Las chicas y yo aprovechamos que ya estábamos en buenos términos con los chicos para pasar un largo rato con ellos. El amor volvía a reinar en el hogar y gran parte de las reconciliaciones se la debíamos al baile de Feli y a ella misma por convencernos de no enojarnos mas con ellos.
Simón me tenía agarrada por la cintura mientras lo besaba. Comenzamos a caminar hasta que paramos cuando llegamos al aula donde estaban los demás y creé un poco de distancia entre nosotros para ver al resto con una sonrisa.
Me eché a reír cuando Simón se acercó para darme otro beso.
—Bueno, ya está, ya está— volví a reír —Ya me iré a casa y tú también tendrías que irte, pero a ensayar. Recuerda que aún están en el concurso, eh.
—Bueno, uno más y me voy.
Negué —No, no, bue-
Me interrumpió dándome otro beso.
—Ya está, ahora sí— lo apunté con el dedo —Basta. Mira que si no ensayas los van a pasar por arriba y no es lo ideal. Así que anda.
—Y vos pasame por arriba cuando quieras.
Colocó una mano sobre mi cabeza, acercándose un poco más a mí con una sonrisa coqueta. Arqueé las cejas y él retrocedió al darse cuenta de lo que dijo.
—¿Me sarpé, no?— preguntó un poco avergonzado.
Me eché a reír y negué, tomando su rostro para que pueda acercarlo al mío y besarlo. Nuevamente puso sus manos en mi cintura mientras yo enrollaba mis brazos en su cuello. Nos separamos al escuchar que alguien aplaudió.
—Ya está— Mar comentó entre risas.
Sebastian soltó una carcajada e hizo un gesto hacia Simón con la cabeza para que lo siguiera. Simón se fue después de dejar un beso en mis labios y me reí cuando le dió una mala mirada a Mar para luego ir con Sebastián.
Las demás parejas seguían en lo suyo, así que otra vez Mar aplaudió para llamar su atención.
—Ya está, ¿no?
Rama y Vale se separaron y Mar se acercó a donde estaban Melody con Thiago para separarlos.
—Se sueltan un poquito acá— pidió —Ya está.
—Ay— se quejó Melody.
Mar rió —Listo, no, era un chiste.
—Dale, vamos, dale, dale— Rama se puso de pie.
—¿Tenemos que ensayar, no?
—Melody, uno más— pidió Thiago.
Arrugué la nariz al ver que Melody se agachó para besar a Thiago.
—Dale, dale, dale— apuró Rama.
—Chau Marchu, chau Valen— se despidió Melody.
—Bye— asentí.
—Sí, chau— Mar respondió.
Jazmín y Tacho seguían besándose. Vale salió y yo señalé con el dedo a la parejita. Rama carraspeó al acercarse a ellos.
—Eh...
—Bueno, a ver las sopapas y cortamos un poquito.
—Chupete, chupete, a ver, sí— Rama silbó —Ey.
Finalmente, se separaron.
—A ver si ensayamos y después siguen si quieren.
—¡Sí!— respondió Jazmín —Sí, sí, sí, ensayemos.
Me reí —Bueno, yo tendría que irme a casa ya— les informé —Los dejos para que ensayen tranquilos y los veo luego.
—No, esperá, ¿por qué no te quedás a ensayar aquí con nosotros?— sugirió Thiago.
—Porque yo no estoy en su grupo— respondí.
—¿Y qué tiene? Podemos ensayar todos aún así.
—No sé... tendría que irme a casa ya.
Mar me dió un empujón con su cadera —Dale, che.
—Además, no es un ensayo oficial— Jazmín señaló, sonriéndome —Dale, vení a cantar con nosotros.
Lo pensé un poco. Si me iba a casa no tendría nada que hacer, así que no perdía nada con quedarme en la mansión por un ratito más.
Los miré y asentí.
—De acuerdo— sonreí —Me convencieron. ¿Qué es lo que cantarán?
—Eh... ¿con un mix de temas empezamos?
Todos asentimos.
—¿Con... estoy listo?— propuse.
—Dale.
