El amor del Zar

Por AngieRosas058

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Secretos. Traiciones. Odio. Venganza. Poder. Una guerra. Rencores y viejos amores del pasado. Una Reina. Un Z... Más

Prólogo
Personajes
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 63
Capítulo 64
Capítulo 65
Capítulo 66
Capítulo 67
Capítulo 68
Capítulo 69
Capítulo 70
Capítulo 71
Capítulo 72
Capítulo 73
Capítulo 74
Capítulo 75
Epílogo
Agradecimientos
Escena extra: "Un muerto entre las sombras."

Capítulo 62

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Por AngieRosas058

Xander.

Respira, Xander.

¡Respira!

Repito ese mismo mantra desde hace un par de minutos mientras acomodo las mangas del saco junto a la pajarita de mi cuello, tomo un par de respiraciones profundas para calmar los nervios mezclados con emoción ante el día de hoy.

Después de tantos años...

El día finalmente había llegado.

Nuevamente, volvería a unir mi vida a lado de la mujer que amo y por todo lo alto, tal como se lo merece y ha soñado.

Ella se merece eso y mucho más.

Termino de arreglar las mangas de mi saco para observar mi reflejo frente al espejo, al hombre que nuevamente se miraba vestido de un elegante esmoquin con una rosa negra y roja en el bolsillo de su pecho.

Entonces, puedo sentirlo completamente.

No es un error.

No esta vez.

Es todo lo que está bien en estos momentos.

Todo está en paz y tranquilidad en mi interior.

Por qué es lo correcto.

Y siempre, fue lo correcto

Valentina era aquello que siempre estaba correcto en mi vida, siempre será ella.

Ahora, mañana y siempre.

Por inconsciencia, mi mano se coloca contra el espejo y me digo a mi mismo, que soy el hombre que está a punto de casarse con el amor de su vida y alma gemela, sonrío con cierta emoción que me roba el aliento.

Este soy yo.

Es real.

Voy a casarme con Valentina, otra vez.

Tal como lo he soñado en los últimos años.

Y aunque las cosas terminaran mal— Lucifer, quiera que eso no suceda —siempre buscaré la manera en que volvamos a enamorarnos, para casarnos las veces que sean necesarias y seguir con la continuación de nuestra historia, hasta que tenga el final que se merece.

Que nos merecemos.

El sonido de la puerta me saca de mis pensamientos y mi sonrisa se ensancha al ver que se trata de Yerik, quién viste con ropa normal antes de mirarme con el rostro lleno de sorpresa al ver que ya estoy vestido desde temprano, no lo culpo.

Faltan dos horas para la boda.

No puedo estar tranquilo, no puedo estar quieto y mucho menos estar en calma, al saber que en dos horas voy a unir mi vida con la mujer que amo.

—No me regañes— le pido, se ríe mientras saco una pelotita antiestrés para calmar mis nervios— estoy que no puedo, Yerik—

—Lo sé, muchacho— deja su traje en el perchero más cercano para colocarse a mi frente, sus manos se posan en mis hombros— Xander, respira...—

—¡Lo intento!— exclamo con una risa nerviosa, aprieto más la pelotita— es que...— vuelvo a reírme— no puedo creerlo, Yerik. Me voy a casar...—

—Te vas a casar muchacho, por tercera vez—

—Lo sé— respondo, trago el nudo de mi garganta por la emoción— pero, me voy a casar con Valentina. Con el amor de mi vida, mi alma gemela, mi bruja, mi solnischko y sobretodo...— aprieto la pelotita— mi Zar de la Bratva, no compañera. Mi Zar, por que el compañera no es un título para ella, lo sé. Ella merece estar en la cima lo más que pueda, a mi lado. Sin que nadie pueda rebajar del poder que tiene, quiero que ella...—

—Xander, Xander...— me zarandea un poco, río— respira, hijo. No te vayas a desmayar de la emoción—

—Lo siento, lo siento— repito, se ríe de buena gana— es que...ella es mi todo y...— mis ojos se aguaron un poco— no puedo creerlo, amigo. Me voy a casar con ella, un sueño que veía en la penumbra de mi oscuridad y verlo tan realizado ahora...—

—Es irreal, chico— asiento— ¿Sabes una cosa, hijo?—

Niego.

—Estaba igual que tú, Xander. Cuando le propuse matrimonio a Remy, esa noche de invierno en Nueva York para casarnos en un quince febrero, estaba que me moría de los nervios y pánico, nuestra relación había tenido tantos obstáculos que imaginarme unir mi vida a ese hombre, me parecía irreal— cuenta, sonrío un poco más— y eso, es bueno, ¿sabes? El que te parezca irreal, porque solamente te dan ganas de cumplir ese sueño con esa persona. De disfrutar de cada momento, aunque al final, resulte ser un sueño...—

—Valdrá la pena, ¿no?—

—Hasta el último segundo, hijo—

—Gracias, Yerik— parte de mis nervios se tranquilizan, vuelvo a reírme con cierto nerviosismo— siempre lo soñé, ¿sabes? El cómo sería casarme con Valentina, de nuevo. Sin importar la forma en como ella lo desea, desnudos, en una isla desierta o incluso en Provenza, otra vez. Me casaría con ella, en donde sea. Siempre que sea mi pequeño solnischko, quién esté frente a mí en el altar—

Eso me bastaba y sobraba.

El hecho de que Valentina, siempre estuviera a mi frente en el altar para casarme con ella.

En esta vida, en la otras y en las miles que lleguemos a tener, me volvería a casar con ella.

Porque siempre, buscaría la luz de mi sol en la oscuridad.

Ahora, mañana y siempre.

Mis manos tantean el bolsillo interior de mi saco y suspiro con cierto alivio al sentir la pequeña caja de terciopelo en él, Yerik se ríe ante mi nerviosismo antes de comenzar a vestirse también para estar listos con tiempo. Saco la cajita de su lugar y miro con atención cada detalle de la argolla de matrimonio de oro negro con diamantes rojos.

—¿Crees que le guste tener negro y rojo en su dedo lo que nos queda de vida?—

—Bueno, siendo sincero— acomoda el cuello de su camisa para comenzar a abotonarla— creo que no hay mejor combinación para ustedes, ¿lo dices por que el anillo de compromiso es rojo con negro también?—

—Sí...— paso mi dedo por los pequeños diamantes rojos— cada vez que la miro y pienso en nosotros, esos colores vienen a mi mente. Negro y rojo, es algo que no puedo evitar—

—Entonces, los colores son los correctos. No importa si se ve repetitivo, es la esencia que desprenden ambos, nunca cambies esa esencia por miedo a que al que te dirá los cientos de invitados y deidades de la Bratva—

—Lo sé...—

—Por cierto, ¿qué tan larga es la lista de invitados?—

—Alrededor de unos quinientos—

—Eso es mucha gente—

—Lo sé, pero mi futura esposa no quiso dejar a nadie fuera, ¿y quién soy yo para negarle ese capricho? Sin contar que es la ceremonia de su coronación como Zar de la Bratva, también—

—En caso de que...—

—¿En caso de que yo muera, Valentina queda en mi lugar como un igual?— arqueo una ceja, asiente— lo hace. En caso de que me muera, cosa que espero que no pase. Me gusta estar vivo a su lado— se ríe por lo bajo— tiene que volver a coronarse como Zar, oficialmente. Es parte del protocolo, cuando tu futura esposa no acepta el título de compañera, sino el de Zar por igual—

—Lo que me lleva a preguntarme, ¿tu madre...?—

—Era la compañera de mi padre, no Zar— respondo, asiente— una vez le pregunté eso, luego de saber que no solamente existe compañera del Zar, si no, la oportunidad de ser la Zar de la Bratva. Recuerdo que mencionó que su ambición por el poder, no era tanta como para gobernar toda Rusia y Siberia, si no, su ambición era lo suficiente para ser el soporte de mi padre como su compañera y madre de sus hijos— sonrío— nunca se arrepintió de su decisión—

Y eso la hizo muy feliz.

—La Bratva, tendrá a sus dos mejores líderes por igual— responde Yerik, asiento sin despegar la mirada del anillo hasta que cierro la cajita— tus padres estarían muy orgullosos de tí, Xander—

Mi sonrisa se ensancha.

—Eso espero—

Unos minutos después, veo como mis hermanos junto a Salvatore aparecen en la habitación del recinto donde vamos a hacer la boda. Sería en el Palacio Peterhof, San Petersburgo. Buscando en diferentes recintos para celebrar nuestra unión con el montón de invitados, mi prometida y yo nos encontramos con este lugar, no pudimos evitar enamorarnos con sus grandes salones y jardínes, con suficiente espacio para todos.

La ceremonia sería en el salón, mientras que la recepción serían en los jardínes con una gran carpa que mandé a construir y no ser molestados por el frío que se avecinaba de nuevo, parte de mi sonrisa se apaga un poco al recordar algo en especial.

Hace ya un año.

Hace un año que papá murió y un año, desde que estamos en esta guerra que prontamente llegará a su fin para que pueda ser feliz con mi pequeño solnischko.

Pronto...

Los Greco, dejarán de existir.

El día de su aniversario de luto, hicimos una ceremonia en su honor donde estuvieron la mayoría de las personas que alguna vez quisieron a mi padre. Era un magnífico Zar, que mucha gente lo apreciaba por su forma de liderar, mismo respeto que yo tengo por parte de ellos ahora que soy Zar, uno que me he ganado a pulso.

—¿En qué piensas, muchacho?—

—En que mi padre, hubiera disfrutado de este momento— acomodo los hombros de mi saco— no puedo creer, que ya ha pasado un año de su muerte—

—Lo sé— habla Atlas con cierto tono bajo, traga saliva en seco. De los tres, a él, le ha pegado un poco más la muerte de papá— pero piensen, que el viejo ahora debe estar festejando con mamá en el infierno, por que finalmente, su sueño más preciado se está cumpliendo—

—Debería estar aquí, hermano— responde Aslan, asiento— debería estar dándonos lata por encontrar futuras esposas—

—Corrección, hermano— agrega Atlas, recuperando un poco de su tono alegre— lo mío es futuro esposo— sonreímos— ni en sueños, pienso dejar ir a ese cosita de ojos azules bonitos— mira a Salvatore, quién asiente en su dirección con una pequeña sonrisa— ¿Me das tu bendición para casarme con mi cosita?—

Con su habitual humor negro, su cuñado responde.

