Midnights ✨ || Casi Ángeles

By just4cherry

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Valentina Brescia Wunder regresa al país que la vió nacer sin saber que la magia empezaría a partir de aquél... More

MIDNIGHTS | REPARTO
MIDNIGHTS | PORTADAS
MIDNIGHTS | INTRODUCCIÓN
HOY: ESPERANZA
HOY: CENICIENTA
HOY: REYES MAGOS
HOY: EL RULO VUELVE
HOY: EL ELEFANTITO ROSA
HOY: BAJO OCHO LLAVES
HOY: TUS DESEOS SON ÓRDENES
HOY: RETRATOS DE FAMILIA
HOY: HASTA EL SANTO DESCONFÍA
HOY: EL AMIGO INVISIBLE
HOY: MISIONES
HOY: SIGUE AL CONEJO BLANCO
HOY: HAY UN LUGAR
HOY: REVIVALS
HOY: BAUTISMO
HOY: EN EL NOMBRE DEL PADRE
HOY: EL SENTIDO DE LA VIDA
HOY: DÍGALO CON MÍMICA
HOY: EL BUSCADOR
HOY: PASTORCITO MISTERIOSO
HOY: CARETAS
HOY: FASE II
HOY: EL ESCUDO
HOY: EL REY LEÓN
HOY: DE UNA MANERA O DE OTRA
HOY: COMEDIA ROMÁNTICA
HOY: INCONSCIENTE
HOY: EL MONSTRUO BAJO LA CAMA
HOY: LA RESISTENCIA
HOY: PRUEBA DE AMOR
HOY: NOS VEREMOS OTRA VEZ
HOY: LINDA Y CIELO
HOY: UN DÍA EN LA CASA DE LA ABUELA
HOY: EL TRADUCTOR
HOY: SNOW ON THE BEACH
HOY: TODOS PARA UNO
HOY: DOS
HOY: DE CABEZA
HOY: NO HAY TIEMPO
HOY: EL PLACER DE LOS DIOSES
HOY: EL HOMBRE DE LAS MIL CARAS
HOY: ROMPECABEZAS
HOY: BAJO MI PIEL
HOY: EL ALMOHADÓN DE PLUMAS
HOY: LA EDAD DE LOS POR QUÉ
HOY: SEIS HORAS ANTES
HOY: PALITOS CHINOS
HOY: LA TELENOVELA
HOY: SALE
HOY: ÁNGELES CAÍDOS
HOY: QUIERO
HOY: ESCALADA
HOY: EUFORIA
HOY: SORPRESA
HOY: ¿QUÉ SOMOS?
HOY: GRACIAS
HOY: MELODY DESENCADENADA
HOY: SUPERAR AL PADRE
HOY: ISLA FLOTANTE
HOY: LA RISA FRANCA
HOY: UNA TEORÍA SOBRE EL TIEMPO
HOY: EL PRESENTE
HOY: SUEÑO DE UNA NOCHE DE VERANO
HOY: FUISTE
HOY: EL ESCORPIÓN Y LA RANA
HOY: LA OTRA ORILLA
HOY: OJO DE ÁGUILA
HOY: INVISIBLE STRING
HOY: FLOGGERS
HOY: DIECISÉIS
HOY: FOTOS DEL FUTURO
HOY: UNA CUESTIÓN DE ESTADO
HOY: NO ESTÉS SOLO EN ESTA LLUVIA: PARTE I
HOY: NO ESTÉS SOLO EN ESTA LLUVIA: PARTE II
HOY: LA COMPETENCIA
HOY: ROCK AND ROLL
HOY: LA MUÑECA DE TRAPO
HOY: JUGATE CONMIGO
HOY: SOLOS Y SOLAS: PARTE I
HOY: SOLOS Y SOLAS: PARTE II
HOY: CARNAVAL
HOY: CHACOTE
HOY: EL BOOMERANG, LA ESPADA Y LA LLAVE
HOY: NO ME FALLES
HOY: CAMBIO CLIMÁTICO
HOY: UN GRAN AMOR
HOY: SIN NOMBRE
HOY: ESTOY CON VOS
HOY: EL PERIODO SAROS
HOY: LOOP
HOY: MASTERMIND
HOY: ¿ALGUNA VEZ VISTE LLOVER EN UN DÍA SOLEADO?
HOY: PADRE E HIJO
HOY: CRISIS DE ANSIEDAD
HOY: CON UNA PEQUEÑA AYUDA DE MIS AMIGOS
HOY: ATRÉVETE
HOY: QUE NADIE SEPA MI SUFRIR
HOY: LA IDENTIDAD DE UN SUPERHÉROE
HOY: NO HAY TAL CRISIS
HOY: EN EL AMOR TODO ES EMPEZAR
HOY: PLANTAR UN ÁRBOL, TENER UN HIJO, ESCRIBIR UN LIBRO
HOY: LA MANZANA DE ORO
HOY: SIN NICO
HOY: EL MAL DE LA ÉPOCA
HOY: A DONDE VAYAS
HOY: PURRETES
HOY: TALK SHOW
HOY: LA VIDA ES MARAVILLOSA CON VOS EN EL MUNDO
HOY: ALGO MUY IMPORTANTE
HOY: EL MAL AGÜERO
HOY: ÁNGELES Y LA FÍSICA CUÁNTICA
HOY: FACTOR DESENCADENANTE
HOY: PALABRAS MÁS, PALABRAS MENOS
HOY: EL OFF
HOY: EL AMATEUR PROFESIONAL
HOY: YO SÉ
HOY: FAMILIA
HOY: CONGA
HOY: SIENTO COMO UNA MUJER
HOY: QUEDATE CONMIGO
HOY: EL ESPEJO: PRIMERA PARTE
HOY: EL ESPEJO: SEGUNDA PARTE
HOY: ¿LOBO ESTÁ?: PRIMERA PARTE
HOY: ¿LOBO ESTÁ?: SEGUNDA PARTE
HOY: HOY PUEDE SER UN GRA DÍA
HOY: LAS SOMBRAS
HOY: EL SENTIDO DE TODAS LAS COSAS: PRIMERA PARTE
HOY: EL SENTIDO DE TODAS LAS COSAS: SEGUNDA PARTE
HOY: ¿DÓNDE ESTÁ EL AMOR?
HOY: COPIADO: PRIMERA PARTE
HOY: COPIADO: SEGUNDA PARTE
HOY: LA BOTELLA ROTA
HOY: EL SONIDO DEL SILENCIO
HOY: LOS SÚPER AMIGOS
HOY: CINCO BODAS Y DOS FUNERALES
HOY: EL ALMA AL CUERPO
HOY: LABYRINTH
HOY: A MI MANERA
HOY: ZARPADO
HOY: SÍ, ACEPTO: PRIMERA PARTE
HOY: SÍ, ACEPTO: SEGUNDA PARTE
HOY: NO HAY NADA MÁS LINDO QUE LA FAMILIA UNIDA: PRIMERA PARTE
HOY: NO HAY NADA MÁS LINDO QUE LA FAMILIA UNIDA: SEGUNDA PARTE
HOY: ESTOY LISTO: PRIMERA PARTE
HOY: ESTOY LISTO: SEGUNDA PARTE
HOY: UN MUNDO AGRADABLE
HOY: BIGGER THAN THE WHOLE SKY: PRIMERA PARTE
HOY: BIGGER THAN THE WHOLE SKY: SEGUNDA PARTE
HOY: CASI ÁNGELES
HOY: MIDNIGHTS
MIDNIGHTS | AGRADECIMIENTOS

