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By Onigiri-zoro

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By Onigiri-zoro

Durante una mañana, Law se despertó con la ausencia de su pareja. Miró el interior de la choza, únicamente se encontró con Pulpo, su cotorrito.

Pulpo-ya... ¿Sabes dónde está Luffy-ya?

El ave respondió con la misma pregunta.

Law amueco sus labios hasta que escuchó algunos quejidos de Luffy. Se asomó desde la ventana y rápido miró que Luffy estaba ¿Vomitando? Por segunda ocasión.

Cada día, Law estaba más preocupado por Luffy y su salud, porque para él no era normal vomitar casi a diario y mucho menos que su estómago estuviera tan desproporcionado, pensó sí lo picó un bicho y por eso la inchazon.

Luffy regresó a la choza con unos leves mareos en su cabeza. Se sentó en una silla tratando de recuperar sus sentidos. Pero Law intervino yendo hasta él.

Mugiwara-ya ¿Qué está ocurriendo contigo?

Estoy... Cansado, por favor... ¿Te molestaría dejarme dormir?

Law aceptó, pero aún así quería entender mejor a Luffy. Se había vuelto frío, distante y sólo recurría a la comida, ya ni siquiera le permitía tocarlo para hacer el amor.
En verdad Law lo quería comprender, pero es que Luffy siempre ponía una excusa para todo.

Ya en la noche, Luffy se estaba tratando de acomodar en la cama de hojas, pero para él era muy incómodo y terrible porque cuando apoyaba su estómago hacia el otro lado, lo lastimaba. También Luffy quería dejar de comer y no exagerar con sus antojos, pero siempre quería comer y no sabía porque razón.

En ese momento Law acarició el cuello de Luffy y después su pecho derecho, sintió que esa parte de había vuelto más blando y un poco más grande, después ya estaba por acariciar otro lugar, pero Luffy lo interrumpió moviéndose para impedir que Law lo siguiera tocando.

Perdoname Torao. —Dijo Luffy.

Desde hace días que no permites que me acerque a tí —Mencionó Law—. ¿Qué pasa contigo mugiwara-ya? ¿Es que ya no me amas?

Te amo más que nunca Torao. —Respondió rápido con toda sinceridad mirando a su pareja.

—¿Entonces por qué no quieres que te toque y te haga, ya sabes, eso?

Es que ahora me duele, es todo —Dijo Luffy—. Un día cuando pase el dolor volveremos a hacerlo.

¿Y cuándo llegará ese día?

Luffy se quedó en silencio sin poder responderle.

Es que no lo entiendo Luffy-ya ¿Por qué te duele?

No lo sé —Contestó arrastrandose para irse a una esquina de la cama—. Ya no entiendo nada de lo que me ocurre.

Law se quedó indignado mirando a Luffy nuevamente alejarse de él.

Pero sí tocas mí estómago “lo sentirás”. —Afirmó Luffy y Law lo miró con extrañeza.

¿Sentir qué? —Le preguntó Law acercándose hasta Luffy para luego sentarse juntos.

Luffy cogió la mano derecha de Law y después hizó que tocará su enorme vientre. En ese instante unos leves golpecitos se hicieron presentes que Law se quedó boquiabiertas.

—¿Cómo le haces para mover así, el estómago? —Quedó impresionado.

Yo no hago nada. —Respondió Luffy. Quería encontrar la mejor respuesta para ese cuestionamiento.

Un estómago no puede moverse solo. —Exclamó Law.

Pues lo hace. —Respondió con un puchero.

¡A-Ahí otra vez! ¡Se mueve de nuevo! —Law intentó buscar una idea excelente para lo que ocurriera dentro de su pareja, pero no encontró respuesta para ello— ¿Luffy-ya te comiste un pez vivo creyendo que estaba muerto?

P-puede ser. —Trago pesado.

3 meses más tarde...

Desde el interior de la selva, ya la vientre de Luffy estaba el triple de voluminoso, entre ropas más comodas el pelinegro lucía un camisón como última alternativa porque sus bermudas ya le habían dejado de quedar.

Se acarició el tamaño de su vientre preguntándose en qué momento podría volver a adelgazar. Pronto notó que los golpecitos que iniciaron con suavidad, cada vez más se volvían golpes más bruscos. Le dolía mucho, sólo podía acariciarse la vientre para “sanar“ su dolor. Comenzó a caminar para dirigirse hacia un lugar cómodo bajo el árbol, siempre que tenía la oportunidad de dormirse a veces los dolores se desvanecían, pero lo creía imposible porque esos dolores hicieron que una corriente de agua se desprendiera y cayera sobre sus piernas. “¿Agua? ¿Por qué me está saliendo agua de mar aquí atrás?”, se dijo pensativo mirando su camisón ya muy húmedo.