—Atlas, ¿acaso me pediste permiso para enterrar tu verga en el culo de mi hermano?—

—No—

—¿Entonces?— mi hermano mayor, asiente— no necesitas mi aprobación idiota, necesitas la de Bruno. Y mientras mi hermanito sea feliz, estaremos en paz—

—Todavía no le digas a Bruno— pide Atlas— quiere tomarse las cosas con calma, así que, es cuestión de esperar—

—Tranquilo, cognato— asegura el italiano— tu secreto, está a salvo conmigo—

—Bien, ya tengo la aprobación del hermano idiota de mi novio— rodamos los ojos— ahora, falta que la cosita me diga que sí. Si no, lo secuestro. Funcionó con Valentina, ¿por que con mi cosita no?—

—¿Y el anillo, gemelo estúpido?—

—Ya lo tengo— responde seguro, arqueamos las cejas— ¿Que? Oigan, no me culpen. El idiota de Xander, se casó con Valentina a seis meses de conocerla y ahora, se está casando con ella, a casi cinco meses de haber vuelto— se encoge en hombros— así que, la próxima boda será la de mi cosita y yo—

—Bueno, comienzo a creer que el hacer las cosas apresuradas, viene de familia— refuta Salvatore, nos reímos— ahora, dejando de lado las futuras bodas y sentimientos nostálgicos—

Todos observamos como Salvatore, coloca una botella de vodka Standard en medio de la mesita de café junto a los vasos. Rápidamente, comienza a servir los tragos y me pasa uno, para levantar el suyo en un brindis con una gran sonrisa.

—Empezaré yo, primeramente— habla Yerik, me mira con una gran sonrisa. En sus ojos, puedo ver algo de emoción que me contagia, él es como un segundo padre para mí— Xander, hijo. Creo que las palabras no me podrán alcanzar para decirte lo orgulloso que estoy de ti y de todo lo que has logrado, no solamente eres el hombre que he cuidado por más de quince años. Eres el hijo que nunca tuve y deseo de todo corazón que Valentina y tú, tengan ese final que merece su historia—

—Gracias, Yerik—

—¡Salud por eso!—

Chocamos los vasos, el siguiente en hablar es Aslan.

—Hermano, debo decir que después de tu divorcio y tu corazón roto. Le agarré cierto rencor a Marchetti, nadie había lastimado a mi hermano pequeño y salía vivo, ella sí y salió más que viva...— muerde su labio inferior, sonríe— aunque, este último año. He podido ver el valor y aprecio que le tienes, más que merecido. Y miro, la manera en como te observa como si fueras lo más preciado que tiene su vida. Eso me basta, para saber que ambos serán felices como debieron serlo desde un inicio. Así que, salud hermano— levanta su vaso— porque tu felicidad y la de mi cuñada, sea la mejor de todas en este mundo de oscuridad y mafia que llamamos hogar—

—¡Salud!—

Volvemos a chocar los vasos, Atlas es el siguiente.

—Hermanito, yo tenía el mismo sueño que papá. Ambos esperábamos y ansiabamos que mi cuñada y tú, volvieran a ser felices juntos. Como siempre debió ser, no puedo estar más feliz por ustedes porque finalmente, lo han conseguido y no tengo dudas que tendrán el final del que siempre fueron merecedores— levanta su vaso— así que...¡Por los Zares de la Bratva!—

—¡Los Zares!—

Brindamos por eso, antes de que Salvatore sea el último en dar sus brindis y por la pequeña sonrisa en sus labios, será algo que me hará golpearlo antes de la boda y Valentina, me va a regañar por eso al haber golpeado a uno de sus amigos.

En mi defensa, él me busca.

—Por último, Xander— arqueo una ceja, esperando el peor de los escenarios— primero que nada, felicidades por esta nueva oportunidad de tener a la mujer que amas a tu lado. Muchos, deseamos volver a tener la misma oportunidad que tienen Valentina y tú, ahora— asiento lentamente, algo de me cala en el pecho al ver como su mirada se oscurece— solo puedo decirte, que no importan los obstáculos o piedras que tengan en su camino. Ustedes, nunca dejen de buscar una salida o solución a sus problema, pero háganlo juntos porque ese es su destino. Amarse, valorarse y anhelarse uno al otro el resto de sus vidas— levanta su vaso, para terminar en italiano— lunga vita alla dinastia delle tenebre e del fuoco dei Bratva

—¡Lunga vita!—

Con esas últimas palabras chocamos los vasos una última vez para darles un trago profundo, el alcohol quema mi garganta pero al mismo tiempo, calma parte de mis nervios y antes de que pueda detenerme, una idea loca cruza en mi cabeza.

—¿Qué tanto tiempo de sobra tenemos aún?—

—Déjame ver...— Yerik, revisa su reloj de muñeca— una hora, ¿por qué?—

—Necesito hacer una cosa rápida—

—¿Qué cosa?—

Sonrío.

—Ya verán—

—Pero...—

—Estaremos a tiempo para la boda, chicos. Se los prometo—

No pienso llegar tarde a la unión más importante de mi vida.

Solamente...

Necesito hacer algo.

Bajo del auto en el momento en que este se estaciona frente al gran mausoleo mientras que los demás, me siguen de cerca con la confusión en sus rostros. Camino con paso firme hacia el interior de la gran estructura que es de mi familia, dado que los Novikov e Iseav, solíamos pasar ciertas temporadas en San Petersburgo.

Papá mandó a construir un mausoleo igual al que hay en Moscú, para que mi madre pudiera visitar a su familia cuando fuera su aniversario de luto, evitando que ella sufriera por su ausencia lejos de ellos, luego de que fueran brutalmente asesinados por los antiguos enemigos de mis padres.

Toda mi familia materna, ya no existe.

Más que mis hermanos y yo.

Así que, luego de la muerte de mi padre. También, mandamos a colocar una lápida con su nombre a lado de mamá y Alisha, porque ellos siempre iban a acompañarnos a donde fuera que nosotros estemos, nunca íbamos a dejarlos solos así que como ellos, no nos iban a hacer lo mismo.

—¿Qué estás haciendo tú aquí, Xander?—

Mis cejas se arquean con evidente sorpresa al escuchar la voz de Remy mientras se coloca a mi frente, con sus brazos cruzados encima de su pecho y arquea una ceja en mi dirección antes de que responda con un pequeño carraspeo.

—Vine a verlos— respondo— ¿Mi solnischko está aquí?—

—Lo está—

—¿Lleva...?—

—No, todavía no. Solamente, la han maquillado y peinado pero no quería ponerse el vestido, si no venía hasta acá antes de la boda—

—De acuerdo— intento dar un paso, pero me bloquea— Eh...¿Me das permiso?—

—¿No has oído que es de mala suerte ver a la novia antes de la boda?—

—Corrección: Es de mala suerte ver a la novia con el vestido antes de la boda— respondo— no lleva vestido, ¿verdad?— niego— entonces, no hay nada que salga mal. Aparte, me servirá para calmar mis nervios—

—Xander...—

—Remy...— digo en tono contundente— entre más me impidas el paso, llegaré tarde y será tu culpa, que Valentina me castre por llegar tarde a nuestra boda—

El guardaespaldas no alcanza a responder, porque escucho la voz de mi prometida haciendo eco en el pasillo y mi sonrisa se ensancha.

—Remy, deja que pase. Necesito calmar los nervios también—

Sin más opciones, el padre de mi prometida se mueve para darme paso y camino con paso firme mientras que varias emociones se me asientan en el estómago, haciendo que me dé un vuelco agradable al saber que voy a verla una última vez antes del altar, donde estoy segura que se verá magnífica.

Creo que incluso, la palabra se quedaría corta para lo que me espera en el altar dentro de una hora.

En el momento en que cruzo la entrada y cierro la puerta detrás de mí, siento como un par de manos delicadas se posan encima de mis ojos, bloqueando mi vista. Escucho una risa a mi espalda y no puedo evitar contagiarme de la suya, río por lo bajo antes de negar suavemente.

—¿En serio, solnischko?—

—Muy en serio, amour— responde Valentina— vamos, yo te guio. Estoy segura, que quieres verlos al igual que yo—

—Yo quiero verte—

—No lo harás, Xander—

—Pero...— comenzamos a avanzar— no llevas el vestido, mi amor—

—Lo sé, pero tengo el maquillaje encima y el peinado. Quiero que cuando me veas, todo sea una sorpresa—

—Incluso desnuda, mi amor. Eres perfecta, ¿lo sabes?—

—Lo sé, cucciolo. Soy la mujer más perfecta y hermosa con la que te casarás— agrega en arrogancia, río mientras siento un beso en mi espalda, sonrío— Lucifer, te ves tan guapo con ese esmoquin, Xander—

—Magnífico, amore. Diría yo— acomodo las mangas, aunque no logre ver ni una mierda. Seguimos avanzando— eres afortunada de que los esmoquins me queden bien, mi amor—

—Mm...— hace un ruido de confirmación— me siento muy afortunada—

—Y yo soy un cabrón suertudo...— murmuro con una sonrisa en mis labios— ¿Te cuesta creerlo?—

—¿Que después de siete años nos vamos a casar en menos de una hora?— asiento— me cuesta creerlo. Juro que me levanté con un nudo en el estómago de la emoción al saber que el día, finalmente ha llegado—

—Tengo una pelotita antiestrés— respondo, se ríe— juraba que esas cositas, serían capaces de quitarme los nervios—

—Amor, ¿quieres que te recuerde la cantidad de pelotitas antiestrés que reventaste cuando nos enteramos que serías padre de una niña?—

—En mi defensa, estaba muy emocionado y nervioso. Era una niña, carajo. La primera en llegar subir al Zar, pero al mismo tiempo, sabía que iba a lidiar con una copia igual de testaruda de su madre—

—¿Yo soy testaturada?—

—Hasta la última molécula de tu ADN, nena. Y estando ebria, eso se multiplica a muchos niveles—

—Idiota— se ríe, nos detenemos— listo, hemos llegado—

—Amor...¿sabes que necesito mis ojos para ver la lápida de nuestros padres y nuestra hija?—

—Me voy a quedar a tu espalda, ¿de acuerdo?— asiento— así, no me verás y ambos, podremos hablar con ellos—

—Me gusta esa idea, nena—

Sus manos lentamente desbloquean mi vista y parpadeo para acostumbrarme un poco a la luz, sonrío enormemente al ver la lápida de mis padres, nuestra hija y mis suegros— sí, mandé a instalar sus lápidas aquí también —extiendo una mano para tocar el grabado de cada una de las letras, los brazos de Valentina se enredan alrededor de mi cintura y tengo que luchar contra el impulso de verla antes de la ceremonia.

