"WONDERWALL; Hermione Granger"

Oleh August_dann

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❝ Y todos los caminos que tenemos que recorrer son tortuosos, y todas las luces que nos conducen allí nos est... Lebih Banyak

"Prólogo"
El prisionero de Azkabán
⭑ "Nuevas reglas"
⭑ "Draco y su mala suerte"
⭑ "El boggart del armario"
⭑ "Sirius Black"
⭑ "¿Augusta o Hermione?"
⭑ "El partido de Quidditch sale mal"
⭑ "Dia de hospital"
⭑ "Hogsmeade"
⭑ "Un nuevo Rosier"
⭑ "Disculpas y ranas de chocolate"⭒
⭑ "¿Cita?"
⭑ "Tú"
⭑ "Como una puesta de sol"⭒
⭑ "Bienvenida con postres a media noche"⭒
⭑ "Salamandras y un perro mañoso"
⭑ "Patronus"
⭑ "Amelie contra Ravenclaw"
⭑ "Una perfecta heredera"
⭑ "Me besaste"
⭑ "Tejones contra Aguilas"⭒
⭑ "Como hacer enojar a un Rosier. By: Draco Malfoy"⭒
⭑ "Black odia a los pelirrojos"
⭑ "¿Potter perdió la cabeza?"
⭑ "Copa de Quidditch"
⭑ "Predicción"
⭑ "Un perro, dos gatos y una rata"
⭑ "Accidentalmente asesine a mi profesor de pociones"
⭑ "El secreto de Hermione"
⭑ "Plumas de azúcar"
El cáliz de fuego
⭑ "Beautiful girl"
⭑ "Starry eyes"
⭑ "Happy birthday, Amelie"
⭑ "Dollhouse"
⭑ "Sunlight"
⭑ "Un ángel en el infierno"
⭑ "Comida hecha de esclavitud"
⭑ "Los increíbles hurones botadores"
⭑ "Maldiciones Imperdonables"
⭑ "Feliz cumpleaños, Granger"
⭑ "Enemigo con rostro bonito"
⭑ "¿Ojoloco Moody?"
⭑ "Potter, the flying boy"
⭑ "Smithereens"
⭑ "When you know, you know"
⭑ "Problemas, problemas y más problemas"
⭑ "Desamor"
⭑ "Juramento Inquebrantable"
La Orden del Fénix
⭑ "Casa Black"
⭑ "Regulus A. Black"

⭑ "Primer trauma del año"

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Oleh August_dann


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Un par de niños se encontraban pegados a la puerta del estudio de su padre, ambos habían estado tratando de escuchar la conversación que mantenían ambos adultos; pues se habían levantado rápidamente de sus asientos dejando atrás su cena en cuanto su padre había leído el periódico.

Amelie tenía curiosidad respecto a lo sucedido, ninguno pudo esperar a terminar su cena para hablar.

Con cuidado acercó más su oreja a la puerta tratado de escuchar toda la conversación, se suponía que ninguno de los dos debía estar ahí.

—Deja de moverte Lie—regaño su hermano mayor que también estaba tratando de mantenerse al pie con las voces inaudibles de ambos adultos.

Mientras tanto sus padres estaban un tanto estresados, sobre todo el hombre mayor. Pues la noticia no le había caído muy bien.

—¿No lo entiendes aún? Esto podría afectarnos, a nuestros hijos —habló Laurent, un sudor frío le corría por la frente.

—Te preocupas por nada, esposo —le resto importancia la mujer a aquellas palabras.

—¡Sirius escapó de Azkaban! ¡¿Eso te parece nada?!—Exclamó con la voz mas fuerte de lo normal, lo que sorprendió a ambos chicos.

La situación podría ser más complicada de lo que creían.

Orion que estaba a lado de Amelie se quedó meditando unos minutos aquel nombre, antes de recordar quien era, decidiendo decirle después a su hermana.

—El no intentará nada, no es capaz de acercarse a esta casa y mucho menos de tocar a mis hijos —la mujer seguía intentando tranquilizar a su esposo, ella sabía que siempre pensaba demasiado las cosas y, Amelie era igual que él en eso.—Además el día de mañana estarán de camino a Hogwarts donde permanecerán a salvo —se levantó de su lugar para acercarse a su esposo que estaba recargado en su escritorio.

—Pensábamos que Azkaban era una prisión segura. Si Black es capaz de escapar, será capaz de entrar en Hogwarts —miró directamente a la mujer con nervios, no quería que el lastimara a sus hijos, sabiendo que su sangre corría por las venas de estos—. ¿Y si quiere venganza por lo que le hice? —susurro suavemente a ella, quien le tomó la mano mirando el anillo de su familia que estaba en uno de sus dedos.

—Eso no pasará, te lo aseguro —murmuro.—Pero lo mejor será no decirle nada a los niños.

Él asintió ante aquellas palabras, beso sus labios y ambos de dispusieron a seguir con la cena.

Amelie y Orion se quitaron rápidamente de la puerta casi tropezando el uno con el otro, antes de salir corriendo hacia el comedor donde sus cenas ahora frías los esperaban.

