El destino de la casualidad (...

By LuJaureguiCabello

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Hay gente que cree en el destino. Hay gente que piensa que lo que pasa no es más que mera casualidad. Pero ¿... More

Introducción
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
FINAL
Capítulo 35 - FINAL
EPÍLOGO
Capítulo 36 - EPÍLOGO
Hola otra vez
CHICOS
IMPORTANTE
ME PUBLICAN MI LIBRO
TRAILER

Capítulo 7

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By LuJaureguiCabello


Lauren soportó las continuas bromas de sus amigas al día siguiente, pero sinceramente no le importaba, estaba de buen humor y lo único que deseaba era que terminaran las clases para volar a casa de Camila.

El único momento en el que Lauren dejó de pensar un poco en Camila y en las risas que habían compartido hacía menos de 24 horas, fue en el examen de matemáticas, en el que supo que había salido incluso mejor que los anteriores.

De vez en cuando, Lauren seguía siendo felicitada por algunos compañeros y profesores con los que aún no había tenido clase. Ella sólo sonreía y asentía con la cabeza algunas veces, parecía haberse convertido en la chica más popular del instituto y no le agradaba tanto. Le gustaba ser respetada y tener amigos, pero no que todo el mundo se quedara mirando y cuchicheara sobre ella.

Lauren voló de su pupitre cuando la sirena marcó el final de su último período. Había gente por todos lados, algunos corrían y otros, los más rezagados, se quedaban hablando o volviendo a sus casilleros. Lauren, fue rápidamente hasta su coche, ya había avisado a las chicas de que no las esperaría a la salida como de costumbre, y ellas simplemente le dirigieron miradas sugerentes y palabras alentadoras que Lauren no tomó muy en serio. No porque creyera que las chicas estaba bromeando, sino porque ella sabía que lo que haría esa tarde no sería más que explicar la progresión lineal y las derivadas. Sus amigas, en cambio, pensaban que quedar para estudiar no era más que una indirecta y que acabarían teniendo sexo.

"Qué disparate" pensaba Lauren mientras conducía, con una pequeña sonrisa clavada en el rostro al imaginarse con Camila de aquella manera.

Llegó 10 minutos antes y se estacionó cerca de la casa de los Cabello. Era algo más humilde que la suya, pero seguía siendo grande.
Esperó un cuarto de hora para no parecer desesperada y, aquellos minutos se le hicieron eternos. Encendió la radio para pasar el rato mientras trataba de relajarse, recostada en el asiento de atrás con las gafas de sol puestas, notando como el sol atravesaba el cristal y se impregnaba en la piel de su cara.

Cuando creyó que sería suficiente espera, pensó en mandar un mensaje de texto a Camila para que supiera que estaba fuera esperándola, pero luego se corrigió, ya que pensaba que aquello sería descortés.

Bajó de su 4x4 negro y caminó hasta la puerta con el corazón palpitando más rápido con cada paso que daba. Subió al porche que separaba a los Cabello de su espacio privado y, vacilante, llamó al timbre.

-Hola -dijo un hombre de estatura media al abrir la puerta.

-Hola -dijo Lauren sintiendo un poco de vergüenza. Sinceramente, hubiera preferido que Camila hubiese sido quien abriera la puerta. -Estoy buscando a Camila Cabello, esta es su casa, ¿no?

-Oh, sí -dijo el tipo sonriendo finalmente y dejando la puerta completamente abierta. -¿Serás tú quien la ayude con matemáticas?

-Sí -sonrió. -Lauren Jauregui -dijo la chica teniéndole la mano.

-Alejandro Cabello -devolvió el saludo. -¿Quieres pasar mientras se termina?

-No será necesario -dijo su voz mientras bajaba las escaleras.

"¿Cómo puedes ser tan bella?

-Estaba esperándote -dijo ella saliendo por debajo de los brazos de su padre, que estaban apoyados en el quicio de la puerta.

-Ese era el plan, ¿no? -preguntó Lauren mirando fijamente a Camila.

Ésta, ignorando completamente que su padre seguía mirándolas, permaneció unos segundos ahí, admirando los preciosos ojos de Lauren. Así como Lauren se quedó contemplando los preciosos ojos de Camila.

-Bueno... estudien mucho, chicas -dijo Alejandro un poco incómodo, cerrando la puerta instantáneamente.

Camila miró a Lauren y ambas rieron casi inaudiblemente, mientras a la más pequeña se le sonrosaban las mejillas.

-¿Vamos? -preguntó Lauren, tratando de romper aquella tensión.

-Vamos -dijo sonriendo y alzando su vista a la cara de Lauren.

