Hoy la pasé con mis abuelos toda la mañana y parte de la tarde. Fuimos a un restaurante lindo para que podamos degustar distintos platos, era similar a un bufet, pero mucho más fino y personalizado. Obvio, lo mejor para mis abuelos siempre.
Simón me había contado ayer por la noche que él y Sebas se estaban quedando en casa de Thiago, algo que me alivió bastante aunque lo ideal es que tanto Simón como Sebastián se queden en sus casa. Algo tenía que hacer para que los chicos arreglen todo y puedan volver.
Las chicas me llamaron porque tenían que decirme algo importante, pero tenía que ser en persona, me dijeron si podía quedarme a dormir en su casa hoy. Al principio, me negué, pero ellas me insistieron, y no pude decirles que no, así que acepté, pero antes tuve que pedirle permiso a mis papás. Ellos dijeron que estaba bien, sin embargo, mamá me recordó de aquel viaje que realizarían ambos mañana como su sorpresa de aniversario. Le aseguré que iba a llegar antes de que partan a su destino.
Ella me pidió que le diga a papá que me llevase, ella se quería quedar para alistar las últimas cosas y era obvio que no quería que papá sepa aún nada. Papá, aceptó sin sospechar nada.
—Cuídate mucho, y pórtate bien.
Le sonreí —Sí, no te preocupes. ¡Adiós!
Besé su mejilla y salí del auto. Mar y Jazmín ya me esperaban afuera de su casa, ambas en albornoces, saludando a papá con la mano. Papá imitó su gesto para luego regresar a casa. Rápidamente le envié la señal a mamá de que papá estaba en camino.
—¡Pasá, pasá!— me jaló Mar.
Me reí —¿Por qué tanta urgencia?
—¡Feliz cumple!
Los pequeño de la casa me abrazaron ni bien entré, sorprendiéndome por aquel gesto.
—Mi cumpleaños fue hace un par de días— me reí.
—Lo sabemos, pero queríamos darte tus regalos de cumple— respondió Alelí —Este es de Luz y mío.
Luz me sonrió —Es muy lindo.
—Este es de parte de Monito y mío— comentó Cris.
Hice un puchero —Ay, gracias.
—Hope y la tía Malvina y no se olvidaron de vos, te compramos también un regalo, ¿verdad Hope?
Sonreí —¿Enserio? Gracias.
Malvina me entregó una bolsa de regalo rosa y le di un pequeño beso a Esperanza en su pequeña carita. Ellos no me conocían de hace mucho, pero sentía el cariño que me daban y era muy bonito.
—Bueno, ahora, las chicas nos vamos que tenemos que hablar de cosas de grandes— comentó Jazmín, haciéndome reír —¿Vamos?
Asentí, miré a los chicos —Gracias a todos, enserio. Siento que son como una familia para mí, pese a no conocerlos mucho.
—Ay, gordi, no me hagás llorar, please.
Mar aplaudió —Bueno, ahora sí, nos vamos.
Sin más, me jalaron con ellas hacia su habitación.
—¡Chicas!— exclamé entre risas —¿Qué pasa?
Mar me miró —Lo que diga Tefi, es mentira.
—¿Eh?— pregunté, confundida.
—Parecía que sí, pero no, ¿entendés? Vio mal, nada que ver, enserio, cualquiera— continuó —Pero nada pasó, eh, nada. Enserio, te lo juro, yo no-
Jazmín la detuvo con una mano —¡Pará!— me miró soltando un suspiro —Lo que Mar te quiere decir es que entre ella y Simón no pasó nada, Tefi vio mal y está diciendo cualquiera.
—Exacto— concordó Mar.
—Oh.
Estaba confundida, ¿Qué había visto Tefi? De igual manera no me preocupaba, Mar no me lastimaría y Simón no me engañaría. Además, no le podía decir nada a Mar porque significaría contarle sobre mí y Simón y nuestra relación. Decidí dejarlo pasar.
—Sí, pero te juro que no pasó nada, Valentina.
Me reí —Esta bien, no sé qué vió Tefi, pero quizá se confundió.
—Bueno, igual que te lo quería decir por si habla la turra de Tefi— añadió —Yo sé que te gusta Simón y no te haría eso jamás.
—Lo sé, no te preocupes, enserio.
