-Dios -dijo Lauren colocando una mano en su pecho. -Me has asustado.
Camila sonrió ampliamente y plantó un abrazo a Lauren. La chica de ojos verdes, al principio, impresionada, devolvió el abrazo cálidamente, apretando a Camila contra ella. -¿Qué haces aquí fuera y en pijama?
-Estaba esperándote -dijo Camila separándose de Lauren.
Lauren elevó una de las comisuras de sus labios y pudo ver cómo Camila soltaba un suspiro brusco.
-¿A que no sabes quién es la nueva capitana del equipo de softball? -preguntó Lauren.
-Querrás decir, quién sigue siendo la capitana del equipo de softball, ¿no? -dijo la otra chica.
-¿No te sorprende que haya vuelto? -preguntó Lauren y Camila sacudió su cabeza sonriente.
-Es decir, sí. Pero no.
-No te entiendo -dijo Lauren, después de soltar una risita ante la incongruencia de Camila.
-Dinah me llamó esta tarde, siempre lo hace. Me cuenta qué tal lo pasa en el instituto y todo lo que hacen por allí -dijo Camila. -Habla muchísimo y, desde esta semana, también entras tú en sus anécdotas de recreo -dijo provocando una risa en Lauren.
Camila contaba todo como si fuera la cosa más impresionante de todas, algo que el mismísimo Stephen Hawking pagaría por escuchar. Lauren pensaba que aquello podía ser fruto de estar encerrada en casa, pero también existía la posibilidad de que Camila fuera así de apasionante en todos los aspectos.
-¿Qué te contó de mí para que no estés impresionada ahora? -preguntó Lauren intrigada, ya que no había mencionado ni una sola palabra a sus amigas de lo ocurrido en el equipo.
-Dinah me contó que la señorita Spears te buscó para llevarte al despacho del señor Duncan. Ella pensaba, es más, ella aseguraba que tenía que ver con el campeonato nacional y con que tú eras la capitana. Pero yo sabía que no. Sabía que Rob te haría entrar en razón y que volverías al equipo. Lo sé porque el softball es una gran parte de ti, algo así como para mí la música. Si no la tuviera, es decir, si me quedara sorda y no pudiera oír música, mi vida pasaría a ser mediocre. No porque lo fuera, sino porque yo lo creería así. Y eso es lo que te pasa a ti con el deporte, ¿verdad?
-¿Cómo puedes ser tan lista? -dijo Lauren después de unos segundos analizando las palabras de Camila.
-Tengo el don de ver a través de los ojos de las personas, más allá de lo que quieren mostrar. Y contigo me es más fácil; ya sabes, por el hecho de que son casi cristalinos -dijo Camila mirando fijamente a los preciosos ojos de Lauren. -¿Te han dicho alguna vez que tienes unos ojos preciosos?
-¿Y a ti? -preguntó Lauren notando cómo su corazón quería salir de su pecho con cada palabra que salía de los labios de la chica.
-Alguien, una vez -dijo Camila con un tono juguetón. -¿Vamos?
-¿No le importará a tus padres que entre en su casa ahora? Es tarde -dijo Lauren frunciendo el ceño.
-¿Quién ha hablado de padres? -preguntó Camila sonriendo. -Vamos.
Camila apretó la mano de Lauren mientras caminaban por el fresco césped que sólo podía notar Camila, ya que iba descalza. La puerta de su casa estaba entreabierta, así que sólo tuvieron que empujarla. Camila echó un vistazo desde el hall, donde se veía a toda su familia concentrada en un programa de televisión y que de vez en cuando, gritaban las respuestas que el concursante no sabía responder.
-Sube a mi habitación -dijo Camila presionando levemente la espalda de Lauren hacia la escalera. -Subiré en un minuto.
Lauren aceptó sin rechistar, lo último que quería era pasar más tiempo ahí abajo, teniendo a los padres de Camila a unos escasos metros. El problema era que, no sabía cual era el dormitorio de Camila, porque la vez que había estado en aquella casa no había pasado de la puerta principal.