HOY: CHIQUITITA

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By just4cherry

Me quedé admirando el objeto en mi mano con una gran sorpresa y asombro. Tenía mi llave. Los chicos no se equivocaban cuando implicaron que una llave podía pertenecerme a mí. Y lo más gracioso de todo era que la había tenido conmigo todo el tiempo, por lo menos desde mi cumpleaños. ¿Quién me la había mandado? No tenía idea, pero sí mucha curiosidad.

Jazmín encontró la suya en el relicario de su mamá justo cuando descubrió al responsable de la muerte de sus padres. Thiago encontró en un helado la que es su llave después de descubrir el significado de su vida. Luego estaba Tacho, él encontró su llave en el televisor por el que su padre lo había cambiado. Yo encontré la mía en un globo de nieve justo después de haber descubierto la verdad de mi historia y aun me parecía todo una locura. Una gran locura.

¿Qué tal si las llaves aparecen después de resolver algo importante de nuestras vidas? Tenía sentido. Sobre todo por la forma en la que los cuatro hemos encontrado la nuestra hasta este momento.

—Necesito mostrársela a los chicos.

Cerré mi baúl con rapidez y me puse mis zapatillas. Metí la llave en mi bolso y salí de mi habitación con rapidez para luego bajar las escaleras. Marta salió y me miró con el ceño fruncido al verme apresurada.

—Quieta ahí, niña— me detuvo —¿A dónde vas con tanto apuro?

La miré —A casa de las chicas.

—¡Pero si acabás de llegar! Además, aún te falta el desayuno— me regañó.

—Tengo un poco de prisa— me quejé —Es que... no me acordé que había quedado con ellas y están que me esperan justo ahora— mentí.

—¿Le avisaste a tus papás?

Negué —Eh, no, pero les aviso luego.

—Nada de luego. Ahora mismo los llamás.

—Pero Marta-

Me cortó —Pero nada.

Suspiré y saqué mi móvil con pesadez. Marqué con rapidez a mamá y esperé a que responda.

—¿Valen?

—¡Mamá!— sonreí con alivio —¿Me dejas ir con las chicas a su casa? Por favor, por favor, déjame ir. Ya había quedado con ellas y me necesitan.

Soltó una risa —¿Por qué siento que pasas mucho tiempo en esa casa? No tienes que mentir si vas a ver a Simón, eh. Puedes verlo.

—Lo sé, pero no estoy mintiendo, mamá— puse los ojos en blanco —Además, si paso tiempo en la casa de los chicos es precisamente porque viven allí mis amigos. ¿Me dejas ir?

—Sí, tienes permiso, Valen. Pero avísame si es que te quedarás a dormir. Anoche nos preocupamos y estuvimos a nada de buscarte. Sé que ya saliste de vacaciones, pero igual tienes que avisarnos.

Mordí mi labio y lo solté —Lo siento.

—Está bien, cariño— la escuché reír —Ve, pero me avisas cualquier cosa, ¿de acuerdo? Recuerda que eres menor de edad aún, eh.

—Bien, bien— me reí —Lo prometo.

—Bueno, cuídate mucho, ¿sí? Nos vemos después.

Asentí, aunque ella no podía verme —Está bien. Te amo, mamá, los veo luego.

Colgué con un sentimiento de culpabilidad gigante. Odiaba tener que ocultarles a ella y papá lo que me estaba sucediendo, pero lo hacia por su bien. ¿Cuál sería su reacción se llegaran a enterarse de Thiago? Porque ellos lo conocían, pero si supieran de que él era mi hermano... era mejor que no lo sepan aún, y no sabía si algún día cambiaría de opinión.

