La pareja del líder [TodoBaku]

Da AgostinaRocy

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Durante generaciones, el clan de los Zorros de la Luna Roja y los Dragones del Sol habían convivido en armoní... Altro

Prólogo.
Cuestiones Políticas.
El Pueblo de Rinji
Pequeña Notita
Mirio e Izuku.
Intoxicación.
Gradual Recuperación
Visita al Dragón.
Lecciones compartidas.
Keigo y Tenya
Siempre es mejor decir la verdad.
Un pequeño paseo.
Una persona muy directa.
Obligaciones y apoyo
El Festival de la Luna
Sentimientos.
La Hora de las Luces.
Preocupaciones y Miedos.
Una sorpresa no tan sorpresa.
Medidas preventivas.
La llegada del invierno.
Cada vez más cerca
La pareja del líder
La estrella blanca.
Agradecimientos y Curiosidades

La Luna como testigo.

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Da AgostinaRocy

Katsuki sentía el cuerpo entero caliente, ardiendo en llamas y que Shoto moviera su lengua tan bien no le ayudaba a bajar ese intenso calor que se acumulaba dentro suyo. El yukata era tan molesto. Las manos del dragón metiéndose debajo de la tela eran molestas. Quería que tirarán la prenda, no que se quedarán debajo de ella. Quería sentir al dragón más cerca, su cuerpo, su calor. Sentirlo en su propia piel.

Un sonido de protesta salió de su boca cuando el bicolor se separó, gruño y lo rodeo con los brazos, haciendo que volviera a él, que volviera a besarlo y pudo sentir como sus dedos se hundían en la carne de sus caderas. Dolía. Sí, joder que le dolía. Pero a la vez le gustaba.

Le encantaba todavía más la idea de que dejarán marca.

—Katsuki.

Oh, fantástico, la voz del más alto sonó ronca cuando dejo su boca y quiso volver a besarlo pero él le apretó firmemente de la cadera, manteniéndolo en su lugar y haciendo que pudiera sentir cierta dureza contra su cuerpo. No sintió vergüenza, él estaba igual o, quizás, peor.

—Vamos a parar —indicó el dragón logrando ver claramente en los ojos rojizos de su prometido que no pensaba hacerle caso —No voy a seguir. Aquí no.

Bakugou sintió un ligero escalofrío subiendo por su espalda cuando comprendió el significado detrás de esas palabras. Todoroki no pensaba hacerle eso en la mitad del campo, cerca del río y a la interperie, aunque había barreras protectoras puestas por el propio Gran Zorro de la Luna Roja, parecía que su prometido quería un sitio más privado. Bien, estaba de acuerdo con eso.

—Como me dejes con las malditas ganas, voy a ir a tu cuarto y te cortaré el pene mientras duermes —amenazó, parándose y detestando lo frío que se ponía su cuerpo al separarse del contrario —Volvamos al Santuario de la Noche. Ya no debe haber nadie.

— ¿Y estará bien...? —titubeo el bicolor, agarrando la mano del más bajo y empezando a subir por la colina hacia arriba donde estaba el sendero — ¿Hacer lo que queremos hacer en ese tipo de lugar?

—Tradicionalmente los líderes del clan y sus parejas pasan tres noches en el Santuario de la Noche después de su boda, para que la concepción de su heredero sea bendecida y protegida por la Diosa Lunar —explicó el cenizo en un pequeño murmullo en lo que concentraba parte de su energía en crear una barrera ilusoria alrededor suyo y del bicolor para que no los notarán —Solamente nos estamos adelantando a los hechos, mitad-mitad.

El dragón sintió que su rostro se ponía rojizo, mientras que apretaba la mano del más bajo que contenía una sonrisa y guiaba a su prometido por el sendero, haciendo que dieran una vuelta para llegar al Santuario de la Noche por un lugar más discreto. Ahora que su baile ceremonial se había acabado estaba desierto, los monjes se dispersaron y el clan del Zorro Oscuro, junto con la Canción Lunar se habrían ido a otros lugares a cumplir con sus respectivas tareas. Debido a la ubicación del santuario, encima de una colina y cerca del sendero del rio, nadie iba a visitarlo debido a que era el punto más alejado para el Festival de la Luna. Con la obvia excepción de los rituales, una vez terminados, el lugar volvía a su usual calma y quietud, incluso las luces del festival se encontraban apagadas, haciendo que solamente la Luna iluminará los bordes del santuario.

