"WONDERWALL; Hermione Granger"

By August_dann

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❝ Y todos los caminos que tenemos que recorrer son tortuosos, y todas las luces que nos conducen allí nos est... More

"Prólogo"
El prisionero de Azkabán
⭑ "Primer trauma del año"
⭑ "Nuevas reglas"
⭑ "El boggart del armario"
⭑ "Sirius Black"
⭑ "¿Augusta o Hermione?"
⭑ "El partido de Quidditch sale mal"
⭑ "Dia de hospital"
⭑ "Hogsmeade"
⭑ "Un nuevo Rosier"
⭑ "Disculpas y ranas de chocolate"⭒
⭑ "¿Cita?"
⭑ "Tú"
⭑ "Como una puesta de sol"⭒
⭑ "Bienvenida con postres a media noche"⭒
⭑ "Salamandras y un perro mañoso"
⭑ "Patronus"
⭑ "Amelie contra Ravenclaw"
⭑ "Una perfecta heredera"
⭑ "Me besaste"
⭑ "Tejones contra Aguilas"⭒
⭑ "Como hacer enojar a un Rosier. By: Draco Malfoy"⭒
⭑ "Black odia a los pelirrojos"
⭑ "¿Potter perdió la cabeza?"
⭑ "Copa de Quidditch"
⭑ "Predicción"
⭑ "Un perro, dos gatos y una rata"
⭑ "Accidentalmente asesine a mi profesor de pociones"
⭑ "El secreto de Hermione"
⭑ "Plumas de azúcar"
El cáliz de fuego
⭑ "Beautiful girl"
⭑ "Starry eyes"
⭑ "Happy birthday, Amelie"
⭑ "Dollhouse"
⭑ "Sunlight"
⭑ "Un ángel en el infierno"
⭑ "Comida hecha de esclavitud"
⭑ "Los increíbles hurones botadores"
⭑ "Maldiciones Imperdonables"
⭑ "Feliz cumpleaños, Granger"
⭑ "Enemigo con rostro bonito"
⭑ "¿Ojoloco Moody?"
⭑ "Potter, the flying boy"
⭑ "Smithereens"
⭑ "When you know, you know"
⭑ "Problemas, problemas y más problemas"
⭑ "Desamor"
⭑ "Juramento Inquebrantable"
La Orden del Fénix
⭑ "Casa Black"
⭑ "Regulus A. Black"
⭑ "Slytherin, Gryffindor and Ravenclaw"

⭑ "Draco y su mala suerte"

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By August_dann


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Amelie entró en el gran comedor seguida de Theo, llevaban su uniforme lo más arreglado posible, también consigo sus libros para las clases de hoy, siendo Adivinación la primera que tendrían y, para su pequeña suerte la compartía con sus amigos.

Tan pronto como los dos amigos se sentaron, el rubio le sonrió a Amelie, pasándole una caja pequeña bien envuelta.

—Mi madre te lo envía, te manda su amor—Draco tenía una sonrisa brillante mirando a la chica quien también le sonreirá suavemente.

Aunque sus sentimientos no fueran iguales.

—Gracias, mándale mi agradecimiento también—el rubio asintió ante sus palabras para después poner su atención en los otros Slytherin.

—¿Qué es?—Le susurro Theo, pasándole una taza de chocolate caliente.

En esta mañana hacía más frío del que se suponía, el viento afuera seguramente les terminaría congelando las manos. Así que necesitaban un poco de calor antes.

—Son dulces, ¿Quieres?—Le susurro devuelta, sabiendo que Draco se enojaría si ella comparte con alguien más que no sea el.

—Nos los comemos cuando no esté la rubia celosa—se burló.

Amelie se rio de aquello, callándose de inmediato cuando escucho a Draco empezar a hablar sobre una historia realmente tonta, que para su rareza impresionaba a los otros Slytherin.

Draco se calló tan pronto vio llegar algo interesante.

Harry, Ron y Hermione entraron por el gran comedor, ganándose la atención de los Slytherin, sobretodo de Draco quien no dudó en burlarse de Potter haciendo una parodia de desmayo, provocando una carcajada general.