—¿Todo bien niños?—les preguntó su padre una vez entro en el comedor, observo que ambos parecían agitados.

—Si padre, solo estábamos teniendo una discusión sobre quien era mejor en pociones —respondió Orion antes de que su hermana pudiera arruinarlo, no era buena mintiendo. —Y obviamente soy yo —sonrió con burla hacia Amelie, quien rodó levemente los ojos.

Estaba mintiendo.

Ella negó enérgicamente hacia su madre, que ya la miraba alzando una ceja.

—Es un mentiroso, soy la mejor en pociones.

Ambos adultos se sentaron en su lugar correspondiente, Adhara al lado de Orion y Laurent al lado de Amelie, siempre había sido de esa manera. Nadie ocupada el asiento principal, más que su abuelo, quien ahora no se encontraba en la mansión.

—¿Tienen todas sus cosas preparadas para mañana? —su madre les preguntó con las cejas en alto. Amelie asintió hacia ella, antes de señalar a su hermano.

—Tengo todo madre pero Ori no lo tiene, de hecho creo que solo a empacado su varita—el chico la miro con reproche, mientras está solo le sonreía con suficiencia.

—Debes empacarlo, o mañana no tendrás tiempo —exclamó la mujer con su expresión seria habitual.

—Si madre, lo haré enseguida —murmuro bajando los ojos hasta su cena.

Laurent le sonrío a sus hijos, orgulloso de saber que eran su sangre, si algo les sucedía por culpa de sus errores pasados, nunca se lo perdonaría.

—¿Están emocionados por mañana?—habló tratando de cambiar el tema.

—Demasiado, quiero ver a los chicos —declaró con tranquilidad.

Amelie había pasado todas las vacaciones hablando de como quería volver a la escuela para ver a sus compañeros, quien no habían parado de enviarle cartas para saber de su día, sobretodo Theo, quien era las persona más cercana a ella.

—Tu solo quieres ver al pequeño Malfoy —comentó rodando los ojos, pues aquel sabía bien de los sentimientos del niño hacia su hermana.

Y aunque a él no le gustara la manera en que eran cercanos, a su hermana no le importaba.

Amelie inmediatamente miró a su madre, la cual ya esperaba una respuesta perfecta sobre su relación con el heredero de la familia Malfoy.

—Si, supongo —respondió finalmente evitando rápidamente el contacto visual.

—Me alegra saber que tu relación con Draco sigue siendo buena —pronunció con satisfacción.

Amelie asintió hacia ella, sabiendo que su madre solo quería que se acercara a él para poder comprometerla. Orion se dio cuenta de eso, por lo que cambio de tema, hablándole directamente a su padre, quien tragó en seco por las palabras de su esposa.

—¿Mañana serás tú quien nos lleve a la estación?

Su padre puso su atención en ellos y asintió sonriendo vivamente.

—Por supuesto, mañana a primera hora nos iremos todos juntos—dijo tomando el último trago de su bebida.—¿Terminaron?—señaló con un dedo a sus platos ahora vacíos de los tres quienes asintieron.
—¡Amadeus!—llamó a su elfo doméstico quien no tardó en aparecer a su lado.

—Mi amo me llamó, ¿que desea?

—¿Puedes levantar todo esto, por favor?

El pequeño elfo joven hizo una reverencia antes de acatar sus órdenes.

—Si amo, Amadeus lo hará.

—Deberían ir a sus habitaciones ahora—ordenó con un movimiento de mano.

Ambos niños sabían que con su madre no tenían el espacio para discutir, por lo que sin más, asintieron con rapidez.

—Si madre, en seguida —respondió Orion de inmediato, antes de jalar a su hermana por la mano.

—Y Orion guarda tus cosas, no seas un vago—Adhara le dijo severamente a su hijo.

—Si madre, ya mismo lo hago.

Fueron sus últimas palabras antes de subir por las escaleras.

—Buenas noches padre, madre—Amelie habló con respetó antes de subir las escaleras hacia el segundo piso. —Espera Orion me arrancarás el brazo—habló a su hermano, pero él no la soltó hasta que llegaron a su habitación, cerrando la puerta detrás de él.

—Sirius Black—mencionó de la nada tomando por sorpresa a su hermana, quien estaba perdida.

Amelie parpadeó un par de veces para tratar de entender de que se perdió.

—¿Qué?—preguntó luego de unos minutos en silencio donde su hermano la miró fijamente.

—Nuestros padres estaban hablando sobre él—Suspiro cansado antes de acercarse a su cama, sacó su baúl para después empezar a empacar su ropa.

—Si lo sé, ¿pero eso qué?—Murmuró ladeando la cabeza con confusión.

Orion suspiro cansado de su hermana, no entendía como no podía captar las cosas rápido, tal vez por eso nunca se a dado cuenta de como cierta chica rubia la miraba, pero ese era un tema para después.

—Amelie, por Merlin, ¿Sabes quién es el?—Suspiro con cansancio antes de dejarse caer en la cama.

Su hermana pensó por un momento en su pregunta, claro que en su mente pasó la imagen que vio en el periódico y la palabra asesino plasmada en primera plana, junto con la sonrisa del hombre que parecía un completó demente.

