—Valentina tiene razón— Thiago habló.
—Sugiero que vayamos a hablar con ella. Ahora.
Los chicos intercambiaron una mirada y asintieron después de lo que pareció una eternidad.
Los seis salimos del aula y caminamos juntos hacia las escaleras para subirlas. Cuando todos entramos al cuarto de Cielo, la encontramos llorando. Fue en ese momento que los chicos entendieron que había dicho la verdad y se sintieron culpables, pude verlo en sus expresiones.
Nos acercamos a ella y enseguida la abrazamos con los ojos llenos de lágrimas. Yo no vivía con ellos, en la mansión, pero me dolía también lo que pasaba y no podía controlar mis ganas de llorar.
**********
Cielo tardó un poco en calmarse al igual que todos. Ella se sentó sobre su cama mientras que nosotros, de pie, esperamos a que diga algo.
—Yo estoy destruída— confesó y cerró los ojos con fuerza —Pero tengo que estar entera— era obvio lo mal que estaba ella —Estando unidos, chicos, es de la única manera en que Juan Cruz no se va a poder meter con nosotros.
—Cielo, ese tipo te come la cabeza— Thiago le dijo, con lágrimas en los ojos —Te habla por telepatía y- es... no sabemos ni cómo es, no podemos contra él.
Me dolía mucho verlo así y no poder hacer nada ya que era algo que escapaba de mis manos.
—Cielo, ¿cómo se frena?— pregunté.
Quizá ella tenía la respuesta.
—El hogar tiene una protección— respondió Cielo.
—¿Qué protección, Cielo? ¿Cuál? Mirá lo que pasó hoy— comentó Mar.
—Todo lo que pasó hoy fue una obra de Juan Cruz. Nos dejamos manipula.... Por eso él entra al hogar.
¿Entonces nuestra debilidad era su fortaleza?
—O sea que... la protección no es muy fuerte— dijo Tacho, con el ceño fruncido.
—Si nosotros somos fuerte, la protección es fuerte, ¿verdad?— le pregunté a Cielo —¿Es así?
Ella asintió —Sí. Tenemos que estar unidos chicos. Es de la única manera en que- él no nos va a poder hacer nada.
—¿Y Nico?— le preguntó Jazmín—¿Cómo hacemos sin Nico, Cielo?
—Nico está. No sé dónde, pero está— se nos acercó, la miramos —Y si de algo estoy segura, es que... así como nosotros lo necesitamos a él— dijo con la voz entrecortada —Él nos necesita enteros.
Todos asentimos.
—Ahora vamos abajo— nos pidió y sentí su mirada sobre Thiago y sobre mí —Me parece que aquí hay dos personas que quieren hablar con todos, ¿mm?
Thiago y yo intercambiamos una mirada. Él asintió luego de unos segundos y yo repetí su acción luego. Supe que ella ya sabía que los demás sabían todo y no sabía cómo, pero suponía que por Feli o alguien más. No importaba, ya todos sabían.
Cielo nos dijo que bajaría luego y todos asentimos. Bajamos las escaleras y nos dirigimos hacia la sala, todos en completo silencio.
—Eh, ¿alguien puede llamar a los demás?— pedí.
—Yo voy— Rama ofreció —Ya regreso.
Asentí. Tacho, Jazmín y Mar se sentaron, mientras que Thiago se colocó a mi lado, frente a ellos. Yo ni sabía por qué me sentía tan nerviosa.
Rama regresó con los demás chicos luego de varios minutos y todos se sentaron en el sofá, expectantes.
Decidí ser la primera en hablar.
—Bueno...— miré a todos —En verdad no era cómo queríamos que se enteren, pero... pasó.
—¿Entonces es cierto?— preguntó Mar —Ustedes... ustedes son hermanos.
Thiago y yo asentimos.
—¿Cómo que hermanos?
—¿Cuándo se enteraron?
—¿Cómo se enteraron?
—No entiendo nada— comentó Caridad.
No pude evitar soltar una risita.
—¿Y si mejor dejamos que hablen ellos?
Suspiré —Ustedes saben que yo soy adoptada.
Todos asintieron.
—Yo... en realidad nunca busqué sobre mi vida y... tampoco sabía sobre mis padres biológicos. Pero... siempre había algo...
—Con Valentina nos pasaba algo— añadió Thiago, encogiéndose de hombros —Supongo que siempre supimos que había algo, pero decidimos ignorarlo.
