El amor del Zar

By AngieRosas058

975K 72.9K 18.1K

Secretos. Traiciones. Odio. Venganza. Poder. Una guerra. Rencores y viejos amores del pasado. Una Reina. Un Z... More

Prólogo
Personajes
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Capítulo 65
Capítulo 66
Capítulo 67
Capítulo 68
Capítulo 70
Capítulo 71
Capítulo 72
Capítulo 73
Capítulo 74
Capítulo 75
Epílogo
Agradecimientos
Escena extra: "Un muerto entre las sombras."

Capítulo 69

11.4K 925 522
By AngieRosas058

Xander.

Dolor, incredulidad y anhelo.

Esas eran las emociones que cruzaban por el rostro de mi esposa al tenerme a su frente después de nueve meses de mi supuesta muerte, nueves meses en los que vi cada momento de su dolor por mi pérdida que era una herida que no me iba a perdonar fácilmente, tanto ella como yo mismo.

Siempre supe cada cosa que hacía, cada movimiento, cada suspiro y lágrimas de dolor que tiraba por mí. Más de una vez quise ir a su lado, desde el momento en que desperté lejos de ella, mi único objetivo era volver a su lado y cuando quise hacerlo, todo cambió en el momento en que pude volver a verla.

La amenaza de aborto de los gemelos, se había hecho presente y que la vida de mis hijos, estaba en peligro ante un estrés o sorpresa más grande en la vida de Valentina, fue cuando di un paso atrás para quedarme un rato más en las sombras.

La vida de mi esposa e hijos, está primero.

Luego, estaba mi propio perdón por el dolor causado.

Siempre iba a ser así.

Hasta que me muera.

Realmente.

Suspiro con cierto anhelo al sentir como la mano de Valentina acaricia mi mejilla y el toque de su piel, se siente tan cálido como lo recordaba y extrañaba, sus lágrimas no dejan de deslizarse por sus mejillas, las cuales limpio suavemente, murmurando por lo bajo.

—No tienes idea de cuánto te he extrañado, solnischko—

—Xander...—

Entonces, todo el momento emocional y romántico, se rompe cuando su mano se estampa contra mi rostro en una dolorosa bofetada que me parte el labio inferior, la sangre se desliza por mi comisura antes de que la limpie con mi lengua.

Ni siquiera pienso quejarme.

En absoluto.

Es poco, en comparación con lo que realmente merezco de su parte.

Y su grito lleno de cólera y dolor por el trabajo de parto, me lo hace saber.

—¡Maldito hijo de puta!—

—Lo sé— digo con tranquilidad. No puedo alterarme, menos con ella en trabajo de parto con nuestros hijos— solnischko, por mucho que lo dudes. Tengo una muy buena explicación, para todo el mierdero que te he hecho pasar—

Sin contar, todo el mierdero que la involucran y que he descubierto en los meses que llevo muerto.

—¡Oh, no me digas, cabrón! ¡Y claramente, Xander Novikov!— ni siquiera me inmuto a sus gritos, porque siempre, me preparé para su reacción en el momento en que viera que no estoy muerto— ¡Debes tener una buena maldita explicación para...! ¡Ah, joder!—

—¿Cada cuánto son las contracciones?—

—¡No lo sé, imbécil! ¡Apenas me acabo de dar cuenta que he estado en trabajo de parto y ni siquiera me había dolido hasta ahora!— no deja de gritar, su respiración se encuentra entrecortada y el sudor, le recorre en todo el rostro— ¡Solo sé que tus engendros, me están partiendo en dos y...!—

Se calla de golpe.

—Xander— entonces, comienzo a preocuparme realmente, sus ojos me miran con cierto miedo y pánico— tengo ganas de pujar. ¡No! ¡Necesito hacerlo! ¡Uno de tus hijos va a salir de mi vagina ahora!—

—Mierda— maldigo en lo alto— a ver, déjame...—

—¡No me toques, parásito de mierda! ¡Por tu jodida culpa estamos así!—

Respiro profundamente para abstenerme a rodar los ojos.

—Ni siquiera sé, para qué me tomo la molestia en preguntar—

—¡Xander...! ¡Mierda!— se dobla hacia el frente del dolor mientras lo tomo en mis brazos para que se siente en el sofá— ¡Necesito pujar!—

—Dame un segundo—

Abro sus piernas para mirar entre ellas, ignorando las manchas de sangre mientras que levanto la tela y trago en seco al ver que mi esposa, no falla en sus palabras al decir que uno de los gemelos estaba a punto de nacer.

Porque realmente, estaba a punto de hacerlo para conocer a su madre.

—Carajo. Nena, tienes razón. Uno de los gemelos va a nacer—

—¡Te lo estoy diciendo, imbécil!— se incorpora un poco, su pecho sube y baja con pesadez— Xander, más te vale que hagas que nuestro hijo nazca sano y salvo, por que juro que esta vez, sí te voy a enterrar en un maldito ataúd—

Ay...

Tan linda mi bella esposa.

—Iré por lo que necesito, intenta regular tu respiración para que las contracciones sean menos dolorosas...—

—¡Lo estoy intentando, parásito de coladera!—

Finalmente, ruedo los ojos y antes de que me diga algo más, tomo su mandíbula para besar su boca por un par de segundos, Valentina me golpea en la espalda un momento antes de responder a mi beso, juego con su lengua por un par de segundos hasta que la dejo ir.

El color de sus mejillas, se vuelve más intenso por el calor mientras parpadea para salir de su ensoñación, sonrío un poco de lado.

—¿Mejor?—

—Sí...un poquito...— murmura.

Con esas palabras, me apresuro a tomar varias toallas junto al alcohol completamente estéril. Mojo las toallas con agua caliente hasta que prácticamente me quemo las palmas al lavarlas también, tomo una pequeña pajita y vuelvo a la sala, Valentina sigue con las piernas abiertas encima del sofá mientras que su respiración, se ha regulado un poco.

Recordando de cada una de las clases de parto que asistí a escondidas, acomodo todo lo necesario para traer a uno de mis hijos al mundo, vuelvo a mirar entre las piernas de mi esposa y tanteo con mis dedos la dilatación, hago una pequeña mueca cuando veo que está en los diez centímetros de dilatación.

—Bien, nena. Esto será más rápido y bastante doloroso, tomando en cuenta que no soy quién está trayendo a uno de nuestros hijos al mundo—

—¡Déjate de idioteces con tu maldita labia y concéntrate en que nazca el niño!—

—Sí, señora— respondo.

Lo mejor, era no tantear su humor

Respiro profundamente para mentalizarme en lo que estoy a punto de hacer, me toma un par de segundos hasta que estoy listo y coloco una de mis manos encima de su vientre abultado mientras que la otra queda debajo, asiento en su dirección.

—Es la hora, nena...¡Puja!—

Los gritos de mi esposa disminuyen en su intensidad de golpe en el momento en que sigue mi petición, solamente escucho como se queja por lo bajo y podría jurar, que tiene su mandíbula tensa por el dolor mientras comienza a pujar por varios segundos, hasta que desploma contra el sofá un momento, su respiración se entrecorta cada vez más y observo, como la cabeza del bebé se asoma un poco más, sonrío un poco aunque me dé un poquito de asco.