—Es un asesino por lo que e visto—terminó por hablar.

Orion alzó una ceja indicándole que continuarán pero, en cuanto vio que su hermana no habló más rodó los ojos exasperado.

Amelie podía ser difícil de tratar o tal vez lo sabía pero quería que su hermano le explicara.

—¿Y además de eso?

Ella supo qué más decir, por lo que se encogió de hombros restándole importancia. Orion se resignó por completo, creyendo que era mejor decirle directamente.

—Bueno tiene nuestro apellido por lo que debe ser nuestra sangre—murmuro ella intentándolo una vez una.

—Es más que sólo nuestra sangre. Sirius Black es hermano de mamá, lo que lo hace nuestro tío materno—Orion se movió para quedar enfrente de su hermana y recargar su espalda en la puerta.

—¿Y tú cómo sabes eso?—exclamó confundida.

Orion se encogió de hombros.—Meh, tengo buenos oídos.

—Pues yo diría que eres un chismoso—murmuro ella por lo bajo. Por suerte su hermano no la escuchó.

—¿Entonces, crees que venga a cobrar su herencia?—se burló.

—¿Qué? Nosotros no tenemos la herencia de ese viejo.

Orion se encogió de hombros—. De todas formas ese tal Black vendrá a buscar a mamá, estoy seguro y quizás a nosotros también ¿Qué no escuchaste a nuestro padre?—Movió sus manos de forma rápida tratando de asustar a su hermana.

Aunque en el fondo solo quería protegerla de todo.

Amelie soltó un jadeo antes de responder:—Por Merlin, ¿por eso estaban preocupados? ¿Quieres decir que él intentará hacernos algo?—se levantó instintivamente de su lugar, acercándose a su hermano mayor.

—Lo dudó mucho, por lo que se intentará ir por el tonto de Potter—Orion se rio de sus propias palabras, esperando que su hermana también.

—No digas eso—lo regaño, empujándolo suavemente para caminar hacia la puerta de la habitación, si bien ella también era un Slytherin, nunca había intentado maltratar a Harry con palabras y su hermano tampoco, pero era divertido para el decir algún chiste de Potter de vez en cuando.

Así es como solían llevarse, era extraño. Como si se conocieran y al mismo tiempo no.

Harry los ignoraba cuando Draco lo molestaba y ellos lo ignoraban a él cuando su amigo pelirrojo hacía lo mismo.

—¿Por qué no?—Orion volvió a poner su atención en su baúl.—Seria una bendición para el abuelo, ¿no crees?—murmuro con voz amarga, Amelie a su lado se tensó unos segundos antes de relajarse en su lugar, la sola mención del hombre la ponía nerviosa.

—Supongo—murmuro mirando el piso de la habitación, mientras pensaba, luego de unos segundos llevo su mano directamente hacia su collar, desde que era pequeña nunca se lo había quitado.—Será mejor que te deje, iré a dormir.

Con cuidado acercó su mano a la manija de la puerta y la abrió, encontrándose con el pasillo lleno de cuadros de sus antepasados que le sonrieron orgullosos. A su hermano en cambio lo miraron como un fracaso total.

Decidió ignorarlos.

—De acuerdo, hasta mañana Lie—Orion le sonrió y está le devolvió la sonrisa.—Sueña con plumas de azúcar—habló un tanto más alto y ella se limitó a solo rodó sus ojos. Sin siquiera responder por eso último.

—Hasta mañana Oreo—Cerro la puerta detrás de ella, y camino hacia su habitación. Una vez entro en ella se cambio a su pijamada habitual para después dejarse caer en la cama, sus pensamientos de lo que podía pasar este año seguían en su cabeza sobretodo por lo que le había dicho su hermano.

Las cosas en su casa eran tranquilas, nunca había sucedido nada interesante en su vida, además de las veces que su abuelo solía llevarla para mostrarle nuevos hechizos, o cuando practicaba pociones con su madre, no eran muy buenos con la paciencia y terminaban gritándole cuando hacía algo mal, pero era agradable aprender nuevas cosas.

Este año, al igual que los anteriores, planeaba continuar con cambió de moral y seguir observando de lejos a los hijos de muggles, sobretodo a una niña de cabello esponjado que desde hace dos años había llamado su atención.

Por supuesto que Amelie solo lo hacía porque necesitaba saber que tan diferentes eran de ella, una sangre pura.

¿Solo eso, verdad?

Suspiro antes de cerrar los ojos, intentando conciliar el sueño pues mañana empezaba otro año en su querida Hogwarts.

Y las cosas ya parecían ir de cabeza.

[...]

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A la mañana siguiente ambos adolescentes se levantaron temprano, los dos emocionados por su regreso a la escuela.

Laurent los esperaba abajo para desayunar como siempre solía hacer, mientras que su madre se había ido de la mansión muy temprano al ministerio de magia, para arreglar unos asuntos pendientes, aunque a ninguno le importaba mucho, digamos que la relación de su madre con ellos es más superficial que nada, siempre regañándolos y aplicándoles castigos para que sean perfectos y cumplan con sus deberes.

