Déjame Amarte © [UME #2]

By AliciaLowell

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SINOPSIS 2ª Temporada de la #TrilogíaUnMaravillosoError Dolida, rota, así es cómo me siento. Su traición me e... More

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Tres NO Son Multitud
Fiona ©

Capítulo 15

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By AliciaLowell

Ya no me acuerdo de cómo he acabado bailando así. Mi mente se esfuerza por regañarme —nodebería disfrutar tanto de esto—, , pero me siento tan bien que no me importa nada en estos momentos. Me agarra con más fuerza de las caderas, pegándome más a él mientras nuestros cuerpos se mueven al son de la música. Pega su pecho a mi espalda y agacha la cabeza para que sus labios acaricien la piel de mi cuello.

—Te he echado mucho de menos —murmura Sawyer contra mi piel.

Me da la vuelta para poder mirarme a los ojos y pega su pelvis a la mía, haciéndome soltar un gemido. Mis manos recorren su torso y suben hasta su cuello, perlado por el sudor. Se inclina hacia delante, sin dejar de bailar, hasta que nuestras narices establecen contacto.

—Voy besarte —jadea.

Niego con la cabeza.

—No.

—No era una pregunta.

Horas antes...

Entramos en el local y Collin me rodea la cintura con un brazo para que me mantenga a su lado. Esto está atestado de gente y creo que no cabe ni un alma más. La música retumba en mis oídos y tengo que hacer grandes esfuerzos para ver por dónde voy porque no se ve nada con el humo. Arrugo el ceño cuando veo a una gogó con muy poca ropa bailando. Cuando miro a Collin de reojo suspiro al ver que no está prestándole atención a esa chica. En cambio, los demás sí la están mirando. Excepto Xander, que está besándose sin pudor alguno con Rachel.

—¡Vamos hacia la barra para pedir algo! —grita mi novio por encima de la música, y asiento.

¿Mi novio? No me siento como si lo fuera, es como si faltara algo... Camino junto a él hasta la barra y me pido algo suave. Después de lo anoche prefiero salir consciente de este local; ya me siento lo suficiente mal. ¿Por qué diablos le abriría? Lo peor fue estar desesperada por un beso suyo. Volver a sentir sus labios sobre los míos moviéndose lentamente para que luego tomen un ritmo desenfrenado acabaría conmigo. Pero sería la forma más placentera de destruirme a mí misma. No quiero comparar a Collin con Sawyer, pero me pregunto si sus besos serán iguales que los de Sawyer. Si sus labios también encenderán mi cuerpo cuando roce los míos. Me muerdo el labio ante la desviación de mis pensamientos. Tengo que controlarme o jamás podré estar bien con Collin.

—Nena, ¿te pasa algo? —me pregunta.

Libero mi labio y clavo la mirada en los suyos. Tal vez debería salir de dudas, aunque ¿qué pasa si sus besos no me hacen nada?, ¿qué pasará si sus labios son tan sólo un placebo?

Atrapo su cara entre mis manos y pego mi boca a la suya. Intenta que nuestro beso sea lento y superficial, pero no se lo permito. Tiene que ser apasionado y profundo. ¿Pretende tratarme como si fuera a romperme todo el rato? ¡No soy una muñeca de cristal que pueda romperse en cualquier momento! Cuando me separo de sus labios lo miro respirando jadeante y sonrojada.

—¡Vaya! —dice jadeante con una sonrisa en los labios.

≪¡Nada, no ha pasado nada!≫, pienso horrorizada, disimulando con una sonrisa forzada. Me tomo la bebida en dos tragos y maldiciendo por que sea suave. No puedo emborracharme con cada crisis o a este paso acabaré alcohólica. Cojo de la mano a Collin y tiro de él tras quitarle la copa de las manos y darle un trago. Me lo llevo hasta el centro de la pista. Este chico parece no tener sangre en las venas, ya es hora que demuestre un poco hombría. Cuando le pedí que se diera la vuelta para quitarme el vestido lo hizo sin rechistar. ¡Sawyer jamás hubiera hecho eso! Hubiera hecho comentarios obscenos, e incluso hubiera bromeado, también habría intentado seducirme y me habría besado para finalmente hacerme caso. No es que quiera mantener relaciones con él, pero al menos quiero saber si le atraigo físicamente.