Falta poco.

Respiro profundamente mientras acaricio el grabado de la lápida de mi padre, detallo con mis dedos cada letra dorada y en cursiva. Sonrío mientras que mis ojos se cristalizan un momento, recordando la promesa que le hice.

—Lo he hecho, papá...— murmuro en voz baja— he cumplido tu promesa...— trago el nudo de mi garganta— y espero, que estés feliz por nosotros. Por que después de tantos años...—

—Finalmente, estamos juntos y más fuertes que nunca, Dimitri— sus brazos se aferran un poco a mi cintura, puedo notar el ligero tono ahogado en su voz y una de mis manos, acaricio su mano con el anillo de compromiso con sus uñas rojas— aunque parecía un sueño imposible y muy lejano...—

—Lo hemos conseguido, papá. Hemos ganado la batalla del dolor y la mierda, para volver a comenzar el verdadero final de nuestra historia— termino por ella— puedes estar tranquilo, que la cláusula de tu testamento, está más que cumplida tal como la deseabas—

Valentina, también me lo dijo junto a cada una de las cláusulas que estipula mi padre. Lo que me daba más transparencia en lo que respecta al tema de Yesika, con la boda fallida.

Los secretos más importantes, finalmente, han salido a la luz.

Lo que generaba un lazo más fuerte entre nosotros.

—Espero que estés orgulloso, viejo— habla mi prometida, sacándome de mis pensamientos— no fue fácil, ciertamente. Fue un dolor agudo y terrible, tal como me dijiste...—

—Que al final...—

—Valió completamente la pena— termina, asiento. Nos quedamos un momento en silencio, suspira con cierta pesadez al igual que yo— desearía que él, nos estuviera viendo. Hubiera deseado con toda mi alma, que estuviera vivo para que oficiara nuestra boda, amour—

—Lo sé, mi amor— tomo su mano para besar sus nudillos, trago el nudo de mi garganta antes de que las lágrimas se deslicen por mis mejillas— créeme, también lo deseo con toda mi alma. Aunque, de algo estoy completamente seguro...—

—Estás felices por nosotros. Todos. Mis padres— miro la lápida, asiento— los tuyos— volvemos nuestra mirada hacia su dirección— y nuestra hija...— se ríe por lo bajo— ella debe estar brincando con un bonito vestido blanco lleno de tul y brillos— sonrío con cierta nostalgia, el dolor en mi pecho se siente, pero no es tan fuerte como hace un año— está feliz por nosotros, ¿no, amor?—

—Lo está, mi amor— murmuro con una sonrisa, mirando el nombre de nuestra hija— feliz queda corto, para lo que debe estar sintiendo al ver a sus padres juntos de nuevo—

—Lo sé...— toma mi muñeca para mirar la hora— amor, no quiero arruinar el momento. Necesitamos irnos para no llegar tarde a nuestra propia boda, ya quiero que me veas con mi vestido de novia—

—Será hermoso, nena— afirmo, sus brazos me sueltan— estoy ansioso, por verte también—

—Falta poquito— asiento— cierra tus ojos, por favor—

Siguiendo su petición, cierro mis ojos y siento cómo se coloca a mi frente para tomar mi rostro entre sus manos y depositar un delicado beso en mis labios, sonrío antes de que murmure por encima de ellos.

—Te veo en el altar, cucciolo—

—Te veo en el altar, mi amor—

Espero un par de segundos, escuchando sus pasos hasta que cierra la puerta detrás de mí y abro mis ojos para sonreír mirando una última vez las lápidas a mi frente.

—Volveré a verlos pronto. Ahora, tengo que ir a casarme con la mujer de mi vida— miro la lápida de mis suegros— prometo, hacerla feliz, señores Marchetti. Por que se merece eso y más, es una promesa—

Con esas últimas palabras, giro sobre mis talones con una gran sonrisa en mi rostro la cual se ensancha, al ver como el auto de Valentina comienza a avanzar por el camino de tierra hasta perderse de mi vista, me acerco a los chicos quienes se suben al auto también, Salvatore asiente en mi dirección con una gran sonrisa, no puedo evitar preguntarle.

—¿Como la viste?—

—Preciosa, Xander— responde, mi sonrisa se ensancha— te enamorarás más de ella, en eso no tengo dudas—

—Bien...—

Respiro profundamente para calmar las emociones de mi pecho y estómago, miro la hora en mi reloj, trago en seco ante la euforia al saber que falta muy poco, demasiado poco para que comience mi unión con Valentina, río con los mismos nervios que esta mañana.

—Es hora de casarme con el amor de mi vida—

Terminar de fortalecer nuestro lazo y amarla el resto de mi vida.

Ahora, mañana y siempre.

Mis manos no se quedan quietas mientras las paso por mi cada parte de mi saco, sacando alguna pelusa o polvo que sé que no existe, pero necesito algo para calmar el tornado que me está golpeando en el pecho, hasta que Yerik, me da una fuerte palmada en el espalda que me saca ligeramente de balance, me fulmina tenuemente con la mirada.

—Quédate quieto, Xander—

—Lo sé, lo sé...— gruño con nerviosismo— lo estoy intentando, estoy demasiado nervioso, emocionado y asustado. No sé por qué, si ya hice esto una vez y estuve acerca de hacerlo una segunda vez...¿Que me tiene tan nervioso?—

—El hecho de que te estás casando con la mujer que amas, hermano— dictamina Aslan, inclinando ligeramente su cabeza de donde está la fila de los padrinos— Xander, respira que vas a comenzar a sudar como puerco y no queremos, que nuestra cuñada te vea así de sudado—

—¿Y sí se arrepiente?—

—No digas mamadas, Mary Jane— espeta Atlas en tono bajo, a la par que me clava su codo en mis costillas— no se te ocurra desmayarte cuando estés recitando los malditos votos, Xander—

—Estoy haciendo mi mejor esfuerzo, chicos— tallo mis manos un momento— se los juro, simplemente...—

—Lo sabemos, Xan. Simplemente, respira...— asiento a las indicaciones de Salvatore— y deja de moverte, estás llamando la atención de los invitados y van a pensar que te vas a echar para atrás—

—Nunca— gruño con fiereza— he esperado esto por siete años, no voy a esperar más—

Me obligo a mi mismo a controlar mis nervios mientras que observo a los cientos de invitados sentados en sus respectivos lugares. Eran tantas personas las que estaban aquí, esperando unas de las uniones más importantes que se estaba llevando a cabo, me casaba oficialmente de acuerdo a mi posición.

Un evento masivo que era esperado por muchos, así que, por ley tenía que invitar a todas las pequeñas mafias de todo Rusia junto a los aliados que tenía por fuera e incluso, podía divisar a Manuel y Ambrosia Vital entre los invitados de mi futura esposa, también a Iván Gusev con una chica a su lado, parecían estar discutiendo de algo por lo bajo a lo que el otro hombre, rueda los ojos antes de asentir, una sonrisa se pinta en el rostro de la chica.

El ministro me miraba con cierta diversión al ver el estado en el que me encontraba en el altar, mientras esperaba a que la maldita marcha nupcial especial que escogimos Valentina y yo, para este momento de la ceremonia. Los segundos se sienten horas eternas que me aseguro de tener la argolla de matrimonio conmigo unas tres veces.

Ni siquiera cuando toqué el Op. 20, Acto II: 10 del lago de los cisnes para un recital del colegio con muchas personas, me puse así de nervioso.

—¿Primera vez, joven?—

—¿Ah?— el susurro del ministro me saca de mis pensamientos, sonríe de manera amable— ah, no. Es la tercera vez que me voy a casar— respondo, paso mis manos por las mangas del saco. Escucho como todos resoplan a mi espalda, Yerik, me clava su codo en mis costillas— joder, deja de hacer eso—

—Entonces, deja de mover y concéntrate...—

—Lo estoy...—

Mis palabras se cortan en el momento en que la canción que escogimos como marcha nupcial comienza a escucharse y veo como todos se ponen de pie ante las notas del cuarteto de música clásica que hemos contratado. Contengo la respiración para incorporarme en toda mi altura con mis manos unidas en la parte baja de mi cuerpo, esperando con expectativa y emoción ante la llegada de mi futura esposa.

Los primeros en entrar son Jasha, Bruno y Félix. Los primeros dos repartían algunos pétalos negros en el camino de alfombra blanco para que contrastara mientras que el diseñador de modas, sostenía en sus manos un ramo de rosas negras para sonreír a cada uno de nosotros antes de que cada uno, se incorporara en el altar con Félix al frente.

Entonces, las puertas vuelven a abrirse...

Y la veo.

No puede ser.

Luce...

Magnífica y hermosa.

Y sería quedarme corto...

Siento como mis ojos se llenan de lágrimas que no puedo evitar, cuando veo a la mujer de mi vida entrar por ese pasillo del brazo de su padre con sus ojos cristalizados y una gran sonrisa en su rostro, que no duda en formarse en el mío también.

Simplemente...

No tengo palabras.

