El imbécil de mi vecino

By Yaidichi_

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¿Sabéis cuál es esa sensación? La que cuando te levantas por la mañana con ganas de comerte el mundo, sabes q... More

Capítulo 1
capítulo 3
capítulo 4
capítulo 5
capítulo 6
capítulo 7
capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
capítulo 11
capítulo 12
capítulo 13
capítulo 14
capítulo 15
capítulo 16
capítulo 17
capítulo 18
capítulo 19
capítulo 20
capítulo 21
capítulo 22
capítulo 23
capítulo 24
capítulo 25
capítulo 26
capítulo 27
capítulo 28, el final.
Epílogo
El después del epílogo.

capítulo 2

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By Yaidichi_

𝙽𝚊𝚘𝚖𝚒 𝚁𝚘𝚜𝚜

Acababa de levantarme, el sol entró por mí ventana, me quedé dormida con el móvil en la mano y se me olvidó cerrar la persiana. Había pasado una semana desde que Marisa y su nieto vinieron a vivir aquí, no me los había vuelto a encontrar y mamá tampoco, al parecer no eran de salir mucho.
Me levanté de la cama y fui a la ventana de mi cuarto, la abrí, apoye los codos en el alféizar y  cerré los ojos, dejando que el sol diera en mi cara, era una maravilla, sentir el calor del sol en la cara y el frío del invierno chocando en mis mejillas. Un ruido me saco de mi cabeza haciendo que me asomara un poco más por la ventana, ví una moto saliendo del garaje, nunca la había visto, era bastante bonita, negro mate, no me fijé la marca, no quería parecer una psicópata.
Después de desayunar fui al baño para lavarme los dientes, mamá volvía a las 2 de la tarde, hoy era sábado y no trabajaba todo el día. Cogí el cepillo y eché la pasta, me mire al espejo y  mientras me pasaba el cepillo por los dientes, ví mi pelo rubio oscuro recogido en un moño, con algunos pelos sueltos cayendo por mi cara, me pase la mano por los ojos, unas ojeras los decoraban y mis labios rajados por el frío hacia que tuviera mala cara, estaba bastante pálida de no salir para nada, me dolía mirarme al espejo, no solía hacerlo mucho, después de mirar todas al imperfecciones de mi cara, escupí en el lavabo, enjuagándome la boca con agua, cuando acabe me volví a mirar al espejo, fijándome en mi cuerpo, me costaba bastante lo que iba a hacer. Me levanté un poco la camiseta del pijama, mirando mi barriga, me puse de lado, mirando si había engordado, sinceramente nunca me había importado mi cuerpo, no hasta que entre a primero de la eso, cuando mis compañeros de clases empezaron a desarrollarse, se hicieron más altos, los chicos se pusieron "buenorros" como decían las chicas, y a ellas les crecieron los pechos, el culo y se les formaron unas maravillosas caderas. Y a mí no. Me pase el dedo índice por las estrías que tenía al lado de las caderas, frunciendo el ceño y mordiéndome un poco el labio, me baje la camiseta intentado ignorar esos pensamientos que tenía sobre mi misma. Me duche para despejar la mente. Cuando salí, estuve lo que quedaba de mañana tirada en la cama, era sábado así que cuando mamá viniera pediría alguna comida basura, como cada sábado, ella le llamaba "sábado de acople". Este sábado consistía en no hacer nada en todo el día, estar viendo películas y comer mucha comida basura.

Eran las 14:30 de la tarde, mamá llegaba un poco tarde por qué se había pasado por un restaurante de comida china a comprar algo. Yo mientras ella llegaba me puse a buscar alguna película o serie que ver en Netflix durante nuestro "sábado de acople". Mamá entró a casa y un olor a comida caliente entró con ella.

-Hola mi amor, ¿Qué tal ha ido tu mañana de acople?- preguntó mamá cuando se acercó a mí, besó mí frente y dejó la comida en la pequeña mesa del salón.