Sorprendentemente él es el primero en empezar a bailar, pero no se acerca mucho a mi cuerpo. Posa una mano en mi cadera, y no más abajo, mientras se mueve manteniendo una pequeña distancia entre nuestros cuerpos. Tal vez sea esto lo que necesite. Un respiro. Antes era yo la que evitaba cosas como las que evita Collin. Cuando salía con Charlie evitaba quedarme a solas con él, sobre todo porque siempre intentaba sobarme, en cambio, con Sawyer no era igual. Ni siquiera sé en qué momento me enamoré de él. Desde el principio me gustó, pero era tan frío... Era tan confuso estar con él. A veces era bueno, otras no. No sabía qué pensar y encima estaba Tiffany me tiendo mierda. Y luego resultó que Tiffany iba a ser el menor de mis problemas. Recuerdo cuándo me besó en el hospital. Estaba enfadado porque le había preguntado a Sylvester, el padre de Charlie, qué era lo que le pasaba y no quería que me enterara. Tenía el corazón encogido con su cercanía, con su imposición.

≪Y ahora va a quedarse ciego.≫ Siempre supe que el problema era de sus ojos, pero jamás se me pasó por la cabeza el tema de la ceguera. ¡Es muy joven y puede que no vuelva a ver nada de este mundo! Sacudo la cabeza y empiezo a bailar con Collin. Será mejor que deje de pensar. No quiero acordarme de más cosas. Por mucho que me duela perderlo, es lo mejor. O al menos eso creo y espero.

—¿Te encuentras bien? Megan, tienes mala cara —dice Collin dejando de bailar y levantándome la barbilla.

—Sí. —Sonrío—. Sólo pensaba y... eso.

—Pues no pienses tanto —sonríe y se inclina para unir nuestros labios.

Por primera vez es él el que acelera el ritmo del beso y el que decide pegar nuestros cuerpos. Lo malos es que... no sabe disimular. Noto cómo sus manos bajan por mi espalda hasta que las apoya en mi trasero. No debe estar muy acostumbrado a hacer este tipo de cosas. Cuando Sawyer...

—¡Para! —me grito a mí misma, aunque no pretendía hacerlo en voz alta.

—Lo siento —se disculpa apartándose y levantando las manos.

—¡No, no, no! Lo siento, yo. Es decir... —Frunzo los labios—. Sólo he pensado en voz alta.

Dios, me siento como una idiota. Para una vez que enciende él el motor...

—No pasa nada, Meg. Puedo esperar —dice—. Si necesitas ir más despacio.

—Somos mayorcitos, Collin, y yo soy tu novia.

—En serio, puedo...

Le miro seria mente vuelvo a colocar sus manos donde estaban. Esta noche va liberarse como que me llamo Megan.

—No vas a esperar.

Se me encogen las entrañas cuando sus dedos se hunden en mi trasero y un escalofrío muy desagradable me recorre la columna. ≪Sólo ha sido un escalofrío.≫

—Bueno, si no me queda otra elección —dice con una sonrisa en los labios.

Se inclina para besarme lentamente, y le rodeo el cuello con los brazos. Nos pasamos un buen rato besándonos y hablando sin separarnos más de cinco centímetros. Tras asegurarle unas cincuenta mil veces que no tiene por qué ir tan despacio, vuelve a besarme y sube una de sus manos por mi vientre.

—No quería asustarte —comenta entre beso y beso—. No quiero que pienses que he estado siendo un chico que en realidad no soy Sólo quería darte tiempo para...

—¡Cállate! —Lo beso—. No vas a asustarme por un par de besos.

De repente se separa de mí y saca mi móvil de su bolsillo

—Toma. —Frunce el ceño—. Estaba vibrando.

Me pongo de puntillas para besarlo de nuevo y desbloqueo el móvil mientras posa sus labios en mi cuello. Me muerdo el labio conteniendo una risilla cuando me hace cosquillas con sus besos.

Como te toque las tetas se las verá conmigo. ¡Detenle!

Pero ¿qué...? Sawyer me está viendo porque, efectivamente, Collin está intentado tocarme un pecho. ¡Cómo si él no lo hubiera hecho! ¡¿Sólo él puede rehacer su vida?! ¡¿Sólo él puede disfrutar de la compañía de otras personas?!