Subió algunos escalones hasta que se encontró en el corredor. Visualizó la primer habitación, que no era un dormitorio en realidad, era un estudio de música. Lauren lo observó impresionada, había una guitarra eléctrica, una acústica, una batería, un bajo, un teclado y una enorme mesa de mezclas que se apoyaba en un enorme cristal donde se encontraba un simple micrófono colgado desde el techo.
-¿Te gusta? -preguntó Camila por detrás.
-Oh... lo siento, yo...
-Está bien -dijo Camila sonriente.
-¿Esto es un estudio de grabación? -preguntó Lauren aún observando aquello.
-Eso es exactamente lo que es -dijo Camila.
-Esto es increíble, ¿por qué tenéis esto en casa? -pregunto la chica de ojos verdes, dirigiendo una rápida mirada a Camila para devolverla al estudio.
-Mi padre es productor musical y yo quiero ser productora musical -dijo ella, orgullosa.
-¿Producciones Cabello? -se burló Lauren.
-Sí -dijo la chica muy seria.
-Oh... -comenzó a decir Lauren, tratando de buscar una excusa para su metedura de pata.
-Es broma -dijo Camila entre carcajadas. -En realidad la empresa es "Big Hallow Records"
-¡Conozco esa productora! ¿A esto te referías con que tu padre tiene contactos? -preguntó Lauren entusiasmada.
-Más o menos -rió la chica más pequeña. -En realidad este no es su estudio, este es el mío. Él me lo montó para que practicara, puedo pasarme aquí horas. Su estudio está a las afueras de la ciudad. No sería aconsejable traer a Wiz Khalifa ni a Iggi Azalea a esta casa tan pequeña. Comparada con las suyas, digo.
-Wow -dijo Lauren después de unos segundos, sin ser capaz de procesar las palabras de la pequeña.
-Oye Lauren, prometo hacerte un tour la próxima vez pero, no me gustaría que subieran y te vieran aquí -dijo Camila amablemente. -¿Vamos?
Camila condujo a Lauren hasta su dormitorio, mucho más informal y desordenado que el de Lauren Jauregui. Tenía pósters a tamaño real de Ed Sheeran, Harry Styles y Christina Aguilera. Libros, libros y más libros por todas partes. Era como una biblioteca bien desordenada.
-¿Se ajusta a sus comodidades, señorita Jauregui? -preguntó Camila mientras cerraba la puerta.
-Más o menos -dijo Lauren sonriente, sentándose en la cama.
Camila caminó hacia allí y se sentó a su lado. Pasiva y tranquila. Lauren se sentía en la gloria simplemente escuchando el sonido de su respiración.
- Cómo voy a salir de aquí? -preguntó Lauren segundos más tarde.
-Parece que no te das cuenta.
-¿De qué tengo que darme cuenta? -preguntó Lauren confundida, girando su cabeza para mirar a la chica de ojos color café.
-De que esto es un secuestro -bromeó Camila.
-Oh, ¿en serio? -preguntó Lauren. -La verdad es que tienes dotes de secuestradora. Serías una buena.
-¿De verdad? -preguntó Camila riendo. - Por qué piensas eso?
-Bueno -comenzó a decir Lauren. -invitas a tu casa a tus víctimas, las impresionas por la espalda, las subes a tu habitación y echas el pestillo. Es el plan perfecto.
-Sí... me has pillado. Ahora llega la parte en la que te violo, te apuñalo y te descuartizo -se mofó la más pequeña.
-Eh, oye... has trabajado muy duro para llegar hasta aquí, tampoco voy a oponer resistencia -dijo Lauren riendo.
Camila soltó una carcajada y, rápidamente, Lauren puso su mano derecha en su boca, para impedir que siguiera lanzando sonidos extravagantes por ella causando que sus padres subieran a ver qué ocurría.
