El destino de la casualidad (...

LuJaureguiCabello tarafından

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Hay gente que cree en el destino. Hay gente que piensa que lo que pasa no es más que mera casualidad. Pero ¿... Daha Fazla

Introducción
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
FINAL
Capítulo 35 - FINAL
EPÍLOGO
Capítulo 36 - EPÍLOGO
Hola otra vez
CHICOS
IMPORTANTE
ME PUBLICAN MI LIBRO
TRAILER

Capítulo 12

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LuJaureguiCabello tarafından


-¡Lauren! ¿Va todo bien?

"Mierda Taylor, ahora no"

-¡Sí!

-¿Seguro? ¡Voy a entrar!

"¡Mierda!"

-Tay, ¡estoy desnuda!

-Está bien, como quieras. Mamá me pidió que subiera a ver por qué tardabas tanto en salir de la ducha -dijo su hermana menor apoyando la frente en la puerta que las separaba.

-Me estaba dando un baño de burbujas, pensé que calmaría mi ardor de estómago -mintió Lauren, aun arrodillada frente al retrete.

-¿Y qué tal fue? -preguntó Taylor.

-Estoy mucho mejor, gracias. ¿Por qué no le dices a papá y mamá que me voy ya a la cama? -preguntó Lauren, tratando de deshacerse de su hermana.

-Como quieras, mejórate esta noche -dijo Taylor y Lauren pudo percibir cómo la lejanía de su voz aumentaba conforme pronunciaba la frase.

Lauren miró la tapa del retrete y se vio reflejada en ella. No, ese no sería el día. Taylor había aparecido ahí por algún motivo que le pedía que no hiciera aquello. No en aquel preciso instante.

"Arriba, Jauregui"

Lauren se colocó su ropa de dormir y se metió en la cama, deslizando su dedo de arriba hacia abajo por su teléfono inteligente, en algunas de las aplicaciones que más le gustaban. Entonces vibró su mano.

Camz.
"¿Te sientes mejor? Nos dejaste preocupada. Bueno, al menos yo estoy preocupada. Sigo preocupada" 20:56

Sonrió. ¿Cómo podía Camila hacerla sonreír de aquella forma, después de todo lo ocurrido aquel día? Debía existir alguna explicación para aquello.

Lauren.
"Me encuentro mucho mejor, gracias. ¿Preocupada? Estás hablando con una Jauregui. Somos duros como piedras" 20:57

Camz.
"¿Cenaste algo, Dwayne Johnson?" 20:58

Lauren.
"Sí. ¿Qué tal tú?" 20:58

Camz.
"Reventada, apenas dormí esta noche." 21:00

Lauren.
"Camz, te quedaste dormida al instante." 21:01

Camz.
"Me hice la dormida para poder mirarte mientras eras tú la que lo hacía." 21:01

Lauren.
"¿Me miraste mientras dormía?" 21:01

Camz.
"Ahora piensas que soy una psicópata, lo siento" 21:02

Lauren.
"Sigo pensando que eres genial." 21:02

Lauren.
"Y preciosa" 21:02

Camz.
"Yo también creo que eres genial y preciosa. Pero aunque pensaras que soy psicópata, seguiría mirándote mientras duermes" 21:04

Lauren.
"Me gusta que pienses que dormiremos más veces juntas. Gracias Camz, por todo" 21:05

Camz.
"Gracias a ti por pensar que soy genial. Te llamaré mañana para ver qué tal estas. Buenas noches, Lolo" 21:05

Lauren.
"Buenas noches, Camz" 21:06

Y así fue, al día siguiente, algo antes de que el reloj cursara las 21 a.m, Camila llamó a Lauren y aquello se convirtió en una pequeña costumbre.

Habían pasado dos semanas. Las chicas habían quedado en grupo cuatro veces más y, aunque tanto Camila como Lauren quisieron estar a solas, no había existido la oportunidad. Sobre todo porque no podían escaquearse de sus salidas en grupo, porque Lauren tenía que acercar cuando terminara a todas las chicas a su casa.
El caso es que el único momento que Camila y Lauren hablaban sin nadie delante era cuando se llamaban por teléfono antes de irse a dormir.
Otro factor que contribuyó a que aquello se prolongara durante dos largas semanas, eran los exámenes que ambas chicas tenían y los entrenamientos de Lauren preparatorios para el primer partido del campeonato. La segunda semana, habían entrenado todos los días y, aunque no eran entrenamientos físicamente agotadores, a Lauren le costaba rendir al 100% estando en ayunas. Sin embargo, nadie parecía haberse dado cuenta.