Mientras que su padre era todo lo contrario, era más calmado y amoroso siempre se preocupaba por el bienestar de sus hijos, demostrándoles lo orgullo que estaba de que fueran su sangre.

Por eso tanto Amelie como a Orion les gustaba la compañía de Laurent, y a él no parecía importarle, al contrario estaba encantado de pasar todo el tiempo con ellos.

Y al menos podía hacerlo un poco con Orion, porque con Amelie era muy diferente, la pequeña niña siempre tenía que estar a un lado de su abuelo, a donde quiera que fuera él, su nieta y tal vez futura heredera tenía que estar.

—Bien,¿ya están listos para partir?—habló una vez que vio que habían terminado con su desayuno.

—Si, todo listo padre—respondió Orion por ambos, pues su hermana aún tenía comida en la boca.

—¿Tienen todo verdad?—preguntó cuando ambos se habían levantado de la mesa para ir por sus cosas.

—Si, todo está empacado.

—¿Qué hay de Augusta?—cuestionó mirando hacia los lados para ver si podía ubicarla.

—Oh, ella esta en su jaula—mencionó señalando a una de las maletas de la entrada donde se podía ver
a Gus, una pequeña gata de color blanco como la nieve, que siempre andaba de un lado a otro y era muy inquieta como su dueña. Sin embargo, también era una gata muy fiel, nunca la dejaba sola.

—Bien—murmuro para sí mismo antes de soltar gran un suspiro.—Escuchen niños, necesito decirles algo—mencionó tratando de que su voz sonara lo más seria posible.

—¿Qué es?—cuestionó Amelie ladeando la cabeza.

—No es algo que los incumba pero, al menos quiero que están informados y no se metan en ningún problema—declaró alzando ambas cejas.

—Dile a Orion, problema parece ser su tercer nombre—masculló ella mirando a su hermano de reojo, él cual la miró indignado.

—Lo siento por no ser perfecto—murmuro por lo bajo cruzándose de brazos.

—Escuchen, por favor—volvió hablar Laurent antes de que una pelea tonta comenzara.—Se trata de Sirius Black, escapó de Azkaban y como sabrán es familia de su madre—murmuro lo último más bajo, como si quisiera decirles, pero al mismo tiempo no. —No quiero que escuchen las burlas de nadie, ni que tampoco se asusten. Ustedes estarán a salvo en Hogwarts—finalizó intentado darles una mirada tranquila.

Amelie miró a su hermano, quien se encogió de hombros sin saber que decir.

—Lo entendemos, padre—habló ella dándole una fin a la conversación.

Laurent miró a cada uno, deseando que nunca supieran la verdad de su pasado tormentoso.

—Bien entonces vámonos—dijo a ambos para después aparecer todos sus baúles a sus pies, llamó a su elfo doméstico para que limpiara el comedor y sin más los tres partieron a la estación para tomar el tren a Hogwarts.

El tema no volvió a ser mencionado, sin embargo permaneció en las mentes de cada uno.

[...]

—Camina más rápido Lie, pareces una anciana—Orion le gritó a su hermana quien estaba unos metros más atrás de él observando a los niños de primer año pasar.

Hace apenas unos 10 minutos habían cruzado por el andén y ahora se encontraban caminando para encontrar a sus amigos.

—Mira Amy, por allá esta Theo—señaló su padre con la cabeza una vez que pudo ver al chico de ojos avellana, el cuál se encontraba moviendo su mano de un lado a otro tratando de llamar su atención.

Amelie le sonrió a Laurent y este asintió con la cabeza para que se acercara sin ninguna preocupación.

En cuanto ella salió corriendo para alcanzar a Theo, él comenzó a empujar el carrito de su hija más joven, sonriendo felizmente cuando vio que ambos adolescentes se apretujaban en un abrazo. Un fuerte sentimiento de melancolía se alojó en su corazón, recordando vagamente a una niña pelirroja.

—Amelie, te extrañe mucho—Theo habló aún sin soltar a su amiga, tratando de mantenerla cerca de él.

—Yo también a ti—murmuro contra su hombro.

Un carraspeo llamo la atención de ambos y voltearon rápidamente para encontrarse con Orion de brazos cruzados mirándolos.

—Hola a ti también Theodore—habló secamente al chico, quien se limitó a mover la cabeza.—Nos vemos en el tren hermana, iré a buscar a la tonta de Cristina —le dejo un beso en la mejilla y subió al tren, no sin antes despedirse de su padre con un abrazo, siempre hacia eso cuando su madre no estaba cerca.

—Amy, deberían subir ustedes también —Laurent señaló con la cabeza.

—Si, lo haremos. Gracias por cargar con mis cosas, padre.

Laurent asintió hacia ella y la abrazo besando suavemente su cabeza, ella no pudo ser capaz de devolvérselo, la reglas de su abuelo no se lo permitían.

Laurent saludó a Theo con la mano quien se había puesto rojo de vergüenza.

—Toma, lleva a Augusta contigo, no creo que le guste mucho viajar sola—dijo colocando su gata en sus brazos y Amelie la acarició suavemente con sus dedos.

—Nos veremos en vacaciones—exclamó, y se despidió con la mano una vez estuvo arriba del tren y sus cosas también.