La mano de Collin sigue subiendo mientras su lengua me deja su marca en el cuello. ≪Mira, Sawyer, mira como lo hice yo, cabrón.≫

¡¡Megan, me estoy poniendo de muy mala hostia!! ¡¡Le apartas la mano o se la corto!!

¡Pero ¿quién se habrá creído que es?! Agarro la mano de Collin y la subo hasta mi pecho. Él se aparta de mi cuello cuando nota mi seno bajo su mano y me mira fijamente. Mi mirada se desvía un segundo hacia la pantalla.

¡JODER, NO SABES LO QUE HAS HECHO!

—¿Estás segura...?

—¡¿Por qué te preocupas tanto?! Collin, quiero a un novio que se comporte como los demás. Uno que me bese y que me toque.

Él suspira y arquea las cejas mirando su mano.

—Bueno, eso ya lo estoy haciendo. —Tensa la mandíbula apartando la mano lentamente de mi pecho y carraspea antes de hablar—. Pero ¿tú quieres...?

Arqueo las cejas esperando a que siga cuando deja la frase en el aire.

—¿El qué?

—Sexo —dice y suspira—. Megan, ¿tú quieres que te toque porque quieres sexo o quieres que te toque en plan relación colegial?

Mis mejillas se encienden y lo miro sorprendida y avergonzada. Jamás pensé que escucharía hablar sobre ese tema. De hecho ahora parece mucho más confiado en sí mismo. Tiene mi edad, pero ahora parece más mayor que yo. Me siento tan pequeña...

—No, la verdad —digo—. Para eso no...

—Para eso no estás prepara —acierta—. Pero no importa.

Sonrío y cierro los ojos cuando vuelve a besarme. Tras una media hora bailando en la pista volvemos a la barra y nos tomamos unas copas mientras hablamos tranquilamente. Sawyer no ha vuelto a hablarme desde que dejé que Collin me tocara un pecho, pero casi lo agradezco. No quiero tener que estar comiéndome el coco por su culpa. Esto harta de intentar sacarlo de mi cabeza y ser incapaz. Todavía me acuerdo de lo que pasó en la última fiesta a la que fuimos.

Nos bajamos del coche y caminamos hacia la entrada de la casa. Los jardines estaban llenos de chicas y chicos con bebidas en las manos, bailando al son de la música que retumbaba por todos lados. Meredith fingió tropezarse y Sawyer se giró rápidamente para agarrarla. Él me miró por encima del hombro, y pasé junto a ellos sin mirarlos. Este chico era idiota.

Caminé por el sendero de piedra que había hasta la entrada y arrugué la nariz cuando vi el montón de vasos rojos que había en los setos. Fui a entrar en la casa cuando alguien me agarró de la muñeca, obligándome a retroceder. Giré la cabeza por encima del hombro y vi a un Sawyer bastante enfadado.

—Pero ¡¿qué coño te pasa?! —gritó por encima de la música.

—¿A mí? Nada —dije irónicamente.

Intenté soltarme, pero volvió a tirar de mí.

—Sólo la he sujetado para que no se cayera —comentó.

—Vale, muy bien —dije con apatía.

Me deshice de su agarre y me apresuré a entrar en la casa. Apenas podía pasar entre la gente. Todos estaban apretujados, y no podía respirar. Me sentía diminuta y algo desorientada, no sabía hacia dónde iba. Me encogí de dolor cuando me dieron un codazo en el estómago e intenté respirar. Inconscientemente me agarré a la camiseta de un chico cuando me tropecé con mis propios pies. Él le dio un trago a su vaso rojo mientras observaba cómo me incorporaba, con una sonrisa petulante en los labios. Me separé del chico, corriendo, y llegué al salón. La música retumbaba en mi pecho y las luces de colores, procedentes de los focos que habían colocado en el suelo, me cegaban.

***

—¡¡Bebe, bebe, bebe, bebe...!!

Cerré los ojos con fuerza y esperé a que dejase de caer líquido, pero no dejaba de hacerlo. El líquido ámbar comenzó a acumularse en mi boca, haciéndome toser. Me incorporé rápidamente, manchándome, y le aparté la mano a Neel. Me limpié la boca con el reverso de la mano e intenté mantenerme consciente.

Neel me dio golpecitos en la espalda y me ayudó a bajarme de la mesa.

Mis tobillos se doblaron en cuanto mis pies tocaron el suelo y el moreno me sujetó para que no me cayera.