Cuando los amigos terminaron de desayunar, fueron de inmediato a sus clases.

—Bueno nos vemos para comer—le dijo Blaise al grupo antes de que todos se separan a ir a sus respectivas aulas, siendo Blaise en otra totalmente diferente para su mala suerte, y por otro lado Orion y Cristina quieres eran un año mayor que los otro chicos tomarían clases más avanzadas.

Así que el grupo tuvo que ir por diferentes caminos.

Amelie camino a pasos rápidos totalmente cansada, ninguno de ellos tenía idea de donde quedaba él aula de adivinación, por lo que tuvieron que dar un par de vueltas por el castillo y preguntarle a algunos cuadros.

Hasta que por fin pudieron encontrar el camino correcto.

—Demonios, si hubiera sabido que estaba tan lejos, no habría comido tanto—Theo habló exhausto de subir tantas escaleras.

Amelie lo jalo de la manga mientras que en su otra mano sostenía la de Draco, quien rodó los ojos.

Esta ya era la quinta vez que se quejaba.

—Te dije que no comieras.

—Pero el almuerzo es la mejor comida—lloriqueo Theo y Amelie le dio la razón.

—Esta bien ya casi llegamos.

Subieron otro par de escalones hasta que se toparon en la parte mas alta donde no había nada.

—¿Qué hacemos ahora? ¿La explotó?—Amelie sonrió delicadamente, mientras levantaba su varita en alto.

—No creo sea necesario...—murmuro Theo, bajando con cuidado el brazo de Amelie, quien hizo un ruido decepcionado.

Los tres se detuvieron a inspeccionar el lugar, y Draco inmediatamente señaló la zona donde había una trampilla circular con una placa de bronce.

—Sybill Trelawney, profesora de Adivinación—
leyó el rubio con una mueca de fastidio.

—¡Ay no!, Se escucha muy feo—exclamó Theo—. ¿Cómo vamos a subir ahí?

Amelie volvió a levantar su varita—¿Entonces si lo explotó?

Draco negó con la cabeza, bajado su mano. Y por si las dudas quitándole su varita.

Ninguno tuvo tiempo de responder o hablar, pues la trampilla se abrió de repente y de ella descendió una escalera plateada hasta los pies de Amelie quien se quedó sin palabras ante aquello.

—Eso sí que da miedo—murmuro mirando hacia arriba donde solo se podía ver oscuridad.

—Bueno, las damas primero—Theo la empujó suavemente.

Y ella no tuvo más remedio que empezar a subir, seguida de Theo y Draco.

Las tres serpientes fueron a dar con él aula de aspecto más extraño que habían visto en su vida.

Todo estaba iluminado con una luz tenue y roja. Había cortinas en todas las ventanas y las numerosas lámparas estaban tapadas con pañoletas rojas.

Hacía un calor agobiante, que Amelie quiso arrojarse contra las escaleras.

—Este lugar es horrible—exclamó Draco.

Miro todo con una mueca, pues le parecía desagradable y poco refinado.

Y sin más remedio entraron para sentarse en los cojines que habían esparcidos, tomando una de las mesas redondas del final a esperar pacientes a sus compañeros de clase.

Amelie golpeaba nerviosamente el piso con su zapato, aún faltaba el trío de oro en entrar, por lo que sin ellos, la clase no podía empezar. Para buena suerte de todos, no tardaron en llegar, siendo Harry el primero en pararse en frente.

—¿Dónde está la profesora?—preguntó el pelirrojo a sus amigos.

De repente salió de las sombras una voz suave:

—Bienvenidos—dijo—Es un placer verlos por fin en el mundo físico.

Era la profesora quien tenía un aspecto extraño como de un insecto grande y brillante.

—No se si debería asustarme—susurro Theo a la chica quien lo golpeó en el costado a modo de regaño.

—No digas eso, respeta.

Draco a su lado se rió de ella, pues aunque Amelie estaba tratando de no decir algo malo, lo primero que hizo cuando la vio fue brincar del susto, gritado por la extraña profesora, quien se había quedado observando a los tres con sus ojos enormes juzgadores, y de un minuto a otro junto sus manos lanzándoles una mirada triste.