—Vamos.
Me senté entre Mar y Thiago mientras Rama ponía el tema en la radio. Cuando la canción empezó, nos sonreímos y empezamos a cantar.
No sabía cómo explicarlo, pero la energía que había en el aula mientras cantábamos era increíble y muy fuerte, podía sentirlo, era como si nuestras voces se complementaran a la perfección. Entonces, volvió a pasar, podía ver colores en cada uno de ellos, era su aura... su energía... era increíble.
Todos nos abrazamos cuando la canción acabó y yo sonreí a cada uno de ellos, sintiéndome feliz de que me hayan incluido y me aprecien como lo hago yo.
Luego de un par de canciones más, regresamos con las chicas a su habitación mientras yo les decía que ya tendría que regresar a casa. Ellas no me dejaban ir aún y yo tampoco quería irme.
—Porque en el fondo es re buena persona— Cari le decía a Vale.
No sabía de qué o quién hablaban. Me senté al lado de Vale en la cama de Jazmín.
—También entre coreo y coreo te lo chapabas de lo lindo a Tachito vos— Mar le dijo a Jazmín.
Vale y yo nos echamos a reír.
—Ay, que bueno que ya estamos todos arreglados y reconciliados— comentó Caridad.
Nosotras la miramos. ¿Todos?
—¿Todos?— le pregunté.
—En el hogar digo, ¿no? Los chicos con las chicas— explicó, nerviosa —Ustedes con-
—Ay, Cari, ¿por qué no blanqueás que Nacho y vos están saliendo? ¿Sí?— Vale le dijo.
Por fin alguien se animaba en decirle eso. Es que la verdad Cari era bastante obvia.
—¿Nachito y yo? No, no, nada, eh, nada— mintió la pobre. Miró a Mar —¿Vos? ¿Sebastián qué?
—Sí, cambiá de tema— le dijo Mar —Nada. Sebitas qué se yo— se encogió de hombros —Pero no saben como lo hice remar, pobrecito.
¡Era una mentirosa! Igual no la delaté porque yo lo había perdonado igual de fácil.
—¡Hasta por una pelea de hace dos meses me pidió perdón!— comentó Vale entre risas.
—Ay, que divino.
—Bueno, sí, él siempre fue así— señaló Mar.
—¿Pero... no les pasa que los notan más maduros a los chicos?— pregunté —Yo sí.
—Sí, sí, te juro que sí— me apoyó Jazmín.
—¿La verdad que tenemos suerte, no?— Cari habló haciendo que todas la miremos —Digo, tienen— se corrigió —Tienen suerte de casar esos gauchos que valen oro mirá.
—Sí— Jaz sonrió —Mi bonito se puso romántico.
—Simón es divino— sonreí.
—Sí, el tronco también— Vale suspiró —Yo siempre haciéndole escenitas cada dos por tres.
Las miré —Ahora... tendríamos que confiar más en ellos, ¿no?
Las chicas asintieron.
—Sí, totalmente— respondió Cari.
—Es verdad.
—Digo, tendrían que confiar— Cari dijo y nosotras reímos —Se lo merecen. Son buenos.
Todas volvimos a asentir con la cabeza.
—Sí, me parece que somos unas histéricas, chicas— Mar comentó —Está bien, ellos ayer se salieron, se sarparon, se mandaron ese moco, todo, pero no sé, me parece que.... si nos aman... no tendríamos que desconfiar de ellos.
—¡Ya sé!— Cari bajó de su cama de un salto —¿Y si les decimos de salir hoy en la noche?
Todas intercambiamos sonrisas.
—Sí, bueno.
—¡Dale!
Nos lecantamos y salimos del cuarto entre risas. En ese preciso momento, los chicos salían de su cuarto también y nos encontramos todos en el pasillo. Nos reímos.
—¿Todo bien?— preguntó Tacho.
—¡Todo bien!
—¡Excelente!
—Hola, hola.
—Sí, todo bien.
—¿Ustedes?— pregunté.
—Sí, bien.
—Re bien.
—¿Bien?
—Bien.