—Uy... Gracias —dije arrastrando las palabras y sonriéndole como una estúpida.

—Joder, qué pedal te has cogido —dijo riéndose.

Nick, el pelirrojo, silbó y comenzó a aplaudir.

—Tienes aguante, ¿eh? —gritó por encima de la música.

Un chico de pelo castaño claro se acercó a nosotros y se apoyó en la mesa, sonriendo, con los brazos cruzados.

—¿Te apetece jugar a algo divertido? —preguntó.

Miré a Neel.

—Haz lo que tú veas, Megan, ya eres mayorcita —me dijo y suspiró—. Pero es de fiar.

Sonreí y me puse de puntillas para darle un beso en la mejilla. Me tambaleé un poco cuando me separé de Neel.

—¿Vamos? —dije y se me trabó la lengua.

El chico sonrió y me pasó un brazo por la cintura, ayudándome a caminar.

Noté la lengua pastosa y me picaba la garanta. Tenía todo el escote manchado de whisky, y pegajoso. Cuando llegamos a las escaleras, mis pies me traicionaron una vez más y me caí. Apoyé las manos en los escalones y comencé a reírme cuando el desconocido me levantó.

—¿Cómo te llamas, cariño? —me preguntó levantándome.

—Megan —dije y sonreí como una estúpida—, o eso creo, no me acuerdo muy bien —dije riéndome—. ¿Y tú, cariño?

Me agarré a la barandilla de la escalera y subí los escalones como pude.

—Ulysses —respondió.

***

Ulysses, que seguía sentado a mi otro lado, silbó y comenzó a hacer gestos obscenos.

Sonreí y le di un manotazo en el brazo. Me moví de un lado a otro, al son de la música que retumbaba por toda la casa mientras Isabella me quitaba los zapatos para ponérselos ella. Miré al final de la habitación y vi a un tío tatuado y lleno de piercings, que estaba mirándome embobado. Me quedé mirándole fijamente y enarqué una ceja. Pero ¿qué estaba mirando ese tío?

Ulysses se rio por lo bajo mientras seguía haciendo halos de humo, que Isabella se empeñaba en romper.

—Se lo estás enseñando todo —dijo Ulysses, girando la cabeza hacia mí—. Lo sabes, ¿verdad?

—¿Eh? —dije.

—Que cuando Isabella te levanta la pierna para desabrocharte el zapato, ese tío te ve todo el...

Ahogué un grito y me tapé la boca con las manos. Giré la cabeza rápidamente hacia el chico tatuado y le saqué el dedo. Éste levantó la mirada hasta mi gesto grosero y sonrió, levantando su copa.

—Imbécil —gruñé.

—Imbécil, pero listo —comentó Ulysses con humor—. Oye, tú eres la novia de Lewis, ¿no?

—¿Sawyer Lewis? —pregunté, y asintió—. Sí, pero es gilipollas.

Él arqueó las cejas y me pasó una botella de whisky.

—¿No crees que ya he bebido demadiado? —Dije y me reí—. Demasiado, quería decir demasiado.

—Sí —dijo y se encogió de hombros—, pero aún crees que tu novio es un gilipollas.

—Ah —dije y le di un trago a la botella, cerrando los ojos con fuerza—. Y ¿hasta cuándo tengo que beber? —dije limpiándome la boca con el reverso de la mano.

Ulysses fue a contestarme pero se levantó rápidamente para coger a Isabella, que se había caído de culo cuando me había quitado el tacón que le quedaba. Ella se restregó el trasero, dolorida, y le pidió a Ulysses que le ayudase a ponerse los zapatos. Isabella ser rio cuando él deslizó uno de sus pies por el zapato de tazón y se inclinó hacia adelante, estirando el brazo para que le diera la botella de whisky.

Me incliné hacia adelante y estiré el brazo, pero ninguna de las dos llegaba.

—Se siente —dije recostándome de nuevo, llevándome la botella a los labios.

—Me las pagarás, Maxwell —dijo levantando el puño, fingiendo estar molesta.

Ulysses se levantó y le dio un beso en los labios.

—Venga, cari, no te mates —dijo y se dejó caer a mi lado. Me miró—. Se va a dar una hostia del carajo: tus zapatos le quedan pequeños.

Sonreí, intentando no reírme, y miré a Isabella, que caminaba tambaleándose con mis zapatos.