Camila fue hablando la mayor parte del trayecto hasta la casa de Lauren, que estaban separadas por algo más de 20 minutos. Habló sobre qué debían estudiar esa tarde, sobre los distintos profesores que iban a su casa diariamente, sobre lo mal que explicaba su profesora de matemáticas y sobre lo mucho que le gustaba la comida.
Lauren agradecía escuchar la voz de la chica, era una de las cosas que más le gustaba de ella, el peculiar tono de su voz.
De vez en cuando, cuando Camila soltaba alguna broma penosa por su boca, broma que cualquier otra persona hubiera pensado que era típica de alguien idiota, Lauren reía como si fuera el mejor chiste del mundo. Su risa era contagiosa, una carcajada que no se expulsaba completamente de su garganta y que era extremadamente tierna para los que la oían desde fuera. Sin embargo, las risas de Camila eran casi tan audibles como las de la pequeña Ally.

-Bien, hemos llegado. Estamos solas, no vas a pasar la vergüenza que he pasado yo - bromeó Lauren entrando en casa.

-¿Eres hija única? -cuestionó Camila mirando hacia todas partes al entrar en casa de los Jauregui.

-No -rió. -Tengo dos hermanos pequeños, pero tienen clases extraescolares: baloncesto y tenis.

-¡Yo también tengo una hermana pequeña! Se llama Sofía y tiene 7 años. Ella es increíble, le costó muchísimo aprender inglés -dijo y dejó a Lauren desconcertada.

-¿A qué te refieres? -preguntó Lauren.

-Oh, ¿de verdad piensas que soy estadounidense? Me halaga que no notes mi acento -dijo ella sonriente.

-¿Acento? -Lauren se sentía cada vez más confusa.

-Vengo de México. Realmente soy cubana, pero viví en México un año antes de venir a Miami -informó. -Mi hermana tuvo que aprender dos idiomas en dos años.

-¿De verdad eres cubana? -dijo Lauren llevando su mirada alrededor de todo su cuerpo y haciendo una pequeña parada en su trasero.

"Sí. Es cubana sin duda alguna".

-¿Estás mirando algo? -preguntó Camila, aparentemente seria.

Lauren quiso gritar en aquel momento.

"¿¡Cómo puedes ser tan estúpida!?"

Sin embargo, tras unos segundos sin saber qué decir y, probablemente, con cara de estúpida, Lauren vio una pequeña sonrisa aparecer en los labios de Camila, seguido de una carcajada monumental.

-Tranquila, yo también me quedo mirando en el espejo a veces -dijo Camila riendo sin parar.

Lauren salió del paso sacando una risita casi inaudible que ni si quiera ella supo de dónde salió.
Luego de aquel mal rato, la chica de ojos verdes dio un pequeño paso para la escalera, decidida a ir al dormitorio para practicar matemáticas.

-¿Vamos? -preguntó tendiéndole la mano a Camila, que se la quedó mirando unos segundos, con una expresión indescifrable en su rostro.

Lauren, al instante, dejó que su mano cayera, pensó que a Camila no le hacía gracia la idea de coger su mano y, nuevamente, se auto-insultó por ser tan espontánea. Sin embargo, la chica más pequeña no quiso dejar escapar aquella oportunidad y atrapó la mano de Lauren justo cuando esta comenzaba a subir los escalones sola.
Camila sintió como los músculos del brazo de Lauren se tensaron al notar su cálida piel, al notar como su calor abrazaba a la fría piel de la chica pálida.
Subieron juntas los escalones y Lauren rompió el contacto de sus manos cuando tuvo que abrir la puerta. Extrañamente, la chica más alta tenía una pequeña obsesión con que las puertas estuvieran cerradas.

Camila entró en la habitación de Lauren, decorada con fotos por todas las paredes, de Normani, Ally, su equipo de softball, y los que supuso que eran su familia en general. En la pared que se encontraba el escritorio, completamente ordenado, podía leerse la frase "No pain, no gain" a la que Camila pudo asociar al deporte y los estudios de la chica.
Había también una máquina de pesas y un saco de boxeo, al otro lado de la habitación, con unos guantes colgado del mismo.
Pero lo que más le llamó la atención a Camila entre tanta seriedad, fue el juego de sábanas y la colcha de Bob Esponja que arropaba la cama de Lauren.

-Aquí huele a ti -dijo Camila cerrando los ojos por un instante.

-¿Y a qué huelo yo? -preguntó Lauren divertida, mientras sacaba su libro de matemáticas.

-Tú hueles a... -Camila se acercó a ella decidida, puso una mano en su hombro izquierdo y clavó delicadamente la nariz en el cuello de Lauren, haciendo que la chica se quedara prácticamente petrificada por el contacto. -eres una mezcla de flores y dulzura.

Lauren sonrió débilmente sin saber qué decir por una fracción de segundo, pero luego, flexionó su cuerpo un poco e imitó la acción de Camila, posando su nariz en el cuello de la latina e inmediatamente, inundándose de fragancias.

-Tú hueles a... -dijo ella y pudo notar como Camila aguantaba la respiración en su pecho. -frutas y ternura.

Camila rió momentáneamente y, después, ambas se dieron cuenta de que ninguna de las dos se había separado lo suficiente.

-En realidad hueles a pizza y bananas -dijo Lauren tras un momento tenso admirándose mutuamente.