Observé a Simón palmear a Tacho y luego empujar al rubio un poco más al frente. Fruncí mi ceño pero no dije nada, solo lo miré expectante.
—Quería... quería decirles...—Tachó titubeó.
—¿Qué, mi amor?— Jazmín lo animó.
—Sí, sí— sonrió —Acá va a hablar Nacho mi amigo.
Tacho le dió unas palmadas y lo jaló al frente. Esto se está poniendo extraño.
—No, no, yo no tengo nada que- no. Habla Simón.
Hizo lo mismo que Tacho hizo con él y yo miré con confusión la escena. ¿Qué estaba pasando?
—Simón— Rama lo animó.
—Simón dicen— Nacho bromeó.
—Dale— lo animé —Dale, mi amor.
Simón tragó saliva —Queríamos decirles que... que hoy...
Nacho empujó a Tacho. Este sonrió nervioso.
—Sí, queríamos decirles que hoy...
—¿Qué?— preguntamos todas.
—Hoy salimos solos— finalmente Sebastián habló.
—Solos— recalcó Nacho.
Las chicas y yo dejamos de sonreír.
—Les avisamos para que sepan, ¿no? Nada más.
—Sí, nada más para que ustedes estén-
Nosotras comenzamos a caminar lentamente hacia ellos.
—Pero hoy es sábado— señalé.
Valeria rió sin gracia alguna —¿Cómo solos, tronco? ¿Un sábado?
Mientras más avanzábamos, ellos retrocedían.
—Eh... pasó a explicar— Nacho se ofreció —Sábado sí, pero, eh... salimos porque es el día del amigo.
—Claro—Simón apoyó.
—Friends, amigos.
—Por eso, y... y... y no da ir con- yo quería, pero no da ir con novias— Tacho añadió.
Los chicos le dieron la razón.
—Claro, ustedes amigas no son ya— añadió Rama.
No sabía a qué se refería con eso.
—Claro.
—Claro, no— las chicas y y nos reímos.
—Amigas mías sí— Nacho comentó —Eh, unas más que otras, pero... amigas así como que...
—Sí, bueno, hay un... pequeñísimo diría yo detalle.
Sebas asintió —Sí, mi amor, decinos.
—¿Un detalle?
—El día del amigo fue el domingo— Mar habló.
Los chicos se quedaron callados. Nacho intervino.
—Bue-
—¡Por eso!— Tacho exclamó —Por eso, como fue el domingo, no da festejarlo domingo— sonrió. Todas lo miramos —Entonces lo vamos a festejar hoy.
—¿Pero les jode o no les jode?— Rama preguntó.
—¿Cómo les va a joder, Rama?— Simón negó.
Las chicas y yo intercambiamos miradas. ¡Era muy obvio que nos jodía! ¿Cómo no nos iba a molestar? ¡Querían salir solos!
—¡No!— respondimos, claramente mintiendo.
Ellos sonrieron aliviados y se acercaron a nosotras para besarnos. O eran ciegos y prefieran ignorar la molestia que teníamos y seguir con sus planes. Era obvio cuál opción era la verdadera, pero no se irán así de fácil, nosotras teníamos un plan.
Luego de que cada una tratara de sacarle info a los chicos de a donde irían, regresamos al cuarto y nos tumbamos en el piso para una ronda de amigas. La verdad era que Simón no me había contado nada y había fallado en el plan.
—¿Y Jaz?— Mar la miró —¿Hablaste con tu hitman de eso de salir solos?
—Sí, sí, lo puse contra las cuerdas. Les cuento.
Se levantó.
*****
TACHO
¿Enserio no te jode que salga con los pibes, no?
JAZMÍN
Pero, mi amor, obvio que no, no. ¿A dónde van? No, yo pregunto nada más porque voy a salir con las chicas y... para no cruzarnos, digo.
TACHO
Sí, sí, lo qué pasa es, bueno, se encarga Simón, así que yo no sé a donde vamos.
JAZMÍN
Ah.
*****
—No me contó— Jaz suspiró y me miró —¿Y vos, tu payasito?
