El destino de la casualidad (...

By LuJaureguiCabello

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Hay gente que cree en el destino. Hay gente que piensa que lo que pasa no es más que mera casualidad. Pero ¿... More

Introducción
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
FINAL
Capítulo 35 - FINAL
EPÍLOGO
Capítulo 36 - EPÍLOGO
Hola otra vez
CHICOS
IMPORTANTE
ME PUBLICAN MI LIBRO
TRAILER

Capítulo 3

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By LuJaureguiCabello


El ruido general del estadio se había marchado cuando Lauren había inclinado sus rodillas y golpeaba ahora el suelo con el bate. No era como si la gente hubiera dejado de hablar, ni mucho menos, pero la chica de ojos verdes había centrado su atención en el juego, haciendo así más fácil ignorar su situación.

El problema llegó cuando alzó su vista durante un segundo, para indicar que ya estaba lista y vio a sus padres de soslayo sentados en las gradas, con una enorme pancarta con el nombre del equipo. "Al menos no pone mi nombre" pensó Lauren. Pero aquello se desvaneció cuando vio a Ally en los asientos de encima suya, con un enorme "Lauren Jauregui & Normani Kordei Fan's Club" que sostenía la pequeña de un extremo y ocupaba siete asientos más hacia la derecha: Troy, Arin, Chris, Taylor, Shay, una chica que no tenía ni idea de quién era y... la chica de los perritos.

Gracias a su distracción, Lauren había dejado pasar la primera bola del partido. Para su suerte, el árbitro había calificado aquello como "bola mala" y poca gente, más que su entrenador, se había dado cuenta del fallo de Lauren.

-¡Atenta, Jauregui! -pudo escuchar Lauren la voz de Rob.

-Claro, atenta... -susurró para sí misma Lauren. -Como si fuera tan fácil teniendo una pancarta con tu nombre ahí arriba -volvió a golpear el bate con el suelo y a tomar su posición estratégica. -Además, Lauren, dijiste que no te distraerías por los espectadores -dijo levantando una mano para indicar que estaba lista. -Claro, que Mani no comentó que tendría este espectador en particular...

Esta vez, Lauren golpeó la bola lo más fuerte que pudo, siempre evitando que las chicas del otro equipo lo tuvieran difícil para atraparla al vuelo. Corrió lo más rápido que sus piernas le permitieron y, gracias al despiste que ahora atentaba con una de las chicas del otro equipo, Lauren pudo hacer su primera carrera de la noche.

Cuatro carreras después, el primer período había terminado y, tres de aquellas carreras le correspondían a Lauren, que sentía un cosquilleo en el estómago cada vez que veía su nombre en el cartel luminoso que indicaba el resultado.

El partido estuvo igualado, muy igualado, a decir verdad. Pero las esperanzas de las Wild Diamonds llegaron casi a tocar el subsuelo cuando al llegar el noveno y último período, perdían por 5 carreras.

Rob se sentó con sus jugadoras y dio unas cuantas estrategias que había planeado llegado ese momento. Unas estrategias un tanto disparatadas, pero que eran lo que necesitaban hacer para que salieran victoriosas de aquel estadio.
Una parte de la grada estaba callada cuando el árbitro indicó que daría comienzo el noveno período; la otra, festejando su adelantamiento en el marcador.

-Lauren, aún no -dijo Rob a Lauren, que había cogido su bate y amenazaba con ir a su posición y golpear, como hacía siempre, primera.

De inmediato Lauren comprendió qué era lo que Rob quería de ella y, simplemente, se sentó a esperar que Kristen y Paige golpearan primero. Lo que su entrenador esperaba, nada más y nada menos, era que, al ser Lauren la última bateadora, pudiera lograr un buen bateo y conseguir que las tres anotaran un carrera o, quién sabe, directamente un Home Run, algo que Lauren no había conseguido jamás.