Ella me sonrió, aliviada.
—¿Esa era la urgencia?— pregunté entre risas.
—Eh, no, ¿qué opinás de un poco de venganza? No sé, para callar bocas— preguntó Jazmín con una de sus sonrisas malévolas —¿Te unís?
Entrecerré los ojos —¿A quiénes?
—A Tefi y la hueca de Melody.
Lo único que hice, fue sonreír. Lo tomaron como la respuesta que necesitaban y unimos manos, riendo.
Las tres nos metimos al baño, donde Tefi y Melody estaban bañándose y nos tuvimos que agachar para que ninguna nos vea, mientras las escuchábamos a ambas hablar.
—Se metió la tumberita en el medio— habló Tefi, y se escuchaba el enojo en su voz —Pero te juro que, ahora, voy y le digo a Thiago lo de Mar y Simón.
—No, no, Tefi, esa carta la tenés que guardar para más adelante, gorda— sugirió Melody.
Tefi soltó una risa —Que vengativa que sos, eh.
—Ah, porque vos no— atacó Melody.
Tefi solo se rió.
Jazmín, Mar y yo asentimos y chocamos las manos en al aire para no hacer ruido. Yo agarré la ropa de ambas que estaba colgada, mientras Jaz y Mar, sus toallas. Tratamos de no reír y regresamos al cuarto, cerrando la puerta con llave detrás de nosotras. Me aseguré de cerrar la puerta del baño que daba hacía el pasillo.
Caridad y Vale llegaron, Cari tenía cara larga y nos contó lo que Nacho le había hecho, otra vez. Vi una sonrisa malévola en el rostro de Jazmín.
—¿Venganza?— nos preguntó.
Valeria, Mar y yo asentimos —¡Venganza!
—¿Venganza? No, ¿qué van a hacer?
Jazmín negó y sacó su celular, marcándole a Nacho con una sonrisa divertida. No tenía idea de cual iba a ser su venganza, pero confiaba en ella.
—Pongo en altavoz— murmuró ella.
—¿Hola?— se escuchó del otro lado.
—¿Quién habla?— preguntó Jazmín.
—¿Perdón? ¿Cómo quién habla? Vos me llamaste, linda.
—¿Nacho? Ay, perdón, que tarada que soy— Jaz se hizo la confundida —Quise llamar a Tacho— se rió, actuando —Claro, Tacho, Nacho, me confundí en la primera letra.
—Bueno, ¿algo fallido será? No sé.
—Será— respondió Jaz —Bueno, que estés bien.
—No, no, no, pará, pará, no me cortés— pidió, Jaz sonrió —Digo, ya que estamos hablando, podemos hacerlo personalmente, cara a cara.
—¿Hacer qué?— preguntó ella.
Caridad puso cara de horro mientras nosotras solo nos cubríamos la bocas para no reír fuerte.
—Bueno, yo decía de hablar, pero si querés hacer otra cosa... escucho propuestas— Jazmín se rió al escucharlo —¿Ves? Es lo que yo te digo, solo yo te hago reír.
—Bueno, ay, yo me iba a acostar porque estoy muy cansada, pero... no sé— ella sonrió —Por ahí querés venir a mi cuarto un ratito.
—¿Enserio? Eh... bueno, sí, me cambio y voy— a él se le escuchaba ansioso —¿Dale? Chau.
Jazmín colgó y todas, menos Caridad, comenzamos con las risas que aguantamos durante la llamada. A Cari no le agradó tanto como a nosotras.
—¿Qué le vas a hacer, Jazmín, qué le vas a hacer?
Valeria chocó los cinco con Jaz —¡Bien ahí, gata!
—La venganza nunca es buena— Caridad comenzó con voz seria —¡Mata el alma y la envenena! Eso lo decía mi tata.
—El chavo lo decía— respondió Mar, riendo.
—Le patearía el c-
Caridad cubrió su boca —¡No!
Volvimos a reír a carcajadas mientras Cari solo nos daba miradas desaprobatorias. Ella se fue y Vale la siguió, creo que iban a la cocina.
Jaz, Mar y yo nos acercamos a la puerta del baño a escuchar a Tefi y Melody.
—¡Chicas, tenemos frío, por favor!— chilló Melody.
