Las grabaciones le toman gran parte de su día, Jimin se toma su trabajo tan en serio que sorprende a sus compañeros, pero Jungkook cada día que pasa, lo detesta un poco más.
— Escena dónde se enfrentan los dos enemigos — mencionó el director y ambos actores se prepararon enseguida. — Vamos, escena #24, acción — gritó el hombre detrás de las cámaras y Jimin comenzó a repetir sus líneas. Hubo un momento en el que según el guión, Jungkook debía golpearlo para iniciar una pelea, lo habían repasado tantas veces y todo se salió de control. Jungkook no midió su fuerza y de un solo puñetazo lo lanzó hacia el suelo. Jimin a pesar de ser delgado, era fuerte pero no pudo evitar el golpe. Lo tomó por sorpresa.
— Jungkook, maldición, no tan fuerte — le decía el director, el tipo no le prestó atención alguna, tan solo sonrió y miró a Jimin que por primera vez, tuvo miedo.
— Creo que se me pasó la mano. ¿Estás bien? — habló sin una pizca de arrepentimiento, extendiéndole la mano para que se levantara.
— Estoy bien — se limitó a responder Jimin, tocándose la mejilla.
— Jungkook, volveremos a grabar la escena, te pido que no vuelvas a golpearlo así; Jimin, lo siento. ¿Puedes continuar?
— Claro, no hay problema. Estoy bien director.
El hombre lo miró con preocupación y dirigió luego su mirada hacia Jungkook de manera tan seria que hizo tensar al menor en su sitio.
— Escena de la pelea, acción — mencionó nuevamente el director, fijándose en cada detalle.
Jungkook lo tomó fuerte de la camisa del uniforme que vestía el menor, repitió sus líneas con ira en sus ojos y lo golpeó, Jimin según el guión tenía que defenderse y así lo hizo, pero Jungkook es mucho más grande y volvió a golpearlo sin medir su fuerza.
— ¡Jungkook!
Todos detrás de cámaras tuvieron que controlar al hombre que se abalanzó sobre Jimin y comenzó a propinarle una serie de golpes, el chico estaba en el suelo, uno que otro golpe en el rostro le devolvió, pero quién se llevó la peor parte fue Jimin.
— ¡Jimin, no puede ser, soy hombre muerto! — repetía una y otra vez el director y al tomarlo de los brazos a Jungkook para separar a ambos, lo tomó de su saco escolar y lo lanzó hacía la pared.
— ¿Qué mierda te sucede, Jeon?
El tipo lo miró agitado pero sin dejar de sonreír con malicia, se soltó fuertemente del agarre del director y salió de la sala de grabación. Todo el mundo murmuraba entre sí, nadie entendía nada. El director Wong se acercó a Jimin que se limpiaba el labio con un poco de sangre y lo levantó del suelo.
— Debes ir al hospital. Tengo que llamar a Namjoon. Va a matarme.
— Lo siento, realmente lo siento.
— ¿Por qué te disculpas? No es tu culpa que ese tipo sea un idiota.
El director pidió su teléfono y con mucho temor llamó a Namjoon, quién se encontraba en su empresa, firmando papeles importantes de una de sus tiendas.
— Wong.
— Kim, necesito que me escuches con atención...
— ¿Qué le sucedió a Jimin?
— Ven por favor al estudio.
Namjoon no lo pensó dos veces y salió directo para el sitio, con el corazón dolido y una sensación de preocupación tan grande que sentía que le atravesaría el pecho.
Llegó y vió a la gente un poco consternada, a Jimin con una funda de hielo en su rostro pero ya con notorios moretones y el labio partido, inmediatamente corrió a abrazarlo sin importarle las personas a su alrededor. El chico se quejó de dolor pero se sintió seguro en sus brazos.
— ¿Qué pasó?
— Estábamos grabando una escena con Jungkook y todo fue tan rápido, me golpeó.
— Namjoon, lo siento mucho, yo sé lo advertí varias ocasiones y no me escuchó. Por hoy terminamos la grabación, Jimin, puedes irte. Yo hablaré con el manager de Jungkook.
Namjoon tenía tanto enojo creciendo en su interior pero la pequeña mano de Jimin y su hermosa sonrisa, lo calmaron.
— ¿Podemos irnos?
El hombre asintió y lo llevó a su auto, Jimin de alguna forma se sintió como la princesa que fue rescatada por el valiente caballero, miró de reojo a Namjoon que se acomodaba en su asiento y encendió el auto.