Cuando la deslizó hasta abajo, Lauren vio cómo Camila había cambiado de actitud. Había dejado sus labios entreabiertos y no podía quitar la vista de los ojos de Lauren.
Duranteesos, exactamente, 6 segundos, Lauren olvidó. Olvidó cómo había llegado hasta la habitación de la chica. Olvidó que llevaba 48 horas comiendo lo esencial para no desmayarse por falta de azúcar. Lauren olvidó el examen de español que tendría el lunes siguiente. Olvidó también que su hermana Taylor había notado a Lauren descontenta los últimos días y que ella lo había negado todo. Olvidó que los Cabello estaban a un par de metros por debajo suya. Olvidó el campeonato nacional. Olvidó a Big Rob, olvidó a Ariana.
Lauren olvidó completamente todo durante seis escasos segundos. Aquel silencio que consumía el aire de la habitación, aquella mirada que era casi palpable por parte de ambas chicas eran una buena manera de mantener a la chica más alta con la mente en blanco. Camila contemplaba la belleza en los ojos de Lauren. Lauren trataba de admirar toda la belleza que podía encontrarse en tan pequeño cuerpo.
Camila pareció ser la primera en volver en sí y, rápidamente, desvió su mirada hasta el suelo y se aclaró la voz nerviosa.
-¿Te arrepientes? -preguntó Lauren de repente.
-¿De qué?
-Seguro que hay algo que se te ha venido a la cabeza cuando he hecho esa pregunta. ¿Te arrepientes? -preguntó de nuevo.
-A veces -dijo Camila esbozando una sonrisa triste.
-¿De qué? -se interesó Lauren.
-De haber sido tan estúpida durante tantos años -dijo Camila y Lauren frunció el ceño, esperando a que la chica continuara. -Debí haberles plantado cara. Debí haberles dicho "eh, soy Karla Camila Cabello Estrabao y no vas a tocarme un pelo". Debí haber devuelto los insultos que me decían durante las seis horas que estaba en la escuela, hasta en clase lo hacían: gafotas, estúpida, retrasada, subnormal... y así continuamente. Debí habérselo contado a mis padres antes de que fuera demasiado tarde y ya la única solución que encontraron fuera salir del instituto. Debí haber sido más valiente, ahora lo entiendo todo y, sí, me arrepiento de no haber sido yo misma frente a mis problemas y haberlos escondido hasta que me consumieron. ¿Sabes Lauren? -continuó Camila. -Hay problemas pequeños, medianos y grandes. Pero, ¿sabes en qué se diferencian? -preguntó y Lauren negó con la cabeza. -En el tiempo -contestó ella. -Al principio, un problema será pequeño; tendrá solución, costará un poco superarlo, pero será fácil. Sin embargo, si dejas que tu problema avance, será un problema mediano y comenzará a ser más difícil a la hora de querer solucionarlo. Y entenderás qué podría pasar si un problema llega a hacerse grande, ¿verdad? -preguntó, y Lauren asintió seria. -Es casi imposible de solucionar. Si se puede solucionar, sólo podrá ser drásticamente. ¿Entiendes, Lauren? Tú te saliste del equipo de softaball y eso era un problema pequeño, porque Rob consiguió que accedieras a volver al día siguiente. Si te hubieras negado, Rob hubiera buscado a otra jugadora genial para ser capitana y tu problema pasaría a ser mediano. Pero tú seguirías siendo la mejor de la historia. Sin embargo, ¿qué pasaría si esa nueva capitana diera la victoria en el campeonato nacional? Tu problema es grande. Y no tendría solución, a menos que mataras a tu ex-compañera -dijo riéndose ante su suposición. -¿Entiendes?
-Entiendo -dijo Lauren con un hilo de voz.
-Mi problema era tan grande, Lauren, que llegó a romperme huesos -dijo Camila.