—Vamos, mi amor. Otra vez, lo estás haciendo bien...—

Otra contracción llega y Valentina, vuelve a pujar con más fuerza que la anterior, no emite sonidos o algún grito. Simplemente, jadea con dolor antes de tensar un poco su mandíbula para seguir pujando varias veces hasta que vuelve a caer en el sofá, jadea en busca de aire y limpio un momento su frente.

—No puedo más...es...—

—Lo sé, lo sé, mi amor. Pero confío en ti, ¿sí?— asiente— siempre me has hecho sentir orgulloso, mi amor. Esta vez, no será la excepción. Tú puedes hacerlo, estamos más cerca. Solo un empujón más...—

—Maldito imbécil, como te odio—

No puedo evitar reírme por lo bajo, observo como una pequeña sonrisa de lado se asoma en sus labios antes de que se acomode de mejor manera en el sofá, asiente en mi dirección.

—Estoy lista, Xander—

—Hazlo en el momento en que sientas la contracción, con todas tus fuerzas—

Pasan algunos segundos hasta que Valentina, puja con más fuerza que otras veces y no puede evitar que un pequeño grito de dolor salga de sus labios junto algunas lágrimas.

Entonces...

El bebé nace.

Atrapo su pequeño cuerpo con mis manos antes de envolverlo en una de las toallas tibias. Saco mi navaja de mi bota para desinfectarla con alcohol para cortar el cordón umbilical y Valentina, comienza a preocuparse cuando no llora.

—¿Por que no llora, Xander?— me quedo en silencio— ¡Xander!—

—Un segundo, mi amor—

Agarro la pajita que había traído conmigo para succionar el líquido que tiene en sus pulmones a través de sus fosas nasales, escupo varias veces para hacerle una pequeña presión en el pecho para hacerlo reaccionar, lo consigo.

El bebé abre sus pequeños labios para soltar un berrido hasta que se convierte en un llanto sumamente fuerte, varias lágrimas se deslizan por mis ojos al verlo removerse en mis brazos.

Río con la respiración entrecortada.

—Sí que tienes pulmones fuertes, pequeño— murmuro mirando su rostro hinchado— parece que estaba dormido, cuando nació...— mi esposa, se ríe por lo bajo con lágrimas en sus ojos también— mi amor...ha nacido...—

—Nació...—

Limpio los restos de sangre que tiene en su rostro y cuerpo para colocarlo en los brazos de mi esposa, los llantos de nuestro hijo se detienen en el momento en que tiene a su madre cerca y Valentina, solloza por lo bajo.

—Mi amor...— acaricia su mejilla, el bebé hace pequeños movimientos con sus manos— dios santo, no puedo creerlo...has nacido...— niega con emoción, sus ojos no dejan de derramar lágrimas al igual que los míos— eres hermoso, D. A pesar de estar cubierto con un poco de mi sangre...—

Sonrío al ver como los ojos negros de mi esposa, se llenan de un amor sumamente puro hacia uno de nuestros hijos, no deja de acariciar su mejilla para besar su frente un momento y pegarlo a su pecho para sollozar por lo bajo.

Su mirada se conecta con la mía y no puedo evitar sonreír. Para mi sorpresa, Valentina me regresa la sonrisa con cientos de emociones en sus ojos antes de volver a mirar a nuestro hijo, niega con alegría pura que no había visto en meses.

—Es nuestro...— murmura, asiento— es nuestro hijo, Xander—

—Solo nuestro, mi amor—

—No puedo creerlo...soñé tanto con esto... que ahora, se siente tan irreal—

El momento se corta, cuando escucho varias pisadas en nuestra dirección junto a varios gritos que reconocería en cualquier lado, respiro profundamente para la reacción de todos y giro mi cabeza en dirección a la gran pantalla, suspiro de alivio cuando noto que Iván, se había desconectado de la videollamada.

—¡Valentina!—

Ese es Remy.

—¡Preciosa! ¿¡Dónde estás!?—

Ese es Salvatore.

—¿¡Estás bien, cuñada!?—

Ese es Aslan.

—¿¡Nacieron los niños!?—

Y ese es Yerik.

Trago saliva al saber que volveré a verlo, me he sentido tan mal desde el momento en que le dió el infarto al reconocer mi supuesto cuerpo. Cuando lo supe, no dudé en ir también para saber cómo seguía aunque pareciera que fuera un sueño de su mente, no dejaba de ser mi segundo padre al igual que Remy, me preocupaba por ellos al igual que mi esposa.

Es una impotencia de mierda.

Es una verdadera mierda la impotencia que sufres al saber que puedes hacer más por ellos, pero no te puedes acercar por su propia seguridad y bienestar, sabías que era lo correcto pero no dejas de sentirte como una autentica mierda por ser el causante de un dolor profundo a las personas que más amas.

No lo culparía de que me odiara.

En el momento en que Remy, Salvatore, Jasha, Félix, Aslan y Yerik entran a la sala de estar, se congelan al verme a su frente y poco a poco, me pongo de pie para que me observen a toda mi altura. Ninguno dice nada, solamente se quedan en silencio mientras observo cómo sus rostros palidecen al comprobar que estoy realmente frente a ellos.

Noto que un cuerpo de paramédicos, están detrás de ellos y les doy un pequeño asentimiento para que se acerquen a mi esposa, uno de ellos toma el bebé de sus brazos para revisarlo mientras que el segundo, se acerca a Valentina para ver señales de nuestro segundo hijo.

—Esto...— murmura Remy.

—Es...— le sigue Salvatore.

—Imposible...— responde Yerik, sus ojos brillan con un anhelo que me cala en el alma— ¿Xander?—

Asiento levemente, carraspeo un poco y trago el nudo de mi garganta con fuerza.

—Soy yo, chicos— respondo— y es una larga historia...—

Ninguno responde, Remy cambia el tema de que estoy vivo después de estar muerto para acercarse a Valentina y asegurarse que está bien, besa su frente a lo que mi esposa sonríe con cierto cansancio antes de que haga una mueca y se acomode en el sofá.

—Ya nació uno de tus nietos— murmura con cansancio, antes de que haga una mueca de dolor. Se incorpora un poco más— carajo, carajo...creo que el segundo bebé ya viene también...—

—Puedo verlo, señora— habla el paramédico— ¿Está lista?—

—Creo...— mira a su padre, toma su mano con fuerza— no te atrevas a soltarme, Remy—

—Nunca, cariño— besa su frente, me quedo un momento en silencio detallando la imagen— solo un esfuerzo más...—

La respiración de mi esposa se hace un poco más errática a como las contracciones vuelven a ella, no deja de estrujar la mano de su padre y me sorprendo un poco, cuando sus dedos se encuentran con los míos para tirar de mí hasta que estoy a su lado en el sofá.

Evito hacer una mueca de dolor, cuando siento me estruja los dedos con más fuerza de la que recordaba.

Creo que me rompería un dedo...o la mano completa.

Observo por el rabillo del ojo a Remy, quién se mantiene impasible al agarre pero puedo notar como su mandíbula se tensa ante la fuerza de Valentina, ambos nos miramos un momento para respirar a la par mientras aguantamos el dolor.

—Señora, cuando sienta la próxima contracción. Necesito que puje con toda su fuerza, ¿entendido?— habla el hombre, asiente.