—Oh mis pobres niños su futuro será tan trágico, por favor cuídense mucho, yo les mandaré mis mejores energías a partir de ahora.

¡Qué rara!

Amelie parpadeó ligeramente y compartido miradas con Theo y Draco, quienes se encogieron de hombros sin sabes que decir, la profesora se alejó de ellos luego de mencionar aquello, y volvió a su estado alegre.

Rosier trago saliva decidiéndose por ignorar sus palabras.

La clase fue en si aburrida para Amelie, se arrepintió de haberla elegido. Debió haber escuchado a su hermano y elegir runas antiguas.

La profesora Trelawney también dijo que no necesitarían libros y Granger se puso blanca por el susto, provocando que se riera de ella.

Hermione creía que no era nada sin sus valiosos libros.

Aunque, Amelie no pensaba eso, siempre la considero alguien inteligente en muchos aspectos.

Pero nadie tiene porque saberlo.

Luego en la maravillosa clase, por supuesto, el universo no se olvidó de Harry. Y es muy probable que muera en los próximos días por un perro.

O algo así dijo la señora libélula. La verdad es que ella no prestó mucha atención, estaba más ocupada dibujando rayas en su pergamino. Sin embargo, después de todo eso no pasó nada más interesante.

Así pasaron a la clase de la profesora McGonagall, a la cuál, Amelie le tenía un gran aprecio, aunque no era muy buena en su materia.

Ni tampoco Theo. Por eso eran compañeros de clase, se apoyaban mutuamente en su desastre.

El día paso bastante normal, por lo que Amelie estaba esperando con ansias salir del castillo para su primera clase de cuidado de criaturas mágicas. No es por hablar de más pero, realmente le tenia mucha fe a Hagrid como profesor, lo cual ya era mucho.

—Vamos, Theo o llegaremos tarde—sujeto a su amigo del brazo con fuerza para empezar a arrastrarlo hacia afuera del castillo, donde se estaban reuniendo para la clase.

La lluvia del día anterior había terminado; el cielo era de un gris pálido, y la hierba estaba mullida y húmeda bajo sus pies mientras caminaban. Fue relajante, comparado al extremo calor en el aula de adivinación, esto era vida.

—Esta clase seguro que será una basura—Draco se burló en voz alta.

—¿Por qué estás tan seguro?—Pregunto Amelie mientras levantaba sus cejas en su dirección, sin parar de caminar.

En su brazo izquierdo sostenía su libro y, con la otra mano jalaba a Theo suavemente. Se detuvieron en la cabaña de Hagrid, cerca del bosque prohibido.

—¡Solo mira quien nos dará clases!—Señaló con la cabeza, provocando que varios de sus mechones rubios cayeran en su cara.

Amelie lo miro detenidamente, siempre era tan malvando con la gente, pero ella tenía que estar cerca de él, porque eso hacía feliz a su propia madre.

Soltó el brazo de Theo y se acercó al rubio, quien seguía con su mirada burlona.

—Tienes que ser más respetuoso, Draco—llevo su mano para quitar algunos mechones platinados de la cara del chico, quien se quedo quieto al sentir los dedos suaves de Amelie rozando su cara.

Para ella solo fue algo amistoso, siempre le gustó jugar con su rubio cabello desde que eran niños, sin embargo, para Draco las cosas cambiaron.

El trío de oro llegó justo detrás de ellos, se detuvieron cuando observaron tres espaldas familiares, y se dieron cuenta de que debían compartir aquellas clases con los de Slytherin.

Parecía que tendrían todas con ellos.

Hermione miro la interacción entre el rubio y Amelie, nunca los había visto ser tan cércanos, a pesar de que ya llevaban dos años en la misma escuela. Sintió un ligero sentimiento de disgusto.

Una vez que Amelie terminó de acomodar el cabello de Draco, retiró su mano y le sonrió al chico, quien tenia las mejillas rojas.