Asentí —El punto es que... un día, escuchamos una conversación entre Cielo y Nico y supimos que nos estaban ocultando algo.
—Los encaramos y nos confesaron la verdad.
Los chicos estaban procesando todo.
—Pará, pará, pará. ¿Eso quiere decir que tus viejos son los viejos de Valentina? ¿O es al revés?
Negamos. Me costaba tanto decirles que mi papá... que ese enfermo era mi padre biológico.
—Kendra no es mi mamá— comenté —Pero...
Poco a poco, parecían entender lo que quería decir. Sus ojos se abrieron con asombro.
—¿Vos querés decir que...?
Asentí —Sí. Juan Cruz es mi padre biológico.
Un silencio se creó en la sala. Ellos aún analizaban todo lo que les habíamos revelado. Thiago soltó un suspiró a mi lado.
—No les contamos antes porque Valentina no... no estaba lista— me sonrió —Pero ya está, ya lo saben.
—Igual muchas respuestas no tenemos. Yo todavía no sé quién es mi mamá biológica, no sé la historia completa, pero... nada, es así.
—¿Y cómo se enteraron Nico y Cielo?
—Por Franka— respondió Luca.
Todos, incluidos Thiago y yo, giramos a mirarlo.
—¿Vos sabías?— preguntó mi hermano.
—¿Cómo?
—Se lo descubrí a Franka— confesó —Pero no dije nada porque... no sé, no me correspondía.
—Que raro vos haciendo lo correcto— habló Tacho.
Jazmín le dió un pequeño golpe.
—Bueno, perdón.
—¿Entonces Franka le contó a Nico?
Asentí —Claro que él, en un inicio, no le creyó nada así que tuvieron que hacernos una prueba de ADN.
—Con la ayuda de nuestra tía— añadió Thiago.
Reímos.
—Te juro que me cuesta creerlo.
—A mí también.
—Pero es así, chicos— aseguró Thiago.
—Somos hermanos.
Thiago rodeó mis hombros y nos sonreímos. Ya no más secretos, no más mentiras...
Mar cubrió su rostro —Y yo que... ay, chicos, pensé cualquiera.
—Y vos que dijiste que Valentina era una turra...
Miré a Caridad —¿Eso dijo?
—¡No!— Mar rió, nerviosa —Ay, nada que ver, Cari.
Todos nos echamos a reír. Después de tanto llorar, finalmente algo nos hacía reír, aunque sabía que lo sería momentáneamente.
Más preguntas llegaron después y respondimos las que pudimos, las que tenían respuestas. Bueno, me guardé muchas cosas para mí porque aún no podía contárselos, como por ejemplo; las habilidades que tenía. Tampoco les hablé de relojito porque ese era mi secreto y así quería mantenerlo hasta que hable con él otra vez.
**********
A la mañana siguiente, desperté gracias a Marta ya que por poco y me quedaba dormida. Por la noche, luego de que mamá pasara a buscarme al hogar, lo traté de llamar a Simón, pero él nunca respondió y me costó dormir a causa de eso.
Me aseguré de llegar temprano al colegio para que pueda esperarlo y poder hablar con él antes de ir a clases. Los minutos pasaban y Simón no aparecía.
Vi a Melody y Tefi en una mesa afuera del bar y me acerqué a ellas para preguntarles por Simón. Era la única opción que tenía ya que, después de todo, los tres estaban en el mismo grupo.
—Chicas— les sonreí.
Ambas me miraron.
—Valen, ¿querés un autógrafo?
—¿Eh?
Melody señaló la revista que había sobre la mesa y arqueé ambas cejas cuando vi que en la portada se encontraba ella, sin embargo, eso no fue lo que me sorprendió, lo que me sorprendió fue lo que ponía.
—¿No se ve divina?— preguntó Tefi.
Parpadeé —Eh... sí, divina. Pero no, no venía a eso, yo quería preguntarles si habían visto a Simón.
—Ah. Y no, gordi, no lo hemos visto.
—Seguro no quiere hablar con vos— comentó Tefi, cómo burlándose —Digo, le mentiste sobre Thiago. Eso no está bien en una relación.
—Yo no- yo no le mentí, ¿de acuerdo?
—Y, ocultar es una forma de mentir— Melody dijo.
Ah, pero la más honesta habló.
Abrí mi boca para responder, pero me interrumpió otra voz.