—No olvides enviarme cartas Amy, y recuerda hacer tus deberes—grito su padre por encima de bullicio de la gente. Amelie se limitó a asentir con la cabeza y le envió un beso antes de tomar a Theo por la mano para ir en busca de sus otros amigos, había extrañado sentir el ambiente cálido que solo sentía cerca de sus ellos.

—Tu padre sigue siendo tan guapo como siempre—le dijo Theo cuando al fin estaban solos.

—Oh, por Salazar, cierra la boca—exclamó con una sonrisa y rodó los ojos ante sus palabras.

—Solo digo la verdad, si no fuera tu padre bueno ya sabes...—insinuó moviendo sus cejas hacia arriba una y otra vez.

Amelie volvió a rodar los ojos con cansancio antes de empujarlo enfrente de ella, Augusta aún en su brazo. Ambos amigos caminaron más adentro en el tren esperando encontrar alguna cara familiar y por suerte no tardaron en localizar a Draco y Blaise quienes estaba en un compartimento solos hablando de sus vacaciones.

—Hola, chicos guapos.

Amelie se rió en cuanto Theo se paró enfrente de ambos, observando como estos fruncían las cejas antes de relajarlas dándose cuenta de quien se trataba.

En cuanto Draco la vio se paró rápidamente de su asiento empujando a Theo para poder abrazarla, Amelie gustosa lo abrazó también, un poco incómoda por las mejillas rojas de Draco.

Su abrazo duro muy poco pues una pequeña gatita lo mordió en el costado, obligándolo a separarse de ella.

—¡Auch! es un gusto verte también Gus—habló directamente al gato blanco quien solo bufó como respuesta, totalmente disgustada con su presencia.

—Parece que aún no le gustas—se rio para sí misma en cuento vio que Draco hacía una mueca a la gatita y esta parecía devolvérsela.

—¿No hay un abrazo para mi también Draquito?—Theo le hizo un puchero mientras abría sus brazos para el chico rubio, quien le dio un manotazo alejando sus manos.—Tu indiferencia me duele—dijo mientras tomaba asiento a lado de Blaise quien le dio unas palmadas en el hombro. Amelie hizo contacto visual con el chico moreno y no tardó en ir abrazarlo también, esta vez dejando primero a su gata en el suelo.

—Es un gusto verte mi encantadora Amelie—Blaise le susurro suavemente en su oído, con una sonrisa enorme, ambos tenían una personalidad bastante parecida, pero la diferencia era que Amelie no le quedaba de otra más que poner una cara seria y directa, cuando en realidad quería ir por ahí chocando los cinco con cualquiera debido a la felicidad de volver a Hogwarts.

—El gusto es mío mi querido Blaise—susurro devuelta.

Cuando ambos se alejaron Amelie se sentó al lado de Draco quien tan pronto la tuvo al lado le tendió la mano para que ella la tomara lo cual hizo enseguida, aunque no muy segura.

Augusta se había acurrucado en su regazo y ella la empezó acariciar suavemente.

—¿Y cómo estuvieron sus vacaciones?—Blaise fue el primero en preguntar a ambos chicos.

Quienes tan pronto como el tren empezó a avanzar contaron todo su verano con muchos detalles.

Amelie por su parte contó sólo cuando volvió de la cabaña de su abuelo y tuvo un corto viaje a Francia con su madre para hacer quien sabe qué, de trabajo. Por suerte del destino, su madre le permitió pasear un rato a las afueras y ella con su mala memoria las indicaciones se terminó perdiendo. Por lo que tuvo que pedirle ayuda a un chica bonita del lugar, la cual sin problemas la llevó hasta su madre.

Y al menos en él proceso hizo una amiga nueva.

Pasaron al menos dos horas desde que el tren había comenzado su trayecto. Los cuatro estaban completamente dormidos, Amelie tenía su cabeza en el hombro de Draco, pero se despertó en cuanto sintió movimiento en su regazo.

Abrió los ojos e inmediatamente miró a sus dos amigos, se rio para si misma por la manera en que estaban dormidos. Blaise estaba babeando en el hombro de Theodore manchando toda su suéter, mientras que Theo tenía toda su cara aplastada contra el cristal.

Llevó sus ojos hacia abajo en su regazo esperando ver a su gata, pero se sobresaltó en cuanto se dió cuenta que ya no estaba. Se alejó de Draco, con cuidado sin querer despertarlo.
Y se levantó de su lugar para asomarse afuera del compartimiento para ver si podía ver desde ahí donde estaba Augusta, sin embargo, no la vio por ningún lado.

Así que no tuvo de otra más que ir a buscarla.

Además, también podía encontrarse con su hermano en el camino, se suponía que iría por su mejor amiga rubia, pero no había regresado.

Amelie miró por última vez a sus amigos que seguían durmiendo y cerró detrás de ella la puerta.

Empezó a caminar a través del tren, observando que algunos compartimientos estaban cerrados, y otros en cambio no, por lo que algunos alumnos la miraban serios cada vez que pasaba, ella no era conocida por ser mala persona como Draco, pero si era verdad que algunos no la querían porque era su amiga.