Katsuki abrió la puerta trasera del santuario, después la cerro con una traba de madera y la reforzó con magia, no era posible que nadie volviera hasta el amanecer pero ni se iba arriesgar. Luego llevo al bicolor hacia una habitación, una que sabía que sería la Habitación del Enlace, cuándo fuera su noche de bodas. Podía parecer una habitación normal pero se suponía que cuando llegara ese día especial, estaría decorada con cosas que les gustarán a los dos, libros, ropas, comida, etc. Sería el lugar donde harían su conexión especial, no solamente a nivel físico, sino también a uno emocional por varias noches y para eso debían sentirse a gusto a ahí dentro.

Adelantarse estaba mal. Y, muy posiblemente, sus padres vayan a matarlo cuando lo descubrieran. Pero no podía soportarlo más.

Quería a Shoto. Lo quería. Lo quería más de lo que jamás pensó que llegaría a querer a alguien más y estaba horriblemente asustado por eso, pero también emocionado. Porque tenía el presentimiento...de que el bicolor no se terminaría yendo como tanto temía.

—Bakugou.

El bicolor había notado que el cenizo se había quedado callado cuando llegaron a la habitación, la cual lucía normal para él, un simple futón doblado en la esquina, el tatami de color negro, paredes de color gris con pequeñas y hermosas pinturas de cielos nocturnos llenos de estrellas brillantes. Pensó que se estaba arrepintiendo de lo impulsivo del momento pero, cuando se giro para verlo al escucharlo, se encontró con sus ojos rojizos y supo que no había el menor cambio de opinión dentro suyo.

Bien, entonces, él tampoco debía dudar más, ¿no?

Todoroki se acercó, lentamente, al más bajo. Las luces estaban apagadas pero podía ver bien el rostro del cenizo, el techo de la habitación tenía un pequeño efecto, uno que fue hecho por los monjes para darle un toque especial a las noches de los casados y era que se reflejaba el cielo nocturno en ese espacio. La luz de la Luna era lo único que los iluminaba y daba una sensación de intimidad y secretismo a la situación. El más alto no resistió por mucho tiempo el tener sus manos lejos de su hermoso prometido, las colocó con muchísimo cuidado en sus mejillas y apoyo su frente contra la suya, mirando con tentación esos bellos labios rosados, que seguían hinchados y húmedos de sus besos anteriores.

—...Tengo una pequeña petición —murmuró contra la boca del cenizo.

— ¿Cuál es? —quiso saber el más bajo, curioso por el pedido que tendría su prometido.

—Quiero decir tu nombre —expresó el dragón sin poder evitar el anhelo en su voz —Y quiero que tú digas el mío.

— ¿Otra cosa más? —ladeo la cabeza el de ojos rojos, notando como los ojos del más alto se volvían rendijas cuando atraía su atención y se volvían a notar las líneas de su rostro, sus cuernos saliendo y los dientes afiliados queriendo salir a reclamarlo.

El dragón negó con la cabeza y el cenizo sonrió, enredo sus brazos alrededor del cuello del más alto y tiró hacia abajo pero el más alto no cedió a besarlo hasta que le contestara. Entonces, rodó los ojos y murmuró.

—Te llame por tu nombre hace menos de diez minutos, puedes hacer lo mismo, tonto —dijo en un tono burlón — ¿Me puedes besar de una vez?

—Solo quería asegurarme.