Lauren había buscado en Internet el por qué de su malestar aquel día en el Brew y le habían salido multitud de páginas explicando los "efectos secundarios" de las ayunas. En una de estas páginas, había encontrado una chica que explicaba cómo ayunar de buena forma, cómo vomitar sin que tus padres se den cuenta y demás frases motivadoras de la cual Lauren dejó una grabada en su mente:

"Cuando el estómago esté rugiendo, no pienses que te pide comida, sino que te aplaude por ser tan valiente"

Lauren encontraba vergonzosas este tipo de páginas ya que "puede ser letal si cae en manos equivocadas". Sí, porque ella no se daba cuenta, de que sus manos, quizás, ya también estuvieran un poco manchadas. De hecho, aquel día, el día del partido de octavos de final contra Fairfax, Lauren había colocado su meta un poco más alta, o baja.

Todo comenzó ese mismo sábado, cuando se levantó a las 8,00 a.m para prepararse, ya que el partido tendría lugar en el estadio de Miami (lo que era una gran ventaja), a las 11, pero tendría que estar allí a las 9.

Camz.
"Buenos días, capitana. ¿Lista para salir por la puerta grande? Tengo una propuesta que hacerte..." 07:59

Lauren.
"Buenos días Camz. Dime qué tienes para mí" 08:05

Camz.
"Había pensado que, quizás, te gustaría almorzar conmigo después del partido. Ya sabes, tú y yo" 08:07

Lauren.
"Eso sería genial, Camz." 08:07

Camz.
"Si ganamos, invitas. Si perdemos, invito." 08:08

Lauren.
"Me dejaré ganar entonces." 08:09

Camz.
"No vale hacer trampas. Corre a arreglarte o llegarás tarde" 08:09

Lauren.
"Nos vemos en el partido, Camz." 08:09

Camz.
"Estaré esperándote, Lolo" 08:10

Lauren estaba contenta. Estaba feliz aquel día y no sabía por qué, hacia más de dos semanas que no se levantaba tan extremadamente feliz. Fue al baño y, como si no lo hubiera estado haciendo a diario, sacó la báscula de su escondite y se pesó.

"49'9. Wow, eres realmente buena, Lauren. Quizás si llegaras a 48..."

Se miró al espejo, aún se veía gorda. Su madre la había llevado a su médico de familia, que le había hecho un análisis de sangre para saber por qué estaba perdiendo tanto peso tan rápido. Obviamente, no salió nada defectuoso y Lauren no pudo culpar a la anemia, ni otra cosa por el estilo.
Sin embargo, aunque el médico sospechó innumerable cantidad de veces a lo que Lauren le contaba, su madre parecía no darse cuenta de que Lauren escondía la comida en un hueco que había debajo de la mesa, y que su ofrecimiento a recoger todos los platos y fregarlos, no eran más que el mero interés de recoger los restos de comida, que luego tiraba por el retrete.
Y hablando de retrete, Lauren no había, ni si quiera pensado, en devolver la comida que había tomado ni una sola vez más. Probablemente, porque todo estaba yendo bien con su escondite.

-¡Me voy mamá! ¡Nos vemos en el partido! -gritó Lauren mientras cogía su termo de café de la cocina.

-¿No desayunas? -preguntó su madre apoyada en el quicio de la puerta.

-No me da tiempo, debía haber estado allí hace 15 minutos -mintió Lauren. -Cogeré algo de la gasolinera cuando pare a llenar el depósito.

-Está bien, capitana. Nos vemos luego.

Clara besó a su hija y le deseó suerte. Lauren había llegado media hora antes que todo el mundo, pero aún así, las animadoras y Rob ya estaban allí, sentados en el césped, charlando y tranquilizándose.

-¡Oh! ¡Mira quién llega! -gritó Rob.

Todos aplaudieron al ver a Lauren llegar y la vitorearon mientras ésta se sentaba al lado de Normani y Dinah, que había conseguido entrar en el equipo.

-Ahorraros los aplausos para cuando anote mi primer Home Run -bromeó Lauren.

Estuvieron allí unos minutos más, comentando el partido en grupo y las acrobacias tan geniales que habían preparado para aquel día y, si todo salía bien, el resto del campeonato.

-¿Qué sabes de Mila? -preguntó Dinah a Lauren.

-Vendrá al partido, pero más tarde, claro -informó Lauren. -Ally la recogerá a las 10:30.

-¿Qué pasa con ustedes dos? No avanzan -dijo Dinah frustrada.

-Han sido dos semanas duras -excusó Lauren.

-En realidad te ves como la mierda -dijo Normani.

-Gracias, Mani.

-No, en serio. Desde aquello que pasó en el Brew, te veo... diferente -dijo Normani apoyada en el césped con sus dos manos.

-Ni que lo digas -dijo Dinah asintiendo con la cabeza y las cejas alzadas. -¿Qué dijeron los análisis?