Miré a Marta y le sonreí.

—Permiso obtenido— avisé —Ahora sí me voy.

Asintió —De acuerdo.

Besé su mejilla sonoramente, causando que ella se riera, y salí de mi casa con dirección al hogar. Solo pensaba en qué decirle a los chicos cuando llegara, no sabía cómo explicarles que había encontrado la llave sin tener que contarles lo que Thiago y yo nos acabamos de enterar. Tenía que mentirles.

Decidí llamar a Thiago en el camino para que él los reúna. Felizmente, me respondió enseguida.

—¿Valentina?

—Necesito que hagas algo por mí.

—Eh... sí— aceptó. Se le escuchaba confundido, no culpaba aquello —¿Qué necesitás?

—Estoy por llegar a tu casa— informé —Pero antes necesito que reúnas a los chicos en tu cuarto.

—¿Para qué?

Me reí —Tengo algo que enseñarles. ¿Puedes hacer eso por mí? Es muy urgente.

—Bueno, está bien, ya los llamo. ¿Todo bien?

—Sí, no es nada malo, es algo... bueno, pero te diré cuando llegue.

—Bueno, dale, aquí te espero.

Sonreí —Te veo en unos minutos. Bye!

Colgué y metí mi móvil en mi bolso nuevamente. A decir verdad, no sabía si el haber encontrado aquel objeto era algo bueno, pero prefería creer que sí, lo sentía que sí. Después de todo, queríamos abrir ese libro y para eso necesitábamos todas las llaves.

Cuando llegué a la mansión, no fue necesario tocar mucho la puerta porque Thiago me esperaba ya, se veía impaciente por saber qué era tan importante y tuve que asegurarle otra vez que no era nada malo.

—Bueno, pero contame.

Me reí —¡No seas impaciente! ¿Están los chicos?

—Sí, están en nuestro cuarto— informó —Pero soy prioridad yo, che— miró a todos lados —Porque es una regla de hermanos.

—¿Qué?— me eché a reír —Dale, vamos.

Se quejó —Sos mala.

Asentí y lo tomé del brazo para jalarlo con rapidez, entre risas, a su habitación. Efectivamente, ellos se encontraban esperándome allí y todos me miraron cuando me vieron llegar. Les sonreí, ansiosa.

—Ey...

Todos me saludaron, pero pude notar que se veían confundidos.

—¿Podemos saber para qué nos reunió Thiago?

—¿Es algo malo?— preguntó Mar.

Negué —No, tranquilo, no es nada malo— sonreí y suspiré —Les tengo que enseñar algo importante y tenía que hacerlo a solas.

—¿Qué es?

—¿Te comprometiste con el payasito?— soltó Mar.

Todos giramos a mirarla.

—¿Qué?— se encogió de hombros —Ay, chicos, era una broma— se rió —Estaba adivinado, y- nada, es broma. Dale, mejor seguí, Valen.

Nos quedamos en silencio y los chicos volvieron su atención hacia mi después de unos segundos.

—Bueno...— me reí —No es eso, pero sí es esto.

Abrí mi bolso y busqué aquel objeto mientras ellos me miraban con atención. Entonces, saqué la llave con una sonrisa y se las enseñé, causando que ellos abrieran sus ojos con sorpresa.

—¡Encontré mi llave!— exclamé, sonriente.

Todos seguían asombrados.

—Otra llave...

Asentí —Sí.

—¿Dónde la encontraste?— preguntó Rama.

—¿Y cuándo?— añadió Jazmín.

Le di una mirada a Thiago y él pareció entender lo que quería decirle. Regresé la mirada al resto y me senté sobre la cama de Luca mientras preparaba la mentira que tenía para ellos.

—La encontré hoy— respondí —Lo más gracioso es que siempre la tuve, ¿pueden creerlo?

—¿Siempre?

—¿Cómo siempre?— Thiago preguntó, confundido.

Asentí —Sí. Bueno, desde mi cumpleaños— aclaré.

—Estoy perdida— murmuró Mar.

—Yo también— añadió Tacho —¿La tuviste todo el rato con vos y recién nos la enseñás?

—¿Por qué recién?— Rama preguntó.

Thiago intervino —Bueno, paren un poco, che, que nos explique mejor ella.

Le di una sonrisa de agradecimiento y me giré para mirar a los demás y comenzar explicarles.

—El día de mi cumpleaños recibí un paquete súper misterioso, y digo súper misterioso porque no supe quién me lo había enviado, hasta ahora no lo sé, no tengo idea quién pudo haber sido— comenté.

—Qué extraño.

Asentí —Sí. El paquete contenía un globo de nieve, muy bonito, por cierto, pero... pues eso, un globo y una nota.

—¿Qué decía la nota?

Traté de recordar un poco —Que estaba esperando algo así como el momento adecuado para darme el regalo y que... le perteneció a una persona especial.

—¿Una persona especial? ¿Quién?

—Por ahí fue el payasito— opinó Mar.

Negué —No, no fue él.

—¿Y si fueron tus viejos?— preguntó Tacho.

—No fueron ellos, ellos me habían dado los regalos ya y no tendría sentido— señalé —La cosa es que la llave estaba dentro del globo, pero no me di cuenta hasta hoy que estaba revisándola.

—¿Puedo verla?— preguntó Thiago.

Asentí —Claro.

Se la entregué y él comenzó a revisarla.

—Es muy raro todo esto— comentó Jazmín.

—Demasiado.

—¿Saben qué significa esto?— preguntó Rama y lo miramos expectantes —Quedan cuatro llaves. Mar puede tener una, al igual que yo, pero...