—Che, Mel— Nacho se acercó —Tu vieja está chapa mal— comentó.
—¿Qué?— Melody preguntó, confundida.
—Sí, recién acaba de salir en la tele diciendo que no sos su hija, que sos la hija de la mucama.
Tefi rió —Hija de la mucama. ¿Me estás jodiendo?
Melody y yo intercambiamos una mirada.
—Pero... no puede ser, o sea, ¿por qué lo dijo? ¿Por qué? ¿Porque... a tu viejo le molestan las fotos? ¿Le complican el laburo? ¿Por eso? No sé.
Melody no respondió. En su lugar, se levantó de la silla, agarró su bolso y se fue, dejando confundidos al par de amigos que no tenían idea de su secreto y verdad. ¿Pero cómo se le ocurría dejar que pongan en esa revista que era la hija del embajador, si sabe qué no es verdad?
Me alejé de Nacho y Tefi y caminé hacia el hogar a buscar a los chicos que no habían llegado aún. Los encontré justo saliendo de la mansión, sonrieron y me acerqué a ellos.
—¿Todo bien?— pregunté con cautela.
Mar se encogió de hombros —Algo así.
—¿Vos? ¿Pudiste hablar con Saimon?— Thiago me preguntó, yo negué —¿Querés que intente?
Negué —No, está bien, trataré de hablar con él y le explicaré bien todo— suspiré —Siento que fue algo dramática su reacción, pero... no sé, ¿estuve mal?
Todos negaron.
—No, vos también tenés derecho a tener secretos.
—Y el payasito tiene que respetar eso.
Asentí —Esperemos que así sea.
—Ya verás que sí— Thiago me sonrió.
Le regresé el gesto.
De pronto, su sonrisa se borró y me percaté de que todos tenían la mirada puesta en algo detrás de mi. Giré con curiosidad para ver de qué se trataba y yo entendí el porqué de sus expresiones, cuando vi el auto de Nico. Nos acercamos al vehículo.
—Che, por ahí hay alguna pista— comentó Rama.
Se subió al auto y los demás lo seguimos. Me senté frente al volante, soltando un suspiró de tristeza al recordar que Nico no estaba más.
—No lo vamos a ver más— murmuró Jazmín.
—Por ahí pasa... pasa lo mismo que con Cielo.
—¿Y si no?
Nadie respondió.
—Chicos, Berta— Thiago habló.
Todos giramos confundidos, y vimos acrecerse a la mamá de Nico, Berta, al auto. Nos abrazó con gran efusividad.
—Ay, mis amores..— sonrió —Benditos hijos de mi hijo— nos dió una mirada dulce, incluso a mí, algo que me sorprendió —Tienen que ser fuertes ahora, muy fuertes— suspiró —Y tienen que saber que, en esta historia, todo tienen un porqué y un para qué.
—¿Y cuál es el para qué de esto?
—Bueno, eso forma- forma parte del misterio, ¿no? Pero te aseguro que la respuesta llega.
Jazmín la miró, con lágrimas en los ojos —¿Y cómo vamos a hacer para seguir sin Nico, Berta?
—Un momentito.... ¿cómo sin Nico? Quieren decir sin su presencia física... ¿Quieren decir que todo lo que hizo Nico por ustedes lo hizo al divino botón? Acá no habrá nunca sin Nico.
Nos sonrió y todos asentimos para luego abrazarla. Me acomode en otro asiento y dejé que Berta ocupe el asiento frente al volante.
—Cuando alguien estuvo en un lugar— comenzó, la miramos —Y lo acupo con amor... su huella queda.
Tenía razón.
—Es una presencia. Y si algo bueno podemos decir del pascual de mi hijo— reímos —Es que ocupó su lugar con amor. Ya- ya nunca más puede haber sin Nico. Él está en ustedes. En cielo... en mí.. en cada uno. También en cada consejo, en cada broma.. en cada reto... y en cada risa. En cada beso.... en cada abrazo que nos dió y... ustedes se van a dar cuenta cuando... cuando tengan algún problema y sientan su voz y sientan su consejo, ¿eh? Y ahí van a saber que nunca más va a haber sin Nico.
Todos le sonreímos y la abrazamos sin dudarlo. Lo que había dicho era muy cierto y, aunque nos iba a costar olvidar que Nico no estaba, sabía que juntos podríamos lograr avanzar. No había más sin Nico.