-Que estoy sana como una pera -dijo Lauren con la mirada perdida en el terreno de juego.

-¿Y cómo has adelgazado tanto en tan poco tiempo? -volvió a preguntar Mani, ahora clavando su mirada en las esferas verdes de Lauren.

Lauren la miró. Normani y Ally eran sus mejores amigas desde que tenían 7 años. Conocían todas y cada una de las caras, miedos y sueños de cada una. Ally había sido la primera en levantarse para buscar a Lauren en el Brew, cuando nadie más se había dado cuenta. Y, ahora, Lauren sabía que Normani sospechaba algo. Y ese algo era tan grande, que ni si quiera podía mirar a su amiga a los ojos y,mucho menos, contestar.

-Está bien, Jauregui -comenzó a decir Rob y Lauren dedicó toda su atención al entrenador. -arriba, ya vienen las chicas por allí.

Lauren se levantó sin decir nada más a las chicas, pero pudo ver de soslayo, cómo Normani y Dinah se miraban sospechosamente.

Llegó a los vestuarios y se cambió delante de las chicas. No le importaba, pues lo único que tenía que hacer era colocarse la chaqueta de la equitación. Después de una hora de larga espera y nerviosismo acumulado en aquellas cuatro paredes, las chicas salieron al terreno de juego, siendo nombradas de una en una por una voz potente que salía por una multitud de enormes altavoces colocados alrededor de todo el estadio.

-Vale... -susurró Lauren al oír al comentarista.

-¡¡Demos la bienvenida a las capitanas!! ¡¡Hailee Steinfeld y Lauren Jauregui!!

Ambas chicas salieron de los túneles de vestuarios, aclamadas por el público y aplaudiendo ellas mismas. Se dieron la mano en el centro del campo.

-Que gane el mejor -dijo la capitana de las Roll Girls.

-Sí, eso, suerte -dijo amablemente Lauren apretando sus labios.

-¿Cara o cruz? -preguntó el arbitro.

-Cruz -dijo Hailee rápidamente.

-Cruz -dijo el árbitro una vez había caído la moneda.

-Comenzaremos bateando -dijo la otra chica.

Lauren hizo una seña a su vestuario para que las chicas adoptaran su posición en el terreno de juego. Zendaya le llevó su guante a Lauren, que se posicionaba ahora al fondo del campo, dispuesta a atrapar la bola.

Una, dos y tres carreras consiguieron las otras chicas. No estaba mal, pero cuando a Lauren le tocó batear, consiguieron hasta el doble de carreras en una sola partida.
El penúltimo período había concluido y las chicas ganaban de ocho puntos. No les estaba costando conseguir la ventaja porque, como bien había comentado Rob, Fairfax no era una ciudad muy conocido por su softball.

El noveno período comenzaría en treinta segundos y Lauren comenzaría bateando. Aprovechó ese medio minuto para buscar a Camila con su mirada, a la cual encontró junto a Ally, su madre y sus hermanos. Camila la estaba mirando con una sonrisa bien clavada en su rostro. Lauren le guiñó un ojo con sus manos ancladas en sus caderas y pudo ver, antes de salir al terreno de nuevo, cómo la sonrisa de Camila se hacía más y más grande.

-¡Jauregui! Tu turno -llamó Rob.

Lauren anduvo tranquilamente hasta la base de bateo, donde agarró su bate y golpeó un par de veces al suelo. Levantó su mano, estaba lista para terminar e irse con Camila.

-¡Strike 1! -gritó el árbitro por detrás.
¿Cómo? Ni si quiera había visto la pelota. ¿Qué estaba pasando? No oía nada, ni si quiera estaba nerviosa. ¿Por qué no se podía mover?

-¡Strike 2!

"Un momento" pensó Lauren. Pero claro, no vocalizó. No porque no quisiera parar en aquel preciso instante, sino porque no podía.

-¡¡Lauren!! ¿Qué ocurre? -oyó la voz grave de Rob muy de lejos.

Pero Lauren no podía ni si quiera girarse a mirar qué ocurría. De pronto, sintió cómo algo impactaba en sus rodillas, el suelo. Había caído y ni si quiera se había dado cuenta. La primera persona que vio acercarse fue la pitcher y capitana del otro equipo, Hailee. Sintió cómo su hombro derecho también sufría el impacto del suelo y cómo sus ojos se iban cerrando poco a poco.

Oscuro, oscuro, más oscuro...
Silencio, silencio, oscuridad completa.

-¡¡QUE ALGUIEN LLAME A UNA AMBULANCIA!!

Esto fue lo último que escuchó, también por parte de la capitana de las Roll Girls.