—No sabía que podías avergonzarte—Theo hablo con voz burlona, acercándose para alborotar su cabello de nuevo. Solo para joder.

—Cierra la boca—rápidamente volteo hacia otro lado provocando que los dos adolescentes se rieran de él.

Amelie se rio a carcajadas, hasta que sintió una mirada que le penetraba el craneo, miro hacia atrás encontrándose con el trío de leones que se acercaban, pero más específicamente con los ojos marrones de Hermione, quien la miraban tan intensamente como siempre, cosa que le causó un escalofrío.

¿La iba a mirar de esa manera todo el tiempo?

Siempre que miraba a la castaña, está ya la estaba mirando, a lo cual nunca le tomo importancia pero, con el tiempo sus miradas se hicieron más intensas.

Cosa que Amelie ya no podía ignorar, provocando que ella también tuviera su mirada puesta en la castaña. Tal vez porque le causaba curiosidad, las dos eran muy diferentes.

O eso es lo que ella se decía cada vez que sus ojos se cruzaban del otro lado del gran comedor. En busca de algo.

Amelie volteó rápidamente hacia enfrente cuando sintió que Draco le tomaba la mano.

Sin darse cuenta de la expresión decaída de Hermione.

—¡Acérquese todos a la cerca!—gritó Hagrid com entusiasmo.—Asegúrese de que tengan buena visión. Lo primero que deben hacer es abrir los libros...

—¿De qué modo?—dijo la voz fría y arrastrada de Draco, al lado de Amelie, quien miró a Hagrid nerviosa.

—¿Qué?—dijo Hagrid.

—¿De qué modo abrimos los libros?—repitió Malfoy. Sacó su ejemplar de El monstruoso libro de los monstruos, que había atado con una cuerda, al igual que sus dos amigos.

Amelie se alejó de ellos, para colocar su propio libro en una piedra cercana, este había empezado a moverse demasiado en sus manos lo que dificultaba su agarre en el.

Era un monstruo endemoniado.

Incluso más feo que Pansy en las mañanas.

—¿Nadie ha sido capaz de abrir el libro?—preguntó Hagrid decepcionado. La clase entera negó con la cabeza.—Tienen que acariciarlo—explicó Hagrid, como si fuera lo más obvio del mundo—. Miren...

Tomó el ejemplar de Hermione y desprendió el celo mágico que lo sujetaba.

El libro intentó morderle, pero Hagrid le pasó por el lomo su enorme dedo índice, el libro se estremeció, se abrió y quedó tranquilo en su mano.

Bueno eso si quería sorpréndete de ver, ella apenas y podía controlar a su mascota cuando estaba enojada. ¿Cómo iba a controlar a un monstruo come manos?

No estaba hecha para esto.

El pensamiento de explotarlo llegó de nuevo a su mente. Y fue una lástima que Draco aún tuviera su varita.

—¡Qué tontos hemos sido todos!—exclamó Draco despectivamente.—¡Teníamos que acariciarlo! ¿Cómo no se nos ocurrió?

Amelie rodó los ojos ante su tono.

—Aquí vamos de nuevo...—murmuró resoplando—Salazar elimíname, por favor—miró al cielo esperando que algo pasara.

Nada pasó.

—Yo...yo pensé que les daría gracia—le dijo Hagrid a Hermione, desanimado.

—¡Ah, qué gracia nos hace...!—sonrió Malfoy—Realmente ingenioso, hacernos comprar libros que quieren comernos las manos.

Amelie lo pensó unos segundos, entonces volvió a levantar la vista.—O mejor elimínalo a él, tú decisión anciano.

Theo se rió de lo que él decía, sabiendo que después de eso su amiga lo regañaría como una madre a su hijo.

—Cierra la boca, Malfoy—le dijo Harry en voz baja.

—Bien, pues—se aclaró la garganta Hagrid, que parecía haber perdido el hilo.—Así que... ya tienen los libros y... y... ahora les hacen falta las criaturas mágicas. Sí, así que iré por ellas. Esperen un momento...

Se alejó de ellos, entrando en el bosque y perdiéndose de la vista.