La miré —Mi pa- ¡no, chicas!— reí —Mi payasito no sabe mentir.
Ellas se rieron y fue mi turno de recrear lo que dijo Simón así que me levanté.
*****
VALENTINA
Yo confío en ti, mi amor, confío mucho. ¿Pero a dónde irán en la noche? Solo para saber, eh, nada más para eso. ¿A dónde irán?
SIMÓN
No sé todavía a donde iremos.
VALENTINA
¡Dale, mi amor! ¿Cómo no vas a saber?
SIMÓN
Pero Valentina, te estoy siendo sincero. No tengo ni idea porque Nacho está a cargo.
VALENTINA
¡Simón, no sabes mentir! Mira, me estás mintiendo. Te conozco la cara, estás mintiendo.
SIMÓN
¿Pero no era que confiabas en mí?
VALENTINA
Sí, claro que confío. Re confío.
*****
Volví a mi lugar soltando un largo suspiro.
—Tampoco me contó— murmuré —¿Mar? ¿Te dijo algo Sebas?
Mar me miró —Les cuento.
*****
MAR
No lo digo para controlarte, mi amor, solo me preocupa no saber dónde estarán. Nada más.
SEBASTIÁN
¿Segura que es solo eso?
MAR
¡Segurísima! Vos sos medio mago, pero no podés desaparecer toda una noche y no decirme a donde irán. Me quedaré preocupada.
SEBASTIÁN
Es que te juro que no sé a donde iremos. Rama se está encargando de todo eso.
MAR
Ah, se encarga Rama.
SEBASTIÁN
Sí.
*****
—Nada me dijo, nada.
Me reí.
—Lo encaré al gauchito— Cari habló —Si, bueno, lo encaré y... y dijo que el me tiene confianza, ¿no? Es por ser su...
La miré —¿Su...?
—Conocida— completó —Su conocida.
—Ah.
—¿No? Bueno— Cari sonrió.
*****
NACHO
Dale, aprovechemos ahora que estamos solos los dos.
CARIDAD
Así a lo bruto no. Mejor, contame algo, así... ¿a dónde van a ir con los chicos?
NACHO
¡Pero qué se yo! De esas cosas se encarga Tacho. Yo no tengo ni idea. Dale, dame un besito.
CARIDAD
Ay, sos flojito, eh.
*****
—Y no sabía anda. Así que se lo saqué carpeando.
—Ah.
Todas nos reímos. Otra más que falló en el intento.
—Y bueno...— Mar suspiró —Si nadie nos dijo nada es porque no deben salir, chicas, ya está.
Asentí, dándole la razón —Sí. Además... si salieran, digo, ¿qué, los vamos a perseguir? No.
—¡No!— exclamaron las demás entre risas.
—No— Caridad habló —No, tenemos que confiar en nuestros hombres.
¿Nuestros? Cada vez era más obvia.
—Nuestros... hombres amigos, ¿no? Así, del hogar, hay que dejarlos en paz...
Vale soltó una risa.
—No, chicas, no. Paz no, guerra— la miramos —El flojo del tronco habló. Van al karaoke frente al río.
Todas nos miramos sonrientes.
—¡Vamos!
Nos echamos a reír y nos levantamos del piso.
**********
Con Jazmín y Mar decidimos ir a la cocina y las tres me pidieron ayuda en sus tareas pendientes, acepté porque no podía decirles que no. Los chicos dijeron que nos prepararían algo y a nosotras no nos quedó más que aceptar.
—¿Con quién hablará el payasito, no?
Mientras los chicos cocinaban, Simón estaba con el teléfono pegado a la oreja.
—¿Por qué lo dices?— le pregunté a Mar —Debe- él debe estar hablando con su psicólogo o algo así. No me hagas meter ideas en la cabeza.
—No, yo no dije nada— levantó ambas manos —¿Y así sonríe cuando habla con su psicólogo?
Miré a Simón y, efectivamente, lo vi sonreír. Vi que Sebastián le quitó el teléfono y murmuró algo igual con una sonrisa. Miré a Mar.