-Pues bien, supongo, como cualquier otro sábado de acople-contesté mientras abría mi cajita china donde venía mi sushi de salmón.

-Vale, Naomi, no me mates por lo que he hecho- dijo mamá mientras ella también abría su cajita de sushi y con sus palillos sacaba un rollito y se lo llevaba a la boca.

-¿Que has hecho, mamá?- pregunté mientras estiraba la mano a la bolsa y sacaba unas salsas de soja para mojar el sushi.

-Pues a ver, me he encontrado por primera vez a Marisa, hemos estado hablando y me a contado lo encantadora que eres...- mamá se calló mientras tragaba.

- Aja, aja, sigue- dije sonriendo con la boca llena.

-Nuestro sábado de acople se acaba- la miré con el ceño fruncido y ella volvió a hablar- he invitado ha cenar a Marisa y a su nieto para conocerles mejor.

Yo simplemente no contesté, me parecía una falta de respeto lo que mamá había hecho, llevamos haciendo el sábado de acople desde que tenía 6 años, ¿por qué por culpa del vecino fumador y su abuela tenemos que romper nuestros planes?

-Naomi, no te calles, hablame, que opinas- dijo mamá sacándome de mis pensamientos.

-Pues no sé, si a tí te parece bien que voy a hacer yo al respecto- contesté.

La verdad era así por mucho que me molestara no podía hacer nada al respecto, ya mamá les había invitado, eso es lo malo que tiene mi madre, hace la cosas y no me las consulta y eso me pone de mala leche.

-Así me gusta mi niña- dijo mamá mientras se levantaba y me acaricia mi pelo, yo simplemente sonreí mientras terminaba de almorzar sola.

Mamá me dijo que recogiera un poco mi cuarto, ya que tendríamos la maravillosa visita de los nuevos vecinos. Ella recogió la cocina y dejó cociendo unos gnochis para la noche, entre las dos quitamos el polvo del salón y en el balcón desplegamos las sillas de madera y las pusimos a cada lado de la mesa, regué las pocas flores pochas que teníamos en el balcón y barrí un poco por la zona del balcón y salón. Eran las 20:30 de la noche, mamá le dijo a Marisa que viniera a las 21:00, tenía media hora para ¿Prepararme?. Me solté el pelo, y los dejé caer por mis hombros, me puse una sudadera de un color liso, negro, con unos vaqueros, estilo campana, decidí que para una vez que tenía visita en 5 años debería maquillarme un poco. Me puse un par de capas de rímel en las pestañas y un gloss de color transparente con brillo en mis labios. El timbre sonó.

-Buenas noches, Marisa- dijo mi madre desde la entrada- pasa, pasa, mi hija está en el baño, ahora sale, vosotros sientense mientras en el salón.

Dios mío, que vergüenza, "¿Y si no salgo?" Me pregunté mirándome al espejo, "Mataríamos a mamá", me contesté a mí misma, estaba perdiendo la cabeza. Decidí salir, no me quedaba otra, anduve por el pasillo y asomé la cabeza al salón, vi a mí madre sentada en el sofá al lado de Marisa y... ¿Y Ander?.

-Hola- dije saliendo del pasillo, saludado con la mano.

-Hola, querida, ¿Qué tal?- preguntó amablemente la señora, ella llevaba un plato dejado de caer en la falda, supongo que sería algo de agradecimiento por haberla invitado.

-Pues bien, gracias por preguntar- sonreí.

-Naomi, Ander esta en el balcón, puedes llamarle para que entre, vamos a cenar ya- me habló mamá -¿Me acompaña, Marisa?

Las dos se levantaron y se fueron a la cocina, dejándome sola, de nuevo, salí al balcón y vi a Ander dejado de caer en el pollete del balcón mirando hacia arriba, se estaba frotando las manos por el frío y dejaba salir el aire por su boca, haciendo que saliera humo por el frío. Me deje decaer en la puerta y crucé los brazos.

