Déjame Amarte © [UME #2]

By AliciaLowell

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SINOPSIS 2ª Temporada de la #TrilogíaUnMaravillosoError Dolida, rota, así es cómo me siento. Su traición me e... More

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Tres NO Son Multitud
Fiona ©

Capítulo 5

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By AliciaLowell

 Mi madre sale la habitación y suspiro tocándome una vez más la gasa que me cubre la brecha de la cabeza. Miro a Collin que está concentrado en el televisor mientras cambia una y otra vez de canal, buscando algo decente en la tele. Está bastante mejor. Una venda le rodea el abdomen, tapando la herida que le han dejado los maleantes. Lleva el pecho desnudo, pues cuando se ha ido a poner una camiseta le ha hecho daño al sentir la tela contra la venda.

—¿Te sigue doliendo? —le pregunto cuando apaga el televisor.

Me mira.

—Un poco. Escuece —dice frunciendo el ceño y haciendo una mueca cuando roza con los dedos la venda—. ¿Y a ti? Te has dado un golpe bastante fuerte.

—Me duele la cabeza.

La habitación se sumerge en un incómodo silencio mientras ambos intentamos evitar el contacto visual.

Le miro de reojo mientras me despellejo los labios. ¿Cómo le habrá quedado la herida? ¿Tendrá una cicatriz? Me muero de curiosidad, pero sólo espero que haya quedado mejor que cuando la horrible herida estaba llena de sangre. Sólo me recordar cómo su sangre brotaba de la herida, manchándome las manos, me hace sentir escalofríos. Y por si fuera poco, aún no he podido dormir nada. Cuando cierro los ojos los veo.

—¿Puedo verla? —le pregunto con precaución.

Cuando me mira arquea las cejas y me mira sorprendido.

—¿Estás segura de que quieres verla? —me pregunta.

Asiento y me levanto de la camilla mientras él se incorpora. Se va quitando la venda poco a poco haciendo muecas de dolor hasta que deja al descubierto la herida cosida y llena de betadine. Frunzo el ceño, procurando no poner cara de asco. Es muy desagradable ver cómo el hilo negro le une la carne.

—Sé que da asco —dice.

—Dios mío —susurro—. ¿Cuántos puntos te han dado?

—Unos cuantos —dice sonriente, pero se encoge de hombro—. Aunque no importa. No iba a permitir que le pusieran las manos a mi nueva amiga.

Su puño choca suavemente con mi brazo, y las comisuras de mis labios se curvan hacia arriba.

—Muchas gracias, de verdad —digo más seriamente—. Creo que ahora te debo una buena. Si necesitas cualquier cosa...

—Sí, la verdad es que necesito algo —dice haciendo una mueca—. Es que... Verás, me siento bastante sucio y me preguntaba si me podría ayudar a darme una buena ducha y...

Abro los ojos como platos, dando un paso hacia atrás automáticamente. Frunzo el ceño y le doy un golpe desenfadado en la cabeza cuando comienza a reírse. No le veo la gracia. Los chicos y sus bromas de mal gusto. ¡Para que luego digan que no son todos iguales! Aunque, a pesar de que me ha molestado un poco, acabo sonriendo y sentándome a su lado. Mientras hablamos mis ojos viajan un par de veces desde los suyos hasta su abdomen. Tiene razón, no es algo agradable de ver, pero no puedo apartar la mirada. Sacudo la cabeza para concentrarme y agarro la venda.

—Tápatelo o se te infectará —digo mientras vuelvo a colocarle el vendaje.

Él simplemente sonríe con socarronería.

—No sabía que había enfermeras tan guapas y jóvenes en este hospital —comenta dulcificando su mirada—. Encantado, soy Collin Stallone.

Pongo los ojos en blanco cuando me tiende la mano y se la retiro riendo.

—Mira que eres tonto.

—Pues más de una vez me han dicho que soy un amor —comenta poniendo cara de niño bueno.

—Sí, y seguramente también te habrán dicho más de una vez que estás chalado.

Se encoje de hombros y asiente con la cabeza. Nuestras miradas se dirigen hacia la puerta cuando llena Rachel y lo chicos, cubiertos de nieve.

—¡Sentimos haber tardado tanto, pero había atasco! —Exclame Rachel antes de abrazarme—. ¿Cómo estáis? —suspira.

—Mejor, tranquilos.

Sean y Paul piden a Collin que les enseñe la herida, y Rachel aparta la mirada. Si ve los puntos, se va a desmayar, como aquella vez que me hice un corte de nada en el dedo mientras cocinaba. Es muy aprensiva.

—¿Te duele? —pregunta Mark tocándole la zona cubierta de betadine.

—¡Ah! ¡Claro que me duele, imbécil! —exclama haciendo una mueca.

Frunzo el ceño y le doy una patada en la espinilla a Mark.

—¡Eh, relájate tú también, que no te he hecho nada! —exclama dolorido.

—Dejad a Collin que me ha salvado la vida —digo con voz firme.