No puedo evitar que las lágrimas finalmente se deslicen por mis mejillas al ver a Valentina, en ese hermoso vestido de novia blanco con una gran cola y velo llenos de brillos, su rostro estaba al descubierto del velo que se encontraba atado a la parte baja de su recogido y sus manos, tenían un ramo de rosas negras con algunos toques rojos intensos.

Intento mantener la compostura pero no puedo, no cuando la mujer con la que siempre he anhelado casarme de nuevo, está caminando a mi frente con un hermoso vestido que resalta la belleza y hermosura que tiene, por qué podría mirarla cientos de veces el resto de mi vida y siempre será mucho más hermosa que el día anterior.

Los años nunca podrían cambiar eso, jamás.

Limpio suavemente las lágrimas que se deslizan por mis mejillas pero es inútil, no dejan de salir lo que me hace soltar una risa entrecortada, Yerik palmea ligeramente mi hombro para murmurar por lo bajo, cosa que yo solo escucho pero que a duras penas le pongo atención.

—¿Mejor, hijo?—

—Es mucho más de lo que imaginé...— suelto una pequeña risa entrecortada y ahogada por la emoción— es...mucho mejor, Yerik. Nunca me cansaré de mirarla. Se ve tan...— limpio mis mejillas, es inutil y no me importa que el mundo me vea— no tengo palabras...dios mío, ella...—

Será mi esposa.

Volverá a ser mi esposa.

Y es...

Mucho mejor de lo que alguna vez soñé.

No puedo dejar de mirar a Valentina quién avanza con paso lento hacia mí, soy testigo de cómo la primera lágrima se desliza por su mejilla, seguido de un par más. Sus ojos no se despegan de los míos en ningún momento, hasta que llega al inicio del altar donde Remy, besa su frente una última vez antes de mirarme.

—Sé que la vas a cuidar y atesorar como el mejor diamante que existe en esta vida, Xander— asiento— solo te pido, que nunca la dejes de hacer feliz. Que siempre vea una sonrisa en sus labios, porque es la única mujer que ha logrado entrar a mi corazón y poder adueñarse de él, sin el menor de los miramientos. Y daría mi vida por ella con tal de saber, que está bien— vuelve a besar la frente de Valentina, para limpiar con sus pulgares sus mejillas suavemente— mi niña, sé feliz. Con toda tu alma y corazón, porque es tu turno de tener ese final feliz en tu vida, cariño. Papá, siempre estará contigo en cada paso y caída, aún tengas a alguien especial en tu vida—

—Te amo, papá—

—Y yo a ti, mi niña—

Finalmente, Remy me extiende la mano de su hija que no dudo en tomar con fuerza para que termine de subir los últimos escalones y quedar a mi frente, donde puedo sentir como el tornado de mi pecho se va de golpe, al tenerla a mi frente con su gran velo y cola acaparando parte del camino.

Donde siempre he querido tenerla todos estos años.

Inclino mi rostro hacia el ligero toque de su mano, donde su pulgar limpia algunas de mis lágrimas con una pequeña sonrisa, sus ojos se mantienen cristalizados pero se niega a llorar.

—Amor, estás...—

—Lo sé— respondo con emoción entrecortada— mi amor, verte en ese vestido...— tomo sus manos con fuerza— estás tan hermosa y magnífica, que no tengo palabras para decirte lo que estoy sintiendo en estos momentos...—

—Se siente tan irreal...—

—Lo sé...— murmuro, aprieto sus manos con el ramo en medio de nosotros— pero no podría ser más perfecto, mi amor. Por que mi gran sueño y anhelo, se ha cumplido—

—¿Cuál?—

—Tenerte a mi frente en el altar, para casarme contigo una segunda y última vez—

—Te amo, Xander—

—Te amo, Valentina—

—Por favor, tomen asiento— los invitados comienzan a sentarse, el ministro nos mira con una gran sonrisa— ¿Estamos listos para comenzar?—

Asentimos.

El ministro no tarda en comenzar la ceremonia, Valentina le entrega el ramo a Félix para sostener mis manos con fuerza al igual que yo sostengo las suyas, negándome a que se vaya de mi frente y que todo esto, al final. Solamente, haya sido un sueño del cual me tengo que despertar sin ella a mi lado, pero sé que no es así.

Ella está aquí, a mi frente en este bonito altar.

Se está convirtiendo en mi esposa, de nuevo.

Seré su esposo, otra vez.

Y daré hasta el último aliento de mi vida, para ser el mejor esposo y hacerla feliz el resto de nuestros días.

Mis ojos se niegan a despegar de su mirada negra que me mira con amor, cariños y cientos de emociones que no puedo estancarme en una sola, el ministro sigue con su charla acerca del matrimonio que cuando menos me doy cuenta, hemos llegado a la parte de los votos matrimoniales. El hombre me mira, asintiendo en mi dirección con una sonrisa.

—Señor Novikov, puede comenzar con sus votos—

—¿Ah?— inquiero de manera inconsciente, las risas se escuchan en el salón— lo siento, estoy perdido en la belleza de la mujer que se está convirtiendo en mi esposa—

—Xander...—

—Te amo, nena— sonrío.

Respiro profundamente para ordenar las palabras que había recitado durante los últimos días, pero ahora, solamente soy un lienzo en blanco de esas oraciones y simplemente, abro mi alma para decir mis votos.

—Definitivamente, mis palabras se quedarían cortas para decirte de diferentes maneras lo que eres en mi vida, mi amor— comienzo— honestamente, cuando mis padres hablaban del amor que se tenían, me costaba creer que en algún punto, me tocaría a mí. Nunca imaginé que ese intercambio en Italia, un par de ojos negros cambiaría mi vida en un giro de 180° al punto, en que se convirtieran en toda mi vida un 18 de agosto del 2014. Desde ese día, desde el momento en que comenzaste a insultarme, supe que había algo en tí que me impedía alejarme, porque sin quererlo...encontré lo que tanto tenían mis padres. Amor. No cualquier amor, un amor puro, sincero y poderoso que podría atravesar cualquier barrera si lo deseábamos...—

Limpio suavemente las pequeñas lágrimas que han comenzado a salir de sus ojos, sonrío con la misma emoción que en su sonrisa.

—Nos enamoramos de manera apresurada, pero eso no me importaba. No cuando estuvieras a mi lado toda mi vida, estaría satisfecho. Con solo verte y sentir el aroma de tu perfume cerca de mí, eso era todo lo que necesitaba para que mi día mejorara drásticamente— acaricio su mejilla— cometimos errores, pero eso jamás apagó ni un solo momento el amor que te tengo, que con cada día aumenta al punto de robarme la respiración. Y ahora, siete años después, puedo decirte, Valentina. Que siempre has sido la única mujer en mi vida por la cual no tendría miedo a morir, por que desde ese dieciocho de agosto, he sido completamente tuyo en cuerpo y alma...—

Saco la argolla de mi traje para comenzar deslizarla por su dedo, donde está el anillo de compromiso y la sonrisa de Valentina, no deja de ensancharse ante los colores que hemos escogido.

—Por eso mismo yo, Xander Novikov. Te tomo a ti, Valentina Marchetti. Hoy diez de octubre del año presente. Como mi esposa, mi compañera, mi amiga, mi amante, mi bruja, mi solnischko, mi Zar, el amor de mi vida y mi alma gemela para hacerte la promesa, que jamás voy a dejar de amarte. Juntos o separados, siempre vas a ser la mujer a la cuál voy a amar el resto de mi vida, en otra o en las miles que tengamos por delante, porque soy tuyo en cuerpo y alma. Ahora, mañana y siempre, voy a buscarte para amarnos como siempre debe ser...—

Termino de deslizar la argolla por completo en su dedo justo donde se encuentra su anillo de compromiso antes de tomar su mano y besar sus nudillos, un ligero sonrojo se asoma en sus mejillas junto a una gran sonrisa. El ministro asiente en su dirección.

—Señorita Marchetti, su turno—

—Bien...— suelta un poco la respiración— aquí vamos— nos reímos suavemente, sus manos no dejan de apretar las mías, sonrío al ver los dos anillos en su dedo— Xander, cucciolo, amour, belle, gusano, parásito...— niega con cierta diversión— cada uno de los sobrenombres que te he dado, tiene un valor profundo para mí por que representan cada etapa de mi vida, en la que lograste colarte a mi corazón. Al punto en que hiciste que fuera imposible sacarte de ahí, llegaste a mi vida cuando mi propio tormento no parecía tener fin, le diste esa paz al huracán que vivía en mí con una sola de sus sonrisas, nunca te importó la manera en la que quería te alejaras, jamás te rendiste aunque yo lo hiciera primero— una lágrima se desliza por mi mejilla— y es lo que más amo de ti, porque aún con mis partes rotas. Ha sido capaz de darme las tuyas, sin importar las condiciones...me has amado en cada faceta de mí, donde cada vez, un nuevo sobrenombre salía de lo profundo de mi alma porque te adentraste de una manera en que no lo deseaba al inicio...—

Varias lágrimas se deslizan por sus mejillas, las limpio suavemente.

—Pero al final, me dije a mi misma que es tan hermoso ser amada por alguien, sin importar mis partes rotas. Nunca podré tener las palabras para decirte, cada parte que has marcado en mí, Xander Novikov. Llegaste para ser la calma de mi tormenta... y estoy tan feliz, de que hayas manejado el tormento de lo que era la antigua Valentina Marchetti, para amar a la mujer que tienes enfrente. Cumpliendo uno de nuestros más grandes sueños, ser nosotros quienes estén en el altar para jurar el mismo amor que no ha muerto en los últimos siete años al contrario, solamente se ha fortalecido—

Suelta una de mis manos para tomar la argolla de oro negro con rojo y comenzar a deslizarla por mi dedo, sonríe limpiando suavemente sus lágrimas.