Pasan algunos segundos hasta que Valentina, vuelve a pujar y el agarre sobre mi mano se intensifica que esta vez, si me arranca una mueca de dolor puro al igual que Remy mientras que suelta un pequeño grito ante la presión de que debe estar sintiendo.

—Joder, joder...no...no puedo...— se queja por lo bajo, al punto en que casi la escucho sollozar el dolor— es...—

—Vamos, mi amor— murmuro cerca de su oído— puedes hacerlo, nena—

—Mi niña, tú puedes lograr lo que sea. Y has esperado mucho para conocer a los amores de tu vida, no dejes que esto te detenga ahora—

—Saliste sola adelante sin mí, podrás con esto y con más, solnischko— sigo hablando, asiente de nuevo, regulando su respiración y toma grandes bocanadas de aire— solamente nos falta uno, y estaremos completos...—

—Valentina...cariño, intentalo...—

—Mi amor...—

—¿¡Quieren callarse ustedes dos!?— nos grita— ¡Me desconcentran, par de idiotas! ¡No es como si fuera fácil sacar un ser humano de mi vagina! ¡Es tan...! ¡Ay..! ¡Dios, viene otra!—

—Siga pujando, señora—

Mi esposa sigue pujando a cómo sus fuerzas se lo permitan, sus manos dejan de aferrarse a la mía junto a la de Remy, los demás nos habían dado privacidad y se habían marchado hacia otra habitación en la espera de noticias.

Y explicaciones de mi parte.

Cuando menos me doy cuenta, Valentina suelta un pequeño grito de dolor que hace eco en la sala antes de que sea reemplazado por algo más, algo que me saca más lágrimas de felicidad.

Un segundo llanto se escucha.

Sonrío con felicidad pura al escuchar ese característico berrido mezclado con llanto. Veo como el paramédico sonríe satisfecho para tomar el cuerpo de nuestro segundo hijo quién se remueve suavemente en sus manos antes de que lo envuelva en una manta para darle calor y comienza a limpiarlo, nos mira a los tres.

—Felicidades, familia. Es otro sano niño...—

—S...— murmura mi esposa, lo colocan en su pecho y me quedo maravillado ante el bebé quién se calma en los brazos de su madre— hola, mi pequeño engendro número dos. El segundo regalo de mamá, uno que esperaba con ansias...— limpio suavemente las pequeñas lágrimas que se desliza por sus mejillas, me mira— míralo, Xander...— murmura con una sonrisa— es nuestro, parásito—

Beso su frente suavemente, cubierta de sudor apartando un par de mechones de su rostro.

—Son nuestros, mi amor—

—Sí...— el paramédico, lo pide un momento para hacerle los primeros cuidados antes de irnos al hospital— oscuridad y fuego...—

Noto como su voz se apaga poco a poco y me preocupo cuando veo cómo sus ojos se cierran un poco, parece luchar contra el cansancio pero se niega a dejar de ver a nuestros hijos. Tomo su rostro suavemente, su respiración se hace cada vez más ligera y pausada.

—¿Solnischko?—

—Mm...—

—Hey, nena. Mírame, ¿puedes hacer eso?—

—Lo intento...pero...tengo sueño...— sus párpados se cierran un poco más, una de sus manos se aferra a mi camisa— el mayor es D...y el menor...es...S...—

—¡Solnischko!—

—Estoy bien, simplemente...— su cabeza pesa un poco más, no dudo en pegarla más a mí— necesito descansar y todo da vueltas...— murmura con voz más baja— recuerdalo, Xander. D, es el mayor y S, es el menor. Sabes sus nombres...—

—Lo sé, lo sé...—

Entonces, sus ojos se cierra de golpe antes de que todo su cuerpo termine recargado en el mío y la pego más a mí, sintiendo la mirada pesada de Remy sobre mí, la ignoro para concentrarme en la palidez de su rostro, trago saliva en seco cuando no reacciona.

—¿Solnischko?— murmuro— ¿Val?—

Ha caído inconsciente del esfuerzo.

La estrujo suavemente contra mí, besando su frente para murmurar en su piel.

—Lo has hecho bien, mi amor. Magnífico...— digo, aparto más mechones de su rostro— descansa, voy a cuidarlos—

Y no me iré.

Lo juro por el invierno más helado de Rusia, no pienso moverme más de su lado en la manera en como lo hice, no más.

Ellos son mi prioridad, y lo serán siempre.

—Señor, debemos llevar a su esposa y a los bebés al hospital. Para que les hagan las pruebas necesarias para verificar su estado de salud—

—Entiendo— tomo el cuerpo de Valentina en mis brazos, la coloco suavemente en la camilla blanca— ¿Puedo ir con ustedes?—

—Claro— me da una pequeña sonrisa— creo que querrá ir, con estos dos pequeños—

Una gran sonrisa se pinta en mis labios cuando colocan a los bebés en mis brazos y me río por lo bajo, se ven diminutos en mis brazos antes de que le asiente a Remy, quién permanece en silencio mirándome y sé que en el fondo a pesar de que está aliviado que esté vivo, su enojo es palpable y no lo culpo.

No culpo a nadie de que me odien en este momento.

—Ven con nosotros— pido en tono bajo, mirando a los niños en mis brazos. Se mantienen dormidos en ellos, Remy no puede evitar una pequeña sonrisa en sus labios— tengo miedo de hacer un desastre con ellos—

—No lo harás— toma a S en sus brazos, acaricia su pequeña nariz con una sonrisa emocionada— serás un buen padre, Xander. Nunca dudé eso, ni antes, ni ahora...lo serás— mira a D, en mis brazos— ellos son tu prioridad—

—Siempre lo fueron, Remy—

Sin agregar más palabras, nos montamos en la parte trasera de la ambulancia y antes de que cierren las puertas, hablo hacia los chicos que siguen en silencio ante mi presencia.

—Nos vemos en el hospital—

Asienten sin decir nada, cierran las puertas y comenzamos a movernos, miro el rostro pálido y cansado de mi esposa. Aún con el bebé en mis brazos quién se remueve inquieto, tomo la mano de mi pequeño solnischko para murmurar por lo bajo.

—No me iré, nena. No otra vez...—

—Te creo, Xander— giro hacia Remy, veo algo de simpatía en su rostro— sé que no volverás a irte...—

—Es un juramento que voy a mantener el resto de mi vida, Remy. No pienso dejarlos ahora...— juego con la pequeña nariz de D, río ante el pequeño berrido que hace y mi corazón se me hincha de un amor puro del mismo tamaño que el de su madre— ellos son mi vida entera ahora, no pienso perderme cada momento o segundo...—

Ahora, mañana y siempre...

Voy a quedarme con mi familia.

Coloco mis manos en el vidrio frente a mí, observando con una gran sonrisa de idiota enamorado a mis hijos en los cuneros separados, ambos se distinguían de los demás recién nacidos y mi esposa, no pudo más dar en la talla al escoger sus ropas para cuando llegaran al mundo.

D, tenía un pequeño mameluco de color negro como los ojos de mi esposa.

S, uno rojo fuego que me recuerda a mi esposa cada vez que se enoja y arder el mundo con su paso.

Varios pasos a mi espalda me sacan de mi ensoñación, pero no despego mi rostro del vidrio que me separa de los gemelos quienes se mueven suavemente, como si buscaran a Valentina o a mí, simplemente, son maravillosos y mis ojos se llenan de lágrimas de felicidad al saber que esto no es un sueño, sino algo real.