Kristen se encontraba en la segunda base y Paige en la primera. Rob había arriesgado muchísimo al hacer aquello, ya que, si ahora no conseguían la carrera, le tocaría golpear a Cara, que no era demasiado buena golpeadora y perderían una oportunidad si las otras atrapaban la bola al vuelo, con lo que sólo quedarían dos más antes de que terminara el partido.

Siempre cuando más lo necesitaban, cuando la afición se había callado y sólo se escuchaba el rugido del rival, las animadoras, con Normani a la cabeza, comenzaron a gritar el nombre de Lauren, del equipo y de Miami.

Afortunadamente, Lauren consiguió despistar a las chicas del otro equipo, consiguiendo un efecto perfecto de la bola que hizo que las tres, Kristen, Paige y ella, pudieran realizar la carrera y acortar tres puntos en el marcador: 17-19.

Lauren celebró las carreras abrazando a todo su equipo, como si acabaran de ganar, pero la suerte no dura eternamente. Así que, cuando Rob quiso repetir la jugada, la bola fue atrapada por las Shark Girls dos veces consecutivas, eliminando del período a dos de las tres mejores bateadoras del equipo: Kristen y Paige.

-Iré yo ahora... -dijo Lauren inquieta, sabiendo que nada podría salvalrlas ya de la eliminación.

-No -ordenó Rob agarrando del hombro a Lauren.

-¿Qué? -preguntaron todas al unísono, escuchando el fuerte canto de las animadoras ahora.

-Irá Zendaya -ordenó Rob, dándole el bate de Kristen.

"¿Pero en qué mierda está pensando este hombre?" Preguntó Lauren en su cabeza. Que Zendaya golpeara era la forma más probable de que eliminaran al equipo al instante.

-Luego irá Cara -dijo señalando a la chica, que abrió sus ojos perpleja e incrédula. -Venid aquí que os diga algo que debéis tener en cuenta.

Rob se alejó con las dos chicas unos metros y, cuando el árbitro señaló el final del tiempo muerto, Zendaya, insegura y claramente inquieta, andó hasta la base de bateo.

-¿Pero qué mierda...? -escupió Kristen.

-Eso mismo estaba preguntándome yo y todo el mundo en el estadio -dijo Lauren, después de tragar saliva con dificultad.

El silencio estaba presente. Ambas aficiones sabían que estaban muy cerca de ganar, o de perder.
Paige abrazó a Lauren, estando así completamente de espaldas al juego. Lauren, sin embargo, creía imposible no mirar a Zendaya; es decir, el destino del equipo estaba en sus manos en ese momento.

El primer bateo fue fallido. Zendaya giró el bate demasiado tarde y Lauren pudo ver la cara divertida de la pitxer.

-¡Vamos Zen! -gritó Rob.

-¡¡Venga Zen, sabes hacerlo!! -gritó ahora la capitana, insegura de lo que ella misma decía.

El equipo de animadoras comenzó a improvisar una canción con las letras de su nombre y toda la afición de Miami comenzó a animarla, sabiendo que no era demasiado buena con el bate.

Un sonido hueco retumbó en el terreno de juego cuando una bola insegura fue golpeada por Zendaya. Ahora, hasta el árbitro propio sintió cómo su estómago se escogía al ver a la pitxer saltar y rozar la pelota con los dedos.
Zendaya se quedó quieta, esperando a ver si el partido se acababa o, por el contrario, debía correr a la primera base.

-¡Zendaya, corre! -gritó Lauren nerviosa, sintiendo cómo Paige se separaba de su cuerpo para mirar ansiosa qué pasaba.

Como una bateadora inexperta, Zendaya se giró para ver de dónde venían los gritos y, al reconocer las órdenes de sus compañeras y su entrenador, corrió hasta que llegó a la primera base, que fue la única que le dio tiempo.