En parte los comprendía, el niño rubio suele ser algo complicado de tratar.

Con suavidad empezó a llamar a su gata en susurros pero no obtuvo respuesta.

No fue hasta que llegó a un compartimiento cerrado que escuchó un maullido, uno que conocía bastante bien. Pero se detuvo detrás de la puerta cuando escucho voces, dándose cuenta de quienes eran.

Se quedó parada dudando si debía entrar o no, mientras que en el compartimiento dos amigos peleaban.

—Hermione ¿De dónde sacaste esa otra bola de pelos?—preguntó el pelirrojo a Hermione, pues tan pronto como se habían sentado la gata llego y se acercó hasta ella.—¡Dos gatos ahora! ¡Esto es una pesadilla!—exclamó Ron con resentimiento.

—No la llames así—regaño Hermione, mientras acariciaba la cabeza de Augusta, quien maulló contenta por su afecto—. No sé de donde ha salido, pero no es la primera vez que la veo—murmuro ya sabiendo a quien le pertenecía.—A lo mejor se perdió.

Harry puso su mirada en su amiga antes de bajarla a mirar al gato, quien parecía mirarlo también con sus ojos pequeños y criticones.

—¿Ese gato no es de Amelie?—cuestionó entonces a ambos. Y en cuanto Augusta escucho el nombre de su dueña maulló en respuesta afirmativa.

Ron se atragantó con su saliva cuando escucho aquel nombre, era bien sabido por todos que al pelirrojo no le agradaba la chica de ojos grises.

—¿De Rosier?—habló con una mueca de desagrado.—Bueno eso explica porque es un gato horrible, igualito a su dueña—dijo Ron con voz burlona, provocando que Amelie rodara los ojos fastidiada y Gus le gruñera con enojo.

—¡Ron!—Hermione volvió a regañarlo pegándole una patada desde su asiento.

—¿No estás de acuerdo?—preguntó el pelirrojo

Harry miro a Hermione en busca de una respuesta.
Si bien a él tampoco le agradaba Amelie, si creía que ella era bonita. Además, su relación era extraña, no se llevaba mal, pero tampoco eran mejores amigos.

Hermione no respondió de inmediato, sus mejillas rojas debido a la pregunta algo atrevida, por lo que Amelie vio la oportunidad para hacer su aparición frente al trío de oro.

Abrió la puerta del compartimento lo más brusco que pudo, e inmediatamente los tres chicos la miraron con los ojos abiertos esperando que ella no allá escuchado su conversación.

Amelie fijó su vista primero en el pelirrojo, después en Harry y finalmente en Hermione quien en cuanto la vio su sonrojo creció. Augusta que estaba aún en el regazo de la castaña le maulló a su dueña felizmente, ignorando el hecho de que había huido de ella.

—Granger—musitó de manera tranquila, sus ojos plateados mirando directamente los avellana, como si tuvieran muchas cosas que decirle.—¿Qué haces con mi gato?—preguntó con molestia fingida.

Hermione empezó a tartamudear una respuesta, y terminó siendo Harry el que respondió primero.

—Ella llegó aquí sola—sé encogió de hombros acomodándose sus gafas.

Amelie lo miro con una ceja levantada.

—¿Qué haces exactamente tú aquí, sucia serpiente?"—La voz de Ron lleno el compartimiento y Amelie lo miro irritada, siempre que se veían tendían a pelear, o al menos el pelirrojo eran quien aveces peleaba solo, porque ella lo ignoraba.

—¿Qué no es obvio? estoy aquí por mi gato—respondió bruscamente y se acercó a Hermione quintándole de encima a Augusta con cuidado, la castaña se quedó observando los movimientos de Amelie, soltando un suspiró soñador por su cercanía, el olor a dulces invadió su nariz.

—No deberías dejar suelta a ese animal horrible—Dijo Ron sacando de su ensueño a Hermione, señaló con el dedo a la pequeña gatita quien le gruñó a él y a su rata.

Amelie lo ignoro y se acercó de nuevo a la puerta para irse, sin querer quedarse con el trío de oro, pero no pudo detener sus palabras.

—No deberías andar suelto tú tampoco Weasley—declaró con firmeza.

Ambos chicos empezaron a soltar insultos, mientras que Harry y Hermione solo los observaron en silencio, sin saber sin intervenir o dejarlos pelear hasta que se quedaran sin nada, como la mayoría de veces sucedía. Ninguno pudo hablar porque mágicamente el tren había comenzado a ir más lento.

—¿Qué? ¿Ya llegamos?—murmuró Ron a sus amigos, olvidándose por completo de la discusión.

—No podemos haber llegado aún—dijo Hermione mirando su reloj.

—¿Entonces por qué nos detenemos?—preguntó de nuevo el pelirrojo hacia Amelie, quien se encogió de hombros, ambos se olvidaron de su discusión para hablar como viejas chismosas sobre el tren.

El cual iba cada vez más despacio. A medida que el ruido de los pistones se amortiguaba, el viento y la lluvia sonaba cada vez más fuerte contra los cristales, provocando que Augusta tuviera frío.
Amelie que estaba parada en la puerta miro por el pasillo.