Soy papá.

Papá de dos hermosos niños al igual que su madre.

Uno de mis dedos se pasean por el cristal en una pequeña promesa silenciosa hacia ellos, limpio la primera lágrima que se desliza por mi mejilla.

Prometo estar siempre con ustedes, engendros.

Ustedes y mamá, ya no están solos.

Somos una familia.

Voy a amarlos y protegerlos con mi alma de ser necesario, pero quiero ser parte de su vida en cada momento de ella.

Finalmente, logro despegar mi frente del cristal para girarme hacia las personas que me miran con sorpresa aún pero no dicen nada, esperan a que sea el primero y no puedo evitar reírme un momento antes de soltar mis palabras.

—¿Quién va a ser el primero?—

Ni siquiera me sorprendo en el momento en que el puño de Remy, se estrella contra mi rostro y se voltea ligeramente hacia un lado, siento la sangre en mi paladar pero no me importa. Simplemente, me mantengo impasible hasta que terminen conmigo.

Aslan, es el siguiente en golpearme en la mejilla.

—Maldito hijo de perra—

—Lo sé, hermano— murmuro con cierta pesadez— créeme, que lo sé—

—Pero...— sus ojos se llenan de lágrimas— estoy tan feliz de saber que estás vivo, hermano—

No dudo en abrazar a mi hermano mayor quién me estruja en sus brazos, palmeo su espalda mientras intento contener las lágrimas de la emoción al saber que no me odia, por que realmente, no voy a culparlos pero aún así, una parte de mí tenía miedo de que ellos nos me perdonaran.

—Te extrañé, hermanito—

—También yo, hermano. También yo...— nos separamos, palmeo suavemente su mejilla, limpiando la pequeña lágrima que se desliza por su ojo— no tienen idea de cuánto—

—Nos debes muchas explicaciones...fueron meses...—

—Lo sé, Aslan— trago saliva— pero primero, necesito que ella las escuche—

—Entiendo— sonríe en compresión— sabemos que siempre será ella...—

—Y ellos...— coloco una mano en el cristal, sonrío— míralos, hermano. Son hermosos y tan pequeños...—

—Todos estábamos esperando su llegada, hermano—

—Lo sé...también yo...—

Me paralizo un momento cuando escucho otra voz familiar seguido de algunos pasos apresurados, hasta que veo la figura de Atlas atravesar el pasillo de los recién nacidos para hablar directamente hacia Remy, Bruno lo seguía de cerca pero no se habían dado cuenta de mi presencia.

—Remy, ¿cómo están los niños? ¿Y Valentina? ¿Va a estar bien?—

—Creo que eso...tendrá que responderte el padre y esposo de ambos—

La mirada azul de tanto Bruno como de Atlas, se enfoca en mí. Palidecen ante ello, mi otro hermano mayor me mira con la boca abierta para después cerrarla, sacude su cabeza, esperando que fuera producto de su imaginación y veo con claridad, cómo sus ojos azules se llenan de lágrimas.

—¿Xander?—

Asiento.

—Hermano—

—Lucifer santo...¡Estás vivo!—

Me toma por sorpresa la manera en como Atlas me abraza con fuerza, como si buscara no soltarme más y eso, me arranca de nuevo una sonrisa con emoción que me impide apreciar bien por las lágrimas en mis ojos, cuando lo escucho murmurar por lo bajo para que solamente yo lo escuche.

—No te atrevas a dejarnos así de nuevo, hermano. Por favor, sólo quédate con nosotros—

—No pienso marcharme, hermano. Nunca más—

—Más te vale, pero no me importará cambiar los lugares para que seas tú el que tenga su final feliz—

—Estoy feliz, porque lo has conseguido tú, hermano. En serio—

—Lo sé...—

Nos separamos y me da espacio para que Bruno se acerque, sonrío tenuemente.

—Supongo que debo darte la bienvenida a la familia Novikov, cuñado—

Eso le arranca una sonrisa a Bruno antes de que me abrace, murmurando un par de palabras que me tocan varias fibras sensibles, para dejarme ir. Vuelvo a sorprenderme cuando Salvatore, me recibe de la misma manera y no puedo evitar corresponderle de la misma forma, palmeo su espalda.

—Gracias...por cuidar de ella y de mis hijos, Salvatore—

—Lo volvería a hacer, Xander—

—Aún así, gracias—

—Solo...— se ríe— no más bromas con los muertos, ya no son divertidas—

Río por lo bajo. Jasha y Félix, sonríen para que intercambiemos un par de palabras hasta que noto la ausencia de alguien, Remy asiente en mi dirección.

—Está en la azotea, ve. Nosotros cuidaremos de mis nietos—

—Gracia, Remy—

Sin perder el tiempo, me monto en el ascensor en dirección hacia la azotea mientras pienso en las palabras que le diré, pero sé que no serán útiles en el momento en que lo tenga enfrente.

El aire fresco de enero me golpea en el rostro mientras camino por la azotea hacia un gran balcón con baranda, donde se encuentra la persona con la que necesito hablar sobre muchas cosas, quién es mi confidente en mis más oscuros secretos y que me conoce como la palma de su mano.

Me coloco a su lado, disfrutando de la gran vista que tiene la azotea de la isla antes de que suelte mis palabras, trago el nudo de dolor en mi garganta.

—Lo siento— es lo primero que digo— lo siento tanto, no fue mi intención hacer las cosas de esta manera...—

No termino con mis palabras por que sus ojos negros me miran con cientos de emociones, me sorprendo al ver varias lágrimas deslizandose por sus mejillas antes de que me haga la pregunta que me toca el alma.

—Solo dime una cosa— habla en tono ronco, casi ahogado— ¿Mi cachorro a vuelto a casa?—

—Sí— trago el nudo de mi garganta, lucho contra las pequeñas lágrimas de mis ojos— tu cachorro ha vuelto a casa, Yerik. Y no piensa irse de nuevo, por un buen tiempo—

—Ven aquí, cachorro—

Abrazo a Yerik con fuerza, quién se rompe conmigo al verme a su frente y sentirme. Varios sollozos cortan su garganta que forman un nudo doloroso en la mía, por la manera en que jodí a mi segundo padre, sin querer hacerlo.

Nunca quise nada de esto.

Nunca.

Las circunstancias me obligaron a hacerlo.

Y me culpo tanto.

—Lo siento, lo siento tanto...— le digo como niño pequeño, como cuando hacía una travesura— lo siento tanto, papá. Lo juro que...—

—Solo sé que estás conmigo, cachorro. Y eso, me importa más que las circunstancias, por que es lo único que deseaba en los últimos meses...tenerte en casa, cachorro—

Me río ahogadamente.

—Eres abuelo, carajo. Tienes dos nietos—

—Lo sé, son hermosos como su madre. Mientras que sigues estando igual de feo, te hubieras quedado muerto—

—Eso te mataría, maldito cabrón—

—Sí, eso lo haría—

—Lamento lo del infarto—

—Juro que me lo creí, Xander—

Suspiro con cierta pesadez, metiendo las manos en los bolsillos de mi pantalón mirando las vistas de la isla.