—Chicas, please, gorda. Marchu, hermana, abrime la puerta— pidió, dando golpes.
Me reí —¡Esperen! Uy, ¡la puerta se trabó!
—¡Nooo!— Jazmín y Mar se burlaron.
—Pará, pará, prueba con la del pasillo— Mar dijo.
—¡Está cerrada, estúpida!— respondió Tefi.
Las tres nos miramos —¡Nooo!
—Bueno, por la del cuarto de los varones.
No escuchamos nada más, así que supuse que ellas se habían ido por aquella puerta. Nos reímos.
—¿Qué hacen?— preguntó Valeria.
—¿Querés ver dos momias?— preguntó Jazmín.
Ellas nos miraron confundidas, Jazmín las llamó y con Mar nos fuimos al cuarto de los chicos con una mentira para molestar más a Tefi y Melody.
Mar abrió la puerta de su cuarto y encendió la luz.
—Chicos, nos ayudan a-
Tefi y Melody comenzaron a gritar mientras hacían lo posible por cubrir sus cuerpos. Ambas envueltas en papel higiénico y con las chicas no evitamos reír.
—¡Momias, momias!— cantaron Jazmín y Valeria.
—¡Momias!— cantamos con Mar, siguiéndolas.
Los chicos se rieron, pero estaban confundidos por haberlos despertado.
—¿Se pueden callar, por favor?— pidió Thiago, con los ojos casi cerrados —Estábamos durmiendo.
Luca le lanzó un bóxer a Tefi —Tomá, capaz podés taparte un poquito más con esto.
Las chicas y yo nos burlamos mientras Tefi miraba aquella prenda, indignada.
—No seas malo, dale— se burló Valeria.
—¡Callate estúpida!— le gritó Tefi.
—No van a ver nada nuevo igual, ¿no, Thiago?— le preguntó Melody, como queriendo sugerir algo.
—Callate— respondió Jazmín.
Melody comenzó a caminar, acercándose a la cama de Thiago, pero Mar se acercó rápidamente. Noté a los chicos mirar a Melody, incluido Simón, y lo que hice fue caminar un poco para tapar su vista. Se me quitó toda la risa al igual que a Mar.
—Bueno, bueno, bueno, Melody— Mar la cubrió un poco.
Lleca bajó de su camarote rápidamente y se acercó hacia Melody.
—Correte un poquito más— le pidió a Mar.
Ella lo empujó hacia Melody y se sentó con Thiago, celosa. Quería hacer lo mismo con Simón, pero con cubrir su vista con mi cuerpo era suficiente.
—Si quieren las ayudo a vestirse— Lleca les dijo, lo miramos —Porque yo sé que ustedes no tienen que estar así, yo soy buen pibe.
—Traelo a Lleca— sugirió Thiago.
Mar asintió y lo jaló —Basta, Lleca, basta, basta.
—Están lindas, eh— se burló Vale.
—Están muy sexys— añadió Jazmín, entre risas.
Mar aplaudió —¡Bueno! ¡Afuera, ya está, ya está el chiste! Ya está, afuera.
Asentí —Totalmente de acuerdo, vámonos.
—Muy sexys— repitió Jazmín, burlándose.
—Sí, divinas— añadió Mar, sarcástica.
Tefi y Melody se fueron con Caridad, indignadas, y las demás no fuimos por la puerta del baño.
—¡Momia, momia, momia, momia!— cantamos.
Cuando regresamos al cuarto, seguimos riéndonos de aquella broma. Tefi se rió, pero sin gracia.
—¡Qué gracioso! La verdad que son muy graciosas. ¡Cinco zarpadas son!
—No, no, te juro que les dije que no, yo les pedí que no lo hagan— Caridad les aclaró.
—Sí, me imagino— respondió Tefi, sin creerle.
—Pará, pará, flaquita, ey, ¿qué te pasa? Si nosotras no tuvimos nada que ver— mintió Jazmín.
—Se trabaron las puertas nada más.
Asentimos —¡Sí!
—¡¿La quieren cortar?!— se quejó Tefi —¿Pero qué se trabaron las puertas?
—No te preocupes, Tefi— Melody le habló, con sus brazos muy cruzados —La venganza es un plato que se come frío, gorda.
—Cari— Mar la llamó.
Caridad miro a Tefi y Melody —Si tiene hambre les puedo recalentar algo para comer.