Entendí —¿De quiénes son las otras dos llaves?

—Sí.

—¿Cielo y Nico?— sugirió Jazmín.

—¿Luca o Tefi?

—¿Tefi? No creo— negó Jazmín —Luca quizá.

—¿O Lleca?— sugerí.

Mar suspiró —¿Y cómo encontramos las llaves que faltan? ¿Qué tenemos que hacer?

—No sé— respondió Tacho —Yo encontré la mía en el televisor por el que mi viejo me cambió.

—Y yo en el relicario que era de mamá.

—Por ahí están en objetos que signifiquen algo.

Thiago soltó una risa —No necesariamente. La mía estaba en un helado. Mucho significado no tenía, y tampoco hice algo para encontrarla.

—¿Qué de especial podría tener ese globo de nieve para mí? Ni siquiera sé quién lo mando, así que no creo que sea tan así.

Me aliviaba mucho que no tenga que mentirles, no les contaría aún lo de Thiago y yo, pero no les iba a mentir tampoco, así que todo bien. Por ahora.

—Igual lo único que sabemos por ahora es que hay una conexión con las llaves— habló Thiago —Y solo quedan cuatro por encontrar.

Nos quedan— corrigió Mar —A Rama y a mí.

—Y a otras dos personas— añadí.

Mar soltó un quejido —Yo también quiero ser llave como ustedes.

—Habrá que esperar a que sus llaves aparezcan.

—Si es que tienen una— bromeé. Mar me miró con una expresión de seriedad —Ay, es solo una broma.

—Por ahora, vos guardá la llave— comentó Thiago, entregándome aquel objeto —Nos queda esperar a las otra cuatro para poder abrir el libro.

Asentí —Sí, no se preocupen que yo la cuidaré.

—Y tenemos que decirle a Nico— comentó Tacho.

—Yo le aviso— aseguré.

Observé la llave en mi mano y suspiré. ¿Qué es eso tan importante que contiene el libro? ¿Quizá algún mensaje oculto? ¿Imágenes? Tenía curiosidad y un poquito de temor. Solo esperaba que no sea malo y no tardemos en descifrar todo.

Un par de toques llamó nuestra atención y Jazmín abrió la puerta dejando ver a Luz y Alelí.

—¿Qué pasa, chicas?— preguntó Mar.

—Sus novios vinieron a buscarlas— respondió Luz, soltando una risita —Están en la sala.

—¿Qué novios?

—Simón y Sebastián— respondió Alelí.

—Ah, dale, dale, ahí vamos.

Me quise dar un golpe en la frente por lo mala que era como novia al no reportarme con Simón. Iba a cenar con él anoche, pero después del desmayo, ya no supe más. ¿Habría venido anoche como quedó?

Mar y yo les dijimos a los chicos que iríamos, ellos asintieron y ambas salimos de la habitación. Tenía que pensar en qué decirle para que no se preocupe porque si le decía que me había desmayado... no.

—Valentina, esperá— la voz de Thiago me detuvo.

Mar y yo nos giramos, pero era obvio que él quería hablar solo conmigo.

—¿Nos dejás solos un momento, Mar?— pidió él.

Ella frunció su ceño —¿Para qué?

No pude evitar reírme. Thiago suspiró.

—Quiero hablar con ella— informó —¿Podés?

Mar nos miró con los ojos entrecerrados, pero solo terminó por encogerse de hombros y asentir, antes de alejarse por completo. Me giré a mirar a Thiago.

—¿Qué pasó?— pregunté.

—Olvidé decirte que ayer vino Simón a buscarte. Y tuvimos que mentirle— torció el gesto —Le dijimos que te habías ido a tu casa y que dejaste el celular y por eso no le respondías.

Asentí y solté un suspiro —De acuerdo, gracias por avisarme.

—¿Le dirás?— preguntó, bajando el tono de voz.

Obviamente sabía a qué se refería, mi respuesta no había cambiado. No quería contárselo a nadie y era algo que se mantendría así hasta que esté lista para hacerlo. Ni siquiera a Simón, no podía.

Negué —No. Te lo dije antes, aún no estoy lista. No me gusta mucho tener que ocultárselo a él, pero no puedo, por lo menos no todavía.

—No, está bien, yo respeto tu decisión.

—Gracias— le sonreí —Te prometo que cuando me encuentre lista yo te avisaré. Lamento que... tengas que ocultarlo, en verdad lo siento.

—No, no, no— negó —No tenés que preocuparte, y enserio te digo que está bien— sonrío —Ahora ve y mostrale que estás viva.

Me reí —¿Te veo luego?

—Dale.

Le sonreí una vez más y me alejé de él para ir hacía donde estaban Mar, Sebastian y Simón, este último sonrió cuando me vio acercarme y fue el primero al que abracé con fuerza. Lo besé cuando me separé y me reí entre besos cuando oí a Sebastián fingir una arcada. Pude ver cómo Mar le daba un golpe.

—Yo también te quiero, Sebas— me reí.

Sebas me guiñó un ojo —Yo a vos, bombón.

Mar y Simón le dieron otro golpe en cada brazo, yo me eché a reír mientras Sebas se quejaba del dolor por los golpes. Mar lo miró preocupación.

—Ay, disculpame, mi amor, ¿te dolió mucho?

Sebas negó, claramente mintiendo —No, pero esas clases de boxeo sí están funcionando.

—¿Verdad que sí?— preguntó ella, orgullosa.

Me eché a reír. Simón sujetó mi mano, para llamar mi atención.

—¿Me acompañás afuera?— me preguntó.