Quería gritar el nombre de Law, pero el dolor era más insoportable que rápidamente se sentó para abrir sus piernas y poner la cabeza hacia atrás jadeando fuerte. Se quejó entre sollozos lastimeros.

E-es mí fin... No debí comerme los peces, ahora l-lo estoy pagando caro —Dijo imaginándose un pez nadando en su estómago para buscar la salida y por eso los dolores intensos—... Torao no sabe cocinar bien. Me comí una piraña viva por error... a-agh...

Desde el otro lado de la isla...
Law pensaba en Luffy, quien era el amor de su vida. No comprendía porque sus sentimientos lo volvían loco, porque, suspiraba como tonto y que también consentía bastante a su esposo, lo amaba, aunque estuviera redondo, pero lo amaba mucho.
Por el momento se encontraba golpeando una roca contra la arena.

Pero los sonidos de los tambores regresaron en un clima nublado, no sabía sí la luna llena se presentaría para ese día en la noche. Aunque también miró con extrañeza al frente del mar llevando su vista a la isla siguiente donde también voces, algunas voces se mezclaban con el sonido de esos tamboreos ¿Qué era? ¿Quién era esa “persona”? Se preguntó el ojigris. Muchos años viviendo en la isla y jamás ha conocido el dueño de los tambores tumbando frente a Dios.

Los nervios y el miedo lo consumió porque esas voces estaban muy cerca, casi susurrando sus oídos que recordó que Luffy no estaba con él. Se levantó mirando la playa completamente vacía, luego corrió a la choza para buscarlo y nada.

¡Luffy-ya! —Se adentró en la selva con la esperanza de encontrarlo por ahí perdido o escondido para comerse las frutas como ya acostumbraba desde hace nueve meses atrás. Law corrió tan rápido que nunca midió su velocidad muy preocupado. Quería encontrarlo, la desesperación se lo comía vivo.

Mientras más avanzaba, las voces, los tambores sonaron más cerca, hasta que se detuvo para caminar con sigilo apartando los helechos y hojas demás que le estorbaron en el camino. Poco a poco el día y lo que quedaba de luz había sido consumida por la noche y la oscuridad. Sus ojos se acostumbraron pronto a la oscuridad y siguió caminando porque esas voces parecían hipnotizarlo. Hasta que llegó dónde el Dios hecho de piedras yacía por “luces“ alumbrando el lugar.

Era fuego, fuego como el que Law encendia cuando cenaba con su pareja, pero estás llamas era grandes, enormes, casi impactantes para el calor que desprendía desde su escondite. Al apartar la última hoja que le estorbó, miró a hombres danzar alrededor de las llamas. Vestían con una especie de falda hecha de hilos secos como hojas delgadas, usaban huesos en sus narices y le soplaban a un instrumento cada quien.

Law quería averiguar por qué festejan en cada luna llena y por qué al recorrer el fuego “¿Qué no se suponía que las hogueras son para pedir auxilio en el mar?”, Pensó Law y esos hombres celebraban porque componían una canción más y más sonora. Por lo poco que tenía de conocimiento acerca de las festividades, evaluó a esos hombres pelones con una mueca “Así no sé baila”, pensó él o entonces porque ¿Estaban felices? O ¿Por qué bailaban? ¿Estaban ebrios como alguna vez lo estuvo Smoker con ellos? ¿Cuál era la razón para bailar frente a Dios?

Los hombres cantaron y bailaron cuando de pronto entraron los siguientes hombres llevando a arrastras a otro hombre que parecía débil, enojado o quizá entristecido. Law sabía que obligar o jalonear estaba muy mal, porque era una regla que le prohibió Smoker cuando lo atrapó pelear con Luffy por una caracola cuando eran niños.

Entre dos hombres más, pusieron al hombre débil encima del altar. Lo obligaron a qué se acostara y se quedará quieto.

Todos los demás hombres que cantaban bailando, se callaron de repente. Law se preguntó por qué el silencio, pero en ese momento otro hombre que parecía el ‘jefe’ de la tribu, caminó hacia el que se encontraba acostado para luego elevar una especie de acha al aire y finalmente cortar el cuello del pobre hombre que fué dado como un sacrificio. La sangre del hombre ahora decapitado salpicó su sangre entre los rincones y sobre la cara del jefe, acto que a Law se le pusieron los pelos de punta y muy asustado, salió corriendo. Su pobre corazón le comenzó a palpitar muy fuerte temiendo por la vida de Luffy, todavía no lo encontraba ¿Dónde se encontraba su amado en un momento tan peligroso?

Smoker todo el tiempo tuvo razón y comprendió porque el no debía cruzar al otro lado cuando se lo ordenó a él y a Luffy cuando niños. Todo era verdad, allá había un monstruo que se los podía comer.