Nos comenzamos a reír, burlándonos de ellas. Cari parecía ajena a todo.
Cuando nos calmamos, Jazmín se preparó para su venganza. Observé a Tefi pararse, sospechosa, y la tuve que seguir. Ella entró al cuarto de los chicos y eso me pareció muy sospechoso.
Escuché a Thiago reír con burla —¿Qué pasó, se te perdieron las venditas?
—No— respondió Tefi —Vine a sacarte la venda... a vos. Mar hizo todo esto por venganza. ¿Y sabés por qué? Porque la vi tranzando con Simón en tu cama.
Abrí la puerta de inmediato, llamando su atención.
—¡¿Qué?!
Tefi se rió —Ríanse ahora.
Simón apareció por la puerta que daba al pasillo, lo miré sorprendida mientras Thiago lo miraba con lo que parecía ser decepción.
—De eso me estabas hablando, ¿no?
Parpadeé —¿Es verdad esto?
—Yo los dejo para que soluciones sus problemitas.
Tefi se fue, riendo, mientras Simón repetía que era mentira. Mar no me había dicho exactamente todo, así que estaba muy confundida.
¿Aún le pasan cosas con Mar?
—¡No me des más vueltas! ¡¿Te besó o no te besó?!
—¡No, a mi no, a vos! Ella se confundió, pensó que yo era vos, y estuvo a punto de besarme, pero a vos.
—Ah, bueno, ¿vos me querés dejar más tranquilo, o estás buscando que te emboque? No te entiendo.
Me crucé de brazos —Dinos la verdad, ya está.
—¡No, no! No soy caradura, y mi psicólogo me dice lo mismo— respondió Simón.
—¡¿Vos me estás jodiendo, tu psicólogo?!
—Bueno, soy más claro, ¡Tefi vió cualquiera!
Thiago soltó una risa. La puerta se abrió de pronto, apareciendo Mar detrás de ella.
—¿Qué dijo la yegua?
—Ah, eh, ¿sabés qué dijo?
Completé su oración —Dijo algo así parecido como mi nov...— carraspeé —Su novia y su mejor amigo, en la misma cama.
—Sí, exacto, eso dijo. ¿Medio confuso, no?
Lleca apareció —¿Encamaron?
—¿Lleca que hacés ahí?— preguntó Mar.
—¿Qué hacés ahí?— le preguntó Thiago.
—Bueno, pará pará pará que estaba buscando algo, yo, pero igual ese no es el tema, eh, el tema es, ¿qué hacían Mar y Simón en la cama?
Asentí —¡Exacto!
—¿Hicieron algo?— añadió Lleca.
—No, no pará pará, callate la boca, nada hacíamos. Yo... salía de bañarme. Te había dicho que te, nada, que descanses, que duermas, y salgo del baño, hago así, vuelvo, te-te veo, veo a alguien durmiendo viste que no veo muy bien yo. Luego me acerqué, me tiré encima tuyo— chasqueó la lengua —Era él, pero yo pensé que estaba encima tuyo, ¡pensé que eras vos! Entonces casi te beso, no hubo contacto.
—¡Fue una confusión!— exclamó Simón.
—Ah, me quedo mucho más tranquilo— Thiago les respondió.
Lleca se metió —Yo no me quedaría tranquilo.
—¿No confiás es mí?— le preguntó Mar.
Thiago no le respondió.
—Y, por ahí le querés devolver los cuernos que él te puso— Lleca se encogió de hombros.
Mar y Thiago le dieron un golpe —¡Callate!
—Valentina, yo no te..— Simón se detuvo —No soy así, enserio. Fue cualquiera, te lo juro.
Mar y Thiago entrecerraron los ojos y nos vieron a ambos, empezando a sospechar. Miré a Simón que tenía carita de perrito mojado y suspiré rendida, él no me engañaría, tenía que confiar en el.
Me sentí mal por creerle a Tefi cuando claramente estaba mintiendo. Dejé que ella arreglara las cosas con Thiago y yo salí un momento con Simón, para dejarlos solos y poder hablar nosotros.
—No debí desconfiar, pero... no sé, discúlpame.
Simón negó —No, mi amor, yo jamás te haría eso.