Hermione se quedó parada observando el libro en sus manos, sonriendo suavemente por la información que tenia.

Hasta que su mirada pasó a la pelinegra, quien seguía recargada en la piedra tratando de abrir su libro, pues este se movía como loco, no podía ni siquiera desatarlo y sus amigos estaban más ocupados burlándose del lugar para darse cuenta.

Suspiro profúndame antes de darse el valor para acercarse a ella, dejando aún lado su libro.

Camino con cuidado hacia la chica quien ni siquiera la vio llegar.

Se aclaró la garganta un par de veces hasta que obtuvo su atención. Amelie levantó la vista, tenia su cabello desordenado por tanto ajetreo y su corbata estaba un poco floja en su cuello.

Miro a Hermione con confusión, quien tenia la mirada fija en el piso.

—Tienes que acariciarlo—murmuró sin siquiera mirar a los ojos de la otra chica, quien levantó las cejas.

—Si, escuche eso—Su voz sonando más seria de lo que quería, pues tener a Granger cerca no era un buen augurio, aunque no le molestaba su cercanía en absoluto, solo era algo extraño.—¿Necesitas algo?—Preguntó tratando de quitarse la duda.

—Solo quiero ayudarte—suspiro. Y por fin miro al chica a la cara, quien seguía con las cejas alzadas en confusión y perplejidad.

—¿Ayudar? ¿Cómo? ¿Me hablaras de la historia de Hogwarts?—se burló haciendo referencia a la primera vez que hablaron.

Y Amelie la llamó hija de muggles, sin querer pronunciar el otro apodo, pero al mismo tiempo queriendo que la niña se alejara.

No funcionó, porque Hermione no lo entiendo.

En cambio pareció interesada en saber que terminó mágico era ese. Con los ojos brillosos y atentos, esperando a que Amelie le contara algo.

Ella no lo hizo, más bien, huyó.

Y un año después, Hermione se enteró de su significado, aunque, a la mala.

—¿Qué? ¡No!—pisoteó la castaña en el suelo.

—¿Entonces..?—alzó una ceja, esperando una buena respuesta.

Hermione tomó aire antes de preguntar, más firme que antes.—¿Puedo?—Señaló con la mano al libro grade, que ella sostenía con ambas manos para evitar que se moviera.

Amelie estudio las facciones de la chica intentado encontrar algún tipo de broma, ¿Desde cuándo Granger quería hacerle favores?.

Sin embargo no dijo nada más, asintiendo de forma lenta para que la chica se acercara a ella.

Lo cual hizo, puso una de sus manos en el cinturón del libro, cerca de la mano de Amelie lo que provocó que inconscientemente se estremeciera, era la primera interacción física que tenían.

Se sintió agradable.

—Solo tienes que sostenerlo firmemente, y acariciarlo—explicó mientras comenzaba a hacerlo.

Amelie no le estaba poniendo atención en absoluto, tenia su vista fija en el perfil de la castaña. Nunca se había dado cuenta de lo bonita que era, o de las pecas que relucían en sus mejillas.

Granger lucia diferente que hace un año, cuando estaba petrificada.

—Y listo ahí tienes—le empujo el libro en su mano.

Amelie apartó su vista rápidamente hacia abajo, con las mejillas rojas. Miro detalladamente el libro con un sonrisa, tal vez este le quería arrancar la mano, pero no quitaba lo interesante que era.

Hermione también la miro, admirando sus rasgos cuando esta concentrada y feliz, casi nunca se le veía así. A menos que Theo le estuviera diciendo uno de sus chistes tontos.

Era la única manera de que riera y remplazará su semblante serio habitual.

—Gracias, aunque no tenias que hacerlo—susurro la chica, sacando a Hermione de su ensoñación.

—De nada, no te preocupes por eso...—Hermione fue interrumpida por la pelea de Harry y Draco quien se estaba burlando del chico de lentes por lo sucedido en el tren, olvidado por completo que su querida Amelie también había estado aterrorizada por los dementores.