Law miró en cada parte de la selva. No perdía la esperanza, él encontraría a Luffy a salvo. Regresó a la playa frente a la choza gritando el nombre de su pareja, pero Luffy no dió ninguna señal, no obstante, escuchó gemidos que lo exaltaron. Encontró el sombrero de paja olvidado en la selva, Law lo recogió y comenzó a correr nuevamente buscando el lugar de donde surgían los gritos de Luffy.

Al parecer, Luffy no sé había alejado tanto de la choza que rápido lo logró encontrar. Sus ojos miraron a Luffy gritando muy adolorido con esa cara pálida. El menor se retorcía entre las raíces de aquel árbol. Ya no soportaba ese sofocante dolor sobre su vientre. Law muy angustiado se aproximó frente a Luffy.

¿L-Luffy-ya qué te ocurre? —Tocó el hombro contrario— ¿“Ellos” te hicieron daño?

¿Q-quiénes? —Preguntó Luffy confundido. No entendió a qué se refirió.

Pero una vez más, un fuerte dolor pasó a golpear su vientre. Su garganta ya le ardía de tanto gritar, pero los dolores eran más fuertes que sólo pensaba en eso. Le pesaba estar hundido en la agonía ¿Por cuánto más tiempo podría seguir soportandolo?
Quería regresar a su mundo feliz, pero la felicidad no entraba en su cabeza con esas contracciones colmando su paciencia.
Luffy volvió a soltar un quejido que sus lágrimas se derramaron desde sus ojos. En su interior, sintió que “algo” se arratraba cómo deseándole salir por ese lugar. Era como cuando tenía ganas de cagar, pero en esta ocasión era diferente, por lo que decidió comenzar a pujar fuerte para sacar a esa endemoniada piraña de una vez por todas. Pujó más y más hasta que sentía que aquello salía lentamente. El dolor era insoportable, pero quería sacarlo ya. “¡Es la caca más grande del mundo!”, pensó Luffy. Caló otra bocanada de aire para volver a pujar hasta que sintió que algo se salió rápido y el alivio regresó de nuevo a su cuerpo. Luffy podía escuchar el canto de los mismísimos angeles. Era como volver a la paz de esos días tranquilos..

Sin embargo...

¡Wuahhh!

Law y Luffy se miraron confundidos.

Los dos escucharon que algo o alguien comenzó a lloriquear idéntico a la voz de Luffy cuando era un niñito. Aún débil y agotado, el menor se tomó un respiro para armar fuerza. Apartó su camisón donde encontró a un pequeño bebé llorando muy alto. Era un hermoso niño azabache con los ojos grises y la piel clara de Luffy.

Torao ¿Eres tú en pequeño?

¿Q-qué? ¿Me clonaste?

Law se apresuró a quitarse su camiseta para coger en sus brazos a su “yo” pequeño y envolverlo. Lo acercó hasta él.

Es muy hermoso... —Dijo Law mirando a su primer hijo.

Y los dos se miraron para sonreírse felices.

¿Por qué tuviste un bebé? —Le preguntó Law todavía impactado.

No lo sé. —Respondió acariciando la mejilla de su nuevo hijo.

El amanecer llegó a la isla y ambos ahora padres regresaron muy intrigados a su choza.

El recién nacido no paraba de llorar, Luffy tenía la mente ocupada en ¿Por qué quedó embarazado? ¿Cómo le hizó para qué se formará un bebé en su vientre?
Mientras que Law le estaba dando mimos al recién nacido y cantándole una canción de cuna como hacía Cora-san con él cuando niño. Luego llevó uno de sus dedos para pinchar la punta de su nariz chiquita hasta tocar su boquita, pero el pequeño bebé comenzó a succionar su dedo. Law comprendió rápido porque razón estaba llorando.

Mira Luffy-ya, creo está hambriento ¿Cómo se alimentan?

Pues con la boca shishishi.

Luffy se acercó comiendo una piña. Rápidamente le partió un trozo para entregársela a Law y al dársela al bebé sólo comenzó a llorar más fuerte que antes.

Después Law miró un coco partido por la mitad y entonces le dió de beber al bebé, pero siguió llorando con un gesto de repudio.

Argh ¿Qué vamos a hacer? —Dijo Law preocupado.

Con una mueca en sus labios, Luffy miró a su bebé. Rápido se lo llevó al pecho para arrullarlo, pero el bebé se abstenía a dejar de llorar, hasta que el bebé por sí solo encontró su comida.

Law se quedó confundido cuestionandose ¿Por qué diantres el bebé succionaba el pezón de su esposo? ¡Esos pezones le pertenecían a Law!
Luffy se sintió raro, pero los lloriqueos se habían detenido, por lo que entendió que quizá el bebé era más listo que ellos mismos cuando encontró su propio alimento.