—Por eso mismo yo, Valentina Marchetti. Te tomo a ti, Xander Novikov. Hoy diez de octubre del año presente. Para ser mi esposo, Zar, amigo, compañero, amante, cucciolo, parásito, gusano, belle, el amor de mi vida y alma gemela. Dónde puedo hacerte la promesa y el juramento, que nunca más tendrás que afrontar las cosas solo nuevamente, porque yo seré tu apoyo cuando lo necesites. Porque desde el momento en que te vi, supe que era tuya así como tu eres mío, en cuerpo y en alma. No importarán los años que pasen, las vidas que tengamos, siempre voy a esperar por ti hasta que me encuentres para seguir disfrutando nuestro amor como siempre debe ser hasta el final de nuestros días. Ahora, mañana y siempre, voy a ser la mujer con la cuál despiertes cada mañana y con la que te acuestes, cada noche—

Valentina termina de deslizar el anillo en mi dedo, los latidos de mi corazón no han parado de acelerarse ante cada una de sus palabras y siento como mi pulso se dispara al ver como besa mis nudillos también con el anillo en mi dedo, para tomar de nuevo nuestras manos.

El ministro carraspea, para llamar nuestra atención con una sonrisa antes de mirar al resto de los invitados que tienen sonrisas en sus rostros y vuelve a mirarnos, asintiendo en nuestra dirección.

—Por el poder que me confiere el gobierno ruso. Yo los declaro, marido y mujer. Puede besar a la novia, señor Novikov—

No ocupa pedírmelo dos veces, ministro.

Sin esperar más tiempo, tomo el rostro de mi esposa para capturar su boca en la mía en un profundo beso lleno de emociones mezcladas para ambos, sus brazos se enredan alrededor de mi cuello mientras que inclino ligeramente su cuerpo hacia atrás a la par que escuchamos como la sala explota en aplausos y vítores de felicitación.

Pasan algunos segundos antes de que nos incorpore a ambos en nuestra posición soltando mi boca de la suya, unimos nuestras frentes para mirarnos a los ojos con amor puro y felicidad, nuestras sonrisas nos decían todo aquello no podíamos expresar en palabras.

—Te amo, señora Novikov—

—También lo amo a usted, señor Novikov—

Sus manos toman mi rostro para volver a besarme, los aplausos, gritos y vítores de emoción junto a los pétalos negros que caen del cielo, no dejan de escucharse en todo el salón.

—Mi esposo—

Su frente no se despega de la mía, sonrío como un jodido idiota enamorado.

—Mi esposa—

—Ahora...—

—Mañana...—

—Y siempre—

—En esta vida...—

—En la otra...—

—Y en todas las que tengamos por delante—

—Siempre será así, mi amor— murmuro.

—Hermano, no es por arruinar el momento...— la voz de Aslan, se escucha a mi espalda quién trae un par de cosas en sus manos junto a una caja con el contenido que le pedí— pero, debemos hacerlo...—

Miro a mi esposa con una sonrisa. La palabra se repite en mi cabeza, mi sonrisa se ensancha.

Mi esposa.

Solamente mía.

—¿Estás lista, mi amor?—

Asiente con una gran sonrisa.

—Estoy más que lista—

—Bien—

Ordeno que todos guarden silencio, pasan algunos minutos hasta que un silencio sepulcral se hace presente mientras que Aslan deja todas las cosas necesarias para la iniciación y la bienvenida a la nueva Zar de la Bratva, encima de la mesa donde mi esposa y yo hemos firmado el acta de nuestro matrimonio.

Extiendo una mano en su dirección para que se acerque un poco más, encorva toda su altura para mantener una expresión neutral y mirarme fijamente, sonrío tenuemente a lo que ella responde mientras que tomo la daga junto a la copa de oro negro antes de hablar fuerte y claro para dar inicio del ritual característico de mi familia.

—Valentina Novikov—

Asiente lentamente, su mirada negra brilla en determinación y fortaleza que la caracteriza, el pecho se me hincha de orgullo ante la imagen de mi esposa.

—Juras mantener, proteger y llevar a la cima a la Bratva, mostrando la misma lealtad que ella te ha dado durante tus años de formación. Hasta el final de tus días e incluso hasta que el último aliento salga de tus labios y acabando con todo aquel que intente, tomar un poder que no le corresponde—

Sus ojos brillan cada vez más determinación, ni siquiera duda en su respuesta que resuena con seguridad y mortalidad que podría destruir a cualquiera.

—Lo juro—

—Entonces, dame tu mano—

Su mano se extiende en mi dirección y con cuidado la sostengo mientras que el silencio se hace más pesado en el salón, a la expectativa del nuevo nombramiento como Zar de la Bratva.

Con la daga en mi mano, paso la hoja suavemente por su palma hasta hacer un corte no tan profundo en su piel, mi esposa ni siquiera se inmuta a la herida antes de que gire su muñeca suavemente para que algunas gotas de sangre, caigan en la copa marcando el final del ritual. Cubro su mano con un pañuelo negro para hacer una pequeña presión, sin manchar su vestido blanco hermoso y hago un nudo para curarlo más tarde, cambio en dirección hacia la caja dorada que tengo cerca de mí, sonrío con cierta soberbia hacia los invitados antes de volver a mirar a mi esposa, quién sonríe de la misma manera.

Asiento en su dirección.

—De rodillas, Valentina—

No refuta ante mi petición, abro la caja de dorada que me revela una corona de oro negro con diamantes rojos también, la tomo suavemente para colocarle encima de su cabeza, donde no tiene ningún tocado en ella que me impida ajustarla en su cabello, sonrío para continuar hablando.

—Valentina Novikov, desde ahora has jurado lealtad de por vida a la Bratva. Cúmplela, y todos te seguiremos con los ojos cerrados ante el poder de Zar, que impones—

Termino de ajustar la corona en su cabeza para extender una mano en su dirección que no duda en aceptar para ponerse de pie, nos sonreímos mutuamente antes de que gire en dirección hacia los invitados con una mirada fría y calculadora en cada uno de ellos, hasta que rompo el silencio de nuevo.

—Con ustedes...¡La nueva Zar de la Bratva! ¡Valentina Novikov!—

Nadie duda a la hora de su respuesta.

—¡Larga vida a la Zar Valentina Novikov!—

Me coloco a su lado, tomando su cintura para atraerla más a mí y besarla de forma lenta, sonríe en medio del beso antes de que me incline a su oído murmurando en tono ronco.

—Mi Zar, eso suena muy bien—

Se ríe suavemente.

—Mi Zar...— responde en tono ronco— eso suena muy también—

—Dama de Hielo, Reina de Alboroto y mi Zar, solo mía—

—Mi Zar, solo mío—

—Ahora...—

—Mañana...—

—Y siempre—

Es hora de que los Greco, realmente teman.

A los Zares de la Bratva.

Locura.

Eso podría definir lo que se ha convertido nuestra recepción de boda. Posteriormente de la ceremonia, el nombramiento de mi esposa y las fotografías, todos hemos salido en dirección a la gran carpa donde se encontraban los cientos de mesas para los invitados, quienes no han parado de felicitarnos por nuestras nupcias y poco a poco, comenzaron a acomodarse en sus respectivos lugares, tengo apretar mis labios para contener mi risa cuando veo como mi esposa, fuerza una sonrisa hacia los ancianos que hablan con ella mientras le lamen las botas ahora que es Zar junto conmigo, sonrío mirando la corona negra con rojo en su cabeza.

Un diseño exclusivamente para ella.

Mi esposa no merece poco, mucho menos de mi parte.

Luego de todas las felicitaciones por parte de todos los invitados antes de pasar al primer baile, Salvatore, Remy, Bruno, Atlas, Aslan y Yerik junto a las damas de honor de mi esposa, quisieron algunos brindis en los cuales casi golpeo a la mayoría de los idiotas que conforman mi familia por sus discursos estúpidos, Valentina simplemente se ríe de buena gana ante sus idioteces.

Ahora, es el turno de Atlas.

—Primero que nada, quiero darle la bienvenida a los nuevos Zares de la Bratva— empieza, le doy un trago a mi vaso de vodka, con cierta expectativa y escepticismo— segundo, quiero compadecer a mi cuñada por tener lo que le vida a Chewbacca de mi hermano menor— ruedo los ojos— pero al mismo tiempo, estoy muy felices por ellos. No saben cuánto tiempo yo sufrí con ellos, la forma en cómo se aman no tiene una explicación alguna y es un amor, que no merece ser separado nunca— sonrío de lado— así que...¡Vivan los novios!—

—¡Salud!— responden al unísono.

—¡Y esperemos que mi hermano se folle bien a su esposa para los futuros herederos de la Bratva!—

Gruño con evidente molestia mientras ruedo los ojos, observo a mi esposa quién niega varias veces ante la intención de mi mirada.

—Cucciolo...—

—Lo voy a matar—

Antes de que pueda hacer algún movimiento, Valentina envuelve sus brazos alrededor de mi cintura partiéndose la risa mientras que el cobarde mi hermano, huye lejos de mi alcance para refugiarse en los brazos de su novio, quién rueda los ojos ante el comportamiento infantil de mi hermano. Tampoco soy capaz de decir algo, porque la voz del presentador de la boda, nos llama.

—Ahora que hemos pasado la parte del brindis. Es hora, de que los recién casados nos deleiten a todos con su primer baile—

Sonrío.

Eso sí me gusta.

Me separo de mi esposa para girar mi cuerpo y extender mi mano con una gran sonrisa, Valentina toma mi mano con la que tiene vendada por el corte que le hice mientras ambos avanzamos hacia el centro de la pista. Afortunadamente, puedo bailar con ella por que la cola de su vestido, es desarmable y ahora, solamente quedaba al ras del suelo donde sus tacones negros resaltan del blanco.

Ni siquiera me sorprende que lleve tacones negros.

Mi esposa sabía imponer moda de una forma especial y elegante, la mayoría de las mujeres de la mafia— no es por presumir —no tiene la clase, elegancia y esencia de mi esposa con la moda. Principalmente, porque cambia de guardarropa cada tanto tiempo de años.

Hasta ahora...

Volveré a cambiar sus guardarropas cada temporada.