—Ah, bueno— murmuró —¿Con quién hablarán?— nos miró —Igual, no lo digo para controlarlo.
—No.
—Ah, no, obvio.
—Lo digo por un tema de...de curiosidad, ¿no?
Asentimos.
—Claro, claro.
Nos reímos.
—¿Pasa algo?— preguntó Tacho.
Jazmin negó y rió —No, no, estamos mirando cómo hacían las tostadas. ¡Muy bien, eh!
—Ah.
—Acá está la merienda— Rama habló, acercándose con un plato de tostadas —Para las diosas ansiosas.
Colocó el plato sobre la mesa.
—¡Gracias!
—Que rico.
Vale dijo algo que pareció tocar un nervio a Rama.
—¿Qué? ¿Por qué...?
—No, te está jodiendo, Rama— Mar sonrió.
Las chicas y yo nos reímos.
—Igual tranqui que ahora vienen los sánguches, eh.
—Dale, yo... yo voy lavando así ganamos tiempo.
Vale miró a Rama —¿Te ayudo?
—Dale.
Ella se paró y Simón se sentó a mi lado, dejando un beso en mi sien. Le sonreí y lo miré.
—Estás bastante atento.
Me miró —¿Eh? Si siempre soy así con vos.
—Claro— asentí.
Agarró un libro y comenzó a revisarlo. Confiaba en Simón, claro, pero Mar me dejó pensando en cómo sonreía cuando hablaba por teléfono.
—¿Y... con quién hablabas por teléfono?
Me miró —Con Sole.
—Ah, Sole.
Asintió y volvió a mirar el libro. Soledad, claro.
—Así que estabas hablando por teléfono con Sole.
—Sí, sí— respondió sin mirarme.
—¿Qué curioso, no? Me parece un poquito extraño.
Me miró —¿Qué cosa?
—Sobre todo, porque tu hermanita no suele hablar seguido.
—¿Me parece a mí o no me estás creyendo?
Me reí —¿Qué? No, mi amor, ¿qué dices, mi amor? Te creo— apretujé sus mejillas con fuerza —¿Cómo no te voy a creer? ¡Claro que te creo!— lo abracé, el correspondió mi gesto —Yo no soy desconfiada, eh, no— me separé —Yo no soy desconfiada, no.
Simón me sonrió.
—Listo— Tacho anuncio —¿Vamos?
—Dale.
—Dale, dale.
—Vamos.
—Vayan, vayan.
Simón me dió un beso antes de ponerse de pie.
—Con cuidado, cuidate— Mar abrazó a Sebastian y luego lo miró —¡Cuidado con lo que hacés!
Él simplemente asintió.
—Chau.
—¡Chau!
—¡Chau, suerte!
—¡Adios!
—¡Abríguense!
Cuando los chicos salieron de la cocina, las chicas y yo dejamos de sonreír.
—Para mí están rarísimos, eh.
Vale tenía razón.
—Algo les pasa. Están melosos... están buenudos... ¡se van a mandar una, eh, yo lo digo!
—Sí— Jazmín asintió —Ahora, yo digo, ¿no? No es por controlar ni nada... ¿por qué no los seguimos?
Todas la miramos.
—Digo... porque... vieron que los chicos siempre se meten en líos y por ahí estaría bueno que... como...
—¿Y si nos ven?— pregunté —¿De qué nos vamos a disfrazar?— bromeé.
—¡Ahí está!— Jazmín sonrió —Chicas, nos tenemos que disfrazar.
Todas intercambiamos miradas. ¿Seguirlos? No sé, no daba seguirlos, era un poco desesperado. Y ellos podía enojarse con nosotras...
**********
Una hora más tarde, cuando acabamos la tarea, yo acabé sus tareas en realidad porque ella aún tenían la idea de seguirlos, regresamos a su habitación. El bolso que había traído lo alisté porque ya tenía que irme a casa pese a que ellas no querían.
Las seguí al baño justo cuando escuchaba a Nacho hablar con los chicos.
—¿Y, chicos? ¿Nos vamos de carabana?
—¿Vos también vas?— Cari le preguntó.
