Emma
Abrí los ojos al escuchar como la puerta se abrió de un golpe.
—Emma, ¿estas des...?, ¡santo cielos! —Gritó Rick antes de cerrar la puerta de un azotón—. Te esperare en la sala.
Había olvidado que Adam se había quedado a dormir, volteé a verlo, él ya se encontraba sentado en la orilla de la cama mientras estiraba sus brazos.
—Lo siento —me disculpé, me enderecé hasta quedar sentada.
—¿De qué disculpas? —Preguntó él voltearme a ver con el ceño fruncido.
—Que te hice quedarte.
—Pensé en irme cuando te quedaras dormida para evitarte problemas, pero también me quedé dormido. Ahora tu primo va a creer algo que no sucedió.
—Hablare con él.
—Me tengo que ir —dijo al ponerse de pie, hice lo mismo.
—Te acompaño.
Me puse las pantuflas, Adam caminó hasta la silla en donde había dejado su chaqueta, abrí la puerta y caminamos en silencio hasta llegar a la sala de estar, Rick se encontraba en la cocina.
—¿Quieren algo de café? —Preguntó mi primo al vernos.
—Yo solo quiero un té —dije, volteé a ver a Adam, quien se encontraba con el ceño fruncido y viendo la pantalla de su celular.
—Mierda —pronunció Adam en voz baja.
—¿Pasó algo? —Pregunté, frunciendo el entrecejo.
—No, solo son un montón de mensajes.
—Creo que si le hubieras mandado un mensaje a Nick que estabas bien no te estaría escribiendo —dijo Rick desde la cocina.
—Lo sé, solo que se me olvido.
—Me dijo que esperaría hasta el mediodía, si no sabía nada de ti empezaría a buscar en hospitales, pero como andaban muy ocupados ni pudiste mandar un siempre mensaje.
Voltee a ver a mi primo con los ojos abiertos.
—No paso nada —dije rápidamente, Rick alzo una ceja, dándome a entender que no me creía.
—Solo dormimos, ni siquiera nos tomamos de la mano —comentó Adam.
—Bueno, les diré que les creo eso —dijo mi primo al sentarse en el sillón y dejando dos tasas en la mesa—. Por cierto, Adam, te doy lo que resta del dinero la próxima semana.
—Bien, pero si no dices nada de lo que viste hoy ya no me pagas nada—dijo Adam al acercarse a la puerta de entrada, se agacho para tomar su casco.
—Trato hecho —dijo Rick con una sonrisa.
—Ya me tengo que ir.
Lo seguí y fui yo quien le abrió la puerta, él salió y yo detrás, caminamos juntos hasta llegar en donde se encontraba estacionada su moto.
—Gracias por venir —dije con sinceridad.
—No me tienes que agradecer, eso hacen los amigos —dijo con una sonrisa, yo también hice lo mismo—. Si necesitan algo me pueden llamar con toda confianza.
—Bien, gracias de todos modos —dije al darle un abrazo.
Adam me rodeo con sus brazos y me dio un beso en la cabeza, pude notar el aroma de su perfume combinado con un poco de cigarro, era probable que había fumado antes de ir conmigo. Nos quedamos en silencio por un momento, solo podía escuchar como algunos autos pasaban, era muy relajante estar con él. Me aleje de Adam con una sonrisa.
—Adiós —se despidió dándome un beso en la mejilla.
Estoy segura de que sonreía como una idiota, era probable que también estaba roja, pero en ese momento no me importo. Lo vi ponerse el casco, prendió el motor y se alejó, yo me quede ahí parada viendo cómo se alejaba, cuando lo perdí de vista regrese a la casa.
—Entonces, ¿Tú y Adam? —Preguntó mi primo cuándo cerré la puerta.
Se encontraba sentado en el mismo lugar, al ver su rostro era notorio que se encontraba cansado y que no había dormido bien.
—No paso nada —conteste sentándome en al otro extremo del sillón, tomando la tasa que había dejado—, solo vino y le pedí que se quedara. No quería estar sola.
—Está bien te creeré —dijo mi primo soltando un suspiro.
—¿Cómo esta? —Pregunté de repente.
—La operación salió bien, solo que lo tienen sedado, pero se está recuperando bien.
—¿Y abuelita?
—Se quedo en el hospital, esta con mis padres, intentaron en convencerla que se viniera conmigo, pero quiso quedarse hasta que él doctor pasara a la habitación del abuelo.
—¿Crees que se recupere?
—Sí, cuando salió de la operación, el doctor nos dijo que todo había salido bien, solo falta la recuperación.
—Tengo miedo de que muera —dije, sentí como mis lagrimas salieron de mis ojos, las limpie rápidamente.
—Tranquila todo va a salir bien —dijo Rick al acercarse a mí y pasando uno de sus brazos sobre mis hombros.
[...]
Me acerqué a la mesa con unas tazas y las puse en la mesa.
—Me quedare hasta que se mejore —dijo mi tía Alma.
—¿Estás segura? —Preguntó mi abuela.
Mi tía Alma era la esposa del hermano de mi mamá, era alguien tan dulce y que siempre estaba atenta a mi abuela y de mí.