Lauren despertó minutos más tarde, subida en una ambulancia que iba a toda prisa por la carretera.

-Está recuperando la conciencia -dijo una voz femenina.

-¿Dónde estoy? -preguntó Lauren desorientada.

-Has perdido el conocimiento durante un buen rato, vamos de camino al hospital -informó la misma mujer.

-¿Hospital? No puedo, tengo que terminar el partido -dijo Lauren haciendo un nulo intento de levantarse de la camilla.

-El partido ha terminado, habéis ganado -dijo la chica. -Voy a ponerte una cosa en el dedo -dijo antes de que Lauren sintiera un dolor agudo en su dedo índice.

-¡Au! -dijo Lauren.

-Tienes el azúcar en 47 y la tensión por los suelos ¿has desayunado? -preguntó la chica.

Lauren dudó.

-Sí.

-Mentira.

-No miento.

-Sí que lo haces.

-Desayuné poco porque estaba nerviosa -mintió Lauren.

-Está bien -se resignó la auxiliar. -No puedes hacer deporte sin haber tomado un buen desayuno, ¿de acuerdo?

Lauren asintió con la cabeza. ¿Por qué no recordaba nada de lo ocurrido?

Un par de minutos más tarde, llegaron al hospital, donde ya sus padres y hermanos estaban esperando. La trasladaron a una habitación, lo cual Lauren creyó que era excesivo.
Chris le contó lo emocionante que había sido que cayera como un peso plomo en mitad del partido. Y Taylor le contó que algunas chicas habían llorado porque no sabían qué le había pasado.

Pero estaba claro lo que le había pasado, al menos para Lauren.

-¡Eh! ¡Que si no querías invitarme a comer sólo tenías que decirlo! -gritó Camila conforme entraba en la habitación, seguida de Dinah, Ally y Normani. -Oh, señores Jauregui, siento haber molestado, yo...

-Ella es Camila, mamá, la chica de la que te hablé. Y esa otra es Dinah.

-Dinah Jane -corrigió la chica más alta.

-Oh, pasad, pasad, chicas. Me gusta tu camisa, guapa -dijo la señora Jauregui a Camila.

-Oh, muchas gracias, yo...

-Lauren me ha hablado de ti, creo que te conozco sin haber hablado nunca contigo -dijo Clara antes de soltar una carcajada.

-Mamá, es suficiente.

La familia Jauregui se fue y dejaron a las chicas en la habitación con Lauren. Camila se sentó en la cama junto a ella y agarró su mano fuertemente.

-No sabes cómo lloraba la tonta esta cuando caíste y no reaccionabas -dijo Dinah señalando a Camila, que no dijo nada, sólo se ruborizó al sentir la mirada de Lauren.

-Los Jauregui somos fuertes como rocas -dijo Lauren, calmando a Camila.

-Cuando cubren las necesidades esenciales para vivir, pueden llegar a durar cientos de años -dijo Normani con un doble sentido que sólo pasó por alto Camila.

A Lauren le informaron que se quedaría allí hasta esa misma noche, ya que pasarían a hacerle un par de pruebas que, obviamente, Lauren sabía que darían un resultado negativo.

-Su índice de masa corporal está bastante bajo dentro de lo normal. Se encuentra en 18'82 y 18'49 comienza a ser infrapeso -dijo un doctor después de un análisis corporal.

-Pero estoy bien -dijo Lauren.

-Ella come todo lo que le ponemos y aún así sigue perdiendo peso -dijo Clara, con la voz un poco quebrantada.

Lauren no podía evitar sentirse un poco mal por la actitud de su madre y las mil mentiras que había soltado en dos semanas. Pero se sentía tan feliz de que estuviera a punto de alcanzar el infrapeso... estaba encantada de que la gente pudiera mirarla así, con infrapeso. Ser de esas personas a las que envidian, de esas personas que ella envidiaba día a día.

-¿Diga? -contestó Lauren a una llamada en su teléfono de un número desconocido.

-¿Te han dado el alta ya? -preguntó una voz que reconoció de inmediato.

-¿Mani? ¿Desde dónde llamas?

-Desde casa. ¿Te han dado el alta? -preguntó. Su amiga parecía estar bastante enfadada.

-Sí, ya he salido, ¿ocurre algo? -preguntó preocupada.

-Claro que sí, Lauren. Pero tú parece que no te das cuenta -dijo Normani.

-¿Y qué es? -preguntó Lauren desorientada.

-Nos vemos en el Brew en media hora -dijo y esto fue lo último que Lauren escuchó antes de que Normani colgara el teléfono y se oyeran los pitidos intermitentes.

Okumaya devam et

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Lauren fue más que un trastorno alimenticio para la enfermedad de Camila.