—Ay, Cari, pará, parece que lo estás controlando.
—Mmm...
Cari negó —¡No!
—Igual, no da— Nacho nos habló —Digo, la paisa y yo cero.
—No, no, nada, eh. Ni en secreto ni nada.
Me reí.
—¿Y... y a dónde van, bonita?— Tacho agarró a Jaz de la cintura. Ella lo miró divertida.
—¿Me estás controlando?
—No.
—Pará un poco, Tacho— Thiago se metió —Dejalas que hagan. Che, Jaz... ¿va Melody?
—Sí— Tefi respondió por Jazmín mientras se ponía polvo —Si, porque hoy es día de solteros, ¿no?
—Ah, porque te pregunté a vos igual.
Los chicos se rieron.
—Que gracioso— Tefi respondió sería —Che, Luqui, escuchame una cosa— se acercó a él sonriente y me reí —Entre nosotros, escuchame, no los lleves a los chicos por el mal camino, por favor, eh.
—Sí igual yo no voy, nena— la hizo a un lado —¿No te das cuenta que me duele la cabeza?
Los chicos se burlaron de ella. Lleca estaba por ir a una de las duchas cuando Luca lo detuvo.
—¡Me toca a mí!— se quejó Lleca.
Luca lo ignoró. Lleca abrió la otra puerta para usar esa ducha, pero Thiago se adelantó.
—¿Qué hacés?— reclamó Lleca.
El pobre se fue enojado a su cuarto.
—Che, bueno ahora, eh, hablando enserio— Nacho nos habló —¿Qué meten boliche hoy, a dónde van?
Mar palmeó su brazo —¿Y ustedes, Nachito? Digo, hombres libres, nosotras mujeres libres— recordó.
Me reí —Y confiamos en nuestros novios, ¿no Jaz?
—¡Sí!
—¡Obvio!
—Obviamente confiamos.
Le di una palmadita a Nacho en la mejilla y seguí a las chicas a su habitación.
—Chicas, ahora sí me voy— le dije —Pero me voy a pedir permiso para más tarde, ¿está bien?
—Dale.
Les sonreí y me despedí de todas antes de salir del hogar. Tendría que haber llamado a Julio, pero no era necesario esperarlo cuando podía ir sola.
Cuando llegué a casa, saludé a Marta y a Julio que me regañó por no llamarlo, bromeó sobre cómo lo dejaría sin trabajo y le prometí que no pasaría otra vez, aunque ambos sabíamos que no era cierto. Me fui a mi habitación, pensando en cómo pedir a mis papás permiso para que me dejen salir otra vez, no creía que sea tan fácil.
Esperé a que llegaran paciente. Mientras tanto me duché y avancé las tareas que tenía pendiente. Era muy poco lo que tenía que hacer, pero pude matar mi tiempo mientras tanto. Mamá fue la primera en llegar a casa.
—¡Mamá!— bajé las escaleras y le di un abrazo que hizo que riera —¡Qué linda te ves!
Entrecerró los ojos —¿Qué hiciste?
—¡Nada! ¿Por qué piensas que hice algo?
—Entonces quieres algo.
Me crucé de brazos —¿Qué no puedo abrazarte?
—Valentina...
Me rendí.
—Bueno, bueno... puede que quiera pedirte algo.
Soltó una risa —Ahí está. ¿Qué pasó?
La seguí hasta la sala donde dejó sus cosas.
—Quería pedirte permiso para salir esta noche. Me invitaron las chicas a un karaoke cerca al río para... para festejar el día del amigo.
Obviamente no podía decirle la verdad, que íbamos para espiar a los chicos. No quería que pensara que estábamos locas, eso no.
—¿El día del amigo no fue el domingo?
Asentí —Sí, pero... no tuvimos tiempo de festejarlo. Es algo tranqui, mamá, solo iremos a cantar y nada más, enserio.
—No lo sé...
—Dale, mamá, por favor déjame ir— pedí mientras seguía sus pasos hasta la cocina —Please.
—Hola, Marta— mamá la saludó —Uy, huele rico.