Hermione se acercó para jalar a su amigo a otro lado cuando el grupo de serpientes se puso sus capas a modo de burla.

—Idiota—le habló enojada la pelinegra una vez que se acercó a Draco.—Yo también tuve miedo, ¿Te burlarás de mi?

Ante aquello, inmediatamente el rubio abandonó su teatro para negar con la cabeza, tratando de disculparse.

—No Amy, lo siento no era mi intención.

Intento sujetar su mano, pero la chica solo se alejó para pararse alado de Theo, quien le sonrió suavemente para tranquilizarla.

—¡Uuuuuh!—gritó Lavender Brown, señalando hacia la otra parte del prado.

Trotando en dirección a ellos se acercaba una docena de criaturas, las más extrañas que Amelie había visto en su vida. Tenían el cuerpo, las patas traseras y la cola de caballo, pero las patas delanteras, las alas y la cabeza de águila gigante. El pico era del color del acero y los ojos de un naranja brillante. Las garras de las patas delanteras eran de quince centímetros cada una y parecían armas mortales.

Cada bestia llevaba un collar de cuero grueso alrededor del cuello, atado a una larga cadena. Hagrid sostenía en sus grandes manos el extremo de todas las cadenas. Se acercaba corriendo por el prado, detrás de las criaturas.

—¡Vayan para allá!—les gritaba, sacudiendo las cadenas y forzando a las bestias a ir hacia la cerca, donde estaban los alumnos. Todos se echaron un poco hacia atrás cuando Hagrid llegó donde estaban ellos y ató los animales a la cerca.—¡Hipogrifos!—gritó Hagrid alegremente, haciendo a sus alumnos una señal con la mano—. ¿A qué son hermosos?

Amelie se quedó fascinada por aquellas bestias.

—Ya se que quiero para navidad.— murmuro Theo en su oído.

—Venga—dijo Hagrid frotándose las manos y sonriéndoles.—Si quieren acercarse un poco...

Nadie parecía querer acercarse, más que los dos amigos quienes se sonrieron mutuamente antes de caminar con cautela al igual que el trío de leones.

—Lo primero que tenéis que saber de los hipogrifos es que son orgullosos—dijo Hagrid.—Se molestan con mucha facilidad. Nunca deben ofender a ninguno, porque podría ser lo último que hicieran.

Draco Malfoy debió escuchar bien aquello.

—Bien, ¿quién quiere ser el primero?—Preguntó mientras veía a todos los adolescentes, quienes se alejaron lo más posible al escuchar sus palabras.

Theo jalo a su amiga con el, no querido que se ofreciese de voluntaria.

—¿Nadie?—preguntó Hagrid con voz suplicante.

—Yo—se ofreció Harry.

Theo se inclinó hacia Amelie susurrándole sobre la posible muerte de Potter.

Detrás de ellos se oyó un jadeo, y Lavender y Parvati susurraron:

—¡No, Harry, acuérdate de las hojas de té!

Harry no hizo caso y saltó la cerca.

—¡Buen chico, Harry!—gritó Hagrid.—Veamos cómo te llevas con Buckbeak—. Soltó la cadena, separó al hipogrifo gris de sus compañeros y le desprendió el collar de cuero.

Los alumnos, al otro lado de la cerca, contenían la respiración. Malfoy entornaba los ojos con malicia.

Harry hizo perfectamente lo que Hagrid le explicó, bajo la atenta mirada de Amelie quien creía que el de lentes era valiente, aunque muy idiota.

El chico se permitió volar en el animal, siendo seguido por el grupo de adolescentes fascinados y atentos por si las hojas de té se cumplían.

—¡Muy bien, Harry!—gritó Hagrid, mientras lo victoreaban por a ver conseguido montarlo, todos menos Malfoy, Theo y Amelie.—¡Bueno!, ¿quién más quiere probar?

Todos se acercaron a los demás animales, el grupo de tres serpientes eligió a Buckbeak, siendo Amelie la primera en hacer una reverencia para el, que fue devuelta enseguida.

—Eres buena con los animales—Alagó Draco, quien que le daba palmaditas en el pico con expresión desdeñosa.