Por todo el vagón se asomaban cabezas curiosas, Harry también se había parado a su lado para observar que pasaba. El tren se paró con una sacudida, a continuación sin previo aviso, sé apagaron todas las luces y quedaron sumidos en una oscuridad total.

—¿Qué sucede?—Dijo detrás de Harry la voz de Ron.

Harry tomó del brazo a Rosier y la empujó suavemente dentro del compartimiento.

—¡Ay! Yo estoy aquí—se quejó Hermione cuando sintió peso encima suyo, pues Amelie se había sentado en su regazo sin querer.

—Lo siento, no puedo ver nada—se disculpo, Hermione se hizo aún lado para que tuviera espacio donde sentarse.

—Esta bien—le susurro.

—¿Por qué sigues aquí serpiente?—preguntó bruscamente Ron una vez que la escucho hablar, recordando a su enemigo mortal.

—¡Que idiota eres, no me puedo ir aunque quisiera!—masculló con disgusto. Puso a Gus en su regazo, intentando ver bien a las personas que tenía enfrente.—¿Habremos tenido una avería?—murmuro.

—No lo sé—respondió Harry.

Se oyó el sonido que produce la mano frotando un cristal mojado, y Harry vio la silueta negra y borrosa de Ron, que limpiaba el cristal para poder mirar.

—Algo pasa ahí—Dijo Ron—. Creo que esta subiendo gente...

La puerta del compartimiento se abrió de repente y alguien cayó sobre las piernas de Amelie, haciendo que Augusta chillara de dolor pues se había sentado sobre ella.

—¡Quítate de encima!—gritó empujando al chico sobre Harry, quien lo sujetó como pudo.

—¡Perdona! ¿Tienes alguna idea de lo qué pasa? ¡ay! lo siento—murmuro la voz chillona de Neville.

—Hola Neville—contestó Harry, tanteando en la oscuridad y tirando hacia arriba de la capa del chico, quien encerró los ojos para sonreír al grupo, aunque nadie pudo verlo.

—¿Harry? ¿Eres tú? ¿qué sucede?—cuestionó más tranquilo de saber que estaba en el lugar correcto.

—No tengo ni idea siéntate...

Amelie se acercó un poco más a la figura a su lado tratando de sentir calor, pues había comenzado a sentir una sensación extraña y no sabia si era por lo que estaba pasando o porque podía sentir la mano de Hermione rozar la suya.

—¿Tienes frío?—preguntó Hermione en un susurro.

Amelie se estremeció por su voz, sintiendo que estaban demasiado cerca, porque podía notar su silueta mirando en su dirección.

—Un poco—respondió en voz baja, sus mejillas se tornaron rojas al sentir como la mano de Hermione rozó una vez más con la suya, mandándole una descarga eléctrica en todo el cuerpo.

Hermione se movió más cerca de Amelie sin querer incomodarla.

Nunca habían tenido una conversación larga, solo un par de palabras decentes, como cuando Amelie defendía a Draco. Además de compartían miradas desde el otro lado del comedor, había sido de esa manera durante dos años, por lo que era raro para ambas tenerse a unos centímetros de distancia.

—Voy a preguntarle al maquinista que sucede—Dijo Amelie en voz alta para todos la escucharán, alejándose de Hermione cuando sintió un revoltijo en su estómago.

—¿Aún sigues aquí?—La voz de Ron le respondió con brusquedad.

—¡Ron!—Hermione lo regañó, golpeándolo en la pierna con su pie.

—¿Esa es Rosier?—cuestionó Neville con curiosidad, pero nadie le respondió.

Amelie se levantó de su lugar y Harry notó que pasaba a su lado.La vio abrir de nuevo la puerta, para después escuchar como caía al suelo con un ruido sordo, seguido de una voz aguda que chilló de dolor.

—¿Quién eres?—preguntó Amelie a la persona con la que había chocado, que estaba encima de ella, sin preocuparse por moverse.

—¿Quién eres?—murmuro también la persona al mismo tiempo.

—¿Ginny?—susurró Hermione con confusión desde su asiento, entrecerrando los ojos para poder ver con claridad.

—¿Hermione?—murmuro la niña buscando a tientas el asiento más cercano.

—¿Qué haces?—Hermione intentó darle la mano para se levantara, pero debido a la falta de luz, Ginny no pudo verla.

—Buscaba a Ron.

Amelie rodó los ojos para después empujar a la chica que aún seguía encima de ella.

—Por favor, quítate—exclamó bruscamente. Ginny se paró entre la oscuridad y se sentó en el lugar donde antes estaba Amelie.

—¿Esa es Rosier?—preguntó a todos en el compartimiento, al igual que lo había hecho Neville. —No creo, ella nunca dice por favor—se respondió antes de que alguien abriera la boca.

—Definitivamente los Weasley son estupidos—Amelie se levantó de su lugar para pararse otra vez en la puerta.

Ginny jadeó ofendida igual que Ron, pero antes de que pudieron reprochar y comenzar una nueva discusión, una voz ronca resonó en todo el compartimiento.

—¡Silencio!

Por fin se había despertado el profesor Lupin, Amelie se volvió a sentar en su lugar, empujando a Ginny hacia Hermione.