Bakugou no llego a reírse ya que el bicolor tomo sus labios, nuevamente, con fervor contra los suyos y lo arrastró hasta el interior de la habitación. Sostuvo con uno de sus brazos la cintura del más bajo y con el que tenía libre arrojo el futón en medio del piso, las sábanas salieron volando pero lo que importaba era tener un lugar cómodo para apoyar a su prometido. Lo colocó boca arriba, puso una de sus rodillas entre sus piernas y tuvo cuidado de no aplastarlo con su cuerpo, comenzó a quitarle el yukata y lo escucho murmurar joder, por fin. Eso le causó un escalofrío y se apresuro en seguir desnudando su cuerpo, usando sus manos para recorrer sus músculos y piernas, todo su cuerpo era firme y suave. Podía sentir su instinto animal exigiéndole que marcara cada centímetro disponible a su alcance pero tenía miedo de lastimarlo, así que, se contenía.

Sin embargo, era difícil. El cenizo no reprimía sus gemidos roncos, los suspiros de placer que salían de su boca y sus uñas se clavaban en su espalda con fuerza, a la vez que le dejaba marcas en el cuello cuando no se estaban besando. Honestamente, estaba por perder la cabeza.

—Quítate la ropa también, Shoto —exigió el cenizo, agarrando la tela del yukata de su prometido con sus puños y tirando de ella de sus hombros —De una vez.

El bicolor asintió y se separó por un segundo del más bajo, se puso de rodillas en el futón y se quitó el yukata, a la vez que contemplaba el bello cuerpo debajo suyo. El cenizo estaba sonrojado desde el pecho hasta las orejas, el brillo de la luz de la Luna le daba a su cuerpo una belleza erótica que le robaba el aliento y las marcas rojizas que iban desde su pecho hasta sus hombros le mandaron una punzada dolorosa a su miembro, que al ser liberado de la ropa se mostraba erguido y todo emocionado por el espectáculo.

Katsuki se lamió los labios al ver lo que, dentro de muy poco, estaría en su interior. Pudo sentir que lo que tenía su prometido era grande cuando estuvieron en el río pero nunca se imagino que sería tan grande. Debía tener unos veinticinco centímetros maso menos. Se incorporó en el futón, muy conciente de la mirada de su prometido en su persona y con ambas manos le agarro el pene.

Shoto contuvo la respiración mientras miraba el rostro del cenizo, su boca estaba demasiado cerca de su miembro para su salud mental y estaba por empujarlo para volver a los besos cuando el más bajo lo apretó y masajeo. Se le escapó un gemido ronco ante esa acción.

—Katsuki...—reclamó en un tono bajo, una pequeña advertencia —Quiero ser amable. Me lo estás poniendo muy difícil.

—Te dije que sabía bien en lo que me estaba metiendo, Shoto —sopló sobre la cabeza del pene, viendo como el dragón frunció el ceño y sus manos se cerraron en puños, posiblemente conteniendo sus deseos —No tienes que controlarte estando conmigo.

—Pero puedo hacerte daño —advirtió con verdadera seriedad el más alto —Nunca...he controlado este tipo de instintos. Quiero marcar todo de ti. De una forma tan salvaje que me asusta.

El cenizo sonrió y beso el abdomen del más alto, disfrutando de la manera en que sus músculos se tensaron y tomo sus manos para guiarlas hasta su cabeza, pudo sentir como agarraba su cabello cuando volvió a prestarle atención a su miembro y eso le hizo excitarse más.

—No me vas a hacer daño —declaró con convicción el más bajo, para tranquilizar a su pareja —No vas a hacer nada que no quiera, Shoto. Te...te quiero. Y confío en ti.

El cenizo no dejo que el bicolor respondiera a su confesión, sentía que era innecesaria a esas alturas —considerando lo que estaban por hacer— y no estaba inseguro acerca de sus sentimientos. Se apresuro en meter su enorme miembro en su boca, quiso tomarlo todo pero no lo logro. Por lo tanto, la parte que quedaba sin tomar, la agarro con sus manos y lo masturbo.