Sostengo una de sus manos mientras que la otra se coloca en su hombro, me aseguro no dañar la herida de la mano que sostengo y con la que tengo libre, tomo su cintura para atraerla más hacia a mí, disfruto de cómo los ojos de mi esposa brillan con felicidad pura ante nuestra boda, se inclina hacia mi boca para besarme y cosa que acepto gustosamente, une su frente con la mía.

Entonces, las notas suaves de Die For You de The Weeknd comienza a sonar y esa es nuestra señal para movernos, Valentina se ríe por lo bajo ante nuestros movimientos dado que estamos bailando por toda la pista de baile, en una danza que me recuerda a la primera vez que bailamos juntos después de nuestro reencuentro hace varios años.

—¿Lo recuerdas?— inquiero, le doy un giro y sonrío cuando su vestido se eleva.

—¿Qué cosa?—

—La primera vez que volvimos a bailar—

—Oh— se ríe, asiente— diablos, sí. Perdí la cuenta de cuántas veces te pisé esa noche, amor—

—Estábamos algo oxidados, mi amor—

—Lo sé, ahora...— vuelvo a darle un giro, nos perdemos en la música de nuestra canción— estámos más coordinados que nada...— la inclino hacia atrás ligeramente, antes de volver a traerla hacia a mí. Beso su boca suavemente— ¿Sabes que suena bien?—

—¿Qué cosa, nena?—

—El hecho de que seas mi esposo, cucciolo— el corazón se me acelera— y poder gritar a los cuatro vientos con orgullo que Xander Novikov es mi esposo, solamente mío—

—¿Y sabes que suena jodidamente sexy, mi amor?— murmuro en su boca, niega— el que me llames esposo, mientras que yo te llamo mi esposa. Solamente mía, Valentina Novikov—

—¿Realmente nos hemos casado?—

—Nos hemos casado, mi amor— afirmo, sonríe aún más— ¿Y sabes la mejor parte? Que no vas a poder librarte de mí, bruja. No nos podemos divorciar, si no queremos causar deshonra hacia la casa que nos ha dado la oportunidad de amarnos, otra vez—

—Nunca soñaría con eso, amor— sus brazos cambian hacia mi cuello, ahora, nos movemos en un ritmo más lento— ¿Volver a divorciarme de ti? Nunca, primero te mato antes de que vuelvas a dejarme como en la manera en que lo hiciste—

—Soy capaz de atarte a la cama, para que nunca se te ocurra irte de mi lado—

—Ya lo has hecho, te recuerdo— vuelvo a inclinarla hacia atrás un poco, beso su boca por un par de minutos— y aún así, me he quedado contigo—

—El amarre, funcionó— nos reímos— te amo, mi amor—

—Te amo, Xan—

Nos seguimos moviendo de manera lenta al ritmo de la canción, algunos aplausos se escuchan a fondo pero ambos los ignoramos mientras miro la corona encima de la cabeza de Valentina.

Definitivamente, no puedo negarlo.

Estoy orgulloso de mi esposa.

—¿Quieres saber algo?— asiente— no quiero te generalicen como las mujeres rusas—

—¿Sentido?—

—Como ejemplo, a las mujeres Zar se les dicen Zarinas— escucha con atención— y lo más básico, la letra "A" al final de mi apellido. Tampoco, me gusta eso para ti y sé, que a ti tampoco te gustan que te generalicen con parte de nuestra cultura, sin que tu lo desees—

—En eso tienes un punto, cariño— afirma su agarre en mi cuello— ¿Puedo saber por qué?—

—Por qué no eres como las demás. Brillas y ardes a tus propios medios, sin la necesidad de alguien, mi amor— uno mi frente con la suya de nuevo— eres única. Y definitivamente, eres la única mujer que conozco que merece ser reconocida como Zar y no como Zarina. Ser llamado como Novikov, y no como Novikova, no mereces que te generalicen por que eres la única mujer que ha soportado todo el voltaje de los Novikov con maestría. Y eso es algo que se debe respetar, porque pudiste irte cuando tuviste la oportunidad. No fue así, te quedaste—

—Y me quedaría de todas forma, cariño— responde, asiento— somos una familia, no pienso dejarlos solos cuando incluso, no me necesiten—

—Yo siempre voy a necesitarte, mi amor— le doy el último giro cuando termina la canción, beso su boca— ahora, mañana y siempre, serás el sol que necesito que ilumine mis días—

—Ahora, mañana y siempre, serás el parásito que necesito que se cuele hasta lo más profundo de mi alma, incluso en los días malos—

—La amo, señora Novikov—

—Lo amo, señor Novikov—

No pude tener mejor compañera en mi vida que ella.

Valentina Novikov.

La Dama de hielo de todo Calabria.

Reina del alboroto de toda Rusia.

Zar de la Bratva y de toda Siberia.

Tres títulos que ahora pesaban en su cabeza con orgullo y que me sentía afortunado, poder compartirlos a su lado.

Sonrío mirando un momento hacia el cielo que se eleva un poco, niego con cierta diversión.

Tenías razón, papá.

Valió la pena cada segundo de espera para tenerla conmigo de nuevo.

Sí que lo hizo.

¡Baño! ¡Baño! ¡Baño!

Camino con rapidez en dirección hacia los baños, me río cuando me tambaleo ligeramente hacia un lado de la pared, sacudo mi mente para despabilarme un poco pero sé que es inútil.

Estoy ebrio.

Corrección:

Mi esposa y yo estamos ebrios.

Al igual que los demás en la boda, quiénes cantan ríen y se divierten alcoholizadamente uno con los otros en la pista de baile mientras dan regalos idiotas, que tuvimos la idea de comprar para entretener a los invitados.

Funcionó.

Ahora, todos se están agarrando a golpes por el mejor regalo barato, idiota y estúpidamente tierno, por que mi brillante esposa se le ocurrió comprarlos con la temática Kawaii.

No recuerdo qué mierdas es eso, pero en sí, los pequeños regalos si estaban curiosos y bonitos.

Dejé a mi esposa en manos de Salvatore, quién se notaba evidentemente borracho mientras que yo buscaba el baño con urgencia, cuando lo encuentro no dudo en entrar e irme hacia el primer mingitorio que encuentro cerca de los cubículos de los inodoros.

Me apresuro a abrir el cinturón junto a la bragueta de mi pantalón para sacar mi verga, suelto un suspiro de alivio y mis músculos se relajan ante la sensación de vaciado en mi cuerpo, río un momento mirando mi verga.

Joder, Valentina no miente cuando dice que la tengo grande.

Ahora entiendo, cómo es que le reviento el culo.

—Ah...— cierro mis ojos, comienzo a silbar borrachamente. Me río a la idiotez que me cruza en la cabeza— ¡Mear, mear, mear rima con arrimar! ¡Te la arrimaré a tu coño así como tu arrimas tu boca hacia mi verga...!

Mi esposa me mataría al escuchar la pendejada que estoy diciendo y después, sería capaz de chuparme la verga para saber si es cierto lo que dice mi canción borracha. Sigo silbando y cantando cuanta estupidez se me cruza en la cabeza, esperando paciente a que mi vejiga se le hinche un huevo dejar de mear.

El precio de tomar mucho alcohol y cruzado.

Mis pensamientos se ven cortados en el momento en que escucho como la puerta de uno de los cubículos se abre abruptamente y mis cejas se arquean con evidente sorpresa cuando veo salir a Jasha primero, seguido de Félix. Ambos, con la ropa desaliñada y la camisa del diseñador está abierta, donde puedo ver algunas marcas junto a arañazos.

Cuando notan mi presencia, Jasha se avergüenza de golpe con las mejillas rojas antes marcar un señal rápida con su mano y sale del baño en cambio, Félix se toma su tiempo para mear también y se coloca a mi lado, no paso desapercibido el como me mira la verga.

Arqueo una ceja ante su sonrisa.

—¿Qué?—

—Oh, nada...— evidentemente, está ebrio al igual que yo— ahora entiendo, el por que mi amiga, no quería compartir conmigo...—

—Sabe el valor que tiene mi verga, Félix— respondo con arrogancia— y le encanta mimarla—

Termino de mear y tomo una toalla desechable para limpiarme la verga y la guardo de nuevo en mi ropa interior, hago bola el papel para tirarlo a la basura mientras me lavo las manos e irme. Félix, se despide con un gesto de su mano.

—Sigue disfrutando de tu noche, bombón—

—Lo haré, Félix. Disfruta de Jasha, cuanto puedas—

Antes de que pueda salir del baño, veo como otra puerta de los cubículos se abre de golpe y por ella sale un muy desaliñado Atlas, todo su cabello se encontraba hecho una maraña sin contar los chupetones que tiene en el costado de su cuello, río divertido cuando veo salir a Bruno sin los pantalones puestos, lo demás se mantiene intacto.

—Maldita cosita ninfómana—

—Así me amas, stronzo—

Ni siquiera proceso bien la escena que ocurre, por que Bruno toma la pajarita de mi hermano para besarlo y arrastrarlo de nuevo hacia el interior del cubículo, donde escucho que le colocan seguro para seguir con sus asuntos...sexuales y cachondos.

Lo que me recuerda.

Quiero follar a mi esposa.

Aunque, con todo el alcohol en nuestro sistema, estoy seguro que ni siquiera alcanzaría chuparme la verga y las pelotas, tendremos que dejar nuestra noche de bodas para después, una vez que estemos más sobrios.

Regreso hacia la carpa donde veo a todos bailando en la pista, me carcajeo cuando veo a Salvatore sin camisa y una botella de ron en su mano a su lado, se encontraba Aslan en la misma postura que el italiano, la diferencia es que él tenía una botella de tequila en su mano.

Ambos bailaban al ritmo de You Should Be Dancing de los Bee Gees, movían a la par sus caderas de manera falsamente sensual uno detrás de otro con sus camisas colgando de uno de sus dedos para moverla en el cielo como si fueran banderas, suelto otra carcajada antes de que todos comencemos a unirnos a ellos, en su ridículo baile.