—Sí, Roy se quedará algunos días, ya que tiene que ir a trabajar, además de que estaré feliz estando con mi hijo —dice mi tía al darle un abrazo a Rick.
—¿Y cómo dormiste? —Me preguntó mi abuela.
—Bien —contesté con una sonrisa.
—Yo diría más que bien —dijo mi primo de repente, sin pensarlo le di una patada por debajo de la mesa, él soltó un quejido.
—¿A qué te refieres con eso? —Preguntó mi tía frunciendo el ceño al mirar a su hijo.
—A que yo dormí aquí y que ellos se la tuvieron que pasar en el hospital —contesté rápidamente—, además de que tuve que tomar una pastilla.
—¿Todavía sigues tomando eso?
—Sí, las que son para dormir solo las tomo en algunas ocasiones no siempre. Pero el psiquiatra me ha dicho que estoy mejorando, así que es probable que después me quiten algunas o que las tome menos.
—Me alegra.
Al ver la sonrisa de mi tía hizo que se me revolviera el estómago, en realidad el psiquiatra no me ha dicho nada de eso, tampoco la psicóloga me ha dicho si he mejorado, pero fue algo que no les quería decir.
—¿Por qué no se va a dormir? —Mi tía le pregunta a mi abuela cuando vi como bostezar—. Si sucede algo la despertamos.
—Te hare caso —dijo mi abuela al ponerse de pie—, cualquier cosa me levantan.
Nos llamó la atención al escuchar tres golpes en la puerta, los cuatro volteamos a ver con extrañeza, no esperábamos a nadie, aunque podía ser cualquiera que se había enterado de lo de mi abuelo.
—Yo abro —dijo mi tía al ponerse de pie.
Caminó hasta la puerta y al abrir la puerta nos damos cuenta de que se encontraba un hombre, al ver de quien se trataba me puse de pie.
—Buenas tardes —dijo mi tío Robert al entrar. Lo saludamos de vuelta.
—Tome asiento —dijo mi abuela cortésmente.
—Gracias, solo vengo a ver como se encuentran, me entere lo que le paso a Oliver.
—Estamos bien, por suerte mi esposo ha salido bien de la operación, solo falta la recuperación.
—Me alegra, si necesitan algo o que les ayude a pagar con gusto les ayudo.
—No es necesario —dijo mi tía, mi tío frunció el ceño levemente—, ya tenemos todo arreglado.
—Entiendo.
—Muchas gracias, lo tomaremos en cuenta —dijo mi abuela con una sonrisa.
—Bien —dijo mi tío con una sonrisa, él me volteo a ver—, Emma, ¿Podemos hablar?
—Claro —contesté al caminar hacia donde se encontraba.
Mi tío se despidió antes de salir. El calor del sol nos recibió de repente, tuve que hacer sombra con mi mano para evitar que me molestara, era un lindo día, pero algo hacía que no lo sintiera así. Caminamos hasta donde se encontraba su camioneta.
—¿Cómo estás? —Preguntó al recargarse en su auto.
—Mejor que ayer —contesté, haciendo una mueca.
—Sabes que para cualquier cosa puedes llamarme.
—Sí, y gracias por eso.
—Hay algo más que quiero decirte —dijo al soltar un suspiro, por su rostro sabía que no se trataba de nada bueno.
—Es algo malo, ¿verdad?
—Sí, no quería decírtelo en estas circunstancias, pero tengo que hacerlo —dijo mi tío, tomo aire por un momento—. No pude recuperar las cosas de tu padre, además que el bufet está en peligro, al parecer tu padre pidió prestado dinero y dejo como garantía al bufet, no lo sabía y han aumentado demasiado los intereses.
—Pero por la muerte de mi padre, ¿no queda saldada la cuenta o por lo menos una parte?
—No se lo pidió a una institución como un banco a algo así, si no a una persona, sabes a que me refiero.
—Sí —dije, aquello me dejo helada, no me esperaba que mi padre hiciera algo así—, lo de la herencia de mi padre me esperaba eso, pero no tenía idea del préstamo.
—Yo tampoco, hasta hace poco, intentare de resolverlo, pero no te prometo nada. Espero que esto no te afecte.
—Sí no te preocupes, estaré bien.
—Bien, me tengo que ir.
Él me rodea con sus brazos, de inmediato se me hace un nudo en la garganta, sentía como si estuviera abrazando a mi padre, respire lo más profundo que pude, no quería que se me saliera alguna lagrima y preocuparlo. Nos separamos y espere a que él se fuera, antes de volver a entrar a la casa sentí que me llegó un mensaje, al ver de quien era siento como se me revuelve el estómago.
Chris:
Hola, no sé si estas ocupada, si es así me puedes decir.
Estoy preocupado, no has contestado ninguno de mis mensajes.
Sentí que me hacía falta la respiración, tenía que controlarme o si no tendría un ataque de pánico. No le había mandado un mensaje desde el día anterior, todo lo que había pasado con Adam y lo de mi abuelo había olvidado en contestarle.
Tenía que decírselo, aunque no estábamos en una relación él necesitaba por lo menos saberlo, por una parte, me sentía mal, porque él confiaba en mí y que entre nosotros iba a pasar algo, pero en ese punto no creía que eso pasara.