—Eh, sí, claro— asentí. Miré a la pareja —Mar, solo te pido que no me rompas a Sebas, ¿de acuerdo? Si regreso, lo quiero intacto.

—Que chistosa que sos, bombón— murmuró Sebas con sarcasmo —Muy chistosa.

Guiñé un ojo —Puedo serlo más.

—Mejor me la llevo— comentó Simón entre risas y entrelazando nuestras manos.

—¡Oye!— me quejé.

Escuché las risas de Mar y Sebas mientras Simón y yo salimos de la mansión. Las afueras del bar y del colegio estaban en completo silencio pues ya todos estábamos de vacaciones y casi nadie pasaba, nada más las personas que vivían cerca.

—Te extrañé— escuché decir a Simón.

Lo miré, soltando una risita —Pero mi amor, si me viste ayer.

—Vine a buscarte en la noche, pero me dijeron que habías ido a tu casa y dejaste el celular.

Arrugué la nariz —Lo sé, discúlpame, debí avisarte. Me dolía la cabeza y del cansancio olvidé mis cosas en la mansión. A veces soy despistada.

—¿A veces?

—¿Insinúas que siempre?

Negó, sonriendo —No, mi amor, para nada.

Nos sentamos en una de las mesas que había fuera del bar de los chicos, bueno, me sentó en su regazo antes de que pueda hacerlo en la silla y yo me reí y sonreí a Cari que llegó para atendernos. A veces se encargaba del bar ella.

—Hola, Cari— la saludé.

—Hola, chicos— saludó —¿Les traigo algo?

Miré a Simón —¿Jugos?

—Dale, está bien.

—Dos jugos de... fresa, Cari— pedí —¡Gracias!

—Dale, ya les traigo los jugos.

Ella se alejó sonriente, yo me giré a mirar a Simón. Comencé a hincar sus mejillas con mi dedo y luego acaricié su cabello, admirando lo lindo que era. No dejó de mirarme en todo momento, causando todo un revoloteo en mi estómago.

—Sos muy linda, ¿sabías?

Me sonrojé y solté una risa nerviosa —¿Qué dices?

—La verdad, que sos muy linda.

—Soy normal— respondí —Muy normal.

—No lo sos, vos sos especial.

"Vos sos especial, hija" Aquellas palabras andaban en mi mente por algún motivo. Juan Cruz lo decía, cada vez que me hablaba me lo repetía. ¿El motivo de aquellas palabras? Solo él lo sabía.

—¿Mi amor?

Me di cuenta de que Simón chasqueaba sus dedos, llamándome mientras yo estaba ida. Le sonreí.

—Te fuiste.

Me reí —Lo siento.

—¿En qué pensabas?

—En... lo lindo que eres conmigo.

Con una mano, acomodó un mechón de mi cabello detrás de mi oreja, y yo no pude evitar sonreír ante aquel gesto. Simón me miraba con amor, podía ver que me amaba tanto como lo hacía yo y aquello era hermoso. Y puede que no tengamos mucho tiempo de novios, pero no me imaginaba sin él.

—¿Querés ir al cine conmigo?— preguntó.

Sonreí —¿Al cine? Me encantaría.

No había tenido la oportunidad de ir al cine tantas veces como me hubiese gustado, sobre todo con un chico. Entonces, recordé a Santiago. ¿Cómo estaría él? ¿Cómo estaría su hermanita? Me gustaría verlo para preguntarle personalmente, pero no estaba ni un poco segura de que él quisiera verme. ¿Seguiría enojado conmigo? Esperaba que no.

—Bueno, yo invito— sonrío —Vos elegís la película.

—No— negué con la cabeza —Soy pésima eligiendo películas, mejor elige tu, ¿está bien?

—Elegimos los dos— propuso.

Asentí —Vale.

Cari llego con los jugos, me levanté del regalado de Simón y me senté en la silla frente a él. No tardé en bebida al igual que él y, cuando terminamos, fue él quien pagó porque no quiso que lo haga yo y no me dejó quejarme más.

Entonces nos fuimos tomados de las manos al cine más cercano mientras me platicaba más de Sole. A decir verdad, me encantaba escucharlo, así que fue bastante entretenida el camino hacia el cine.

**********

La película resultó ser muy buena, obviamente era porque no la había elegido yo, lo había hecho él, se merecía todo el crédito. Lo único malo fue que una señora nos regañó porque estábamos riendo fuerte por la culpa de Simón y sus chistes malísimos.

—Pensé que la señora nos haría salir de la sala— le dije entre risas —¡Por tu culpa!

—¿Mi culpa? Pero si eras vos la que se reía fuerte.

Lo señalé con mi dedo índice —¡Por tus chistes! De paso chistes muy malos, mi amor.

—Eso sí me dolió— se llevó una mano al pecho con fingido dolor —Mis chistes estuvieron buenos, y de prueba están tus risas.

—Claro— murmuré —¿Viste que sí eres un payaso?

Me sonrió —Puede ser.

Puse los ojos en blanco, pero terminé riendo al ver su expresión divertida. El sonido de un celular nos llamó la atención, él sacó el suyo para luego negar, indicando que se trataba del mío. Me tensé porque creí que se trataba de Juan Cruz, pero me relajé en cuanto vi que se trataba de Sebastián. Contesté.

—¿Sebas?

—Bombón. ¿Seguís con Simón?

—Eh, sí— miré a Simón —¿Por qué?

Lo escuché suspirar —Es Mar.

—¿Mar? ¿Qué pasó con ella? ¿Está bien?

—Sí... no... no sé— volvió a suspirar —Solo sé que salió llorando, no me explicó que pasó y se metió luego a su cuarto.