Amelie le sonrió brillantemente al chico.

Y Theo solo se quedó parado siendo el mal tercio, así que no le quedó de otra más que burlarse del rubio, lo cual ya era costumbre.

—Por eso puede controlarte bien a ti rubia—sonrió burlón, y Draco se ofendió por sus palabras, sin embargo no dijo nada porque la chica de ojos grises había comenzado a reírse.

Una castaña la observaba de lejos, sus ojos avellana brillando.

—Además, esto es demasiado fácil, ¿a qué si Amy?—habló arrastrando las sílabas y con voz lo bastante alta para que Harry lo oyera.—Tenía que ser fácil, si Potter fue capaz...¿A qué no eres peligroso?—le dijo al hipogrifo.—¿Lo eres, bestia asquerosa?

Amelie inmediatamente dejo de sonreír cuando escucho sus palabras y ni si quiera reacciono a tiempo cuando Theo la jalo hacia él provocando que ambos cayeran al piso, llamado la atención de todos pues el hipogrifo había atacado a Draco.

Sucedió en un destello de garras de acero. Él rubio emitió un grito agudísimo y un instante después Hagrid se esforzaba por volver a ponerle el collar a Buckbeak, que quería alcanzar a un Malfoy encogido en la hierba y con sangre manchado su ropa.

—¡Me muero!—gritó Draco, mientras cundía el pánico.—¡Me muero, mira! ¡Me ha matado!—Lloriqueo en el piso, mientras se sujetaba un brazo.

—¡Que idiota eres!—Amelie se puso de pie tan rápido como pudo, seguida de Theo.

Ambos se acercaron a su amigo preocupados.

—¡Ayúdalo por favor—le hablo Theo a Hagrid quien reaccionó a tiempo.

Amelie miró la sangre en el pasto, su cara se puso más pálida de lo que ya era.

—No te estás muriendo—le dijo Hagrid una vez que se acercó al grupo de Slytherin, el semi gigante se había puesto muy pálido—. Que alguien me ayude, tengo que sacarlo de aquí...

Hermione se apresuró a abrir la puerta de la cerca, Hagrid levantaba con facilidad a Malfoy.

Mientras desfilaban, Amelie vio que en el brazo de Draco había una herida larga y profunda; la sangre salpicaba la hierba y Hagrid corría con él por la pendiente, hacia el castillo.

Oh, bueno.

Vivió una buena vida al menos.

—Vamos Amy—Theo la tomo de la mano para empezar a seguir al rubio que iba directo a la enfermería.

Todos los demás Slytherin echaban la culpa a Hagrid.

—¡Deberían despedirlo inmediatamente!—exclamó Pansy Parkinson, con lágrimas en los ojos.

—Cierra la boca linda, Panpan—rodó sus ojos grises en fastidio.

Ella bien sabía que no fue culpa de Hagrid si no del Draco mismo.

—¡No me digas así!

Amelie la ignoró para seguir caminando.

—¡La culpa fue de Malfoy!—lo defendió Dean Thomas.

Los dos amigos subieron los escalones de piedra hasta el vestíbulo desierto junto a Hagrid.

Todos los vieron alejarse.

—¡Espérame, Rosier! ¡Tengo que ver que este bien! ¡Amelie!—gritó Pansy.

La vieron subir corriendo por la escalera de mármol, tratando de seguir a los otros dos.

Los de Slytherin se alejaron también hacia su sala común subterránea, sin dejar de murmurar contra Hagrid; Harry, Ron y Hermione continuaron subiendo escaleras hasta la torre de Gryffindor.

Preguntándose si esto podría afectar al semi gigante, pues se trataba de Draco Malfoy, haría cualquier cosa con tal de ver mal a Potter.

Y eso preocupaba a Amelie.

Ella no quería que Lucius, el padre de Draco, hiciera algo contra Hagrid, no creía que se lo mereciera pero, sobretodo no quería que lastimaran al hipogrifo.

Era el más inocente de todos.

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Hipogrifo 🫱🏻‍🫲🏼 Amelie

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