Valentina es la primera unirse a ellos seguido de Iván junto a su acompañante— o eso, dijo él —veo como mi esposa le da un trago profundo a la botella de vodka que tiene en sus manos, niego divertido al ver que finalmente, ha terminado desechando los tacones para bailar descalza su vestido se arrastra por todo el jardín pero eso no parece importarle.

Mi sonrisa se ensancha al ver la felicidad que recorre su cuerpo a la hora de bailar, puede ser por el alcohol o no, pero se notaba que estaba realmente feliz con nuestra boda tal como siempre lo había soñado.

Verla feliz, me hacía feliz.

Cuando sus ojos se encuentran con los míos me hace señas para que me acerque, no dudo en comenzar a mover mis caderas al ritmo de la canción disco mientras me acerco a ella, le quito la botella de ron de la mano para darle un trago profundo, nos reímos ante nuestros movimientos ridículos pero no se puede negar una cosa.

La estamos pasando bien.

¡Dancing, yeah...!— comenzamos a cantar, le doy un giro sobre su propio eje para comenzar a movernos al ritmo de la canción y a como nuestros cuerpos, lo pidan— ¡My baby moves at midnight! ¡Goes right on 'til the dawn, yeah! ¡My woman takes me higher! ¡My woman keeps me warm! ¡Dancing, yeah...!

Todos bailamos y cantamos al ritmo de los Bee Gees, Salvatore y Aslan siguen haciendo sus locuras que nos termina contagiando, las risas junto a las carcajadas no hacen falta. Hasta que comienzan a poner Stayin Alive.

—Oohh— exclamo para colocarme en el centro de la pista— a ver, déjenme que este es mi momento—

—¡Xander!—

—¡Tu disfruta, mi amor! ¡Que es todo para ti!— le guiño el ojo, se carcajea antes de sacar su teléfono y comenzar a grabar— ¡Salvatore! ¡Únete conmigo, cabrón!—

—¡Eso no se pregunta!—

Ambos comenzamos a caminar con los pasos disco de la película de Saturday Night Fever de John Travolta— me pongo bilingüe cuando me embriago —Salvatore y yo comenzamos a copiar la coreografía tal como recuerdo en la película, nuestros pies se coordinan a la par del otro mientras levantamos nuestros brazos como en la película junto al movimiento de nuestras caderas, escucho la carcajada de Valentina que me saca una sonrisa, la miro para guiñarle de nuevo el ojo a lo que sonríe.

Pocos segundos después, Bruno, Remy, Yerik, Atlas, Jasha, Félix e Iván se unen a nosotros y nueva comenzamos a bailar la coreografía, mi esposa no deja de grabar con su teléfono hasta que decide acercarse a mi altura y comenzar a bailar conmigo, ambos comenzamos a cantar.

¡Whether you're a brother or whether you're a mother! ¡You're stayin' alive, stayin' alive! ¡Feel the city breakin' and everybody shakin'! ¡And we're stayin' alive, stayin' alive! ¡Ah, ha, ha, ha, stayin' alive, stayin' alive!. ¡Ah, ha, ha, ha, stayin' alive...!— nos movemos al ritmo de la coreografía, río cuando mi esposa imita mis movimientos— ¡Life goin' nowhere, somebody help me! ¡Somebody help me, yeah! ¡Life goin' nowhere, somebody help me, yeah! ¡I'm stayin' alive!

El amor de mi vida toma mi mandíbula para besarme y sonrío contra sus labios para recibir gustosamente su beso. Posteriormente, cambia la dirección de la cámara para tomarnos una fotografía de los dos, sus labios besan mi mejilla en la primera antes de que vuelva a tomar otra donde nuestras sonrisas no caben de la felicidad, capturando el momento más feliz de mi vida.

Sin duda...

Es el mejor día de mi vida.

Día 2.

Gruño con placer cuando las caderas de mi esposa se mueven frenéticamente de arriba abajo por encima de mi verga, jadeo en el momento que comienza a hacer círculos con ellas al punto en que mis pelotas se tensan de las tantas veces que no ha dejado que nos corramos en el maldito orgasmo.

Bruja maldita.

Tiro de los nudos y cuerdas rojas que retienen mis muñecas por encima de mi cabeza hacia el cabecero de la cama, gimo profundamente cuando la mano de mi esposa estruja mis bolas suavemente mientras que su lengua deja un camino de besos y marcas por todo mi pecho, siento como mi verga se endurece más con sus rebotes y no puedo dejar de admirar con embobación el tomo sus tetas brincan ante cada uno de sus movimientos.

—Solnischko...— gruño roncamente, desesperado por la necesidad de correrme— joder, acércate—

—¿Qué tanto, amor?— sonríe con cierta perversidad al tenerme a su merced, no es que como si a mi me disgustara que me atara la cama— ¿Así...?—

—Más cerca, mi amor— jadeo y mis caderas se levantan. Valentina, suelta un gemido ronco lo que me hace sonreír— un poco...—

—¿Qué tanto más?—

—Solo un poquito más...—

En el momento en que sus tetas quedan a la altura de mi boca, no dudo en comenzar a mimarlas como le gusta. Muerdo y chupo sus pezones a la par que gruño al sentir como las paredes de su coño, estrujan mi verga.

—¡Ah, Xander!—

Nuestras caderas se mueven con cierto frenesí que la cama golpea contra la pared, pero nos vale una mierda. Simplemente, estamos desesperados por conseguir nuestros orgasmos retrasado tantas veces, los rebotes de mi esposa se hacen cada vez más fuertes y placenteros que en el momento en que muerdo uno de sus pezones con la intención de darle algo de dolor, se corre con fuerza al igual que yo, cuando estruja mis pelotas de nuevo con sus manos al punto en que clava sus uñas.

—¡Xander...!—

—Valentina...—

El cuerpo de mi esposa se desploma encima de mío por un par de minutos mientras que ambos, tratamos de recuperar la respiración y sus ojos negros, me miran con el mismo amor y felicidad que anoche, sonrío antes de que se incline a besarme mientras que sus manos, suben hasta el nudo de las cuerdas para desatarlas.

No dudo en abrazarla para mantenerla pegada a mí, con mi verga dentro de su coño el cuál se encuentra lleno de mi semen, siento como se escurre por uno de sus muslos antes de caer en alguna parte de mis piernas y mis manos, acarician su espalda sin dejar de besar a mi esposa.

—Buenos días, esposo—

Sonrío.

—Buenos días, esposa— respondo— si estas van a ser las maneras de darme los buenos días, mi amor. Estaré más que encantado—

—Aparte, tenía razón, cariño—

Asiento con una pequeña risa.

—Es cierto, tener sexo es una buena cura para el dolor de cabeza por la resaca—

—¿Quién necesita una noche de bodas?— nos cambio de posición, se ríe mientras vuelve a besarme— podemos tener nuestra tarde de bodas. Original, como todo lo que hacemos—

—Exactamente—

Rozo mis labios antes de comenzar a moverme de nuevo en su interior con algo de rudeza y violencia. La espalda de mi esposa se arquea para soltar un gemido ronco, sonrío tomando una de sus piernas para colocarla alrededor de mi cadera profundizando más mis embestidas.

—¿Lista para el segundo round, esposa?—

—Eso no se pregunta, esposo—

Sonrío un poco más para besar su boca de nuevo, su lengua compite con la mía hasta que gano el dominio del beso, aumentando el ritmo de mis caderas.

Nuestra tarde de bodas, sí que promete ser interesante.

Término de alisar las pequeñas arrugas del traje azul que llevaba el día de hoy. No era negro, pero era lo suficientemente elegante para nuestra segunda recepción que sería acabo dentro de unos minutos.

En esta ocasión, sería más por la noche para darle tiempo a los invitados de recuperarse de la tremenda borrachera que nos hemos puesto todos, no he hablado con mis hermanos, ni con los Greco, supongo que deben seguir algo muertos pero estoy seguro que con la cantidad de comida que vamos a dar, les ayudará para terminar de despertar.

Mi mirada se va hacia la argolla negra con detalles rojos en el medio, sonrío enormemente ante los sucesos de ayer y nuevamente, me repito que todo esto es real.

Nos hemos casado.

Volví a casarme con la mujer de mi vida.

Y no podría estar más feliz con ello.

El sonido de la puerta del baño que se abre, me saca de mis pensamientos mientras escucho los tacones de mi esposa hacer eco en el suelo de mármol del palacio, lo habíamos reservado solamente para los invitados de la boda y los novios, está cerrado para todo público hasta que nuestra boda termine.

—¿Y bien? ¿Qué te parece, cucciolo?—

Levanto la mitad de mi reloj al que le estaba haciendo un par de ajustes y me quedo embalsamado ante la belleza de mi esposa, mi boca se abre en una gran O que le causa algo de gracia para acercarse a mí y cerrarla, se ríe por lo bajo.

—¿Entonces...? ¿Me veo mal?—

—No, mi amor...— murmuro asombrado ante el vestido que lleva puesto— te ves...hermosa...wow...—

—¿Te gusta?—

—Mm...— asiento, tomo su mano suavemente— a ver, una vueltecita que no he terminado de admirar a la diosa de mi esposa—

—Eres un tonto—

—Así me amas, mi amor— silbo con impresión ante los detalles— demonios, nena. Félix, se lució con los dos vestidos, sin duda—

Para la segunda celebración, Valentina había mandado a hacer otro vestido que no se viera tan voluminoso pero que no perdiera el brillo y la elegancia que la caracteriza, no había parte de ella que no brillara de lo hermosa que se veía, su cabello lo había dejado en pequeñas ondas y su maquillaje, era un poco más natural.

La tomo de la cintura para atraerla hacia mí, beso su boca suavemente para no correr el labial de sus labios y gimo suavemente, cuando su lengua se encuentra con la mía mientras sus manos se posan a cada lado mi rostro.