—Lo sé— lo miré, apenada —Es solo que... recordé cuando sentías algo por Mar y pensé que... aún era verdad.
—No me pasa nada con ella, te lo prometo— se me acercó, colocando una mano sobre mi mejilla —No voy a lastimarte, ¿de acuerdo?
Asentí. Observé cómo miraba para ambos lados, lo miré confundida y entonces supe porque lo hizo al verlo acercarse a mí para besarme. Puso las manos en mis mejillas y yo sobre su pecho, sonreí cuando sentí su corazón latir fuertemente.
—Ah, bueno, comiendo delante de los pobres.
Simón y yo nos separamos rápidamente. Sebastián soltó una risa divertida mientras se acercaba más a nosotros. Puse los ojos en blanco.
—Che, cuidado que alguien más los vea.
Asentí —¿Cómo es eso de que te echaron de casa y no me contaste?
—No quería cargarte con mis problemas, bombón.
—Bueno, pero eres como mi mejor amigo— le dije, cruzándome de brazos —Y quiero ayudarte cuando lo necesites. ¿Tu mamá está muy enojada?
—Y sí, está re caliente, pero no fue mi culpa, ella es una loca que dijo cosas que no debió decir.
Hice una mueca —Bueno, ojalá puedan arreglarlo.
Ambos se encogieron de hombros. Les avisé que ya iría al cuarto para dormir y las chicas no sospechen nada, ambos asintieron y me despedí para regresar con las chicas.
—Ay, gordi, ¿todo bien?— preguntó Tefi.
—Sí, todo perfecto— respondí sonriente y me senté con Vale en su cama —¿De qué hablamos?
Vale me miró —Eh, ¿lo vieron a Rama?
—No— respondí, negando con la cabeza.
—No. ¿Andará de parranda por ahí, no, el Rama?— Cari comentó —Que sí, es churrazo él, lindo, seguro tiene un montón de chicas, un montón.
Oprimí una sonrisa al darme cuenta de lo que Cari estaba haciendo. Decidí seguirle la corriente.
—Obvio, es lindo de cara, de personalidad, además canta muy bien— comenté —Tiene muchas fans, es el chico idea de muchas.
—¿Qué? Eh, ¿qué dicen? Yo no estoy celosa, eh.
—Yo lo estaría— comenté, mirándome las uñas.
Caridad soltó una pequeña risa —Ay, yo también— se encogió de hombros —Yo estaría celosa, eh, si es un lindo.
—Córtenla, basta.
—Hoy está, puede que mañana no, ¿no? Viste que, no sé, así son los chicos— añadió Caridad.
Valeria la detuvo —¡Shhh! Callate, basta, basta.
Tefi carraspeó —Charity.
—¿Qué?— Caridad se giró para mirarla.
—Gordi, escuchame— señaló su crema —¿Te pongo un puntito de crema en la cara porque a Nachito no le gustan las chicas que tienes granitos tipo grasita? No le gustan.
—Sí, Vale, y vos también vení— le dijo Melody —Te pongo un poquito de crema humectante— ofreció y Vale le miró —Porque tenés la cara como a-
Vale se paró, dispuesta a atacarla, pero Caridad no permitió que sucediera.
—¡No, basta, dale!
—¡Te voy a matar!
En eso, entró Mar enfurecida y corrió directamente hacia Tefi, lanzándose sobre ella para jalarle todo el cabello mientras ella gritaba. Nos metimos todas, la tratamos de alejar, pero Mar tenía mucha fuerza en ella y no podíamos hacer nada. Tefi logró zafarse de Mar y salió corriendo disparada con Melody detrás. Mar se sacó el cabello de la cara y salió para seguir, furiosa, a su hermana. Todas la seguimos.
En el pasillo, nos encontramos con Simón, Sebas y Lleca, que miraban todo muy confundidos. Mar se quería lanzar sobre Tefi, pero Melody la cubrió con su cuerpo para no permitir que eso sucediera.
—Correte o te doy a vos— advirtió Mar.
—Mar, ella no tiene la culpa de los que vos hacés— respondió Melody —Él es su amigo, es obvio que se lo va a contar.
—¡Le contó cualquiera!— exclamó Simón.
—Sí, cualquiera, ¿porque no le querías dar un beso, no?— le preguntó Melody.
Simón frunció el ceño —¡No!