—Soy Megan Maxwell —dijo Isabella intentando imitarme y bufó—. Mierda, tú tienes los ojos azules. Necesito lentillas.

Ulysses puso los ojos en blanco y me miró.

—Necesita lentillas —repitió él en un suspiro y sonrió—. ¿De qué estábamos hablando?

—De hasta cuándo debo beber —dije.

—Ah, ya —dijo soltando una risa.

Nos quedamos mirándonos fijamente y enarqué una ceja. ¿No iba a decírmelo?

—¿Y? —pregunté—. ¿Hasta cuándo debo beber? —digo llevándome la botella a los labios.

—Hasta que no te acuerdes de que es un gilipollas y quieras follártelo en todas las posturas posibles hasta que los dos os quedéis secos —dijo sonriente.

Escupí el whisky y lo miré con los ojos muy abiertos. ¿No podía decirlo en serio? Noté cómo se me encendían las mejillas y toda la sangre de mi cuerpo se concentró en ellas. ¡Qué vergüenza! Dejé la botella de whisky en el suelo y me sequé la boca con el reverso de la mano.

—Ulysses, se me ha desabrochado el... ¡Ah! —gritó Isabella, cayéndose de bruces—. ¡El puto zapato! —gruñó.

—Mira que lo sabía —resopló Ulysses y se levantó para recoger a su novia.

Noté una fuerte presión en la parte baja del vientre y me levanté como pude. Isabella me dio los zapatos, refunfuñando, y se dio cuando Ulysses la cogió en volandas.

—¿Dónde está el cuarto de baño? —le pregunté al chico que sostenía a su novia.

—Junto a la escalera —dijo y se dejó caer en el puf con Isabella en los brazos.

Salí del cuarto lleno de colocados, con los zapatos en las manos, y caminé por el pasillo hasta la puerta que había junto a la escalera. Abrí la puerta, pero estaba atrancada. Empujé un poco y abrí la puerta de golpe, dando traspiés al entrar. Abrí los ojos como platos y ahogué un grito cuando vi lo que vi.

—¡Ay, Dios! —exclamé.

Había una chica con el vestido remangado, sobre un chico que estaba sentado sobre la tapa del váter, que llevaba los pantalones por los tobillos. Ella se movía sin parar, arriba y abajo, mientras él la agarraba por las caderas.

***

Sawyer se inclinó y pegó sus labios a los míos para besarme con delicadeza. Su mano acarició mi mejilla, dibujando círculos imaginarios. Apoyó su frente en la mía y se separó de mis labios.

—Déjame demostrarte todo lo que me importas, Megan —dijo deslizando las manos hasta mis caderas—. Aunque no lleguemos tan lejos, déjame demostrártelo.

Cerré los ojos y asentí antes de volver sellar nuestros labios. Una mano me presionó la nuca y la otra, la parte baja de mi espalda. Me besó con intensidad antes de separarse de mis labios y llevarme hasta la entrada de la casa. Me abrió paso entre la ente que colapsaba la entrada y me cogió cuando llegamos al pie de las escalera.

Le rodeé el cuello con los brazos y las caderas con las piernas para pegarme a él y besarlo intensamente. Nuestras lenguas se enredaron, produciéndome descargas eléctricas por todo el cuerpo, haciéndome sentir hormigueo en la piel. Sus manos me agarraron por los muslos y me alzaron un poco más.

Recorrimos rápidamente el pasillo y entramos en su habitación. Dejé caer el bolso en algún sitio, sintiendo un leve escozor en la mano con la que lo agarraba con más fuerza de la necesaria. Atrapé el rostro de Sawyer entre mis manos y lo besé con urgencia cuando bajé lentamente la cremallera de mi vestido.

—Apuesto lo que sea a que no llevas sujetador —murmuró contra mis labios, tirando del escote de mi vestido—. Acerté —dijo con una sonrisa, acariciando mis pechos.

Me dejó con cuidado sobre la cama y me levantó las piernas para desabrocharme los zapatos.

—Es verdad que se te ven las bragas —dijo con una sonrisa socarrona en los labios.

—¿No te molesta que otro haya visto mi ropa interior? —pregunté jadeante.

—Mucho —dijo y se inclinó sobre mí cuando me quitó el último zapato—, pero me reconforta la idea de ser el único que te las quite.