Todoroki dejo salir sus impulsos ante la declaración de su prometido, agarro su cabeza con fuerza y movió sus caderas con dureza pero teniendo cuidado de no ahogarlo. El interior de la boca del cenizo era caliente, húmedo y podía sentir los movimientos de su lengua que lo volvían loco. Echo la cabeza hacia atrás, para ver la enorme luna que había en el cielo y aguanto la necesidad de acabar en la boca del cenizo. Lo empujó cuando sintió que ya no soportaría más y se volvió a sentar en el futón, con la respiración agitada y viendo el rostro del cenizo, tenía saliva por toda la boca y los ojos un poco húmedos, como si estuviera por llorar. El impulso posesivo volvió a salir a flote y lo tiró contra el futón, le agarro uno de sus pezones y lo mordisqueo, a la vez que agarraba su miembro olvidado y erguido para masturbarlo

— ¡C-Carajo! ¡Espera...ahhh! —gritó el más bajo cuando sintió el calor en su vientre explotando abruptamente y saliendo de su interior, haciendo que su cuerpo quedará flácido contra el futón —M-Mierda, te dije que esperarás, Shoto.

Bakugou podía ver puntos de colores brillando delante sus ojos, su corazón no daba más de la adrenalina y sus rodillas estaban temblando. De lo único que fue conciente fue de la leve sonrisa del bicolor, el cuál estaba viendo su esperma en la palma de su mano y lo lamía, causando que se tapara el rostro con vergüenza.

—Es dulce —comentó el bicolor y escucho a su pareja bufar — ¿Te sientes bien?

—No, mierda, no quería ser el primero en terminar —se quejo entre murmullos el más bajo —Que patético.

—Eres adorable, Katsuki —se rió el dragón, alzando uno de los brazos del cenizo para besarlo y le acaricio el vientre con cariño — ¿Seguimos?

El de ojos rojos asintió sin dudarlo y abrazo el bicolor, el cuál a base de besos y toqueteo no tardó en ponerlo en ánimo para seguir. Su miembro volvió a levantarse y, está vez, le dijo al dragón que había en una gaveta de la habitación frascos con lubricante. Por suerte, el dragón estaba lo bastante distraído como para no preguntar porqué sabía eso y solamente busco los frascos para usarlos.

Generalmente, tanto hombres como mujeres del clan del Zorro de la Luna Roja tenían la capacidad de concebir y lubricar sus cuerpos para la concepción. Pero la primera vez siempre sería difícil y complicada para cualquiera. El cenizo no quería sufrir dolores innecesarios ni preocupar al dragón. Así que, prefería que usarán los lubricantes, aunque ya podía sentir su parte baja húmeda y abriéndose naturalmente.

El dragón puso el lubricante en sus dedos y empezó a introducirlos en su interior, bastante sorprendido de lo sencillo y rápido que fue el poner dos la primera vez. Comenzó con los movimientos de tijera, cuidadosamente para no lastimar al más bajo y con mucha paciencia. Sus paredes estaban calientes y opusieron un poco de resistencia cuando empezó a ser más insistente pero, después de unos minutos, se fueron aflojando y cediendo. Como el de ojos rojos no era nada paciente, entre gemidos y gruñidos le reclamo al más alto que se metiera de una vez dentro suyo.

—Ten un poco de paciencia —besó su frente el cenizo —Sigues estando apretado, Katsuki.

El cenizo maldijo y gruño otra vez pero dejo que el bicolor se tomará su tiempo con él, notando que le gustaba cuidarlo de esa forma, acariciando su cintura y metiéndole presión con sus dedos. Le dolía un poco pero no era para nada malo. Más que nada, se sentía incómodo y ansioso por lo que le esperaba. Pero se aguanto, buscando distraerse observando a su prometido, tenía el entrecejo fruncido y los músculos de los hombros tensos, concentrado en su tarea de prepararlo para recibirlo. Sintió un revoltijo en su estómago. Era malditamente atractivo, hermoso y en verdad lo amaba.

Y quería que lo supiera.

Pero, quizás, ese no fuera exactamente el mejor momento para ser honesto.

—G-Guardo todas tus cartas y regalos —confesó, sintiendo cierta liberación en su corazón al decirlo y viendo como los ojos del dragón brillaron intensamente al escucharlo —Nunca c-conteste porque...a-ahhm.

El bicolor movió más fuerte los dedos en su interior y beso su cuello, haciendo que el cenizo sintiera que todo su cuerpo temblaba cuál gelatina.