—Debía ser así. Sé que solo habría una forma en que Valentina y tú, me dieran por muerto realmente—

—El tatuaje—

—Eres el único aparte de ella, que sabe su existencia. Sabía que Valentina, sería la primera en hacerlo, después...lo harías tú...y lamento lo del infarto, en serio...—

—¿Lo planeaste?—

—Es lo más jodido, no lo planee. Nunca quise hacerme pasar por muerto, pero me hicieron ver que era lo mejor por el momento, hasta que me enteré del embarazo de mi esposa— pellizco el puente de mi nariz— quise volver en ese momento, quise hacerlo. Estaba fuera de control, solo quería estar con ustedes y disfrutar el embarazo de mi esposa. No pude...juro que lo intenté. Nuevamente, me hicieron ver que no era la mejor idea, no con la amenaza de aborto—

—Hablas en plural—

—Me enteré de muchas mierdas, Yerik. Las sombras, ocultan muchas cosas que nunca imaginé en su momento...—

—Algo me dice que no se trata de ti—

—No lo es— muerdo mi labio inferior— se trata de Valentina. Siempre, se trató de ella. Es la que está en medio de muchas cosas y no sé cuánto tiempo, podré ocultarle cada una de ellas. Merece saberlo, aunque me odie en estos momentos—

—Ha sufrido demasiado, Xander. Las cosas están algo sensibles—

—Lo sé, Yerik. Nunca dejé de verla, nunca dejé de seguirla, nunca dejé de estar al pendiente de ella, menos cuando me enteré que estaba embarazada. No me podía acercar, pero quería saber cada parte de ella. Sé que más de una vez, pensó en quitarse la vida y que lo único que tenía que hacer para no meterse una bala, son las fotografías de todos ustedes pegadas en el marco del espejo de nuestra casa destruida—

—Xander...—

—Jamás dejé de verla. Y fue...— golpeo mi palma suavemente contra la baranda— una mierda, no acercarme a ella y decirle que todo era una pesadilla. Decirle: "Estoy aquí, mi amor. No me he ido y pienso ser la familia que nos merecemos" es una impotencia horrible, Yerik. El saber que puedes hacerlo pero al mismo tiempo, no les quieres hacer más daño—

—Ay, cachorro—

—Prometo contarte cada parte de mi supuesta muerte, pero ella necesita saberlo. Y estoy segura que no querrá escucharme en una larga temporada—

—Tendrás que darle tiempo, hijo—

—Y tengo de sobra, papá. Lo tengo, diez años enamorado de la misma mujer y me sigo reafirmando que la quiero conmigo el resto de mi vida—

—Entonces, es cuestión de paciencia—

—Lo es— lo miro, sonrío— ahora, ¿quieres conocer formalmente a tus nietos? Joder, debes verlos. Se ven adorables en esos mamelucos negro y rojo—

—Los hizo Félix, a Valentina le encantaron—

—Son hermosos, Yerik. Carajo, soy papá, hombre. ¡Soy papá!—

—Eres papá, hijo— me abraza, palmea mi espalda— y serás uno muy bueno—

—Eso espero, Yerik—

—Confía en ti mismo, y lo demás, vendrá solo—

—De acuerdo—

—Ahora, vamos a conocer a esos engendros que se han ganado el corazón del abuelo Yerik—

—Más te vale mimarlos mucho, necesitan sacarme canas verdes—

—Oh, no tengas dudas que lo haré...— entrecierra sus ojos en mi dirección— será mi venganza, por tu chistecito de la muerte—

—No esperaba menos, Yerik— me río.

Sí...

Era bueno.

Es bueno estar de regreso a casa.

Cuando volvemos hacia el área de los recién nacidos, la enfermera nos informa que ya fueron llevados al cuarto de mi esposa y que los tres, están bien. Mañana por la mañana, podremos irnos a la casa mientras que Yerik, camina a mi lado para ir hacia el cuarto de mi esposa, cuando llegamos escucho varias pequeñas risas y no puedo evitar asomarme por el marco de la puerta, viendo la gran sonrisa de mi esposa al tener a nuestros en sus brazos.

—Son hermosos...como yo— sonrío— aunque, tienen la nariz de Xander. No me sorprende, Alisha también la tenía cuando nació, debe ser un mal de familia—

—Eso lo que quiero ver siempre, papá— digo en un murmullo— mi familia reunida y sonriendo—

—Estoy seguro que lo volverás a conseguir, Xander—

—Lo sé, es cuestión de tiempo para que sane las heridas que les he hecho a cada uno de ustedes—

—No pierdas la fe—

—Nunca lo hice— finalmente, doy toques en la puerta. Todos me miran con una pequeña sonrisa, incluyendo mi esposa— ¿Puedo pasar?—

—Creo que eso no se pregunta, parásito—

—Cortesía, mi amor. No soy de tu agrado en estos momentos, lo entiendo— suspira por lo bajo, antes de asentir para caminar hacia su lado. Miro a nuestros hijos, una sonrisa se me escapa de los labios— miren que hermosos se ven con los mamelucos, en enserio, me encantaron—

—Lo sé, son apuestos...—

—Como su padre— digo con cierta arrogancia, el ambiente se aligera.

Valentina, bufa por lo bajo antes de rodar los ojos. Veo que lucha para no soltar una risa ante mi comentario, me aplaudo mentalmente.

Vas bien, Xander.

Tomará tiempo pero vas a recuperar a tu familia y serán felices, finalmente.

—Entonces, ¿finalmente van a decir los nombres? Me tienen en el borde de los nervios con eso, solo sabemos que el mayor es D, y S, el menor. Aparte, se diferencian por los colores de su ropa— inquiere Bruno, nos reímos por lo bajo— ¡Diganmelos para mandar a hacer las camisetas de los padrinos!—

—¿Puedes tomar a D, por favor?—

Asiento, tomando al pequeño vestido de negro y sonrío con ternura ante sus gestos pequeños y adorables más cuando se pega más a mí, como si reconociera quién soy antes de que un golpe en mi pierna, me saque de mi ensoñación para observar a mi esposa.

—¿Ah?—

—El nombre de nuestro hijo, parásito—

—Ah, eso— se ríen— lo siento, chicos. Es que...miren a esta cosita tan bonita, tan parecida a su madre y tan hermoso—

—Ajá, sigue por ese camino, Novikov. Que te queda mucho por recorrer para que vuelvas a dormir conmigo— refuta mi esposa, sonrío— anda, diles el nombre, por favor—

—Bien, bien. Familia, les presento a...—

Observo de nuevo al bebé en mis brazos, sonrío para decir su nombre.

—Desmond Novikov—

—Y a Stefan Novikov—

—Les presento a la nueva generación de gemelos Novikov. La oscuridad y el fuego que serán una peligrosa combinación juntas, su camino será difícil pero no dudo en que van arrasar con el mundo con su paso— termino, todos asienten— la Bratva, por primera vez en todas las generaciones, tendrá dos herederos directos al trono de Zar—

—Ahora...—

—Mañana...—

—Y siempre— termino.

Suspiro con una sonrisa en mis labios mientras le saco otra fotografía a mis hijos mientras que mi esposa, sigue profundamente dormida al igual que mis hijos después de que les diera pecho— una imagen muy sexy para mí. Joder, le crecieron más las tetas que cuando estaba embarazada de Alisha —termino de tomar la fotografía, sin dejar de sonreír y uno de mis dedos acaricia la pequeña mano de Desmond, quién se aferra a mi dedo un momento antes de comenzar a moverse con cierta inquietud.