Aquello me preocupó. ¿Qué le habría pasado?

—¿Sigues en la mansión?

—Sí.

Asentí —Voy enseguida.

—Dale.

Colgué y metí mi móvil al bolsillo con mi entrecejo fruncido.

—¿Qué pasó con Mar?— preguntó Simón.

Lo miré —No sé, Sebas me dijo que la vió mal. ¿Te molesta si regresamos a la mansión?

—No, para nada— negó —Vamos.

Le sonreí y dejé que entrelazara nuestras manos en todo el camino. Cuando llegamos al hogar, toqué la puerta y Sebastián fue quien nos abrió.

—¿Sigue en su cuarto?— pregunté.

Asintió —Sí.

—Bueno, voy a ver qué pasó y cómo está, ¿vale? No te preocupes que seguro no es nada grave.

Él simplemente se encogió de hombros y yo sonreí una vez más antes de dirigirme a la habitación que compartían todas las chicas. Abrí la puerta suave y me percaté de que Mar se encontraba recostada en los brazos de Jaz mientras esta la consolaba. Al oír un sollozo proveniente de Mar, me acerqué rápido.

—¿Mar?— murmuré, sentándome en la cama de la rubia —¿Qué pasó?

La castaña se levantó con la cara llena de lagrimas, soltó otro sollozo y me abrazó. Sobé su espalda con delicadeza e intercambié una mirada con Jazmín.

—¿Qué pasó?— modulé con los labios.

Jazmín negó —No sé aún.

Mar lloró un poco más antes de calmarse. Jaz y yo estábamos muy preocupadas por ella, pero ambas esperamos a que ella misma nos cuente porque no queríamos forzarla a contarnos nada. Acomodé un mechón de cabello de Mar detrás de su oreja y ella limpió su rostro. No me gustaba verla así.

—No tienes que hablar si no quieres, ¿vale?

Jazmín asintió —Estaremos aquí.

—No, yo quiero contarles— Mar respondió.

Entonces procedió a contarnos qué había pasado y mi enojo crecía cada vez que narraba más. ¿Es que terremoto no pudo tener tacto para decir las cosas? Y quizá no era tan fuerte como él, pero podía darle una buena bofetada del enojo.

—Ahora, ese tipo es un tarado— comentó Jazmín.

Asentí, tenía razón —¿Cómo te va a decir una cosa así de tu papá, Mar?

Mar agachó la mirada.

—¿Vos le creíste?

—¿Y por qué me va a mentir?— Mar señaló.

—Para mí no miente el quía, eh— comentó Vale.

Las tres la miramos. ¿Había escuchado todo?

—¿Estabas escuchando, Vale?— preguntó Mar.

Entonces, Caridad apareció detrás de Vale.

—Para mí tampoco miente, eh— comentó Cari.

—¿Tú también?— pregunté.

Tanto ella como Vale se acercaron a nosotras. Mar simplemente las miraba.

—Chicas, somos amigas todas, eh— Vale dijo.

Colocó su mano sobre la de Mar.

—Enserio, Mar.

Mar solo asintió.

—Para mí es un poco como vos decís— Vale habló, todas la miramos —El tipo te partió la medianera.

—La verdad que me dijo eso de mi papá y me puse mal— respondió Mar.

Realmente se notaba que le había afectado todo lo que le había contado de su papá.

—Para mí lo tenés que encarar el tipo ese.

—Sí— Jaz le dió la razón a Caridad —Si él lo conoce debe saber más.

—Es que... ese es el tema, chicas— Mar respondió y negó —Terremoto me dice que no lo busque-

Se detuvo al escuchar una risa burlona. Se abrió la puerta del cuarto y por ella entró Tefi.

—¿A alguien tenías que salir, no?

La miré con enojo. ¿Cómo podía ser tan insensible con su propia hermana? Era mala.

—Es una jodita, Marchu, eh.

Mar la miró —Te juro que no puedo entender que seas hija de alguien como Julia.

—Bueno, ser no es, ¿no?— señaló Vale.

La sonrisa de Tefi se borró de inmediato.

—¿Le contaste?

Honestamente, no sabía que era un secreto que no era hija de Julia y era adoptada.

—¿Qué? ¿Que sos adoptada?— preguntó Cari.

—A la china también, ¡pero yo te tengo que matar, idiota!

Tiró sus cosas y se aceró a Mar de forma agresiva.

—¡¿Cómo vas a contarle?!— reclamó, furiosa.

—¡Pará un poco! ¿No te das cuenta que estoy mal?

A Tefi no le importó —¡Estúpida!

Agarró una almohada y se la lanzó a Mar.

—¡Estoy mal, enferma!— Mar exclamó.

—¡¿Pero qué me interesa?!

Me acerqué a Tefi para calmarla, pero Mar fue un poco más rápida y le dió un empujón.

—¡¿Pero qué hacés?!— Tefi chilló.

—¡Sos una enferma!

Mar agarró su celular y solté una jadeo cuando me percaté de que iba a lanzárselo. Felizmente, este lo agarró Malvina antes de que suceda algo malo.

—¡Basta! ¡Basta! ¡¿Cómo le vas a tirar un celular?! ¿Estás loca?— regañó a Mar.

—¡Negra desbocada!— Tefi seguía.

Se fue furiosa y Mar quiso ir detrás de ella, pero la frenó Malvina.

—¡¿Qué querés Malvina vos?!

—No, nada— Malvina nos miró a todas —Eh, nada, no, sigan, sigan, pero sin pegarse, ¿está bien?