-¿Te rompieron huesos? -preguntó Lauren sintiendo como su pecho se hinchaba de ira.
-Tibia, peroné y radio -dijo Camila mientra asentía. -Me tiraron por las escaleras.
-Hijos de... -comenzó a decir Lauren.
-Pero no es eso de lo que más me arrepiento, Lo -dijo Camila y agarró la suave y fría mano de Lauren, que ahora le devolvió una mirada profunda.
-¿Entonces? -preguntó mientras, instantáneamente, comenzaba a acariciar el dorso de la mano de Camila, provocando en ella una pequeña sonrisa.
-Me arrepiento de no haberte conocido antes -dijo Camila y Lauren dejó sus dientes a la vista, tras sonreír de una forma que jamás antes había conseguido.
Sin embargo, no supo qué decir, Lauren Jauregui, la chica que siempre tenía la palabra correcta para la situación perfecta. En blanco.
"Arranca, idiota"
-Es decir -comenzó a decir Camila, para ayudar a Lauren a salir del paso. -tú podías haberme salvado de los matones.
Lauren y Camila rieron durante un par de horas más, silenciosamente cuando sus padres subieron y se acostaron. Apagaron la luz para que no sospecharan casi a media noche, cuando dijo Camila que solía irse a dormir diariamente tras una buena sesión de lectura.
-Creo que es hora de que me marche -dijo Lauren mirando su teléfono móvil.
"La 1:04" pensó. -¿Cómo puede pasar el tiempo tan rápido?
-Lo del secuestro iba en serio -dijo Camila sonriente.
-Es tarde, Camz -dijo Lauren sonriendo y levantándose de la cama. -Le dije a mi madre que iría a cenar con Ally.
-Pues dile que se alargó la cena... -dijo Camila haciendo un puchero, sintiéndose casi victoriosa cuando Lauren la miró sin decir nada. -O tienes la opción de saltar por la ventana. Yo no miro.
-¿Qué? -preguntó Lauren riendo. -¡Hay casi 5 metros de caída!
-Eso parece una buena excusa para que te quedes a dormir -dijo Camila que, rápidamente se levantó y buscó en su armario un pijama que entregó a una Lauren asombrada.
-Camz... ¿qué pasa con tus padres? -preguntó con el pijama en la mano.
-Ambos salen a trabajar a las 6 a.m y nunca entran en mi habitación. Además, está el pestillo echado -dijo señalando a la puerta.
Lauren suspiró intentando oprimir la sonrisa que se le dibujaba en el rostro, para no parecer muy emocionada con la idea de dormir en la misma cama de la chica de ojos color café. Entró al baño de la chica, después de enviar un mensaje a su madre diciendo que pasaría la noche en casa de Ally con Normani y un par de amigas más, el cual sabía que no contestaría porque, básicamente, no sabía. Si tenía algún inconveniente, llamaría.
Salió del servicio y se adentró de nuevo en la oscuridad del dormitorio de Camila, que ya estaba metida en la cama y tapada hasta el cuello.
-Ven -susurró Camila levantando un brazo. -Ten cuidado de no chocarte.
Lauren apartó las sábanas para meterse detrás de Camila, la chica más pequeña estaba dándole la espalda y, por un lado, Lauren agradecía aquello ya que, si no era de esa forma, no podría dormir en toda la noche, apreciando la belleza de Camila.
-Lauren... -llamó Camila.
Lauren produjo un sonido que avisaba de que la estaba escuchando.
-¿Me abrazas? -preguntó Camila y Lauren, tras unos segundos, accedió y pasó uno de sus brazos por la cintura de la chica más pequeña. -Buenas noches, Lo -dijo Camila concluyendo su noche, tras colocar su mano encima de la mano helada de la chica de ojos verdes.
Lauren pegó su cuerpo con el de Camila y besó uno de sus hombros descubiertos, dejando ahí sus labios por unos segundos.
-Buenas noches, Camz.