—Soy muy afortunado...—

—¿Ah, sí?— asiento— ¿Por qué, amor?—

—Por que mi esposa es la diosa más hermosa que he visto en mi vida— se ríe suavemente— soy afortunado, por ver su belleza cada mañana el resto de mi vida—

—Te amo, belle—

—Te amo, solnischko—

Nuestra segunda recepción fue más tranquila que la primera, todos charlamos y disfrutamos de un buen rato entre todos. Casi un veinte por ciento de los invitados, se habían ido pero aún así, quedaba una gran cantidad para convivir y Valentina, se ríe ante una idiotez que dice Jasha, lo que me trae a la mente.

—Oye, Jasha— pico algo de mi salmón. En esta ocasión, optamos por sentarnos en una gran pero gran mesa larga con todos los invitados— ¿Que tal tu noche en el baño?—

Las mejillas del químico se ponen rojas de golpe mientras que Félix, se ríe mientras me guiña el ojo levantando su trago.

—Eres muy malo, bombón—

Río.

—Solo digo lo que vi anoche, estaba ebrio pero no tan estúpido— se ríen.

—Hubieran visto a Iván, ayer— habla la chica que es la acompañante de Gusev, es bonita. El hombre a su lado, rueda los ojos— ¿Pueden creer que ayer quería que se la chupara estando ebrio?—

—¿Y te quejaste mientras lo hacías, Ivanna?— interroga este, las mejillas se la chica se ponen de color tomate. Reímos por lo bajo— exacto, pequeña. Es más hasta me pediste...—

La chica con el nombre Ivanna, coloca su mano en la boca de Gusev quién se ríe detrás de su mano mientras lo fulmina con la mirada.

—Esperpento, los recién casados no necesitan saber nuestra maldita intimidad—

—Yo sí, quiero saber— indaga mi esposa, tomando un trago de vino. Arqueo una ceja divertido, la chica rubia y de ojos azules la mira con curiosidad a lo que mi esposa sonríe— ¿Sigue funcionando igual de bien, Ivanna?—

—Eso...— mira entre ambos, comienzo a reírme. Quita la mano de la boca de Iván— ¿Te acostaste con ella, esperpento ruso?—

—Lo hicimos— responde sin filtro Iván— fue una vez, hace un año...— la chica abre la boca— y antes de que lo pienses, cabra bailarina. Ella estaba soltera, cuando tuvimos sexo—

—Pero...— sus cejas se arquean, me mira y simplemente se encoge en hombros— usted...—

—¿Soy un posesivo de mierda cuando se trata de mi esposa?— corto otro trozo de salmón, mastico y trago para asentir— lo soy, pero nunca interferí en sus acostones y mucho menos, le hice escenas idiotas de celos— Valentina sonríe, en cambio yo lo hago con maldad— mejor pregúntale a la casanova, cuantos de los que estamos en la mesa han sido sus amantes—

—¡Xander!— me golpea en el abdomen, nos reímos.

Entonces, Salvatore levanta su mano con cierto orgullo lo que me hace rodar los ojos.

—Yo fui su amante, nos acostamos por que la idiota se negaba a admitir sus sentimientos por Xander—

—Jódete, Salvatore—

—Nah, gracias. Me va bien donde estoy—

—Eso...— Ivanna, silba impresionada mirando a mi esposa con cierta admiración— demonios, usted no perdía el tiempo—

—¿Para qué? La sexualidad se disfruta a cómo uno le plazca— responde mi esposa con una sonrisa— siempre me enseñaron a vivir mi sexualidad a como me diera la gana mientras estuviera soltera, no tenía que rendirle cuentas a nadie...—

—Wow...— exclama la chica, mira Iván con una sonrisa maliciosa— quiero ser como ella, esperpento. Iré a explorar mi sexualidad a como se me dé la gana—

Todos nos sorprendemos ante la reacción de Gusev, cuando escupe ligeramente el vino sobre la mesa y comienza a toser, la chica golpea su espalda duramente al punto en que yo puedo sentir su dolor.

—En primera, cabra bailarina. Eres una mujer casada, ¿con quién? Conmigo— comienza remarcar— en segunda, chiflada. Ni lo sueñes, te vas a contagiar una ETS y me las vas a pegar a mí con tal de que se me pudra la verga—

—Maldito estúpido—

—Maldita mimada—

—Una pregunta...— inquiere Ambrosia Vital, quién sostiene a su pequeña hija Maya, en sus brazos— ¿Que son ustedes?—

—Nada—

—Es mi esposa—

Ambos se miran ante su respuesta al unísono, retándose con la mirada por un par de segundos hasta que la chica cede.

—Bien...— gruñe— es mi maldito esposo—

Eso sí, no lo esperaba.

—¿Y por curiosidad...?— levanto una ceja. Ahora que lo veo, se ve mucho más joven que Iván— ¿Qué edad tienes?—

—Veintidós—

—Mierda— exclamamos todos para observar a Iván quién sonríe que le vale una mierda, lo que le vayamos a decir— ¡Degenerado!—

—Lo sé, ¿verdad?—

—¿Y cómo es que...?— indaga mi esposa, muerde uno de sus espárragos— bueno, ya sabes...—

—¿Terminé en manos del esperpento que tiene una increíble polla y bolas que por más que trato de resistirme siempre caigo en la tentación?— indaga en sarcasmo, nos reímos suavemente antes de que su expresión se ponga un poco más sería— fui el pago de una deuda. La mierda de mi padre, me dió como pago al esperpento y otras dos mafias. Para mi mala suerte, el esperpento llegó primero antes de que pudiera escapar. Me secuestró—

—Era eso, o que te vendieran como una esclava sexual las veinticuatro horas. Entonces, tu sueño de ser bailarina profesional, se habría ido a la mierda, Ivanna—

—Odio reconocerlo, pero tiene razón— la chica me mira— créeme, tengo prostíbulos, niña. No querrás estar en ese mundo, donde solamente eres un objeto de posesión, sin valor alguno— asiento en dirección a Iván— estás más segura con él. Y sí está cumpliendo su parte del trato que ambos acordaron, lo mínimo que se merece es que haya algo de reciprocidad, porque dudo que te haya hecho algo, ¿o sí?—

Niega, la niña tiene la decencia de parecer algo avergonzada por bajarla de su nube prejuicios. No la culpo, es difícil adaptarse de lleno a este mundo más porque somos la mafia, que tiene más mala fama de peligrosidad en el mundo, continúo con mis palabras.

—Entonces, sí quieres que las cosas dejen de ser tan malas para ti. Deja de ver la maldad donde no la hay, al menos, en tu propio entorno— me tomo un trago de vino— si dejas de hacer eso, podrás avanzar con lo que quieres. Iván, no es mal tipo. Lo reconozco, es mejor mierda que su padre y créeme, niña...— traga en seco— Mijaíl, te hubiera destrozado hasta el más mínimo fragmento de ti hasta que tu misma, acabarías con tu vida por tanto sufrimiento—

—Yo...— sus mejillas se ponen calientes por la vergüenza, mira a Iván con arrepentimiento que no parece falso— te debo una larga lista de disculpas, ¿no?—

—Algunas...— responde Gusev, sonríe tenuemente— tranquila, cabra. Estamos bien, seguiré follándote como quieres...—

—¡Iván!— nos reímos— ¡Maldito esperpento!—

—Maldita cabra bailarina—

—Oye, te gusta cuando te bailo desnuda en el tubo—

—Eso no lo puedo negar, Ivanna—

—Es curioso— habla Manuel— se llaman casi igual—

—Karma— responden al unísono.

Nos reímos y el ambiente se vuelve aligerar entre todos para volver a nuestras charlas y risas, posteriormente traen el postre donde nuevamente, Valentina me termina embarrando el rostro con crema batida antes de que la tome de la cintura y escondo mi cara en su cuello, su risa vibra en su pecho cuando la embarro en su piel.

—¡Xander!—

Corto sus quejas con un beso.

—Te amo, mi amor—

Se ríe por lo bajo antes de que me bese de nuevo.

—Te amo, cucciolo—

No puedo estar más feliz que en estos dos días.

Solo faltaba una cosa.

La luna de miel.

Y ya tenía una sorpresa preparada para mi esposa.

Será una linda luna de miel.

Conduzco por la carretera mientras que escucho la misma pregunta de mi esposa, quién observa el paisaje en por la ventana del auto luego de un largo vuelo de veinticinco horas donde la mayor parte del tiempo, tuvimos sexo para consumar nuestro matrimonio.

—¿Ya me dirás?—

—Falta poco, mi amor—

—De acuerdo—

Valentina, se queda un rato dormida por el cansancio mientras que aprovecho para salir a la mejor parte de la ciudad de donde estábamos, o mejor dicho, el puerto donde nos encontrábamos de luna de miel. Luego de una hora y media, finalmente llego al destino que quería.

—Vamos, nena— la despierto— ven a ver donde será nuestra luna de miel—

—Voy—

Ambos nos bajamos del auto y mi esposa mira con curiosidad todo el mar que está a nuestra frente a lo lejos, se pueden notar tres islas que parecen estar juntas pero están alejadas una de las otras desde otro extremo a la distancia, veías un gran faro con alguna especie de puente de cristal.

Las cejas de Valentina, se fruncen un momento antes de que me mira con curiosidad y ladea su cabeza.

—¿A dónde me has traído?—

Sonrío.

—Bienvenida a Mazatlán, solnischko—























¡Feliz miércoles a todas ustedes!

Solo diré varias cositas pequeñas para irme y que disfruten del capítulo.

Creo que de todas las bodas que ha habido en el Angieverso, la boda de Vaxder, se lleva la corona.

Espero que hayan sentido cada una de las emociones y sensaciones que yo sentí al escribirlo más el primer punto de vista masculino, fui un már lágrimas en varias partes de la boda y así como me reí, en otras. 

Y sobre todo...

Tenemos la fecha oficial para el primer aniversario de Vaxder.

✨10/10/2022✨

Recuerden que la línea de Vaxder, ya está en la actualidad del 2022.

Espero que el capítulo haya sido de agrado de todas y que hayan llorado conmigo, por que se ha convertido en uno de mis favoritos. 🥺😍✨

Sin más que decir...

¡Nos leemos pronto!

Atte. Su escritora 💜✨

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