Los chicos se miran entre ellos y levantan las manos en señal de inocencia. Cuando pasan unas horas, todos son vencidos por el sueño  y  se marchan a casa. Collin y yo nos quedamos viendo la tele mientras nuestros padres hablan en el pasillo, negándose a irse del hospital, o tan siquiera a alejarse de la puerta de nuestra habitación. Aburrida de no poder ver bien la televisión desde mi camilla, me siento en el sillón que hay junto a la de Collin. Apoyo el brazo y la cabeza en la camilla mientras vemos una película de Drácula en blanco y negro. Desvío la mirada de la televisión durante un segundo y me percato de que la piel de Collin se ha erizado.

—¿Tienes frío? —le pregunto restregándole el brazo.

—Sí, es lo que tiene estar medio desnudo a estas horas —dice con humor mientras le castañean los dientes.

—¿No hay ninguna sábana por aquí? —pregunto mirando hacia todos lados.

—Estoy tumbado encima, ¿me ayudas a levantarme? Esto sigue doliendo bastante.

Asiento y me pongo en pie mientras pasa un brazo por mis hombros. Cuando empieza a incorporarse gime y hace una mueca de dolor. Los calmantes le han durado muy poco. En cuando apoya un pie en el suelo tensa la mandíbula y se yergue, a pesar de que es más que evidente que le duele. Le digo que se siente en el sillón, pero niega con la cabeza mientras me suelta para apoyarse en el respaldo. Tal vez sea mejor que se mantenga en pie, dudo que pueda levantarlo una vez más. Aparto las sábanas y me coloco a su lado para que vuelva apoyarse en mí.

—¡Joder! —Gruñe entre dientes—. Me he dado con el pico de la mesa.

Le dejo sentado en la camilla mientras se presiona la venda para intentar calmar el dolor. Aunque no lo consigue. Los picos de las mesitas que están junto a las camillas no están muy afilados, pero si pueden hacerte daño si te das un golpe tonto.

—¿Te duele mucho? —pregunto preocupada—. Quieres que llame a alguien.

—No. —Niega con la cabeza—. Soy un hombre, puedo con un picorcillo tonto.

Sonrío y niego con la cabeza.

Miro la puerta por encima del hombro cuando ésta se abre a causa de Krystal, la madre de Collin.

—¿Cómo estáis, chicos? —nos pregunta en voz baja con una sonrisa dulce en los labios.

—Perfectamente —miente él con otra sonrisa.

Ella asiente y camina hacia nosotros abrazándose a sí misma.

—Bueno, ¿desde cuándo os conocéis? No me has presentado a esta chica tan guapa.

Mis mejillas se encienden a la par que me esfuerzo por sonreír de la forma más natural posible.

—Nos hemos conocido esta tarde, mamá —suspira Collin.

Ella se gira hacia mí y me tiende una mano.

—Bueno, Megan, yo soy la madre de este sinvergüenza.

Miro a Collin de reojo y sonrío cuando éste pone los ojos en blanco. No conozco a Collin más de unas horas, pero creo que no podrá ser definido como un sinvergüenza. Yo he conocido a chicos de ese tipo y no se parece nada a ellos. Él no un imbécil, ni un infiel.

—Si necesitáis algo Suzanne y yo estamos fuera, ¿de acuerdo?

Collin y yo asentimos, Krystal sale de la habitación.

—Lo siento, mi madre es muy...

—¿Agradable? —Enarco una ceja. No creo que tenga nada malo que decir de su madre—. Sí, lo es.

Collin sonríe y se tumba en la camilla, tapándose.

—Creo que ahora tendré que pasar una temporada sin jugar al futbol americano —suspira restregándose el brazo izquierdo.

—¿Juegas al fútbol? —pregunto—. ¿En qué posición, aunque no se mucho de...?

—Soy el quarterback —presume sonriendo.

Arqueo las cejas sorprendida.

—¿Estoy delante de la estrella del equipo?

—¿Acaso lo dudabas? Sólo tienes que mirarme para saber que soy la estrella —dice sacando bíceps.

—Anda, musculitos, no te lo tengas tan creído, que se te sube muy pronto a la cabeza.

Se estira y golpea el respaldo del sillón.

—Siéntate y terminemos de ver esta horrible película en blanco y negro, que debe tener mil años.

Me dejo caer  su lado y apoyo la cabeza en la camilla mientras subo los pies al sillón. Collin estira el brazo y toca el vendaje que tengo en la frente. Levanto la mirada.

—No salgas nunca sola a la calle, ¿vale? —dice mirándome preocupado—. Piensa que, en realidad, hemos tenido mucha suerte.

Asiento aun con la mejilla a escasos centímetros de su torso.

—Vale.




Hola!!! Bueno, Megan y Collin están bien, menos mal, ¿no? ¡¿Tenéis ganas de que Megan y Sawyer se reencuentren?! Para eso sí que tendréis que esperar lo siento (aunque si me hacéis saber que lo estáis deseando, tal vez no tarden tanto en verse...). Espero que os haya gustado el cap. Todavía tengo que hacerme a la historia para hacer los capítulos más largos. Creo que me he acostumbrado demasiado a los de DARRELL. [Hablando de DARRELL... ¡Pasaros un ratito conoced a Darrell y a Cassie ;P!].

Besos, abrazos y ciao

Alicia Lowell

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