-Hey, ¿De nuevo fumando?- pregunté con algo de broma en mi voz, para ver qué contestaba.

-Para tu información no es humo del tabaco es el aire frío que provoca que baje nuestras temperaturas y cambie el estado gaseoso por diminutas moléculas de agua que forman en torno a nuestra boca y rostro, el vaho- terminó de explicar girandosé hacia mi, mirándome de arriba abajo, parecía que estaba haciendo un escáner, me miré a mí misma y volví a hablar.

-Sabía que era por el frío, solo preguntaba de broma...- dije mientras mi voz se iba haciendo cada vez más pequeña.

-Tus bromas son realmente raras.

No me había fijado en los rasgos de su cara, tenía una nariz muy finita, la mandíbula muy marcada, unos labios finitos aunque por el labio  de abajo lo tenía como más gordito, le mire a los ojos, haciendo contacto visual, su mirada seguía siendo triste, aunque ya no tenía ojeras, sus ojos seguían siendo preciosos.
Estaba bastante cerca, no sé en qué momento se acercó hacia mí, pero lo hizo, fruncí el ceño mirándole.

-¿Vamos adentro?- preguntó pasando por mí lado, entrando a la casa, yo simplemente asentí con la cabeza y le seguí.

Llegamos a la cocina y mi madre estaba sentada en un extremo de la mesa y Marisa al otro, yo me senté a un lado de la mesa y Ander frente mía. Mamá sirvio los gnochis con una salsa de tres quesos que ella solía hacer, estaban de maravilla. Pasados unos minutos sin tema de conversación, mamá decidió sacar el tema.

-Y tú, Ander, ¿Qué estudias?- todos levantamos la cabeza de los platos de comida y miramos a mamá, de seguido ella miró a Ander, al igual que hizo su abuela.

-Estudio artes escénicas- dijo sin levantar la cabeza de su plato, el no comía, simplemente los removía.

-¿Quieres ser actor?- volvió a preguntar mamá.

No sabía que esto era un interrogatorio. Miré a mi madre la cual miraba atentamente a Ander, su abuela no decía nada, ella simplemente comía. Sabía que a mamá no le había caído bien, su cara lo decía todo, que fumara ya hacía que dudará de el, pero que estudiara artes escénicas hizo que dejara de interesarle y seguramente hasta llegó a pensar que era mala influencia.

-Así es- respondió él.

Hasta que un silencio se formó en la mesa, nadie dijo nada más, Marisa le dio un sorbo al agua y soltó el vaso. Iniciando una conversación.

-Y tú Naomi, ¿Que estudias?

Fui a hablar, hasta que mamá me interrumpió, hablando ella por mí.

-Medicina- Marisa miro a mamá y asintió con la cabeza, todo era muy incómodo.
Terminanos de comer, y estuvimos sentados en el sofá, mamá y Marisa estuvieron hablando sobre las flores que tenían, más bien una conversación parecia una rivalidad por ver quién tenía más plantas, Marisa no tenía nada que envidiar, nuestras plantas estaban todas pochas, nadie las regaba, mama presumía de ellas por no ser menos.

-¡Ay!, la ropa, se me a olvidado en la azotea, no se va a secar con el relente- habló mamá con algo de preocupación.

-¿Hay azotea?- pregunto Marisa.

-Sí, ¿no lo sabíais?- pregunté yo, que estaba sentada en el sofá frente a ellas dos, Ander estaba sentado en un sillón al lado de mi sofá.

-Pues no, vaya ninguna de las dos inquilas nos han dicho nada de ninguna azotea- me respondió Marisa.

-Naomi, coje el bombo de la ropa, sube a recogerla y de paso le enseñas a Ander como es, mañana iremos a sacar copia de la llave y os daremos una, para que podais subir- habló mamá, ¿A qué venía eso de ser amable?.

-Claro-respondí.