Lauren maldijo que no hubiera llegado a la segunda, ya que estaría más cerca de conseguir una nueva carrera. Pero mantuvo la compostura, se aclaró la voz y miró hacia arriba a la afición, buscando ansiosa los ojos de la chica de antes. Sin embargo, alguien la sacó de su aventura visual dándole un golpe en el hombro.

-Si Cara consigue batear bien y llegar a una base, Lauren, luego irás tú. ¿Sabes por qué te he dejado para que seas tercera, no? -preguntó Rob casi susurrando, para que nadie más oyera.

-Supongo -contestó Lauren, pendiente de Cara, que se acercaba a la base de bateo.

-Hazlo lo mejor que sepas y corre. Si las Zendaya, Cara y tú conseguís carrera en la siguiente jugada, el partido habrá terminado y habremos ganado el campeonato -alentó Rob, sólo que no se daba cuenta de que Lauren se sentía presionada, más que motivada.

-¿Qué pasa si no consigo batear tan bien y nos quedamos las tres en las bases? -preguntó Lauren.

-Tendremos que sacar a Becky y nos eliminarán por tres strikes consecutivos -concluyó Rob y se alejó, dejando a Lauren en sus pensamientos, alejada de creer en la victoria.

La chica de ojos verdes se giró para mirar a Becky, que la saludó alegremente, moviendo los dedos de sus manos y enseñando sus bráquets, forzando en Lauren una sonrisa desganada.

Para su suerte, el bateo de Cara no fue tan malo como el de Zendaya y, esto, permitió que Cara avanzara hasta la primera base y Zen hasta la tercera, ya preparada previamente sobre lo que tenía que hacer.

-Tu turno, Lauren -avisó Rob.

Lauren avanzó por la tierra hasta llegar a su base. Sintió como el camino hasta allí se le hizo eterno y supo que aquella imagen se le quedaría grabada en la mente para siempre, pasara lo que pasara después de su bateo.
Las gradas rugían cuando vieron a la chica entrar de nuevo en el campo, confusos por la opción que había tomado su entrenador y extrañando la sensación de seguridad que les daba la chica de ojos verdes con el bate.
Las animadoras comenzaron a cantar las canciones que tenían preparadas para Lauren, pero sin embargo, ella no escuchaba. Escuchaba mucho alboroto de fondo, pero no era capaz de oír nada coherente. Sentía cómo todo le daba vueltas y pensaba que se desmayaría de un momento a otro.

Zendaya, con las manos apoyadas en sus caderas, la miraba penetrante y tratando de recuperar su aliento. Cara, por otro lado, estaba encorvada y tenía una mano puesta en su rodilla izquierda, preparada para correr de un momento a otro.

Lauren alzó la mirada de nuevo a la grada. Vio a su madre, que había soltado la pancarta y ahora estaba con sus dos manos juntas, rezando probablemente. Su padre estaba callado, mirando a su hija con el ceño fruncido y unas manos y piernas inquietas.
Encima suya, Chris y Taylor miraban también fijamente al campo; Taylor, mientras tanto, hablaba con Ally, que estaba llorando y santificándose. Lauren rió un poco al ver a su amiga incluso más nerviosa que ella.
Más a las derecha, Arin y Troy sonreían y gritaban algo que Lauren no fue capaz de oír ni entender. Al otro lado, Shay y las otras dos chicas saltaban y gritaban.

-¡¡¡Vamos, Lauren!!! -pudo leer Lauren en los labios de la chica contra la que se había chocado antes de comenzar el partido.

"¿Cómo es posible que tú sepas mi nombre, y yo el tuyo no?" -preguntó una voz en la cabeza de Lauren.

"Ella está con Ally, estúpida" -se contestó ella misma.

Devolviendo su atención al campo, Lauren vio a una pitxer no tan divertida como con las dos bateadoras anteriores. Golpeó dos veces el suelo con el bate, algo que, inconscientemente, hacía siempre. Levantó su mano para avisar a la pitxer de que ya estaba lista y, una vez más, tras el movimiento de brazos, piernas y muñeca de la pitxer rival lanzando la pelota, el silencio se hizo en el estadio.