Lo pegué a mí y lo besé con fuerza. Posé una mano en su mejilla y con la otra me fui quitando el vestido. Él me lo arrancó de un tirón y me levantó, colocándome en el centro de la cama. Bajó la mirada hasta mis braguitas y sonrió de oreja a oreja, acariciando el elástico de ésta.

—Cuánto echaba de menos tus braguitas de perritos —dijo sonriente.

—No te rías de mi ropa interior —refunfuñé.

—No me estoy riendo —dijo más serio—, me encantan tus braguitas de perritos. Pareces tan inocente, mirándome con esos ojos de niña buena y mordiéndote tus sonrojados labios.

Sus palabras me robaron un gemido y observé cómo se le dilataron las pupilas. Enterró la cara en mi cuello mientras me mantuvo acorralada por su enorme y fibroso cuerpo. Sus manos estaban apoyadas a ambos lados de mi cabeza mientras sus labios descendían hasta mis pechos.

Me mordí el labio con fuera para acallar los gemidos que luchaban por salir de mi boca. Una de las manos de Sawyer me acarició la mejilla y descendió por mi cuello mi clavícula hasta llegar a mis pechos.

Me abanico con la mano. ¿Así fue nuestra última fiesta? ¿Aquella fue la última? Si lo fue, debió ser muy intensa. Con él todo siempre ha sido así, muy intenso. De repente hace mucho calor y no hay suficiente oxígeno en el local. Sawyer y los malditos recuerdos que guardo van a acabar conmigo.

—Voy al servicio un momento... necesito refrescarme —digo arrastrando un poco las palabras.

—¿Quieres que te acompañe?

Niego con la cabeza y me alejo de la barra, tambaleante. No debería haber bebido tanto. Diviso el cuarto de baño a lo lejos y me apresuro para llegar a él lo antes posible, pero me tropiezo con mis propios pies. Unos brazos me cogen antes de que me dé de bruces contra el suelo. Cierro los ojos y suspiro antes de que los brazos me levanten. Cuando alzo la mirada me llevo una mano al pecho al ver los ojos grises de Sawyer.

—¿Estás bien? —me pregunta preocupado.

Incapaz de articular palabra, empiezo a asentir una y otra vez de forma automática.

—Sí, ¡adiós!

Cuando me dispongo a salir corriendo él me agarra y me acerca a su cuerpo.

—¿A qué cojones ha venido lo de antes? ¡No me puedo creer que le hayas dejado que te tocase las tetas! ¡¡Mis tetas, son mías!!

—Dejaron de ser tuyas cuando te follaste a mi prima —escupo arrastrando las palabras—. ¿Y sabes qué? ¡Jamás volverán a ser tuyas! Ahora son de Cole, Carlos... ¡Bueno, como se llame!

Joder, he bebido demasiado.

—¡Ni si quiera te acuerdas de su nombre!

—Estoy borracha.

Él se queda unos segundos mirándome ceñudo y posa una mano en mi cintura para inclinarse hasta que sus carnosos y cálidos labios rozan la piel de mi oreja.

—Cuando me pediste que te hiciera el amor por primera vez también los estaba y al día siguiente te acordabas de todo —me susurra—. Sé que no le quieres.

—Eso tú no lo sabes.

Frunce los labios y asiente, separándose de mí poco a poco.

—Te propongo una cosa —dice—. Baila conmigo y si no sientes nada, ni te afecta, desapareceré de tu vida para siempre.

—Trato hecho.

Me da la vuelta y me agarra con fuerza por las caderas, pegándome a él. Cojo aire cuando en los altavoces del local comienza a sonar la música de Sean Paul y Sawyer mueve su pelvis sensualmente contra mi trasero. Me muerdo el labio con fuerza y le sigo el ritmo. ≪No te gusta Megan —me digo a mí misma, desesperada, pero no puedo evitar añadir—: Te encanta.≫ Me aparta el pelo del cuello e inclino la cabeza hacia un lado, dejándole acceso a él como si fuera lo más normal del mundo. Mis dientes apresan con muchísima más fuerza mi labio y los dedos de Sawyer me obligan a soltarlo. Así era antes. Éste es el Sawyer que consiguió que cayera en sus brazos. ¡Maldita sea!