-Plátano -replicó Camila.

-Banana.

-Plátano.

-Yo digo banana.

-Yo digo plátano.

-Plátano también... -dijo Lauren resignada mientras reía ante la tozudez de ambas.

Camila tomó asiento al lado de Lauren y comenzaron a practicar el examen de matemáticas que Camila tendría al día siguiente. Lauren se dio cuenta de que Camila iba por delante del nivel de su clase ya que, según la chica, era mucho más rápido explicar a una que a más personas. Sin embargo, aquello no fue problema para Lauren, que había salido victoriosa de algún que otro concurso de números.

Cuando terminaron, Camila quiso llamar a su madre para que la recogiera, pero Lauren insistió en que era mejor lo hiciera ella misma. Lo último que deseaba era dejar de escuchar la voz de la chica, ya que tampoco sabía cuándo se verían de nuevo.

-Gracias por traerme. Has sido muy amable -dijo Camila cuando se estacionaron en frente de su casa. -Y gracias por la clase, no se qué hubiera sido de mí mañana sin tu ayuda.

-Ha sido un placer, Camz -dijo Lauren y vio cómo Camila se ruborizaba ligeramente. -Estoy segura de que te saldrá genial.

-Lauren... -comenzó a decir Camila, mientras la chica de ojos verdes esperaba expectante con una mano apoyada sobte el volante.

Desafortunadamente, dos pequeñas manos irrumpieron el momento y provocaron el sobresalto, tanto de Camila, como de la conductora, colocándose en la ventanilla del copiloto.
Camila salió rápidamente del coche porque podía imaginarse quién había provocado tal impacto. Se agachó y se levantó segundos más tarde, dejando a la vista de Lauren una niña pequeña.

-¿Qué haces aquí sola, Sofi? -preguntó Camila a la pequeña.

-No estoy sola, mamá está allí -dijo la niña señalando hacia el final de la calle. -Te vimos en el semáforo y mamá me ha dejado correr hasta aquí.

Su voz era tierna y a Lauren le entraron ganas de salir del coche para pellizcar sus mofletes.

-Está bien... ¿por qué no corres de nuevo con mamá? Trataba de hablar con Lauren -dijo soltándola en el suelo.

La chica miró a Lauren ligeramente y salió corriendo avergonzada en busca de su madre cuando la otra le saludó alzando su mano.

-Yo... -comenzó de nuevo a decir Camila. -Creo que...

-Hola mija -dijo una voz por detrás.

Esta vez, Lauren se bajó de su auto para presentarse ante la madre de Camila, que llevaba unas gafas parecidas a las que había llevado Camila mientras estudiaban. Claro, que no le sentaban ni la mitad de sexy que a su hija.

-Hola mamá -dijo Camila con desdén. -Esta es Lauren, la chica que me ayudó con matemáticas hoy.

-Oh, hola Lauren. Soy Sinuhe, pero puedes llamarme Sinu -dijo abrazando ligeramente a Lauren.

-Mamá, estaba intentando decirle a Lauren algo importante -dijo Camila poniendo una mano en el hombro de su madre.

-¿Por qué no se lo dices luego? Necesito que me ayudes con estas bolsas, no sabes cuánto deseo que Sofi crezca y pueda ayudarme.

Lauren se ofreció a ayudar, pero Sinuhe se negó rotundamente. Finalmente, las tres chicas desaparecieron y Lauren se quedó en su coche unos minutos más, procesando todo lo que había ocurrido en la tarde y tratando de descifrar qué era aquello que Camila le hubiera dicho si no la hubieran interrumpido hasta en dos ocasiones.

Cuando sonaron unas cinco canciones en la radio, la chica de ojos verdes decidió que era el momento de marcharse a casa, y así lo hizo. Arrancó el motor y fijó su destino en su hogar.
Cuando llegó, ayudó a su padre con la cena y a su hermana Taylor con los deberes de español, algo que se le daba extremadamente bien porque en su casa hablaban español, solo que Taylor parecía olvidarlo.
Después de cenar se duchó y se tumbó en el sofá del salón a ver una película con sus hermanos.

Lauren olvidó completamente su teléfono móvil en el piso de arriba hasta que volvió a su dormitorio para dormir y encontró una lista mensajes de texto que respondería antes de dormir.

Dinah.
"Camila está contenta, ¿qué le has hecho? :0" 22:45

Normani
"Cuando tengas tiempo para cotillear, cuéntame qué ha pasado esta tarde ;)" 20:17

Ally
"¿Qué ha pasado?" 20:01
"Eoooooeoeoeo ¿hay alguien?" 20:15
"¡¿Qué ha pasado?!" 20:17
"POR EL AMOR DE DIOS, CONTÉSTAME O NO PODRÉ DORMIR ESTA NOCHE" 20:18

Camz
"¿Qué tal si termino de contarte lo que te quería decir mañana? ¿A las 18.00 te viene bien? Gracias por hoy" 19:55

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