—Mamá, hazme caso— me coloqué frente a ella. Se rió —¡Mamá!
—Bueno, bueno, está bien.
—¿Enserio?
—Sí, pero te lleva y te trae Julio, ¿de acuerdo? Hoy duermes aquí.
Asentí repetidas veces —De acuerdo. ¡Gracias!
Besé su mejilla y la de Marta para luego correr a mi habitación y cambiarme. Llamé a Mar para avisarle que me habían dado permiso y las veía allá, pero se adelantó en decirme que mejor la vea en su casa ya que tenían que darme algo. ¿Qué era? ¡No me dijo!
**********
Pues, eso tan importante que ellas quería darme se trataba de una peluca rosa y un conjunto negro que era bastante ajustado para mi gusto. Según ellas no podíamos aparecernos vestidas como normalmente lo hacíamos porque se darían cuenta de que éramos nosotras y no daba. Todas íbamos encubiertas.
Julio, tan lindo como siempre, nos llevaría al lugar porque no quería dejarme sola. Cuando nos vió así vestidas se burló de todas, pero no nos preguntó el motivo, solo nos llevó al lugar y antes de bajar dijo que nos estaría esperando afuera para regresarnos.
El lugar se llamada "EL CANDADO". Nosotras nos metimos un poco nerviosas hasta que reconocimos las voces de los chicos sobre el escenario cantando. Antes de que nos vean, subimos al segundo piso al balcón que daba al escenario para seguir viéndolos mejor. Ellos se la estaban pasando bien.
—Ay, son unos divinos— les dije a las chicas.
—Sí, mirá, se están divirtiendo nada más.
—Sí, sí, re sano— Tefi respondió —Che, escuchen... ¿si vamos a otro lado mejor?
La miramos.
—No.
—No, mejor esperamos a que termine de cantar.
Asentí —Sí, no perdemos nada con esperarlos, ¿no?
—Sí, totalmente, totalmente.
Tefi puso mala cara y nosotras aplaudimos cuando vimos que habían terminado.
—¡Eh, ratón, cantate otra!— gritó una chica.
—Ah, bueno, miren a esas yeguas— Lleca habló sin percatarse que tenía el micrófono cerca.
—¡Lleca es in desbocado!— Mar exclamó.
—Es muy distinto a los chicos, es obvio que le están haciendo la segunda al nene, eso está clarísimo.
—¡Clarísimo!— exclamamos todas.
—Sí.
Regresamos la mirada al escenario.
—Eh... bueno... mientras los chicos se deciden, les vamos a ir presentado al grupete, ¿dale? ¡Acá está Tachito!
El público aplaudió. Entonces una chica se puso de pie.
—Y acá Euge, bonito. ¿Hacés fiestas privadas?
—¡Jazmín es igual a ti!— señalé.
Jazmín miró a la chica.
—¡Este es Rama!— siguió Lleca.
—¡Eh, ratón, matame y vení a mi velorio!
—¡Habla como vos, Vale!— Mar exclamó.
Vale la miró.
—¡Aquí está Thiago Bedoya Agüero!
Más aplausos.
—¡Ay, me mató tu apellido BA!— una chica le dijo, coqueta —Yo soy Mery, que divino.
Las chicas y yo nos echamos a reír.
—Me muero, es concheta como vos, Mel.
Nos reímos más fuerte al ver su expresión.
—Este es el más fachero pero es un poquito tímido; ¡Simón!
Nuevamente se escucharon los aplausos. Entonces, una chica del mismo grupito que las demás se puso de pie.
—Si quieres Camila te saca la timidez, bombón.
Abrí la boca con indignación mientras las chicas se reían de mi y toda la situación. ¡Qué tipeja!
—Este no es tan tímido, también es fachero y mete boxeo; ¡Sebastián!
Aplaudieron. Otra chica se levantó.
—Soy Lali y si vos querés podemos ir juntos al ring, perno.
Mar miró a la chica mientras que yo me reía.
—¡Ay, mirá, Mar, la petisita es un arado como vos! Que divina— la molestó Melody.
Tefi se echó a reír.