—Shh— muevo el cunero suavemente, para dormirlo— tranquilo, engendro oscuro. Papi, está aquí— se vuelve a dormir, coloco mi cabeza en el borde del cunero, mirando a los nuevos amores de mi vida— papi, no piensa irse. Los ama mucho, para dejar que se vayan de su vida de nuevo...— no dejo de acariciar los pequeños dedos de Desmond— lamento, no haber estado con ustedes y con su madre, sé cuánto me necesitaban...— murmuro— prometo, hacerlos feliz con ella. Claro, aunque falta mucho para que ella lo haga conmigo—

Río suavemente.

—Su madre, es la mujer más terca que alguna vez conocí, ¿saben?— sonrío— le gusta insultarme de todas las maneras posibles, pero no me importa, eso me hace amarla como lo hago. No será fácil, pero voy a conseguir que seamos una familia unida y me voy a encargar de que ninguno los toque aún, pequeños engendros. Promesa de papá, pequeños— se mueven un poco, como si me entendiera— Lucifer, ustedes son las cositas más bellas que pudieron salir de mis pelotas...—

—Y ahí, se fue el encanto—

Doy un pequeño brinco cuando escucho la voz de mi esposa, giro mi cabeza sin despegarla de la orilla de los cuneros de nuestros hijos y nuevamente, me sorprendo cuando me da una pequeña sonrisa en sus labios hacia mí.

—No sé sí debería asustarme, nena—

—¿Por qué?—

—Me estás sonriendo y cuando te enojas conmigo, no me sonríes. Me insultas y disparas—

—Las cosas cambiaron, cucciolo—

—Ahora, me dices así...— suspiro sin borrar mi sonrisa— es una larga historia que no sé, si estas dispuesta a escucharla en estos momentos—

—No— responde segura, asiento— no quiero arruinarlo—

—¿Que cosa?—

—Este bonito momento...— sus ojos se llenan de lágrimas— Xander...—

Se ríe entre lágrimas, se levanto para colocarme a su lado y ambos, miramos a nuestros hijos en los cuneros, durmiendo de forma tranquila antes de que ella, estalle en un pequeño llanto que me estruja el pecho.

—Te he extrañado mucho, mi amor. No tienes una idea. Cada mañana que no despertaba a tu lado, era un infierno y...no sabía qué hacer, no tenía idea de como seguir mi vida sin ti, Xander. Y me duele, saber que estás vivo y no pudiste decirme nada, te perdiste todo el embarazo...y duele, horrible por que todas las noches he deseado que vuelvas a mí, con nuestras familia—

—Lo sé, mi amor— murmuro— y lo siento, tanto. No quería...—

—Me prometiste que no harías más las cosas solo, ¿sabes lo que fue ver tu falso cuerpo ahí? Se me vino el alma a pedazos, no supe qué hacer...no supe y ellos...— mira a nuestros hijos— ellos, me salvaron del mar que me dejaste a la deriva. Le dieron un nuevo sentido a mi vida, cuando me hice a la idea de que ya no estabas conmigo y no que ibas a volver...—

—Valentina...—

—Te conozco desde hace más de diez años, sé que tuviste tus motivos pero no quiero escucharlos ahora. Quiero procesar el martirio infernal de dolor que me hiciste pasar mientras que el amor a mis hijos junto al tuyo, sanan las heridas que me has dejado en el alma. No es algo que pueda olvidar fácilmente...—

—Hey— tomo su rostro, beso su frente. Limpiando sus mejillas— lo entiendo, ¿está bien? Iremos poco a poco, como antes...—

—No vas a dormir conmigo...—

—Lo sé, mi amor— río por lo bajo— aguante siete años sin tenerte en mi cama, puedo esperar un poco más ahora y cuando quieras escucharme...aquí estaré, no me iré—

—¿Lo prometes?—

—Lo juro, mi amor—

Inclino un poco mi rostro, nuestros labios se encuentran muy cerca del otro. El deseo de besarla, se hace presente pero no puedo evitar murmurar.

—¿Me dejaste besarte?—

—Pensé que no necesitabas mi permiso—

—¿En estos momentos? Sí, lo necesito. No me quiero aprovechar de ti, nena—

—Bésame, Xander. Por favor, he querido hacerlo desde que trajiste a Desmond al mundo—

—De acuerdo—

Mis labios se encuentran con los suyos en un beso suave, sonrío en medio del mismo sin dejar de besarla por algunos segundos hasta dejarla ir, la beso una última vez antes de unir mi frente con la suya.

—Poco a poco, mi amor—

Asiente.

—Poco a poco, cucciolo—

—Volveré a colarme en tí, como el parásito que soy...—

—No lo dudo, Xander— muerde su labio inferior— ¿Estámos bien?—

—Perfectamente— beso su frente— y lo siento. Por todo, y por que...—

—¿Por qué?—

—Nena, me he enterado de muchas cosas en mi pequeña aventura de entre los muertos. Y lamento decirte...que todas te involucran, muchas cosas van a cambiar en el momento en el que te lo diga. Tanto para ti, como para mí...— coloco un mechón detrás de su oreja— pero siento que serás la más afectada...—

—Xander...—

—Solo quiero que sepas que hacerme pasar por muerto, no fue mi elección. Fue una medida que nunca consideré necesaria, hasta que me sacaron de ese lugar en un estado deplorable y...— sonrío de lado— soñé con nuestro pequeño angelito que por cierto, es tan igualita a ti— bufo, se ríe por lo bajo— testaruda, terca y mandona...—

—También lo hice...— murmura— Alisha, es hermosa, cucciolo—

—Lo sé, mi amor. Muy hermosa, como tú— beso su nariz, sonríe— estaba ahí, nena. En ese sueño, mirándote de lejos mientras hablabas con ella. Lo sé...y por cierto, esa mocosa es una tramposa—

—Eres un mal perdedor—

—No es cierto—

—Lo eres—

—Que no...—

—Como sea, bésame—

Sonrío.

—Con gusto, mi amor—

Definitivamente...

Extrañaba volver a casa con ella.

Algún tiempo después...

Bostezo con fuerza mientras que le doy un trago profundo a la taza de café mientras me muevo de un lado a otro en un pequeño ritmo, como si estuviera bailando para calmar al engendro de fuego que estaba en mi hombro mientras manchaba mi hombro de baba, pero no me importaba.

Necesitaba que se durmiera, para que yo pudiera dormir una hora más en el cómodo sofá que se había convertido en mi cama— Valentina, me prohibió usar una de las habitaciones de invitados. Su venganza —así que, espero pacientemente a que Stefan, se duerma luego de haber probado la teta de su madre a las cuatro de la mañana mientras que a mí, me toca dormirlo, después de cambiarle el pañal.

Desmond, fue el primero en caer pero no puedo decir lo mismo de su gemelo.

El engendro de fuego parece ser noctámbulo.

No se vuelve a dormir, se mantiene despierto mientras que sus ojos avellanas iguales a los míos me miran fijamente, cuando lo sostengo con uno de mis brazos para terminarme la taza de café, han pasado cuatro meses y sigo sin poder dormir bien.

Precio de la paternidad.