— ¿Porque? —lo insistió en continuar el dragón, curioso a más no poder y sintiendo que su cordura realmente se estaba yendo por el caño.

—T-Tenía miedo de quererte —admitió el cenizo, mordiéndose los labios, pudiendo sentir lo fuerte que los dedos del más alto lo abrían —M-Miedo de que llegarás a odiar este lugar, el estar separado de tu familia y...a-a mí. Por eso, carajo, nunca conteste. Pero las guarde todas las cartas y las leo cada...ahhh, S-Shoto, le-lento.

—Lo siento, lo siento, ya no lo soporto más —se separó del cenizo, agarrando sus piernas y alzando su cadera —Katsuki, ¿cómo llegaste a pensar que no iba a amarte? Estoy enamorado de ti desde hace mucho tiempo. No podría dejarte nunca.

Katsuki sintió sus ojos llenarse de lágrimas ante la sinceridad de Shoto y, después, al sentir como su miembro se metía en su interior solo pudo soltarlas y gemir cuando lo tuvo dentro por completo. Le dolió. Claro que le dolió pero, al mismo tiempo, se sintió satisfecho y feliz, dejo escapar un suspiro de alivio y miro hacia el rostro del más alto, el cuál estaba muy cerca suyo y le beso la mandíbula con cariño.

—No debí decir todo eso —murmuró —Te volviste inesperadamente impulsivo, mitad-mitad.

— ¿Te lastime? —cuestiono un poco preocupado el dragón, besando el cuello del cenizo y sus mejillas — ¿Salgo?

—Lo haces y te corto el pene —amenazó el más bajo sin ninguna señal de vergüenza, escuchando la leve risa de su prometido —Hablo en serio, Shoto.

—En verdad te amo, Katsuki.

El dragón sintió como el más bajo lo apretó al escuchar sus palabras y uso ambos brazos para separarse de él, para no aplastarlo con su cuerpo y observarlo. Tenía el rostro rojizo, los ojos brillantes y una expresión un tanto tímida, la más adorable que le había visto. Definitivamente, a partir de hoy, le diría todos sus sentimientos sin reparos. Para poder ver siempre esa expresión en su rostro.

—...Muévete lento —susurro contra los labios del bicolor —Y bésame mientras lo haces.

El más alto sonrió dando un asentimiento y cumplió con lo pedido por su pareja, empezó con movimientos lentos y lo beso a la vez, empujó su pelvis contra su interior a un ritmo fuerte cuando sus impulsos lo controlaron pero el cenizo le aseguro que estaba bien y envolvió las piernas en su cadera para evitar que se saliera de dentro suyo. El sonido de sus cuerpos al chocar era húmedo y sucio, mientras que sus bocas hacían su propia melodía al conectar. Ambos sentían sus cuerpos calientes, pegajosos y al borde del climax después de toda la tensión y adrenalina que estuvieron sintiendo.

Todoroki quiso eyacular fuera de su prometido pero el cenizo lo enredo con sus piernas todavía más fuerte cuando se lo dijo y declaro que no le importaba si lo hacía dentro. Tuvo que analizar bien la expresión de Bakugou para ver si estaba comprendiendo el trasfondo de esas palabras y al verlo asentir con decisión, sintió una enorme calidez en su pecho y se oculto en su cuello, abrazándolo con fuerza mientras acababa en su interior. El cuerpo del dragón se sintió flácido después de eso y el del cenizo estaba todavía peor, ya que era la segunda vez que eyaculaba, se sentía somnoliento y cuando el más alto se tumbo a su lado de costado, se acercó a él y sintió como los arropaba a ambos con una sábana.

Antes de quedarse dormido, el cenizo llevo una mano a su vientre, sintiendo la calidez dentro de él y el líquido pegajoso que había entre sus piernas, saliendo de su interior, dándole una sensación de vergüenza y satisfacción. El dragón lo abrazo, para protegerlo del frío y lo beso en la frente, le murmuró que lo amaba otra vez y cerro los ojos, quedándose dormido.

El más bajo lo observó un rato y después, se unió con él a su descanso.

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