Ya no me acuerdo de cómo he acabado bailando así. Mi mente se esfuerza por regañarme —no debería disfrutar tanto de esto—, pero me siento tan bien que no me importa nada en estos momentos. Me agarra con más fuerza de las caderas, pegándome más a él mientras nuestros cuerpos se mueven al son de la música. Pega su pecho a mi espalda y agacha la cabeza para que sus labios acaricien de nuevo la piel de mi cuello.

—Te he echado mucho de menos —murmura Sawyer contra mi piel.

Me da la vuelta para poder mirarme a los ojos y pega su pelvis a la mía, haciéndome soltar un gemido. Mis manos recorren su torso y suben hasta su cuello, perlado por el sudor. Se inclina hacia delante, sin dejar de bailar, hasta que nuestras narices establecen contacto.

—Voy besarte —jadea.

Niego con la cabeza.

—No.

—No era una pregunta.

En vez de unir nuestros labios apoya su frente en la mía y suelta un gruñido cuando nuestras caderas vuelven a juntarse.

—Estás borracha, ¿por qué te resistes? Es lo que quieres —dice abrasándome con la mirada.

—No quiero que me hagas más daño —digo clavando la vista en sus labios—. Por eso me resisto.

—Utilízame.

Levanto la mirada hasta sus ojos grises.

—Utilízame, véngate —jadea—. Déjame hecho un trapo.

—Sólo quieres que echemos un polvo, ¿verdad?

Cierra los ojos y niega con la cabeza.

—Quiero hacer el amor contigo y dormir a tu lado —dice cuando vuelve a abrirlos—. Pero si lo hacemos de mala manera y duermes con él, me destrozarás.

Me quedo mirándole sin decir nada.

—No es una treta —dice—. Te lo juro. Pero, aunque me vayas a destrozar, quiero sentirte una vez más.

Levanto la barbilla y pego mis labios a los suyos, devorando su boca. De un salto le rodeo la cintura con las piernas. Él jadea contra mí boca e intenta suavizar el beso, pero no se lo permito. No quiero hacer el amor con él. Puede que me esté engañando, pero es lo más inteligente que soy capaz de hacer en estos momentos. Porque ya no puedo dar marcha atrás.

—Vamos al baño.

Frunce los labios y asiente antes de volver a besarme. Entramos en el servicio de hombres y cierro la puerta con pestillo sin bajarme de él. Sawyer se sienta en la tapa del váter mientras lo beso con desesperación. Éste es uno de los efectos que no hacen los besos de Collin. Con él no siento deseo, ni mariposas revoloteando en mi estómago. Sawyer me levanta el vestido y me deshago rápidamente de mis braguitas. Él se baja rápidamente la cremallera de los pantalones y se queda totalmente expuesto en segundos. Me muerdo el labio y comienzo a mover las caderas sobre su regazo.

—¡Venga! —exclamo mientras el busca algún condón en los bolsillos de sus pantalones.

—Mierda —gime—. No... no llevo ningún condón, nena.

Niego con la cabeza y levanto las caderas.

—Me da igual —jadeo mientras me deslizo por su polla soltando un suspiro de alivio.

—Megan, si me corro... —intenta decir, pero se corta a sí mismo con un gemido mientras hago círculos con las caderas.

—¡Cállate!

Intento volver a acomodarlo en mi interior tras cuatro meses sin albergarlo dentro de mí y empiezo a montarlo rápido y con fuerza.

Holaaa de nuevo!!! Qué fuerte el final, ehhhh?!!! Espero que os haya gustado el cap. Tengo que comunicaros algo importante para las que no os hayáis enterado. Creo que es la cuarta o la quinta vez que lo digo. A partir de 1 de julio no publicaré nada de nada, o tal vez de muy vez en cuando. Lo siento, pero lo hago por asuntos personales y si no lo hiciera me tendría que pasar UN AÑO sin escribir NADA de NADA. Escribiré cuando tenga tiempo y pueda, pero no os prometo nada. Por favor tener paciencia si queréis seguir teniendo a Sawyer y a Megan (y para las que estén cabreadas con Saw, acordaros de Collin ;))) ). Me haríais un gran favor sin tuvierais paciencia porque estoy desbordada os lo juro. Amo escribir pero por ahora tengo que hacerlo con menos frecuencia.

Besos y ciao

Alicia Lowell se despide de Déjame Amarte hasta nueva publicación (puede que publique una vez más antes del día 1, pero no prometo nada).

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