—No te piensas dormir, ¿cierto?—

Su mirada fija me dice un claro "no" pero no dejo de mirar sus ojos avellanas, es raro el caso de los gemelos, en especial sus miradas totalmente opuestas pero que al mismo tiempo, son físicamente iguales.

Desmond, tiene los ojos negros de mi esposa.

Stefan, tiene mis ojos avellanas.

Es raro ver a dos pequeñas personas tan parecidas a mí, será porque Alisha es la copia de Valentina, me sorprende que los gemelos se parezcan más a mí en varios rasgos que a mi esposa.

La vibración de mi teléfono, me saca de mi ensoñación y tomo el aparato para revisarlo, gruño en desagrado cuando veo el remitente en él.

Zima.

Ignoro la llamada para dejar el aparato encima de la isla. Claramente, eso no le basta a la persona por que vuelve a insistir varias veces, pero ignoro cada una de sus llamadas tal como lo he hecho los últimos cuatro meses desde que nacieron mis hijos, me cansé de estar en su sombra.

No dejo de jugar con Stefan, suelta una pequeña carcajada que me arranca una gran sonrisa y su pequeña mano, se aferra a la mía mientras que intenta llevárselo a la boca y niego con cierta diversión.

—Engendro de fuego, entiendo que te guste mucho la leche de tu madre. Dime, ¿a quién no le gustarían las tetas de tu madre? Son hermosas...las comparto con ustedes, más no se acostumbren, pronto volverán a ser mías—

Valentina, me mataría si se entera que le hablo de forma vulgar a los niños, más, no puedo evitar sentir envidia de mis propios hijos al saber que ellos tienen más contacto con mi esposa que yo mismo, más con sus tetas grandes de ensueño.

—¿Quién es el engendro de papá?— inquiero tono baboso, Stefan, sonríe para mostrarme sus pequeñas encías. Mi teléfono, no deja de sonar pero lo ignoro— ¡Tú, pequeño!—

Mi hijo se ríe y mi corazón se hincha demasiado en amor, acaricio su pequeña mejilla mientras que le hago pequeños cariños que le arrancan un par de risas al igual que mí, por que probablemente Yerik se estaría mofando de mí, al escuchar el tono idiota con el que le hablo a mis hijos.

—¿Quién te ama, Stefan? Papi, te ama...— sonríe, chupa sus pequeños dedos— ¡Que cosita tan más bonita!—

Finalmente, Zima deja de insistir con las llamadas para mandar dos mensajes que me alarman en muchos niveles.

—Estoy aquí— Z.

—Es el momento—

Mierda.

Estoy jodido.

Necesito terminar con esto de una buena vez, por todas.

Dispuesto a terminar con toda la mentira finalmente después de un año de mi supuesta muerte antes de que Zima, se me adelante. Sé lo que busca al venir aquí, viene a presentarse en forma de venganza hacia mí por haber dejado el plan tirado que llevábamos meses planeando desde las sombras, sin contar que he ignorado cada una de sus llamadas, mensajes y correos, incluyendo las de Roma.

Esos dos estaban que me volvían loco con sus putas condiciones que me tocaban las pelotas, llegué a mi límite, en el momento en que vi por las cámaras de seguridad de la casa de mi esposa, como ella estaba en trabajo de parto, sola.

No iba a dejar que pasara por eso sola, estuve ahí cuando nació Alisha a pesar de la desgarradora noticia. Iba a estar en el nacimiento de mis hijos de nuevo, nada iba a impedirlo.

Ni siquiera esos dos hijos de puta.

Y me valió un carajo arruinar los planes, porque en realidad, ¿cuándo le hago a otra persona que no sea mi esposa o Yerik? Exacto, no sé qué mierdas le hicieron a mi cabeza para que me convencieran de que estar muerto, era la mejor opción de todas.

Rompo el cuello de la guardia que me impide el paso hacia mi objetivo antes de que un pinchazo llegue a mi cuello, gruño con verdadero enojo que se mezcla con desesperación al ver como el imbécil que custodia a Roma, me mira con tranquilidad que me toca las pelotas.

Me mareo un poco, pero eso no me impide seguir moviéndome hacia mis objetivos mientras lucho contra el efecto del sedante, funciona porque aunque mis movimientos se sienten algo pesados, sigo con mi camino.

Ella y nuestros hijos.

—Señor Novikov, necesita...—

—¡No necesito ni una mierda! ¡Solamente la necesito a ella!— lo empujo lejos, para seguir con mi camino— ¡Necesito verla...!—

Solo cinco minutos, eso me bastará para calmar mi alma vacía de dolor por mi ausencia a su lado.

Iskander, me bloquea el paso y esquivo con maestría el golpe que me lanza para levantar mi pierna y patear su estómago. Eso no parece gustarle al guardaespaldas, porque su mandíbula se tensa con evidente molestia antes de que se abalance contra mí.

Nuevamente, bloqueo cada uno de sus golpes para asetarle un último en el cuello, que lo saca de balance y camino con más prisa hacia la puerta donde se encuentra mi pequeño solnischko.

Siseo con dolor cuando mi espalda golpea contra el gran espejo y se rompe en pedazos, varios trozos se clavan en mi piel pero ignoro el dolor que me recorre en el cuerpo. El guardaespaldas tiene fuerzas para joderme el camino al igual que las demás guardias que no dudo en asesinar.

Justo cuando estoy a punto de tomar el picaporte...

Solo un poco más, Xander.

Un poco más y la verás con su gran vientre para darle pequeños besos a tus hijos.

Solo un poco...

Un disparo en mi espalda me hace detenerme mientras que varias corrientes eléctricas me recorren el cuerpo, caigo pesadamente con los espasmos sacudiendo cada una de mis extremidades y mi respiración se entrecorta por el dolor, la voz de Iskander se escucha algo lejana.

—Lo siento, señor Novikov. Cumplo las órdenes que me han dado...—

—Hijo de...puta...— mascullo en dolor, una nueva descarga me llega cuando intento levantarme— voy...a...matarlos—

—Vígilalo, dale más descargas de ser necesario pero no dejes que se levante y cruce esa puerta, porque serás tú quién pague las consecuencias de la Reina del Mal, ¿entendido?—

—Entendido— responde una de las guardias, intento ponerme de pie de nuevo pero más descargas llegan a mi cuerpo— no se mueva, bestia—

Esperen a que les ponga las manos encima.

Entonces, logro escuchar su voz del otro lado de la puerta.

—Un placer hacer negocios con usted, Reina del Mal—

—Iskander, acompaña a la señora Novikov, a la salida—

¡No!

¡No puedo perderla de nuevo!

No sé de donde logro reunir fuerzas para levantarme a pesar de las descargas eléctricas que me dan y antes de que la guardia haga algo estúpido, tomo su cuello para estrujarlo al punto en que escucho sus vertebras romperse, no siento nada de culpa.

Cuando estoy a punto de cruzar la puerta, la figura de Roma Arslan se atraviesa en mi camino para mirarme con una cólera sumamente fría y mortal que asustaría a cualquiera, pero no a mí.

Sabe cuáles serán las consecuencias de meterse conmigo.