Sin esperar respuesta alguna, se fue. Mar negó con evidente enojo y decepción.

—No vale la pena, Mar— toqué su hombro —Si vas con Tefi, es perder tu tiempo. Que pelee sola.

—Valentina tiene razón.

Mar nos miró —Ya sé, pero me revienta que sea así de mala conmigo. Soy su hermana.

Era una lástima que Tefi no considere a Mar como su hermana, se perdía de mucho. Mar en verdad la quería pese a sus maldades y aquello era triste, era muy triste ver cómo todo ese amor iba al tacho. El haberle dado una oportunidad a Thiago empezaba cada vez a gustarme más porque no quería tener la misma relación de Tefi y Mar, quería algo bonito y honesto. Sabía que con el tiempo se daría eso.

Recordé que Sebas seguía en la casa.

—Por cierto— llamé la atención de Mar—Sebastián sigue aquí, será mejor que le hagas saber que estás bien porque está muy preocupado por ti.

Llevó una mano a su frente —Ay, es verdad.

—¿Te quedás a dormir hoy?— me preguntó Jaz.

—Sí, gata, quedate— Vale me pidió —Así no somos las únicas en soportar al palito de escoba.

Me reí ante aquel apodo y asentí —Bueno, dale, me quedo. Pero antes voy a llamar a pedir permiso.

Ella asintieron y yo salí del cuarto con Mar. Ella se iba a hablar con Sebas mientras yo me quedé en el pasillo para llamar a mamá. Me respondió rápido.

—¿Cómo está la mamá más hermosa del mundo?

Escuche su risa del otro lado —¿Qué pasó ahora?

—¿Por qué siempre asumes que hice algo malo? Si soy la hija más tranquila del mundo.

—No asumí nada, Valentina— comentó —Pero me parece que quieres pedirme algo.

Me reí —Bueno, eso si es cierto. Quería pedirte que me dejes quedarme a dormir con las chicas.

—Sí, está bien— aceptó —Pero prométeme que no harás desastres, ¿de acuerdo?

—Vale, vale— puse los ojos en blanco —¡Gracias!

—Solo porque estás de vacaciones.

—Vaaaaleeee— alargué la palabra —Te amo, adiós.

—También te amo. Cuídate.

Colgué con una sonrisa en el rostro.

—¿Le decís te amo a otra persona?

Me giré, mirando a Simón con una sonrisa llena de diversión.

—¿Deberías? No lo sé, ¿desconfías de mí?

Sonrió —Mucho— bromeó.

—Mmm, ¿mucho?

—Demasiado.

Me eché a reír y me acerqué a él para abrazarlo. Él me rodeó con sus brazos delicadamente y yo apoyé mi cabeza en su pecho, escuchando sus latidos. Me separé un poco de él, él sostuvo mi rostro entre sus manos y acercó su boca a la mía para besarme.

—¿Te quedás a dormir con las chicas hoy?

Asentí —Sí.

—Vale, así sé en donde buscarte. Yo igual creo que me quedaré hoy.

—Genial.

Enrollé mis brazos en su cuello y me acerqué para besarlo, pero una mano se interpuso en medio. La mano le pertenecía, por supuesto, a Sebastián. ¡Lo quería matar en ocasiones como estás! Un pesado.

—Ups.

Puse los ojo en blanco —¿No tienes algo que hacer además de arruinarnos el momento?

—No, la verdad es que no, bombón— contestó, con evidente diversión en su tono de voz —Molestarlos es divertido, che.

—¿Por qué no estás con Mar?— preguntó Simón.

—Porque se iba al cuarto de los chicos— respondió Mar, acercándose a nosotros —Y nosotras tenemos que ponernos las pijamas.

Asentí —Vale.

Empujé a Sebas por el pecho para besar a Simón y me reí cuando vi su cara de indignación. Mar soltó una carcajada y palmeó su hombro antes de juntar nuestros brazos para meternos a su cuarto.

Jazmín nos sonrió cuando nos vió entrar, las otras chicas habían salido hace un momento, no volvían aún así que solo estábamos las tres.

—¿Hablaste con Sebastián?— preguntó.

Mar asintió —Sí, pero no le conté, chicas. ¿Ustedes dicen que hice mal?

—No— respondió Jazmín de inmediato —Vos no le estás ocultando algo grave o malo, así que no.

—Sí, creo que Jaz tiene razón— asentí —A veces no está mal ocultarles nuestras cosas, bueno, a menos que sea algo que les afecte, ¿no?

Ambas giraron sus rostros hacia mí.

—¿Vos le ocultás cosas al payasito?

Unos cuantos secretos...

—Lo dices como si fuese algo súper malo— le dije, entre risas —Tengo secretos como todos.

—Bueno... sí, en eso tenés razón.

Asentí —Por supuesto.

—Igual, yo no tengo secretos con ustedes, eh.

—¿Por qué estamos hablando de esto?— pregunté.

Jazmín me miró —¿Por qué estás tan nerviosa?

¿Estaba nerviosa?

—¡No estoy nerviosa!— respondí entre risas —Solo que... no sé, siento que todos tenemos cosas que se sienten muy personales como para estar hablando, ¿no creen?

Ambas asintieron aunque no se veían convencidas del todo. Me eché a reír.

—Como sea, ¿quién me presta una pijama?— pedí, mirando a ambas —¿Jaz?

—Sí, agarrá cualquiera— señaló su closet.

Le sonreí —Gracias.

—Voy al baño— informó Mar —¿Me acompañan?

Jazmín y yo asentimos. Las tres quisimos entrar al baño, pero la puerta no abría, así que sugerí entrar por la puerta del pasillo. Lastimosamente también estaba con llave. Mar golpeó la puerta.