Agarré el bombo para recoger la ropa del baño, pasé por el salón para recoger a Ander, el cual en ningun momento dijo que si me acompañaría, asomé mi cabeza al salón y pregunté "¿vienes?", él simplemente se levantó y me siguió, pasé por delante del salón, hasta la entrada de la casa agarré las llaves que estaban puestas en una mesita al lado de la puerta, donde dejábamos la llaves y las mascarillas, para cuando fuéramos al médico, salí, y empezé a subir las escaleras en silencio, llegué a la puerta de la azotea, era negra, de hierro y estaba mohosa. La abrí haciendo que un sonido chirriante sonara al abrirse.

-Bueno, pues esta es la azotea, desde aquí hay unas vistas preciosas al atardecer, nunca he visto el amanecer desde aquí, pero el atardecer es precioso- le conté mientas dejaba el bombo en el suelo y empezaba a quitar las pinzas del tendedero.

-Voy a asomarme por ahí- señaló el bordillo de la azotea. Yo no contesté simplemente asentí con la cabeza.

Terminé de recoger la ropa, me acerque a Ander, y joder debería haberme ido y dejarlo encerrado ahí, estaba fumando, sinceramente no sé que me pasó pero decidí acercarme a el.

-¿Puedo preguntar?- dije acercandome a el, dejé el bombo en el suelo y me dejé de caer en el bordillo de la azotea, desde la azotea se veía a lo lejos el mar.

-Claro, pregunta, pequeña cotilla- respondió él, yo simplemente negué con la cabeza.

-¿Fumas por algun motivó en especial o simplemente por distracción?.

-¿Por qué tanta duda con el tema del tabaco?- ahora él era el que preguntaba. No supe que responder.

-Es que... No me gusta el olor del tabaco-dije con voz cortada, no sé por qué me daba vergüenza contar eso.

-Entiendo- hizo una pausa, dándola la última calada al cigarro, tirando la colilla hacia abajo, yo suspiré al ver su acto- fumo desde que mis padres se separaron, es la única manera de hacer que mi ansiedad se calme.

No supe que responder y me quedé en silencio empecé a morder unos pellejos de mis labios, cuando un escalofrío recorrió mi cuerpo por el frío que hacía ahí arriba, él lo notó.

-¿Vamos para abajo ya?, Aquí hace un frío que flipas.

Me agaché a coger el bombo con la ropa y empezamos a andar hacia la puerta, la cerré empezamos a bajar, llegue a la puerta de mi casa y abrí la puerta, me giré hacia la puerta de la casa de Ander y le vi de espaldas abriendo la puerta, él se giró también para mirar hacia atrás y yo disimule mirando hacia alante.

-Adiós- se despidió.

Yo me giré un poco, sonreí y me despedí. Entré a casa, solté el bombo de la ropa en la encimera de la cocina y vi a mamá mirando por la ventana.

-Ya estoy aquí, ¿Qué opinas?- pregunté, sabía que su respuesta sería algo malo.

-¿No piensas que Ander es una mala influencia para tu carrera de medicina?- me respondió con una pregunta.

-¿La carrera de medicina que me obligaste a hacer?-dije mientras tendía la ropa en un tendedero portátil que teníamos dentro de casa.

-Naomi, vete a tu habitación ahora mismo, estoy harta que me eches siempre en cara que esté buscando lo mejor para ti...

Me fui hacia mi habitación dejando a mamá con la palabra en la boca, nunca quise estudiar medicina, nunca, mi sueño siempre fue la escritura, escribir un libro, que saliera a la luz y todos lo leyeran, que fuera bastante famoso como para poder ver que lo que escrito un director de cine quiera hacerlo película, eso era mi sueño.
Eché la persiana hacia abajo, cerré la ventana y las cortinas, destapé la cama y me metí dentro, tapándome, conseguí coger el sueño después de un rato, un largo rato pensado en lo egoísta que era mi madre.

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