—¿Que mierda crees que haces, Novikov?—

—Ver a mi esposa— respondo con tono mortal al igual que el suyo, entrecerramos los ojos en ambas miradas con desafío— necesito verla...—

—¿Y que arriesgues el plan que hemos efectuado durante meses?—

—Me vale una mierda, necesito estar con ella—

—No puedes...—

—¡No pedí estar muerto, Roma!— se calla ante mi grito, su mandíbula se tensa— ¡No quise nada de esta mierda pero tanto tú como ese hijo de perra, me obligaron a ser una maldita sombra! ¡No tienes idea de lo que se siente ver a los amores de tu vida hacer su vida sin ti1 ¡Sabiendo que estás vivo!—

Suelto una risa hueca.

—Claro que no lo sabes, Arslan. Eres una maldita perra fría que nunca ha conocido lo que es dar la vida por la persona que más amas en tu jodida existencia...— se queda en silencio, sus ojos brillan en enojo puro— ahora...¡Muévete!—

—No—

—Entonces, jódete en el infierno en el momento en que te mate—

—No pienso dejar que arruines esto...—

Jadeo con verdadero dolor en el momento en que dispara su arma en mi abdomen, los dos impactos de bala calan en lo profundo de mi piel y termino perdiendo las fuerzas de mis piernas mientras que la sangre corre libremente por mi camisa, los ojos negros de Roma me miran sin alguna emoción.

—Te lo advertí, Novikov—

Maldita hija de perra.

No pienso hacer esta mierda de nuevo.

No más secretos.

Y si mi esposa me mata por eso...

Ellos iban a caer conmigo.

Sin importar las consecuencias.

Esa misma noche luego de terminar de cenar y acostar a los gemelos en sus cunas mientras que le pido a Salvatore que les eche un ojo mientras que yo llevo a mi esposa hacia su estudio e inmediatamente, las cejas de Valentina se fruncen al intuir que algo va mal conmigo y paso mis manos por mi pantalón, en busca de las palabras adecuadas para decirle uno de los grandes que he descubrí tras mi supuesta muerte, más bien, quién fue el encargado de hacerme pasar por muerto en muchos sentidos.

Y va a odiarme.

Bueno, a ambos.

Estoy dispuesto a lidiar con las consecuencias.

Zino, lo dudo.

—¿Ocurre algo, Xander?—

—Sí, bueno...ocurren muchas cosas, nena— empiezo con un pequeño carraspeo— ¿Recuerdas aquella noche en el hospital cuando nacieron los niños que te dije había descubierto un mierdero que te involucraba?—

Arquea una ceja, asiente.

—Lo recuerdo— su ceño se frunce en confusión— pensé que habías dicho que...—

—Sí, sí, sí..lo sé— suspiro— sé que te dije que te tomaras el tiempo para querer escuchar toda la verdad, mi amor. Es una promesa que sigue en ti, pero a mi no me queda tiempo para evitar que me odies en el momento en que la bomba explote—

—¿Tiempo de qué?—

—Hay una verdad oculta de mi muerte, Valentina. Una verdad que necesitas saber por mi boca, antes de que sea tarde...—

—Xander, a ver...— intenta ordenar sus ideas, sé que la estoy confundiendo pero mierda, necesito decírselo antes de que Zino, llegue. Si no, estaré condenado sin mi familia— ¿De qué verdad estás hablando? No entiendo...—

—La verdad es que...—

—La verdad soy yo, Valentina—

Maldigo por lo alto cuando escucho esa maldita voz detrás de nosotros y me vuelvo a maldecir al saber que es tarde, carajo.

¿No pudo esperar más tiempo?

Los ojos de Valentina se abren de golpe al escuchar esa voz, su rostro se coloca sumamente pálido y parpadea para salir de su asombro, sacude su cabeza como si buscara creer que es una imaginación de su parte, pero sé que reconoce esa voz a la perfección.

Su mirada busca la mía para que le diga algo que refute ese hecho, pero no puedo.

Cierro mis ojos un momento tomando una respiración profunda, antes de asentir levemente. Entonces, Valentina se tambalea de la impresión que la atrapo por su cintura antes de que caiga al suelo y se haga daño, niega varias veces antes de murmurar por lo bajo.

—Tiene que ser mentira...—

—Desearía que así lo fuera, nena— me mira, asiento lentamente— lo siento, mi amor—

Entonces, la figura de Zima— así le digo de sobrenombre —sale desde las sombras en una esquina, sus manos se mantienen en el bolsillo de sus pantalones y Valentina, pierda las fuerzas en las piernas al ver la figura frente a ella, jadea con verdadera impresión al punto en que tiembla en mis brazos.

Ignoro la mirada recelosa de Zima, sobre mí antes de que la voz de mi esposa, llame su atención.

—Tu...estás muerto...— murmura como si acabara de ver un fantasma— desde hace muchos años...no puede ser...creíble...—

—Ojalá que se hubiera quedado muerto, realmente— respondo irónico— nos evitaría toda la mierda que está a punto de explotar—

—Gracias a mí, estás vivo, Novikov—

—Para mi desgracia—

Antes de que alguno de los dos lo espere, Valentina se pone de pie de golpe para estampar su puño contra el rostro de Zima, río con complacimiento al ver como escupe sangre en el suelo antes de que mi esposa, le propine otro golpe en el rostro, Zima no hace nada para defenderse.

Sabía que esto iba a pasar en el momento en que decidiera mostrarse frente a ella.

Los ojos negros de Valentina, brillan en una cólera sumamente peligrosa antes de que dé un par de pasos atrás con la mirada incrédula, al comprobar que estaba a su frente después de tantos años.

—No puede ser...— comienza a reírse con cierta historia, me mira— dime que es una puta alucinación—

—Para nuestra desgracia, mi amor. No lo es—

—Es que...— niega para comenzar a caminar de un lado a otro— tiene que ser mentira...¡Tiene que ser una maldita mentira!—

—No lo es, Valentina—

Mi esposa gira su rostro de golpe hacia él hombre que se encontraba a su frente, quién se limpia los restos de sangre de su boca antes de que sonría con cierta arrogancia fría que es muy característica de Valentina.

Más bien, todo en ella es una característica igual a de él.

Hasta en los mismos ojos negros que marcaban la perdición más fría y mortal en todo el infierno en Italia.

—Hola, angioletto—

Valentino Marchetti.

En su momento, Rey de Hielo en toda Calabria.

Mi suegro.

El padre de Valentina.

Y sí...

Está vivo.

















¡Feliz miércoles a todas ustedes!

Ahora sí...

¿Preparadas para conocer todos los secretos de la familia Marchetti y Novikov?

Xander cómo papá me da mil años de vida ✨🤧

Sin más que decir...

¡Nos leemos pronto!

Atte. Su escritora 🖤✨

Continue Reading

You'll Also Like

126K 15.6K 40
"Los propios orígenes son una marca indeleble" -Proverbio ruso. 02/05 primera actualización. Próximamente sinopsis.
80.5K 5.8K 52
Tercer libro "Sensaciones Italianas". Estoy enferma de venganza, mi venganza es encontra de todos aquellos que despertaron todo lo que no conocía de...
649K 2.2K 3
Después de divorciarse de Jacob Cavanni , un divorcio inesperado , un corazón roto y todas las ilusiones perdidas , Leah Smith creía que no iba a vo...
1.4K 87 10
Anna Ferrari, bisnieta de Enzo Ferrari pelea para convertirse en la primer piloto mujer de la F1 en 2023 dentro de la scuderia Ferrari Sin saber que...