—Él no tiene nada que ver, no tiene la culpa— Tefi, lo defendió —Ella es la calienta pava.
—¡Nooo!— Mar exclamó, indignada.
Logró soltarse del agarre de Cari y Tefi logró correr antes de que Mar se lance sobre ella otra vez. Corrí con los demás, para poder detenerlas. No sé cuánto tiempo duró la perseguida, pero acabamos todos en el pasillo y nos detuvimos al ver a Nacho vestido de bebé con los ojos cubiertos y Jazmín frente a él.
—¿Qué pasa?— preguntó Nacho, sonriendo.
Como tenía la venda en los ojos, no sabía que todos estábamos mirando aquel bochornoso espectáculo.
—Nada— respondió Jazmín —Bebé.
Solté una pequeña risa y Simón tuvo que cubrir mi boca para no hacer mucho ruido.
—No sabés como me gusta que me digas bebé.
Jazmín sonrió —¿Sí?
—Sí— respondió Nacho —Me encantan.
Jazmín le comenzó a quitar la venda de los ojos, él estaba sonriendo muy feliz hasta que se dió cuenta de nuestra presencia y de cómo estaba vestido. Me comencé a reír con los demás a carcajadas, Cari no se reía, lo miraba con pena.
—¡¿Qué es esto?!— preguntó Nacho, enojado.
—¿Qué es esto?— Jazmín se acercó a él —¿Nachito, te hiciste encima? Ay, el que se acuesta con chicos, amanece mojado.
Jazmín presionó el chupón que tenía colgado en el cuello Nacho y este hizo un sonido que causó unas risas mas fuerte de nuestra parte. Bueno, de todos, menos Caridad.
—¡Muy buena!— exclamó Mar, entre risas.
—¡Me encantó!— exclamé, también riendo.
Jazmín, Mar y y chocamos las manos riendo por la venganza de Jazmín que resultó todo un éxito.
De pronto, sentí un dolor debajo de mi oreja y llevé una mano a aquella zona antes de sentir mi cuerpo desvanecerse. Escuchaba los gritos de las chicas, el de Simón llamando mi nombre, mientras le pedían que llame a una ambulancia o a Nico.
—¡Llamá a Nico!
—¡No, una ambulancia!
—Mi amor, despertate, despertate. Por favor.
Parpadeé un par de veces y los chicos me rodearon preocupados. Simón me ayudó a sentarme un poco mientras yo tocaba la zona que me dolía.
—¿Valentina, estás bien?— me preguntó Jazmín.
Asentí —Sí, fue como una puntada, pero estoy bien.
—¿Segura que estás bien?— preguntó Simón.
Le sonreí —Sí, enserio, estoy bien.
—Che, bombón, ¿por qué no mejor vas a dormir?
Negué —No, chicos, enserio estoy bien.
—¿Querés que vayamos a tomar un poco de té?
Asentí lentamente. Simón me ayudó a pararme y le agradecí con una pequeña sonrisa.
No sabía bien que era lo que había pasado, pero mi dolor era cerca del implante que me había colocado la corporación de malo, aunque no podía decirle ni una sola palabra de eso a Simón, no quería ponerlo en peligro.
—Eh... ¿por qué no vamos poniendo el agua?— Mar sugirió —Valentina, vos podés ir al baño para que te refresques la cara un poquito.
—Sí, sí, está bien— respondieron las chicas.
Ella se llevó a las chicas, pero antes de desaparecer, nos guiñó el ojo a Simón y a mí. ¿Mar ya lo sabía?
—Yo... voy yendo al cuarto, ¿dale? Hasta mañana.
Sebastián se me acercó y dejó un beso en mi frente antes de meterse al cuarto de los chicos. Simón me miró, aún preocupado.
—¿Segura que estás bien?
Me reí —Sí, enserio.
—Me asusté mucho— confesó, acariciándome suave el rostro —Mucho.
—Lo sé, pero no pasa nada, tranquilo.
Me paré en puntillas, besando sus labios, rodeé con mis con mis brazos su cuello. Con una mano, toqué debajo de su oreja para analizar la zona y poder ver si también tenía algo. Felizmente, no sentía nada.
¿Qué de especial tenía yo para serles de interés a la corporación esa, de criminales? No lo entendía.