Dos días después.

Al medio día Luffy trajó cargando a su bebé mientras encontró a Law poner lanzas y más palos alrededor de su choza. Luffy se acercó hasta él del porque de pronto había hecho eso sí mayormente Law debería estar cazando peces o recolectando fruta para el almuerzo.

¿Para qué haces todo eso Torao? —Le preguntó Luffy mientras arrullaba al bebé. El menor se percató que Law afilaba pedazos de madera como varas y lanzas, le era raro que Law se dedicará a fabricar muchas armas cuando no las necesitaban.

Para “los hombres del tambor”. —Respondió Law, pero Luffy no entendió.

¿Quiénes? —Volvió a preguntar.

Um~ yo...

¿Cuándo los viste?

La noche que llegó nuestro hijo.

¿Así?  ¿Y cómo son? —Se asombró Luffy, él también tenía curiosidad por quienes eran los dueños de esos tamborazos que escuchaba desde su infancia, sin embargo, Law recordó todo lo que vió y eso lo tenía aterrado.

—¡No quiero hablar sobre eso! —Exclamó el mayor frunciendo el ceño. Dejó de afilar su lanza y se levantó mirando el océano, pero Luffy no entendía nada— ¡Smoker-san tenía razón, no debimos ir al otro lado de la isla! ¡Fué un error quebrantar nuestra ley!

Y... ¿“Ellos”... Saben que estamos aquí?

No, pero... ¡Sí llegarán a acercarse aquí, haré lo mismo que hago con los peces! ¡Les clavaré mí lanza sobre sus cuerpos, una y otra y otra vez hasta que no quede ninguno de esos extraños!

Esos gritos amenazadores, sobresaltaron a Luffy. Nunca había visto actuar así de violento a su esposo. Luego el bebé comenzó a llorar y Luffy abrazó a su bebé para calmarlo.

Más tarde.

Antes de irse a dormir, el frío gélido de la noche su bebé se había quedado completamente dormido. Luffy arropó como pudo a su hijo y cerró la cortina antimosquitos. Después el menor llevó su atención a la distraía mirada de Law, le preocupaba verlo de ese modo, tan pensativo y consumido por el miedo de protegerles.

Torao--

Cuando estábamos en el barco marine, Cora-san amenazó a Smoker-san por defender mí integridad, mí papá dijo que quería darle la golpiza de su vida, pero le dije que bastaba con que me defendiera —Law dirigió su vista a esas pupilas negras de su pareja—. Los hombres hicieron algo mucho peor, ellos hirieron a su hermano, a uno de ellos ¿Por qué lo hicieron? Ya no entiendo a la humanidad, ¿Por qué... Por qué las personas se lastiman unas a las otras?

Yo no te haría daño... nunca Torao.

Luffy se acercó con lentitud y besó la frente de su esposo, luego cogió la mano izquierda de Law y juntos subieron a su cuarto de la choza para relajarse y regalarse el amor más profundo de sus cuerpos unidos.

Para el día siguiente, tanto Luffy como Law y su pequeño recién nacido, fueron a bañarse. Luffy lavaba la delicada piel de su bebé para no lastimarlo mientras que Law se hundía en el agua dulce.

El sol estaba quemando como nunca, por lo que Luffy y su bebé se dispusieron a otro lado de la isla, pero Law tenía el pensamiento de cada día sobre el ex almirante que falleció. Lo extrañaba y Luffy no quería saber nada de él porque sólo se entristecía y le recordaba sentir esas fracturas que eran imposible borrar, por lo que a escondidas de Luffy, Law cogió el bote salvavidas y con los remos avanzó hasta el lugar donde había abandonado la isla años atrás y también donde el cadáver de Smoker aguardó por casi 10 años.

Smoker-san le estoy agradecido por haber cuidado de nosotros cuando éramos unos críos. Lo llevaré en mí memoria por siempre. —Dijo en bajo. Y sus ojos se le llenaron de lágrimas.

Pero al mirar el esqueleto recostado sobre la blanca arena, miró esos huesos dudando que ese haya sido su mentor. Se exploró así mismo cuestionandose sí esos huesos también los tenía él en el interior.

Law tenía bastantes preguntas, pero seguramente serían preguntas que se las llevaría el viento.

A partir de ese día, Law se dedicó a cuidar de la familia que había formado con Luffy y como símbolo en su honor, nombró a su hijo como a su mentor quien consideró como un segundo padre.

Y así pasaron dos años en el que vieron crecer de un  bebé a un niño pequeño, nadando en las aguas con ellos. Se habían convertido en una familia de tres, como antes.


Laguna azul ya está llegando a su fin. Les agradezco por el apoyo a esta historia 🙏🤍

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