Se oyó un chisporroteo y una luz parpadeante iluminó el compartimiento. El profesor Lupin parecía tener en la mano un puñado de llamas que le iluminaban la cansada cara gris, pero sus ojos sé mostraban cautelosos.

—No se muevan—dijo con la misma voz ronca y se puso de pie, despacio, con el puñado de llamas enfrente de él, la puerta se abrió lentamente antes de que Lupin pudiera alcanzarla.

Amelie se acercó instintivamente más a Ginny a quien no parecía importarle la cercanía del la serpiente, manteniendo sus ojos fijos en la puerta.
Y tal vez si el profesor Lupin no los hubiera alumbrado, ella ya habría abrazado a Ginny con miedo.

De pie, en el umbral, iluminado por las llamas que tenia Lupin, había una figura cubierta con capa y que llegaba hasta el techo. Tenia la cara completamente oculta por una capucha, Amelie miro hacia abajo y lo que vio le hizo contraer el estómago. De la capa surgía un amago gris, viscosa, como algo que estuviera muerto y se hubiera corrompido bajo el agua.

Amelie pudo observar como aspiró larga, lenta y ruidosamente, como si quisiera succionar algo más que aire. Un frío intenso se extendió por encima de todos. A Harry el frío lo penetró más allá de su piel, le penetró en el pecho, en el corazón.

En cambio para Rosier fue diferente, pudo sentir debilidad como si alguien le hubiera arrancado algo, en su mente resonó el llanto de un bebé y el collar bajo su pecho se sintió tan pesado, pero no pasó mayores, no como sucedió con Harry al menos.

Todo paso en cámara lenta para ella, el como esa cosa succionaba a Potter y este se desmayaba, hasta como Lupin invocó un encantamiento que mandó lejos al dementor.

Tan pronto como esa cosa se fue, las luces volvieron al compartimiento, iluminado a todos.
Amelie estaba más pálida de lo normal, y su respiración era agitada.

—¿Estás bien?—pregunto el profesor Lupin una vez que vio como temblaba levemente.

Amelie miro al profesor Lupin y asintió rápidamente con la cabeza. Fue entonces cuando él se dio cuenta del parecido que ella tenía con cierta persona en específico, sobretodo por sus ojos grisáceos como una nube de tormenta.

—Debo irme—murmuro y tomo a Gus que estaba al lado de un gato feo, quien Amelie no sabía su nombre, para después apresurarse a salir del compartimiento, siendo seguida por los ojos de Hermione, ya que los otros estaban preocupados por su amigo en el piso.

—Espera, toma esto—La detuvo el profesor Lupin extendiendo en su mano un pequeño trozo de chocolate—. Cómelo te ayudara—le sonrió suavemente y Amelie lo acepto dándole las gracias.

No espero ni dos segundo más para irse, quería llegar lo antes posible a su compartimiento con Draco.

En el camino iba masticando el chocolate que Lupin le había dado. Su mente constantemente le repetía lo sucedido. Acababa de presenciar a un maldito dementor y no fue muy agradable.

—Amelie ¿dónde estabas?—gritó su hermano cuando la vio, detrás de él estaban los tres Slytherin mirándola preocupados, siendo Draco el primero en correr hacia ella.

—Te estuvimos buscando, ¿por qué te fuiste?—su voz preocupada mientras la inspeccionaba.

—Lo siento, fui a buscar a Gus, pero quedé atrapada en el compartimiento de Potter y pasaron cosas realmente raras—murmuro mirando a su hermano por encima del hombro de Draco.

—Esta bien Lie, lo importante es que ya estas aquí con nosotros —habló su hermano, acercándose para acariciarle suavemente la mejilla.—Debo buscar a Cristina y decirle que estas bien. Volveré pronto, ahora quédate con ellos ¿de acuerdo?—

—Si Ori, lo siento—murmuro avergonzada. Su hermano le revolvió el cabello.

—¿Por qué estabas con Potter?—La voz de Theo pregunto detrás de Orion, sus ojos destellaban en preocupación.

—Gus estaba ahí, Granger la tenía—tartamudeo temblando levemente.

—¿Le hizo algo?—Pregunto Draco, inspeccionando a la gata quien le gruñó en respuesta.

—No está bien, solo fue un error.

—Vamos Amy, volvamos a nuestros lugares—Blaise la tomó de la mano y los otros dos se acercaron a ella guiándola al compartimiento.

—¿Qué fue lo qué pasó?—Le pregunto una vez que todos estaban sentados en las mismas posiciones que antes. Blaise y Theodore enfrente de ella, mientras que Draco ocupó el lugar a su lado.

—No me lo van a creer—dijo antes de acomodarse con Gus en su regazo, la cual no parecía afectada en absoluto.

—Te escuchamos—Theo hablo.

Amelie comenzó a relatarles todo, desde cómo Augusta se perdió, hasta como había llegado al compartimiento de los Gryffindor y el desmayo de Potter.

Así pasaron las horas antes de llegar a Hogwarts.

Amelie nunca pensó que terminaría viviendo una experiencia traumática con Potter, poco sabia ella que esa no sería la última.

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