—¿Qué onda? ¡Ey!

—¡Está ocupado, che!— exclamó Lleca por dentro.

Las tres intercambiamos una mirada.

—Bueno, vamos al cuarto.

Asentí, encogiéndome de hombros —Vamos.

Entramos al cuarto abrazadas. Jazmín me pasó su pijama y me la tuve que poner en su habitación ya que el baño seguía ocupado. Valeria, Cari y Tefi se metieron al cuarto después de varios minutos y se pusieron también la pijama.

Caridad siendo Caridad, comenzó a ordenar. Mar, que estaba riendo junto con Jazmín, dejó de reír y miró a Caridad con curiosidad. 

—¿Qué hacés con mi pollerita, Caridad?

—¿Tú pollerita?— preguntó Caridad, asombrada.

—Sí.

—¿Es tuya? ¿No es de Alelí?

Mar soltó una risa —¿Cómo va a ser de Alelí?— se puso seria —¿Me estás diciendo cortita?

—No, no, pero es que es muy chiquitita, ¿no?— no borraba su asombro —Como para ser tuya. ¿Te va esto?

Me eché a reír sin poder evitarlo.

—Sí, Cari, bien cortita, bien apretadita.

—¿Me pueden dejar dormir, por favor?— Tefi dijo, quedándose como siempre.

—Dale, dale, dale.

Jaz, Mar y yo nos abrazamos por los hombros, me reí —Arrorró huequita, arrorró mi sol, duérmase palito de mi escobillón— cantamos.

Tefi se paró de su cama, mientras las tres reíamos. Se fue a golpear la puerta del baño.

—¡Eu!— gritó.

—¡Está ocupado, che!— exclamó Lleca.

¿Pero qué es lo que está haciendo es chico?

—Eh, ¡¿podés apurarte, por favor, que quiero ir al baño, imbécil?— retrocedió y chocó con Cari en el proceso —Alma de mucama tenés, eh.

—Uh, y vos alma de yegua, eh— contestó Vale.

—Ay, huequita, huequita. ¿No te cansás de ser tan mala onda y en las vacaciones vos?

—No— solté una pequeña risa —Pasa que no cayó que estamos en vacaciones. A ella le tarda llegar la información a las neuronas— me burlé.

Nos echamos a reír.

—¿Qué neuronas?— añadió Mar.

—Ah, claro— Jazmín respondió entre risas.

Tefi asintió.

—¿Sabés qué? Vos no entendés nada— se acercó a Mar con los brazos cruzados —Se ve que esto de la huerfanita... de que su papi la dejó, y ahora parece que es cualquiera, te pegó mal— soltó una risa con evidente veneno —No proyectés.

Me acerqué, dispuesta a defender a Mar —Quizá la que proyecta aquí eres tú— ella me miró —Estás en las mismas, ¿no te parece?

—¿Y vos?— me atacó, pero no me afectó —¿y sabés que pasa? Que yo no quiero saber quiénes son mis papás biológicos, ¿sí?— se escuchaba algo dolida o eso me parecía —Me dejaron y punto. ¿Te cierra?

—A mí, mi papá no me dejó, eh— Mar habló —Él... no sabía de mí.

Tefi soltó una carcajada —Ese es el cuentito que te metió Julia, gordi. Andá a saber si es verdad, ¿no?

Negué. No sabía ni entendía por qué era así con su hermana. Jamás lo haría. Sabía dónde darle, era la mejor en hacerle daño. ¿Qué no la quería nada? Ya lo había dicho antes, se perdía de mucho.

Tefi volvió a su cama al ver que Mar no respondió, Mar se sentó sobre la cama de Jaz, pensativa antes las palabras de Tefi y yo toqué su hombro para que sepa que no estaba sola.

De pronto, comenzó a oler mal. Arrugué la nariz al sentir aquel olor horrendo.

—Chicas, ¿a ustedes se les escapó algo?— Cari nos preguntó.

—Ay, que olor— Mar dijo entre risas.

Nos cubrimos la nariz.

—Fueros ustedes, negras— Tefi acusó a Jazmín y a Mar —¡Qué olor!

—El primero que huele debajo lo tiene— Jazmín le dijo —¿No, Caridad?

Negué —No, me parece que es Lleca.

—Se pudrió— añadió Mar.

Todas quisimos salir de la habitación y ya que olía demasiado fuerte y mal. Mar quiso abrir la puerta, pero esta parecía estar con llave.

—¡Dale, estúpida, dale!— Tefi exclamó.

—¡Está cerrado!— respondió Mar.

Corrimos a la puerta que daba al baño y la abrí con rapidez.

—¡Pendejo!— exclamamos todas.

Nos detuvimos al chocar con otros cuerpos. Fruncí mi ceño al notar que todo estaba oscuro y que aquí no olía nada.

—Che, acá no hay olor— dijo uno de los chicos.

—No hay olor.

Entonces, alguien apareció, dándonos un susto.

—¡Acá hay fiesta!— exclamó Lleca, con una peluca.

Una música disco empezó a sonar y unas luces nos alumbraron. Habían bolas de disco colgadas, Lleca había armado efectivamente toda una fiesta dentro del baño y ya entendía por qué se había tardado.

Todos nos echamos a reír y bailamos con él porque nos parecía divertido. Thiago agarró mi mano y me dió una vuelta haciéndome reír con más fuerza. No dudaba de que León tenía unas ideas geniales cada vez que se lo proponía. En tan solo minutos logró y consiguió que nuestro día terminara bien. Genio.

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