—¡Mister lomo, Nacho!— exclamó Lleca.
A él también le aplaudieron.
—¡Y agitame el poncho, gurí!— exclamó otra chica.
Nos echamos a reír mientras Caridad miraba mal a aquella chica.
—Bueno, y acá estoy yo— Lleca se señaló sonriente después de presentar a todos los chicos —Me gusta que me digan Lleca, chicas, como quieran igual, eh.
Los chicos le aplaudieron.
—¿Vivís solo, Lleca?— le preguntó una chica.
Lleca la miró con la boca abierta y en un gesto muy dramático cayó en los brazos de los chicos. ¡Pero es un grupo de chicas lanzadas!
Los chicos empezaron a cantar una vez más.
—Nah, no pasa naranja, chicas. Escuchá, los chicos no les van a dar cabida— Mar señaló.
Asentí, tratando de ser positivos —¡Obviamente! Sí son más o menos lindas todas, pero no, ellos cero.
Las chicas asintieron. Entonces, la chica que habló como Jazmín se levantó y se acercó a Tacho.
—¡Mirá cómo lo histeriquea! ¡La mato!
Jazmín comenzó a caminar, pero la detuvimos con Mar para que no ocasione un show. Cuando giré al escenario, me indigné al ver que la chica que habló como yo le estaba bailando coqueta a Simón.
—¡Es una regalada! ¡Yo la mato!
Retrocedí para poder bajar, pero las chicas también me detuvieron. Entonces lo mismo pasó con Sebas.
—¡Ah, no, a esa petisa le voy a fundir el motor a esa tarada!
Detuvimos a Mar de hacer otro show, pero vimos a las demás tipas bailar con los chicos. ¡Era el colmo!
—¡Qué gatos!— exclamó Melody.
—¡No, yo la achicharro a la pascuarana esa, eh!
Cari se fue corriendo antes de que pueda detenerla.
—¡Caridad!
—¡Pará, yo la mato! ¡La mato!
Vale señaló a la chica que estaba con Rama. Todas, enojadas, bajamos las escaleras para poner un alto. Justo cuando estábamos por llegar al escenario, mi pie se enredó con algo y tropecé, empujando a Mar, quien a su vez, empujó una mesa causando todo un alboroto cuando las cosas se cayeron.
Los chicos nos miraron sorprendidos y se pusieron adelante de las tipas para cubrirlas, pero era tarde. Esos gatos, como las llamó Vale, nos sonreían y eso nos hizo enojar muchísimo más.
Luego de un intercambio de miradas, nosotras solo nos alejamos con furia mientras los chicos rogaban porque los escucháramos. Simón me detuvo por un brazo.
—¡Valentina!
Me zafé de su agarre —¡No! Te sarpaste, Simón, sal de acá.
—Pero pará, sabés que no soy así.
—¡No, no me trates de engañar! Yo no tendré tanta experiencia, pero no me voy a dejar engañar por ti.
—¿Qué? ¿Qué decís?
—Entendiste perfectamente, Simón.
—Bueno, nos estábamos divirtiendo nada más, ey.
Sostuvo mi rostro entre sus manos, pero cuando se quiso hacer el romántico y besarme me alejé y miré al resto de las chicas. Todas estaba discutiendo.
—Eu, mi amor, ¿me escuchás?
Simon giró mi rostro para mirarlo y se acercó para besarme una vez más. Nuevamente me alejé y esta vez comencé a caminar para alejarme de él.
Me detuvo.
—Mirá, Valen si confiás en mí no hace falta que me sigas ni que me espíes. Yo creo que es así.
Suspiré —Sí, ya sé que es así— lo miré —Y... y- y yo confío, pero... no sé. Me hago ideas en la cabeza, lo trato de evitar, pero... termino desconfiando.
—Bueno, yo soy como soy— me dijo con un tono un poco alto —Pensé que te gustaba como era.
Me encanta como es Simón, pero él no tiene idea la lucha constante que tengo con mis inseguridades y ese miedo tremendo que tengo a que me deje algún día. Simplemente no podía evitarlo.