Lauren miró su entorno en centésimas de segundo, preparándose para saber cómo tenía que colocar el bate y con qué intensidad tenía que golpear la bola. Vio rivales a todos lados. Dos a su derecha en corto, dos en largo, la pitxer, y tres más detrás suya. De soslayo, pudo ver a Zendaya y Cara, ambas con terror en su mirada.

Lauren decidió que lo mejor era mandar la pelota lejos, al centro a la derecha y acertó. Aquel golpe desviado desconcertó a las rivales, que se quedaron de pie un instante, buscando la bola.

-¡¡Corred!! -gritó Lauren soltando el bate a sus pies.

Zendaya pudo conseguir la carrera fácilmente. Cara estaba petrificada en la primera base, y pronto, Lauren la alcanzó.

-¡¡Cara, Cara!! ¡¡¡Corre, no puedo avanzar contigo aquí!!! -gritó Lauren mientras la chica arrancaba los pies de la hierba.

Lauren vio como nadie, ni si quiera la propia Zendaya, festejeaba su carrera, esperando un milagro que hiciera que Cara y Lauren consiguieran llegar también a la tercera base.

Mientras Cara llegaba a la segunda y tercera base, Lauren vio cómo una chica del fondo había conseguido hacerse con la bola y se la pasaba a una rival más alta, para que llegara hasta la pitxer.

-¡Vamos, Cara! -gritó Lauren que, más rápida que ella, seguía a la rubia por detrás.

Las gradas rugieron más que nunca cuando Cara consiguió su carrera y aquello significaba el empate. Al otro lado, los seguidores del instituto de Orlando, los aficionados de las Shark Girls, se llevaban las manos a la cabeza por haber dejado escapar una victoria tan clara.

Lauren pudo haberse quedado en la tercera base, pudo haberlo hecho y no haber arriesgado, de todas formas, Zendaya y Cara podrían batear de nuevo. Sin embargo, una vez en la tercera base, Lauren se giró a mirar por dónde venía la bola y aún estaba saliendo en dirección a la pitxer. Sabía que, si no llegaba a la base de casa, la eliminarán y no podría jugar más. Pero también sabía que si llegaba, ganarían el campeonato.
La ojiverde vio cómo Rob negaba con la cabeza, no era bueno arriesgar. Pero Lauren salió de su base, decidida a marcar la carrera y hacer historia.

-¡Lauren, no! -gritó Rob, consciente de que la pelota estaba a pocos segundos de llegar a manos de la pitxer.

Lauren corrió, corrió y corrió. Sin embargo, algo le dijo que correr no era suficiente y, cual saltadora de longitud, flexionó sus rodillas dramáticamente, a un par de metros de la base que separaba a su equipo de la victoria.
En el aire, puso sus piernas por delante de su cuerpo y estiró su tobillo lo más que pudo para tocar el pequeño pedazo de cemento que había entre tanta hierba.

Lauren no supo si lo había conseguido, sin embargo, escuchó un silbato que indicaba que la pitxer tenía la pelota. El silencio se hizo más profundo y pesado, Lauren no quiso moverse del suelo hasta que alguien se lo pidiera.

El segundo árbitro se acercó y miró fijamente el pie de Lauren, mientras ésta trataba de recuperar el aliento en el suelo. Le hizo una seña al otro árbitro, que lo miraba expectante, esperando una respuesta. Éste asintió con la cabeza y, mientras Lauren se levantaba del suelo y sacudía su trasero, el primer árbitro silbó más fuerte que nunca, señalando con las dos manos al banquillo de las Wild Diamonds.

"Hemos ganado" pensó Lauren.

Miles de papelitos grises y rojos cayeron del cielo y el himno de Miami sonó en todo el estadio, dejando su bandera presidiendo el campo y haciendo caer la de Orlando.

Habían hecho historia.

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