— Iremos al hospital.
— No... Llévame a casa.
— Iremos a la mía.
Namjoon condujo mientras realizaba una llamada a su médico personal quien gustoso iría a la casa de los Kim, Jimin miraba por la ventana, pensando en muchas cosas. Unos minutos más de camino y una enorme puerta de metal automática se abría frente a sus ojos y entraron a una casa tan grande que lo hizo sorprender.
El hombre lo ayudó a bajar y entraron por una gran puerta caoba oscuro y Jimin lo primero que notó fue que gran parte de la sala, comedor, y salón estaban cubiertos de sabana blancas. Como si nadie viviera ahí.
— Namjoon...
— Por aquí — lo guió escaleras arriba y entraron a una enorme habitación. Jimin lo miraba a Namjoon que se movía de un lado a otro mientras esperaba al médico y habló.
— Nam, estoy bien. Tranquilo.
— Es que no puedo tranquilizarme, si te pasa algo, te juro que no me lo perdonaría.
— Gracias por estar conmigo.
Namjoon se detuvo y lo miró con un pequeña sonrisa y se acercó a Jimin y se arrodilló frente a él. Tocó su mejilla no golpeada y contempló todo su rostro. Jimin realizó la misma acción y se quedaron en silencio por varios segundos.
El médico llegó luego de unos minutos de espera, revisó al chico y recetó desinflamantes, enhorabuena no fue tan grave. Namjoon se ofreció a curar las heridas de Jimin y el doctor no tuvo inconveniente con eso. Salió de la casa y quedaron solos nuevamente.
El hombre preparó todo, y Jimin como un niño pequeño estaba sentado mirando a todo su alrededor, moviendo sus manos con insistencia. La habitación era tan grande y a la vez tan fría, no había ni un solo cuadro colgado en la pared, tan solo una luz blanca que iluminaba el lugar desde el techo, la cama era enorme pero parecía que nunca hubiera sido utilizada, Namjoon se sentó junto a él y comenzó a limpiar sus heridas.
— Es posible que arda un poco, sé fuerte — hablaba con mucha calma y se acercó a Jimin para limpiarlo de tal forma que parecía que lo acariciaba por lo cuidadoso que era.
— Eres como un príncipe — le dijo Jimin a Namjoon y éste sonrió.
— ¿Príncipe?
— Llegas en el tiempo preciso, me rescatas y me cuidas.
— No pude evitar que golpearan tu rostro. Así que te he fallado como príncipe.
— Si lo eres. Eres mí príncipe.
Namjoon detuvo sus movimientos para mirarlo a los ojos, tan solo se escuchaban los latidos de su corazón retumbando como tambores en sus oídos, su rostro se calentó a tal punto que sentía que hervía por dentro. Jimin sin más que decir acercó sus labios a los del moreno y el tiempo se volvió a detener. Besaba sus labios con tanta delicadeza que parecía que en cualquier momento se podrían romper. De vez en cuando pequeños quejidos de la boca de Jimin salían por el dolor de su herida, pero eso no impidió que lo siguiera besando.
Se separaron por fin y Namjoon acomodaba algunos cabellos del rostro de Jimin y el chico se veía notablemente nervioso y avergonzado.
— Eres tú el que me besa siempre y terminas rojo como un tomate.
— No puedo evitarlo. Tú causas muchas cosas en mi interior.
— ¿Como cuáles?
— Me haces sentir que soy el único y me siento mucho consentido por tí.
— Es porque eres el único y me gusta consentirte.
— ¿Crees que estamos cruzando la línea?
— Hace mucho tiempo, mi pequeño.
— Namjoon... Creo que me gustas.
— Y tú a mí.
Ambos rieron como pequeños niños que habían descubierto un gran secreto y aunque le dolía un poco el rostro, Jimin se escondió en el cuello de Namjoon y el hombre lo rodeó en sus brazos y se quedaron así por mucho tiempo más.
Jimin estaba intentando darle sentido a todo lo que estaba sucediendo en su interior, por fin estaba reconociendo de que el hombre que lo sostenía como una pieza de arte frágil, lo estaba volviendo loco y no había podido evitar enamorarse de él. Aunque suena un poco apresurado, el chico quisiera ser el dueño de su corazón, sin imaginar que siempre lo fue.